Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
Asepsia Y Antisepsia
1. 1. DEFINICIONES PREVIAS
ASEPSIA:
• Ausencia de microorganismos patógenos. Estado libre de gérmenes.
• Conjunto de procedimientos que impiden la llegada de microorganismos a
un medio.
• Ejemplos: Técnicas de aislamiento. Indumentarias adecuadas. Flujo
laminar.
ANTISEPSIA:
• Proceso de destrucción de los microorganismos contaminantes de los
tejidos vivos. Conjunto de procedimientos destinados a destruir los
gérmenes patógenos.
• Ejemplos: Antisépticos. Desinfectantes.
ASEPSIA
ShyiV (sépsis) llamaban los griegos a la putrefacción y también a la expulsión por el
estómago de la parte no nutritiva de los alimentos. Su contrario era peyiV (pépsis), que
significa cocción (de pessw / pésso, hacer cocer, calentar, ablandar, hacer fermentar,
digerir, nutrir). El nombre primitivo era shy (séps; gen. shpoV / sepós), que nos recuerda
la serps latina y denomina a la serpiente venenosa cuya mordedura provoca una sed
ardiente y engendra putrefacción; quizá por extensión de este significado, denominaban
también shy (seps) a la pústula. Los adjetivos shptoV (septós) y shptikoV (septikós) se
refieren a la putrefacción; este segundo se usa también con el valor de favorecedor de la
digestión. En la base de todos estos términos está el verbo shpw (sépo), fut. shyw
(sépso), que significa llevar a la putrefacción, descomponer las carnes, corromper,
pudrirse, gangrenarse, descomponerse. Es de destacar cómo se produce el cruce de
significados entre ShyiV (sépsis), uno de cuyos significados es la expulsión por el
estómago de la parte no nutritiva de los alimentos, con shptikoV (septikós), que además
del significado de agente séptico, engendrador de putrefacción, tiene el de favorecedor de
la digestión (el que corresponde a su opuesto peyiV (pepsis), ¡que nos recuerda a la
"pepsi"!). Los diccionarios dan cuenta de la existencia en el griego clásico del adjetivo
ashptoV (áseptos) (con la a privativa) = que no se pudre, que no está expuesto a la
putrefacción, no digerido (de nuevo el cruce); no recogen en cambio los términos aséptico
y asepsia, que se han formado por analogía.
Desde la perspectiva puramente léxica se entiende que la asepsia, el no dejar pudrir, el
no permitir ninguna contaminación, sea la clave de la prevención de enfermedades (en
realidad de contagios) en especial en las intervenciones de la propia medicina. Mientras
los microscopios no fueron capaces de detectar los minúsculos agentes infecciosos, la
cirugía tuvo que pagar un elevado tributo a infecciones que no tenían explicación alguna.
Incluso en la actualidad está resignada a pagar un tributo ya mínimo por los aspergilos y
demás que se cuelan con el aire acondicionado. Gracias al enorme desarrollo de las
técnicas de esterilización se ha conseguido minimizar los riesgos de infecciones, siendo
2. éste uno de los factores decisivos en el descenso de la mortalidad. Pero el avance no ha
estado tanto en las técnicas de purificación, para las que no ha habido nunca barreras
técnicas (el mejor desinfectante, el calor, se ha podido controlar y utilizar desde hace
muchos siglos), sino en la conciencia de que existen gérmenes infectivos minúsculos, que
sólo pueden eliminarse mediante unos rigurosísimos rituales de purificación
(comparativamente los rituales de los sacrificios eran bastante menos rigurosos).
Obviamente la cirugía ha sido la primera en adquirir esta rigurosísima conciencia de la
asepsia. Pero de ahí se ha tenido que extender a casi todos los usos: ya ha calado en la
conciencia de todo el mundo que no se pueden compartir cepillos de dientes, cuchillas de
afeitar, agujas y jeringuillas (hace tan sólo veinte años no había misterios para la asepsia,
pero ni las agujas ni las jeringuillas eran desechables); que no se puede ir por el mundo
intercambiando secreciones como si tal cosa, sin ningún género de protección; que los
alimentos han de estar protegidos de gérmenes.
Mariano Arnal
Antisepsia
A pesar de los progresos, la infección seguía paseándose por las salas de cirugía
provocando una gran mortalidad. Hacia 1846 Ignaz P. Semmelweis consiguió reducir de
forma drástica la mortalidad por fiebre puerperal de las parturientas, haciendo que el
personal que las asistía se lavara antes las manos con una solución de cloruro cálcico. La
explicación científica de la infección significó un paso decisivo hacia delante. La doctrina
microbiana de Pasteur fue el fundamento inmediato de la obra del cirujano británico
Joseph Lister, iniciador de lo que se conoce como "era de la antisepsia". Recurrió al ácido
fénico con el fin de destruir los microorganismos que infectaban el campo operatorio. Lo
pulverizaba por la sala y sobre el campo operatorio, así como en pomadas para las curas.
La mortalidad se redujo un 50 por cien. Uno de sus seguidores fue el alemán Ernst von
Bergmann, principal creador de la asepsia quirúrgica, que consiste en evitar a los
gérmenes operando en un ambiente estéril. Más tarde, nuevos fármacos se unirían
también a la lucha contra la infección.
Vencidos el dolor, la hemorragia y la infección, la cirugía comenzaba un extraordinario
desarrollo. Pronto fueron realidad la cirugía abdominal, la torácica, la neurocirugía, etc.