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El desarrollo del turismo religioso
       en La Habana y la acusación
            de mercantilismo*
                                          Kali Argyriadis




El turismo cultural, que se nutre con profusión del tema afrocubano, se ha desarrollado conside-
rablemente en Cuba en esta última década. Paralelamente, un número creciente de visitantes ex-
tranjeros viajan a la isla con el propósito de adentrarse al mundo de las llamadas religiones de
origen africano (santería y palo-monte). En el dificil contexto económico actual éstas se han con-
vertido hoy en día en uno de los medios lucrativos más seguros para mejorar la situación mate-
rial de muchos cubanos, lo que genera toda una serie de críticas en varios niveles de la sociedad.
Este artículo pretende reflexionar sobre este fenómeno, por medio del análisis de la crítica del
mercantilismo como una categoría de acusación ambigua inherente a los intercambios entre reli-
                                                                                                                            

giosos, así como a las relaciones sociales en general. A partir de datos etnográficos habaneros, se
cuestionará también la distinción clásica entre lo profano y lo sagrado, así como entre lo cultural,
lo artístico, lo religioso, lo político, lo afectivo y lo económico, puesto que todas estas dimensio-
nes están intrínsecamente relacionadas tanto en un espectáculo turístico como en una ceremonia
religiosa.

PALABRAS CLAVES: turismo, religión, comercio, folclorización, Cuba.


During the last decade, cultural tourism has grown substantially in Cuba, this type of tourism is
profusely nurtured by the Afro-Cuban theme. At the same time, a growing number of foreign vi-


           : Institut de Recherche pour le Developpment, Francia-Centro de Investigaciones
                                    y Estudios Superiores en Antropología Social.
                                                 kali@argyriadis.net

                                Desacatos, núm. , mayo-agosto , pp. -.
                          Recepción:  de febrero de  / Aceptación:  de marzo de 

* Agradezco a Odalys Buscarón, Stefania Capone, Lorraine Karnoouh, Cristina Gutiérrez, Camila Pascal y Renée de la Torre,
así como a los dictaminadores anónimos por sus comentarios, correcciones y sugestiones acerca de este texto.
                                                      Desacatos                                            - 



               sitors travel to Cuba in order to have contact with the so called religions of African origins (san-
               tería and palo-monte). In the current difficult economic situation, these religions have become
               one of the safest and most lucrative means to improve the material situation of many Cubans,
               but it has also prompted a series of criticism in many social segments.This paper intends to reflect
               on this phenomenon by analyzing the critique of mercantilism, and considering it a type of am-
               biguous accusation inherent to the exchange between religious individuals and social relationships
               in general as well. Using ethnographic data gathered in Havana, this paper will contest the classic
               distinction between the profane and the sacred, as well as the distinctions between the cultural,
               artistic, religious, political, emotional and economical dimensions, since they are all intrinsically
               related in a show for tourists as well as in a religious ceremony.

               KEY WORDS: tourism, religion, mercantilism, folclorism, Cuba.




     L
              os estudios sobre las llamadas religiones afrocu-                  sociales, políticas y económicas de la sociedad cubana.
              banas tienen más de un siglo de historia. Las in-                  Uno de los temas que han sido poco analizados es pre-
              vestigaciones más recientes han demostrado el                      cisamente su dimensión de bien de consumo,3 tal vez por
     carácter dinámico de las mismas al poner en evidencia                       ser una cuestión intrínsicamente polémica, no solamente
     los lazos que las unen con otras modalidades religiosas                     en Cuba sino dentro de la población creyente en general.
     (entre otros, véase: López Valdés, : ; Basail y Cas-                 De hecho, las acusaciones de mercantilismo dirigidas a al-
   tañeda, : ; Menéndez, : ). En La Habana,                       gunos personajes específicos o a la religión en su llamada
     por ejemplo, la santería es indisociable de su corolario,                   “degeneración” forman parte de todas las conversacio-
     el sistema adivinatorio Ifá, pero también del palo-monte                    nes cotidianas habaneras y, por ende, de todas las entre-
     en sus distintas vertientes, del espiritismo y del culto a                  vistas con religiosos realizadas durante el trabajo etno-
     las vírgenes y a los santos católicos. De esta forma, en la                 gráfico.4
     práctica efectiva, una estrecha complementaridad enlaza                        Me parece importante proponer una reflexión sobre
     todas estas variantes, llamadas de manera común religión                    estos discursos recurrentes (en todas sus variantes y con-
     (Argyriadis, ).1 La religión, por ser un fenómeno so-                   textos de enunciación) con la intensión de comprender
     cial relevante en la capital,2 refleja las transformaciones                 el papel que desempeñan en el marco de una práctica re-
                                                                                 ligiosa que, como todas las demás, no carece de luchas de
                                                                                 poder internas.5 No pretendo tomar partido ni estigma-
     1 El término santería es también usado a veces como término genéri-
     co. Regla de Ocha o, más recientemente, religión yoruba designan a la       tizar a los actores o los procesos, sino, ciñéndome en es-
     santería cuando la intensión es clamar por la depuración y el retorno       to a las sugestiones de Michèle de la Pradelle, analizar las
     a las raíces.
     2 Es muy difícil precisar cifras, ya que nada permite asegurar la sin-      situaciones de intercambio mercantil como una de las for-
     ceridad de las respuestas de los entrevistados. Sin embargo, la obser-
     vación etnográfica concuerda con los estudios más recientes del Cen-
     tro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de Cuba (CIPS) que
     concluyen una proporción mayoritaria (.%) de creyentes de toda          3 A excepción de los trabajos de Holbraad (, ) y Palmié
     índole en la población, así como una mayor proporción de utiliza-           ().
     dores simultáneos de servicios ligados a la santería, al espiritismo y al   4 Este artículo se apoya en datos recogidos durante tres estancias en La
     catolicismo (Ramírez Calzadilla, : -). De igual manera, co-       Habana de siete, ocho y nueve meses, respectivamente, entre  y
     rresponden los resultados que subrayan la imposibilidad de relacionar       ; y luego, durante varias estancias más cortas en la misma ciudad
     en la sociedad cubana contemporánea un tipo de expresión religiosa          entre  y .
     con una clase social (idem.: ) o con categorías raciales, subjetivas      5 Como tampoco carece de lógicas de alianzas y de valores que gene-
     por definición (idem.: ; López Valdés, : ).                        ran una forma de organización social original.
-                                               Desacatos                                              



mas en que se materializa una relación social, la cual in-           poco escrupulosa, que convierte la propuesta religiosa y
teractúa necesariamente con otras dimensiones:                       cultural cubana en un bien de consumo artificial.6 Otros
                                                                     subrayan la aparición de “escisiones entre los practican-
      Hay que vencer esta especie de resistencia irreflexiva que     tes y sus formas organizativas, en torno al sentido —so-
      lleva a creer que ahí donde los intereses económicos son
                                                                     cial o comercial— de sus creencias” como consecuencia
      importantes, las relaciones sociales se diluyen o se borran;
      y donde son menores, se desarrolla libremente una socia-       de la comercialización y la folclorización de los valores y
      bilidad que se convierte en su propio fin (De la Pradelle,     prácticas religiosas (Basail y Castañeda, : -).
      : -).                                                  Más allá del discurso de la degeneración o de la crisis
                                                                     social-religiosa, mi intensión es la de comprender los pro-
De la misma manera en que la acusación de “brujería                  cesos que producen estas acusaciones, ligadas a las an-
malévola” fue estudiada por Marc Augé como uno de los                teriormente citadas, sin perder de vista la profundidad
lenguajes por los que se expresan las relaciones sociales            histórica y las implicaciones sociales y políticas de un fe-
de fuerza (: ), o de la forma en que Stefania Ca-             nómeno que, a la luz de este enfoque, no parece tan no-
pone aplicó el mismo tratamiento a la acusación de “no-              vedoso. Para llevar a cabo tal objetivo será necesario tam-
tradicionalidad” en el candomblé brasileño (: ),              bién cuestionar la existencia del límite entre “lo falso” y
la acusación de mercantilismo tiene que ser comprendi-               “lo auténtico”, así como la distinción clásica entre lo profa-
da como una categoría de discurso que nutre las riva-                no y lo sagrado, entre lo cultural, lo artístico, lo religioso,
lidades entre religiosos y nos informa sobre las reglas de           lo político, lo afectivo y lo económico, puesto que todas
circulación de bienes materiales y espirituales dentro de            estas dimensiones están estrechamente ligadas tanto al
la religión.                                                         espectáculo turístico como a la ceremonia religiosa.
   El desarrollo del turismo es regularmente señalado co-
mo un elemento determinante en la llamada comerciali-                                                                                           
zación de la religión. En Cuba el gobierno, rompiendo                EL CONTEXTO DE LAS ACUSACIONES
con la imagen de destino puramente de consumo (sexual,
balneario), ha tratado desde un principio de sacar parti-            La isla de Cuba recibe cada año la visita de aproximada-
do del potencial valorizante del turismo cultural o soste-           mente dos millones de turistas. De hecho, su gobierno
nible. De hecho, a pesar de que las playas y los jóvenes             ha decidido fomentar el desarrollo de esta industria con el
no dejan de ser un factor de atracción fundamental,                  afán de luchar contra una grave situación de crisis.7 Des-
evidenciado en numerosas propagandas y actitudes de                  de , año en el cual cesaron los intercambios econó-
los turistas, el atractivo de la isla tiene también mucho
que ver con sus famosas prácticas artísticas y festivas. A
                                                                     6 Rogelio Martínez Furé, cofundador del Conjunto Folclórico Nacio-
lo largo del año los aficionados a la cultura cubana pue-
                                                                     nal y creador en  del Sábado de la rumba, llama a este fenómeno
den disfrutar de talleres, festivales, encuentros y confe-           “santurismo” (entrevista personal,  de noviembre de ). También
rencias, en los cuales el ingrediente afrocubano es enfati-          utiliza el término de “seudo folclorismo” (: ), manejado por “de-
                                                                     predadores del patrimonio popular tradicional” (idem.: ). Confor-
zado. Participar en ellos es uno de los posibles pasos hacia         me a esta toma de posición dejó desde  de dirigir el Sábado de la
una implicación más íntima y tal vez hacia la práctica re-           rumba (más adelante se describirá la evolución actual de este evento).
                                                                     7 “En tan complejas circunstancias es que se llevó a cabo el esfuerzo de
ligiosa como tal (Argyriadis, -), lo que fomenta a
                                                                     transformar la estructura y el funcionamiento de la economía. Espe-
su vez un tipo de turismo muy particular al que puede de-            cial relevancia tuvo la decisión de impulsar el turismo como el sector
nominarse “religioso”, ya que el objetivo principal del via-         de mayor dinamismo y capacidad para generar ingresos de divisas en
                                                                     plazos relativamente breves y también por su potencial para propiciar
je es participar en ceremonias como actor u observador.              la reanimación e integración de otros sectores, y estimular el empleo”
   Algunos investigadores critican hoy en día la falta de ca-        (Resolución económica del V congreso del PCC, ). Agradezco a Lo-
                                                                     rraine Karnoouh por haberme indicado este texto y por sus comen-
lidad de los eventos culturales “afrocubanos”que —según              tarios en general sobre las cuestiones político-económicas referidas en
ellos— conducen al encuentro del extranjero con gente                este artículo.
                                                    Desacatos                                              - 



                                                                                                 ha desarrollado numerosas estrategias cotidianas de so-
                                                                                                 brevivencia, designadas por el lenguaje popular con los
                                                                                                 términos “luchar”, “resolver” e “inventar”. En La Habana
                                                                                                 no se compra un boleto de ómnibus, sino que “se lucha
                                                                                                 un transporte” y “se inventa la comida”.
                                                                                                    Para los que no tienen familia en el extranjero o que
                                                                                                 no trabajan en el “sector emergente de la economía”,10 la
                                                                                                 religión (y más precisamente la santería y el palo-monte,
                                                                                                 que gozan de cierto prestigio dentro y fuera del país) se
                                                                                                 ha convertido en uno de los medios más seguros, lucrati-
                                                                                                 vos y relativamente legales de mejorar su situación mate-
                                                                                                 rial. El costo de las consultas y ceremonias ha aumenta-
                                                                                                 do significativamente en los últimos diez años, a pesar de
                                                                                                 que los precios de ciertos ingredientes casi no han cam-
                                                                                                 biado desde  (un coco vale diez pesos, un gallo 
                                                                                                 pesos, un grupo de tamboreros se contrata por  pe-
                                                                                                 sos…). Las actividades religiosas atraen un público cre-
                                                                                                 ciente de visitantes extranjeros, dentro de los cuales no
                                                                                                 pocos aceptan invertir consecuentes sumas en ceremo-
     Kali Argyriadis




                                                                                                 nias de iniciación: desde   hasta   dólares para
                                                                                                 “hacer santo” o “hacer Ifá”.11
                                                                                                  Sin embargo, el interés económico no es el único mo-
                       La libreta de abastecimiento. Pizarrra de distribución, La Habana, fe-    tivo de tal desenvolvimiento religioso. El estatuto de los
                       brero de .
                                                                                                 creyentes ha evolucionado de manera muy positiva des-
                                                                                                 de la apertura política de  (Argyriadis, a; véase
                       micos privilegiados con la CEI,8 se decretó el estado de ur-
                       gencia o “periodo especial en tiempo de paz”. Después de
                       una etapa de dramáticas penurias (-), a pesar
                                                                                                 en comparación con el valor real de los ingresos legales. Así, por ejem-
                       de cierta recuperación económica y de nuevas leyes que                    plo, en noviembre de , un peso convertible equivalía a  pesos
                       permiten iniciativas privadas a nivel familiar o indivi-                  en moneda nacional, el salario promedio era de  pesos, la libra de
                                                                                                 arroz valía  pesos en el mercado agropecuario y una botella de aceite
                       dual, la situación continúa siendo difícil para todos los                 de soya costaba . pesos convertibles, o sea, . pesos. Cabe pre-
                       que no tienen acceso directo al dólar estadounidense o a                  cisar que muy recientemente se incrementaron de manera conse-
                                                                                                 cuente los pagos mensuales de las jubilaciones y se rebajó el precio del
                       su equivalente (el peso convertible) mediante un empleo                   peso convertible a 23 pesos cubanos.
                       en el turismo, en las empresas mixtas o gracias a las re-                 10 Las encuestas del Centro de Antropología de Cuba han demostra-
                                                                                                 do que las desigualdades de acceso a los empleos en el turismo y en las
                       mesas familiares.9 En este contexto peculiar la población                 empresas mixtas están muy ligadas a la persistencia de discrimina-
                                                                                                 ciones "raciales", a pesar del alto nivel de calificación de la población
                                                                                                 de piel más oscura (Rodríguez et al., ).
                                                                                                 11 Estos precios suelen ser baratos en comparación con los precios
                       8 Comunidad de los Estados Independientes, que incluía las ex-repú-       aplicados para las mismas ceremonias en México o en Estados Uni-
                       blicas soviéticas, a excepción de los estados balcánicos.                 dos, donde el costo se multiplica fácilmente al doble o triple. Los sante-
                       9 La educación y la salud permanecen gratuitas, pero los libros, útiles   ros de estos países justifican sus tarifas por el costo más alto de la vida
                       escolares y medicinas, que escasean, se compran con divisas a precios     que deben enfrentar. En Cuba, la inflación de precios concierne en su
                       muy altos; de manera general, una vez agotado el abastecimiento pro-      mayoría a los clientes extranjeros o cubanos emigrados, que gozan su-
                       porcionado por la libreta (entre una semana y quince días de alimentos    puestamente de un mayor poder adquisitivo. Cabría relativisar esta
                       básicos por persona y por mes), los precios de los productos de prime-    suposición al recordar que muchos de ellos no tienen, como en Cuba,
                       ra necesidad (ropa, comida, higiene…) resultan desproporcionados          acceso a servicios sociales de calidad.
-                                                  Desacatos                                              
Kali Argyriadis




                  La cola para la libreta de abastecimiento. La Habana, febrero de .
                                                                                                                                                                     

                  también Cuarto congreso…, ). Los llamados cultos                     mayor de cada especialista era refutar las acusaciones de
                  afrocubanos en la actualidad son considerados como fac-                  “brujería malévola”.13 Ahora se trata más bien de demos-
                  tores valorados de la identidad cultural cubana. Además,                 trar su autenticidad tradicional por medio de la media-
                  la opinión común en la isla admite la supremacía de la                   ción del público internacional. En el contexto del en-
                  santería cubana sobre sus religiones hermanas de Áfri-                   frentamiento entre los cubanos residentes y los cubanos
                  ca y América Latina, al considerar a Cuba como la cuna                   exiliados, éstos también se acusan entre sí de ser militan-
                  de la verdadera tradición yoruba, la más preservada (“el                 tes políticos disfrazados o instrumentalizados (Argyriadis
                  extracto puro”), y de la energía sagrada llamada aché.12                 y Capone, ). Pero existe otro tipo de acusación que,
                  Por lo tanto, numerosos religiosos asientan hoy en día                   aunque se asimile a menudo con el contexto económico
                  su legitimidad local sobre la presencia prestigiosa de vi-               descrito anteriormente, siempre ha existido en el mun-
                  sitantes o “ahijados” extranjeros, quienes a su vez suelen               do religioso. Se trata de denunciar el abuso de confianza,
                  invitarlos a sus países para dar “conferencias” o como ga-               el charlatanismo, la “especulación” (ostentación de la
                  rantes de la eficacia y autenticidad tradicional de sus ce-              riqueza y del poder) y el interés económico, inclusive en-
                  remonias.                                                                tre cubanos. Una palera y santera que había cambiado de
                     Las acusaciones que nutren desde siempre las rivalida-                padrinos varias veces (lo que no le impidió seguir sien-
                  des entre religiosos se desplazan de manera consecuente                  do religiosa) expresaba hace ya doce años:
                  al campo global. Hace unos quince años la preocupación
                                                                                           13 En la práctica cotidiana actual este término no tiene necesariamente
                  12Véase el libro El ashé está en Cuba (), de Mirtha Fernández y      una connotación malévola, se puede hacer brujería para pasar un exa-
                  Valentina Porras, citado con frecuencia por los religiosos.              men o tener suerte, por ejemplo.
                                             Desacatos                                             - 



           No todos los babalaos, ni todos los santeros, ni todos los      En su primer trabajo sobre las prácticas religiosas de
           paleros, ni todos los espiritistas trabajan con el mismo     los afrocubanos,14 Fernando Ortiz proponía medidas co-
           ahínco ni con el mismo deseo de ayudar. Porque hay mu-       rreccionales para luchar contra la “patología social” (
           chos que se metalizan, porque lo que les importa es el
                                                                        []: ) que representaba para la joven sociedad cu-
           dinero. Y yo, desgraciadamente, he sido utilizada mone-
           tariamente, pero no me han resuelto en sí mis problemas.     bana lo que él calificaba como brujería, superstición y sal-
                                                                        vajismo. Sin embargo, establecía una notable distinción
     En La Habana es muy común referirse a los tiempos                  entre los brujos “fanáticos” o “de buena fe”,15 supuesta-
     antiguos como una época donde no se lucraba con el                 mente los viejos africanos incorregibles, y los que de-
     sufrimiento de los demás, se conocían secretos más pro-            sempeñaban ese oficio para explotar la credulidad de sus
     fundos y se realizaban obras milagrosas. Un joven baba-            adeptos (idem.: ). Estos últimos, supuestamente crio-
     lao narra:                                                         llos, merecían el mismo tratamiento que los delincuentes
                                                                        habituales. Ortiz esperaba que la desaparición progresi-
           Cuando los negros africanos se introdujeron en Cuba, que     va de los primeros junto con la acción educativa resolve-
           empezaron esta religión que es del África, ellos no tenían
           un cuarto para consultar: todas las prendas de ellos las
                                                                        rían a largo plazo el problema. Además, después de pre-
           echaban en el saco y se lo ponían en el hombro, y cobra-     cisar que “el brujo vive del altar, como sacerdote que es”
           ban las consultas con granos de maíz.                        (idem.: ), subrayaba una evolución: contrariamente a
                                                                        “los tiempos pasados”, donde sólo se percibían ofrendas
     Son numerosos los cuentos al respecto, en los que el pro-          en especie (animales, bebidas alcohólicas, alimentos va-
     tagonista propone una retribución libre, en especie o só-          rios, también consumibles por el brujo), “el progreso ha
     lo después de resultados factibles. Sin embargo, si nos            traído la corrupción” y los sacerdotes (contemporáneos
     adentramos en los testimonios disponibles del siglo pa-            del autor) “prefieren que el creyente deposite en sus ma-
   sado, se puede destacar que la referencia a una edad de            nos dinero contante y sonante, sabiendo que ningún
     oro es constante, así como las acusaciones de mercanti-            Mesías los arrojará del templo. Sus limpiezas y hechizos
     lismo de los demás. El contexto de enunciación de estos            los venden como el médico sus prescripciones y el far-
     discursos influye sobre su contenido: en primer lugar, se          macéutico sus drogas; sus agüeros los cotizan como el
     trata de un universo competitivo, que no admite jefatu-            abogado sus consejos”(idem.).Algunas retribuciones “as-
     ra suprema, ni siquiera dogma, de un mercado de bienes             cienden a veces a sumas considerables, para ahorrar las
     de salvación (Bourdieu, : ; en este caso el término         cuales tienen los infelices clientes que trabajar durante
     salvación se despoja de su sentido cristiano), en el pleno         larga temporada”. Ortiz concluía que “la profesión de
     sentido de la palabra, en el cual cada actor debe demos-           brujo era sumamente provechosa” (idem.).
     trar su calidad y minimizar el valor de sus rivales. En se-           Cuarenta años después, en un contexto muy distinto,
     gundo lugar, los religiosos tuvieron que defenderse de             en el cual los universitarios cubanos, influidos por el arte
     las discriminaciones, del rechazo y, a veces, de las perse-
     cusiones que sufrían por parte de las autoridades guber-
     namentales y eclesiásticas. La integración del elemento            14 Este término designaba al principio a los viejos africanos nativos que
     africano al concepto de cultura nacional cubana no era             todavía vivían en Cuba. En la década de , con el surgimiento del
     apreciada en los primeros tiempos de la independencia              movimiento afrocubanista, pasa a referirse a todos los ciudadanos que
                                                                        tienen ascendencia africana.
     (), y después fue sujeto de ásperos debates entre los          15 Un médico legista, contemporáneo de Fernando Ortiz y como él

     miembros de la élite intelectual y artística de la isla (véa-      influido por las teorías de Cesare Lombroso sobre el atavismo, opina-
                                                                        ba: “En un plano de alta civilización como la nuestra, el brujo resulta
     se a guisa de ejemplo Muñoz Guinarte, : ; Guerra de           un delincuente por su inadaptabilidad, por su parasitismo, pero no un
     la Piedra, : -). Significativamente, este lento pro-       criminal por violar gravemente la ley. Es un atrasado, un sujeto nocivo
                                                                        por estar fuera de su medio, una individualidad captada en plena co-
     ceso incluyó desde el principio la denuncia de la comer-           marca africana, donde es común la hechicería y el curanderismo” (Cas-
     cialización de los servicios religiosos.                           tellanos González,  []: ).
-                                                    Desacatos                                               



negro y el primitivismo, habían tomado la defensa de la                   otros Cabrera,  []: ; Díaz Fabelo, : -),
música y los bailes de origen africano como paradigma                     pero no cabe hacerlo en este espacio. Hay que destacar
de la cubanidad frente al imperialismo estadounidense                     que desde el punto de vista de su difusión, estas prácticas
(Carpentier, citado por De la Fuente, : ), la ex-                  religiosas incluyeron desde un principio lógicas de mer-
plotación mercantil de carácter exótico del repertorio li-                cado, con altas y bajas de precios según el cliente y el cos-
túrgico afrocubano fue a su vez muy criticada (Ortiz,                 to de la vida. A la vez, gracias a la valorización artística y
[]: ). Cabe resaltar que, como consecuencia de                     la utilización de las técnicas modernas de comunicación,
este proceso, los artistas religiosos informantes de los in-              se les abrió un espacio más amplio. Es importante sub-
vestigadores empezaron a usar la acusación de hetero-                     rayar que según los contextos, el pago en especie pudo
doxia para distinguirse de sus rivales, además de las de                  constituir una forma significativa de retribución. Sin te-
brujería malévola y mercantilismo. Este estatuto presti-                  ner que evocar tiempos remotos, hace unos diez años, y
gioso de colaboradores de intelectuales famosos, a su vez,                todavía en la actualidad, la cuestión del tipo y número de
les permitió ejercer cierta hegemonía en el mundo religio-                animales destinados al sacrificio es vivamente debatida:
so, así como justificar sus tarifas y exigencias.16 Al ocupar             en efecto, salvo en algunos casos,18 parte de la carne de es-
un lugar en el escenario de la industria del disco y del es-              tos animales se consume ritualmente,19 y la otra se divi-
pectáculo, supieron también emanciparse, en cierta mane-                  de entre el instigador de la ceremonia, sus padrinos y/o
ra, del control de la élite que elogiaba la obra de Amadeo                el sacrificador. Los santos (u orichas) y los muertos, a ve-
Roldán pero se disgustaba con las innovaciones artísticas                 ces exigentes, a veces magnánimos, asombrados o capri-
de Mercedita Valdés o Celia Cruz.17 Veremos cómo, pre-                    chosos, participan en la discusión, reclaman animales de
cisamente, esta voluntad y posibilidad de pasar de una                    cuatro patas, mientras se les oponen explicaciones acer-
dimensión a otra (de lo sagrado a lo secular, de lo religio-              ca del “periodo especial”, de los precios del mercado agro-
so a lo científico, de lo artístico a lo comercial) les ase-              pecuario y del valor del dólar.                                              
guró un reconocimiento que abarca un público amplio                          Más allá del interés de algunos actores, estas negocia-
y diverso. Hoy en día, a ningún religioso se le ocurriría                 ciones delimitan explícitamente una frontera entre los
dudar de la honestidad y lo tradicional de estos artistas,                ahijados más allegados de la familia ritual, los parientes
evocados con mucho orgullo en las letanías en honor a                     y amigos más apreciados, y los demás. No son pocos, en
los ancestros rituales (moyubbá).                                         efecto, los que acuden a las fiestas religiosas (cajones y
                                                                          tambores), supuestamente abiertas a todos, con el pro-
                                                                          pósito de comerse un pedazo de carne, una cucharada de
DAR PARA RECIBIR: LA CIRCULACIÓN                                          dulce y unas croquetas. Veáse como ejemplo esta con-
DE BIENES                                                                 versación que ocurrió entre una muerta hablando por la
                                                                          boca de la madrina de la casa, una ahijada encargada de
Se podrían dar otros ejemplos para ilustrar la atempo-                    la cocina y el instigador de la ceremonia (frustrado en su
ralidad de la acusación de comercialización (veáse entre                  afán de invitar a todos sus amigos a comer carne). La po-
                                                                          sesa, que se expresaba después de la matanza (el sacrifi-
                                                                          cio) de un chivo, un carnero, ocho gallinas, dos gallos y
16 Por ejemplo, en una “circular a los santeros”, los tamboreros Pablo
Roche, Miguel Somodeville, José Valdés y Trinidad Torregrosa recuer-
dan que, además de una remuneración monetaria básica, sus clientes
contraen varios compromisos, como proporcionarles un abundante y          18 Por ejemplo, dar de comer a la tierra, al mar…: los animales se echan
fino almuerzo con marcas de respeto o entregarles la mitad del dinero     en un hueco o al mar como ofrendas; recogimientos, rompimientos:
recibido de manos de los participantes de las ceremonias por los pose-    los animales que se usaron para recoger lo malo por contacto con la
sos (Ortiz,  []: ).                                             persona se matan y se arrojan en las esquinas (cuatro caminos), en el
17 Estos artistas grabaron a finales de la década de  temas “afro”,   cementerio o en otros lugares simbólicos.
acompañados por los tambores batá de Jesús Pérez, discípulo del ante-     19 Los santos y los muertos reciben la sangre, la cabeza, en ciertos casos
riormente citado Pablo Roche (Reyes Fortún, : ).                    partes de las vísceras y porciones de la comida ritual.
                                                     Desacatos                                             - 



     un pato, daba sus instrucciones para la fiesta del día si-                 santos o a sus nfumbe,22 poner al revés sus receptáculos
     guiente dedicada a los muertos:                                            o dejar de atenderlos durante varios días (siendo el cas-
                                                                                tigo extremo dejar de creer en ellos y botarlos al mar o a
            Muerta: Ndicie que usté que só la que va a manejar coci-            la basura).
            na: to’o él que venga, ¡ajiaco na’má! Cuando se termine
                                                                                   Como remedio a sus problemas, un muerto puede pro-
            tro’o, y munda se vaya. Munda que niñon invita a uria, se
            queda. [Digo, usted que va a ser la que va a cocinar: todo          poner a un hijo de Eleguá organizar una fiesta para los
            el que venga, ¡ajiaco nada más! Cuando se termine todo y            niños de su cuadra y repartirles dulces, o aconsejar a otra
            la gente se vaya. La gente que este niño invita a comer se          persona que obsequie monedas a los mendigos. La ofren-
            queda.]                                                             da no es siempre dirigida directamente a las entidades,
            Cocinera: ¿El ajiaco20 no se da cuando se termine el cajón?         puede ser destinada a lugares o seres vivos, inclusive
                                                                                humanos, que los representan. Los dioses son también
            Muerta: Si só. Pero entoncie timprano. ¡No cuando em-
            piece cajó! Porque si se le da a uno gentrie, entoncie hay
                                                                                mediadores de las relaciones con los demás y consigo
            que darle a la mundra. [Así es. Pero entonces temprano.             mismo (Augé, : ). La religión implica una noción
            ¡No cuando empiece el cajón! Porque si se le da a uno, en-          de persona múltiple y en constante evolución (Argy-
            tonces hay que darle a todo el mundo.]                              riadis,  : ), razón por la cual, en última instancia,
            Instigador: ¡Pero es que ya le he dicho a mi gente que ven-         dedicarse a las entidades equivale a dedicarse a sí mis-
            gan antes!                                                          mo, a veces solo o más a menudo por mediación de unos
                                                                                o varios especialistas, lo que ilustra muy bien la expre-
     Cobrar para después repartir, pagar para después recibir:                  sión atenderse religiosamente con alguien. Aun cuando se
     las relaciones entre los seres humanos vivos y las entida-                 trata de un(a) religioso(a) con conocimiento, experiencia
     des (muertos y santos) se basan en constantes negocia-                     y numerosos ahijados, la presencia de los demás es im-
   ciones, que determinan el tipo de bien que se va a poner                   prescindible por dos razones fundamentales: la primera,
     en circulación y el tipo de beneficios que se recibirán a                  para acumular fuerza, luz o aché; y la segunda, para tes-
     cambio. Como bien lo ha analizado Marc Augé (),                        timoniar de la ceremonia (función que crece en impor-
     los dioses “paganos”, a diferencia del Dios único de los                   tancia en paralelo al prestigio de la misma). Los religiosos
     sistemas monoteístas, no tienen carácter trascendente, y                   levantados para un ritual son pagados de dos maneras:
     su relación con los humanos es de interdependencia (Au-                    reciben a su vez aché y una retribución.
     gé, : ). En La Habana, tanto los orichas como los                       Un santero saca así la cuenta después de una iniciación:
     muertos y los vivos necesitan acumular fuerza, luz o aché
     para desarrollarse (Argyriadis, : , ). La activi-                      Yo le hice santo a una muchacha, que cuando ella se sentó
                                                                                      a sacar cuenta de todo, se le montó en   pesos. Por-
     dad ritual puede ser interpretada entonces como el cum-                          que bueno, busca un saco de arroz, y son cien libras… En-
     plimiento de un contrato de reciprocidad (Palmié, :                          tonces hay que llevar aceite, hay que llevar carne, hay que
     ), momento donde se ponen estas energías en circu-                            llevar todos los sofritos… Porque bueno, si fuera una cere-
     lación21 y donde ambas partes reclaman su merecido y                             monia entre cuatro o cinco, no hay que llevar tanto, pero
     no reparan en ejercer presiones en caso de inconformi-                           hay que convidar a distintos santeros pa’ que den fe, inde-
                                                                                      pendientemente a las amistades de la que se está inician-
     dad. Se temen los castigos de las entidades, es cierto, pe-
     ro no es raro ver a una persona amenazar o insultar a sus
                                                                                22 Muertos manejados en el palo-monte, que por ser más oscuros y
                                                                                carentes de luz y atención de parte de los vivos, aceptan trabajar ciega-
                                                                                mente para su dueño a cambio de ofrendas y sacrificios de animales.
     20 Tipo de guiso cubano preparado con cabeza y cola de puerco, raíces      Como comen, se les llama materiales, en oposición a los muertos de
     y vegetales variados.                                                      luz, netamente espirituales, que sólo necesitan agua, flores, velas, per-
     21 El dueño del principio de circulación, cambio y movimiento es el        fumes y oraciones. Existen, sin embargo, numerosos casos de muer-
     oricha Eleguá, que abre y cierra los caminos. Por lo tanto, en todas las   tos de luz que se materializan con el objetivo de darles más fuerza a
     vertientes religiosas, es siempre el primero en cobrar o comer.            sus adeptos en aras de un trabajo más eficaz.
-                                                      Desacatos                                                         



       do, los familiares de la que se está iniciando, o sea, usted no
       puede hacer nada con veinte libras, tiene que pedir cien li-
       bras. Si sobró, bueno, después lo repartimos entre noso-
       tros, pero es más o menos eso lo que se pide siempre. Por
       eso que lo hacía muy costoso.

Las iniciaciones, como ritos de pasaje (Van Gennep, 
[]) son también asuntos sociales, al igual que las bo-
das y las fiestas de quince años, por lo tanto no pueden
ser baratas. Hace falta alimentar a los vivos, a los muer-
tos y a los santos, y pagar un derecho a cada participante
activo, en función del cargo (y de la fama) de cada cual:
los padrinos, el sacrificador, el adivino, los que ayudan
en la cocina, en la limpieza, la decoración o la prepara-
ción de los ingredientes rituales, los músicos, los que tie-
nen facultad de posesos… Forma parte del orgullo del
novicio la reiterada mención del “sacrificio” que pasó pa-
ra llevar a cabo su objetivo (“no tengo que esconderme,
porque quiero a mi religión y porque mi dinero me cos-
tó”), fuente de prestigio hacia los demás y mayor prue-
ba de amor y dedicación hacia los dioses, que se supone
                                                                            Kali Argyriadis




que ayudarán a reunir o a recuperar multiplicada la su-
ma invertida.                                                                                                                                                  
   El contrato de reciprocidad entre una persona y sus
entidades concierne entonces implícitamente al entorno                                        Trono para Changó montado en el Callejón de Hammel. La Habana,
                                                                                               de diciembre de .
social y religioso de los mismos. Esto se expresa muy con-
cretamente en la serie de dispositivos de redistribución
que operan durante las ceremonias públicas. Varios auto-                                      no”, explican los religiosos. A cambio, al pie del trono se
res hacen hincapié en los altares montados para estas                                         pone una cesta junto con un pequeño idiófono (maraca
ocasiones, verdaderas machines of exchange (Brown, :                                      o campana…) para que cada uno, arrodillado en una es-
; véase también Palmié, : ). Estos tronos, en los                                   tera, llame a la entidad celebrada, salude, pida y ponga
cuales los receptáculos de los orichas y/o de los muertos                                     un donativo. Se coloca también otra cesta al pie de los
yacen majestuosamente entre telas de colores vivos, flo-                                      músicos, y algunas veces el público entusiasmado pega
res, alimentos, bebidas y cestas de frutas (llamadas plaza),                                  billetes en la frente del cantante o de los posesos, que
simbolizan la abundancia (la promesa de prosperidad                                           pueden obsequiarlos a otras personas presentes. Al final,
futura) y su contenido es repartido entre la asistencia, ya                                   el dinero que queda en la cesta del trono (el derecho del
sea por los eventuales posesos durante el transcurso de                                       santo/del muerto) es reutilizado para las ofrendas pedi-
la fiesta o por los organizadores al final de la misma. Es                                    das por las entidades. El organizador está muy conscien-
inconcebible rehusar el plato de dulces, el baño de miel de                                   te de la cantidad disponible, y negocia firmemente con
abejas o el trago de chamba:23 “eso es aché, eso es bue-                                      los posesos para amortiguar los gastos.
                                                                                                 En el marco más restringido de la consulta o de las te-
                                                                                              rapias sencillas personales, el papel del dinero que se paga
23 Bebida ritual palera hecha a base de aguardiente, chile, pólvora, yer-
bas, polvo de palos, polvo de huesos humanos y otros ingredientes va-                         además del costo de los ingredientes necesarios, llamado
rios. El simple hecho de olerla provoca lagrimeo y estornudos.                                también derecho, está particularmente sujeto a contro-
                                         Desacatos                                            - 



     versias. En efecto, aquí se trata de un especialista solo      Todas estas operaciones son costosas y justifican a su vez
     frente a su cliente, sin testigos religiosos (convertidos en   las altas tarifas. Cabe igualmente otra razón, la de impre-
     este contexto en competidores) y que pone sus propias          sionar a los clientes, ya que paradójicamente, si la hu-
     tarifas: la acusación de mercantilismo surge con mucha         mildad es loada en los discursos, las marcas de opulen-
     facilidad. No es casual notar que los que gozan en la ac-      cia son interpretadas como marcas de poder a la hora de
     tualidad de mayor prestigio son los que cobran más ca-         escoger un padrino.24 Los signos exteriores de riqueza
     ro: se trata de los babalaos, hombres iniciados en el sis-     (ropa nueva, adornos, brindis de comida y bebida, apa-
     tema de adivinación corolario de la santería llamado Ifá.      ratos electrodomésticos…) son orgullosamente expues-
     Martin Holbraad () subraya que más allá de su po-          tos como prueba de reconocimento de los ahijados (na-
     tencial de abstracción, el dinero, como instrumento de         cionales y extranjeros). Crítica y admiración nutren por
     negociación con las deidades y “sustancia fluida e inma-       turno los discursos según las posiciones de aliados o de
     nente que aviva el movimiento de intercambio”, consti-         rivales de los locutores. El dinero cobrado sirve, entonces,
     tuye un elemento que forma parte integral del culto y de       como inversión para permanecer en la posición más alta
     su cosmología. Para este autor, el gasto monetario ani-        en este contexto de luchas de poder donde la superación
     ma literalmente la lógica de Ifá. Se podría extender esta      es incesante e imprescindible: ya no se trata solamente
     reflexión a todas las vertientes materiales de la religión,    del mercado religioso habanero, sino de una competición
     donde hay que sacrificar animales y pagar un derecho           transnacional en plena inflación, que incluye a los san-
     (las consultas santeras y paleras). Los billetes y las mone-   teros cubanos del exterior y sus descendientes rituales, a
     das no sólo simbolizan la prosperidad, o permiten retri-       los adeptos del candomblé brasileño y de la Yoruba Reli-
     buir servicios, sino que son portadores de aché o fuerza,      gion nigeriana, para citar sólo a los principales competi-
     por lo cual constituyen a veces ingredientes de ofrendas       dores (Capone, ; Matory, ; Palmié, ).
   que serán tirados con los demás desechos o colocados en           Paralelamente a las rivalidades existentes entre sacer-
     los receptáculos de las entidades sin que nadie se atreva      dotes de las religiones ligadas al culto de los orichas, los
     a tocarlos. El signo adivinatorio especifica muchas veces      que se dedican más bien al espiritismo25 ponen en relie-
     si hay que cobrar barato o caro, y pueden existir algunos      ve el carácter misionero de sus dones para desmarcarse.
     casos donde los gastos de las ofrendas quedan a cargo          Una médium, que no impone tarifas y deja la cantidad y
     del adivino. El derecho forma también parte del ritual de      forma de retribución a consideración de los que acuden
     la consulta, es bendecido previamente y el cliente debe        a ella, explica:
     depositarlo frente a las entidades invocadas mientras va
                                                                         A mí no me dieron esa facultad para que yo me enriquecie-
     pidiendo, aunque después lo recupere.
                                                                         ra. A mí esa facultad me la dieron para que yo ayudara al pró-
        No se puede perder de vista que dedicarse a consultar            jimo. Cuando ellos [los muertos] quieren que tú cojas di-
     es una carrera ligada al hecho de tener ahijados y formar           nero por mediación de la religión, te presentan otras cosas.
     su propia familia ritual. Algunos la ejercen en paralelo
     con otra actividad laboral, pero muchos hacen de ella su       El pacto aquí es ligeramente distinto: las entidades pro-
     profesión exclusiva. Explican haber escogido este camino       porcionan el bienestar26 (mediante un don en todos los
     porque las mismas entidades se lo impusieron (“llegué
     al mundo con esa misión”), y, en el caso de los babalaos y     24 Una de las críticas principales que reciben los paleros (cuyos servi-
     oriatés (los que manejan sistemas adivinatorios comple-        cios son más baratos) es precisamente el aspecto pobre de sus cere-
     jos), éstos argumentan con la pasión del estudio. Desde        monias.
                                                                    25 Una persona puede hacer énfasis sobre una práctica en particular
     este último punto de vista, la retribución de las consul-      en un momento determinado de su vida, lo que no excluye nunca el
     tas es reinsertada en el circuito religioso para pagar y al-   hecho de que utilice las otras vertientes o de que algunos años, y tal
                                                                    vez iniciaciones más tarde, enfatice otra más prestigiada.
     canzar niveles iniciáticos mayores, que permiten realizar      26 Un bienestar inclusive material. Véase el ejemplo de otra señora mé-
     trabajos fuertes, cumplir con las entidades y limpiarse.       dium, que cuenta cómo su muerta, cuyo receptáculo es una muñeca,
-                                                        Desacatos                                           



sentidos de la palabra) y en retribución se les hace sacri-                        espérate caballero, esto no es así… Porque a mí me gusta
ficio, no de ofrendas materiales, sino de trabajo espiritual.                      hacer las cosas bien hechas. Pero hay persona, ella le va a
No existen iniciaciones espiritistas como tal, pero sí un                          dar   pesos, entonces coge un clan, dos o tres, se ca-
                                                                                   llan la boca, entonces lo que a usted le están haciendo no
aprendizaje práctico que se paga haciendo caridad, por
                                                                                   es santo, es otra cosa: sólo que es un negocio, para especu-
lo menos durante un tiempo, como es el caso por ejem-                              lar. No dan con el amor propio, como vamos nosotros. Co-
plo de esta otra médium, también palera y santera:                                 mo voy yo.

       Entonces estuve consultando siete años de gratis a todo el
                                                                              Más allá de la autopropaganda, es preciso tomar en se-
       mundo. Si mandaban a hacer un polvo lo hacía de gratis:
       buscaba yo los palos con mi dinero, preparaba y se lo daba.            rio esta noción del amor como moneda de cambio.
       Si había que hacer una misa en la iglesia, yo iba y la hacía.             Las entidades, cuando bajan por medio de los posesos
                                                                              (una vez cumplidos los requisitos materiales: derechos,
Hay que señalar que en este ámbito, aunque el dinero y                        ofrendas, comidas, fiestas) empiezan su evolución abra-
la sangre de animales estén ausentes de la circulación,                       zando efusivamente a sus hijos, utilizando todos los tér-
permanecemos en una lógica de reciprocidad: se le de-                         minos afectuosos del parentesco y bendiciéndolos. Casi
muestra y brinda atención a los muertos, se les da luz, a                     simultáneamente se quejan a gritos de ser abandonados a
cambio de sus consejos, respaldo y protección. De cierta                      pesar de su dedicación. Dice así una muerta, furiosa de
manera, es exactamente la lógica implícita del culto a las                    la poca asistencia al cumpleaños de santo (de iniciación)
vírgenes y a los santos católicos (en Cuba y en otros paí-                    de su hijo:
ses),27 donde el sacrificio puede llegar a extremos como
arrastrarse de rodillas hasta un santuario o pedir limosna,                        ¡Ya nadien quiere Ma Francisca ni lan considera en esta
vestido de tela de saco, para San Lázaro. Al final se esta-                        tierra! ¿Cómo só? ¡Tienen que gritá, porque yo tiene mu-
                                                                                   chos hijos y yo lun difiende con uña y dientre! [¡Ya nadie
blece un contrato de intercambio tanto con los santos, los                                                                                           
                                                                                   quiere a Ma Francisca ni la consideran en esta tierra! ¿Có-
muertos o los orichas, y no cumplir una promesa signifi-                           mo es? ¡Tengo que gritar, porque tengo muchos hijos y los
ca estar en deuda con las entidades, de quienes se temen                           defiendo con uñas y dientes!]
represalias.
   Ya que atenderse mutuamente (dándose pruebas) for-                         O una Ochún decepcionada con la calidad de los músi-
ma parte de la ofrenda, aspecto que desde el punto de                         cos, contratados gratis por no ser profesionales:
vista ético-social es sumamente valorado, cada vez que un
religioso expresa una crítica acerca del interés de los de-                        Ómo mi no quiere pa mine [mi hijo no me quiere].
más, le opone los conceptos de amor y cariño a partir de
los cuales supuestamente se rige. Una santera, refiriéndo-                    Estos reproches pueden cambiar la actitud de ciertas per-
se a los abusos con los extranjeros, aclara:                                  sonas hacia sus parientes y es la entidad la que se desem-
                                                                              peña una vez más como el mediador de los conflictos
       Es otra persona que quiere coger dinero, pero no va esa                humanos. Mayoritariamente se trata de cuestionar la fal-
       persona de akokán, de corazón, que yo le digo, no, no, no,
                                                                              ta de atención de los ahijados hacia la madrina o el pa-
                                                                              drino, y a veces de los hijos hacia la madre. Durante un
                                                                              tambor, un Changó se dirigió a un joven y, augurándole
le pidió pasearla en el templete de La Habana, con lo que atrajo la aten-
ción de gente que espontáneamente le regalaban dinero: “Pero yo no            pena de prisión, lo increpó, asimilando ambas desobe-
vine ni a recoger dinero, ni a pedir dinero, vaya, es bastante delicado       diencias:
eso, no. Oye, y esa muñeca vino p’acá con dosciento y pico de pesos en
esa jabita por tu madre… Oye, después a los pocos días hubo una si-
tuación determinada y el dinero que me hacía falta estaba ahí…”                    Brincaste lomoddé, no mi hiciste caso, no le hiciste caso a
27 Recordemos, a propósito, los cepillos y las múltiples solicitudes de di-
                                                                                   tu iyá. [Brincaste hijo, no me hiciste caso, no le hiciste caso
nero en las iglesias católicas, ortodoxas y protestantes, a cambio de re-
compensas teóricamente celestiales… o terrenales.                                  a tu madre.]
                                              Desacatos                                           - 
     Kali Argyriadis




                     Trono montado para una función del Sábado de la rumba. Conjunto Folclórico Nacional, La Habana,  de enero de .



                       Ante el silencio del muchacho, que agravaba su caso son-               segundos, y viceversa. Como bien lo señala Nahayeilli
                       riendo irónicamente, el santo se enfureció y avisó que                 Juárez Huet, “los intercambios, que pueden ser recípro-
                       ninguna ofrenda, fiesta ni sacrificio de animales lo podría            cos o asimétricos, conjugan situaciones, recursos, contex-
                       comprar para cambiar su destino. La madrina intentó re-                tos e intereses diversos que no son siempre ni análogos,
                       currir entonces a otro tipo de argumentos y pidió mise-                ni están vinculados de manera exclusiva con cuestiones
                       ricordia, apoyada por toda la asistencia. Finalmente, la               económicas” (). Se puede notar al respecto que la
                       madre cayó de rodillas y suplicó llorando, diciendo que si             forma de retribución que consiste en proponerle al clien-
                       su hijo iba a la cárcel ella se moriría de dolor, y le rogó a          te “ponga lo que usted quiera” (utilizada por muchos es-
                       Changó que no lo salve por él, sino por ella, su propia ma-            piritistas y algunos paleros, santeros y babalaos) es tal vez
                       dre. En un rotundo silencio, el santo arrodilló al joven y             la deuda más dificil de pagar. ¿Cómo, en efecto, cuanti-
                       vertió una lágrima. Meció a la madre entre sus brazos,                 ficarla? De manera general, los lazos de parentesco ritual
                       la limpió con las manos y accedió a su demanda, bajo la                que se crean en la religión, a pesar de ser regulados por
                       condición de que el hijo la respete. Cando volvía a empe-              intercambios de bienes, inducen relaciones de ayuda mu-
                       zar de nuevo la música, el santo (aclamado por todos) exi-             tua, atención y cariño, que a su vez pueden expresarse por
                       gió también otro tambor antes de una semana.                           medio de servicios brindados y de regalos, a fortiori cuan-
                          Estos ejemplos demuestran que más allá de la oposi-                 do el poder adquisitivo y/o el nivel de conocimiento reli-
                       ción entre interés y cariño, los bienes materiales y las de-           gioso de los actores es desigual.
                       mostraciones de afecto están estrechamente ligados; el                    La acusación de mercantilismo cumple entonces con
                       don de los primeros es una manera posible de recibir los               una función política y es utilizada como arma estratégica
-                                           Desacatos                                            



en las luchas de poder internas a la religión. Pero tam-         por ejemplo, de cubanos que acusan a nigerianos de lu-
bién debe ser entendida en cuanto a la práctica efectiva         crar con los estadounidenses, o de mexicanos que se in-
que implica: una relación de negociación con las entida-         dependizan de sus padrinos cubanos condenando sus ac-
des y con los demás. Los precios, altos o baratos, no son        tos abusivos. El proceso que nutre las luchas de poder en
los que se cuestionan como tal. Es la calidad del trabajo        la religión se reproduce a escala más grande.
y, por ende, de la relación lo que está en juego, pues la crí-      Pese a la distancia inicial y gracias a los medios de des-
tica surge del conflicto o de la decepción. La evolución         plazamiento y comunicación modernos, existen nume-
del nexo social produce la acusación, ya que es la deuda de      rosos casos de consolidación de enlaces fuertes (positivos
cariño la que es simbólicamente puesta en escena por             y negativos) dentro de las redes ya transnacionales que
medio de la acusación de interés, y no a la inversa.             son las familias rituales (Argyriadis, b). En mayor me-
                                                                 dida, la inserción en una red preexiste al viaje iniciático
                                                                 a Cuba, fenómeno que hay que estudiar cuidadosamen-
LA TEATRALIZACIÓN DEL “FOLCLOR”                                  te.28 Sin embargo, tanto la implantación de la santería
Y EL TURISMO CULTURAL                                            cubana en otros países de América (y más recientemente
                                                                 en Europa) como la promoción de la misma en el marco
Afirmar que la acusación de mercantilismo no es un fe-           del turismo cultural en La Habana están profundamente
nómeno nuevo no quiere decir que se niegue la impor-             ligadas con la práctica artística derivada de los objetos, la
tancia del contexto actual. Se evidencia en La Habana una        música y los bailes dedicados a los orichas. Es necesario
inflación de especialistas, consagraciones, espacios de en-      retomar este último aspecto, que fue el que permitió
cuentro con la religión y, por lo tanto, de precios. La re-      borrar relativamente el estigma que pesaba sobre las lla-
ciente apertura de la isla posibilitó la llegada de personas     madas religiones afrocubanas, para comprender cómo
que, al entrar en contacto con los religiosos, y a pesar de      la presentación de espectáculos turísticos se ha conver-                
hablar el mismo idioma en muchos de los casos, no com-           tido en uno de los factores de implicación religiosa de
partían las mismas reglas o códigos implícitos. Los enla-        visitantes extranjeros, así como en un posible espacio de
ces de parentesco ritual en este tipo de configuración pe-       negociación con las autoridades (el Estado, los mayo-
culiar (el caso extremo es el de un extranjero que llega,        res…) y de cuestionamiento de la diabolización del in-
realiza su iniciación y se va al cabo de dos semanas de          tercambio mercantil.
estancia) no permiten establecer compromisos sólidos.               La apertura de la isla (fomento de la industria turísti-
Un santero deplora de la siguiente manera la falta de tiem-      ca, facilitación de las modalidades de viajes de los cuba-
po que impide profundizar las relaciones:“Uno es su pa-          nos nacionales y exiliados, emigración, regreso masivo
drino, pero no son ahijados de uno”, poniendo así en du-         de la música cubana al mercado internacional) data de
da la existencia misma del nexo ritual. La distancia social,     principios de la década de . No obstante, constituye
cultural y geográfica dificulta el intercambio regular de        para La Habana una suerte de segundo episodio en un
atención, cariño o aché, y las especies pierden su capacidad     proceso que comenzó en la década de , cuando el
para reciprocarse (es poco probable que un ahijado ex-           éxito y las giras mundiales de los artistas cubanos dieron
tranjero valore la posibilidad de recibir una pierna de chi-     a conocer por medio de sus obras las prácticas religiosas
vo). El bien intercambiable por parte de los religiosos          de su país (para México véase Juárez Huet, : ). Es
cubanos es el conocimiento, mientras que los ahijados ex-        posible que sin la Revolución, la historia de estas religio-
tranjeros pagan con dinero y regalan productos difíciles         nes hubiera seguido un curso similar al de sus primas
de conseguir en la isla. No es de extrañar entonces que en
el marco de las rivalidades entre religiosos de distintas na-
                                                                 28 Es uno de los enfoques privilegiados por el grupo de investigación
cionalidades, la acusación de mercantilismo permita con-         sobre transnacionalización de las llamadas religiones afroamericanas
trarrestar las afirmaciones de tradicionalidad: es el caso,      (véase a propósito Capone, ).
                                              Desacatos                                         - 



     brasileñas (Boyer, : -; Capone, ). Pero los           notar que, al contrario, sus rivales contemporáneos exi-
     cambios políticos concretizaron los sueños de Fernando              liados en Estados Unidos los acusan de haber traiciona-
     Ortiz, quien desde , además de fustigar la comercia-            do la religión para escapar de persecuciones policiales
     lización del repertorio afrocubano, reclamaba la crea-              y/o para asegurar un salario bueno y seguro (Hagedorn,
     ción de una Sociedad de Música Afrocubana o de Folclor              : ). En realidad, los inicios del CFN fueron mar-
     Musical de Cuba con doble objetivo, científico y estético           cados por tensiones provenientes de la persistencia de
     ( []: ).                                                 los prejuicios racistas y clasistas. En una entrevista con
        En , con el apoyo financiero de la Organización              Katherine Hagedorn (: -), María Teresa Lina-
     de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la           res, eminente musicóloga cubana especialista del reperto-
     Cultura (UNESCO), se creó el Centro de Estudios del Fol-            rio guajiro, hablando de la década de  acusa a los ar-
     clor del Teatro Nacional de Cuba, cuyo asesor denunció              tistas en gira de “atrocidades”, que ella asocia a su color
     desde el principio la explotación comercial y turística             de piel, su medio de origen y su falta de educación (bo-
     que desfiguraba al folclor cubano en el antiguo sistema.            rrachera, suciedad, hurtos…). Deplora la existencia en
     La intención era realizar investigaciones y espectáculos            el CFN de “dos estructuras sociales distintas”, ya que los
     artísticos “auténticos” a fin de “adueñarnos de nuestra             miembros escogidos por los artistas-informadores lo
     propia cultura” (León, : -). Cabe precisar que                eran bajo criterios de filiación ritual. En otros términos,
     mientras la dimensión estética y de resistencia de la cul-          se puede decir que estos últimos supieron sacar partido
     tura afrocubana se valoraba, su carácter religioso era cla-         de esta institución y la hicieron realmente suya.
     ramente rechazado:                                                     A pesar de estos inicios difíciles, y paralelamente a la
                                                                         creación de escuelas de arte de gran calidad, el Conjunto
          Cierto que mucho del folclor cubano proviene de las leja-      Folclórico Nacional, cuyos integrantes lograron percibir
          nas aportaciones africanas y que aún hoy se presentan en
                                                                       salarios equivalentes a los del Ballet Nacional, prosiguió
          íntima conexión a una intrincada red de creencias. En es-
          tos casos nos apartamos de la privacidad y particularidad      con exitosas giras internacionales, producción de discos
          de lo religioso y tratamos de presentar los puros valores de   y documentales, participación en obras de teatro o de
          canto, de baile y de poesía (León, : ).                   cine de carácter antirracista,29 formalización y enseñan-
                                                                         za del repertorio (Guerra, : -). A partir de  la
     Esta institución desapareció y se dividió en dos después            compañía presentó sus obras los sábados por la tarde en
     de un año de existencia: el Instituto de Etnología y Fol-           su sede, en pleno barrio residencial (Vedado). Los espec-
     clor, que se consagró exclusivamente a la investigación             táculos eran presentados de manera didáctica y partici-
     científica, y el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, que          pativa: el público, que incluía adultos y niños, así como
     desarrolló el trabajo artístico. Este último se convirtió en        algunos visitantes extranjeros, era invitado a identificar
     un espacio de expresión donde, después de un largo pro-             las piezas y los estilos, a memorizar los ritmos, las palabras
     ceso, los religiosos lograron, por un lado, legitimar sus           y el significado de los cantos, a acompañar las funciones
     prácticas y, por el otro, ganar nuevos adeptos nacionales           con cantos, comentarios, palmadas e improvisaciones
     e internacionales.                                                  dancísticas. En primera línea, cómodamente sentados,
        Los primeros integrantes del Conjunto Folclórico Na-             los mayores (viejos religiosos o artistas jubilados orgu-
     cional (CFN) fueron escogidos mediante la ayuda presta-             llosos de participar en la obra del CFN) garantizaban la
     da por los informantes de los etnólogos, esos mismos que,           tradicionalidad y respetabilidad de las representaciones
     como Jesús Pérez, participaron tanto en producciones co-            con sus aplausos, saludos rituales, aprobaciones e im-
     merciales de discos y espectáculos como en conferencias
     impartidas por universitarios. Hoy en día no existe en la
     isla un solo artista del repertorio afrocubano que no haga          29 Véase por ejemplo la película La última cena, de Tomás Gutiérrez
     referencia a estos eminentes predecesores. Es interesante           Alea, .
-                                           Desacatos                                            



provisaciones. Las coreografías que presentaban bailes           santería30 al rango de cultura. En este punto, las aspiracio-
de orichas reproducían en su puesta en escena el entor-          nes del Estado y de los religiosos parecen converger, por
no de un tambor, con un trono instalado en el fondo del          lo menos en el marco del desarrollo del turismo cultural.
escenario y cestas de frutas que se repartían entre la gen-
te. Entre espectáculo, curso, fiesta y ceremonia religiosa
(podía suceder excepcionalmente que un bailarín se mon-          LA ACUSACIÓN DE “JINETERISMO
tara), las producciones muy vivas del Conjunto Folcló-           RELIGIOSO”
rico Nacional contribuyeron a atizar la curiosidad de per-
sonas de procedencias diversas y sirvieron de modelo a           La apertura en La Habana de varios lugares turísticos que
todos los grupos “folclóricos” formados posteriormente           proponen objetos y espectáculos inspirados del corpus
en La Habana.                                                    afrocubano, como por ejemplo, en , la del Bazar de
   El objetivo revolucionario, al estimular la producción        los Orishas en el edificio del Museo de Guanabacoa, sus-
artística afrocubana, obviamente no era fomentar el cre-         citó un rumor tenaz: santeros y babalaos habían sido
cimiento de la adhesión religiosa. Sin embargo, ésta acom-       contratados por el gobierno para consultar extranjeros.
pañó casi invariablemente la apreciación estética. Así,          Un babalao indignado, al recordar los tiempos cercanos
los artistas-profesores de talleres, cursos y festivales afro-   de limitación de las religiones, emitía en aquel momen-
cubanos contribuyeron activa y conscientemente a la              to la siguiente opinión:
valorización de sus prácticas religiosas y desempeñaron
también un papel de mediadores de primer plano entre                   Hoy en día la Revolución, por conveniencia diría, autoriza
                                                                       todo eso. Claro, por debajo del telón, por arriba cada vez
aquéllas y el público extranjero. Ellos son, desde enton-              que se le ha podido dar su cuerazo se lo da. […] Los pe-
ces, los interlocutores directos de aficionados al reper-              sos que nosotros estamos buscando en el piso los busca él,
torio afrocubano del mundo entero, viven muy bien y                    con ese negocio que ya tiene aquí, es una verdad muy              
dignamente de su arte (los viajes y el contacto regular                grande […] porque aquí hay casas creadas y preparadas
con extranjeros les proporciona un acceso legal a las                  para todo el que quiera hacer un santo, el que quiera ha-
                                                                       cer Ifá, él tiene un personal educado para esas cuestiones,
divisas) y gozan de un estatuto reconocido. Los menores
                                                                       donde lo hacen, le pagan en divisas a él y él le paga en
de cincuenta años se formaron todos en el CFN y/o en                   dinero cubano a los religiosos esos que están apoyándose
las escuelas de arte: poseen competencias musicales re-                de ese sistema de él.
buscadas y variadas, dominan distintos géneros folclóri-
cos y populares, así como el jazz o la música clásica, to-       Aquí dos categorías de acusación son reunidas en una
can diferentes instrumentos, cursaron solfeo, armonía,           sola: la de instrumentalización política y la de mercanti-
orquestación, composición y leyeron los textos de los et-        lismo. Pero además de los supuestos religiosos sin escrú-
nólogos y musicólogos cubanos. Muchos viven explíci-             pulos, es interesante ver cómo el Estado mismo, total-
tamente su exigente implicación estética como un com-            mente personificado por su jefe, es a su vez acusado.
promiso en tanto que religiosos y ciudadanos (uno de                De hecho, la década de  rebosa de decisiones am-
ellos, jubilado, utiliza la expresión “mejoradores de cul-       biguas que generaron, sin duda, gran parte de la crisis
tura”), ya sea en el escenario como en las ceremonias            política de la época. Después de años de rechazo del capi-
para las cuales son contratados al igual que sus ante-           talismo y del consumismo, después de numerosos actos
cesores. Frente a las discriminaciones sociales, raciales y      públicos de repudio a los que se exilaban (llamados gu-
religiosas que todavía se expresan en la isla en términos        sanos y escorias), que trajeron como consecuencia la im-
estéticos (gesticulación escandalosa, fealdad, peste, gro-
sería, suciedad, bulla), la belleza de los bailes de orichas
                                                                 30 El palo-monte no tuvo la misma suerte, por ser asociado a los con-
junto con los ritmos de los tambores batá, considerados          gos, población africana muy desprestigiada desde el principio por los
tradicionales tras casi setenta años de historia, alzan a la     intelectuales cubanos (véase Argyriadis, ).
                                                     Desacatos                                            - 



     posibilidad para las familias de ambas partes del Golfo                    y organización dependen de instituciones estatales pre-
     de México de comunicarse abiertamente, en  la po-                      cisas (casas de cultura, talleres del plan de revitalización
     sesión de dólares estadounidenses (o de sus equivalentes,                  cultural “Cultura comunitaria”, fundaciones…) encau-
     los pesos convertibles) fue autorizada para todos, se admi-                zadas a su vez por organismos especializados en la co-
     tió el recibo de remesas y se abrieron tiendas “de recau-                  mercialización de este tipo de producto, como la agen-
     dación de divisas”. Muchos objetos e ingredientes religio-                 cia Paradiso que abarca la gestión de % del programa
     sos son hoy fabricados por el Ministerio de la Industria                   anual de eventos turísticos culturales. Pero ni esto, ni el
     Ligera y vendidos en moneda nacional en las tiendas es-                    hecho de que la “tradición afrocubana” expuesta en es-
     tatales. El acceso a hoteles, antros y playas, ayer orgullo-               tos lugares claves resulte de una cuidadosa puesta en esce-
     samente “liberados” de discriminaciones por la joven Re-                   na debe impedir un análisis del dispositivo. Más allá de
     volución, se vuelve hoy en día exclusivo para los cubanos                  una oposición entre falsedad y autenticidad, es preciso
     de alto poder adquisitivo. En fin, a pesar del discurso ofi-               observar de qué manera los diferentes actores en sus in-
     cial que sigue diabolizando la búsqueda individualista de                  teracciones eluden la dimensión comercial de sus inter-
     ganancias pecuniarias, las estrategias del gobierno para                   cambios, negocian su posición social33 o construyen
     “utilizar mecanismos de mercado bajo regulación estatal”                   identidades:
     (Resolución económica…, ) generan dudas y decep-
     ciones en La Habana.31 A su vez, estas sospechas nutren el                       La interiorización de la imagen turística, las interpretacio-
                                                                                      nes divergentes de las nociones de autenticidad y de tradi-
     discurso de los exiliados, que acusan a los artistas reli-                       ción en el seno del grupo, los intentos de algunos para con-
     giosos habaneros de complicidad con el Estado en la pre-                         trolar la atribución de las mismas, el sentido asignado a
     sentación folclorizante y mercantilista de sus prácticas,                        los lugares turísticos, la interacción de los turistas con los lo-
     que atraerían turistas a la isla y clientes a las consultas.                     cales son múltiples signos de compromisos efectuados en-
      Sea a propósito o no, los lugares del turismo cultural se                     tre realidad y representación (Le Menestrel, : ).
     han convertido en puntos de encuentro privilegiados en-
     tre religiosos y visitantes extranjeros,32 gracias a la me-                El Sábado de la rumba, rebautizado recientemente Gran
     diación de los artistas o de otros personajes que descri-                  Palenque, señalado en las guías turísticas e incluido en
     biremos más adelante. Si desde afuera las propagandas                      los paquetes de descubrimiento de la capital, es hoy en día
     insisten sobre el carácter auténtico, espontáneo, callejero                uno de los lugares claves del turismo cultural. El didactis-
     o barrial de estas manifestaciones, en realidad su gestión                 mo y la participación del espectador siguen vigentes du-
                                                                                rante la mitad del espectáculo, frente a un público mixto
                                                                                (los cubanos pagan cinco pesos la entrada; los extranjeros,
     31 Cabe precisar que estos inconvenientes son plenamente reconoci-         cinco pesos convertibles), compuesto también de inves-
     dos en los textos oficiales: “La llamada dolarización de las relaciones    tigadores y estudiantes foráneos equipados de grabado-
     interempresariales, sin ignorar sus inconvenientes, ha arrojado saldos
     positivos pues hemos logrado sostener el funcionamiento de la eco-         ras y cámaras fotográficas, y de “cubanos del exterior” en
     nomía y reanudar su crecimiento, así como reactivar las exportaciones      busca de tradicionalidad que filman y graban sin parar
     y disminuir los costos, aun cuando sea insuficiente de acuerdo con
     nuestras necesidades y potencialidades. Esta dolarización no es lo nor-
                                                                                (lo que requiere una autorización previa y remunerada).
     mal y de ella saldremos tan pronto sea económicamente factible. […]        El Conjunto Folclórico organiza dos veces al año talleres
     Corresponde al Estado socialista corregir las distorsiones inherentes a    de danza y música y abre también sus espacios para una
     los mecanismos de mercado a fin de disminuir sus efectos negativos y,
     sobre todo, tomar en cuenta que su inevitable presencia supone retos       presentación de los alumnos en las fechas correspondien-
     y peligros que es indispensable enfrentar en lo económico, político,       tes. Se producen además allí grupos jóvenes, cuya calidad
     ideológico y social” (Resolución económica…, ).
     32 Principalmente canadienses y europeos; también se registra una fuer-
     te presencia de mexicanos, venezolanos y argentinos. Véanse las cifras
     proporcionadas en el Boletín del Centro de Información y Documen-
     tación Turística de Cuba: <http://cidtur.eaeht.tur.cu/boletines/ Boleti-   33 Para una comparación con otros contextos turísticos véase, por ejem-
     nes/ Cidturinforma05/Ene_Febe/Hoteler%EDa.htm>.                            plo, Argyriadis y Le Menestrel (: ) y Doquet (: ).
-                                        Desacatos                                           
Kali Argyriadis




                  Trono doméstico. La Habana,  de diciembre de .
                                                                                                                                                       

                  resulta muy variable, tal vez por no lograr salir del mo-     embargo, están aquí para ostentar. Los primeros su sa-
                  delo codificado por el mismo CFN. En fin, para desespe-       biduría, reconocimiento y respectabilidad, y los segun-
                  ración de algunos mayores, el intermedio entre las dos        dos sus audaces capacidades coreográficas de relevo y su
                  mitades de la función es animado por desfiles de “moda”,      desenvoltura: “¡Si yo me suelto no me paro!” Una iyawó
                  escenificado por jóvenes de ambos sexos cuyas siluetas es-    (recién iniciada en santería) muy animada, al notar la
                  beltas (que contrastan con la corpulencia muy variada         mirada llena de reproche de una vieja santera con tur-
                  de los integrantes del CFN) son resaltadas por prendas cor-   bante y abanico, exclama en voz alta: “¡Yo hago lo que me
                  tas, transparentes o caladas.                                 da la gana, a mí no hay quién me mande!” Pero estos in-
                     La conductora permanece callada durante el desfile,        tercambios afirmativos cesan en seguida cuando llega el
                  pero el resto del tiempo no pierde nunca la ocasión de        momento preferido del público cubano completo, es de-
                  bromear con el público masculino: “¿Le gustó? ¡A usted        cir, cuando la conductora saca personas del público ex-
                  sí le gustó! Qué rojo se puso cuando la linda muchacha        tranjero a bailar rumba. El júbilo es total cada vez que la
                  bailaba despelote ahí…” Con sus interpelaciones logra,        pobre víctima, aguijoneada por los gritos alentadores de
                  primero, establecer una complicidad entre los cubanos,        los suyos, logra eludir su obvia incompetencia con hu-
                  rindiéndole homenaje a los ancianos sentados delante y        mor, caricaturándose a sí misma o reproduciendo esce-
                  recordando a los jóvenes, aficionados y/o artistas, que les   nas cómicas.34 Después de aplausos efusivos, la conduc-
                  tocará también cantar y bailar. La tarea no es evidente:      tora invita a todos a participar en una conga fraternal, a la
                  existe una desconfianza latente entre los dos grupos, es
                  casi palpable la reprobación de los primeros ante el com-     34A veces un extranjero demuestra un talento real, apreciado por los
                  portamiento y la vestimenta de los segundos. Los dos, sin     cubanos a pesar de su decepción.
                                                      Desacatos                                    - 



     cual acuden relajados, con su identidad claramente de-                      cantil. Si se efectúa con tanta espontaneidad y facilidad,
     finida. Al final de la función, señalado por dos o tres pie-                es también porque funciona de manera intrínseca en la
     zas de música grabada, algunos jóvenes se lanzan hacia                      religión, cuyas representaciones influyen sobre dominios
     los extranjeros, proponiéndoles cursos de bailes y servi-                   muy amplios, sociales, políticos, económicos y cultura-
     cios de guía especializado en afrocubanidad.                                les. Además, a pesar de que los discursos dividen estric-
        El Gran Palenque del Conjunto Folclórico Nacional                        tamente los estilos musicales y dancísticos religiosos y
     cumple entonces varias funciones. Fue y sigue siendo un                     seculares, el análisis etnográfico revela que las fronteras
     evento artístico, cuyo objetivo es convencer a los mismos                   entre lo sagrado y lo profano no dependen tanto del re-
     cubanos de la belleza de las danzas y músicas afrocuba-                     pertorio, ni siquiera del entorno, sino más bien de las
     nas. Su sede, como centro de investigación y formación,                     intenciones de los participantes. Por ejemplo, se pueden
     obra para la promoción cultural y la revalorización de                      tocar canciones populares (como la famosa “Que viva
     las mismas. Es también un gran momento de autoafir-                         Changó” de Celina González) y bailar cha-cha-chá pa-
     mación de la identidad cubana, cuyos orígenes africanos                     ra los orichas o rumba para los muertos y lograr que ba-
     se vuelven consensuales. Es un lugar de referencia y de                     jen, lo cual será acogido con entusiasmo in vivo, a pesar
     encuentro para los religiosos, legitimado por mayores re-                   de que pueda criticarse después como heterodoxia por
     conocidos y legitimante para los más jóvenes cuando lo-                     los rivales de la familia ritual implicada. A la inversa, el
     gran integrar la compañía. Aquí se enfrentan también las                    repertorio litúrgico integra desde varias décadas las com-
     dos generaciones. Se dirige hacia un público de aficio-                     posiciones de las orquestas populares, lo cual provoca a
     nados extranjeros y cubanos emigrantes, que llegan en                       veces trances en el público. En fin, en los espéctaculos
     busca de lo que les parece ser la esencia de la tradición,                  folclóricos se colma la yuxtaposición, cuando los artistas
     opinión confortada por el hecho de que los miembros                         “se montan” o cuando su prestación es tan convincente
   del CFN son en efecto artistas religiosos solicitados para                  que gente del público les pide limpiezas. Por supuesto, es-
     las ceremonias. En fin, se convirtió en un lugar de pro-                    tos hechos hacen eco a otra categoría de acusación muy
     moción turística que juega sobre los registros ambiguos                     ligada a la del mercantilismo: la de charlatanería o de po-
     de la afrocubanidad: de los valores estéticos a la atrac-                   sesiones fingidas.
     ción sensual, la frontera suele a veces ser borrosa.35 Se                      Los artistas-profesores no son los únicos mediadores
     puede decir que en sus intenciones como en su puesta                        entre turistas y religiosos. Como vimos en el caso del
     en escena, al igual que otros lugares claves (Argyriadis,                   Gran Palenque, coexisten con ellos jóvenes que, sin ser
     -: -), el Gran Palenque interfiere sistemáti-                   necesariamente músicos, bailarines y ni siquiera religio-
     camente en la delimitación de categorías, superponién-                      sos, se dedican a proponer servicios de guía en estos te-
     dose lo cultural con lo artístico, lo religioso con lo identi-              mas. Lucen de manera conforme a las representaciones
     tario y con lo económico.                                                   de los extranjeros hacia lo afrocubano: tienen la piel su-
        Esta porosidad36 no puede ser interpretada solamente                     ficientemente oscura para ser calificada de negra (aun-
     en términos de proselitismo religioso o de estrategia mer-                  que ellos mismos no se autodefinirían así en otros con-
                                                                                 textos), visten al estilo rapero estadounidense o, menos
                                                                                 inquietante para los turistas, rastafari. Se conforman con
     35 La fascinación por el mundo marginal en general (al cual sigue sien-
                                                                                 modelos globales que asocian la tradición religiosa y ar-
     do asociada la religión) es acompañada de la idea firmemente anclada
     desde hace más de un siglo en Europa y América de que los “lúmpens”         tística afroamericana con la oscuridad de la piel, lo cual
     o “los negros”o “los salvajes”poseen una soltura corporal innata, lo cual   en Cuba dejó de ser pertinente hace ya varias décadas.
     es a la vez factor de miedo y atracción.
     36 Varios autores la han notado, subrayando el hecho de que los artis-      En fin, muchos de ellos completan su panel de ofertas
     tas religiosos circulen de un registro a otro, tocando tanto en ceremo-     (acompañar a lugares claves del turismo cultural afrocu-
     nias, fiestas familiares o de barrio, espectáculos turísticos, orquestas
     populares, actividades políticas, cabarets y teatro. Véase Knauer (:    bano, a conciertos, restaurantes y alquileres en casas par-
     ), Hagedorn () y Menéndez (: -).                              ticulares, fiestas, ceremonias o consultas) con proposicio-
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  • 1. El desarrollo del turismo religioso en La Habana y la acusación de mercantilismo* Kali Argyriadis El turismo cultural, que se nutre con profusión del tema afrocubano, se ha desarrollado conside- rablemente en Cuba en esta última década. Paralelamente, un número creciente de visitantes ex- tranjeros viajan a la isla con el propósito de adentrarse al mundo de las llamadas religiones de origen africano (santería y palo-monte). En el dificil contexto económico actual éstas se han con- vertido hoy en día en uno de los medios lucrativos más seguros para mejorar la situación mate- rial de muchos cubanos, lo que genera toda una serie de críticas en varios niveles de la sociedad. Este artículo pretende reflexionar sobre este fenómeno, por medio del análisis de la crítica del mercantilismo como una categoría de acusación ambigua inherente a los intercambios entre reli-  giosos, así como a las relaciones sociales en general. A partir de datos etnográficos habaneros, se cuestionará también la distinción clásica entre lo profano y lo sagrado, así como entre lo cultural, lo artístico, lo religioso, lo político, lo afectivo y lo económico, puesto que todas estas dimensio- nes están intrínsecamente relacionadas tanto en un espectáculo turístico como en una ceremonia religiosa. PALABRAS CLAVES: turismo, religión, comercio, folclorización, Cuba. During the last decade, cultural tourism has grown substantially in Cuba, this type of tourism is profusely nurtured by the Afro-Cuban theme. At the same time, a growing number of foreign vi-  : Institut de Recherche pour le Developpment, Francia-Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. kali@argyriadis.net Desacatos, núm. , mayo-agosto , pp. -. Recepción:  de febrero de  / Aceptación:  de marzo de  * Agradezco a Odalys Buscarón, Stefania Capone, Lorraine Karnoouh, Cristina Gutiérrez, Camila Pascal y Renée de la Torre, así como a los dictaminadores anónimos por sus comentarios, correcciones y sugestiones acerca de este texto.
  • 2.    Desacatos -  sitors travel to Cuba in order to have contact with the so called religions of African origins (san- tería and palo-monte). In the current difficult economic situation, these religions have become one of the safest and most lucrative means to improve the material situation of many Cubans, but it has also prompted a series of criticism in many social segments.This paper intends to reflect on this phenomenon by analyzing the critique of mercantilism, and considering it a type of am- biguous accusation inherent to the exchange between religious individuals and social relationships in general as well. Using ethnographic data gathered in Havana, this paper will contest the classic distinction between the profane and the sacred, as well as the distinctions between the cultural, artistic, religious, political, emotional and economical dimensions, since they are all intrinsically related in a show for tourists as well as in a religious ceremony. KEY WORDS: tourism, religion, mercantilism, folclorism, Cuba. L os estudios sobre las llamadas religiones afrocu- sociales, políticas y económicas de la sociedad cubana. banas tienen más de un siglo de historia. Las in- Uno de los temas que han sido poco analizados es pre- vestigaciones más recientes han demostrado el cisamente su dimensión de bien de consumo,3 tal vez por carácter dinámico de las mismas al poner en evidencia ser una cuestión intrínsicamente polémica, no solamente los lazos que las unen con otras modalidades religiosas en Cuba sino dentro de la población creyente en general. (entre otros, véase: López Valdés, : ; Basail y Cas- De hecho, las acusaciones de mercantilismo dirigidas a al-  tañeda, : ; Menéndez, : ). En La Habana, gunos personajes específicos o a la religión en su llamada por ejemplo, la santería es indisociable de su corolario, “degeneración” forman parte de todas las conversacio- el sistema adivinatorio Ifá, pero también del palo-monte nes cotidianas habaneras y, por ende, de todas las entre- en sus distintas vertientes, del espiritismo y del culto a vistas con religiosos realizadas durante el trabajo etno- las vírgenes y a los santos católicos. De esta forma, en la gráfico.4 práctica efectiva, una estrecha complementaridad enlaza Me parece importante proponer una reflexión sobre todas estas variantes, llamadas de manera común religión estos discursos recurrentes (en todas sus variantes y con- (Argyriadis, ).1 La religión, por ser un fenómeno so- textos de enunciación) con la intensión de comprender cial relevante en la capital,2 refleja las transformaciones el papel que desempeñan en el marco de una práctica re- ligiosa que, como todas las demás, no carece de luchas de poder internas.5 No pretendo tomar partido ni estigma- 1 El término santería es también usado a veces como término genéri- co. Regla de Ocha o, más recientemente, religión yoruba designan a la tizar a los actores o los procesos, sino, ciñéndome en es- santería cuando la intensión es clamar por la depuración y el retorno to a las sugestiones de Michèle de la Pradelle, analizar las a las raíces. 2 Es muy difícil precisar cifras, ya que nada permite asegurar la sin- situaciones de intercambio mercantil como una de las for- ceridad de las respuestas de los entrevistados. Sin embargo, la obser- vación etnográfica concuerda con los estudios más recientes del Cen- tro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de Cuba (CIPS) que concluyen una proporción mayoritaria (.%) de creyentes de toda 3 A excepción de los trabajos de Holbraad (, ) y Palmié índole en la población, así como una mayor proporción de utiliza- (). dores simultáneos de servicios ligados a la santería, al espiritismo y al 4 Este artículo se apoya en datos recogidos durante tres estancias en La catolicismo (Ramírez Calzadilla, : -). De igual manera, co- Habana de siete, ocho y nueve meses, respectivamente, entre  y rresponden los resultados que subrayan la imposibilidad de relacionar ; y luego, durante varias estancias más cortas en la misma ciudad en la sociedad cubana contemporánea un tipo de expresión religiosa entre  y . con una clase social (idem.: ) o con categorías raciales, subjetivas 5 Como tampoco carece de lógicas de alianzas y de valores que gene- por definición (idem.: ; López Valdés, : ). ran una forma de organización social original.
  • 3. -  Desacatos    mas en que se materializa una relación social, la cual in- poco escrupulosa, que convierte la propuesta religiosa y teractúa necesariamente con otras dimensiones: cultural cubana en un bien de consumo artificial.6 Otros subrayan la aparición de “escisiones entre los practican- Hay que vencer esta especie de resistencia irreflexiva que tes y sus formas organizativas, en torno al sentido —so- lleva a creer que ahí donde los intereses económicos son cial o comercial— de sus creencias” como consecuencia importantes, las relaciones sociales se diluyen o se borran; y donde son menores, se desarrolla libremente una socia- de la comercialización y la folclorización de los valores y bilidad que se convierte en su propio fin (De la Pradelle, prácticas religiosas (Basail y Castañeda, : -). : -). Más allá del discurso de la degeneración o de la crisis social-religiosa, mi intensión es la de comprender los pro- De la misma manera en que la acusación de “brujería cesos que producen estas acusaciones, ligadas a las an- malévola” fue estudiada por Marc Augé como uno de los teriormente citadas, sin perder de vista la profundidad lenguajes por los que se expresan las relaciones sociales histórica y las implicaciones sociales y políticas de un fe- de fuerza (: ), o de la forma en que Stefania Ca- nómeno que, a la luz de este enfoque, no parece tan no- pone aplicó el mismo tratamiento a la acusación de “no- vedoso. Para llevar a cabo tal objetivo será necesario tam- tradicionalidad” en el candomblé brasileño (: ), bién cuestionar la existencia del límite entre “lo falso” y la acusación de mercantilismo tiene que ser comprendi- “lo auténtico”, así como la distinción clásica entre lo profa- da como una categoría de discurso que nutre las riva- no y lo sagrado, entre lo cultural, lo artístico, lo religioso, lidades entre religiosos y nos informa sobre las reglas de lo político, lo afectivo y lo económico, puesto que todas circulación de bienes materiales y espirituales dentro de estas dimensiones están estrechamente ligadas tanto al la religión. espectáculo turístico como a la ceremonia religiosa. El desarrollo del turismo es regularmente señalado co- mo un elemento determinante en la llamada comerciali-  zación de la religión. En Cuba el gobierno, rompiendo EL CONTEXTO DE LAS ACUSACIONES con la imagen de destino puramente de consumo (sexual, balneario), ha tratado desde un principio de sacar parti- La isla de Cuba recibe cada año la visita de aproximada- do del potencial valorizante del turismo cultural o soste- mente dos millones de turistas. De hecho, su gobierno nible. De hecho, a pesar de que las playas y los jóvenes ha decidido fomentar el desarrollo de esta industria con el no dejan de ser un factor de atracción fundamental, afán de luchar contra una grave situación de crisis.7 Des- evidenciado en numerosas propagandas y actitudes de de , año en el cual cesaron los intercambios econó- los turistas, el atractivo de la isla tiene también mucho que ver con sus famosas prácticas artísticas y festivas. A 6 Rogelio Martínez Furé, cofundador del Conjunto Folclórico Nacio- lo largo del año los aficionados a la cultura cubana pue- nal y creador en  del Sábado de la rumba, llama a este fenómeno den disfrutar de talleres, festivales, encuentros y confe- “santurismo” (entrevista personal,  de noviembre de ). También rencias, en los cuales el ingrediente afrocubano es enfati- utiliza el término de “seudo folclorismo” (: ), manejado por “de- predadores del patrimonio popular tradicional” (idem.: ). Confor- zado. Participar en ellos es uno de los posibles pasos hacia me a esta toma de posición dejó desde  de dirigir el Sábado de la una implicación más íntima y tal vez hacia la práctica re- rumba (más adelante se describirá la evolución actual de este evento). 7 “En tan complejas circunstancias es que se llevó a cabo el esfuerzo de ligiosa como tal (Argyriadis, -), lo que fomenta a transformar la estructura y el funcionamiento de la economía. Espe- su vez un tipo de turismo muy particular al que puede de- cial relevancia tuvo la decisión de impulsar el turismo como el sector nominarse “religioso”, ya que el objetivo principal del via- de mayor dinamismo y capacidad para generar ingresos de divisas en plazos relativamente breves y también por su potencial para propiciar je es participar en ceremonias como actor u observador. la reanimación e integración de otros sectores, y estimular el empleo” Algunos investigadores critican hoy en día la falta de ca- (Resolución económica del V congreso del PCC, ). Agradezco a Lo- rraine Karnoouh por haberme indicado este texto y por sus comen- lidad de los eventos culturales “afrocubanos”que —según tarios en general sobre las cuestiones político-económicas referidas en ellos— conducen al encuentro del extranjero con gente este artículo.
  • 4.    Desacatos -  ha desarrollado numerosas estrategias cotidianas de so- brevivencia, designadas por el lenguaje popular con los términos “luchar”, “resolver” e “inventar”. En La Habana no se compra un boleto de ómnibus, sino que “se lucha un transporte” y “se inventa la comida”. Para los que no tienen familia en el extranjero o que no trabajan en el “sector emergente de la economía”,10 la religión (y más precisamente la santería y el palo-monte, que gozan de cierto prestigio dentro y fuera del país) se ha convertido en uno de los medios más seguros, lucrati- vos y relativamente legales de mejorar su situación mate- rial. El costo de las consultas y ceremonias ha aumenta- do significativamente en los últimos diez años, a pesar de que los precios de ciertos ingredientes casi no han cam- biado desde  (un coco vale diez pesos, un gallo  pesos, un grupo de tamboreros se contrata por  pe- sos…). Las actividades religiosas atraen un público cre- ciente de visitantes extranjeros, dentro de los cuales no pocos aceptan invertir consecuentes sumas en ceremo- Kali Argyriadis nias de iniciación: desde   hasta   dólares para “hacer santo” o “hacer Ifá”.11  Sin embargo, el interés económico no es el único mo- La libreta de abastecimiento. Pizarrra de distribución, La Habana, fe- tivo de tal desenvolvimiento religioso. El estatuto de los brero de . creyentes ha evolucionado de manera muy positiva des- de la apertura política de  (Argyriadis, a; véase micos privilegiados con la CEI,8 se decretó el estado de ur- gencia o “periodo especial en tiempo de paz”. Después de una etapa de dramáticas penurias (-), a pesar en comparación con el valor real de los ingresos legales. Así, por ejem- de cierta recuperación económica y de nuevas leyes que plo, en noviembre de , un peso convertible equivalía a  pesos permiten iniciativas privadas a nivel familiar o indivi- en moneda nacional, el salario promedio era de  pesos, la libra de arroz valía  pesos en el mercado agropecuario y una botella de aceite dual, la situación continúa siendo difícil para todos los de soya costaba . pesos convertibles, o sea, . pesos. Cabe pre- que no tienen acceso directo al dólar estadounidense o a cisar que muy recientemente se incrementaron de manera conse- cuente los pagos mensuales de las jubilaciones y se rebajó el precio del su equivalente (el peso convertible) mediante un empleo peso convertible a 23 pesos cubanos. en el turismo, en las empresas mixtas o gracias a las re- 10 Las encuestas del Centro de Antropología de Cuba han demostra- do que las desigualdades de acceso a los empleos en el turismo y en las mesas familiares.9 En este contexto peculiar la población empresas mixtas están muy ligadas a la persistencia de discrimina- ciones "raciales", a pesar del alto nivel de calificación de la población de piel más oscura (Rodríguez et al., ). 11 Estos precios suelen ser baratos en comparación con los precios 8 Comunidad de los Estados Independientes, que incluía las ex-repú- aplicados para las mismas ceremonias en México o en Estados Uni- blicas soviéticas, a excepción de los estados balcánicos. dos, donde el costo se multiplica fácilmente al doble o triple. Los sante- 9 La educación y la salud permanecen gratuitas, pero los libros, útiles ros de estos países justifican sus tarifas por el costo más alto de la vida escolares y medicinas, que escasean, se compran con divisas a precios que deben enfrentar. En Cuba, la inflación de precios concierne en su muy altos; de manera general, una vez agotado el abastecimiento pro- mayoría a los clientes extranjeros o cubanos emigrados, que gozan su- porcionado por la libreta (entre una semana y quince días de alimentos puestamente de un mayor poder adquisitivo. Cabría relativisar esta básicos por persona y por mes), los precios de los productos de prime- suposición al recordar que muchos de ellos no tienen, como en Cuba, ra necesidad (ropa, comida, higiene…) resultan desproporcionados acceso a servicios sociales de calidad.
  • 5. -  Desacatos    Kali Argyriadis La cola para la libreta de abastecimiento. La Habana, febrero de .  también Cuarto congreso…, ). Los llamados cultos mayor de cada especialista era refutar las acusaciones de afrocubanos en la actualidad son considerados como fac- “brujería malévola”.13 Ahora se trata más bien de demos- tores valorados de la identidad cultural cubana. Además, trar su autenticidad tradicional por medio de la media- la opinión común en la isla admite la supremacía de la ción del público internacional. En el contexto del en- santería cubana sobre sus religiones hermanas de Áfri- frentamiento entre los cubanos residentes y los cubanos ca y América Latina, al considerar a Cuba como la cuna exiliados, éstos también se acusan entre sí de ser militan- de la verdadera tradición yoruba, la más preservada (“el tes políticos disfrazados o instrumentalizados (Argyriadis extracto puro”), y de la energía sagrada llamada aché.12 y Capone, ). Pero existe otro tipo de acusación que, Por lo tanto, numerosos religiosos asientan hoy en día aunque se asimile a menudo con el contexto económico su legitimidad local sobre la presencia prestigiosa de vi- descrito anteriormente, siempre ha existido en el mun- sitantes o “ahijados” extranjeros, quienes a su vez suelen do religioso. Se trata de denunciar el abuso de confianza, invitarlos a sus países para dar “conferencias” o como ga- el charlatanismo, la “especulación” (ostentación de la rantes de la eficacia y autenticidad tradicional de sus ce- riqueza y del poder) y el interés económico, inclusive en- remonias. tre cubanos. Una palera y santera que había cambiado de Las acusaciones que nutren desde siempre las rivalida- padrinos varias veces (lo que no le impidió seguir sien- des entre religiosos se desplazan de manera consecuente do religiosa) expresaba hace ya doce años: al campo global. Hace unos quince años la preocupación 13 En la práctica cotidiana actual este término no tiene necesariamente 12Véase el libro El ashé está en Cuba (), de Mirtha Fernández y una connotación malévola, se puede hacer brujería para pasar un exa- Valentina Porras, citado con frecuencia por los religiosos. men o tener suerte, por ejemplo.
  • 6.    Desacatos -  No todos los babalaos, ni todos los santeros, ni todos los En su primer trabajo sobre las prácticas religiosas de paleros, ni todos los espiritistas trabajan con el mismo los afrocubanos,14 Fernando Ortiz proponía medidas co- ahínco ni con el mismo deseo de ayudar. Porque hay mu- rreccionales para luchar contra la “patología social” ( chos que se metalizan, porque lo que les importa es el []: ) que representaba para la joven sociedad cu- dinero. Y yo, desgraciadamente, he sido utilizada mone- tariamente, pero no me han resuelto en sí mis problemas. bana lo que él calificaba como brujería, superstición y sal- vajismo. Sin embargo, establecía una notable distinción En La Habana es muy común referirse a los tiempos entre los brujos “fanáticos” o “de buena fe”,15 supuesta- antiguos como una época donde no se lucraba con el mente los viejos africanos incorregibles, y los que de- sufrimiento de los demás, se conocían secretos más pro- sempeñaban ese oficio para explotar la credulidad de sus fundos y se realizaban obras milagrosas. Un joven baba- adeptos (idem.: ). Estos últimos, supuestamente crio- lao narra: llos, merecían el mismo tratamiento que los delincuentes habituales. Ortiz esperaba que la desaparición progresi- Cuando los negros africanos se introdujeron en Cuba, que va de los primeros junto con la acción educativa resolve- empezaron esta religión que es del África, ellos no tenían un cuarto para consultar: todas las prendas de ellos las rían a largo plazo el problema. Además, después de pre- echaban en el saco y se lo ponían en el hombro, y cobra- cisar que “el brujo vive del altar, como sacerdote que es” ban las consultas con granos de maíz. (idem.: ), subrayaba una evolución: contrariamente a “los tiempos pasados”, donde sólo se percibían ofrendas Son numerosos los cuentos al respecto, en los que el pro- en especie (animales, bebidas alcohólicas, alimentos va- tagonista propone una retribución libre, en especie o só- rios, también consumibles por el brujo), “el progreso ha lo después de resultados factibles. Sin embargo, si nos traído la corrupción” y los sacerdotes (contemporáneos adentramos en los testimonios disponibles del siglo pa- del autor) “prefieren que el creyente deposite en sus ma-  sado, se puede destacar que la referencia a una edad de nos dinero contante y sonante, sabiendo que ningún oro es constante, así como las acusaciones de mercanti- Mesías los arrojará del templo. Sus limpiezas y hechizos lismo de los demás. El contexto de enunciación de estos los venden como el médico sus prescripciones y el far- discursos influye sobre su contenido: en primer lugar, se macéutico sus drogas; sus agüeros los cotizan como el trata de un universo competitivo, que no admite jefatu- abogado sus consejos”(idem.).Algunas retribuciones “as- ra suprema, ni siquiera dogma, de un mercado de bienes cienden a veces a sumas considerables, para ahorrar las de salvación (Bourdieu, : ; en este caso el término cuales tienen los infelices clientes que trabajar durante salvación se despoja de su sentido cristiano), en el pleno larga temporada”. Ortiz concluía que “la profesión de sentido de la palabra, en el cual cada actor debe demos- brujo era sumamente provechosa” (idem.). trar su calidad y minimizar el valor de sus rivales. En se- Cuarenta años después, en un contexto muy distinto, gundo lugar, los religiosos tuvieron que defenderse de en el cual los universitarios cubanos, influidos por el arte las discriminaciones, del rechazo y, a veces, de las perse- cusiones que sufrían por parte de las autoridades guber- namentales y eclesiásticas. La integración del elemento 14 Este término designaba al principio a los viejos africanos nativos que africano al concepto de cultura nacional cubana no era todavía vivían en Cuba. En la década de , con el surgimiento del apreciada en los primeros tiempos de la independencia movimiento afrocubanista, pasa a referirse a todos los ciudadanos que tienen ascendencia africana. (), y después fue sujeto de ásperos debates entre los 15 Un médico legista, contemporáneo de Fernando Ortiz y como él miembros de la élite intelectual y artística de la isla (véa- influido por las teorías de Cesare Lombroso sobre el atavismo, opina- ba: “En un plano de alta civilización como la nuestra, el brujo resulta se a guisa de ejemplo Muñoz Guinarte, : ; Guerra de un delincuente por su inadaptabilidad, por su parasitismo, pero no un la Piedra, : -). Significativamente, este lento pro- criminal por violar gravemente la ley. Es un atrasado, un sujeto nocivo por estar fuera de su medio, una individualidad captada en plena co- ceso incluyó desde el principio la denuncia de la comer- marca africana, donde es común la hechicería y el curanderismo” (Cas- cialización de los servicios religiosos. tellanos González,  []: ).
  • 7. -  Desacatos    negro y el primitivismo, habían tomado la defensa de la otros Cabrera,  []: ; Díaz Fabelo, : -), música y los bailes de origen africano como paradigma pero no cabe hacerlo en este espacio. Hay que destacar de la cubanidad frente al imperialismo estadounidense que desde el punto de vista de su difusión, estas prácticas (Carpentier, citado por De la Fuente, : ), la ex- religiosas incluyeron desde un principio lógicas de mer- plotación mercantil de carácter exótico del repertorio li- cado, con altas y bajas de precios según el cliente y el cos- túrgico afrocubano fue a su vez muy criticada (Ortiz,  to de la vida. A la vez, gracias a la valorización artística y []: ). Cabe resaltar que, como consecuencia de la utilización de las técnicas modernas de comunicación, este proceso, los artistas religiosos informantes de los in- se les abrió un espacio más amplio. Es importante sub- vestigadores empezaron a usar la acusación de hetero- rayar que según los contextos, el pago en especie pudo doxia para distinguirse de sus rivales, además de las de constituir una forma significativa de retribución. Sin te- brujería malévola y mercantilismo. Este estatuto presti- ner que evocar tiempos remotos, hace unos diez años, y gioso de colaboradores de intelectuales famosos, a su vez, todavía en la actualidad, la cuestión del tipo y número de les permitió ejercer cierta hegemonía en el mundo religio- animales destinados al sacrificio es vivamente debatida: so, así como justificar sus tarifas y exigencias.16 Al ocupar en efecto, salvo en algunos casos,18 parte de la carne de es- un lugar en el escenario de la industria del disco y del es- tos animales se consume ritualmente,19 y la otra se divi- pectáculo, supieron también emanciparse, en cierta mane- de entre el instigador de la ceremonia, sus padrinos y/o ra, del control de la élite que elogiaba la obra de Amadeo el sacrificador. Los santos (u orichas) y los muertos, a ve- Roldán pero se disgustaba con las innovaciones artísticas ces exigentes, a veces magnánimos, asombrados o capri- de Mercedita Valdés o Celia Cruz.17 Veremos cómo, pre- chosos, participan en la discusión, reclaman animales de cisamente, esta voluntad y posibilidad de pasar de una cuatro patas, mientras se les oponen explicaciones acer- dimensión a otra (de lo sagrado a lo secular, de lo religio- ca del “periodo especial”, de los precios del mercado agro- so a lo científico, de lo artístico a lo comercial) les ase- pecuario y del valor del dólar.  guró un reconocimiento que abarca un público amplio Más allá del interés de algunos actores, estas negocia- y diverso. Hoy en día, a ningún religioso se le ocurriría ciones delimitan explícitamente una frontera entre los dudar de la honestidad y lo tradicional de estos artistas, ahijados más allegados de la familia ritual, los parientes evocados con mucho orgullo en las letanías en honor a y amigos más apreciados, y los demás. No son pocos, en los ancestros rituales (moyubbá). efecto, los que acuden a las fiestas religiosas (cajones y tambores), supuestamente abiertas a todos, con el pro- pósito de comerse un pedazo de carne, una cucharada de DAR PARA RECIBIR: LA CIRCULACIÓN dulce y unas croquetas. Veáse como ejemplo esta con- DE BIENES versación que ocurrió entre una muerta hablando por la boca de la madrina de la casa, una ahijada encargada de Se podrían dar otros ejemplos para ilustrar la atempo- la cocina y el instigador de la ceremonia (frustrado en su ralidad de la acusación de comercialización (veáse entre afán de invitar a todos sus amigos a comer carne). La po- sesa, que se expresaba después de la matanza (el sacrifi- cio) de un chivo, un carnero, ocho gallinas, dos gallos y 16 Por ejemplo, en una “circular a los santeros”, los tamboreros Pablo Roche, Miguel Somodeville, José Valdés y Trinidad Torregrosa recuer- dan que, además de una remuneración monetaria básica, sus clientes contraen varios compromisos, como proporcionarles un abundante y 18 Por ejemplo, dar de comer a la tierra, al mar…: los animales se echan fino almuerzo con marcas de respeto o entregarles la mitad del dinero en un hueco o al mar como ofrendas; recogimientos, rompimientos: recibido de manos de los participantes de las ceremonias por los pose- los animales que se usaron para recoger lo malo por contacto con la sos (Ortiz,  []: ). persona se matan y se arrojan en las esquinas (cuatro caminos), en el 17 Estos artistas grabaron a finales de la década de  temas “afro”, cementerio o en otros lugares simbólicos. acompañados por los tambores batá de Jesús Pérez, discípulo del ante- 19 Los santos y los muertos reciben la sangre, la cabeza, en ciertos casos riormente citado Pablo Roche (Reyes Fortún, : ). partes de las vísceras y porciones de la comida ritual.
  • 8.    Desacatos -  un pato, daba sus instrucciones para la fiesta del día si- santos o a sus nfumbe,22 poner al revés sus receptáculos guiente dedicada a los muertos: o dejar de atenderlos durante varios días (siendo el cas- tigo extremo dejar de creer en ellos y botarlos al mar o a Muerta: Ndicie que usté que só la que va a manejar coci- la basura). na: to’o él que venga, ¡ajiaco na’má! Cuando se termine Como remedio a sus problemas, un muerto puede pro- tro’o, y munda se vaya. Munda que niñon invita a uria, se queda. [Digo, usted que va a ser la que va a cocinar: todo poner a un hijo de Eleguá organizar una fiesta para los el que venga, ¡ajiaco nada más! Cuando se termine todo y niños de su cuadra y repartirles dulces, o aconsejar a otra la gente se vaya. La gente que este niño invita a comer se persona que obsequie monedas a los mendigos. La ofren- queda.] da no es siempre dirigida directamente a las entidades, Cocinera: ¿El ajiaco20 no se da cuando se termine el cajón? puede ser destinada a lugares o seres vivos, inclusive humanos, que los representan. Los dioses son también Muerta: Si só. Pero entoncie timprano. ¡No cuando em- piece cajó! Porque si se le da a uno gentrie, entoncie hay mediadores de las relaciones con los demás y consigo que darle a la mundra. [Así es. Pero entonces temprano. mismo (Augé, : ). La religión implica una noción ¡No cuando empiece el cajón! Porque si se le da a uno, en- de persona múltiple y en constante evolución (Argy- tonces hay que darle a todo el mundo.] riadis,  : ), razón por la cual, en última instancia, Instigador: ¡Pero es que ya le he dicho a mi gente que ven- dedicarse a las entidades equivale a dedicarse a sí mis- gan antes! mo, a veces solo o más a menudo por mediación de unos o varios especialistas, lo que ilustra muy bien la expre- Cobrar para después repartir, pagar para después recibir: sión atenderse religiosamente con alguien. Aun cuando se las relaciones entre los seres humanos vivos y las entida- trata de un(a) religioso(a) con conocimiento, experiencia des (muertos y santos) se basan en constantes negocia- y numerosos ahijados, la presencia de los demás es im-  ciones, que determinan el tipo de bien que se va a poner prescindible por dos razones fundamentales: la primera, en circulación y el tipo de beneficios que se recibirán a para acumular fuerza, luz o aché; y la segunda, para tes- cambio. Como bien lo ha analizado Marc Augé (), timoniar de la ceremonia (función que crece en impor- los dioses “paganos”, a diferencia del Dios único de los tancia en paralelo al prestigio de la misma). Los religiosos sistemas monoteístas, no tienen carácter trascendente, y levantados para un ritual son pagados de dos maneras: su relación con los humanos es de interdependencia (Au- reciben a su vez aché y una retribución. gé, : ). En La Habana, tanto los orichas como los Un santero saca así la cuenta después de una iniciación: muertos y los vivos necesitan acumular fuerza, luz o aché para desarrollarse (Argyriadis, : , ). La activi- Yo le hice santo a una muchacha, que cuando ella se sentó a sacar cuenta de todo, se le montó en   pesos. Por- dad ritual puede ser interpretada entonces como el cum- que bueno, busca un saco de arroz, y son cien libras… En- plimiento de un contrato de reciprocidad (Palmié, : tonces hay que llevar aceite, hay que llevar carne, hay que ), momento donde se ponen estas energías en circu- llevar todos los sofritos… Porque bueno, si fuera una cere- lación21 y donde ambas partes reclaman su merecido y monia entre cuatro o cinco, no hay que llevar tanto, pero no reparan en ejercer presiones en caso de inconformi- hay que convidar a distintos santeros pa’ que den fe, inde- pendientemente a las amistades de la que se está inician- dad. Se temen los castigos de las entidades, es cierto, pe- ro no es raro ver a una persona amenazar o insultar a sus 22 Muertos manejados en el palo-monte, que por ser más oscuros y carentes de luz y atención de parte de los vivos, aceptan trabajar ciega- mente para su dueño a cambio de ofrendas y sacrificios de animales. 20 Tipo de guiso cubano preparado con cabeza y cola de puerco, raíces Como comen, se les llama materiales, en oposición a los muertos de y vegetales variados. luz, netamente espirituales, que sólo necesitan agua, flores, velas, per- 21 El dueño del principio de circulación, cambio y movimiento es el fumes y oraciones. Existen, sin embargo, numerosos casos de muer- oricha Eleguá, que abre y cierra los caminos. Por lo tanto, en todas las tos de luz que se materializan con el objetivo de darles más fuerza a vertientes religiosas, es siempre el primero en cobrar o comer. sus adeptos en aras de un trabajo más eficaz.
  • 9. -  Desacatos    do, los familiares de la que se está iniciando, o sea, usted no puede hacer nada con veinte libras, tiene que pedir cien li- bras. Si sobró, bueno, después lo repartimos entre noso- tros, pero es más o menos eso lo que se pide siempre. Por eso que lo hacía muy costoso. Las iniciaciones, como ritos de pasaje (Van Gennep,  []) son también asuntos sociales, al igual que las bo- das y las fiestas de quince años, por lo tanto no pueden ser baratas. Hace falta alimentar a los vivos, a los muer- tos y a los santos, y pagar un derecho a cada participante activo, en función del cargo (y de la fama) de cada cual: los padrinos, el sacrificador, el adivino, los que ayudan en la cocina, en la limpieza, la decoración o la prepara- ción de los ingredientes rituales, los músicos, los que tie- nen facultad de posesos… Forma parte del orgullo del novicio la reiterada mención del “sacrificio” que pasó pa- ra llevar a cabo su objetivo (“no tengo que esconderme, porque quiero a mi religión y porque mi dinero me cos- tó”), fuente de prestigio hacia los demás y mayor prue- ba de amor y dedicación hacia los dioses, que se supone Kali Argyriadis que ayudarán a reunir o a recuperar multiplicada la su- ma invertida.  El contrato de reciprocidad entre una persona y sus entidades concierne entonces implícitamente al entorno Trono para Changó montado en el Callejón de Hammel. La Habana,  de diciembre de . social y religioso de los mismos. Esto se expresa muy con- cretamente en la serie de dispositivos de redistribución que operan durante las ceremonias públicas. Varios auto- no”, explican los religiosos. A cambio, al pie del trono se res hacen hincapié en los altares montados para estas pone una cesta junto con un pequeño idiófono (maraca ocasiones, verdaderas machines of exchange (Brown, : o campana…) para que cada uno, arrodillado en una es- ; véase también Palmié, : ). Estos tronos, en los tera, llame a la entidad celebrada, salude, pida y ponga cuales los receptáculos de los orichas y/o de los muertos un donativo. Se coloca también otra cesta al pie de los yacen majestuosamente entre telas de colores vivos, flo- músicos, y algunas veces el público entusiasmado pega res, alimentos, bebidas y cestas de frutas (llamadas plaza), billetes en la frente del cantante o de los posesos, que simbolizan la abundancia (la promesa de prosperidad pueden obsequiarlos a otras personas presentes. Al final, futura) y su contenido es repartido entre la asistencia, ya el dinero que queda en la cesta del trono (el derecho del sea por los eventuales posesos durante el transcurso de santo/del muerto) es reutilizado para las ofrendas pedi- la fiesta o por los organizadores al final de la misma. Es das por las entidades. El organizador está muy conscien- inconcebible rehusar el plato de dulces, el baño de miel de te de la cantidad disponible, y negocia firmemente con abejas o el trago de chamba:23 “eso es aché, eso es bue- los posesos para amortiguar los gastos. En el marco más restringido de la consulta o de las te- rapias sencillas personales, el papel del dinero que se paga 23 Bebida ritual palera hecha a base de aguardiente, chile, pólvora, yer- bas, polvo de palos, polvo de huesos humanos y otros ingredientes va- además del costo de los ingredientes necesarios, llamado rios. El simple hecho de olerla provoca lagrimeo y estornudos. también derecho, está particularmente sujeto a contro-
  • 10.    Desacatos -  versias. En efecto, aquí se trata de un especialista solo Todas estas operaciones son costosas y justifican a su vez frente a su cliente, sin testigos religiosos (convertidos en las altas tarifas. Cabe igualmente otra razón, la de impre- este contexto en competidores) y que pone sus propias sionar a los clientes, ya que paradójicamente, si la hu- tarifas: la acusación de mercantilismo surge con mucha mildad es loada en los discursos, las marcas de opulen- facilidad. No es casual notar que los que gozan en la ac- cia son interpretadas como marcas de poder a la hora de tualidad de mayor prestigio son los que cobran más ca- escoger un padrino.24 Los signos exteriores de riqueza ro: se trata de los babalaos, hombres iniciados en el sis- (ropa nueva, adornos, brindis de comida y bebida, apa- tema de adivinación corolario de la santería llamado Ifá. ratos electrodomésticos…) son orgullosamente expues- Martin Holbraad () subraya que más allá de su po- tos como prueba de reconocimento de los ahijados (na- tencial de abstracción, el dinero, como instrumento de cionales y extranjeros). Crítica y admiración nutren por negociación con las deidades y “sustancia fluida e inma- turno los discursos según las posiciones de aliados o de nente que aviva el movimiento de intercambio”, consti- rivales de los locutores. El dinero cobrado sirve, entonces, tuye un elemento que forma parte integral del culto y de como inversión para permanecer en la posición más alta su cosmología. Para este autor, el gasto monetario ani- en este contexto de luchas de poder donde la superación ma literalmente la lógica de Ifá. Se podría extender esta es incesante e imprescindible: ya no se trata solamente reflexión a todas las vertientes materiales de la religión, del mercado religioso habanero, sino de una competición donde hay que sacrificar animales y pagar un derecho transnacional en plena inflación, que incluye a los san- (las consultas santeras y paleras). Los billetes y las mone- teros cubanos del exterior y sus descendientes rituales, a das no sólo simbolizan la prosperidad, o permiten retri- los adeptos del candomblé brasileño y de la Yoruba Reli- buir servicios, sino que son portadores de aché o fuerza, gion nigeriana, para citar sólo a los principales competi- por lo cual constituyen a veces ingredientes de ofrendas dores (Capone, ; Matory, ; Palmié, ).  que serán tirados con los demás desechos o colocados en Paralelamente a las rivalidades existentes entre sacer- los receptáculos de las entidades sin que nadie se atreva dotes de las religiones ligadas al culto de los orichas, los a tocarlos. El signo adivinatorio especifica muchas veces que se dedican más bien al espiritismo25 ponen en relie- si hay que cobrar barato o caro, y pueden existir algunos ve el carácter misionero de sus dones para desmarcarse. casos donde los gastos de las ofrendas quedan a cargo Una médium, que no impone tarifas y deja la cantidad y del adivino. El derecho forma también parte del ritual de forma de retribución a consideración de los que acuden la consulta, es bendecido previamente y el cliente debe a ella, explica: depositarlo frente a las entidades invocadas mientras va A mí no me dieron esa facultad para que yo me enriquecie- pidiendo, aunque después lo recupere. ra. A mí esa facultad me la dieron para que yo ayudara al pró- No se puede perder de vista que dedicarse a consultar jimo. Cuando ellos [los muertos] quieren que tú cojas di- es una carrera ligada al hecho de tener ahijados y formar nero por mediación de la religión, te presentan otras cosas. su propia familia ritual. Algunos la ejercen en paralelo con otra actividad laboral, pero muchos hacen de ella su El pacto aquí es ligeramente distinto: las entidades pro- profesión exclusiva. Explican haber escogido este camino porcionan el bienestar26 (mediante un don en todos los porque las mismas entidades se lo impusieron (“llegué al mundo con esa misión”), y, en el caso de los babalaos y 24 Una de las críticas principales que reciben los paleros (cuyos servi- oriatés (los que manejan sistemas adivinatorios comple- cios son más baratos) es precisamente el aspecto pobre de sus cere- jos), éstos argumentan con la pasión del estudio. Desde monias. 25 Una persona puede hacer énfasis sobre una práctica en particular este último punto de vista, la retribución de las consul- en un momento determinado de su vida, lo que no excluye nunca el tas es reinsertada en el circuito religioso para pagar y al- hecho de que utilice las otras vertientes o de que algunos años, y tal vez iniciaciones más tarde, enfatice otra más prestigiada. canzar niveles iniciáticos mayores, que permiten realizar 26 Un bienestar inclusive material. Véase el ejemplo de otra señora mé- trabajos fuertes, cumplir con las entidades y limpiarse. dium, que cuenta cómo su muerta, cuyo receptáculo es una muñeca,
  • 11. -  Desacatos    sentidos de la palabra) y en retribución se les hace sacri- espérate caballero, esto no es así… Porque a mí me gusta ficio, no de ofrendas materiales, sino de trabajo espiritual. hacer las cosas bien hechas. Pero hay persona, ella le va a No existen iniciaciones espiritistas como tal, pero sí un dar   pesos, entonces coge un clan, dos o tres, se ca- llan la boca, entonces lo que a usted le están haciendo no aprendizaje práctico que se paga haciendo caridad, por es santo, es otra cosa: sólo que es un negocio, para especu- lo menos durante un tiempo, como es el caso por ejem- lar. No dan con el amor propio, como vamos nosotros. Co- plo de esta otra médium, también palera y santera: mo voy yo. Entonces estuve consultando siete años de gratis a todo el Más allá de la autopropaganda, es preciso tomar en se- mundo. Si mandaban a hacer un polvo lo hacía de gratis: buscaba yo los palos con mi dinero, preparaba y se lo daba. rio esta noción del amor como moneda de cambio. Si había que hacer una misa en la iglesia, yo iba y la hacía. Las entidades, cuando bajan por medio de los posesos (una vez cumplidos los requisitos materiales: derechos, Hay que señalar que en este ámbito, aunque el dinero y ofrendas, comidas, fiestas) empiezan su evolución abra- la sangre de animales estén ausentes de la circulación, zando efusivamente a sus hijos, utilizando todos los tér- permanecemos en una lógica de reciprocidad: se le de- minos afectuosos del parentesco y bendiciéndolos. Casi muestra y brinda atención a los muertos, se les da luz, a simultáneamente se quejan a gritos de ser abandonados a cambio de sus consejos, respaldo y protección. De cierta pesar de su dedicación. Dice así una muerta, furiosa de manera, es exactamente la lógica implícita del culto a las la poca asistencia al cumpleaños de santo (de iniciación) vírgenes y a los santos católicos (en Cuba y en otros paí- de su hijo: ses),27 donde el sacrificio puede llegar a extremos como arrastrarse de rodillas hasta un santuario o pedir limosna, ¡Ya nadien quiere Ma Francisca ni lan considera en esta vestido de tela de saco, para San Lázaro. Al final se esta- tierra! ¿Cómo só? ¡Tienen que gritá, porque yo tiene mu- chos hijos y yo lun difiende con uña y dientre! [¡Ya nadie blece un contrato de intercambio tanto con los santos, los  quiere a Ma Francisca ni la consideran en esta tierra! ¿Có- muertos o los orichas, y no cumplir una promesa signifi- mo es? ¡Tengo que gritar, porque tengo muchos hijos y los ca estar en deuda con las entidades, de quienes se temen defiendo con uñas y dientes!] represalias. Ya que atenderse mutuamente (dándose pruebas) for- O una Ochún decepcionada con la calidad de los músi- ma parte de la ofrenda, aspecto que desde el punto de cos, contratados gratis por no ser profesionales: vista ético-social es sumamente valorado, cada vez que un religioso expresa una crítica acerca del interés de los de- Ómo mi no quiere pa mine [mi hijo no me quiere]. más, le opone los conceptos de amor y cariño a partir de los cuales supuestamente se rige. Una santera, refiriéndo- Estos reproches pueden cambiar la actitud de ciertas per- se a los abusos con los extranjeros, aclara: sonas hacia sus parientes y es la entidad la que se desem- peña una vez más como el mediador de los conflictos Es otra persona que quiere coger dinero, pero no va esa humanos. Mayoritariamente se trata de cuestionar la fal- persona de akokán, de corazón, que yo le digo, no, no, no, ta de atención de los ahijados hacia la madrina o el pa- drino, y a veces de los hijos hacia la madre. Durante un tambor, un Changó se dirigió a un joven y, augurándole le pidió pasearla en el templete de La Habana, con lo que atrajo la aten- ción de gente que espontáneamente le regalaban dinero: “Pero yo no pena de prisión, lo increpó, asimilando ambas desobe- vine ni a recoger dinero, ni a pedir dinero, vaya, es bastante delicado diencias: eso, no. Oye, y esa muñeca vino p’acá con dosciento y pico de pesos en esa jabita por tu madre… Oye, después a los pocos días hubo una si- tuación determinada y el dinero que me hacía falta estaba ahí…” Brincaste lomoddé, no mi hiciste caso, no le hiciste caso a 27 Recordemos, a propósito, los cepillos y las múltiples solicitudes de di- tu iyá. [Brincaste hijo, no me hiciste caso, no le hiciste caso nero en las iglesias católicas, ortodoxas y protestantes, a cambio de re- compensas teóricamente celestiales… o terrenales. a tu madre.]
  • 12.    Desacatos -  Kali Argyriadis  Trono montado para una función del Sábado de la rumba. Conjunto Folclórico Nacional, La Habana,  de enero de . Ante el silencio del muchacho, que agravaba su caso son- segundos, y viceversa. Como bien lo señala Nahayeilli riendo irónicamente, el santo se enfureció y avisó que Juárez Huet, “los intercambios, que pueden ser recípro- ninguna ofrenda, fiesta ni sacrificio de animales lo podría cos o asimétricos, conjugan situaciones, recursos, contex- comprar para cambiar su destino. La madrina intentó re- tos e intereses diversos que no son siempre ni análogos, currir entonces a otro tipo de argumentos y pidió mise- ni están vinculados de manera exclusiva con cuestiones ricordia, apoyada por toda la asistencia. Finalmente, la económicas” (). Se puede notar al respecto que la madre cayó de rodillas y suplicó llorando, diciendo que si forma de retribución que consiste en proponerle al clien- su hijo iba a la cárcel ella se moriría de dolor, y le rogó a te “ponga lo que usted quiera” (utilizada por muchos es- Changó que no lo salve por él, sino por ella, su propia ma- piritistas y algunos paleros, santeros y babalaos) es tal vez dre. En un rotundo silencio, el santo arrodilló al joven y la deuda más dificil de pagar. ¿Cómo, en efecto, cuanti- vertió una lágrima. Meció a la madre entre sus brazos, ficarla? De manera general, los lazos de parentesco ritual la limpió con las manos y accedió a su demanda, bajo la que se crean en la religión, a pesar de ser regulados por condición de que el hijo la respete. Cando volvía a empe- intercambios de bienes, inducen relaciones de ayuda mu- zar de nuevo la música, el santo (aclamado por todos) exi- tua, atención y cariño, que a su vez pueden expresarse por gió también otro tambor antes de una semana. medio de servicios brindados y de regalos, a fortiori cuan- Estos ejemplos demuestran que más allá de la oposi- do el poder adquisitivo y/o el nivel de conocimiento reli- ción entre interés y cariño, los bienes materiales y las de- gioso de los actores es desigual. mostraciones de afecto están estrechamente ligados; el La acusación de mercantilismo cumple entonces con don de los primeros es una manera posible de recibir los una función política y es utilizada como arma estratégica
  • 13. -  Desacatos    en las luchas de poder internas a la religión. Pero tam- por ejemplo, de cubanos que acusan a nigerianos de lu- bién debe ser entendida en cuanto a la práctica efectiva crar con los estadounidenses, o de mexicanos que se in- que implica: una relación de negociación con las entida- dependizan de sus padrinos cubanos condenando sus ac- des y con los demás. Los precios, altos o baratos, no son tos abusivos. El proceso que nutre las luchas de poder en los que se cuestionan como tal. Es la calidad del trabajo la religión se reproduce a escala más grande. y, por ende, de la relación lo que está en juego, pues la crí- Pese a la distancia inicial y gracias a los medios de des- tica surge del conflicto o de la decepción. La evolución plazamiento y comunicación modernos, existen nume- del nexo social produce la acusación, ya que es la deuda de rosos casos de consolidación de enlaces fuertes (positivos cariño la que es simbólicamente puesta en escena por y negativos) dentro de las redes ya transnacionales que medio de la acusación de interés, y no a la inversa. son las familias rituales (Argyriadis, b). En mayor me- dida, la inserción en una red preexiste al viaje iniciático a Cuba, fenómeno que hay que estudiar cuidadosamen- LA TEATRALIZACIÓN DEL “FOLCLOR” te.28 Sin embargo, tanto la implantación de la santería Y EL TURISMO CULTURAL cubana en otros países de América (y más recientemente en Europa) como la promoción de la misma en el marco Afirmar que la acusación de mercantilismo no es un fe- del turismo cultural en La Habana están profundamente nómeno nuevo no quiere decir que se niegue la impor- ligadas con la práctica artística derivada de los objetos, la tancia del contexto actual. Se evidencia en La Habana una música y los bailes dedicados a los orichas. Es necesario inflación de especialistas, consagraciones, espacios de en- retomar este último aspecto, que fue el que permitió cuentro con la religión y, por lo tanto, de precios. La re- borrar relativamente el estigma que pesaba sobre las lla- ciente apertura de la isla posibilitó la llegada de personas madas religiones afrocubanas, para comprender cómo que, al entrar en contacto con los religiosos, y a pesar de la presentación de espectáculos turísticos se ha conver-  hablar el mismo idioma en muchos de los casos, no com- tido en uno de los factores de implicación religiosa de partían las mismas reglas o códigos implícitos. Los enla- visitantes extranjeros, así como en un posible espacio de ces de parentesco ritual en este tipo de configuración pe- negociación con las autoridades (el Estado, los mayo- culiar (el caso extremo es el de un extranjero que llega, res…) y de cuestionamiento de la diabolización del in- realiza su iniciación y se va al cabo de dos semanas de tercambio mercantil. estancia) no permiten establecer compromisos sólidos. La apertura de la isla (fomento de la industria turísti- Un santero deplora de la siguiente manera la falta de tiem- ca, facilitación de las modalidades de viajes de los cuba- po que impide profundizar las relaciones:“Uno es su pa- nos nacionales y exiliados, emigración, regreso masivo drino, pero no son ahijados de uno”, poniendo así en du- de la música cubana al mercado internacional) data de da la existencia misma del nexo ritual. La distancia social, principios de la década de . No obstante, constituye cultural y geográfica dificulta el intercambio regular de para La Habana una suerte de segundo episodio en un atención, cariño o aché, y las especies pierden su capacidad proceso que comenzó en la década de , cuando el para reciprocarse (es poco probable que un ahijado ex- éxito y las giras mundiales de los artistas cubanos dieron tranjero valore la posibilidad de recibir una pierna de chi- a conocer por medio de sus obras las prácticas religiosas vo). El bien intercambiable por parte de los religiosos de su país (para México véase Juárez Huet, : ). Es cubanos es el conocimiento, mientras que los ahijados ex- posible que sin la Revolución, la historia de estas religio- tranjeros pagan con dinero y regalan productos difíciles nes hubiera seguido un curso similar al de sus primas de conseguir en la isla. No es de extrañar entonces que en el marco de las rivalidades entre religiosos de distintas na- 28 Es uno de los enfoques privilegiados por el grupo de investigación cionalidades, la acusación de mercantilismo permita con- sobre transnacionalización de las llamadas religiones afroamericanas trarrestar las afirmaciones de tradicionalidad: es el caso, (véase a propósito Capone, ).
  • 14.    Desacatos -  brasileñas (Boyer, : -; Capone, ). Pero los notar que, al contrario, sus rivales contemporáneos exi- cambios políticos concretizaron los sueños de Fernando liados en Estados Unidos los acusan de haber traiciona- Ortiz, quien desde , además de fustigar la comercia- do la religión para escapar de persecuciones policiales lización del repertorio afrocubano, reclamaba la crea- y/o para asegurar un salario bueno y seguro (Hagedorn, ción de una Sociedad de Música Afrocubana o de Folclor : ). En realidad, los inicios del CFN fueron mar- Musical de Cuba con doble objetivo, científico y estético cados por tensiones provenientes de la persistencia de ( []: ). los prejuicios racistas y clasistas. En una entrevista con En , con el apoyo financiero de la Organización Katherine Hagedorn (: -), María Teresa Lina- de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la res, eminente musicóloga cubana especialista del reperto- Cultura (UNESCO), se creó el Centro de Estudios del Fol- rio guajiro, hablando de la década de  acusa a los ar- clor del Teatro Nacional de Cuba, cuyo asesor denunció tistas en gira de “atrocidades”, que ella asocia a su color desde el principio la explotación comercial y turística de piel, su medio de origen y su falta de educación (bo- que desfiguraba al folclor cubano en el antiguo sistema. rrachera, suciedad, hurtos…). Deplora la existencia en La intención era realizar investigaciones y espectáculos el CFN de “dos estructuras sociales distintas”, ya que los artísticos “auténticos” a fin de “adueñarnos de nuestra miembros escogidos por los artistas-informadores lo propia cultura” (León, : -). Cabe precisar que eran bajo criterios de filiación ritual. En otros términos, mientras la dimensión estética y de resistencia de la cul- se puede decir que estos últimos supieron sacar partido tura afrocubana se valoraba, su carácter religioso era cla- de esta institución y la hicieron realmente suya. ramente rechazado: A pesar de estos inicios difíciles, y paralelamente a la creación de escuelas de arte de gran calidad, el Conjunto Cierto que mucho del folclor cubano proviene de las leja- Folclórico Nacional, cuyos integrantes lograron percibir nas aportaciones africanas y que aún hoy se presentan en  salarios equivalentes a los del Ballet Nacional, prosiguió íntima conexión a una intrincada red de creencias. En es- tos casos nos apartamos de la privacidad y particularidad con exitosas giras internacionales, producción de discos de lo religioso y tratamos de presentar los puros valores de y documentales, participación en obras de teatro o de canto, de baile y de poesía (León, : ). cine de carácter antirracista,29 formalización y enseñan- za del repertorio (Guerra, : -). A partir de  la Esta institución desapareció y se dividió en dos después compañía presentó sus obras los sábados por la tarde en de un año de existencia: el Instituto de Etnología y Fol- su sede, en pleno barrio residencial (Vedado). Los espec- clor, que se consagró exclusivamente a la investigación táculos eran presentados de manera didáctica y partici- científica, y el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, que pativa: el público, que incluía adultos y niños, así como desarrolló el trabajo artístico. Este último se convirtió en algunos visitantes extranjeros, era invitado a identificar un espacio de expresión donde, después de un largo pro- las piezas y los estilos, a memorizar los ritmos, las palabras ceso, los religiosos lograron, por un lado, legitimar sus y el significado de los cantos, a acompañar las funciones prácticas y, por el otro, ganar nuevos adeptos nacionales con cantos, comentarios, palmadas e improvisaciones e internacionales. dancísticas. En primera línea, cómodamente sentados, Los primeros integrantes del Conjunto Folclórico Na- los mayores (viejos religiosos o artistas jubilados orgu- cional (CFN) fueron escogidos mediante la ayuda presta- llosos de participar en la obra del CFN) garantizaban la da por los informantes de los etnólogos, esos mismos que, tradicionalidad y respetabilidad de las representaciones como Jesús Pérez, participaron tanto en producciones co- con sus aplausos, saludos rituales, aprobaciones e im- merciales de discos y espectáculos como en conferencias impartidas por universitarios. Hoy en día no existe en la isla un solo artista del repertorio afrocubano que no haga 29 Véase por ejemplo la película La última cena, de Tomás Gutiérrez referencia a estos eminentes predecesores. Es interesante Alea, .
  • 15. -  Desacatos    provisaciones. Las coreografías que presentaban bailes santería30 al rango de cultura. En este punto, las aspiracio- de orichas reproducían en su puesta en escena el entor- nes del Estado y de los religiosos parecen converger, por no de un tambor, con un trono instalado en el fondo del lo menos en el marco del desarrollo del turismo cultural. escenario y cestas de frutas que se repartían entre la gen- te. Entre espectáculo, curso, fiesta y ceremonia religiosa (podía suceder excepcionalmente que un bailarín se mon- LA ACUSACIÓN DE “JINETERISMO tara), las producciones muy vivas del Conjunto Folcló- RELIGIOSO” rico Nacional contribuyeron a atizar la curiosidad de per- sonas de procedencias diversas y sirvieron de modelo a La apertura en La Habana de varios lugares turísticos que todos los grupos “folclóricos” formados posteriormente proponen objetos y espectáculos inspirados del corpus en La Habana. afrocubano, como por ejemplo, en , la del Bazar de El objetivo revolucionario, al estimular la producción los Orishas en el edificio del Museo de Guanabacoa, sus- artística afrocubana, obviamente no era fomentar el cre- citó un rumor tenaz: santeros y babalaos habían sido cimiento de la adhesión religiosa. Sin embargo, ésta acom- contratados por el gobierno para consultar extranjeros. pañó casi invariablemente la apreciación estética. Así, Un babalao indignado, al recordar los tiempos cercanos los artistas-profesores de talleres, cursos y festivales afro- de limitación de las religiones, emitía en aquel momen- cubanos contribuyeron activa y conscientemente a la to la siguiente opinión: valorización de sus prácticas religiosas y desempeñaron también un papel de mediadores de primer plano entre Hoy en día la Revolución, por conveniencia diría, autoriza todo eso. Claro, por debajo del telón, por arriba cada vez aquéllas y el público extranjero. Ellos son, desde enton- que se le ha podido dar su cuerazo se lo da. […] Los pe- ces, los interlocutores directos de aficionados al reper- sos que nosotros estamos buscando en el piso los busca él, torio afrocubano del mundo entero, viven muy bien y con ese negocio que ya tiene aquí, es una verdad muy  dignamente de su arte (los viajes y el contacto regular grande […] porque aquí hay casas creadas y preparadas con extranjeros les proporciona un acceso legal a las para todo el que quiera hacer un santo, el que quiera ha- cer Ifá, él tiene un personal educado para esas cuestiones, divisas) y gozan de un estatuto reconocido. Los menores donde lo hacen, le pagan en divisas a él y él le paga en de cincuenta años se formaron todos en el CFN y/o en dinero cubano a los religiosos esos que están apoyándose las escuelas de arte: poseen competencias musicales re- de ese sistema de él. buscadas y variadas, dominan distintos géneros folclóri- cos y populares, así como el jazz o la música clásica, to- Aquí dos categorías de acusación son reunidas en una can diferentes instrumentos, cursaron solfeo, armonía, sola: la de instrumentalización política y la de mercanti- orquestación, composición y leyeron los textos de los et- lismo. Pero además de los supuestos religiosos sin escrú- nólogos y musicólogos cubanos. Muchos viven explíci- pulos, es interesante ver cómo el Estado mismo, total- tamente su exigente implicación estética como un com- mente personificado por su jefe, es a su vez acusado. promiso en tanto que religiosos y ciudadanos (uno de De hecho, la década de  rebosa de decisiones am- ellos, jubilado, utiliza la expresión “mejoradores de cul- biguas que generaron, sin duda, gran parte de la crisis tura”), ya sea en el escenario como en las ceremonias política de la época. Después de años de rechazo del capi- para las cuales son contratados al igual que sus ante- talismo y del consumismo, después de numerosos actos cesores. Frente a las discriminaciones sociales, raciales y públicos de repudio a los que se exilaban (llamados gu- religiosas que todavía se expresan en la isla en términos sanos y escorias), que trajeron como consecuencia la im- estéticos (gesticulación escandalosa, fealdad, peste, gro- sería, suciedad, bulla), la belleza de los bailes de orichas 30 El palo-monte no tuvo la misma suerte, por ser asociado a los con- junto con los ritmos de los tambores batá, considerados gos, población africana muy desprestigiada desde el principio por los tradicionales tras casi setenta años de historia, alzan a la intelectuales cubanos (véase Argyriadis, ).
  • 16.    Desacatos -  posibilidad para las familias de ambas partes del Golfo y organización dependen de instituciones estatales pre- de México de comunicarse abiertamente, en  la po- cisas (casas de cultura, talleres del plan de revitalización sesión de dólares estadounidenses (o de sus equivalentes, cultural “Cultura comunitaria”, fundaciones…) encau- los pesos convertibles) fue autorizada para todos, se admi- zadas a su vez por organismos especializados en la co- tió el recibo de remesas y se abrieron tiendas “de recau- mercialización de este tipo de producto, como la agen- dación de divisas”. Muchos objetos e ingredientes religio- cia Paradiso que abarca la gestión de % del programa sos son hoy fabricados por el Ministerio de la Industria anual de eventos turísticos culturales. Pero ni esto, ni el Ligera y vendidos en moneda nacional en las tiendas es- hecho de que la “tradición afrocubana” expuesta en es- tatales. El acceso a hoteles, antros y playas, ayer orgullo- tos lugares claves resulte de una cuidadosa puesta en esce- samente “liberados” de discriminaciones por la joven Re- na debe impedir un análisis del dispositivo. Más allá de volución, se vuelve hoy en día exclusivo para los cubanos una oposición entre falsedad y autenticidad, es preciso de alto poder adquisitivo. En fin, a pesar del discurso ofi- observar de qué manera los diferentes actores en sus in- cial que sigue diabolizando la búsqueda individualista de teracciones eluden la dimensión comercial de sus inter- ganancias pecuniarias, las estrategias del gobierno para cambios, negocian su posición social33 o construyen “utilizar mecanismos de mercado bajo regulación estatal” identidades: (Resolución económica…, ) generan dudas y decep- ciones en La Habana.31 A su vez, estas sospechas nutren el La interiorización de la imagen turística, las interpretacio- nes divergentes de las nociones de autenticidad y de tradi- discurso de los exiliados, que acusan a los artistas reli- ción en el seno del grupo, los intentos de algunos para con- giosos habaneros de complicidad con el Estado en la pre- trolar la atribución de las mismas, el sentido asignado a sentación folclorizante y mercantilista de sus prácticas, los lugares turísticos, la interacción de los turistas con los lo- que atraerían turistas a la isla y clientes a las consultas. cales son múltiples signos de compromisos efectuados en-  Sea a propósito o no, los lugares del turismo cultural se tre realidad y representación (Le Menestrel, : ). han convertido en puntos de encuentro privilegiados en- tre religiosos y visitantes extranjeros,32 gracias a la me- El Sábado de la rumba, rebautizado recientemente Gran diación de los artistas o de otros personajes que descri- Palenque, señalado en las guías turísticas e incluido en biremos más adelante. Si desde afuera las propagandas los paquetes de descubrimiento de la capital, es hoy en día insisten sobre el carácter auténtico, espontáneo, callejero uno de los lugares claves del turismo cultural. El didactis- o barrial de estas manifestaciones, en realidad su gestión mo y la participación del espectador siguen vigentes du- rante la mitad del espectáculo, frente a un público mixto (los cubanos pagan cinco pesos la entrada; los extranjeros, 31 Cabe precisar que estos inconvenientes son plenamente reconoci- cinco pesos convertibles), compuesto también de inves- dos en los textos oficiales: “La llamada dolarización de las relaciones tigadores y estudiantes foráneos equipados de grabado- interempresariales, sin ignorar sus inconvenientes, ha arrojado saldos positivos pues hemos logrado sostener el funcionamiento de la eco- ras y cámaras fotográficas, y de “cubanos del exterior” en nomía y reanudar su crecimiento, así como reactivar las exportaciones busca de tradicionalidad que filman y graban sin parar y disminuir los costos, aun cuando sea insuficiente de acuerdo con nuestras necesidades y potencialidades. Esta dolarización no es lo nor- (lo que requiere una autorización previa y remunerada). mal y de ella saldremos tan pronto sea económicamente factible. […] El Conjunto Folclórico organiza dos veces al año talleres Corresponde al Estado socialista corregir las distorsiones inherentes a de danza y música y abre también sus espacios para una los mecanismos de mercado a fin de disminuir sus efectos negativos y, sobre todo, tomar en cuenta que su inevitable presencia supone retos presentación de los alumnos en las fechas correspondien- y peligros que es indispensable enfrentar en lo económico, político, tes. Se producen además allí grupos jóvenes, cuya calidad ideológico y social” (Resolución económica…, ). 32 Principalmente canadienses y europeos; también se registra una fuer- te presencia de mexicanos, venezolanos y argentinos. Véanse las cifras proporcionadas en el Boletín del Centro de Información y Documen- tación Turística de Cuba: <http://cidtur.eaeht.tur.cu/boletines/ Boleti- 33 Para una comparación con otros contextos turísticos véase, por ejem- nes/ Cidturinforma05/Ene_Febe/Hoteler%EDa.htm>. plo, Argyriadis y Le Menestrel (: ) y Doquet (: ).
  • 17. -  Desacatos    Kali Argyriadis Trono doméstico. La Habana,  de diciembre de .  resulta muy variable, tal vez por no lograr salir del mo- embargo, están aquí para ostentar. Los primeros su sa- delo codificado por el mismo CFN. En fin, para desespe- biduría, reconocimiento y respectabilidad, y los segun- ración de algunos mayores, el intermedio entre las dos dos sus audaces capacidades coreográficas de relevo y su mitades de la función es animado por desfiles de “moda”, desenvoltura: “¡Si yo me suelto no me paro!” Una iyawó escenificado por jóvenes de ambos sexos cuyas siluetas es- (recién iniciada en santería) muy animada, al notar la beltas (que contrastan con la corpulencia muy variada mirada llena de reproche de una vieja santera con tur- de los integrantes del CFN) son resaltadas por prendas cor- bante y abanico, exclama en voz alta: “¡Yo hago lo que me tas, transparentes o caladas. da la gana, a mí no hay quién me mande!” Pero estos in- La conductora permanece callada durante el desfile, tercambios afirmativos cesan en seguida cuando llega el pero el resto del tiempo no pierde nunca la ocasión de momento preferido del público cubano completo, es de- bromear con el público masculino: “¿Le gustó? ¡A usted cir, cuando la conductora saca personas del público ex- sí le gustó! Qué rojo se puso cuando la linda muchacha tranjero a bailar rumba. El júbilo es total cada vez que la bailaba despelote ahí…” Con sus interpelaciones logra, pobre víctima, aguijoneada por los gritos alentadores de primero, establecer una complicidad entre los cubanos, los suyos, logra eludir su obvia incompetencia con hu- rindiéndole homenaje a los ancianos sentados delante y mor, caricaturándose a sí misma o reproduciendo esce- recordando a los jóvenes, aficionados y/o artistas, que les nas cómicas.34 Después de aplausos efusivos, la conduc- tocará también cantar y bailar. La tarea no es evidente: tora invita a todos a participar en una conga fraternal, a la existe una desconfianza latente entre los dos grupos, es casi palpable la reprobación de los primeros ante el com- 34A veces un extranjero demuestra un talento real, apreciado por los portamiento y la vestimenta de los segundos. Los dos, sin cubanos a pesar de su decepción.
  • 18.    Desacatos -  cual acuden relajados, con su identidad claramente de- cantil. Si se efectúa con tanta espontaneidad y facilidad, finida. Al final de la función, señalado por dos o tres pie- es también porque funciona de manera intrínseca en la zas de música grabada, algunos jóvenes se lanzan hacia religión, cuyas representaciones influyen sobre dominios los extranjeros, proponiéndoles cursos de bailes y servi- muy amplios, sociales, políticos, económicos y cultura- cios de guía especializado en afrocubanidad. les. Además, a pesar de que los discursos dividen estric- El Gran Palenque del Conjunto Folclórico Nacional tamente los estilos musicales y dancísticos religiosos y cumple entonces varias funciones. Fue y sigue siendo un seculares, el análisis etnográfico revela que las fronteras evento artístico, cuyo objetivo es convencer a los mismos entre lo sagrado y lo profano no dependen tanto del re- cubanos de la belleza de las danzas y músicas afrocuba- pertorio, ni siquiera del entorno, sino más bien de las nas. Su sede, como centro de investigación y formación, intenciones de los participantes. Por ejemplo, se pueden obra para la promoción cultural y la revalorización de tocar canciones populares (como la famosa “Que viva las mismas. Es también un gran momento de autoafir- Changó” de Celina González) y bailar cha-cha-chá pa- mación de la identidad cubana, cuyos orígenes africanos ra los orichas o rumba para los muertos y lograr que ba- se vuelven consensuales. Es un lugar de referencia y de jen, lo cual será acogido con entusiasmo in vivo, a pesar encuentro para los religiosos, legitimado por mayores re- de que pueda criticarse después como heterodoxia por conocidos y legitimante para los más jóvenes cuando lo- los rivales de la familia ritual implicada. A la inversa, el gran integrar la compañía. Aquí se enfrentan también las repertorio litúrgico integra desde varias décadas las com- dos generaciones. Se dirige hacia un público de aficio- posiciones de las orquestas populares, lo cual provoca a nados extranjeros y cubanos emigrantes, que llegan en veces trances en el público. En fin, en los espéctaculos busca de lo que les parece ser la esencia de la tradición, folclóricos se colma la yuxtaposición, cuando los artistas opinión confortada por el hecho de que los miembros “se montan” o cuando su prestación es tan convincente  del CFN son en efecto artistas religiosos solicitados para que gente del público les pide limpiezas. Por supuesto, es- las ceremonias. En fin, se convirtió en un lugar de pro- tos hechos hacen eco a otra categoría de acusación muy moción turística que juega sobre los registros ambiguos ligada a la del mercantilismo: la de charlatanería o de po- de la afrocubanidad: de los valores estéticos a la atrac- sesiones fingidas. ción sensual, la frontera suele a veces ser borrosa.35 Se Los artistas-profesores no son los únicos mediadores puede decir que en sus intenciones como en su puesta entre turistas y religiosos. Como vimos en el caso del en escena, al igual que otros lugares claves (Argyriadis, Gran Palenque, coexisten con ellos jóvenes que, sin ser -: -), el Gran Palenque interfiere sistemáti- necesariamente músicos, bailarines y ni siquiera religio- camente en la delimitación de categorías, superponién- sos, se dedican a proponer servicios de guía en estos te- dose lo cultural con lo artístico, lo religioso con lo identi- mas. Lucen de manera conforme a las representaciones tario y con lo económico. de los extranjeros hacia lo afrocubano: tienen la piel su- Esta porosidad36 no puede ser interpretada solamente ficientemente oscura para ser calificada de negra (aun- en términos de proselitismo religioso o de estrategia mer- que ellos mismos no se autodefinirían así en otros con- textos), visten al estilo rapero estadounidense o, menos inquietante para los turistas, rastafari. Se conforman con 35 La fascinación por el mundo marginal en general (al cual sigue sien- modelos globales que asocian la tradición religiosa y ar- do asociada la religión) es acompañada de la idea firmemente anclada desde hace más de un siglo en Europa y América de que los “lúmpens” tística afroamericana con la oscuridad de la piel, lo cual o “los negros”o “los salvajes”poseen una soltura corporal innata, lo cual en Cuba dejó de ser pertinente hace ya varias décadas. es a la vez factor de miedo y atracción. 36 Varios autores la han notado, subrayando el hecho de que los artis- En fin, muchos de ellos completan su panel de ofertas tas religiosos circulen de un registro a otro, tocando tanto en ceremo- (acompañar a lugares claves del turismo cultural afrocu- nias, fiestas familiares o de barrio, espectáculos turísticos, orquestas populares, actividades políticas, cabarets y teatro. Véase Knauer (: bano, a conciertos, restaurantes y alquileres en casas par- ), Hagedorn () y Menéndez (: -). ticulares, fiestas, ceremonias o consultas) con proposicio-