3. Éxtasis de Santa Teresa, Mármol Creando un cuadro teatral fijo en el que se transpone la celda conventual de Santa Teresa en el momento en que, sufriendo una mística experiencia, disfruta de la unión extática suprema con Cristo. Apolo y Dafne, Mármol Bernini traduce con exacta visualización la fábula recogida en las "Metamorfosis" de Ovidio, ofreciendo una clara meditación figurada sobre la mutabilidad de la naturaleza y el hombre.
4. Santo domingo en Soriano, Oleo sobre lienzo La obra relata un milagro de la Orden dominica, que fue la que encargó la pareja y que estaba ubicada en el Convento de San Pablo, de clausura. El espacio que contiene la escena ha desaparecido en una absoluta oscuridad que se pone al servicio de las figuras, fuertemente destacadas por las luces y los brillantes coloridos de sus ropajes. San Gregorio, Oleo sobre lienzo La figura de este papa es de tamaño mayor que el natural y forma parte de un conjunto de 21 cuadros encargados por el Convento de San Pablo de Sevilla.
5. Amor Victorioso, Oleo sobre lienzo El marqués Giustiniani fue uno de esos personajes cultos y pertenecientes a la aristocracia que protegieron y realizaron frecuentes encargos a Caravaggio. Este miembro de la alta sociedad romana pidió al artista que le pintara un Amor Terrenal, en competencia directa con el Amor Divino que había realizado Baglione. El muchacho escogido por Caravaggio para posar como el Amor resulta un pilluelo de la calle, del que no se oculta su condición. Tal vez el pintor quería dar a entender la presencia de este dios en cualquier manifestación humana, sin ser necesario sublimar su apariencia física. Crucifixión de San Andrés, Oleo sobre lienzo El martirio de San Andrés fue captado por Caravaggio en los últimos años de su producción pictórica. Era un encargo para una iglesia, y el pintor eligió un momento milagroso que se recogía en leyendas tradicionales italianas, que en determinados momentos tuvieron el mismo valor que las propias Escrituras.
6. Anciana rezando, Oleo sobre lámina metálica Identificado habitualmente como la madre de Rembrandt, este pequeño cuadrito ejecutado en cobre es uno de los más atractivos de la década de 1620. La anciana lleva una toga de color rojo sobre el que destacan unos brillos dorados que también se aprecian en el rostro, las manos y el pañuelo, tratándose de la base de cobre empleada como soporte. David tocando el arpa para Saúl, Oleo sobre tabla El monarca viste ropas orientales y sujeta una larga vara que simboliza su poder. Aparece sentado, agarrando fuertemente el apoyabrazos para evitar que su ira se ponga de manifiesto. Las luces doradas que caracterizan la obra del maestro impactan en la figura protagonista, quedando el resto de la composición en semipenumbra. Rembrandt ha captado el momento de mayor tensión de la historia, cuando David calma a Saúl.