Júpiter visita regularmente la región de Arcadia para coquetear con las ninfas, pero un día manda a la ninfa Eco a entretener a Juno para distraerla. Cuando Juno descubre el engaño, maldice a Eco para que solo pueda repetir las últimas palabras de otros. Más tarde, Eco se enamora de Narciso pero él la rechaza, llevándola a refugiarse en soledad y morir de amor no correspondido.
2. Júpiter bajó a la Arcadia sin más propósito que bromear
con las ninfas y robarles un beso si se ofrecía. Sin embargo,
sabía que era muy peligroso bajar por las consecuencias que
podría traer.
Un día, al llegar a la Arcadia, Júpiter mandó a una de
las ninfas, Eco, a entretener a Juno.
3. Eco cumplió el encargo a la perfección.
Desde entonces, cada vez que Júpiter
aparecía por la Arcadia, Eco iba a junto
de Juno y le hablaba sin parar. A la
diosa le encantaba escucharla, pero un día,
mientras Eco charlaba, Juno oyó las
risotadas de Júpiter, y entonces comprendió
el verdadero sentido de la cháchara de Eco.
Al darse cuenta, Juno la hizo pagar el
precio más alto, a partir de ese día no podría
decir ni una palabra.
4. En efecto, desde aquel día Eco
solo repetía las últimas palabras de
la gente. Su voz se convirtió en un
simple espejo, roto y confuso, de las
palabras ajenas. Ya no podía
conversar con nadie. Se sentía tan
avergonzada que se retiró al bosque
para que nadie pudiera verla.
5. Un día, en el bosque vio a un joven
cazador. Era un muchacho hermoso.
Eco se enamoró al instante, entonces
más que nunca añoró el don de la
palabra.
Habría querido ir y confesarle todo,
pero no podía. De repente, Eco pisó
una rama seca y el joven Narciso la descubrió entre
los árboles. Narciso intentó hablar con ella pero no
pudo, pensó que estaba loca al ver que ella repetía
la ultima palabra que él decía.
6. Eco se sintió tan mal que se refugió en una cueva,
permaneció allí muchos días lamentándose por lo
ocurrido.
Eco no fue la primera víctima de Narciso, ni
habría de ser la última. Aquel muchacho
despertaba pasiones en todas partes, pero él no
correspondía a ninguna. Eco no aceptaba que
Narciso tuviera defectos, así que se culpaba a sí
misma por lo ocurrido. Eco dejó de comer y de
dormir. Para ella el amor fue una división, ya
que en vez de conquistar a Narciso, se perdió a sí
misma.
7. La tragedia de Eco desató la
indignación de las otras ninfas que
habían sido rechazadas por Narciso.
Reunidas, decidieron pedir justicia.
Fueron en busca de Némesis, que es
experta en la venganza y castiga a
los hombres arrogantes.
Cuando Némesis supo lo que Narciso había hecho, hizo que éste se
viera reflejado en un lago. Era la peor venganza de todas, ya que
Narciso no podría verse reflejado, porque al ser tan hermoso traería unas
consecuencias demasiado grandes.
8. La madre de Narciso le había prohibido acercarse a las charcas
para que no se viera reflejado. Hasta entonces, lo había cumplido, pero
un día en el bosque tenía tanta sed que olvidó la advertencia de su
madre. Al inclinarse se vio reflejado y al cabo de un rato se dio
cuenta de que era él mismo.
Casi al instante, una ninfa pasó junto a
la charca. Sabía que Narciso no podía
acercarse al agua, así que, alarmada, fue
a avisar a la madre del muchacho.
9. Liríope, la madre, se sintió al borde de la muerte. Llevaba años
temiendo aquel momento. Cuando Liríope llegó a la charca, Narciso
seguía frente al agua. Liríope lo agarró por el brazo y le suplicó que se
levantase, pero Narciso ni se movió. Narciso dejó de comer, dejó de
dormir, y ni siquiera se atrevió a beber agua por miedo a deshacer la
hermosura que le tenía cautivado. Así, se fue acercando a la muerte.
10. Un día, ya en el límite de sus fuerzas,
susurró:
-Mi amor es inútil…
Y Eco que estaba siempre a su lado
repitió:
-Mi amor es inútil…
Cuando Narciso murió, las ninfas que habían pedido
venganza fueron a buscarlo para incinerar su cuerpo, pero
cuando llegaron ya no estaba allí. Y es que, al morir,
Narciso se había transformado en una flor de intenso
perfume que brota desde entonces junto a las charcas todas
las primaveras. Se llama narciso, y tiene el aire
contemplativo y orgulloso de los hombres que sólo se quieren
a sí mismos.