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Diagnóstico social
El sentido de diagnóstico en Trabajo Social o servicio social está directamente
relacionado con el concepto mismo de Trabajo Social que se ha ido reformulando
históricamente. El diagnóstico es la opinión del trabajador social sobre el problema
representado por el cliente, sea un individuo, un grupo o una comunidad. Se trata
de una hipótesis que sugiere un tratamiento. El diagnóstico determina el tipo de
intervención más adecuado para modificar las situaciones que se presentan y que
son susceptibles de mejoría. Lleva consigo la descripción del individuo y su
situación y tiende a establecer relaciones causa-efecto.
La elaboración de un diagnóstico se basa siempre en un estudio o recogida de
datos, que relacionados, permite llegar a una síntesis e interpretación. En el
terreno de las relaciones personales y sociales, el profesional que recoge la
información escucha, observa, descubre, relaciona e interpreta, no basándose
solamente en los datos sino en el efecto que producen en la persona.
M. Colomer define el diagnóstico “el procedimiento utilizado por los trabajadores
sociales, por el cual se hace un juicio interpretativo de una situación personal o de
grupo, y establece una jerarquización de las necesidades según su naturaleza y
magnitud, para encontrar la hipótesis de trabajo e intervención profesional como
base de una acción programada que responde eficazmente a las necesidades”.
Otro autores lo definen como “un proceso de aproximaciones sucesivas que,
partiendo de la relación entre teoría y práctica, proporciona un conocimiento de la
realidad concreta que permite identificar carencias, necesidades, problemas,
aspiraciones y la magnitud de las mismas, su génesis y cómo se manifiestan, así
como su priorización.
En el Trabajo Social, los problemas son definidos y clasificados con referencia,
unas veces, al factor desencadenante del conflicto que aparece como principal y
que determina la acción prioritaria (económico, vivienda, salud) y otras, por una
causa que introduce una serie de dificultades en la situación que el cliente
presenta (alcoholismo). El diagnóstico también presenta una cierta dirección
unilateral, ya que se elabora desde un servicio concreto que sólo podrá prestar
atención a una parte del problema que presenta el cliente.
El diagnóstico supone la síntesis, interpretación y evaluación profesional de una
situación en que se demanda la intervención del trabajador social.
FINALIDAD
No puede desvincularse la finalidad del diagnóstico con la finalidad de la profesión
y del método, en cuanto a procedimiento utilizado para modificar la situación
social. La finalidad del diagnóstico es aportar los elementos suficientes y
necesarios para la explicación de la realidad social de cara a la acción y
transformación de las situaciones – problemas que presentan individuos, grupos y
comunidades.
El diagnóstico social debe señalar los núcleos de intervención sobre los que se va
a actuar susceptibles de modificaciones, y que precisan de una actuación
profesional programada para su transformación. En síntesis, lo que se propone
para la realización del diagnóstico es que, utilizando los conocimientos ya
adquiridos y la experiencia práctica, se llegue a una visión de los problemas, su
naturaleza, su magnitud y, de esta manera, poder plantear una acción adecuada y
asegurar la eficacia y racionalidad de la acción.
Trabajo Social o servicio social
La Federación Internacional de Trabajadores Sociales y la Asociación
Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW), definen esta transdisciplina
de la siguiente manera: "La profesión de trabajo social promueve el cambio social,
la resolución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la
liberación del pueblo para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de
teorías sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social
interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los
principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el
trabajo social".
El trabajo social en sus distintas expresiones se dirige a las múltiples y complejas
relaciones entre las personas y sus ambientes. Su misión es facilitar que todas las
personas desarrollen plenamente sus potencialidades, enriquezcan sus vidas y
prevengan las disfunciones. El trabajo social profesional está enfocado a la
solución de problemas y al cambio. Por ello, los y las profesionales en trabajo
social, se convierten en agentes de cambio en la sociedad y en la vida de las
personas, familias y comunidades para las que trabajan. El trabajo social es un
sistema integrado y dinámico de valores, teoría y práctica interrelacionados.3
Funciones de los y las profesionales en Trabajo Social
Las funciones de los y las profesionales en Trabajo Social (según F.I.T.S)
consisten en:
 Orientar a las personas para desarrollar las capacidades que les permitan
resolver sus problemas sociales, individuales y/o colectivos.
 Promover la facultad de autodeterminación, adaptación y desarrollo de las
personas.
 Promover y actuar por el establecimiento de servicios y políticas sociales
justas o de alternativas para los recursos socioeconómicos existentes.
 Facilitar información y conexiones sociales con los organismos de recursos
socioeconómicos (articular redes).
 Conocer, gestionar y promocionar los recursos existentes entre sus
potenciales usuarios y los profesionales de otras ramas de las ciencias que
pueden estar en contacto con sus potenciales usuarios.
Ámbitos de actuación profesional
Reconstruir las caretas, máscaras y tabúes, de fenómenos manifiestos en la
cuestión social, como lo son las diversas y enmarañadas variantes de prostitución
( - incluso el matrimonio fue considerado por Friedrich Angers como una forma de
prostitución en las sociedades burguesas -4 ), es uno de los retos laborales
ineludibles de Trabajo Social. Imagen: Una trabajadora del sexo, Alemania, 1999.
Comprende gran diversidad de ámbitos de desempeño (todos aquellos sectores
poblacionales que precisan de una atención especial): Tercera edad, personas
con discapacidad, personas maltratadas (en especial, mujeres, menores y
ancianos), reclusos, víctimas, inmigración, menores exclusión social, minorías
étnicas, drogodependencias y adicciones, emergencia social, prostitución, entre
otros ámbitos.
Retos frente a situaciones de discriminación por la orientación sexual, y abrir
espacios a las nuevas formas y estilos de los núcleos familiares, están presentes
en las labores cotidianas actuales en el Trabajo Social. Imagen con una pareja
homosexual cuidando de un bebé.
Una herramienta tecnológico subjetivar de su ámbito laboral, es el informe social,
la historia social, la ficha, diagnóstico social, el proyecto de intervención, las hojas
de seguimiento, entre otros. En la actualidad el Trabajo Social también desarrolla
su acción en el llamado tercer sector (asociaciones, fundaciones, colectivos y
ONGs) y en menos medida en la empresa privada. Se suman como herramientas
tecnológico - sujétales, como parte de sus actividades de intervención social: los
informes periciales, propios del sistema oral de justicia. También en los contextos
escolares, son mediadores de conflictos entre integrantes de la comunidad
educativa, realizan terapia de tratamiento con familias, grupos, individuos, para
buscar la resolución de sus problemas de interrelaciones sociales y que son
causantes de sufrimiento.
Tensión entre la teoría institucional y la praxis profesional [editar]
El estado actual de Trabajo Social en torno al desarrollo profesional, se caracteriza
por dos insumos, por una parte, se incorporan diversos elementos a partir de
diversos programas de investigación sociológica, antropológica, filosófica y
psicológica; que han logrando ensamblarse transdisciplinariamente, a partir por los
esfuerzos realizados por parte de investigadores e investigadoras universitarios
(as), como también por parte de investigadores e investigadoras provenientes de
otras instituciones, fundaciones, ONGs, o agencias de servicio social.
Por otra parte, la praxis profesional permite una retroalimentación de las
investigaciones universitarias o institucionales. No obstante, estos dos insumos
han marcado una brecha entre la información obtenida a través de la práctica
profesional y las eruditas investigaciones institucionales.
La combinación de estos dos tipos de insumos de conocimientos es a menudo
imperfecta. Con la esperanza de zanjar esta brecha, a lo largo del siglo XX, los y
las especialistas en el campo, han abierto permanentes debates, con la intención
de lograr una convergencia teórica y metodológica, del insumo de los resultados
obtenidos de una praxis profesional diversa, con los resultados de las
investigaciones institucionales; no obstante la tensión entre estos dos insumos:
teoría institucional - praxis profesional, es una problemática presente tanto en los
estudiosos y las estudiosas institucionales, manifestándose en el núcleo mismo de
las políticas curriculares de las carreras profesionales universitarias, como en los
diversos tipos de praxis de los y las profesionales del campo.
En la praxis un o una profesional de trabajo social se enfrenta a las barreras,
desigualdades e injusticias existentes en la sociedad. Responde a las crisis y
emergencias, así como a los problemas personales y sociales de la vida diaria. No
obstante, no siempre la teorización institucional brinda a los y las profesionales en
la disciplina, la formación científica, técnica y tecnológica para las intervenciones
sobre procesos psicosociales, sobre sujetos - objetos, ni mucho menos las
técnicas y estrategias para la participación en la política, la planificación y el
desarrollo sociales.
En el caso de las intervenciones sociales, el profesional debe realizar diversos
tipos de asesoramiento social, así como realizar análisis de caso, de
comportamiento grupal o institucional, sustentar sus acciones intervenidas en
métodos derivados de la socio-antropología y de la terapia familiar; asimismo,
diversos tipos de intervenciones sociales requiere acudir a estrategias y técnicas
administrativas, jurídicas y de planificación institucional, para que diversos grupos
humanos obtengan servicios y recursos comunitarios.
En la praxis profesional, al y la profesional de Trabajo Social, se le exigen
responsabilidades de planificación y coordinación de organismos comunitarios y la
participación en acciones y participaciones políticas que se orienten a la
modificación y sustentación de las políticas sociales y económicas de los Estados
a los que se pertenezca. Las prioridades de la práctica de los y las profesionales
de trabajo social, variarán de un país a otro, y con el tiempo, en dependencia de
las circunstancias culturales, históricas y socioeconómicas.
Transdisciplinaridad de Trabajo Social [editar]
Trabajo social puede ser considerado como transdisciplina cuyas propiedades
definitorias emergen a partir de la convergencia teórica y metodológica de diversas
y variadas disciplinas de raigambre subjetivar e histórico - subjetual,5 en el
contexto de la praxis profesional de diversos gremios en distintos momentos
históricos y ubicaciones geográficas. Las propiedades emergentes de esta
transdisciplina, definen sus sujetos-objetos, sus finalidades, sus métodos y
metodologías, sus jergas y terminologías especializadas. Sus referentes se
orientan integralmente tanto a las personas, grupos o sociedades objetivas (- su
dimensión póntica-), como a los fenómenos entorno a las dinámicas subjetivas
de las personalidades individuales, o a las dinámicas intersubjetivas de
actividades grupales, organizacionales o institucionales (- su dimensión
ontológica -).6 Como transdisciplina, se consolida autónomamente, a partir de un
proceso gradual de emergencia inter y multidisciplinariamente; tanto en su
dimensión póntica como en su dimensión ontológica, sus sujetos-objetos son los
seres humanos, considerados integralmente en sus componentes de índole
biológico, psicológico y sociológico. Como disciplina histórico - subjetivar, adquiere
por ende, una propiedad reflexiva, en tanto se trata de un proceso comprensivo -
explicativo - transformativo de unos seres humanos, en el rol de trabajadores o
trabajadoras sociales, en torno a otros seres humanos, en el rol de sujetos-objetos
observados, comprendidos, explicados e intervenidos. El ser humano es
dimensionado entonces por esta transdisciplina, de manera integral tanto en su
dimensión póntica, como en su dimensión ontológica, lo que evidencia su
naturaleza compleja y dinámica, cuya "queditas" se manifiesta en su propiedad
emergente y diferenciante: "la ontoergónica".7 Se trata entonces de una propiedad
póntico-dinámica, que permite develar el ser humano como proyecto, es decir, que
no sólo como objeto del estudio de sí mismo ( - propiedad reflexiva de las ciencias
sujétales -), sino que es al mismo tiempo sujeto de su propio desarrollo, como
actor de transformaciones individuales y sociales en contextos simbólico -
lingüísticos de acciones comunicativas.8 Por ello, el proyecto de la suicidad
humana, alcanza su finalidad integra en su dinámica de la dimensión
ontoergónica.9
Trabajo Social comparado [editar]
La validez y confiabilidad de la praxis profesional de Trabajo Social se alcanza en
el contexto de acciones comunicativas intersubjetivas.
Se diferencia sustantivamente de otras praxis profesionales, por lo que delimita
sus propios sujetos - objetos ( - dimensión póntico - ontológica - ), sus idos,
métodos y metodologías ( - dimensión epistemológica - ) y sus niveles de discurso,
jergas y terminologías especializadas ( - dimensión gnoseológico - cognoscitiva - ).
En su aspecto teorético - cognoscitivo, tiene las propiedades de una ciencia
histórico - subjetivar, que emerge transdisciplinariamente 10 en el contexto de
ciencias históricos sujétales como la psicología, la antropología, la sociología, la
politicología, la antropogogía;11 tecnologías subjetuales12 como las intervenciones
psicoterapéuticas, la gestión institucional, la salud ocupacional, el derecho laboral,
civil y familiar; alcanzado sus propiedades diferenciantes que le dan la autonomía
disciplinaria. En su aspecto de transformación e intervención sobre las estructuras
sociales objetivas (- etnicidad -) y en las intersubjetividades dinámicas de las
intersubjetualidades sociales (- ontologicidad -), tiene las propiedades de una
tecnología subjetivar y que es la dimensión que surge como un producto histórico
de la praxis disciplinar y cuya validez se logra en el contexto de acciones
comunicativas intersubjetivas. Como transdisciplina que ha trascendido las
prácticas profesionales locales, alcanzando un carácter transnacional, adquiere
aceptación y consolidación institucional, incorporando a los currículos
universitarios diversos grados académicos, tal como los "diplomas" europeos;
bachilleratos en EE.UU., Puerto Rico y América Latina; licenciaturas como en
Chile, Colombia, Argentina, Panamá, Costa Rica; cuya maduración transdisciplina
permite abrir especialidades de postgrado, como maestrías que se han
desarrollado en Argentina, Chile, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Panamá.
Recientemente se han incorporado en los currículos universitarios de Trabajo
Social, los grados doctorales especialmente en Brasil, Argentina y Puerto Rico.
Finalmente como la profesión consolidada, ha alcanzado los niveles posdoctorales
en Brasil, Europa y Estados Unidos. Por tanto, es una transdisciplina y profesión
con una amplia cobertura internacional (tanto transdisciplina como profesional)
que con más de cien años de existencia en el mundo, albergando diferentes
proyectos y programas universitarios con particularidades múltiples y diversas. Las
dos raíces más determinantes en el desarrollo de la profesión, han sido la de
origen europeo, de influencia Belga, Inglesa, Francesa, Alemana e Italiana, como
por otro lado, y con diferencias sustantivas, se halla la tradición estadounidense, la
cual ganó hegemonía posterior a la Segunda Guerra Mundial. No obstante,
diversas formas de asistencialismo social han estado presentes en otros
momentos históricos y por otras tradiciones culturales no occidentales.
El debate en Latinoamérica
Eduardo Galeano
Eduardo Galeano inicia su memorable obra: "Las venas abiertas de América
Latina", con lo que puede ser considerado como una descriptiva pintura de la
cruenta historia de América Latina: "La división internacional del trabajo consiste
en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca
del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en
perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se
abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron
los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las
maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada
por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata.
Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las
necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la
carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los
países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina
gana produciéndolos[...] Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde
el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital
europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula
en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades
ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los
recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura
de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por
su incorporación al engranaje universal del capitalismo".
El emergente asistencialismo social en la Latinoamérica contemporánea
Fechas de independencia de los países de Latinoamérica.
La conciencia histórico social de la dramática situación de las poblaciones
latinoamericanas sumidas en la más profunda explotación, pauperización, pobreza
y miseria, forja de manera dolorosa la identidad de los pueblos latinoamericanos.
Es en este contexto que emerge el Trabajo Social en América Latina, desde sus
"portafirmas" asistencialistas, su praxis como servicios sociales, hasta su
consolidación como diversos núcleos teóricos transdisciplinarios, que
retroalimentan la praxis de "Trabajos Sociales", y permiten el surgimiento de sus
propiedades transdisciplinarios y profesionales. Como una construcción histórico -
subjetivar, se consolida entonces, un Trabajo Social como una división del trabajo,
a la vez que como una especialidad en el contexto de las ciencias histórico -
sujétales en su dimensión teorética y como una tecnología subjetivar en su
dimensión transformadora e interventora, en las estructuras y dinámicas sociales.
Entonces, los procesos de consolidación transdisciplinarios, parten de identidades
culturales locales por una parte, y que por otra parte, permiten establecer criterios
de identidad disciplinaria transcultural en el contexto de las diversas praxis
profesionales en las distintas naciones latinoamericanas.
No obstante, estos procesos han sido diversos, complejos, no lineales, caóticos;
interrumpidos, no pocas veces, por los períodos de las dictaduras militares;13 que
grosso modo, se bifurcan hacia dos tendencias, una progresista, de la cual surgen
expresiones de un trabajo social con aspectos nuevos en relación a una
“intencionalidad transformadora, el rescate de la experiencia, la reconstrucción del
tejido social, centrado en los movimientos sociales y orientado a un proyecto de
sociedad” y otra tendencia con un perfil técnico, menos preocupada por cuestiones
filosóficas, como el cuestionamiento ético, político y existencial; tendencia esta
última, que por ser menos peligrosa políticamente, se profundiza en los gobiernos
postdictadura, en el contexto de políticas económicas liberales (- neoliberales -),
pero que a pesar de ello, genera una serie de contradicciones y tensiones entre
los postulados éticos, la formación de los profesionales por una parte y la
experiencia dinámica del trabajador social en situación, frente a los fenómenos
manifiestos en la cuestión social, por otra.
Servicio social y división del trabajo
Marilda V. Iamamoto en: Servicio Social y División del Trabajo(1997), presenta su
versión laxa de esta emergencia transdicisciplinaria en el contexto de la historia
brasileña reciente: “el Servicio Social surge de la iniciativa de grupos y fracciones
de clases dominantes que se expresan a través de la Iglesia, como una de las
derivaciones del movimiento de apostolado lego”, describiendo la dimensión
obviamente conservadora de esta tradición eclesiástica: “centro de un movimiento
de cuño reformista-conservador”, prescribiendo como etapa consecuente un
proceso de secularización y de tecnificación (-considerado de manera global y
poco precisa como: "positivista" -): “el proceso de secularización y de ampliación
del soporte técnico-científico de la profesión", considerando consecuentemente
que el progreso de las ciencias sociales de fundamento empírico, tienen un
basamento igualmente conservador: "bajo la influencia de los progresos
alcanzados por las Ciencias Sociales en el contexto del pensamiento conservador,
especialmente de su vertiente empirista norteamericana” Perspectivas como las
de M. V. Iamamoto, al ser consideradas por otras perspectivas teóricas de Trabajo
Social como reduccionistas, han suscitado el debate contemporáneo en
Latinoamérica en la segunda mitad el siglo XX, en particular en torno a las las
concepciones teóricas, prácticas políticas e imaginarios en la corriente de Trabajo
social surgida en Brasil, en el contexto de las transformaciones de la sociedad
global y latinoamericana experimentadas en este lapso histórico.
El proyecto gramsciano y el movimiento de la reconceptualización
Antonio Gramsci
En pleno contexto de la denominada guerra fría, que de fría tuvo poco en
Latinoamérica, surgen propuestas no tan conservadoras, como: un proyecto
“gramsciano” iniciado a fines de los años 60 en Brasil, paralelo con el movimiento
de reconceptualización que busca romper con la hegemonía del asistencialismo
de inspiración católica, y que se profundizan durante los años setenta junto a la
lucha de diversos movimientos sociales contra el régimen militar y después
durante la transición democrática iniciada en 1984.
César A. Barrantes A. (1998-1999) presenta una perspectiva crítica en torno a las
concreciones de Trabajo Social en comunidades particulares de Trabajo Social en
Latinoamérica, pero con un especial énfasis a las tendencias desarrolladas en
Costa Rica. Barrantes desarrolla una perspectiva análoga a que había presentado
Ezequiel Ander-Egg en su trabajo: "Achaques y manías del Trabajo Social
Reconceptualizado",18 sintetizando, su perspectiva sobre la Reconceptualización
de Trabajo Social, de la siguiente manera: "la historia de La Reconceptualización y
podremos recordar que ha sido la de la búsqueda, no siempre exenta de
problemas existenciales de los Trabajadores Sociales, de una plataforma
vocabulario, categorial, definitoria de principios, postulados, fines, objetivos, metas
e indicadores de nuestra específica y no siempre consciente práctica científico-
política y tecnoprofesional; plataforma cuyo equívoco está en la creencia misma
de que el nutriente científico le vendría insuflado desde “el más allá del Trabajo
Social” representado por el resto de las disciplinas sociales. (...) ¿Cual es el objeto
que el Trabajo Social nunca tuvo y, por lo tanto, dio por perdido?. Su carácter de
Ciencia. ¿Cuál perdió después de haberlo tenido? Su objeto de estudio e
intervención: el individuo, el grupo, la comunidad (hoy podríamos hablar de la
localidad) y los tres métodos clásicos a los que algunos colegas
reconceptualizados intentaron construirles paradigmas o metateorías de corte
estructural y objetivista, ajenas a las necesidades tanto de las heterogéneas
realidades como de los Trabajadores Sociales, la mayoría de los cuales no se vio
expresada en ellas o no se percataron de su existencia. (...) Este drama, inscrito
en la lógica del itinerario de La Reconceptualización, viene a ser como la ventana
a través de la que se ven, interpretan y organizan los significados, los sentidos de
la realidad. Es el escenario al que la repetición nos conduce constantemente,
como la lengua al diente que duele y duele precisamente porque no somos
capaces de reconocer las potencialidades que tiene ni la estrategia conducente al
objeto de estudio e intervención deseado."
El proyecto ético-político (PEPO)
Leonardo Boff uno de los más destacados defensores de la Teología de la
liberación
Los cambios en la orientación política de la profesión en el caso de Brasil, se
verifican ya en el Código de Ética profesional de Trabajo Social de 1986. Estos
procesos se manifiestan, si bien ya conflictivamente, a partir de la promulgación de
la Constitución de 1988, y durante los años noventa, que registra la incorporación
en el Código de Ética de 1993 de una concepción teórica inspirada en algunas
vertientes marxistas – fundamentalmente vinculadas a Georg.Lukács y A.
Gramsci– en la forma de un “proyecto ético-político” que asume explícitamente su
“compromiso con la clase trabajadora”. Esta implementación del proyecto original
se realiza en los organismos profesionales y en las escuelas y facultades –
fundamentalmente públicas – de enseñanza de Trabajo Social, con una propuesta
de ocupación de espacios que tiene como objetivo el control de los cursos de
postgraduación, por su potencial reproductor endogámico. Este proceso ha sido
descrito, entre otras, en las obras de Marilda Iamamoto y José Paulo Netto.19
Aplicando reflexivamente la teoría marxista en que se fundamenta supuestamente
este proceso, y se puede ya indicar que, políticamente, fue hegemonizado por
grupos vinculados a la izquierda – incluyese aquí la izquierda católica vinculada a
la Teología de la Liberación - y al Partido Comunista Brasilero, y, socialmente,
masivamente constituido por trabajadores sociales oriundos de los sectores
medios y de la pequeña burguesía académica, operadores finales de los cambios
que quebraron la hegemonía de los sectores católicos y conservadores en la
profesión.
Perturbaciones en el proyecto-ético político (PEPO) [editar]
Se evidencian dos grandes perturbaciones que este proyecto experimenta a lo
largo de su desarrollo:
1)Uno de ellas es la caída final del “socialismo real” entre 1989 - 91,20 con las
inevitables consecuencias centrífugas para la teoría y la práctica política. Se
analiza la dificultad del movimiento para mantenerse dentro de la tradición
marxista de la autocrítica, y su lento deslizamiento hacia posiciones postmodernas
basadas en la fe, en conceptos religiosos o en el irracionalismo mesiánico.
También, su dificultosa convivencia con el fin de los “mitos de totalidad”.21
2)Como consecuencia de lo anterior, la otra gran perturbación experimentada por
el proyecto ético-político (PEPO) de la auto-denominada corriente hegemónica en
el trabajo social (ADCHTS) en Brasil consiste en la sorprendente inercia y
limitaciones de su marco teórico para interpretar las transformaciones ocurridas en
la sociedad mundial y latinoamericanas en los últimos cuarenta años. La creciente
complejidad de las sociedades contemporáneas, en un marco de globalización,
multiculturalismo, y conflictivos procesos de universalización de los derechos,
vuelve anacrónica, entre otras nociones, la tradicional distinción entre Estado y
sociedad civil originada en el siglo XIX, así como la lectura de una sociedad de
clases con la vista congelada en el siglo XIX o en los inicios del capitalismo
monopolista del siglo pasado.
La emergencia de situaciones de riesgo e incertidumbre que eran apenas
vislumbradas en su actual magnitud poco tiempo atrás, exige la adopción de
marcos teóricos que sean capaces de incorporar nuevos conceptos para intentar
el análisis de las formas de la modernidad presente.
La auto-denominada corriente hegemónica en el trabajo social (ADCHTS)
[editar]
Es posible, a partir de las investigaciones realizadas por Emilio Enrique
Dellasoppa ,22 describir entonces "de la auto-denominada corriente hegemónica
en el trabajo social (ADCHTS) en Brasil", en los siguientes puntos:
1. El proceso de cambio de hegemonía política-sindical-académica en el trabajo
social brasileño está asociado a la participación política de trabajadores sociales,
casi totalmente constituidos por mujeres, oriundos de clases o capas medias de la
sociedad brasileña, fundamentalmente del sector público, de los servicios sociales
y culturales y de la pequeña burguesía académica - profesores universitarios -,
con militancia política y sindical.
2. Este proceso implica en la constitución de un imaginario político, cultural y
social de estos actores provenientes de las clases medias. La búsqueda de
sentido social, entendido como un lugar social, político, ideológico y cultural por
parte de estos sectores de la pequeña burguesía se materializa paulatinamente en
la formulación del proyecto ético-político (PEPO), concebido como una
herramienta discursiva para la lucha política dentro de la profesión – tanto en los
ámbitos académicos, sindicales como institucionales – y como una intervención en
la realidad.
3. Como una característica que se desprende de las condiciones materiales de
existencia de los partícipes de la corriente – exclusivamente pequeña burguesía - ,
se constituye un imaginario teórico ecléctico basado en múltiples interpretaciones
de diversos marxismos y que, en última instancia, recurre a la fe como justificativa.
4. La incorporación a la práctica política de las concepciones de A. Gramsci sobre
la “guerra de posiciones”23 lleva a una intervención en la realidad que se traduce
en la ocupación por parte de este Trabajo Social de la pequeña burguesía de
espacios en lo académico, sindical y en las instituciones del estado,
materializando la ascensión social dentro del imaginario construido. Se conforma
de esta manera la autodenominada "corriente hegemónica" en el trabajo social de
Brasil, y su expresión académica, la “dirección social del curso”.
5. Dentro de la corriente se adhiere a una posición historicista clásica en el
marxismo ortodoxo: releer a la historia realizando una intervención que justifica las
posiciones adoptadas en el presente. Aunque entre la última revisión curricular
(los programas de las materias son de 1992) y el presente, el mundo ha sufrido
muchos cambios, la corriente que estudiamos continúa viviendo los mismos
condicionamientos intelectuales de los años setenta, con sus raíces firmemente
asentadas el siglo XIX.
6. El final del “socialismo real’ en 1989 y de los “mitos de totalidad”, junto con la
mundialización, la emergencia de las sociedades de riesgo y la declinación de las
políticas de clase, aniquila la posibilidad de articular el discurso sobre lo real en
torno al concepto de autocrítica, obligando al retorno final al ámbito de la fe: la
sustentación del frágil imaginario ahora precisa de la impenitencia.
Expedientes de inmunización de la auto-denominada corriente hegemónica
en el trabajo social (ADCHTS) [editar]
La primera verificación, por ende, es que la autocrítica se torna imposible, privada
por la fragmentación de cualquier posibilidad de discurso unitario. Asimismo, la
desaparición de los mitos de totalidad: el proletariado, la revolución y la sociedad
socialista, transforma el recurso al historicismo en una simple cuestión de fe en
una forma de intervención histórica sobre lo real.
Por eso, la cuestión no se puede analizar en términos de autocrítica: el referencial
teórico interno del marxismo se encuentra fragmentado en innumerables
corrientes, muchas ya corroídas por el olvido. La vieja colocación de Norberto
Bobbio “Ni con Marx, ni contra Marx”,24 puede ser entendida ahora en su exacta
dimensión.25 Frente a este cuadro, la última alternativa – única – es declararse
"impenintente",26 como parte de un proceso de “lavado de capital ideológico-
político”.
Proyecto ético-político y estalinismo [editar]
Iósif Stalin y Lenin, 1919
Este proyecto ético-político de Trabajo Social de Brasil se encuentra en la difícil
situación de tener que admitir la impenitencia explícita, aun en el caso de los
crímenes cometidos por el estalinismo: la autocrítica – imposible – provocaría una
implosión semejante a 1989, por la simple divulgación de los hechos y posiciones
políticas. José Paulo Netto consideró y aparentemente considera – no se conoce
ningún desmentido al respecto - la violencia del estalinismo “históricamente
necesaria”, y esta situación no puede resolverse en el contexto de la intervención
quirúrgica que interpreta la historia en función de las necesidades de la lucha
política en el presente: "En verdad, por lo tanto, lo que entonces se realizó fue el
establecimiento de la infraestructura necesaria para la transición socialista. Ahí
reside el papel históricamente progresista de la autocracia estalinista: ella concretó
la creación de las condiciones materiales indispensables para la edificación de una
sociedad de nuevo tipo....Lo que debe ser cobrado al grupo dirigente capitaneado
por Stalin, pues, no es esta violencia históricamente necesaria. Lo que debe ser
puesto en su cuenta es la transformación de esas coacciones requeridas
transitoriamente en normas constantes de dirección política....".27 Esta no es una
posición aislada. Este autor también consideraba Stalin un gran científico social,
organizando un libro con sus obras en la colección "Grandes Científicos Sociales"
, y mantiene aún hoy esta referencia en su currículo, en una elogiable actitud de
honestidad intelectual y coherencia política. El prolongamiento de estas
situaciones anacrónicas desde el punto de vista de la autocrítica es facilitado por
las “bases materiales” constituidas por los alumnos que ingresan a la carrera de
Trabajo Social en Brasil, de acuerdo a lo que colocamos arriba en base a los datos
del censo estudiantil.
Stalin en una entrevista.
La fuente de las opiniones de José Paulo Netto sobre la violencia históricamente
necesaria para la construcción del socialismo, se encuentra en György Lukács.
Marco Baldino28 ha señalado: "... Según Lukács con la revolución de octubre
tendrían "...nacido los fundamentos materiales del marxismo para la real
construcción científica tantas veces requerida por Angers y después también por
Lenin en los Cuadernos Filosóficos. La inmensa culpa histórica del estalinismo
está no sólo en haber dejado inutilizada esta construcción científica, sino en
haberla hecho retroceder." Baldino continúa:29 "En su esencia, la culpa histórica
del estalinismo no estaría en los dieciséis millones de muertos de que habla, por
ejemplo, Foucault, sino en el hecho de que Stalin (para Lukács)[...]"obstaculizó la
tendencia que habría sido capaz de esta construcción científica". Las raíces
políticas de los fundadores de la corriente y sus epígonos, están clavadas en los
iconoclastas argumentos de M.Foucault,30 iniciando con su perspicaz crítica al
"marxismo de los partidos" [...] "definido por los partidos comunistas, que son los
que deciden cómo usted ha de usar a Marx para lograr que ellos lo declaren
marxista",31 a partir de la cual, impugna el denominado "stalinismo post-stalinista,
que al excluir del discurso marxista todo aquello que no sea una repetición
temerosa de lo ya previamente dicho, no permite develar dominios inexplorados
[...]. El precio que los marxistas pagaron por su fidelidad al viejo positivismo fue el
de una sordera radical a toda una serie de cuestiones planteadas por la ciencia",32
concluyendo que: "La concepción del papel de la violencia estalinista es
paradigmática. No estoy descubriendo nada. Sólo informando de una realidad que
es conocida en el mundo todo hace mucho tiempo".33
Solzhenitsyn con Vladimir Putin.
Estos juicios de Foucault, han sido fielmente corroborados en las narraciones
realizadas por Aleksandr Solzhenitsyn, escritor, historiador y Premio Nobel de
Literatura ruso,34 develando los horrores del genocidio estalinista, en su obra:
"Archipiélago Gulag",en la cual analiza el sistema de prisiones soviético, el
terrorismo y el papel de la policía secreta. Solzhenitsyn enumeraba las atrocidades
de un Estado enfrentado demencialmente a su propio pueblo casi desde sus
inicios. En uno de los momentos de mayor esplendor del gulag, hacia 1936, había
unos cinco millones de prisioneros que componían lo que Franz Kafka hubiera
llamado " la colonia penitenciaria". Un número que aumentó año tras año hasta la
muerte de Stalin, en 1953. En total, entre 1928 y el fallecimiento del "Padre de los
pueblos", entre 40 y 50 millones de personas fueron enviadas a cumplir condenas
en lo que metafóricamente denominó Solzhenitsyn archipiélago de campos de
trabajo repartidos por toda la URSS. Aproximadamente la mitad de ellas nunca
regresaron.
Fracaso del proyecto-ético político
Emilio Enrique Dellasoppa, ha señalado que: "La “intención de ruptura” de los
integrantes de este proyecto ético político puede ser cuestionada en este punto:
nunca consiguió generar cualquier “intención de ruptura” para romper con el
estalinismo, el utopismo mesiánico y las verdades congeladas en el siglo XIX".
Concluye Dellasoppa: "Por lo tanto, la fe y la impenitencia son las únicas
alternativas para el futuro de esta corriente
"Mitos y manías del denominado: "Trabajo Social de la Liberación"
Karl Marx.
El discurso ético - político, que ha sido desarrollado por Iamamoto y Netto, que
contextualiza su programa de investigación y sus seguidores como un: "Trabajo
Social de la Liberación", es un impositivo "discurso de de poder", que se traduce
en un "dispositivo"36 que invalida la naturaleza inquisitiva misma de la
epistemología, y que les inmuniza frente a los espectros del talante crítico y
desideologizador,37 para pasar así a desautorizar así cualquier programa, enfoque
o teoría que no se encuentre dentro de la línea genealógica de la "ortodoxia" de
K.H. Marx y G. Luckács38 y no responda, a su propia concepción arbitraria de
ontología ( - una nebulosa ontoteología,39 que pretende ser naturalizada por una
especie de magia verbal40 -), con un perfil reificante y con atributos esencialistas
anacrónicos, e incluso evidencia una incomprensión de la naturaleza comprensivo
- hermenéutica de la ontología, es decir, trivializan el complejo proceso de la
ontología hermenéutica para lograr la comprensión del ser.41 De la misma manera,
se sigue a pie juntillas, la noción "lukácsiana" de "ontología del ser social",42 que
aunque la convierte en una eufonía llamativa y con una carga emotiva propia de
un mitin político, conceptualmente es una expresión sin sentido. El ente (póntico),
adquiere su dimensión ontológica por medio del proceso comprensivo -
hermenéutico superlativo y exclusivo de un ser comprendente. Por lo tanto, hacer
una ontología del ser social, es darle propiedades de sujeto, propiedades
subjetivas, propiedades comprensivas, propiedades hermenéuticas a las acciones
simbólicas y transformativas del conglomerado social, como si fuera un sujeto con
sus características cognoscentes propias e individuales; en vez de identificarlo
como un constructo conceptual en el nivel gnoseológico - cognoscitivo, sin
referente póntico individualizado; que a todas luces, hace evidente lo débiles que
son los fundamentos epistemológicos y metodológicos de este proyecto ético
político. Ese intento de Lukács, - partiendo desde sus presupuestos éticos -, de
fundar una "ontología del ser social"; se convierte en un claro remanente, que lo
vincula a la visión de mundo, de la era más dura del autoritarismo estalinista-
hitleriano,43 cuando Martin Heidegger, en su eufórica pretensión de convertirse en
"Führer del Führer",44 evidenciada en su obra "Ser y Tiempo", explicita que: "el
Dasein (-Ser ahí, o simplemente el Ser -)auténtico debe ser entendido como
Comunidad (Gemeinschaft), como Pueblo, y que éste debe elegir él mismo "a su
Héroe" con el fin de "volverse libre para la continuación del combate".45 Además,
Heidegger acuña también el término: "Volk Sein"(-ser del pueblo-), expresión de la
que es posible encontrar múltiples similitudes con diversos conceptos de Lukács;
tanto con la noción "conciencia de clase"' 46 en la etapa temprana de su obra,
como la noción de "ser social" en su última etapa.47 Esta subjetivación de las
complejas interacciones sociales, Heidegger la expresa en varios de sus discursos
políticos, como el realizado en Leipzig en 1931: "Eso no significa darle la espalda
a la comunidad de los pueblos. Al contrario, nuestro pueblo, gracias a este paso,
se coloca bajo la autoridad de esta ley esencial para toda existencia humana, a la
cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo (-su
ser-)"(Volk sein).48 Realizando un rastreo conceptual de antecedentes, no es difícil
encontrar los vínculos conceptuales entre las ideas políticas de Heidegger, el
Nacional socialismo obrero y el romanticismo nacionalista alemán, que alcanza su
dimensión superlativa en Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en la Fenomenología del
espíritu (Phänomenologie des Geistes) ,49 quien incorpora en su holismo idealista,
la expresión: "Volksgeist" (Espíritu del pueblo), concepto filogenéticamente
vinculado con la expresión heidegeriana de "Volk Sein" (Ser del pueblo) y la
neohegeliana noción de Lukács: "conciencia de clase" .50 Jürgen Habermas llegó a
considerar como obsceno este abuso semántico de Heidegger,51 con evidentes
fines de exaltación del nazismo y que también resultan análogos a los fines de
Lukács, de sustentar conceptualmente el "estalinismo", en su época más
totalitaria, aunque haya sido un "amor no correspondido" .52 Se hace manifiesto
entonces, el discurso de poder desarrollado en el contexto de este "Trabajo Social
de la liberación", que promulga resguardar la integridad y la ortodoxia del
marxismo (-algo que ni el mismo Marx hizo53 -), evitando cualquier eventual
metamorfosis, y sacan un expediente de inmunización en contra de cualquier
teoría que amenace tal ortodoxia y defendiéndose enérgicamente contra cualquier
mezcla o heterodoxia y que pudiese producirle preñeces indeseables. De allí que
para mantener su pureza verdadera, se arremete contra el fantasma que
supuestamente recorre América Latina: el eclecticismo. José Pablo Netto, de
manera transversal en sus obras, arremete una cruzada contra el sincretismo de la
praxis profesional, y en contra del eclecticismo teórico en Trabajo Social. Pero lo
que muestra en su quijotesca pretensión, es que se encuentra luchando en contra
de sus propios fantasmagóricos espectros, pues bajo su discurso antieclectizante,
lo que se evidencia es una lucha contra las arbitrariedades teóricas y
metodológicas, ausentes de una fundamentación epistemológica robusta;
ausencias que no solo se encuentran manifiestas en su obra, sino que también
fomentan un espectro nebuloso sobre la naturaleza transdisciplinaria de Trabajo
Social, que termina por socavar diversos esfuerzos rigurosos por lograr
convergencias metodológicas, entre diversas áreas específicas, de distintos
enfoques, provenientes de distintas disciplinas histórico - sujétales, con propósitos
legítimos de encontrar estrategias concretas, para resolver problemas presentes,
en el contexto de una amplia gama de fenómenos manifiestos de la cuestión social
.
Entonces, la adopción de las directrices de este "Trabajo Social de la Liberación",
establecidas grosso modo por sus grandes gurúes: M. Iamamoto y J.P. Netto, en
algunas tradiciones y escuelas de grado y postgrado de instituciones universitarias
de Latinoamérica, especialmente en diversos países de Suramérica, como:
Argentina, Uruguay55 y en el mismo Brasil, y en otros países de Centroamérica,
particularmente en Costa Rica,56 muestra una fijación a preceptos decimonónicos,
que más que favorecer a una praxis profesional innovadora de esta transdisciplina,
favorece los privilegios de ciertas "tribus universitarias" o "capitanes (as) de la
erudición"(-como los denominaba irónicamente: Thorstein Veblen-), que defienden
una visión conservadora de la sociedad, ya sea desde una óptica heredera del
escolasticismo católico por una parte o por otra en un marxismo anacrónico de
perfil decimonónico. Quedando pendiente las tareas ineludibles de marcar una
ruptura y una discontinuidad en la reproducción del conservadurismo y
tradicionalismo esclerotizado del "status quo"; a pesar que estas discontinuidades,
se hacen manifiestas en los sistemas sociales póntico fácticos concretos, y que se
muestra en la vertiginosa dinámica presente en las sociedades del siglo XXI, tanto
en los aspectos políticos, económicos, sociales e incluso en los efervescentes
mundos de la vida cotidiana y que el trabajo social en su praxis profesional
descubre cotidianamente, más allá del normativismo de los capitanes de la
erudición de las tribus universitarias. Quedan pendientes las tareas de abrir
nuevos idos deconstructivos de los complejos y multidimensionales rostros,
caretas, máscaras, de la naturaleza humana individual y social.
Observar las tendencias de apariencia crítica y progresista en este "Trabajo Social
de la Liberación", como práctica hegemónica de burguesías universitarias, que
bajo sus pieles académicas, se mantienen en el más profundo conservadurismo,57
sin marcar ninguna discontinuidad, ni deconstrucción de los grilletes económicos,
políticos, sociales y morales del capitalismo tardío en el contexto de los estados de
derecho burgués; es análogo a como Foucault observó que Marx con toda su
habilidad dialéctica en materia de análisis de la forma fenoménica de los bienes,
hizo poco más que suministrar una "exégesis" del valor enlodado en los supuestos
del siglo XIX. Foucault señaló que la crítica formulada por Marx contra la teoría
capitalista del valor58 no podía refutar al capitalismo porque se basa en los mismos
fundamentos metafísicos, el mismo orden del conocimiento basado en un mundo
de cosas y objetos:59 "Al nivel más profundo del conocimiento occidental, el
marxismo no introdujo ninguna discontinuidad real; encontró su lugar sin dificultad
como una forma plena, tranquila, confortable y satisfactoria para una época (la
suya), dentro de un arreglo epistemológico que la recibió con gusto (ya que de
hecho era este arreglo lo que le estaba haciendo campo) y que, por su parte, no
tenía ninguna intención de perturbar y, sobre todo, no tenía poder para modificar,
ni siquiera una tilde, porque descasaba enteramente sobre este arreglo. El
marxismo existe en el pensamiento del siglo XIX como un pez en el agua, es decir,
no puede respirar en ninguna otra parte. Aun cuando se opone a las teorías
"burguesas" de la economía, y aunque está oposición lo lleva a utilizar el proyecto
de una inversión radical de la historia como un arma contra ellas, ese conflicto y
ese proyecto no tienen como condición la posibilidad de la reformulación de toda
la Historia, sino un suceso que cualquier arqueología puede situar con precisión, y
que prescribió simultáneamente la economía revolucionaria del mismo siglo. Es
posible que sus controversias hayan agitado unas cuantas olas y provocando unas
cuantas ondulaciones superficiales, pero no son más que tormentas en un vaso de
agua"(Foucault, M. The Order of Things: An Arqueology of the Human Sciences,60
1973,pp.261-263).
Deconstrucción de los mitos y manías del Trabajo Social de la Liberación [editar]
En este sentido, el programa de investigación "Trabajo Social de la Liberación", es
análogo a otras propuestas procedentes de la "Teología de la Liberación",
"Filosofía de la Liberación", "Pedagogía de la liberación", "Psicología de la
Liberación", y no representa una discontinuidad con las concepciones y valores
sustentadores de las supraestructuras políticas, religiosas, morales y jurídicas del
Estado de derecho bur (Infraestructura y superestructura.)En el contexto de este
"Trabajo Social de la Liberación", José Pablo Netto -, en su obra: "Capitalismo
Monopolista y Servicio Social, pretende desde su deontología no explícita,
normativizar el rol del "Servicio Social Profesional", partiendo de un
conservadurismo que resulta a todas luces, pasmoso: "El pensamiento religioso
puede compatibilizar con los principios éticos de la profesión, como puede también
compatibilizar con la actividad política ciudadana en cualquier emprendimiento de
carácter progresista". Paradójicamente, Netto propone una "ecléctica e incluso
sincrética conciliación entre marxismo y cristianismo", y llega a considerar que:
"tanto los cristianos católicos como los protestantes tienen méritos históricos como
movimientos revolucionarios que fueron, y que continúan siendo, parte de ellos,
para integrarse a la lucha general por el progreso humano. Ellos cuentan hoy con
grandes representantes, incluso desde dentro de la Iglesia Católica"; una
reivindicación evidente del impenitente J.P. Netto, al aparataje ideologizante
religioso, - que ha sido, es y seguirá siéndolo en tanto coexistan parasitariamente -
, sustentador del conservadurismo de los estados de derecho burgués y en contra
de una de las más preclaras y persistentes luchas que realizó el propio K. Marx,61
contra la alienación religiosa, como el "Opio del pueblo". En las vehementes
palabras del propio Marx: "La alineación religiosa es una alineación de segundo
grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo que la hace nacer. La
alineación religiosa tiene su origen en la alineación económica y no podrá
superarse mientras no se supere esta. La lucha contra la religión es la lucha
contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. La miseria religiosa, es,
por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La
religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón,
el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.".62
Asimismo, la perspectiva de Netto del surgimiento del Servicio Social es
linealmente simplista cuando reconoce su pasaje de la “protoforma” a la
profesionalización, y que si se deconstruye63 la inmanente pluralidad de
significantes subdiscursivos de su normativizante discurso, son diseminados una
nutrida variedad de estos, como lo es su adhesión filial a una perspectiva
conservadora de una historia lineal y teleológica, que es común a las doctrinas
soteriológicas.64
Por otra parte, se diseminan deconstructivamente significantes subdiscursivos,
con un perfil evidentemente falogocéntricos,65 pues cuando Neto hace referencia a
la "cuestión del Género Femenino",66 ha mostrado en su universo - discurso, que
existe una preferencia de las mujeres por la actividad de la asistencia social,
asignándole rasgos de subalternidad a la praxis profesional de la disciplina;
cuando este rasgo hace referencia al rol de la mujer en una sociedad
falogocéntrica y que en nada define el "estatus póntico - ontológico" de la praxis
profesional de Trabajo Social. Su alienante perspectiva falogocéntrica,67
incuestionable desde su condición de varón, le obnubila la posibilidad de
comprender que confunde estos dos fenómenos, que tienen un vínculo
indubitablemente, pero no son reducibles el uno al otro. Además, el método de
trabajo de Netto, consiste en mostrar contradicciones y analizarlas con las más
simples lógicas formales, lineales, binarias, sin comprender los conjuntos
dialécticos que están en juego.
Teresa Porzecanski, haciendo un análisis sobre esta obra de Netto: "Capitalismo
Monopolista y Servicio Social",68 expresa que "Netto no aporta, como pretende,
claridad sobre el tema básico del rol profesional, sino más bien provee confusión.
No valora a la inteligencia de los profesionales, que sí saben de qué se trata su
trabajo y cuáles son sus responsabilidades en la difícil hora que vive hoy la
humanidad y saben bien de qué lado están en la lucha planteada". Entonces, el rol
del profesional se enmarca de una manera no muy clara, en desempeñar una
"resistencia" a lo interno de las instituciones sustentadoras del "status quo" del
capitalismo monopólico, como solución a las situaciones de explotación en el
contexto de las tensiones de capital - trabajo; reduciendo de esta manera a los y
las profesionales en Trabajo Social en una especie de "guerrilleros institucionales"
o en el mejor de los casos en beligerantes líderes sindicalistas o ecologistas, que
sin una estrategia clara, sin una formación técnica sólida, sin una propuesta que
rompa con la visión ética de mundo conservadora, terminan o por ser expulsados
(as) o por ser asimilados (as) por los sistemas institucionales concretos. Por lo
tanto, si se propone la "resistencia" como solución, es porque institucionalmente
los capitanes de la erudición de las tribus universitarias, no han sido capaces de
deconstruir69 las fisonomías espectrales de su propio conservadurismo, por lo que
sus propuestas surgidas en el contexto de una endogamia académica, - y
continuando con la metáfora de Foucault -, terminarán: " provocando unas cuantas
ondulaciones superficiales, pero que no son más que tormentas en un vaso de
agua".
El trabajo social de la liberación: una aproximación genética [editar]
Herencias conceptuales del marxismo [editar]
El programa de investigación de "Trabajo Social de la Liberación", desarrollado en
Latinoamérica, propone dimensionar el desenvolvimiento histórico de la disciplina,
por lo que su propuesta se orienta a un tipo de reconstrucción racional de la
emergencia genética de, los diversos núcleos teóricos, sus aplicaciones
propuestas, realizadas por distintas comunidades de trabajadores sociales en
distintos momentos históricos y ubicaciones geográficas.
El núcleo duro de las teorías ensambladas en el contexto de este Trabajo Social
de la liberación, tiene herencias conceptuales de diversas variantes de
materialismo histórico y de materialismo dialéctico. Tienen particular peso para su
ensamblaje teórico, las primeras obras de K. H. Marx en su etapa hegeliana, los
marxismos neohegelianos como los de G. Lukács y A. Gramsci y de algunas
vertientes de la sociología económica neomarxista, a partir de posturas como la de
Paul Baran y Paul M. Sweezy en su obra. Capital monopolista70 y Harry Braveman
en su obra: Trabajo y capital monopolista. La degradación del Trabajo en el siglo
XX.71
Así el programa de investigación de Trabajo Social de la liberación, ensambla en
su núcleo teórico, algunos encapsulamientos conceptuales, heredados y
adaptados a partir del núcleo teórico del materialismo histórico. Uno estos
encapsulamientos conceptuales heredados, es que cualquier dinámica social
puede ser explicada en los profundo de sus relaciones o estructuras económicas.
La denominada ideología: la política, la religión, la filosofía, reproduce
conceptualmente lo sustentado por las relaciones de producción que se
encuentran en su infraestructura o base económica. En este sentido Karl H. Marx,
en su obra: "Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política", lo
sintetizó de la siguiente manera: "Mi investigación desemboca en el resultado de
que, tanto las relaciones jurídicas como el estado (y sus políticas), no pueden
comprenderse ni por sí mismas no por la llamada evolución del espíritu humano
(las ideas), sino que deben explicarse por las condiciones materiales de vida que
Hegel resume como sociedad civil, cuya anatomía hay que buscar en la economía
política".72 No obstante, la investigación original de K. H. Marx, sobre las
estructuras y procesos económicos, estaba sustentado en el modo de producción
de su tiempo, que él mismo denominó como: "capitalismo", de perfil competitivo.
Este tipo de capitalismo contaba con industrias relativamente pequeñas, que
competían entre sí, pero que ninguna industria particular tenía las condiciones
materiales para crecer de tal manera que pudiera ejercer un control total sobre las
actividades del mercado. No obstante, a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX,
aun cuando el modo de producción general no cambió, las relaciones particulares
de producción capitalista, sí cambiaron, por lo que se tiene una mutación del
capitalismo competitivo al capitalismo oligopólico y monopólico. La emergencia de
este nuevo estilo de capitalismo, el monopolista u oligopolista, está determinado
porque una pequeña cantidad de capitalistas controlan sectores específicos de la
economía (v.g.: materias primas, industrias), por lo que es posible evitar la
competencia e incluso suspender los principios de oferta y demanda, en los que
se sustentaba las teorías del mercado en la economía liberal clásica. Al anularse
la competencia, las grandes compañías o firmas surgidas, controlan el mercado y
por ello se concentran en la optimización de ingentes ganancias, por medio de
ventas masivas, promovidas por sofisticados medios publicitarios, que atraigan a
los consumidores potenciales y que terminen de crear toda una cultura de
consumismo conspicuo.73
Orígenes históricos de Trabajo Social de acuerdo al Proyecto Ético Político
El Trabajo Social, puede ser dimensionado genéticamente como sub-producto del
capitalismo, modo de producción que rige la mayor parte del planeta, por lo que su
condición histórica está articulada a sus transformaciones, cuando este abandona
especialmente sus rasgos de competitividad y se configura hacia el monopolio.74
Con respecto a lo anterior y en forma puntual, se valida que:
 El trabajo social es resultado de las transformaciones del capitalismo,
cuando este alcanzó su estado monopolista.
 Las tareas asignadas al Estado en este escenario histórico, lo lleva a
demandar cuadros profesionales operativos para la “neutralización” y
control de la “cuestión social”.
 Por medio de políticas sociales, el Estado opera en función de los intereses
del capital, de los capitalistas. Este tipo de maniobras promulgadas desde
los poderes estatales, busca la manipulación de las demandas de los
diversos estratos sociales, en especial de la clase trabajadora. Este tipo de
ingeniería social, requiere ejecutar procesos por etapas, partiendo del
diseño planificado de las políticas sociales, de su implementación y de su
control permanente. Para lograr esto se demanda recurso humano
especializado, y este es el rol que se le asigna a la disciplina de Trabajo
Social, haciendo un énfasis en su dimensión de tecnología subjetivar, que
se convierta en sus profesionales en in tipo de ingenieros sociales, que
diseñen y ejecuten la planificación de las políticas sociales requeridas por
un Estado que se sustenta en una economía capitalista monopólica.
 Entre los cuadros profesionales demandados en relación con las políticas
sociales y con la “cuestión social”, se reconoce al Trabajo Social, profesión
que históricamente había sido configurada por ciertas prefiguraciones, las
cuales son capturadas por el Estado, u organizaciones privadas de
formación, donde se tecnifica, normatiza, sanciona y encomienda a ciertas
labores esencialmente intervenidas.
 Los profesionales de esta área se encuentran al igual que otras personas
trabajadoras -especialmente mujeres- dentro de las dinámicas de la
tensión: capital - trabajo, manifiestas en las condiciones de explotación y
asalariamiento. Entonces, este tipo de recurso humano, como tecnólogos
sujétales, participan en la reproducción del capital, en especial como
práctica mediatizadora para extraer de plusvalía, moralización, control y
“refuncionalización”.
En Iamamoto(1992)75 se establece el estudio de la profesión del Trabajo Social
inserta en la división sociotécnica del trabajo; por lo que la profesión de Trabajo
Social se caracteriza por:
1.Ser reconocida en la división social del trabajo, y tiene como referente el
desarrollo capitalista industrial y la expansión urbana.
2.Sus portafirmas fueron centralizadas, racionalizadas (influye aquí desde luego la
racionalidad lógico formal abstracta) y, por ende, tecnificadas, incluida
posteriormente como carrera de nivel superior.
3.Su aparición responde a las modificaciones en la “cuestión social”, y de las
demandas de la clase trabajadora (y poblaciones desempleadas), que presentan
diversas configuraciones.
4.El profesional en Trabajo Social es una persona con formación intelectual, pero
que ha adolecido de producción de conocimiento científico.
5.Específicamente se ha caracterizado por ser una profesión volcada a la
intervención - especialmente hacia la “cuestión social” - que se apoya en el
conocimiento construido por otras áreas de las llamadas "ciencias sujétales" e
"histórico - sujétales", especialmente, para fundamentar su "aplicabilidad".
Otra perspectiva sobre el mismo fenómeno, es presentado por Montaño (1998),76
para quien es posible reconocer insumos para la discusión especialmente acerca
de la naturaleza de la profesión, que es entendida en relación con la legitimación
del orden y el aumento de la acumulación capitalista y tiene, según él, una
naturaleza y una funcionalidad política y económica y no altruista como en sus
portafirmas. Para Montaño (1998),77 se puede estimar que:
1.Para profundizar en la génesis-reproducción del Trabajo Social, hay que tener
un referente de totalidad.
2.El Estado genéticamente es el primer y potencial empleador de trabajadores
sociales y, por lo tanto su principal legitimador.
3.Hay una articulación genética entre la profesión del Trabajo Social y las políticas
sociales, que en sus inicios se constituyó en operador terminal.
4.Es frecuente que sus agentes fueran en su mayoría mujeres, provenientes de
clase alta y media alta, reclutadas muchas veces por instituciones de caridad y
filantropía, y posiblemente tuvieron relación con la Iglesia.
5.Las particularidades de los agentes en sus portafirmas, se han incorporado en la
aprehensión de su ámbito profesional en función de estos, o sea, se ha llegado a
considerar que la profesión es lo que son sus profesionales.
Por su parte, Martinelli (1997)78 se manifiesta acerca de la génesis-reproducción
del Trabajo Social, para su conceptualización histórica, se puede contribuir a la
discusión que se viene planteando con lo siguiente:
1. Entre las variables que le son subyacentes a la génesis y reproducción al
Trabajo Social se encuentran la alienación, la contradicción y el antagonismo.
2.Sus orígenes están marcados por el matiz que dieron sus portafirmas con
rasgos de humanitarismo y que el Estado protegió dentro de su lógica, para
proyectarla como una profesión con “deseo de servir”.
3. El Trabajo Social no ha tenido una identidad construida por sus agentes, sino
que se le atribuyó por parte de su contratista (especialmente el Estado, quien
reconoció y validó la profesión), donde se identifica la alienación.
4.La Iglesia Católica jugó un papel de protección en los inicios de la profesión, en
algunos países.
Todo ello, permite establecer la conceptualización del ejercicio del Trabajo Social
que en este análisis permitió una mayor aprehensión histórica, por lo tanto: la
categoría Trabajo Social es aprehendida como una profesión que se moviliza entre
las mediaciones que se confrontan en la ontología del ser social y, por ende, en
las políticas sociales, como espacio predominante de intervención, y que forma
parte constitutiva de un proyecto económico (el capitalismo), -en su edad
monopólica-, por lo que viene a ser partícipe de la racionalidad predominante en la
vertiente que le da génesis (positivismo), bajo la cual actúa y orienta su
intervención, debido a que es fundamentalmente una profesión interventiva en la
“cuestión social”.
La captura por parte del Estado, especialmente, de las portafirmas “de la”
profesión, que posteriormente tecnifica, normatiza, sanciona y direccionaliza,
coloca a los profesionales en condiciones de explotación y asalariamiento, e
igualmente que otras personas -en especial mujeres-, participan en la producción
y consumo (y reproducción) capitalista.
Las variables subyacentes en el escenario que le dio origen han sido entre otras la
alienación, la contradicción y el antagonismo, incidiendo en su identidad
profesional que es mediada por el mismo modo de producción que le da génesis.
Como profesional que es, se constituye en persona intelectual, y se particulariza
en la historia por la ausencia de producción científica, y se apoya en el
conocimiento generado desde otras disciplinas.
Su constitución histórica ha sido eminentemente femenina, en sus orígenes
quienes la conformaban provenían de clases medias, y altas, y respondían al
“encargo” socialmente esperado a las mujeres en el patriarcado.
Orígenes de la dimensión profesional de Trabajo Social de acuerdo con el
P.E.P.O.
En relación con la génesis del Trabajo Social, desde la perspectiva del proyecto
ético - político, el estudio de la categoría profesional desde este enfoque, pierde
sentido si no es enlazada a las condiciones históricas que le dan origen, Netto
(1992)74 y Iamamoto (1992)79 son dos de los autores que han direccionado
especialmente este análisis de la contextualidad histórica en que se gesta y
reproduce la profesión.
Para Netto (1992) ya han existido estudios, que sin ser, relacionan el surgimiento
del Trabajo Social con las carencias propias al orden burgués, y las secuelas
necesarias de los procesos que se presentan en la constitución y en la
reproducción del capitalismo, en especial aquellos concernientes al binomio
industrialización y urbanización.
Subraya el autor, que si a este señalamiento no le siguen determinaciones más
detalladas, la particularidad de la profesión tiende a diluirse planteándose como
una emergencia inmediata y directa de ese contexto, que postula entonces que
por el desarrollo capitalista, aparece una configuración profesional, que se
distingue apenas institucional y formalmente de la tradición de sus portafirmas.
Es, según Netto (1992), en el entrelazamiento del Servicio Social con las
peculiaridades de la “cuestión social”, en el ámbito de la sociedad burguesa
fundada en el capitalismo monopolista, que se da su determinación fundamental.
Es, entonces, específicamente en el capitalismo monopolista que la “cuestión
social” se establece como blanco de políticas sociales de manera sistemática.
Iamamoto (1992) establece que aprehender la “cuestión social” en el capitalismo
monopolista y el significado de la asistencia, son requisitos previos para los
profesionales en Trabajo Social, lo que les permite analizar las nuevas demandas
que los escenarios actuales exigen, donde dicho análisis deberá resaltar el
carácter del Estado en sus relaciones con las clases sociales, especialmente en
relación con las implicaciones del nuevo patrón de dominación. Es mediante la
política social que el Estado burgués, en el capitalismo monopolista, procura
administrar las expresiones de la “cuestión social”, de forma tal que atienda las
demandas del orden monopolista, por la adhesión que recibe de categorías y
sectores cuyas demandas incorpora, sistemas de consenso variables, pero
operantes. La funcionalidad de la política social en este escenario del Estado
burgués, en el capitalismo monopolista se expresa en los procesos referentes a la
preservación y al control de la fuerza de trabajo, para que los monopolistas no
requieran inversión en ese sentido, entonces el gasto es asumido por el Estado.
Se apunta, además, que estas ofrecen un mínimo de respaldo efectivo a la imagen
del Estado como “social”, como mediador de intereses conflictivos , pero la
presenta de manera fragmentada y parcializada, pues si se toma, dice Netto
(1992), como problemática configuradora de una totalidad procesual específica, se
remite concretamente a la relación capital trabajo en su totalidad.
En la fragmentación de la “cuestión social” esta es atacada en sus refracciones y
en sus secuelas aprehendidas como problemáticas cuya naturaleza totalizante, si
es asumida consecuentemente, impediría ser intervenida, desde esa
fragmentación
Debe recalcarse que la política social, en el ámbito del capitalismo monopolista, no
equivale a ser considerada como “una derivación” del Estado burgués capturado
por el monopolio, pues estas son gestadas, fundamentalmente, de la capacidad de
movilización y organización de la clase obrera y del conjunto de personas
trabajadoras, pero no acaban ahí, debido a que son resultantes extremamente
complejas de un complicado juego entre protagonistas y demandas que están
atravesadas por contradicciones, enfrentamientos, conflictos y asimetrías, sean de
etnias, de género, de edades, clases sociales, lugares de residencia.
En el ámbito de las políticas sociales debe retomarse la necesidad de comprender
que la intervención sistemática sobre la "cuestión social" en el marco del estado
burgués, no se realiza ni inmediata ni directamente, porque puede señalar en su
procesamiento conquistas de los sectores de presión.
En la edad del monopolio, las políticas sociales no retiran el componente
individualista del liberalismo, que comprende a la persona como responsable de
su destino, y es la persona quien debe asumir la responsabilidad de su éxito y su
fracaso, por lo que los problemas sociales son convertidos en problemas
individuales y privados.
En el monopolio capitalista, el capital domina estratégicamente la circulación y el
consumo, y articula una inducción de comportamientos para penetrar la totalidad
de la existencia de los agentes sociales particulares y, por ende, administrarlos (o
gerenciales); esto es posible por medio de la psicologización de la vida social.
En otro espacio -y no separado del anterior-, es que se reconoce una de las
médulas del desarrollo de la intervención social del Estado en la “cuestión social”,
lo cual es el estilo de pensar lo social al tener al positivismo como norte de
análisis, y se entiende, en este caso, el positivismo, como algo más que una
escuela sociológica; es la autoexpresión ideal del ser social burgués, mediado,
desde luego, por la metafísica. Permitiendo ocultar la específica ontología de las
dinámicas sociales intersubjetivas, al ecualizar la forma de entender la sociedad
en relación con la naturaleza, pues al naturalizar “lo social”, se establece
nítidamente la ineptitud de las personas de dirigir la sociedad según sus
proyectos, al plantearla como una realidad ontológicamente ajena a ellas y al
aceptar una supuesta “evolución” , sea cual fuera su sentido. En palabras de Netto
al naturalizar la sociedad, la tradición en cuestión es forzada a buscar una
especificación del ser social que sólo puede ser encontrada en la esfera moral
(Netto, 1992: 36) Al establecer la “psicologización” de vida social, esta no se
comprende como resultado de las instituciones que componen la sociedad, sino
de un conjunto de dilemas mentales y morales, que deshistorizan y
deseconomizan la “cuestión social”, para dar una conversión de los problemas
sociales en patologías sociales. En otro orden, el autor recalca que la historia no
es un mero proceso de requisiciones económicas y sociales que convocan
respuestas automáticamente necesarias, sino que ha sido construida por
protagonistas históricos, quienes en su curso se confrontan con proyecciones y
estrategias propias y diferenciadas por fuerzas políticas y proyectos específicos. El
proletariado y la burguesía, como protagonistas históricos, no agotan el
entendimiento de la realidad en que se alcanza el monopolismo capitalista, parece
imposible, por una parte negar la presencia de otros sectores y el reconocer que
es indiscutible detectar proyectos únicos en cada uno de sus territorios.
Trabajo Social
Con los argumentos anteriores que definen de manera significativa, pero no
agotan las relaciones sociales, es indispensable para un estudio histórico
crítico el reconocer y validar el Trabajo Social como profesión inscrita en la
división socio técnica del trabajo, en el estudio del capitalismo monopolista, en
las modificaciones en la “cuestión social”, y las particulares de las políticas
sociales, lo que también aporta para desvendar el significado social de esa
institución y de las prácticas desarrolladas en su ámbito por agentes
especialmente cualificados, como son los profesionales en Trabajo Social
Siguiendo con la autora citada, debe reconocerse que el Trabajo Social
reproduce intereses contrapuestos que conviven en tensión, tal y como los
son las clases sociales, así como otros protagonistas ahí presentes. Dicha
profesión responde tanto a demandas del capital como del trabajo y solo
puede fortalecer uno u otro polo por la mediación de su opuesto, a pesar de
muchos discursos que se orientan por intentar volver capitalistas a todas las
personas de la sociedad. El Trabajo Social, además, participa tanto de los
mecanismos de dominación y explotación como también, al mismo tiempo y
por la misma actividad, da respuesta a las necesidades de sobrevivencia de
las clases trabajadoras y de la reproducción del antagonismo en esos
intereses sociales, donde refuerza las contradicciones que constituyen el
móvil básico de la historia, la lucha de clases, que es donde debe ser
aprehendido el Trabajo Social como profesión. El trabajador social es un
profesional de la acción social que se ocupa de fomentar el bienestar del ser
humano y la prevención y atención de dificultades y/o carencias sociales
de las personas, familias, grupos y del medio social en el que viven.
Igualmente, el diplomado en trabajo social articula los recursos sociales que
se precisan para superar las situaciones de crisis personal y familiar. El
trabajo de este profesional se desarrolla en todos los servicios de atención a
personas y familias.
Es la persona encargada de dar información, orientación y ayuda psicosocial a
personas y grupos familiares en situación de crisis, violencia, desorganización,
pérdidas familiares, laborales o de vivienda. También ayuda a personas con
dificultades para la integración social (marginados, inmigrantes, personas
con disminución psíquica o física...).
El trabajador social recoge las demandas de estas personas, hace un estudio
de la situación y establece un plan de intervención para mejorar la situación
de los usuarios.
¿Qué formación necesita?
Los estudios de trabajo social son una diplomatura de primer ciclo
universitario. La formación de los trabajadores sociales se fundamenta en el
estudio de diversas disciplinas (trabajo social, servicios y política social,
psicología, sociología, derecho, antropología, economía, etc.) que
proporcionan conocimientos variados en ciencias humanas, jurídicas y
sociales.
Además de éstas, las asignaturas optativas dan al estudiante la posibilidad de
diseñar su perfil profesional según el colectivo al que se vaya a dedicar.
Diversas asignaturas optativas forman a los futuros trabajadores sociales para
enfrentarse a situaciones de exclusión social, drogodependencias, la atención
a las personas mayores, la protección a la infancia, voluntariado o problemas
de salud de la comunidad.
Las perspectivas de futuro para los trabajadores sociales dependen en gran
medida de los recursos que las diferentes administraciones dedican a las
políticas de bienestar social.
Qué perspectivas laborales tiene
Tal y cómo evoluciona la sociedad, se crean continuamente nuevos
sectores de población que necesitan de la intervención y la ayuda
profesional del trabajador social (inmigrantes, ancianos que viven solos,
drogodependientes, personas con dificultades de integración socio laboral...).
El trabajador social debe participar en actividades de investigación social y
en el desarrollo de la política social dando a conocer las necesidades de la
población.
Los servicios sociales, públicos o privados, son los centros donde los
trabajadores sociales habitualmente desarrollan su profesión. Pueden
trabajar a cargo de las administraciones públicas en diversas áreas del
bienestar social (salud, vivienda, empleo, educación, justicia...) así como en
asociaciones sin ánimo de lucro y ONG.
En nuestro país existe un cierto intrusismo laboral, ya hasta hace poco
algunas competencias del trabajador social las realizaban voluntarios.
La libre circulación de profesionales por toda la Unión Europea puede facilitar
salidas a los trabajadores sociales en otros países europeos con más tradición
en políticas de bienestar.

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Diagnóstico social: problemas, necesidades y soluciones

  • 1. Diagnóstico social El sentido de diagnóstico en Trabajo Social o servicio social está directamente relacionado con el concepto mismo de Trabajo Social que se ha ido reformulando históricamente. El diagnóstico es la opinión del trabajador social sobre el problema representado por el cliente, sea un individuo, un grupo o una comunidad. Se trata de una hipótesis que sugiere un tratamiento. El diagnóstico determina el tipo de intervención más adecuado para modificar las situaciones que se presentan y que son susceptibles de mejoría. Lleva consigo la descripción del individuo y su situación y tiende a establecer relaciones causa-efecto. La elaboración de un diagnóstico se basa siempre en un estudio o recogida de datos, que relacionados, permite llegar a una síntesis e interpretación. En el terreno de las relaciones personales y sociales, el profesional que recoge la información escucha, observa, descubre, relaciona e interpreta, no basándose solamente en los datos sino en el efecto que producen en la persona. M. Colomer define el diagnóstico “el procedimiento utilizado por los trabajadores sociales, por el cual se hace un juicio interpretativo de una situación personal o de grupo, y establece una jerarquización de las necesidades según su naturaleza y magnitud, para encontrar la hipótesis de trabajo e intervención profesional como base de una acción programada que responde eficazmente a las necesidades”. Otro autores lo definen como “un proceso de aproximaciones sucesivas que, partiendo de la relación entre teoría y práctica, proporciona un conocimiento de la realidad concreta que permite identificar carencias, necesidades, problemas, aspiraciones y la magnitud de las mismas, su génesis y cómo se manifiestan, así como su priorización. En el Trabajo Social, los problemas son definidos y clasificados con referencia, unas veces, al factor desencadenante del conflicto que aparece como principal y que determina la acción prioritaria (económico, vivienda, salud) y otras, por una causa que introduce una serie de dificultades en la situación que el cliente presenta (alcoholismo). El diagnóstico también presenta una cierta dirección unilateral, ya que se elabora desde un servicio concreto que sólo podrá prestar atención a una parte del problema que presenta el cliente. El diagnóstico supone la síntesis, interpretación y evaluación profesional de una situación en que se demanda la intervención del trabajador social. FINALIDAD No puede desvincularse la finalidad del diagnóstico con la finalidad de la profesión y del método, en cuanto a procedimiento utilizado para modificar la situación
  • 2. social. La finalidad del diagnóstico es aportar los elementos suficientes y necesarios para la explicación de la realidad social de cara a la acción y transformación de las situaciones – problemas que presentan individuos, grupos y comunidades. El diagnóstico social debe señalar los núcleos de intervención sobre los que se va a actuar susceptibles de modificaciones, y que precisan de una actuación profesional programada para su transformación. En síntesis, lo que se propone para la realización del diagnóstico es que, utilizando los conocimientos ya adquiridos y la experiencia práctica, se llegue a una visión de los problemas, su naturaleza, su magnitud y, de esta manera, poder plantear una acción adecuada y asegurar la eficacia y racionalidad de la acción. Trabajo Social o servicio social La Federación Internacional de Trabajadores Sociales y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW), definen esta transdisciplina de la siguiente manera: "La profesión de trabajo social promueve el cambio social, la resolución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación del pueblo para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el trabajo social". El trabajo social en sus distintas expresiones se dirige a las múltiples y complejas relaciones entre las personas y sus ambientes. Su misión es facilitar que todas las personas desarrollen plenamente sus potencialidades, enriquezcan sus vidas y prevengan las disfunciones. El trabajo social profesional está enfocado a la solución de problemas y al cambio. Por ello, los y las profesionales en trabajo social, se convierten en agentes de cambio en la sociedad y en la vida de las personas, familias y comunidades para las que trabajan. El trabajo social es un sistema integrado y dinámico de valores, teoría y práctica interrelacionados.3 Funciones de los y las profesionales en Trabajo Social Las funciones de los y las profesionales en Trabajo Social (según F.I.T.S) consisten en:  Orientar a las personas para desarrollar las capacidades que les permitan resolver sus problemas sociales, individuales y/o colectivos.
  • 3.  Promover la facultad de autodeterminación, adaptación y desarrollo de las personas.  Promover y actuar por el establecimiento de servicios y políticas sociales justas o de alternativas para los recursos socioeconómicos existentes.  Facilitar información y conexiones sociales con los organismos de recursos socioeconómicos (articular redes).  Conocer, gestionar y promocionar los recursos existentes entre sus potenciales usuarios y los profesionales de otras ramas de las ciencias que pueden estar en contacto con sus potenciales usuarios. Ámbitos de actuación profesional Reconstruir las caretas, máscaras y tabúes, de fenómenos manifiestos en la cuestión social, como lo son las diversas y enmarañadas variantes de prostitución ( - incluso el matrimonio fue considerado por Friedrich Angers como una forma de prostitución en las sociedades burguesas -4 ), es uno de los retos laborales ineludibles de Trabajo Social. Imagen: Una trabajadora del sexo, Alemania, 1999. Comprende gran diversidad de ámbitos de desempeño (todos aquellos sectores poblacionales que precisan de una atención especial): Tercera edad, personas con discapacidad, personas maltratadas (en especial, mujeres, menores y ancianos), reclusos, víctimas, inmigración, menores exclusión social, minorías étnicas, drogodependencias y adicciones, emergencia social, prostitución, entre otros ámbitos.
  • 4. Retos frente a situaciones de discriminación por la orientación sexual, y abrir espacios a las nuevas formas y estilos de los núcleos familiares, están presentes en las labores cotidianas actuales en el Trabajo Social. Imagen con una pareja homosexual cuidando de un bebé. Una herramienta tecnológico subjetivar de su ámbito laboral, es el informe social, la historia social, la ficha, diagnóstico social, el proyecto de intervención, las hojas de seguimiento, entre otros. En la actualidad el Trabajo Social también desarrolla su acción en el llamado tercer sector (asociaciones, fundaciones, colectivos y ONGs) y en menos medida en la empresa privada. Se suman como herramientas tecnológico - sujétales, como parte de sus actividades de intervención social: los informes periciales, propios del sistema oral de justicia. También en los contextos escolares, son mediadores de conflictos entre integrantes de la comunidad educativa, realizan terapia de tratamiento con familias, grupos, individuos, para buscar la resolución de sus problemas de interrelaciones sociales y que son causantes de sufrimiento. Tensión entre la teoría institucional y la praxis profesional [editar] El estado actual de Trabajo Social en torno al desarrollo profesional, se caracteriza por dos insumos, por una parte, se incorporan diversos elementos a partir de diversos programas de investigación sociológica, antropológica, filosófica y psicológica; que han logrando ensamblarse transdisciplinariamente, a partir por los esfuerzos realizados por parte de investigadores e investigadoras universitarios (as), como también por parte de investigadores e investigadoras provenientes de otras instituciones, fundaciones, ONGs, o agencias de servicio social. Por otra parte, la praxis profesional permite una retroalimentación de las investigaciones universitarias o institucionales. No obstante, estos dos insumos han marcado una brecha entre la información obtenida a través de la práctica profesional y las eruditas investigaciones institucionales. La combinación de estos dos tipos de insumos de conocimientos es a menudo imperfecta. Con la esperanza de zanjar esta brecha, a lo largo del siglo XX, los y
  • 5. las especialistas en el campo, han abierto permanentes debates, con la intención de lograr una convergencia teórica y metodológica, del insumo de los resultados obtenidos de una praxis profesional diversa, con los resultados de las investigaciones institucionales; no obstante la tensión entre estos dos insumos: teoría institucional - praxis profesional, es una problemática presente tanto en los estudiosos y las estudiosas institucionales, manifestándose en el núcleo mismo de las políticas curriculares de las carreras profesionales universitarias, como en los diversos tipos de praxis de los y las profesionales del campo. En la praxis un o una profesional de trabajo social se enfrenta a las barreras, desigualdades e injusticias existentes en la sociedad. Responde a las crisis y emergencias, así como a los problemas personales y sociales de la vida diaria. No obstante, no siempre la teorización institucional brinda a los y las profesionales en la disciplina, la formación científica, técnica y tecnológica para las intervenciones sobre procesos psicosociales, sobre sujetos - objetos, ni mucho menos las técnicas y estrategias para la participación en la política, la planificación y el desarrollo sociales. En el caso de las intervenciones sociales, el profesional debe realizar diversos tipos de asesoramiento social, así como realizar análisis de caso, de comportamiento grupal o institucional, sustentar sus acciones intervenidas en métodos derivados de la socio-antropología y de la terapia familiar; asimismo, diversos tipos de intervenciones sociales requiere acudir a estrategias y técnicas administrativas, jurídicas y de planificación institucional, para que diversos grupos humanos obtengan servicios y recursos comunitarios. En la praxis profesional, al y la profesional de Trabajo Social, se le exigen responsabilidades de planificación y coordinación de organismos comunitarios y la participación en acciones y participaciones políticas que se orienten a la modificación y sustentación de las políticas sociales y económicas de los Estados a los que se pertenezca. Las prioridades de la práctica de los y las profesionales de trabajo social, variarán de un país a otro, y con el tiempo, en dependencia de las circunstancias culturales, históricas y socioeconómicas. Transdisciplinaridad de Trabajo Social [editar] Trabajo social puede ser considerado como transdisciplina cuyas propiedades definitorias emergen a partir de la convergencia teórica y metodológica de diversas y variadas disciplinas de raigambre subjetivar e histórico - subjetual,5 en el contexto de la praxis profesional de diversos gremios en distintos momentos históricos y ubicaciones geográficas. Las propiedades emergentes de esta transdisciplina, definen sus sujetos-objetos, sus finalidades, sus métodos y metodologías, sus jergas y terminologías especializadas. Sus referentes se orientan integralmente tanto a las personas, grupos o sociedades objetivas (- su dimensión póntica-), como a los fenómenos entorno a las dinámicas subjetivas de las personalidades individuales, o a las dinámicas intersubjetivas de actividades grupales, organizacionales o institucionales (- su dimensión
  • 6. ontológica -).6 Como transdisciplina, se consolida autónomamente, a partir de un proceso gradual de emergencia inter y multidisciplinariamente; tanto en su dimensión póntica como en su dimensión ontológica, sus sujetos-objetos son los seres humanos, considerados integralmente en sus componentes de índole biológico, psicológico y sociológico. Como disciplina histórico - subjetivar, adquiere por ende, una propiedad reflexiva, en tanto se trata de un proceso comprensivo - explicativo - transformativo de unos seres humanos, en el rol de trabajadores o trabajadoras sociales, en torno a otros seres humanos, en el rol de sujetos-objetos observados, comprendidos, explicados e intervenidos. El ser humano es dimensionado entonces por esta transdisciplina, de manera integral tanto en su dimensión póntica, como en su dimensión ontológica, lo que evidencia su naturaleza compleja y dinámica, cuya "queditas" se manifiesta en su propiedad emergente y diferenciante: "la ontoergónica".7 Se trata entonces de una propiedad póntico-dinámica, que permite develar el ser humano como proyecto, es decir, que no sólo como objeto del estudio de sí mismo ( - propiedad reflexiva de las ciencias sujétales -), sino que es al mismo tiempo sujeto de su propio desarrollo, como actor de transformaciones individuales y sociales en contextos simbólico - lingüísticos de acciones comunicativas.8 Por ello, el proyecto de la suicidad humana, alcanza su finalidad integra en su dinámica de la dimensión ontoergónica.9 Trabajo Social comparado [editar] La validez y confiabilidad de la praxis profesional de Trabajo Social se alcanza en el contexto de acciones comunicativas intersubjetivas. Se diferencia sustantivamente de otras praxis profesionales, por lo que delimita sus propios sujetos - objetos ( - dimensión póntico - ontológica - ), sus idos, métodos y metodologías ( - dimensión epistemológica - ) y sus niveles de discurso, jergas y terminologías especializadas ( - dimensión gnoseológico - cognoscitiva - ). En su aspecto teorético - cognoscitivo, tiene las propiedades de una ciencia histórico - subjetivar, que emerge transdisciplinariamente 10 en el contexto de ciencias históricos sujétales como la psicología, la antropología, la sociología, la politicología, la antropogogía;11 tecnologías subjetuales12 como las intervenciones psicoterapéuticas, la gestión institucional, la salud ocupacional, el derecho laboral, civil y familiar; alcanzado sus propiedades diferenciantes que le dan la autonomía disciplinaria. En su aspecto de transformación e intervención sobre las estructuras
  • 7. sociales objetivas (- etnicidad -) y en las intersubjetividades dinámicas de las intersubjetualidades sociales (- ontologicidad -), tiene las propiedades de una tecnología subjetivar y que es la dimensión que surge como un producto histórico de la praxis disciplinar y cuya validez se logra en el contexto de acciones comunicativas intersubjetivas. Como transdisciplina que ha trascendido las prácticas profesionales locales, alcanzando un carácter transnacional, adquiere aceptación y consolidación institucional, incorporando a los currículos universitarios diversos grados académicos, tal como los "diplomas" europeos; bachilleratos en EE.UU., Puerto Rico y América Latina; licenciaturas como en Chile, Colombia, Argentina, Panamá, Costa Rica; cuya maduración transdisciplina permite abrir especialidades de postgrado, como maestrías que se han desarrollado en Argentina, Chile, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Panamá. Recientemente se han incorporado en los currículos universitarios de Trabajo Social, los grados doctorales especialmente en Brasil, Argentina y Puerto Rico. Finalmente como la profesión consolidada, ha alcanzado los niveles posdoctorales en Brasil, Europa y Estados Unidos. Por tanto, es una transdisciplina y profesión con una amplia cobertura internacional (tanto transdisciplina como profesional) que con más de cien años de existencia en el mundo, albergando diferentes proyectos y programas universitarios con particularidades múltiples y diversas. Las dos raíces más determinantes en el desarrollo de la profesión, han sido la de origen europeo, de influencia Belga, Inglesa, Francesa, Alemana e Italiana, como por otro lado, y con diferencias sustantivas, se halla la tradición estadounidense, la cual ganó hegemonía posterior a la Segunda Guerra Mundial. No obstante, diversas formas de asistencialismo social han estado presentes en otros momentos históricos y por otras tradiciones culturales no occidentales. El debate en Latinoamérica Eduardo Galeano Eduardo Galeano inicia su memorable obra: "Las venas abiertas de América Latina", con lo que puede ser considerado como una descriptiva pintura de la cruenta historia de América Latina: "La división internacional del trabajo consiste
  • 8. en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos[...] Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo". El emergente asistencialismo social en la Latinoamérica contemporánea Fechas de independencia de los países de Latinoamérica. La conciencia histórico social de la dramática situación de las poblaciones latinoamericanas sumidas en la más profunda explotación, pauperización, pobreza y miseria, forja de manera dolorosa la identidad de los pueblos latinoamericanos. Es en este contexto que emerge el Trabajo Social en América Latina, desde sus "portafirmas" asistencialistas, su praxis como servicios sociales, hasta su consolidación como diversos núcleos teóricos transdisciplinarios, que retroalimentan la praxis de "Trabajos Sociales", y permiten el surgimiento de sus
  • 9. propiedades transdisciplinarios y profesionales. Como una construcción histórico - subjetivar, se consolida entonces, un Trabajo Social como una división del trabajo, a la vez que como una especialidad en el contexto de las ciencias histórico - sujétales en su dimensión teorética y como una tecnología subjetivar en su dimensión transformadora e interventora, en las estructuras y dinámicas sociales. Entonces, los procesos de consolidación transdisciplinarios, parten de identidades culturales locales por una parte, y que por otra parte, permiten establecer criterios de identidad disciplinaria transcultural en el contexto de las diversas praxis profesionales en las distintas naciones latinoamericanas. No obstante, estos procesos han sido diversos, complejos, no lineales, caóticos; interrumpidos, no pocas veces, por los períodos de las dictaduras militares;13 que grosso modo, se bifurcan hacia dos tendencias, una progresista, de la cual surgen expresiones de un trabajo social con aspectos nuevos en relación a una “intencionalidad transformadora, el rescate de la experiencia, la reconstrucción del tejido social, centrado en los movimientos sociales y orientado a un proyecto de sociedad” y otra tendencia con un perfil técnico, menos preocupada por cuestiones filosóficas, como el cuestionamiento ético, político y existencial; tendencia esta última, que por ser menos peligrosa políticamente, se profundiza en los gobiernos postdictadura, en el contexto de políticas económicas liberales (- neoliberales -), pero que a pesar de ello, genera una serie de contradicciones y tensiones entre los postulados éticos, la formación de los profesionales por una parte y la experiencia dinámica del trabajador social en situación, frente a los fenómenos manifiestos en la cuestión social, por otra. Servicio social y división del trabajo Marilda V. Iamamoto en: Servicio Social y División del Trabajo(1997), presenta su versión laxa de esta emergencia transdicisciplinaria en el contexto de la historia brasileña reciente: “el Servicio Social surge de la iniciativa de grupos y fracciones de clases dominantes que se expresan a través de la Iglesia, como una de las derivaciones del movimiento de apostolado lego”, describiendo la dimensión obviamente conservadora de esta tradición eclesiástica: “centro de un movimiento de cuño reformista-conservador”, prescribiendo como etapa consecuente un proceso de secularización y de tecnificación (-considerado de manera global y poco precisa como: "positivista" -): “el proceso de secularización y de ampliación del soporte técnico-científico de la profesión", considerando consecuentemente que el progreso de las ciencias sociales de fundamento empírico, tienen un basamento igualmente conservador: "bajo la influencia de los progresos alcanzados por las Ciencias Sociales en el contexto del pensamiento conservador, especialmente de su vertiente empirista norteamericana” Perspectivas como las de M. V. Iamamoto, al ser consideradas por otras perspectivas teóricas de Trabajo Social como reduccionistas, han suscitado el debate contemporáneo en Latinoamérica en la segunda mitad el siglo XX, en particular en torno a las las concepciones teóricas, prácticas políticas e imaginarios en la corriente de Trabajo
  • 10. social surgida en Brasil, en el contexto de las transformaciones de la sociedad global y latinoamericana experimentadas en este lapso histórico. El proyecto gramsciano y el movimiento de la reconceptualización Antonio Gramsci En pleno contexto de la denominada guerra fría, que de fría tuvo poco en Latinoamérica, surgen propuestas no tan conservadoras, como: un proyecto “gramsciano” iniciado a fines de los años 60 en Brasil, paralelo con el movimiento de reconceptualización que busca romper con la hegemonía del asistencialismo de inspiración católica, y que se profundizan durante los años setenta junto a la lucha de diversos movimientos sociales contra el régimen militar y después durante la transición democrática iniciada en 1984. César A. Barrantes A. (1998-1999) presenta una perspectiva crítica en torno a las concreciones de Trabajo Social en comunidades particulares de Trabajo Social en Latinoamérica, pero con un especial énfasis a las tendencias desarrolladas en Costa Rica. Barrantes desarrolla una perspectiva análoga a que había presentado Ezequiel Ander-Egg en su trabajo: "Achaques y manías del Trabajo Social Reconceptualizado",18 sintetizando, su perspectiva sobre la Reconceptualización de Trabajo Social, de la siguiente manera: "la historia de La Reconceptualización y podremos recordar que ha sido la de la búsqueda, no siempre exenta de problemas existenciales de los Trabajadores Sociales, de una plataforma vocabulario, categorial, definitoria de principios, postulados, fines, objetivos, metas e indicadores de nuestra específica y no siempre consciente práctica científico- política y tecnoprofesional; plataforma cuyo equívoco está en la creencia misma de que el nutriente científico le vendría insuflado desde “el más allá del Trabajo
  • 11. Social” representado por el resto de las disciplinas sociales. (...) ¿Cual es el objeto que el Trabajo Social nunca tuvo y, por lo tanto, dio por perdido?. Su carácter de Ciencia. ¿Cuál perdió después de haberlo tenido? Su objeto de estudio e intervención: el individuo, el grupo, la comunidad (hoy podríamos hablar de la localidad) y los tres métodos clásicos a los que algunos colegas reconceptualizados intentaron construirles paradigmas o metateorías de corte estructural y objetivista, ajenas a las necesidades tanto de las heterogéneas realidades como de los Trabajadores Sociales, la mayoría de los cuales no se vio expresada en ellas o no se percataron de su existencia. (...) Este drama, inscrito en la lógica del itinerario de La Reconceptualización, viene a ser como la ventana a través de la que se ven, interpretan y organizan los significados, los sentidos de la realidad. Es el escenario al que la repetición nos conduce constantemente, como la lengua al diente que duele y duele precisamente porque no somos capaces de reconocer las potencialidades que tiene ni la estrategia conducente al objeto de estudio e intervención deseado." El proyecto ético-político (PEPO) Leonardo Boff uno de los más destacados defensores de la Teología de la liberación Los cambios en la orientación política de la profesión en el caso de Brasil, se verifican ya en el Código de Ética profesional de Trabajo Social de 1986. Estos procesos se manifiestan, si bien ya conflictivamente, a partir de la promulgación de la Constitución de 1988, y durante los años noventa, que registra la incorporación en el Código de Ética de 1993 de una concepción teórica inspirada en algunas vertientes marxistas – fundamentalmente vinculadas a Georg.Lukács y A. Gramsci– en la forma de un “proyecto ético-político” que asume explícitamente su “compromiso con la clase trabajadora”. Esta implementación del proyecto original
  • 12. se realiza en los organismos profesionales y en las escuelas y facultades – fundamentalmente públicas – de enseñanza de Trabajo Social, con una propuesta de ocupación de espacios que tiene como objetivo el control de los cursos de postgraduación, por su potencial reproductor endogámico. Este proceso ha sido descrito, entre otras, en las obras de Marilda Iamamoto y José Paulo Netto.19 Aplicando reflexivamente la teoría marxista en que se fundamenta supuestamente este proceso, y se puede ya indicar que, políticamente, fue hegemonizado por grupos vinculados a la izquierda – incluyese aquí la izquierda católica vinculada a la Teología de la Liberación - y al Partido Comunista Brasilero, y, socialmente, masivamente constituido por trabajadores sociales oriundos de los sectores medios y de la pequeña burguesía académica, operadores finales de los cambios que quebraron la hegemonía de los sectores católicos y conservadores en la profesión. Perturbaciones en el proyecto-ético político (PEPO) [editar] Se evidencian dos grandes perturbaciones que este proyecto experimenta a lo largo de su desarrollo: 1)Uno de ellas es la caída final del “socialismo real” entre 1989 - 91,20 con las inevitables consecuencias centrífugas para la teoría y la práctica política. Se analiza la dificultad del movimiento para mantenerse dentro de la tradición marxista de la autocrítica, y su lento deslizamiento hacia posiciones postmodernas basadas en la fe, en conceptos religiosos o en el irracionalismo mesiánico. También, su dificultosa convivencia con el fin de los “mitos de totalidad”.21 2)Como consecuencia de lo anterior, la otra gran perturbación experimentada por el proyecto ético-político (PEPO) de la auto-denominada corriente hegemónica en el trabajo social (ADCHTS) en Brasil consiste en la sorprendente inercia y limitaciones de su marco teórico para interpretar las transformaciones ocurridas en la sociedad mundial y latinoamericanas en los últimos cuarenta años. La creciente complejidad de las sociedades contemporáneas, en un marco de globalización, multiculturalismo, y conflictivos procesos de universalización de los derechos, vuelve anacrónica, entre otras nociones, la tradicional distinción entre Estado y sociedad civil originada en el siglo XIX, así como la lectura de una sociedad de clases con la vista congelada en el siglo XIX o en los inicios del capitalismo monopolista del siglo pasado. La emergencia de situaciones de riesgo e incertidumbre que eran apenas vislumbradas en su actual magnitud poco tiempo atrás, exige la adopción de marcos teóricos que sean capaces de incorporar nuevos conceptos para intentar el análisis de las formas de la modernidad presente. La auto-denominada corriente hegemónica en el trabajo social (ADCHTS) [editar]
  • 13. Es posible, a partir de las investigaciones realizadas por Emilio Enrique Dellasoppa ,22 describir entonces "de la auto-denominada corriente hegemónica en el trabajo social (ADCHTS) en Brasil", en los siguientes puntos: 1. El proceso de cambio de hegemonía política-sindical-académica en el trabajo social brasileño está asociado a la participación política de trabajadores sociales, casi totalmente constituidos por mujeres, oriundos de clases o capas medias de la sociedad brasileña, fundamentalmente del sector público, de los servicios sociales y culturales y de la pequeña burguesía académica - profesores universitarios -, con militancia política y sindical. 2. Este proceso implica en la constitución de un imaginario político, cultural y social de estos actores provenientes de las clases medias. La búsqueda de sentido social, entendido como un lugar social, político, ideológico y cultural por parte de estos sectores de la pequeña burguesía se materializa paulatinamente en la formulación del proyecto ético-político (PEPO), concebido como una herramienta discursiva para la lucha política dentro de la profesión – tanto en los ámbitos académicos, sindicales como institucionales – y como una intervención en la realidad. 3. Como una característica que se desprende de las condiciones materiales de existencia de los partícipes de la corriente – exclusivamente pequeña burguesía - , se constituye un imaginario teórico ecléctico basado en múltiples interpretaciones de diversos marxismos y que, en última instancia, recurre a la fe como justificativa. 4. La incorporación a la práctica política de las concepciones de A. Gramsci sobre la “guerra de posiciones”23 lleva a una intervención en la realidad que se traduce en la ocupación por parte de este Trabajo Social de la pequeña burguesía de espacios en lo académico, sindical y en las instituciones del estado, materializando la ascensión social dentro del imaginario construido. Se conforma de esta manera la autodenominada "corriente hegemónica" en el trabajo social de Brasil, y su expresión académica, la “dirección social del curso”. 5. Dentro de la corriente se adhiere a una posición historicista clásica en el marxismo ortodoxo: releer a la historia realizando una intervención que justifica las posiciones adoptadas en el presente. Aunque entre la última revisión curricular (los programas de las materias son de 1992) y el presente, el mundo ha sufrido muchos cambios, la corriente que estudiamos continúa viviendo los mismos condicionamientos intelectuales de los años setenta, con sus raíces firmemente asentadas el siglo XIX. 6. El final del “socialismo real’ en 1989 y de los “mitos de totalidad”, junto con la mundialización, la emergencia de las sociedades de riesgo y la declinación de las políticas de clase, aniquila la posibilidad de articular el discurso sobre lo real en torno al concepto de autocrítica, obligando al retorno final al ámbito de la fe: la sustentación del frágil imaginario ahora precisa de la impenitencia.
  • 14. Expedientes de inmunización de la auto-denominada corriente hegemónica en el trabajo social (ADCHTS) [editar] La primera verificación, por ende, es que la autocrítica se torna imposible, privada por la fragmentación de cualquier posibilidad de discurso unitario. Asimismo, la desaparición de los mitos de totalidad: el proletariado, la revolución y la sociedad socialista, transforma el recurso al historicismo en una simple cuestión de fe en una forma de intervención histórica sobre lo real. Por eso, la cuestión no se puede analizar en términos de autocrítica: el referencial teórico interno del marxismo se encuentra fragmentado en innumerables corrientes, muchas ya corroídas por el olvido. La vieja colocación de Norberto Bobbio “Ni con Marx, ni contra Marx”,24 puede ser entendida ahora en su exacta dimensión.25 Frente a este cuadro, la última alternativa – única – es declararse "impenintente",26 como parte de un proceso de “lavado de capital ideológico- político”. Proyecto ético-político y estalinismo [editar] Iósif Stalin y Lenin, 1919 Este proyecto ético-político de Trabajo Social de Brasil se encuentra en la difícil situación de tener que admitir la impenitencia explícita, aun en el caso de los crímenes cometidos por el estalinismo: la autocrítica – imposible – provocaría una implosión semejante a 1989, por la simple divulgación de los hechos y posiciones políticas. José Paulo Netto consideró y aparentemente considera – no se conoce ningún desmentido al respecto - la violencia del estalinismo “históricamente necesaria”, y esta situación no puede resolverse en el contexto de la intervención quirúrgica que interpreta la historia en función de las necesidades de la lucha política en el presente: "En verdad, por lo tanto, lo que entonces se realizó fue el establecimiento de la infraestructura necesaria para la transición socialista. Ahí reside el papel históricamente progresista de la autocracia estalinista: ella concretó la creación de las condiciones materiales indispensables para la edificación de una sociedad de nuevo tipo....Lo que debe ser cobrado al grupo dirigente capitaneado por Stalin, pues, no es esta violencia históricamente necesaria. Lo que debe ser puesto en su cuenta es la transformación de esas coacciones requeridas
  • 15. transitoriamente en normas constantes de dirección política....".27 Esta no es una posición aislada. Este autor también consideraba Stalin un gran científico social, organizando un libro con sus obras en la colección "Grandes Científicos Sociales" , y mantiene aún hoy esta referencia en su currículo, en una elogiable actitud de honestidad intelectual y coherencia política. El prolongamiento de estas situaciones anacrónicas desde el punto de vista de la autocrítica es facilitado por las “bases materiales” constituidas por los alumnos que ingresan a la carrera de Trabajo Social en Brasil, de acuerdo a lo que colocamos arriba en base a los datos del censo estudiantil. Stalin en una entrevista. La fuente de las opiniones de José Paulo Netto sobre la violencia históricamente necesaria para la construcción del socialismo, se encuentra en György Lukács. Marco Baldino28 ha señalado: "... Según Lukács con la revolución de octubre tendrían "...nacido los fundamentos materiales del marxismo para la real construcción científica tantas veces requerida por Angers y después también por Lenin en los Cuadernos Filosóficos. La inmensa culpa histórica del estalinismo está no sólo en haber dejado inutilizada esta construcción científica, sino en haberla hecho retroceder." Baldino continúa:29 "En su esencia, la culpa histórica del estalinismo no estaría en los dieciséis millones de muertos de que habla, por ejemplo, Foucault, sino en el hecho de que Stalin (para Lukács)[...]"obstaculizó la tendencia que habría sido capaz de esta construcción científica". Las raíces políticas de los fundadores de la corriente y sus epígonos, están clavadas en los iconoclastas argumentos de M.Foucault,30 iniciando con su perspicaz crítica al "marxismo de los partidos" [...] "definido por los partidos comunistas, que son los que deciden cómo usted ha de usar a Marx para lograr que ellos lo declaren marxista",31 a partir de la cual, impugna el denominado "stalinismo post-stalinista, que al excluir del discurso marxista todo aquello que no sea una repetición temerosa de lo ya previamente dicho, no permite develar dominios inexplorados [...]. El precio que los marxistas pagaron por su fidelidad al viejo positivismo fue el de una sordera radical a toda una serie de cuestiones planteadas por la ciencia",32 concluyendo que: "La concepción del papel de la violencia estalinista es paradigmática. No estoy descubriendo nada. Sólo informando de una realidad que es conocida en el mundo todo hace mucho tiempo".33
  • 16. Solzhenitsyn con Vladimir Putin. Estos juicios de Foucault, han sido fielmente corroborados en las narraciones realizadas por Aleksandr Solzhenitsyn, escritor, historiador y Premio Nobel de Literatura ruso,34 develando los horrores del genocidio estalinista, en su obra: "Archipiélago Gulag",en la cual analiza el sistema de prisiones soviético, el terrorismo y el papel de la policía secreta. Solzhenitsyn enumeraba las atrocidades de un Estado enfrentado demencialmente a su propio pueblo casi desde sus inicios. En uno de los momentos de mayor esplendor del gulag, hacia 1936, había unos cinco millones de prisioneros que componían lo que Franz Kafka hubiera llamado " la colonia penitenciaria". Un número que aumentó año tras año hasta la muerte de Stalin, en 1953. En total, entre 1928 y el fallecimiento del "Padre de los pueblos", entre 40 y 50 millones de personas fueron enviadas a cumplir condenas en lo que metafóricamente denominó Solzhenitsyn archipiélago de campos de trabajo repartidos por toda la URSS. Aproximadamente la mitad de ellas nunca regresaron. Fracaso del proyecto-ético político Emilio Enrique Dellasoppa, ha señalado que: "La “intención de ruptura” de los integrantes de este proyecto ético político puede ser cuestionada en este punto: nunca consiguió generar cualquier “intención de ruptura” para romper con el estalinismo, el utopismo mesiánico y las verdades congeladas en el siglo XIX". Concluye Dellasoppa: "Por lo tanto, la fe y la impenitencia son las únicas alternativas para el futuro de esta corriente
  • 17. "Mitos y manías del denominado: "Trabajo Social de la Liberación" Karl Marx. El discurso ético - político, que ha sido desarrollado por Iamamoto y Netto, que contextualiza su programa de investigación y sus seguidores como un: "Trabajo Social de la Liberación", es un impositivo "discurso de de poder", que se traduce en un "dispositivo"36 que invalida la naturaleza inquisitiva misma de la epistemología, y que les inmuniza frente a los espectros del talante crítico y desideologizador,37 para pasar así a desautorizar así cualquier programa, enfoque o teoría que no se encuentre dentro de la línea genealógica de la "ortodoxia" de K.H. Marx y G. Luckács38 y no responda, a su propia concepción arbitraria de ontología ( - una nebulosa ontoteología,39 que pretende ser naturalizada por una especie de magia verbal40 -), con un perfil reificante y con atributos esencialistas anacrónicos, e incluso evidencia una incomprensión de la naturaleza comprensivo - hermenéutica de la ontología, es decir, trivializan el complejo proceso de la ontología hermenéutica para lograr la comprensión del ser.41 De la misma manera, se sigue a pie juntillas, la noción "lukácsiana" de "ontología del ser social",42 que aunque la convierte en una eufonía llamativa y con una carga emotiva propia de un mitin político, conceptualmente es una expresión sin sentido. El ente (póntico), adquiere su dimensión ontológica por medio del proceso comprensivo - hermenéutico superlativo y exclusivo de un ser comprendente. Por lo tanto, hacer una ontología del ser social, es darle propiedades de sujeto, propiedades subjetivas, propiedades comprensivas, propiedades hermenéuticas a las acciones simbólicas y transformativas del conglomerado social, como si fuera un sujeto con sus características cognoscentes propias e individuales; en vez de identificarlo como un constructo conceptual en el nivel gnoseológico - cognoscitivo, sin referente póntico individualizado; que a todas luces, hace evidente lo débiles que son los fundamentos epistemológicos y metodológicos de este proyecto ético político. Ese intento de Lukács, - partiendo desde sus presupuestos éticos -, de fundar una "ontología del ser social"; se convierte en un claro remanente, que lo vincula a la visión de mundo, de la era más dura del autoritarismo estalinista- hitleriano,43 cuando Martin Heidegger, en su eufórica pretensión de convertirse en "Führer del Führer",44 evidenciada en su obra "Ser y Tiempo", explicita que: "el Dasein (-Ser ahí, o simplemente el Ser -)auténtico debe ser entendido como Comunidad (Gemeinschaft), como Pueblo, y que éste debe elegir él mismo "a su
  • 18. Héroe" con el fin de "volverse libre para la continuación del combate".45 Además, Heidegger acuña también el término: "Volk Sein"(-ser del pueblo-), expresión de la que es posible encontrar múltiples similitudes con diversos conceptos de Lukács; tanto con la noción "conciencia de clase"' 46 en la etapa temprana de su obra, como la noción de "ser social" en su última etapa.47 Esta subjetivación de las complejas interacciones sociales, Heidegger la expresa en varios de sus discursos políticos, como el realizado en Leipzig en 1931: "Eso no significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario, nuestro pueblo, gracias a este paso, se coloca bajo la autoridad de esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo (-su ser-)"(Volk sein).48 Realizando un rastreo conceptual de antecedentes, no es difícil encontrar los vínculos conceptuales entre las ideas políticas de Heidegger, el Nacional socialismo obrero y el romanticismo nacionalista alemán, que alcanza su dimensión superlativa en Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en la Fenomenología del espíritu (Phänomenologie des Geistes) ,49 quien incorpora en su holismo idealista, la expresión: "Volksgeist" (Espíritu del pueblo), concepto filogenéticamente vinculado con la expresión heidegeriana de "Volk Sein" (Ser del pueblo) y la neohegeliana noción de Lukács: "conciencia de clase" .50 Jürgen Habermas llegó a considerar como obsceno este abuso semántico de Heidegger,51 con evidentes fines de exaltación del nazismo y que también resultan análogos a los fines de Lukács, de sustentar conceptualmente el "estalinismo", en su época más totalitaria, aunque haya sido un "amor no correspondido" .52 Se hace manifiesto entonces, el discurso de poder desarrollado en el contexto de este "Trabajo Social de la liberación", que promulga resguardar la integridad y la ortodoxia del marxismo (-algo que ni el mismo Marx hizo53 -), evitando cualquier eventual metamorfosis, y sacan un expediente de inmunización en contra de cualquier teoría que amenace tal ortodoxia y defendiéndose enérgicamente contra cualquier mezcla o heterodoxia y que pudiese producirle preñeces indeseables. De allí que para mantener su pureza verdadera, se arremete contra el fantasma que supuestamente recorre América Latina: el eclecticismo. José Pablo Netto, de manera transversal en sus obras, arremete una cruzada contra el sincretismo de la praxis profesional, y en contra del eclecticismo teórico en Trabajo Social. Pero lo que muestra en su quijotesca pretensión, es que se encuentra luchando en contra de sus propios fantasmagóricos espectros, pues bajo su discurso antieclectizante, lo que se evidencia es una lucha contra las arbitrariedades teóricas y metodológicas, ausentes de una fundamentación epistemológica robusta; ausencias que no solo se encuentran manifiestas en su obra, sino que también fomentan un espectro nebuloso sobre la naturaleza transdisciplinaria de Trabajo Social, que termina por socavar diversos esfuerzos rigurosos por lograr convergencias metodológicas, entre diversas áreas específicas, de distintos enfoques, provenientes de distintas disciplinas histórico - sujétales, con propósitos legítimos de encontrar estrategias concretas, para resolver problemas presentes, en el contexto de una amplia gama de fenómenos manifiestos de la cuestión social . Entonces, la adopción de las directrices de este "Trabajo Social de la Liberación", establecidas grosso modo por sus grandes gurúes: M. Iamamoto y J.P. Netto, en
  • 19. algunas tradiciones y escuelas de grado y postgrado de instituciones universitarias de Latinoamérica, especialmente en diversos países de Suramérica, como: Argentina, Uruguay55 y en el mismo Brasil, y en otros países de Centroamérica, particularmente en Costa Rica,56 muestra una fijación a preceptos decimonónicos, que más que favorecer a una praxis profesional innovadora de esta transdisciplina, favorece los privilegios de ciertas "tribus universitarias" o "capitanes (as) de la erudición"(-como los denominaba irónicamente: Thorstein Veblen-), que defienden una visión conservadora de la sociedad, ya sea desde una óptica heredera del escolasticismo católico por una parte o por otra en un marxismo anacrónico de perfil decimonónico. Quedando pendiente las tareas ineludibles de marcar una ruptura y una discontinuidad en la reproducción del conservadurismo y tradicionalismo esclerotizado del "status quo"; a pesar que estas discontinuidades, se hacen manifiestas en los sistemas sociales póntico fácticos concretos, y que se muestra en la vertiginosa dinámica presente en las sociedades del siglo XXI, tanto en los aspectos políticos, económicos, sociales e incluso en los efervescentes mundos de la vida cotidiana y que el trabajo social en su praxis profesional descubre cotidianamente, más allá del normativismo de los capitanes de la erudición de las tribus universitarias. Quedan pendientes las tareas de abrir nuevos idos deconstructivos de los complejos y multidimensionales rostros, caretas, máscaras, de la naturaleza humana individual y social. Observar las tendencias de apariencia crítica y progresista en este "Trabajo Social de la Liberación", como práctica hegemónica de burguesías universitarias, que bajo sus pieles académicas, se mantienen en el más profundo conservadurismo,57 sin marcar ninguna discontinuidad, ni deconstrucción de los grilletes económicos, políticos, sociales y morales del capitalismo tardío en el contexto de los estados de derecho burgués; es análogo a como Foucault observó que Marx con toda su habilidad dialéctica en materia de análisis de la forma fenoménica de los bienes, hizo poco más que suministrar una "exégesis" del valor enlodado en los supuestos del siglo XIX. Foucault señaló que la crítica formulada por Marx contra la teoría capitalista del valor58 no podía refutar al capitalismo porque se basa en los mismos fundamentos metafísicos, el mismo orden del conocimiento basado en un mundo de cosas y objetos:59 "Al nivel más profundo del conocimiento occidental, el marxismo no introdujo ninguna discontinuidad real; encontró su lugar sin dificultad como una forma plena, tranquila, confortable y satisfactoria para una época (la suya), dentro de un arreglo epistemológico que la recibió con gusto (ya que de hecho era este arreglo lo que le estaba haciendo campo) y que, por su parte, no tenía ninguna intención de perturbar y, sobre todo, no tenía poder para modificar, ni siquiera una tilde, porque descasaba enteramente sobre este arreglo. El marxismo existe en el pensamiento del siglo XIX como un pez en el agua, es decir, no puede respirar en ninguna otra parte. Aun cuando se opone a las teorías "burguesas" de la economía, y aunque está oposición lo lleva a utilizar el proyecto de una inversión radical de la historia como un arma contra ellas, ese conflicto y ese proyecto no tienen como condición la posibilidad de la reformulación de toda la Historia, sino un suceso que cualquier arqueología puede situar con precisión, y que prescribió simultáneamente la economía revolucionaria del mismo siglo. Es posible que sus controversias hayan agitado unas cuantas olas y provocando unas
  • 20. cuantas ondulaciones superficiales, pero no son más que tormentas en un vaso de agua"(Foucault, M. The Order of Things: An Arqueology of the Human Sciences,60 1973,pp.261-263). Deconstrucción de los mitos y manías del Trabajo Social de la Liberación [editar] En este sentido, el programa de investigación "Trabajo Social de la Liberación", es análogo a otras propuestas procedentes de la "Teología de la Liberación", "Filosofía de la Liberación", "Pedagogía de la liberación", "Psicología de la Liberación", y no representa una discontinuidad con las concepciones y valores sustentadores de las supraestructuras políticas, religiosas, morales y jurídicas del Estado de derecho bur (Infraestructura y superestructura.)En el contexto de este "Trabajo Social de la Liberación", José Pablo Netto -, en su obra: "Capitalismo Monopolista y Servicio Social, pretende desde su deontología no explícita, normativizar el rol del "Servicio Social Profesional", partiendo de un conservadurismo que resulta a todas luces, pasmoso: "El pensamiento religioso puede compatibilizar con los principios éticos de la profesión, como puede también compatibilizar con la actividad política ciudadana en cualquier emprendimiento de carácter progresista". Paradójicamente, Netto propone una "ecléctica e incluso sincrética conciliación entre marxismo y cristianismo", y llega a considerar que: "tanto los cristianos católicos como los protestantes tienen méritos históricos como movimientos revolucionarios que fueron, y que continúan siendo, parte de ellos, para integrarse a la lucha general por el progreso humano. Ellos cuentan hoy con grandes representantes, incluso desde dentro de la Iglesia Católica"; una reivindicación evidente del impenitente J.P. Netto, al aparataje ideologizante religioso, - que ha sido, es y seguirá siéndolo en tanto coexistan parasitariamente - , sustentador del conservadurismo de los estados de derecho burgués y en contra de una de las más preclaras y persistentes luchas que realizó el propio K. Marx,61 contra la alienación religiosa, como el "Opio del pueblo". En las vehementes palabras del propio Marx: "La alineación religiosa es una alineación de segundo grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo que la hace nacer. La alineación religiosa tiene su origen en la alineación económica y no podrá superarse mientras no se supere esta. La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.".62 Asimismo, la perspectiva de Netto del surgimiento del Servicio Social es linealmente simplista cuando reconoce su pasaje de la “protoforma” a la profesionalización, y que si se deconstruye63 la inmanente pluralidad de significantes subdiscursivos de su normativizante discurso, son diseminados una nutrida variedad de estos, como lo es su adhesión filial a una perspectiva conservadora de una historia lineal y teleológica, que es común a las doctrinas soteriológicas.64
  • 21. Por otra parte, se diseminan deconstructivamente significantes subdiscursivos, con un perfil evidentemente falogocéntricos,65 pues cuando Neto hace referencia a la "cuestión del Género Femenino",66 ha mostrado en su universo - discurso, que existe una preferencia de las mujeres por la actividad de la asistencia social, asignándole rasgos de subalternidad a la praxis profesional de la disciplina; cuando este rasgo hace referencia al rol de la mujer en una sociedad falogocéntrica y que en nada define el "estatus póntico - ontológico" de la praxis profesional de Trabajo Social. Su alienante perspectiva falogocéntrica,67 incuestionable desde su condición de varón, le obnubila la posibilidad de comprender que confunde estos dos fenómenos, que tienen un vínculo indubitablemente, pero no son reducibles el uno al otro. Además, el método de trabajo de Netto, consiste en mostrar contradicciones y analizarlas con las más simples lógicas formales, lineales, binarias, sin comprender los conjuntos dialécticos que están en juego. Teresa Porzecanski, haciendo un análisis sobre esta obra de Netto: "Capitalismo Monopolista y Servicio Social",68 expresa que "Netto no aporta, como pretende, claridad sobre el tema básico del rol profesional, sino más bien provee confusión. No valora a la inteligencia de los profesionales, que sí saben de qué se trata su trabajo y cuáles son sus responsabilidades en la difícil hora que vive hoy la humanidad y saben bien de qué lado están en la lucha planteada". Entonces, el rol del profesional se enmarca de una manera no muy clara, en desempeñar una "resistencia" a lo interno de las instituciones sustentadoras del "status quo" del capitalismo monopólico, como solución a las situaciones de explotación en el contexto de las tensiones de capital - trabajo; reduciendo de esta manera a los y las profesionales en Trabajo Social en una especie de "guerrilleros institucionales" o en el mejor de los casos en beligerantes líderes sindicalistas o ecologistas, que sin una estrategia clara, sin una formación técnica sólida, sin una propuesta que rompa con la visión ética de mundo conservadora, terminan o por ser expulsados (as) o por ser asimilados (as) por los sistemas institucionales concretos. Por lo tanto, si se propone la "resistencia" como solución, es porque institucionalmente los capitanes de la erudición de las tribus universitarias, no han sido capaces de deconstruir69 las fisonomías espectrales de su propio conservadurismo, por lo que sus propuestas surgidas en el contexto de una endogamia académica, - y continuando con la metáfora de Foucault -, terminarán: " provocando unas cuantas ondulaciones superficiales, pero que no son más que tormentas en un vaso de agua". El trabajo social de la liberación: una aproximación genética [editar] Herencias conceptuales del marxismo [editar] El programa de investigación de "Trabajo Social de la Liberación", desarrollado en Latinoamérica, propone dimensionar el desenvolvimiento histórico de la disciplina, por lo que su propuesta se orienta a un tipo de reconstrucción racional de la emergencia genética de, los diversos núcleos teóricos, sus aplicaciones
  • 22. propuestas, realizadas por distintas comunidades de trabajadores sociales en distintos momentos históricos y ubicaciones geográficas. El núcleo duro de las teorías ensambladas en el contexto de este Trabajo Social de la liberación, tiene herencias conceptuales de diversas variantes de materialismo histórico y de materialismo dialéctico. Tienen particular peso para su ensamblaje teórico, las primeras obras de K. H. Marx en su etapa hegeliana, los marxismos neohegelianos como los de G. Lukács y A. Gramsci y de algunas vertientes de la sociología económica neomarxista, a partir de posturas como la de Paul Baran y Paul M. Sweezy en su obra. Capital monopolista70 y Harry Braveman en su obra: Trabajo y capital monopolista. La degradación del Trabajo en el siglo XX.71 Así el programa de investigación de Trabajo Social de la liberación, ensambla en su núcleo teórico, algunos encapsulamientos conceptuales, heredados y adaptados a partir del núcleo teórico del materialismo histórico. Uno estos encapsulamientos conceptuales heredados, es que cualquier dinámica social puede ser explicada en los profundo de sus relaciones o estructuras económicas. La denominada ideología: la política, la religión, la filosofía, reproduce conceptualmente lo sustentado por las relaciones de producción que se encuentran en su infraestructura o base económica. En este sentido Karl H. Marx, en su obra: "Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política", lo sintetizó de la siguiente manera: "Mi investigación desemboca en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como el estado (y sus políticas), no pueden comprenderse ni por sí mismas no por la llamada evolución del espíritu humano (las ideas), sino que deben explicarse por las condiciones materiales de vida que Hegel resume como sociedad civil, cuya anatomía hay que buscar en la economía política".72 No obstante, la investigación original de K. H. Marx, sobre las estructuras y procesos económicos, estaba sustentado en el modo de producción de su tiempo, que él mismo denominó como: "capitalismo", de perfil competitivo. Este tipo de capitalismo contaba con industrias relativamente pequeñas, que competían entre sí, pero que ninguna industria particular tenía las condiciones materiales para crecer de tal manera que pudiera ejercer un control total sobre las actividades del mercado. No obstante, a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, aun cuando el modo de producción general no cambió, las relaciones particulares de producción capitalista, sí cambiaron, por lo que se tiene una mutación del capitalismo competitivo al capitalismo oligopólico y monopólico. La emergencia de este nuevo estilo de capitalismo, el monopolista u oligopolista, está determinado porque una pequeña cantidad de capitalistas controlan sectores específicos de la economía (v.g.: materias primas, industrias), por lo que es posible evitar la competencia e incluso suspender los principios de oferta y demanda, en los que se sustentaba las teorías del mercado en la economía liberal clásica. Al anularse la competencia, las grandes compañías o firmas surgidas, controlan el mercado y por ello se concentran en la optimización de ingentes ganancias, por medio de ventas masivas, promovidas por sofisticados medios publicitarios, que atraigan a los consumidores potenciales y que terminen de crear toda una cultura de consumismo conspicuo.73
  • 23. Orígenes históricos de Trabajo Social de acuerdo al Proyecto Ético Político El Trabajo Social, puede ser dimensionado genéticamente como sub-producto del capitalismo, modo de producción que rige la mayor parte del planeta, por lo que su condición histórica está articulada a sus transformaciones, cuando este abandona especialmente sus rasgos de competitividad y se configura hacia el monopolio.74 Con respecto a lo anterior y en forma puntual, se valida que:  El trabajo social es resultado de las transformaciones del capitalismo, cuando este alcanzó su estado monopolista.  Las tareas asignadas al Estado en este escenario histórico, lo lleva a demandar cuadros profesionales operativos para la “neutralización” y control de la “cuestión social”.  Por medio de políticas sociales, el Estado opera en función de los intereses del capital, de los capitalistas. Este tipo de maniobras promulgadas desde los poderes estatales, busca la manipulación de las demandas de los diversos estratos sociales, en especial de la clase trabajadora. Este tipo de ingeniería social, requiere ejecutar procesos por etapas, partiendo del diseño planificado de las políticas sociales, de su implementación y de su control permanente. Para lograr esto se demanda recurso humano especializado, y este es el rol que se le asigna a la disciplina de Trabajo Social, haciendo un énfasis en su dimensión de tecnología subjetivar, que se convierta en sus profesionales en in tipo de ingenieros sociales, que diseñen y ejecuten la planificación de las políticas sociales requeridas por un Estado que se sustenta en una economía capitalista monopólica.  Entre los cuadros profesionales demandados en relación con las políticas sociales y con la “cuestión social”, se reconoce al Trabajo Social, profesión que históricamente había sido configurada por ciertas prefiguraciones, las cuales son capturadas por el Estado, u organizaciones privadas de formación, donde se tecnifica, normatiza, sanciona y encomienda a ciertas labores esencialmente intervenidas.  Los profesionales de esta área se encuentran al igual que otras personas trabajadoras -especialmente mujeres- dentro de las dinámicas de la tensión: capital - trabajo, manifiestas en las condiciones de explotación y asalariamiento. Entonces, este tipo de recurso humano, como tecnólogos sujétales, participan en la reproducción del capital, en especial como práctica mediatizadora para extraer de plusvalía, moralización, control y “refuncionalización”. En Iamamoto(1992)75 se establece el estudio de la profesión del Trabajo Social inserta en la división sociotécnica del trabajo; por lo que la profesión de Trabajo Social se caracteriza por:
  • 24. 1.Ser reconocida en la división social del trabajo, y tiene como referente el desarrollo capitalista industrial y la expansión urbana. 2.Sus portafirmas fueron centralizadas, racionalizadas (influye aquí desde luego la racionalidad lógico formal abstracta) y, por ende, tecnificadas, incluida posteriormente como carrera de nivel superior. 3.Su aparición responde a las modificaciones en la “cuestión social”, y de las demandas de la clase trabajadora (y poblaciones desempleadas), que presentan diversas configuraciones. 4.El profesional en Trabajo Social es una persona con formación intelectual, pero que ha adolecido de producción de conocimiento científico. 5.Específicamente se ha caracterizado por ser una profesión volcada a la intervención - especialmente hacia la “cuestión social” - que se apoya en el conocimiento construido por otras áreas de las llamadas "ciencias sujétales" e "histórico - sujétales", especialmente, para fundamentar su "aplicabilidad". Otra perspectiva sobre el mismo fenómeno, es presentado por Montaño (1998),76 para quien es posible reconocer insumos para la discusión especialmente acerca de la naturaleza de la profesión, que es entendida en relación con la legitimación del orden y el aumento de la acumulación capitalista y tiene, según él, una naturaleza y una funcionalidad política y económica y no altruista como en sus portafirmas. Para Montaño (1998),77 se puede estimar que: 1.Para profundizar en la génesis-reproducción del Trabajo Social, hay que tener un referente de totalidad. 2.El Estado genéticamente es el primer y potencial empleador de trabajadores sociales y, por lo tanto su principal legitimador. 3.Hay una articulación genética entre la profesión del Trabajo Social y las políticas sociales, que en sus inicios se constituyó en operador terminal. 4.Es frecuente que sus agentes fueran en su mayoría mujeres, provenientes de clase alta y media alta, reclutadas muchas veces por instituciones de caridad y filantropía, y posiblemente tuvieron relación con la Iglesia. 5.Las particularidades de los agentes en sus portafirmas, se han incorporado en la aprehensión de su ámbito profesional en función de estos, o sea, se ha llegado a considerar que la profesión es lo que son sus profesionales. Por su parte, Martinelli (1997)78 se manifiesta acerca de la génesis-reproducción del Trabajo Social, para su conceptualización histórica, se puede contribuir a la discusión que se viene planteando con lo siguiente:
  • 25. 1. Entre las variables que le son subyacentes a la génesis y reproducción al Trabajo Social se encuentran la alienación, la contradicción y el antagonismo. 2.Sus orígenes están marcados por el matiz que dieron sus portafirmas con rasgos de humanitarismo y que el Estado protegió dentro de su lógica, para proyectarla como una profesión con “deseo de servir”. 3. El Trabajo Social no ha tenido una identidad construida por sus agentes, sino que se le atribuyó por parte de su contratista (especialmente el Estado, quien reconoció y validó la profesión), donde se identifica la alienación. 4.La Iglesia Católica jugó un papel de protección en los inicios de la profesión, en algunos países. Todo ello, permite establecer la conceptualización del ejercicio del Trabajo Social que en este análisis permitió una mayor aprehensión histórica, por lo tanto: la categoría Trabajo Social es aprehendida como una profesión que se moviliza entre las mediaciones que se confrontan en la ontología del ser social y, por ende, en las políticas sociales, como espacio predominante de intervención, y que forma parte constitutiva de un proyecto económico (el capitalismo), -en su edad monopólica-, por lo que viene a ser partícipe de la racionalidad predominante en la vertiente que le da génesis (positivismo), bajo la cual actúa y orienta su intervención, debido a que es fundamentalmente una profesión interventiva en la “cuestión social”. La captura por parte del Estado, especialmente, de las portafirmas “de la” profesión, que posteriormente tecnifica, normatiza, sanciona y direccionaliza, coloca a los profesionales en condiciones de explotación y asalariamiento, e igualmente que otras personas -en especial mujeres-, participan en la producción y consumo (y reproducción) capitalista. Las variables subyacentes en el escenario que le dio origen han sido entre otras la alienación, la contradicción y el antagonismo, incidiendo en su identidad profesional que es mediada por el mismo modo de producción que le da génesis. Como profesional que es, se constituye en persona intelectual, y se particulariza en la historia por la ausencia de producción científica, y se apoya en el conocimiento generado desde otras disciplinas. Su constitución histórica ha sido eminentemente femenina, en sus orígenes quienes la conformaban provenían de clases medias, y altas, y respondían al “encargo” socialmente esperado a las mujeres en el patriarcado.
  • 26. Orígenes de la dimensión profesional de Trabajo Social de acuerdo con el P.E.P.O. En relación con la génesis del Trabajo Social, desde la perspectiva del proyecto ético - político, el estudio de la categoría profesional desde este enfoque, pierde sentido si no es enlazada a las condiciones históricas que le dan origen, Netto (1992)74 y Iamamoto (1992)79 son dos de los autores que han direccionado especialmente este análisis de la contextualidad histórica en que se gesta y reproduce la profesión. Para Netto (1992) ya han existido estudios, que sin ser, relacionan el surgimiento del Trabajo Social con las carencias propias al orden burgués, y las secuelas necesarias de los procesos que se presentan en la constitución y en la reproducción del capitalismo, en especial aquellos concernientes al binomio industrialización y urbanización. Subraya el autor, que si a este señalamiento no le siguen determinaciones más detalladas, la particularidad de la profesión tiende a diluirse planteándose como una emergencia inmediata y directa de ese contexto, que postula entonces que por el desarrollo capitalista, aparece una configuración profesional, que se distingue apenas institucional y formalmente de la tradición de sus portafirmas. Es, según Netto (1992), en el entrelazamiento del Servicio Social con las peculiaridades de la “cuestión social”, en el ámbito de la sociedad burguesa fundada en el capitalismo monopolista, que se da su determinación fundamental. Es, entonces, específicamente en el capitalismo monopolista que la “cuestión social” se establece como blanco de políticas sociales de manera sistemática. Iamamoto (1992) establece que aprehender la “cuestión social” en el capitalismo monopolista y el significado de la asistencia, son requisitos previos para los profesionales en Trabajo Social, lo que les permite analizar las nuevas demandas que los escenarios actuales exigen, donde dicho análisis deberá resaltar el carácter del Estado en sus relaciones con las clases sociales, especialmente en relación con las implicaciones del nuevo patrón de dominación. Es mediante la política social que el Estado burgués, en el capitalismo monopolista, procura administrar las expresiones de la “cuestión social”, de forma tal que atienda las demandas del orden monopolista, por la adhesión que recibe de categorías y sectores cuyas demandas incorpora, sistemas de consenso variables, pero operantes. La funcionalidad de la política social en este escenario del Estado burgués, en el capitalismo monopolista se expresa en los procesos referentes a la preservación y al control de la fuerza de trabajo, para que los monopolistas no requieran inversión en ese sentido, entonces el gasto es asumido por el Estado. Se apunta, además, que estas ofrecen un mínimo de respaldo efectivo a la imagen del Estado como “social”, como mediador de intereses conflictivos , pero la presenta de manera fragmentada y parcializada, pues si se toma, dice Netto
  • 27. (1992), como problemática configuradora de una totalidad procesual específica, se remite concretamente a la relación capital trabajo en su totalidad. En la fragmentación de la “cuestión social” esta es atacada en sus refracciones y en sus secuelas aprehendidas como problemáticas cuya naturaleza totalizante, si es asumida consecuentemente, impediría ser intervenida, desde esa fragmentación Debe recalcarse que la política social, en el ámbito del capitalismo monopolista, no equivale a ser considerada como “una derivación” del Estado burgués capturado por el monopolio, pues estas son gestadas, fundamentalmente, de la capacidad de movilización y organización de la clase obrera y del conjunto de personas trabajadoras, pero no acaban ahí, debido a que son resultantes extremamente complejas de un complicado juego entre protagonistas y demandas que están atravesadas por contradicciones, enfrentamientos, conflictos y asimetrías, sean de etnias, de género, de edades, clases sociales, lugares de residencia. En el ámbito de las políticas sociales debe retomarse la necesidad de comprender que la intervención sistemática sobre la "cuestión social" en el marco del estado burgués, no se realiza ni inmediata ni directamente, porque puede señalar en su procesamiento conquistas de los sectores de presión. En la edad del monopolio, las políticas sociales no retiran el componente individualista del liberalismo, que comprende a la persona como responsable de su destino, y es la persona quien debe asumir la responsabilidad de su éxito y su fracaso, por lo que los problemas sociales son convertidos en problemas individuales y privados. En el monopolio capitalista, el capital domina estratégicamente la circulación y el consumo, y articula una inducción de comportamientos para penetrar la totalidad de la existencia de los agentes sociales particulares y, por ende, administrarlos (o gerenciales); esto es posible por medio de la psicologización de la vida social. En otro espacio -y no separado del anterior-, es que se reconoce una de las médulas del desarrollo de la intervención social del Estado en la “cuestión social”, lo cual es el estilo de pensar lo social al tener al positivismo como norte de análisis, y se entiende, en este caso, el positivismo, como algo más que una escuela sociológica; es la autoexpresión ideal del ser social burgués, mediado, desde luego, por la metafísica. Permitiendo ocultar la específica ontología de las dinámicas sociales intersubjetivas, al ecualizar la forma de entender la sociedad en relación con la naturaleza, pues al naturalizar “lo social”, se establece nítidamente la ineptitud de las personas de dirigir la sociedad según sus proyectos, al plantearla como una realidad ontológicamente ajena a ellas y al aceptar una supuesta “evolución” , sea cual fuera su sentido. En palabras de Netto al naturalizar la sociedad, la tradición en cuestión es forzada a buscar una especificación del ser social que sólo puede ser encontrada en la esfera moral (Netto, 1992: 36) Al establecer la “psicologización” de vida social, esta no se
  • 28. comprende como resultado de las instituciones que componen la sociedad, sino de un conjunto de dilemas mentales y morales, que deshistorizan y deseconomizan la “cuestión social”, para dar una conversión de los problemas sociales en patologías sociales. En otro orden, el autor recalca que la historia no es un mero proceso de requisiciones económicas y sociales que convocan respuestas automáticamente necesarias, sino que ha sido construida por protagonistas históricos, quienes en su curso se confrontan con proyecciones y estrategias propias y diferenciadas por fuerzas políticas y proyectos específicos. El proletariado y la burguesía, como protagonistas históricos, no agotan el entendimiento de la realidad en que se alcanza el monopolismo capitalista, parece imposible, por una parte negar la presencia de otros sectores y el reconocer que es indiscutible detectar proyectos únicos en cada uno de sus territorios. Trabajo Social Con los argumentos anteriores que definen de manera significativa, pero no agotan las relaciones sociales, es indispensable para un estudio histórico crítico el reconocer y validar el Trabajo Social como profesión inscrita en la división socio técnica del trabajo, en el estudio del capitalismo monopolista, en las modificaciones en la “cuestión social”, y las particulares de las políticas sociales, lo que también aporta para desvendar el significado social de esa institución y de las prácticas desarrolladas en su ámbito por agentes especialmente cualificados, como son los profesionales en Trabajo Social Siguiendo con la autora citada, debe reconocerse que el Trabajo Social reproduce intereses contrapuestos que conviven en tensión, tal y como los son las clases sociales, así como otros protagonistas ahí presentes. Dicha profesión responde tanto a demandas del capital como del trabajo y solo puede fortalecer uno u otro polo por la mediación de su opuesto, a pesar de muchos discursos que se orientan por intentar volver capitalistas a todas las personas de la sociedad. El Trabajo Social, además, participa tanto de los mecanismos de dominación y explotación como también, al mismo tiempo y por la misma actividad, da respuesta a las necesidades de sobrevivencia de las clases trabajadoras y de la reproducción del antagonismo en esos intereses sociales, donde refuerza las contradicciones que constituyen el móvil básico de la historia, la lucha de clases, que es donde debe ser aprehendido el Trabajo Social como profesión. El trabajador social es un profesional de la acción social que se ocupa de fomentar el bienestar del ser humano y la prevención y atención de dificultades y/o carencias sociales de las personas, familias, grupos y del medio social en el que viven. Igualmente, el diplomado en trabajo social articula los recursos sociales que se precisan para superar las situaciones de crisis personal y familiar. El trabajo de este profesional se desarrolla en todos los servicios de atención a personas y familias.
  • 29. Es la persona encargada de dar información, orientación y ayuda psicosocial a personas y grupos familiares en situación de crisis, violencia, desorganización, pérdidas familiares, laborales o de vivienda. También ayuda a personas con dificultades para la integración social (marginados, inmigrantes, personas con disminución psíquica o física...). El trabajador social recoge las demandas de estas personas, hace un estudio de la situación y establece un plan de intervención para mejorar la situación de los usuarios. ¿Qué formación necesita? Los estudios de trabajo social son una diplomatura de primer ciclo universitario. La formación de los trabajadores sociales se fundamenta en el estudio de diversas disciplinas (trabajo social, servicios y política social, psicología, sociología, derecho, antropología, economía, etc.) que proporcionan conocimientos variados en ciencias humanas, jurídicas y sociales. Además de éstas, las asignaturas optativas dan al estudiante la posibilidad de diseñar su perfil profesional según el colectivo al que se vaya a dedicar. Diversas asignaturas optativas forman a los futuros trabajadores sociales para enfrentarse a situaciones de exclusión social, drogodependencias, la atención a las personas mayores, la protección a la infancia, voluntariado o problemas de salud de la comunidad. Las perspectivas de futuro para los trabajadores sociales dependen en gran medida de los recursos que las diferentes administraciones dedican a las políticas de bienestar social. Qué perspectivas laborales tiene Tal y cómo evoluciona la sociedad, se crean continuamente nuevos sectores de población que necesitan de la intervención y la ayuda profesional del trabajador social (inmigrantes, ancianos que viven solos, drogodependientes, personas con dificultades de integración socio laboral...). El trabajador social debe participar en actividades de investigación social y en el desarrollo de la política social dando a conocer las necesidades de la población. Los servicios sociales, públicos o privados, son los centros donde los trabajadores sociales habitualmente desarrollan su profesión. Pueden trabajar a cargo de las administraciones públicas en diversas áreas del bienestar social (salud, vivienda, empleo, educación, justicia...) así como en asociaciones sin ánimo de lucro y ONG.
  • 30. En nuestro país existe un cierto intrusismo laboral, ya hasta hace poco algunas competencias del trabajador social las realizaban voluntarios. La libre circulación de profesionales por toda la Unión Europea puede facilitar salidas a los trabajadores sociales en otros países europeos con más tradición en políticas de bienestar.