3. Esta soberbia obra maestra, muestra su estilo de línea extremadamente sensible, rico color y
sutil modelado, sin ocultar su genio para el dibujo decorativo.
Botticelli creó obras maestras donde adquirió fama como uno de los artistas más poéticos de
todos los tiempos.
En El nacimiento de Venus vemos esos ritmos ondulatorios, su tratamiento lineal
característico de las formas fue la manera en la que Botticelli se relacionó con la cultura de
los humanistas, recién surgida, dejando atrás el antiguo énfasis sobre la fe religiosa, que
había prevalecido durante la Edad Media.
Este nacimiento de Venus pintado en 1486, como decorado para la casa de campo de un
primo de Lorenzo de Médicis, es una pieza gemela de otra famosa pintura de Botticelli, "La
Primavera". "El nacimiento de Venus" fue inspirado por un poema de Poliziano, el poeta
favorito de la corte de los Médicis.
En éste cuadro el autor pone elegancia en las figuras, bucles y al mismo tiempo pone
volumen y corporeidad en los personajes. Me gusta el gesto que Botticelli pone en Venus,
donde la muestra con un ademán de modestia y esa "aparición" de los padres de Venus -
Júpiter y Dione- en el ángulo superior izquierdo del cuadro, insuflando la vida a su hija. Hay
que valorar las destrezas que tiene Botticelli que en todos sus cuadros y en éste que nos
ocupa, logra bajo un disfraz de simplicidad, mostrar a la mitología como verdadera
interpretación neoplatónica con sentido cristiano del mito de Venus.
Esa Venus a modo de Madonna pagana con un halo de belleza de origen divino, sólo puede
lograrlo un artista con mayúsculas como fue Botticelli.
Crítica:
5. Miguel Ángel era idolatrado en Roma casi como una
leyenda viviente, pero este trabajo no se salvó de las
críticas. Según sus detractores, Miguel Ángel había
abandonado el clasicismo insuperable de la Capilla Sixtina y
su estilo estaba decayendo en un manierismo desmañado.
En este mural, las figuras huyendo en desorden no fueron
bien recibidas. Algunos historiadores consideran que a raíz
de este aparente fracaso, Miguel Ángel refrenó su audacia
en su siguiente fresco, el de san Pedro, que resultó ser su
último trabajo pictórico.
Crítica:
7. Con esta obra ofrece a la estimación de los académicos uno de
los más difíciles y clásicos motivos que era posible ejecutar: un
desnudo donde mostrar el dominio de la anatomía, justificado
por su presencia en un cuadro religioso, un Cristo en agonía, de
conformidad con la tradición española. En él Goya resuelve con
hábil técnica la dificultad del suave modelado en sfumato, así
como la incidencia de la luz (que parece provenir artificialmente
del pecho del crucificado) y su transición hacia las zonas oscuras,
que hacen disimular la silueta del dibujo. Transparencias,
veladuras, y gradaciones son tratadas con delicadeza, en tonos
grises perla y suaves verdes azulados, y toques de intenso
blanco para realzar los destellos de la luz.
Crítica: