El documento analiza la naturaleza del mundo actual y la condición humana. Sostiene que el mundo promueve la degradación del hombre a través de una cultura dominada por el poder económico. El hombre huye de la soledad hacia el desorden. Además, la mecanización y digitalización total de la sociedad genera personas pasivas e individualistas. Sin embargo, la esperanza y la fe permiten vislumbrar un futuro mejor a pesar de los desafíos del presente.
1. El mundo es el medio más adecuado para descifrar el misterio ontológico del hombre, es el lugar de las realizaciones concretas, es el lugar donde se encuentran todos los sentidos que la vida del hombre precisa para la concientización de su espiritualidad y de su trascendencia (Bretones, 1998). El mundo es algo más que un simple estar ahí, no representa una condena, ni un lugar de tránsito, tampoco un valle de lágrimas. En la actualidad lo que predomina en el orbe es la cultura light, en donde el poder económico se enseñorea. Esto posibilita la degradación y deshumanización del hombre. No hay horizontes ni metas que alcanzar, el amor es inexistente, no hay raíces, pasado ni propósitos. El futuro es una quimera, se imponer la nada (Bretones, 1998). La misión del hombre en el mundo es apelar, consiste en salir para realizar algo o amar a alguien. También el mundo tiene su propia misión: apela al hombre y lo convoca para que cumpla sus tareas. Según Frankl, en el mundo contemporáneo “el hombre huye de una soledad y un vacío de interiores, y en su huida cae en el desorden” (Frankl, 1995). De esta manera, puede afirmarse que durante el siglo pasado y el actual se vive en el siglo de la ansiedad. Joachim Bodamer dijo acertadamente: “Si el hombre de hoy tiene miedo, es un miedo al aburrimiento”, el cual puede ser mortal (citado por Frankl, 1995). El fanatismo es un problema mundial que aqueja al hombre en nuestros días el fanático pasa por alto la personalidad de los individuos que no piensan como él, no admite un modo de pensar distinto al suyo; lo único que acepta es su propia opinión. Un nuevo fantasma recorre el mundo: una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y consumo a través de una computarización y digitalización de todos los procesos económicos, sociales y culturales. Esto trae como resultado personas pasivas, apagadas, poco sentimentales, en donde domina el individualismo (Fromm, 1970). “¿Estamos frente a un dilema trágico e insoluble? ¿Hemos de producir gente enferma para tener una economía sana, o existe la posibilidad de emplear nuestros recursos materiales, nuestros inventos y nuestras computadoras al servicio de los fines del hombre? ¿Debe la mayor parte de las personas ser pasivas y dependientes a fin de tener fuertes organizaciones que funcionen bien?” Son algunas preguntas que se hacía Fromm y que siguen teniendo validez (Fromm, 1970). El mundo actual se caracteriza por insatisfacción, pasividad, aburrimiento, abolición de la vida privada y despersonalización, aunada al ansia de una existencia dichosa y significativa. Otro elemento en nuestra contra es el pensar que siempre tenemos que estasr ocupados “haciendo algo”. En efecto, la mayoría de la gente se halla tan
activa
que no soporta estar sin hacer nada, llegando incluso a convertir el llamado tiempo libre en otra forma de actividad. A lo que tememos es al momento en que realmente no tenemos nada que
hacer
ya que en ese momento nos encontramos con nosotros mismos y nos enfrentamos a nosotros mismos, lo que, en la mayoría de los casos, no resulta agradable. Ante esto lo que queda es la esperanza. Tener esperanza significa estar listo a lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida (Fromm, 1970). “Cuando la esperanza fenece, la vida termina, de hecho o virtualmente. La esperanza es un elemento intrínseco de la estructura de la vida, de la dinámica del espíritu del hombre. Se halla estrechamente ligada a otro elemento de la estructura vital: la fe. Esta no es una forma endeble de creencia o de conocimiento; no es fe en esto o en aquello. La fe es la convicción acerca de lo aún no probado, el conocimiento de la posibilidad real, la conciencia de la gestación. La fe es racional cuando se refiere al conocimiento de lo real que todavía no nace, y se funda en esa facultad de conocer y de aprehender que penetra la superficie de las cosas y ve el meollo. La fe, al igual que la esperanza, no es predecir el futuro, sino la visión del presente en un estado de gestación” (Fromm, 1970). El planeta es el medio más adecuado para interpretar el secreto ontológico del hombre, es el lugar de las producciones, es el lugar donde se hallan todos los sentidos que la vida del hombre precisa para la concientización de su espiritualidad y de su trascendencia (Bretones, 1998). El mundo es algo más que un simple estar ahí, no representa una amonestación, ni un lugar de tránsito, tampoco un desfiladero. En la actualidad lo que predomina en el orbe es la cultura light, en donde el poder económico se enseñorea. Esto posibilita la ofensa y deshumanización del hombre. No hay horizontes ni metas que alcanzar, el amor es ilusorio, no hay raíces, pasado ni propósitos. El futuro es una quimera, se imponer la ficción (Bretones, 1998). La tarea del hombre en el mundo es requerir, consiste en salir para cumplir algo o amar a alguien. También el mundo tiene su propia tarea: recurre al hombre y lo nombra para que cumpla sus tareas. Según Frankl, en el mundo moderno “el hombre huye de una soledad y un vacío de interiores, y en su huida cae en el desorden” (Frankl, 1995). De esta forma, puede afirmarse que durante el siglo pasado y el actual se vive en el siglo de la impaciencia. Joachim Bodamer dijo acertadamente: “Si el hombre de hoy tiene miedo, es un miedo al aburrimiento”, el cual puede ser mortal (citado por Frankl, 1995). El delirio es un problema mundial que aqueja al hombre en nuestros días el fanático pasa por alto la personalidad de los individuos que no piensan como él, no admite un modo de pensar distinto al suyo; lo único que acepta es su propia opinión. Un nuevo fantasma transita el mundo: una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima creación y consumo a través de una computarización y digitalización de todos los procesos económicos, sociales y culturales. Esto trae como resultado personas pasivas, apagadas, poco sentimentales, en donde domina el individualismo (Fromm, 1970). “¿Estamos frente a un problema fatal e incomprensible? ¿Hemos de formar gente enferma para tener fondos, o existe la contingencia de emplear nuestros expedientes, nuestras ideas y nuestras computadoras al servicio de los fines del hombre? ¿Debe la mayor parte de las personas ser pasivas y dependientes a fin de tener fuertes organizaciones que funcionen bien?” Son algunas preguntas que se hacía Fromm y que siguen teniendo importancia (Fromm, 1970). El mundo actual se caracteriza por regocijo, inercia, disgusto, anulación de la vida privada y despersonalización, aunada al ansia de una vida favorable y característica. Otro elemento en nuestra contra es el pensar que siempre tenemos que estar ocupados “haciendo algo”. En efecto, la mayoría de la gente se halla tan
activa
que no soporta estar sin hacer nada, llegando incluso a convertir el llamado tiempo libre en otra forma de actividad. A lo que tememos es al momento en que realmente no tenemos nada que
hacer
ya que en ese momento nos descubrimos nosotros mismos y nos retamos a nosotros mismos, lo que, en la mayoría de los casos, no resulta agradable. Ante esto lo que queda es la esperanza. Tener esperanza significa estar listo a lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida (Fromm, 1970). “Cuando la esperanza se va, la vida acaba, de hecho o virtualmente. La esperanza es un mecanismo intrínseco de la estructura de la vida, de la dinámica del espíritu del hombre. Se halla angostamente ligada a otro elemento de la estructura vital: la fe. Esta no es una forma endeble de creencia o de conocimiento; no es fe en esto o en aquello. La fe es la convicción acerca de lo aún no probado, el conocimiento de la posibilidad real, la conciencia de la gestación. La fe es racional cuando se refiere al conocimiento de lo real que todavía no nace, y se funda en esa facultad de conocer y de aprehdender que penetra la superficie de las cosas y ve el meollo. La fe, al igual que la esperanza, no es predecir el futuro, sino la visión del presente en un estado de gestación” (Fromm, 1970).