1. PINTURA DEL QUATROCENTO EN ITALIA
“Ut Pictura Poesis”
El Quatrocento adjudica a la pintura la función de poesía muda. Lo que habían
escrito poetas como Dante y Petrarca lo va a traducir al lenguaje plástico la
pintura. Ya en la Edad Media había sido concebida como la “teología de los
ignorantes”. La pintura cumple con su cometido de poesía muda e incluso la
supera al fijar perceptualmente un imaginario que en poesía es siempre más
libre y subjetivo.
Geometría y pintura. La perspectiva
Alberti, entusiasmado con el descubrimiento de la perspectiva, dirá aquello de
“ahora veo el mundo como Dios lo ve”. La perspectiva, aunque no sea exacta
en cuanto a percepción visual, tiene la cualidad de la equivalencia. El artista
renacentista, creará el espacio tridimensional que después ocuparán los
cuerpos, al contrario del artista gótico que, a base de introducir cuerpos,
simulaba el espacio.
El hecho de utilizar la perspectiva no incide en la cualidad artística de la obra
per sé, pues artistas posteriores que no la han utilizado consiguen obras de
primera categoría. La perspectiva no es más que un método nuevo y valioso.
Los cambios de ideas en la representación plástica se dejan notar en el
espectador. El espectador renacentista observa muchas más cosas que las
meras copias del natural; ve que los cuerpos proyectan sombras, calcula las
proporciones, el movimiento y la composición óptica.
La Florencia del Quatrocento
2. Tres son los temas de la pintura italiana en el s. XV. El religioso (que entronca
con el medievo), el mitológico-clásico (novedoso en el tratamiento) y el cívico-
burgués. En el tema religioso los subtemas son la Anunciación, la Madonna, la
Adoración de los Reyes, la Resurrección y las muchas crucifixiones.
El tema mitológico-clásico goza de mayor libertad por su carácter narrativo y
literario. Así destacan El Parnaso de Mantenga y La Primavera y Nacimiento
de Venus de Botticelli. En el tema cívico-burgués destacan las cacerías, las
fiestas, retratos y triunfos como el de Federico de Montefeltro de Piero Della
Francesca. En cuanto a batallas hay que mencionar la conocida como Batalla
de San Romano de Ucello.
En el retrato los artistas no se limitan a retratar únicamente a los grandes
personajes, sino también a personajes corrientes como demuestra el “Retrato
de un anciano con su nieto” de Ghirlandaio.
En cuanto a las tipologías, destacan tres tipos; la lineal, la volumétrica y la
concordancia artística (interrelación de diferentes artes). Todas muestran su
obsesión por la perspectiva.
Nuevo lenguaje. La perspectiva como articulación del color
Massolino es un pintor goticista que prueba algunas propuestas del nuevo
lenguaje en la capilla Brancasi (escena de San Pedro resucitando a Tabita).
Massaccio es el fundador, junto con Brunelschi y Donatello, del nuevo lenguaje
que utiliza la perspectiva para articular el color propio de la pintura. Los frescos
de Massaccio El Tributo de la Moneda y La Expulsión del Edén muestran un
gran uso del color, la iluminación y la disposición. En la Trinidad de Florencia la
labor principal se confía a la perspectiva lineal, que suma arquitectura,
escultura, retrato, color, volumen y composición.
Persistencia del gótico internacional
3. Gentille da Fabriano es autor de La Adoración de los Magos, retablo que
destaca por la delicadeza de los rostros, elegancia de las vestimentas y lujo de
detalles que nos habla del nivel alcanzado por el “gótico internacional”. No
obstante, es cierto que este autor introduce elementos que avistan el
clasicismo como los escorzos de los caballos y la proporción anatómica.
Filippo Lippi consigue en pintura una simbiosis entre varias líneas estéticas e
inaugura dos temas importantes; el de la Sacra Conversación y el de la
Madonna. El Tondo Pitti es un ejemplo del cambio en la temática de las
Madonnas. Aquí la Madonna ha perdido seriedad y volumen ganando en
elegancia y dulzura. En La Virgen y el Niño de los Uffizi, la línea subjetiva y
bella está plenamente conseguida como premonición de Boticelli.
Fra Angelico, deudor del gótico internacional, usa todos los recursos de aquel
movimiento: figuras alargadas, desproporción anatómica, dulzura en los
rostros, colores brillantes, etc. Ejemplos de ello son sus famosas
Anunciaciones como la del Museo del Prado.
Antonio Pisanello da Verona representa mejor la simbiosis gótico-clásico. Sin
someterse a las leyes clasicistas, toma lo mejor de ambos y ello se ve en el
retrato de Ginevra D’este.
Benozzo Gozzolli es autor de Las Escenas del Viejo Testamento del
Cementerio de Pisa entre las que destaca La Adoración de los Reyes, plena de
encanto y gracia.
Los grandes talleres
Pollaiuolo, Verrochio y Ghirlandaio poseen talleres donde se forman muchos
artistas. En el Martirio de San Sebastián, de Pollaiuolo, lo menos importante es
el santo y lo más, el hecho de ser asaeteado; lo que interesa es el dato
histórico. En el Bautismo de Cristo de Berrochio, se cuidan las facciones de
4. Cristo y San Juan y la propia acción del bautismo es lo que importa. En
Ghirlandaio desaparece toda sacralidad a favor de una escena costumbrista.
La desacralización religiosa no está fuera de lugar gracias al resto de
cualidades que estos maestros desarrollan en todas sus obras: sentimiento,
expresividad, psicología, etc.
Identificación entre pintura y perspectiva
Piero de la Francesca es uno de los pintores más representativos del s. XV. Su
obra más interesante radica en Urbino, donde nace Rafael en 1483. Su
tratamiento de la luz es tan original que le permite prescindir de las sombras. El
racionalismo científico dota a la obra de Piero de una simplicidad y
geometrismo riguroso. Entre sus obras destacan El Bautismo de Cristo (de
figuras nobles, sin sombras y de tensa serenidad), la Madonna de la Merced y
el famoso Retrato de Federico de Montefeltro y su Mujer, que deja traslucir un
carácter flamenco sobre todo por el uso del óleo.
Se dice que eligió la figura perfilada para disimular el lado derecho del duque,
tuerto y con la nariz rota. La línea comenzada por Massaccio encuentra en
Piero Della Francesca el punto suficientemente evolucionado para ceder el
testigo a los grandes pintores de la siguiente centuria.
Boticelli
Es el representante de la línea refinada donde la sensibilidad y la delicadeza se
conjugan con un idealismo paganizante. El rechazo de la perspectiva se
resuelve en Boticelli con una linealidad pura de rostros ovalados donde se
desprende la melancolía. Quizás sus últimas obras abandonen este esquema
después de su conversión a Savonarola, conversión que le condujo a destruir
algunas obras paganizantes e incluso a abandonar la pintura a partir del 1500.
5. La vida y obra de Boticelli están íntimamente ligadas a los acontecimientos
florentinos. Entre sus obras destacan:
Judith y Olofernes: en estas dos tablitas, Boticelli descubre su estilo de
anatomías sensuales y cánones alargados. La heroína se debate entre
el deber cumplido y el horror del hecho.
Retrato del joven Pitti: nos muestra la fina observación de la interioridad
unida a la belleza formal.
Palas y el Centauro: en este enlace de mitología e historia Boticelli
celebra el éxito de Lorenzo de Medici al deshacer la liga de Sixto IV
contra Florencia.
Madonna del Magnificat: de base goticista, presenta un cuadro
mundano, culto e intimista.
La Calumnia: obra alegórica en la que el Engaño acusa delante de un
juez asistido por la Ignorancia y la Sospecha, a un joven arrastrado por
la Calumnia acompañada de la Insidia y la Malicia, mientras la
Penitencia contrasta con la desnuda Verdad.
La Primavera: obra alegórica en la que, en varias escenas, cada
personaje tiene su propio papel y simbología.
El Nacimiento de Venus: Céfiro y Cloris soplan a Venus desnuda para
que avance sobre la concha en el mar, mientras Flora-Primavera corre a
cubrirla con un manto de flores.
Andrea Mantenga
Humanista pleno, en 1461 pinta el cuadro llamado El Tránsito de la Virgen
(Museo del Prado). De un carácter cósmico parecido participan los San
Sebastián de Viena y Venecia. Una de sus obras más célebres es La Cámara
de los Esposos, pintada en el palacio ducal de Mantua. En la crónica narrada
en la bóveda aparecen escenas de la vida de los Gonzaga. Mantenga es autor
de El Cristo Muerto (de tremendo escorzo) y El Parnaso del Louvre.
6. Escuela de Umbría. Pinturicchio y Perugino
Estos autores conocen las técnicas del color, la perspectiva, la iluminación, la
composición… pero repiten los mismos esquemas para cualquier obra. El
nombre Pinturicchio viene a ser algo así como el que “todo lo pinta igual”.
Ambos son pintores en serie que, aún así, aportan obras elegantes.
Del Pinturicchio citamos los frescos de las estancias de los Borgia en el
Vaticano (donde retrata al Papa Alejandro VI) y los frescos con escenas de la
vida de Pío II de la biblioteca Picolomini de Siena.
El Perugino utiliza composiciones rítmicas y simétricas con paisajes de
horizontes bajos bañados por la luz matinal. Sus obras más famosas son los
frescos de la Sala del Cambio en Perugia y La Entrega de las Llaves a San
Pedro, de la Capilla Sixtina. Este fresco de la Capilla Sixtina destaca de los
restantes por su claridad compositiva y disposición de los elementos
arquitectónicos.
7. Escuela de Umbría. Pinturicchio y Perugino
Estos autores conocen las técnicas del color, la perspectiva, la iluminación, la
composición… pero repiten los mismos esquemas para cualquier obra. El
nombre Pinturicchio viene a ser algo así como el que “todo lo pinta igual”.
Ambos son pintores en serie que, aún así, aportan obras elegantes.
Del Pinturicchio citamos los frescos de las estancias de los Borgia en el
Vaticano (donde retrata al Papa Alejandro VI) y los frescos con escenas de la
vida de Pío II de la biblioteca Picolomini de Siena.
El Perugino utiliza composiciones rítmicas y simétricas con paisajes de
horizontes bajos bañados por la luz matinal. Sus obras más famosas son los
frescos de la Sala del Cambio en Perugia y La Entrega de las Llaves a San
Pedro, de la Capilla Sixtina. Este fresco de la Capilla Sixtina destaca de los
restantes por su claridad compositiva y disposición de los elementos
arquitectónicos.