¿Pensamos o somos pensados?, ¿recordamos o somos recordados?, ¿hablamos o somos hablados?
Observar este mecanismo en sus movimientos más íntimos, nos revela que, en última instancia, se trata de un intercambio, una respiración mental.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
FORO DE FILOSOFÍA “NO PENSAMOS, SOMOS PENSADOS”
1. FORO DE FILOSOFÍA “NO PENSAMOS, SOMOS PENSADOS”
¿Pensamos o somos pensados?, ¿recordamos o somos recordados?, ¿hablamos
o somos hablados?
Observar este mecanismo en sus movimientos más íntimos, nos revela que, en
última instancia, se trata de un intercambio, una respiración mental 1
.
Como el oxígeno que nos permite vivir, los pensamientos son una corriente que
vivifica la mente, pero la mente no es los pensamientos, es decir, La mente es la
forma como se piensan, redactamos, creamos, mostramos, imaginamos nuestros
pensamientos, así crear tesis, ideas críticas de ver el mundo en el que vivimos. Es
por ello que abarcamos el concepto de las ideas. Ella es la tela, ellos la pintura2
.
La mente es la forma como se piensan, redactamos, creamos, mostramos,
imaginamos nuestros pensamientos, así crear tesis, ideas críticas de ver el mundo
en el que vivimos. Es por ello que abarcamos el concepto de las ideas. Un ejemplo
claro está en el siguiente: “Estoy pensando en una canción cualquiera, y … luego
escucho que alguien la anda cantando a la misma ves que yo la he pensado,
entonces puedo concluir que las ideas andan volando y están en todo momento
presentes con nosotros.
Pero, y nosotros, ¿quiénes somos?
Evidentemente somos el pintor que elige los colores, que los combina y que decide
el motivo de su obra. No existe el infierno. El infierno es nuestra atención dirigida
solamente hacia el mundo exterior. Nuestros pensamientos crean un campo de
respiración a nuestro alrededor, haciendo vibrar los átomos que existen en nuestra
atmósfera circundante. En esa esfera de respiración respiramos nosotros y los que
tenemos a nuestro alrededor.
La atención debe de ser como una respiración que va en las dos direcciones,
poniendo en contacto exterior e interior, fundiéndolos en una experiencia común en
el eterno Ahora.
En gran medida somos pensados, recordados y hablados3
. Y, ¿quién habla, piensa
y recuerda por nosotros? Es nuestra propia mente. Sólo cuando asociamos nuestra
mente con nuestro yo podemos creer que somos nosotros el sujeto agente. Si
1 Somos lo que hemos pensado desde siempre: http://www.initiare.org/somos-lo-que-hemos-pensado/
2 Frasesobre “no pensamos, somos pensados”: http://www.initiare.org/no-pensamos-somos-pensados/
3 Reflexión sobrepensamos o somos pensados: https://esoliloquio.com/2009/04/05/%C2%BFpensamos-o-
somos-pensados/
2. percibimos la diferencia nos damos cuenta que sólo somos un sujeto paciente. ¿Por
qué damos tanto poder a nuestra mente? Nuestra mente es nuestra y debe estar al
servicio del proyecto integral que somos nosotros mismos. Nuestras piernas nos
prestan un gran servicio, son nuestras y son importantes. Nos permiten
desplazarnos, saltar, bailar, pero cuando se lo ordenamos paran, no siguen
alborotando mientras estamos sentados en la oficina o en el sofá de casa, no se
ponen a andar mientras estamos mirando una película y nos dejan sin el final. Están
al servicio del yo como proyecto integral, juegan en equipo. Nuestras manos,
nuestros brazos, no deciden lanzar los muebles de casa por la ventana, no van
dando bofetones a las personas con las que nos cruzamos por la calle, pero sí que
nos enjabonan el pelo o el cuerpo cuando estamos en la ducha, acaricia al ser
amado, se alían con nuestro propio interés personal.
¿Por qué la mente no actúa así? La respuesta es porque nosotros se lo hemos
permitido, porque la hemos educado mal, está mal acostumbrada. En fin, de muchas
cosas siempre estamos practicando lo que ya está hecho, lo que siempre ha existido
y no creamos pensamientos, no razonamos, simplemente no “pensamos”, ¡somos
pensados!
¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo podemos cambiar esta dinámica?
Estamos ante una situación problemática. En este caso, ante nuestra situación
problemática. Pocos temas pueden merecer tanto nuestra atención. Sólo yo puedo
resolver mi conflicto interior. Es una cuestión crucial y podemos resolverla. Es una
preocupación pertinente. Todo el esfuerzo que hagamos en este tema será
beneficioso para nosotros mismos. Lo primero que debemos hacer para resolver un
problema es detectar el problema, aceptarlo como tal, formularlo claramente.
La solución siempre pasa por aquí, por un planteamiento correcto del problema. No
queremos ser pensados, ser recordados, ser hablados. Queremos decidir nuestra
propia vida. Reivindicamos el derecho a pensar, a recordar, a hablar. No queremos
ser utilizados por nuestra mente como no queremos ser saltados al vacío por
nuestras piernas o degollados por nuestras manos. Queremos implicar nuestros
pensamientos, recuerdos y palabras con nuestro proyecto personal. Este podría ser
un planteamiento del problema.
Filosofía ¿para qué?
El término filosofía ha sido empleado de múltiples maneras hasta caer en la
definición ridícula de que filosofía es igual a pensar y, de esta manera postular que
todos los hombres son filósofos o peor que cada uno tiene una filosofía. Pensar es
una cosa, pero pensar críticamente y con claridad es otra. En lo que a mí respecta,
usaré el término filosofía como una actividad humana, una forma de orientar el
pensamiento, depurado de todo residuo supersticioso, que sirve para pensar la vida
3. y vivir el pensamiento, para tomar las riendas de nuestra vida, de la historia con
nuestras manos (Frías, Con Nuestro Perú, 2012).
En este sentido seguiré la línea del filósofo francés Michel Onfray cuando afirma
que “La filosofía proporciona medios para dominar nuestro destino, para
convertirnos en los actores de nuestra existencia, para liberarnos de miedos inútiles
y paralizantes y no abandonarnos, atados de pies y manos, como niños, a los mitos
de ayer y hoy” (Onfray, s.f.). Los filósofos no somos unos tipos distraídos desligados
de la realidad y de los procesos históricos, ni mucho menos unos tipos raros y
extraños que andan fantaseando por la vida como muchas veces piensan o intentan
hacer creer los detractores del pensamiento filosófico y promotores de la sinrazón,
la magia, el mito y la religión (Frías, s.f.).
Pueda que resulten extraños, pero porque son tal vez los hombres más involucrados
con los problemas reales de la vida, porque los filósofos incomodan lo que ya está
dado por supuesto, porque precisamente hacen preguntas incomodas para quienes
detentan el status quo: “¿por qué la gente muere de hambre en este mundo, si la
tierra tiene la capacidad para alimentar a 12 mil millones de seres humanos y
apenas somos un poco más de la mitad?” ¿Por qué hay tanta injusticia y corrupción?
¿Por qué hay unos que tienen tanto y otros tan poco? ¿Por qué nuestro país o
nuestro departamento están gestionados de tal forma y no de otra? etc. Son
preguntas fundamentales que toca a la filosofía pensarlas críticamente para
desvelar la verdad escondida bajo la alfombra florida de los discursos oficiales de
los que gobiernan el mundo.
Muchas veces se dice que hay que decirle la verdad al poder o a los poderes que
dirigen nuestros pueblos, considero que al que hay que decirle la verdad es al
pueblo, porque el poder sabe muy bien lo que hace y lo que omite; los pueblos
necesitan saber la verdad, necesita poder explicarse de forma racional, crítica y
sencilla los fenómenos naturales y sociales, el estado precario, vulnerable de su
situación para que a partir de la toma de conciencia de su situación, intenten
alternativas de resistencia, de cambios individuales y colectivas autónomos. Es por
esto que se debe enseñar filosofía o mejor dicho siguiendo la exhortación de Kant,
se debe enseñar a filosofar; porque la filosofía tiene algo que decir; porque el mundo
entero está organizado de tal manera que no nos permite pensar nuestros
problemas para cambiarlos, porque hoy más que nunca es urgente pensar nuestra
situación personal y colectiva, nuestro país necesita pensar, necesita salir de todo
mecanismo que distrae a nuestros ciudadanos a través del espectáculo infinito de
la mediocridad, promocionado por las iglesias, las escuelas, las universidades, los
medios de comunicación, etc. En general, en la mayoría de ellos se trabaja para
volver “estupiditos” a la gente: las religiones a través de sus pastores, curas, monjas,
4. obispos se ocupan de vaciar los cerebros y fabricar “idiotas”, mientras que algunas
universidades toman el relevo para llenar los cerebros con clichés, prejuicios,
dogmatismos, y volverlos eximios sirvientes que el sistema demanda para hacer
funcionar el mercado.
Generalmente los voceros de los que detentan el poder, no dicen la verdad real sino
la verdad oficial, la verdad disfrazada, maquillada con eufemismos que el poder
quiere que sepamos, confundiendo niños con enanos o cima con sima. Porque hay
un enorme sistema que piensa que nos ahorra la tarea de pensar por nosotros
mismos y nos dicta lo que debemos hacer y no hacer, es decir en palabras del
filósofo Heidegger: “vivimos en estado de interpretados”: no pensamos; somos
pensados, no hablamos; somos hablados por el sistema, no elegimos, otros eligen
por nosotros. Nuestra subjetividad ha sido colonizada, somos una especie diría
Michel Foucaultde “sujetos sujetados” (Gillen, s.f.), por los medios de comunicación,
por el poder político, económico, religioso; por el mercado, por ese fenómeno
denominado consumismo; es decir que el sistema económico actual ha
mercantilizado absolutamente todo, todo lo que toca lo vuelve mercancía al servicio
del bolsillo más exigente.
Nos crean la necesidad pero al mismo tiempo nos fabrican el producto que calmará
nuestro insaciable deseo; es decir que nos fabrican la enfermedad pero también nos
venden el antídoto, nos crean el problema (gratuitamente) pero luego nos ofrecen
la solución al problema con la única diferencia que a cambio hay que dar dinero; de
esta manera el individuo adquiere el estatus de ciudadano rentable de acuerdo a
los parámetros de las denominada sociedades modernas, diseñadas por los
señores del mercado y las finanzas; patrocinados por organismos de rango
internacional, como el Fondo monetario internacional, el Banco Mundial y la
Organización Mundial del Comercio, para quienes “es infinitamente más grave violar
una regla de comercio internacional que un derecho humano” que han condenado
al anonimato a millones de seres humanos considerados no rentables para sus
intereses, mutilando el “pienso luego existo” cartesiano y metiendo de contrabando
como es la lógica de su accionar el “consumo luego existo” como requisito para
entrar en la estadística del sistema.
De aquí que la filosofía necesita salir del museo de las ideas, encarnarse, vitalizarse
y “salir a la calle, al riesgo hacerse urbana sucia. Habitando una vez más el barro
de la historia”, porque es urgente oponer la cultura a las fuerzas sombrías, el
pensamiento al servicio de la insumisión, el saber en contra de la ignorancia, la
verdad como enemiga de la mentira, la filosofía al servicio de inteligencia.
5. En este sentido la filosofía tiene mucho por hacer porque el objetivo, parafraseando
a Nietzsche sigue siendo hoy más que nunca “perjudicar la estupidez” (Dominguez,
s.f.) Que siempre ha sido el enemigo principal y declarado de la razón y de todo
intento pensamiento crítico, libertario y autónomo.
Una rápida mirada a la realidad de nuestras instituciones bastaría para darnos
cuenta que sigue vigente la sentencia que hizo Manuel González Prada hace ya un
siglo, que “para merecer el título de buen ciudadano y figurar en la clásica nómina
de los hombres cuerdos, se necesita conformarse a los usos y prejuicios de nuestro
tiempo, venerando los absurdos de la religión en que se nace, justificando las
iniquidades de la patria en que se vive”.
Enseñar filosofía dada las circunstancias que vivimos, es un deber moral para con
la sociedad. Mucho más en nuestro país en el cual el gobierno se anda encargando
de privatizar la educación, pues quiere seguir creando mentes mediocres y
estupidez para que les sirvan a ellos, por tal motivo no se crean y forman esas
mentes críticas de pensamiento, solo algunos pocos alcanzan a ver la realidad del
país y así ser razonables ante las circunstancias.
El filósofo de origen noruego Jostein Garder señalaba que, “la filosofía es un elogio
a la conciencia humana”. Reivindiquemos esta tarea humanizadora de la filosofía y
no dejemos que los detractores de la racionalidad lo conviertan en su instrumento
predilecto para legitimar su estupidez.
Conclusiones
La filosofía, es una forma de orientar el pensamiento críticamente hacía pensar la
vida y vivir el pensamiento, desligado de todo maquillaje supersticioso, que busca
la autonomía del ser humano respecto a los dioses que el pensamiento débil nos
inventa. En consecuencia, uno de los enemigos declarados de la filosofía contra el
cual luchar, es el oscurantismo, encarnada históricamente en la religión y otras
instituciones que se promueven falsamente como defensores de la racionalidad y la
verdad. Por tanto, la filosofía tiene que salir a las calles y ensuciarse con los
problemas humanos, de tal manera que el quehacer filosófico no sea visto como
una pérdida de tiempo o una actividad inservible, sino más bien se convierta en
buena noticia para las víctimas y en una amenaza para los victimarios. Desde esta
perspectiva, hacer filosofía hoy es un deber moral de todos los que tenemos el
derecho a elegirla.