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Como Vencer el Miedo Según la Biblia? 
¿Quién no tiene miedo? 
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; Porque a su 
tiempo segaremos, si no desmayamos” 
Gálatas 6:9. 
Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos 
llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos 
muerto bajo las patas de un mamut hace miles 
de años. 
Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está 
asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas 
situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. 
Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo 
que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en 
cama varios días cuando nuestra obligación 
es ir a trabajar.
Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el 
tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en 
un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar. 
Pero, ¿qué es el miedo? 
El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se 
puede ir modulando a través de la propia educación, el 
entorno, la cultura, etc. Los griegos lo explicaban muy bien a 
través de la mitología: Venus, diosa del amor, mantuvo un 
romance con Marte, dios de la guerra. De él nacieron cinco 
hijos: Cupido (dios del amor erótico), Anteros (dios del amor 
correspondido), Cocordia (diosa del equilibrio y la belleza), 
Fobos (la fobia) y Deimos (el miedo). Como vemos, el miedo 
por tanto procede de la 
unión del amor y la guerra. 
¿Esto qué quiere decir? Que en la medida en que nosotros 
queramos o amemos algo temeremos perderlo. 
Es muy fácil también apreciarlo en el famoso cuento Juan sin 
miedo: Juan era un chico que no conocía el miedo. Pasa mil 
aventuras y peripecias pero no consigue saber qué es sentir 
miedo. Solamente al final del cuento, cuando se casa con la 
princesa y todo funciona perfectamente es cuando siente 
temor por primera vez. Hasta ese momento Juan no tenía 
nada y por tanto no tenía por qué temer. Sin embargo,
cuando nace su amor por la princesa, con él nace también el 
miedo a perderla. 
¿Se ha utilizado el miedo a lo largo de la historia como 
sistema de gestión de equipos de trabajo? 
Sí, indudablemente sí. ¡Y realmente funcionaba! Según decía 
Ford en los años 40 el gran problema que encontraba a la 
hora de contratar personal para sus fábricas era que "pido 
dos brazos y me llegan con cerebro". Lo que se buscaba eran 
autómatas como el conejito de Duracell que se limitasen a 
realizar las tareas que otros habían ideado. En la actualidad 
todavía existe más de un 50% de empresas que gestionan 
basándose en el miedo, pero a diferencia de hace cincuenta 
años, este 
sistema no tiene mucho futuro. 
En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, lo que 
vale es el talento, la innovación y la creatividad, y ninguna de 
ellas se puede desarrollar cuando existe el miedo. 
¿Por qué? 
Reacciones físicas ante una situación de miedo. 
Cuando nos encontramos ante una situación de miedo 
nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: el corazón palpita
con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al 
cerebro, las pupilas se dilatan, y se producen tres hormonas: 
la adrenalina, la noradrenalina y los corticoides, también 
llamados hormonas del miedo. Los corticoides impiden que 
se produzca la conexión entre nuestras neuronas, la sinapsis, 
que como sabemos es 
la base de la creatividad. 
Por tanto, es biológicamente imposible que una persona sea 
capaz de desarrollar todo su potencial cuando vive en una 
situación constante de miedo. Se paraliza. 
¿Qué tipos de miedo conocemos dentro del entorno laboral? 
El miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a la pérdida de 
poder, miedo a no llegar a fin de mes y miedo al cambio. 
- El miedo al rechazo se podría decir que es el miedo latino. 
Vivimos en una sociedad muy afiliativa, por eso necesitamos 
constantemente la aprobación del grupo. A este tipo de miedo 
pertenece la "vergüenza ajena", emoción que únicamente 
sentimos nosotros y que otras sociedades no entienden, y 
también el temor a hablar en público 
- El miedo al fracaso es más acentuado en sociedades 
anglosajonas. Esto es debido probablemente a su religión: 
mientras el catolicismo intenta crear la armonía del grupo y
por tanto fomenta el miedo al rechazo, la máxima del 
calvinismo es: "lo que hagas en esta vida será lo que 
alcances en la otra". 
- El miedo a la pérdida de poder es quizá el menos 
reconocido. En un estudio que se hizo con 185 directores 
generales, solamente un 6% reconocía padecer este miedo. 
Sin embargo todos sabemos cómo nos gusta influir en 
terceros y mantener nuestra parcela de poder. 
Cuando hablamos del poder distinguimos varios tipos: el 
poder que da la jerarquía (soy tu jefe en el escalafón de la 
empresa), el poder del experto (domino un tema), el poder de 
tener algo que el otro quiere (yo tengo esta información y te la 
doy cuando quiera), el poder de la influencia (soy la secretaria 
del director general y le hago llegar la información como 
quiero), el poder de la opinión (yo te otorgo poder para 
influirme con tus opiniones). 
- El miedo a no llegar a final de mes es el más extendido. 
Este temor únicamente respeta a los jóvenes que viven en 
casa de sus padres sin responsabilidades pero...pon una 
hipoteca en tu vida y conocerás este miedo. 
- El miedo al cambio es el padre de los demás miedos porque 
detrás de él se desarrolla cualquiera de los otros cuatro. Una 
fusión, una reestructuración, etc., suponen que sintamos
miedo a no ser acogidos por el grupo, a fracasar en los 
objetivos marcados, a perder nuestro puesto en la jerarquía o 
a perder el trabajo. 
Cualquiera de ellos tiene la capacidad de paralizarnos y 
únicamente nosotros podemos lograr conquistarlo. 
¿Cómo podemos conquistar el miedo? 
Existen varios pasos para conseguir que el miedo no nos 
paralice: 
1. Aceptar que tenemos miedo. Sabemos que todos lo 
padecemos y no es un síntoma de debilidad reconocerlo. 
2. Identificar cuál es nuestro miedo. A veces no es fácil 
reconocerlo. En ese caso lo mejor es centrarnos en la otra 
cara de la moneda: ¿cuál es nuestra motivación?: ¿estar 
integrados en el grupo? ¿Ganar mucho dinero? ¿Alcanzar 
unos objetivos? En función lo que nos motive tendremos 
miedo a perderlo. Por ejemplo, si nos encanta formar parte de 
un grupo homogéneo de personas, probablemente nuestro 
mayor miedo será al rechazo. 
3. Mirar al miedo a la cara y hacerlo concreto. Nuestro peor 
enemigo siempre es nuestra propia cabeza. 
Nosotros somos capaces de imaginar cosas mucho peores 
que la realidad. Por eso son tan peligrosos los miedos 
ambiguos. Cuando un jefe te dice: "haz esto o atente a las 
consecuencias" probablemente pensemos en unas
consecuencias mucho más dramáticas que las que luego 
realmente sucederán. Por tanto, lo mejor es que ante una 
amenaza pongamos sobre el papel las posibles 
consecuencias. Por ejemplo, si me quedo sin trabajo, 
¿cuántos meses de paro me corresponden? ¿Tengo dinero 
ahorrado? ¿Tengo contactos? ¿Cuál es mi empleabilidad?, 
etc. 
En definitiva, para superar los miedos lo mejor es centrarnos 
en nuestra motivación trascendente, aquella que nos empuja 
a seguir adelante a pesar de los riesgos. 
Víctor Frankl fue un psiquiatra judío que pasó la segunda 
guerra mundial en varios campos de exterminio, entre ellos 
Auswitz. Según él, no se salvaron de aquel infierno los más 
fuertes, ni los más cultos, ni los mejor preparados, sino 
aquellos que tenían una motivación más allá de su propia 
vida: "cuando salga escribiré un libro", "cuando salga veré a 
mis hijos", 
"cuando salga contaré esto al mundo". 
Como decía Nelson Mándela: 
"No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe 
conquistarlo"
Dña. Pilar Jericó • Bilbao, 13 de marzo de 2006 
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de 
ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te 
dejará, ni te desamparará. Y llamó Moisés a Josué, y le dijo 
en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú 
entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus 
padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va 
delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te 
desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:6-8. 
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la 
cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que 
alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el 
lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. 2 Pedro 
1:19. 
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la 
convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el 
mal”. Romanos 12:21 
Resolución 
Como deshacer un miedo: ¿Se quita el miedo? 
Sí. El miedo es como un "vecino raro" que se instala en la 
casa. Si es bien recibido seguramente se quedará. Es como 
un mago. Si le quitas la magia perderá su encanto y dejará de 
ser un mago. Al miedo, como al "Señor de los Anillos", hay 
que quitarle el poder. Y el poder siempre esta por algo que 
desconocemos. La varita mágica es el desconocimiento. Por 
ello hay que explicar, de una forma lógica, lo que produce 
miedo al que lo siente. Es primordial para quien quiera 
disolver el miedo de un niño, quererlo, creerlo, y estar 
convencido de que puede. Es más: es necesario creer que el 
miedo no tiene utilidad para el niño dándole una explicación lo 
más verdadera posible. 
Existen distintos miedos en la infancia. Pero en todos los 
casos, es más fácil explicar el miedo como se fuera un mago, 
un vecino, algo raro, pero colectivo, para que el niño se 
quede más centrado. 
Miedo a quedarse solo
Miedo a quedarse solo, implica el temor a ser rechazado, a 
ser excluido, anulado, suprimido, reprimido. Es uno de los 
miedos fundamentales inmerso dentro de las relaciones de 
pareja. Miedo que nos dejen, que nos sean infieles, a la 
sexualidad, a todo aquello que moleste a nuestra pareja. El 
miedo es el motor de la infelicidad conyugal y a su vez es la 
amalgama para pertenecer unido. 
Miedo a equivocarse 
Miedo a equivocarse, tiene su raíz en el mandato familiar “haz 
lo que yo te digo y entonces serás bueno y te querré”. 
Mandato con el que hemos convivido todos los que algunas 
vez fuimos niños y soportamos el terror de ojos maternales o 
paternales diciéndonos “te equivocaste, eso no se hace así”. 
El miedo a equivocarse es el colmo de la prepotencia ya que 
lleva implícito el concepto de que eres perfecto y en 
consiguiente no debes tener errores. El miedo a equivocarse 
lo llevamos los gordos, los bulímicos, los anoréxicos, los 
obsesivos, en fin, miedo a equivocarse va unido a trastornos 
mentales, y es mejor que quien tenga ese temor lo asuma. 
Estas enfermo de perfección. 
Ahora bien, ¿Cómo eliminamos los miedos? 
No hay respuesta tipo autoayuda, los miedos no se eliminan, 
solo son alicientes para superarlos. El miedo a quedarse solo
puede ser el aliciente para conseguir el verdadero amor, la 
mejor amistad, la relación mas satisfactoria. El miedo a la 
locura es una motivación muy buena para acercarse a la 
realidad y el miedo a la equivocación es el concepto perfecto 
para darte que cuenta de que si tienes miedo, pues 
sencillamente no eres perfecto. Así de simple, así de 
complicado. 
Lo que si debemos tener claro es que tener miedo es propio 
de nuestra naturaleza, pero también tenemos que saber que 
a cada miedo le sobreviene la capacidad de superarlo, y solo 
aquellos que superan sus miedos día a día, saben que se eso 
siente como si fueran exitosos cada día de su vida. Liberarse 
de los miedos es un placer y todos sabemos que el hombre 
se rige por el principio del placer, así que los invito a revisar 
sus miedos, desvanecer sus incertidumbres y a lanzarse al 
precipicio, total tienes dos posibles salidas: o te estrellas o 
sobrevives. Total, es lo que hacemos los humanos cada día 
que vivimos. Atrévete. Supera tus miedos. 
Psic. Alberto Barradas 
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y 
esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 
1 Juan 5:4.
Conoce el Temor 
"En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa 
fuera el temor; porque el temor involucra castigo, y el que 
teme no es hecho perfecto en el amor" (I Juan 4:18) 
El temor es una emoción propia del ser humano. Es 
necesaria para su supervivencia porque le indica cuando el 
peligro esta cerca. Puede nacer de estímulos externos o 
internos que habitan en su mundo interior como los malos 
recuerdos, traumas, carencias etc. 
Hay diferentes tipos de temores. Entre los más comunes 
están: 
El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y 
fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la 
muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades... Todos 
estos temores son manifestaciones de desamparo e 
impotencia porque no podemos tener control sobre la 
situación.
La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la 
confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo 
algunos temores no desaparecen a pesar de la fé. Esto se 
debe a tus recuerdos y traumas del pasado que han creado 
inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y 
desvirtuadas sobre el hecho del pasado. El temor más 
destructivo es del que no conoces su procedencia, porque 
actúa en el fondo de tu corazón. Puede nacer también de 
imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos 
ocultos. Los temores a situaciones específicas como a la 
oscuridad, a los insectos, a las alturas, al permanecer 
encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son llamados 
fobias. 
El temor, entonces puede nacer de situaciones pasadas que 
están reprimidas, de situaciones presentes y también de 
pensamientos destructivos acerca del futuro y que solo están 
en tu imaginación y te traen afán, ansiedad y te hacen perder 
seguridad en tu comportamiento ante los demás provocando 
complejos, tartamudez y muchas enfermedades sin causa 
física porque el temor altera tus reacciones físicas, tu 
metabolismo y tus períodos de sueño. 
Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz 
de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios. 
La única forma de que un temor desaparezca es 
enfrentándosele, haciéndolo un enemigo sin poder en cuanto 
a la imagen que se a creado sobre el mismo. Sin embargo
esto se hace a veces difícil porque otra persona puede llegar 
a desconocer la raíz que lo produce. 
El temor hace a la persona incapaz para enfrentar la vida. Le 
pone grandes obstáculos para superarse y le produce 
ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una 
persona con temor no se enfrentará a riesgos para crecer ni 
cambiar porque lo desconocido le produce inseguridad. 
Tener un temor específico constante puede desencadenar 
que se haga realidad porque la mente tratará de construir lo 
que se tiene presente en los pensamientos. Ejemplo de ello 
es temer a una enfermedad específica y que esta se 
desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta 
situación en la experiencia de Job: 
"Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha 
acontecido lo que yo temía"(Job 3:25). 
Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir, 
evadirlo o paralizarte.
En el siguiente versículo vemos como el salmista trata de huir 
ante el temor que lo invade internamente. Sin embargo debes 
saber que la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el 
túnel de una crisis y atravesarlo para luego ver la luz, pero 
esto solo es posible en compañía del poder, de la fuerza que 
te dé la seguridad y la victoria. 
Esto solo es posible con Dios porque El habita dentro de tu 
mente y corazón donde se anida el temor. En el siguiente 
versículo vemos cómo el salmista se siente agobiado por el 
temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la 
situación. Si la situación es externa esto puede ser una 
solución, pero si la situación está dentro de tu mente, no 
importa cuan lejos huyas siempre te acompañará, por eso 
deberás enfrentarlo. 
"Angustiado está mi corazón dentro de mí y sobre mí han 
caído los terrores de la muerte. Terror y temblor me invaden, 
y horror me ha cubierto. Y dije: Quién me diera alas como la 
paloma, volaría y hallaría el reposo" (Salmo 55:4-6). 
Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios 
específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad.
¡Cuantas promesas de Dios para que puedas vencer el 
temor!... 
Hay momentos de lucha espiritual donde se establece una 
verdadera batalla en la que tu voluntad, la calidad de tu 
corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra de Dios, 
son indispensables para liberarte de las cadenas del temor. 
El temor puede ser usado por el enemigo cuando trates de 
dejar una atadura, un mal hábito o pecado poniendo dudas en 
tu corazón. Este temor es a lo desconocido. Cuando trates de 
restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas 
de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y 
necesidades. 
Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a 
sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que 
afectan tus emociones y sentimientos. Recuerda que Dios 
tiene una respuesta para vencer cualquier clase de temor por 
eso debes escudriñar siempre la Biblia. El Espíritu Santo te 
dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes 
interiorizar en tu corazón. 
Sentir temor en situaciones peligrosas reales es normal, pero 
estar atado al temor te impide libertad interior. 
Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente:
"El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu 
mano derecha" (Salmo. 121:5). 
Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. 
Debes recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas 
con la presencia de Dios cuando duermes y cuando estás 
despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que Dios trabaje 
en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es 
necesario que confíes .Él tiene el control de todas las cosas 
en tu mundo interior y el mundo que te rodea. Para ser libre 
del temor debes enfrentarlo y declararle la Palabra de Dios 
específica que tiene poder para vencer. También debes 
buscar apoyo en la oración y en el compañerismo con 
hermanos espirituales con una sana doctrina. 
Tienes la palabra de poder que vence el temor y te 
transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de 
Dios y puedes confiar en El .Esto es lo que te dice el Señor y 
debes asumir su palabra para actuar y en temores 
específicos y momentos de crisis. 
Para enfrentar el temor:
"Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: "Líbrate, de las 
cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión" 
(Isaías 52:2). 
Para vencer el temor al hombre: 
"Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al 
hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es 
tratado; has olvidado al Señor, tu hacedor, que extendió los 
cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés 
temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor 
mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la 
furia del opresor?"(Isaías 51:12,13)... 
Para vencer el temor a lo desconocido: 
"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no 
temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo 
dondequiera que vayas" (Josué 1:9).
Para vencer el temor al fracaso: 
"Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano 
derecha, y te dice:No temas. Yo te ayudo"(Isaías 41:13). 
Para vencer el temor a la crítica: 
"No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy 
contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo 
mucho pueblo en esta ciudad" (Hechos 18: 9,10). 
Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte: 
"Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no 
temeré mal alguno, porque tu estás conmigo; tu vara y tu 
cayado me infunden aliento" (Salmo. 23:4).
PARA REFLEXIONAR: 
Cuando intentas hacer algo importante, te detienes porque te 
sientes inseguro de poder terminarlo? No sabes a que se 
debe el temor que te asalta sin previo aviso? Esta afectando 
tu salud física, sueño y relaciones con los demás algún temor 
específico? Sientes que los fracasos del pasado te 
perseguirán en el presente, por eso no realizas proyectos que 
te gustaría hacer? 
PARA RECORDAR: 
"Jehová es mi luz y mi salvación, de quien temeré? Jehová 
es la fortaleza de mi vida, de quien he de atemorizarme?" 
(Salmo 27:1). 
"He aquí Dios es salvación mía, me aseguraré y no temeré, 
porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido mi 
salvación para mí" (Isaías 12:2). "Dios fortaleza mía, roca,
valuarte, libertador, refugio, escudo, cuerno de mi salvación, 
altura inexpugnable "(Salmo 18:1,2). 
"Él está en medio de mí y es guerrero victorioso" (Sofonías 
3:17). 
"Porque ha oído la voz de mis suplicas, el Señor es mi fuerza 
y mi escudo. En el confía mi corazón, y soy socorrido, por 
tanto, mi corazón se regocija y le daré gracias con mi 
cántico"(Salmo 28:6,7). 
"Abba Padre porqué no me has dado espíritu de esclavitud 
para volver otra vez al temor sino de adopción por lo que 
clamo Abba Padre" (Romanos 8:15). 
"No me has dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor 
y dominio propio" (2 Timoteo 1:7).
"Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tu has 
visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias y no 
me entregaste en mano del enemigo, hiciste que mis pies se 
posasen en lugar espacioso"(Salmo 31: 7,8). 
ESCRIBE UNA ENSEÑANZA PARA APLICACIÓN EN TU 
VIDA: PARA MEDITAR: 
"El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré? El Señor 
es la fortaleza de mi vida; ¿De quién tendré temor? Cuando 
para devorar mis carnes, vinieron sobre mí lo malhechores, 
mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron. 
Aunque un ejército acampe contra mi, no temerá mi corazón; 
aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello estaré 
confiado. Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré; que
habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para 
contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su 
templo, porque en el día de la angustia me esconderá en su 
tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre 
una roca me pondrá en alto. 
Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que 
me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios con voces de 
júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al Señor. Ten piedad de 
mí y respóndeme. Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi 
corazón te respondió: Tu rostro Señor buscaré no escondas 
tu rostro de mi; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi 
ayuda, no me abandones ni me desampares, oh Dios de mi 
salvación. Porque aunque mi padre y mi madre me hayan 
abandonado, el Señor me recogerá. 
Señor enséñame tu camino, y guíame por senda llana por 
causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de 
mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado 
contra mí, y los que respiran violencia. Hubiera yo 
desmayado, si no hubiera creído que habría de ver la bondad 
del Señor en la tierra de los vivientes. Espera al Señor; 
esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor" (Salmo 
27). 
El secreto para vencer el temor: Comentario del padre 
Raniero Cantalamessa
Mateo (10, 26-33) 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No tengáis 
miedo de los hombres, pues no hay nada encubierto que no 
haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. 
Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y 
lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. Y no 
temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el 
alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición 
del alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos 
pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra 
sin el consentimiento de vuestro Padre». 
¡No tengáis miedo! 
¡Este domingo el tema dominante del Evangelio es que Cristo 
nos libera del miedo! Como las enfermedades, los miedos 
pueden ser agudos o crónicos. Los miedos agudos son 
determinados por una situación de peligro extraordinario. Si 
estoy a punto de ser atropellado por un coche, o empiezo a 
notar que la tierra se mueve bajo mis pies por un terremoto, 
se trata de temores agudos. Como surgen de improviso y sin 
preaviso, así desaparecen con el cese del peligro, dejando si 
acaso sólo un mal recuerdo. No dependen de nosotros y son 
naturales. Más peligrosos son los miedos crónicos, los que 
viven con nosotros, que llevamos desde el nacimiento o de la
infancia, que se convierten en parte de nuestro ser y a los 
cuales acabamos a veces hasta encariñándonos. 
El miedo no es un mal en sí mismo. Frecuentemente es la 
ocasión para revelar un valor y una fuerza insospechados. 
Sólo quien conoce el temor sabe qué es el valor. Se 
transforma verdaderamente en un mal que consume y no 
deja vivir cuando, en vez de estímulo para 
reaccionar y resorte para la acción, pasa a ser excusa para la 
inacción, algo que paraliza. Cuando se transforma en ansia: 
Jesús dio un nombre a las ansias más comunes del hombre: 
«¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué 
vamos a vestirnos?» (Mt 6, 31). El ansia se ha convertido en 
la enfermedad del siglo y es una de las causas principales de 
la multiplicación de los infartos. 
Vivimos en el ansia, ¡y así es como no vivimos! La ansiedad 
es el miedo irracional de un objeto desconocido. Temer 
siempre, de todo, esperarse sistemáticamente lo peor y vivir 
siempre en una palpitación. Si el peligro no existe, el ansia lo 
inventa; si existe lo agiganta. 
La persona ansiosa sufre siempre los males dos veces: 
primero en la previsión y después en la realidad.
Lo que Jesús en el Evangelio condena no es tanto el simple 
temor o la justa solicitud por el mañana, sino precisamente 
este ansia y esta inquietud. «No os preocupéis», dice, «del 
mañana. Cada día tiene bastante con su propio mal». 
Pero dejemos de describir nuestros miedos de distinto tipo e 
intentemos en cambio ver cuál es el remedio que el Evangelio 
nos ofrece para vencer nuestros temores. El remedio se 
resume en una palabra: confianza en Dios, creer en la 
providencia y en el amor del Padre celeste. La verdadera raíz 
de todos los temores es encontrarse solo. Ese continuo 
miedo del niño a ser abandonado. 
Y Jesús nos asegura justamente esto: que no seremos 
abandonados. «Si mi madre y mi padre me abandonan, el 
Señor me acogerá», dice un Salmo (27, 10). Aunque todos 
nos abandonaran, él no. Su amor es más fuerte que todo. 
No podemos sin embargo dejar el tema del miedo en este 
punto. Resultaría poco próximo a la realidad. Jesús quiere 
liberarnos de los temores y nos libera siempre. Pero Él no 
tiene un solo modo para hacerlo; tiene dos: o nos quita el
miedo del corazón o nos ayuda a vivirlo de manera nueva, 
más libremente, haciendo de ello una ocasión de gracia para 
nosotros y para los demás. Él mismo quiso hacer esa 
experiencia. En el Huerto de los Olivos está escrito que 
«comenzó a experimentar tristeza y angustia». El texto 
original sugiere hasta la idea de un terror solitario, como de 
quien se siente aislado del consorcio humano, en una 
soledad inmensa. Y la quiso experimentar precisamente para 
redimir también este aspecto de la condición humana. Desde 
aquel día, vivido en unión con Él, el miedo, especialmente el 
de la muerte, tienen el poder de levantarnos en vez de 
deprimirnos, de hacernos más atentos a los demás, más 
comprensivos; en una palabra, más humanos. 
–predicador de la Casa Pontificia– a las lecturas del domingo 
(Jr 20, 10-13; Sal 68, 8-35; Rm 5, 12-15; Mt 10, 26-33). 
ROMA, viernes, 17 junio 2005 (ZENIT.org).. 
Oraciones que Te Ayudan 
Que nos dice la Biblia sobre la Oración. porqué es importante 
mantener una constante comunicación con nuestro creador?
Filipenses 4:6 nos dice: Por nada estéis afanosos, sino 
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda 
oración y ruego, con acción de gracias. 
Dios nos instruye a comunicarnos con el siempre, bajo 
cualquier circunstancia, el mismo Jesús fue un ejemplo de 
oración todo el tiempo, es por eso que tenemos que ser 
hombres de continua oración, mediante esta alimentamos el 
Espíritu santo que mora en nuestra vida. 
1Testalonicences 5:17-18 el apóstol Pablo nos enseña lo 
siguiente: Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esa es 
la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 
La oración es de vital importancia en la relación con nuestro 
creador, todos los grandes hombres de Fe fueron hombres de 
continua oración y comunicación con Dios, en todo momento 
ellos dependieron del Señor, en todo momento ellos 
mantuvieron esa "comunicación" para llenarse de ánimos y 
fuerza , para vencer el miedo ante una circunstancia
determinada, y así poder tener una completa confianza en la 
voluntad de Dios, veamos algunos ejemplos: en 2 crónicas 
6.19–42 Cuando Salomón guió a su pueblo en oración, pidió 
a Dios que escuchara las oraciones de su pueblo. Estas se 
referían a diversas situaciones: (1) crimen (6.22, 23), (2) 
ataques enemigos (6.24, 25), (3) sequía (6.26, 27), (4) 
hambruna (6.28–31), (5) la afluencia de extranjeros (6.32, 
33), (6) guerra (6.34, 35), (7) pecado (6.36–39). 
Dios se interesa por cualquier cosa que nos toque enfrentar, 
aun las circunstancias difíciles que nosotros mismos 
provocamos. Quiere que nos volvamos a Él en oración. Al 
orar, recuerde que Dios lo escucha. No permita que lo 
extremo de su situación le haga dudar acerca del interés de 
Dios por usted. 
A veces nos parece dificil cumplir lo que Dios quiere de 
nosotros, la palabra nos habla también sobre eso en: 
Deuteronomio 30.11–14 Dios nos ha llamado para que 
obedezcamos sus mandamientos, mientras nos recuerda que 
sus leyes no están escondidas para nosotros ni fuera de 
nuestro alcance. ¿Ha dicho usted alguna vez que obedecería 
a Dios si sólo supiera lo que Él quiere? ¿Se ha quejado 
alguna vez de que la obediencia es demasiado difícil para un 
simple humano? Estas son excusas inaceptables.
Las leyes de Dios están escritas en la Biblia y son claramente 
evidentes en el mundo que nos rodea. Es razonable, sensato 
y benéfico obedecerlas. La parte más difícil cuando 
obedecemos las leyes de Dios es simplemente decidir 
empezar ahora. Pablo se refiere a este pasaje en Romanos 
10.5–8. 
Padre...Liberame!!! 
Padre! Liberame del Temor, de la incerteza, de la inquietud 
que produce éste Mundanal Ruido!, Haz que mi mente se 
active en Tú pensamiento a diario, que pueda sanar mi 
ánimo, enrumbando mi ser a Tu frecuencia, y dejando fluir Tu 
Amor; pueda unirme al bienestar y alegría que otorga Tú 
pensamiento. Sólo así podré orientarme hacia la Luz y vencer 
el miedo!. La ineficacia del dolor no podrá obstruir el Templo; 
edificado en mí para recibirte en alabanzas!!! 
Sólo Dios puede dar la Fe 
Sólo Dios puede dar la Fe, pero tú puedes dar tu testimonio.
Sólo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes dar 
confianza a tus hermanos. 
Sólo Dios puede dar amor, pero tú puedes enseñar a amar a 
los demás. 
Sólo Dios puede dar la paz, pero tú puedes suscitar la 
concordia. 
Sólo Dios puede dar la fuerza, pero tú puedes sostener al 
desfallecido. 
Solo Dios es el camino, pero tú puedes mostrarlo a los 
demás. 
Sólo Dios es la luz, pero tú puedes hacerla brillar a los ojos 
de todos. 
Sólo Dios es la vida, pero tú puedes devolver a otros el deseo 
de vivir. 
Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible, pero tú 
puedes hacer lo que es posible. 
Sólo Dios se basta a sí mismo, pero prefiere contar contigo. 
El Padre Nuestro 
Padre nuestro, que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre; 
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día; 
perdona nuestras ofensas, 
como también nosotros perdonamos a los que nos 
ofenden; 
no nos dejes caer en la tentación, 
y líbranos del mal. 
Leer letras bonitas 
¡La batalla con mi pasado ha empezado! Ahora es tiempo de 
limpiar todos esos daños que lastiman mi presente; es tiempo 
de luchar por la Paz que deseo para mi alma, para poder 
brindar lo mejor de mí a las personas que me rodean, pues 
mis sueños son grandes, tanto como la vida que deseo tener, 
libre de dolores y fracasos... 
Luchar es la única forma de salir adelante, y lo conseguiré ¡A 
pesar de mis temores!
La vida es dura, pero estoy seguro que lo puedo hacer 
mejor... porque yo creo en mí, en mis virtudes y nada ni nadie 
puede detenerme, lucharé por hacer realidad todos mis 
sueños y no descansaré hasta conseguirlos... 
Tengo la firme esperanza de cumplir exitosamente todas mis 
metas, y la fe que llevo conmigo es mi mejor arma para 
lograrlo. 
Estoy consciente que la lucha no será fácil, que quizá tenga 
que llorar lágrimas de dolor para borrar los daños de mi 
pasado y restaurar mi presente, pero se que esas lágrimas 
sanarán al fin mi alma. 
Ahora es tiempo de ponerme de pie y gritarle a este mundo 
que yo el ÉXITO!... 
LO QUE SOY DESPUÉS DE TODO 
¿Qué soy, después de todo, más que un 
niño complacido con el sonido 
de mi propio nombre? Lo repito una y otra 
vez,
Me aparto para oírlo -y jamás me canso de 
escucharlo. 
También para ti tu nombre: 
¿Pensaste que en tu nombre no había otra 
cosa que más de dos o tres inflexiones? 
WALT WHITMAN 
EL TEMOR 
Una disyuntiva entre supervivencia y patología 
César, montado en su caballo, sentía que ya no era aquel 
perspicaz y gallardo guerrero, pues no sólo le pesaba y 
lamentaba la falta de su padre, sino también sentía como si 
las fuerzas lo abandonaran, al igual que a Sansón cuando le 
cortaron el pelo. Sin embargo, su caso era diferente, pues la 
espiroqueta Treponema Pallidum (mejor conocida como 
sífilis) se había alojado en su cuerpo y ahora corría por sus 
venas. 
A pesar de esto, recordó que antes de todo era un Borgia, y 
aunque no estuviera su padre Alejandro VI, el Papa, para 
darle su apoyo, sabía que tenía que cumplir su palabra al 
jurar servicio y lealtad a su yerno, el rey Jorge III de Navarra.
De esta forma, volteó a ver a su pequeño ejército, que sitiaba 
el pueblo de Viana, al Norte de España, para atacar. Sin 
embargo, éste no respondió, y él supo que había sido 
traicionado. Empuñó su espada y gritando a sus huestes: 
“traidores… cobardes”, arremetió solo contra sus enemigos. 
Su armadura, y la máscara negra que cubría su rostro, para 
que impidieran ver las deformaciones provocadas por la 
sífilis, lo hacían verse como un jinete del Apocalipsis, que 
cabalgaba entre los mortales. Y es cierto: una de las palabras 
que no existía en la mente de César Borgia era el “miedo”. 
Murió en 1507, a los 31 años, después de haber sitiado esta 
ciudad. 
VALENTÍA Y DISIMULO DEL MIEDO 
En la línea de tiempo de la historia hemos escuchado un 
sinnúmero de relatos, novelados, similares al anterior. 
Personajes como Aquiles, Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid”, 
Alejandro Magno, Cayo Julio César, entre otros, parecen 
mantener una característica única, que es su valentía y 
disimulo del miedo, o incluso darse el lujo de no experimentar 
este último. Esta bravura e intrepidez ha logrado grabar su 
momento en la historia de la humanidad, y ha trascendido de 
generación en generación.
Sin embargo, la línea del tiempo evolutiva tiene algo que 
comentar al respecto, ya que, para diversos investigadores, el 
miedo es una de las respuestas más antiguas en las 
especies, y es sinónimo de supervi-vencia darviniana, 
remembrando a Darwin. 
Esta emoción, cuando se le mantiene bajo control y sin 
dejarla que se convierta en una fobia -que sería la 
intensificación desproporcionada del miedo-, resulta un 
mecanismo muy útil para cualquier organismo, a fin de 
detectar un riesgo potencial y optar, usando la inteligencia, 
por la estrategia de caminos alternos ante la situación que se 
presenta, con el fin de salir airosos. 
EL MIEDO, UN DISPARO NEURONAL 
Como es naturalmente conocido por nosotros, y tomando lo 
descrito en la web de How Stuff Works, el miedo se 
representa como un disparo neuronal, dado ante una 
situación o estímulo específico. Nuestro corazón comienza a 
latir más fuerte; los músculos se tensan, la respiración se 
agita y los pulmones permiten la entrada de más aire de lo 
normal; las pupilas se dilatan, agudizando nuestra vista. Ante 
todo esto, tenemos la conocida frase en inglés de fight or 
flight; es decir, “pelea o vuela”, haciendo referencia a
enfrentar la situación o huir de la misma con el firme objetivo 
de preservar nuestra vida. 
Para el neurocientífico e investigador pionero en el tema del 
miedo, Joseph E. LeDoux, existen dos tipos de ciclos en éste; 
en donde a la amígdala puede llamársele “la polea” de acción 
dentro de esta emoción. Existen dos caminos para crear el 
miedo: el primero es llamado “el camino corto” y el segundo 
“el camino largo”. 
El camino corto, según el profesor en Medicina, Marc Siegel, 
de la Universi-dad de Nueva York, y tomando la descripción 
de LeDoux, implica el “no tomar riesgos”, y tiene una 
respuesta de 12 milisegundos desde que se recibe la primera 
información en el tálamo, se procesa en la corteza cerebral, y 
se envía la señal a la amígdala para tener una reacción 
determinada, así como se recuerda 
gracias al hipocampo del cerebro. 
Por otra parte, el camino largo, según LeDoux, toma 
alrededor de 30 a 40 milisegundos en el proceso de lo que 
está sucediendo, y puede ser considerado, de acuerdo al 
profesor Siegel, como el cerebro pensante. Aquí, antes de 
tener una reacción totalmente impulsiva, como reflejo 
incondicionado, nuestra mente razona lo que está 
sucediendo, para proceder a elegir el camino de acción 
adecuado.
EL CEREBRO ALERTA LOS SENTIDOS 
Es interesante observar que los seres humanos somos tan 
peculiares, que, a diferencia de otras especies, podemos 
ponernos ansiosos, aprensivos, y sentir turbación ante 
situaciones que solamente hayamos leído o escuchado; es 
decir, sin ni siquiera haber experimentado un evento en 
particular, el cerebro dispara y despierta nuestros sentidos 
hacia el miedo, según Siegel, en su artículo - 
Can We Cure Fear? de Scientific American Mind. 
Así como la reacción ante el miedo puede tener 
consecuencias positivas, el profesor Siegel nos recuerda que 
la recurrencia o incidencia de esta emoción tiene una relación 
directa en el aumento de enfermedades nerviosas, como la 
depresión, el infarto y problemas generales del corazón. 
En una encuesta de 2005, realizada por Gallup, para 
comprender los miedos de los jóvenes de los Estados Unidos, 
así como para entender cómo estos miedos se siguen 
trasladando en la edad adulta, la lista de los primeros 10 se 
muestra a continuación: 
1. Ataques terroristas 
2. Arañas
3. Muerte 
4. Fracaso 
5. Guerra 
6. Alturas 
7. Crimen / Violencia 
8. Sentirse solo 
9. El futuro 
10. Guerra nuclear 
Analizando estos miedos comunes y buscando evitar que una 
emoción común se convierta en una fobia, se ha 
experimentado con moléculas que son bloqueadores de las 
catecolaminas, mismas que están relacionadas con el estrés, 
y que inhiben el disparo neuronal del miedo. 
CONEXIONES CEREBRALES 
Otros estudios, mencionados por el profesor Siegel, que se 
han publicado en el Proceedings of the National Academy of 
Sciences USA, por el neurólogo Jonathan Kipnis, encontraron 
que cierta combinación de cocteles, como por ejemplo el 
conocido Cop-1 (copolímero 1), mismo que estimula la 
producción de las células T, y busca la supresión de la
agitación o “enojo” de las células nerviosas, ayuda 
directamente a suprimir el temor en las personas, o a limitar 
el disparo neuronal de éste, para que no se fijen las 
conexiones cerebrales en este 
sentido, durmiendo a la amígdala. 
Existen otros estudios, que describe Siegel, donde Larry 
Cahill, de la Universidad de California, encontró que la 
administración de propanalol también bloquea las 
catecolaminas, y es ya conocido cómo este tipo de droga se 
receta para combatir la ansiedad o el estrés desmesurado. 
Sin embargo, el trabajar exclusivamente con medicamentos y 
la prescripción de diversas drogas tiene resultados 
demostrados en la supresión de ciertas emociones o en 
mantener aturdida la amígdala, pero al igual que se trabaja en 
la no fijación de disparos neuronales del miedo o incluso en 
aquellos que derivan en fobias, creo que debemos cuidar que 
la receta de estos medicamentos no cause adicción, pues 
muchas veces al tratar de curar una ansiedad, depresión, 
frustración, miedo o incluso una fobia, convertimos al 
paciente que no controla sus emociones en una persona que 
requiere un “maná” psicotrópico para “encajar” en sociedad, 
con una simbiosis directa al consumo de estas “medicinas”. 
CADA QUIEN CREA SU PROPIO INFIERNO MENTAL
La diferencia entre una mente creativa y una mente con 
carencia de “momentos Eureka” radica en que la primera ha 
logrado eliminar sus demonios y ha visto que cada quien se 
crea su propio infierno mental, que muchas veces es más 
cruel que el ilustrado por Dante Alighieri en la Divina 
Comedia, o que puede remembrarnos la película clásica de 
Psycho, de Alfred Hitchcock, y también la The Shining, de 
Stanley Kubrick. El miedo, visto a través de la evolución de 
las especies, principalmente la humana, recorre una línea 
muy delgada entre sinónimo de supervivencia humana, en la 
búsqueda de soluciones alternas inteligentes ante una posible 
situación de peligro, o por otro lado una patología que impide 
el desarrollo social, creativo y personal de cualquier ser 
humano, cuando esta emoción deriva en una fobia. Además, 
su supresión mediante dosis quími-cas de productos 
farmacéuticos, recordando a Paracelso, puede ser un veneno 
más que una solución al problema. 
Ríos de la montaña: Liberación del temor 
Así como «el temor de Dios es el principio de la sabiduría» 
(Proverbios 9:10), ¡el temor de Satanás es sin duda el 
principio de la muerte! Temer a Dios equivale a adorarlo. 
Tener miedo de Dios y temerle es sin duda alguna rendirle la 
veneración que merece. Podría compararse con el respeto 
que la mayoría demostramos a nuestros padres. (V. Hebreos 
12:9.) De ahí que temer a Satanás, temer al Diablo, es darle
ni más ni menos la adoración que él desea. ¡En esencia 
significa rendirle culto! 
El propio Diablo es el ministro de la muerte. El siguiente 
versículo lo da a entender claramente: «Así que, por cuanto 
los hijos participaron de carne y sangre, Él (Jesús) también 
participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al 
que tenía el imperio de la muerte, esto es, al Diablo». Sin 
embargo, Jesús es perfectamente capaz de «librar a todos 
los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida 
sujetos a servidumbre» (Hebreos 2:14,15). 
Por eso hay que reprender o rechazar ese temor de la misma 
manera que Cristo increpó al Diablo cuando éste intentó 
convencerlo para que lo adorara en el monte de la tentación. 
Jesús dijo: «Vete de Mí, Satanás, porque esrito está: Al Señor 
tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás.» (S. Lucas 4:8) El 
significado implícito de la versión original es: «Al Señor tu 
Dios adorarás y a Él sólo temerás». Es decir que al único a 
quien se debe temer ¡es a Dios! «Esto --dijo Salomón-- es el 
todo del hombre: temer a Dios --sólo a Dios-- y guardar Sus 
mandamientos.» (V. Eclesiastés 12:13.) Cuando pecamos o 
hacemos algo malo debemos temer a Dios. En cambio, ¡al 
Diablo jamás hay que tenerle miedo! «Al Señor tu Dios 
adorarás, y a Él sólo temerás.» (V. S. Mateo 4:10.) 
Refiriéndose a temores de otra índole, la Palabra de Dios 
afirma que «el temor lleva en sí castigo» (1 S. Juan 4:18).
Así pues, se nos aconseja: «No temáis a los que matan el 
cuerpo, y después nada más pueden hacer; ¡temed más bien 
a Aquel (Dios) que puede echar el alma y el cuerpo en el 
Infierno!» (V. S. Lucas 12:4,5; S. Mateo 10:28.) No hemos de 
temer a Satanás, que únicamente tiene poder para hacer 
morir el cuerpo; hemos de temer a Aquel, Dios, que tiene 
poder para hacer morir el alma. 
De modo que el temor del Diablo no procede de Dios. 
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, ¡sino de 
poder, de amor y de dominio propio!» (2Timoteo 1:7) 
La Escritura dice también: «Tú guardarás en completa paz 
a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera» (Isaías 26:3) 
. 
El miedo es todo lo contrario de la fe. El miedo al Diablo, el 
miedo a la muerte, el miedo al ángel de la muerte, todo ello 
es diametralmente opuesto a la fe. Cuando uno alberga esos 
temores y vive siempre con miedo, termina destrozado. Es 
perjudicial y desastroso. Esa angustia lo agota a uno, lo 
consume, le provoca depresión nerviosa, le hace perder el 
juicio y hasta acaba por matarlo si uno se deja atormentar por 
ella.
Aunque parezca mentira, ese tipo de temor, ese espíritu de 
temor, es sumamente contagioso, ¡igual que una enfermedad! 
La gente que vive con uno, las personas con las que uno se 
relaciona, se exponen a verse aquejadas por ese mismo 
temor tan horrible. Es tan fácil contraer un mal espiritual como 
una enfermedad física. De hecho, aún más. Cuando uno no 
está vacunado con el Espíritu de Dios, el peligro y la 
probabilidad son todavía mayores, pues uno carece de 
defensas. Ahora bien, en el caso de las dolencias físicas uno 
puede volverse inmune a algunas de ellas, o bien porque ya 
las ha tenido, o porque le han inoculado una pequeña dosis 
del virus y el cuerpo ha creado defensas para no contagiarse 
otra vez del mismo mal. 
Ese mismo principio se aplica en el plano espiritual: todos 
somos pecadores. Alguna vez todos hemos tenido un amago 
de esa enfermedad espiritual que es el temor, temor a 
Satanás, temor a la muerte, nada más y nada menos que un 
miedo cerval al mismo Diablo, al ángel de la muerte. Todos 
hemos sentido en algún momento miedo del Diablo. Pero a 
los temores hay que hacerles frente. De nada sirve seguir 
andándose con rodeos; de nada sirve negar que existen. 
¡El único remedio es recurrir a Jesús, invocar el Espíritu de 
Dios! ¡Clama al Señor y pídele que te libre! Que te vacune 
con una buena dosis del Espíritu de Dios para reforzar tus 
defensas espirituales contra el temor del que venimos 
hablando y evitar que lo contraigas otra vez. «Busqué al
Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores» (Salmo 
34:4). 
El temor afligía tremendamente a una chica por la que oré en 
cierta ocasión. Se llamaba Helen Jones. El Señor la libró de 
manera extraordinaria. Llevaba ocho años en cama y se 
había enflaquecido tanto que tenía la piel pegada a los 
huesos. Estaba esquelética. Ya no podía comer, y estaba tan 
grave que casi ni podía beber agua. 
Dios nos hizo ver que lo que la tenía en ese estado era el 
temor. Los médicos no habían acertado a hacer un 
diagnóstico de su enfermedad. La examinaron, probaron de 
todo, le hicieron cantidad de análisis, y por último dijeron: «No 
hemos detectado ninguna anomalía fisiológica. ¡No sabemos 
qué le pasa!» Pues bien, Dios es el mejor especialista. Es el 
gran Médico, capaz de sanar todas nuestras dolencias y de 
perdonar todos nuestros pecados. (V. Salmo 103:3.) 
Justo antes de ir a orar por ella, el Señor nos recordó un 
versículo muy oportuno del segundo capítulo de la Epístola a 
los Hebreos: «Los que por el temor de la muerte estaban 
durante toda la vida sujetos a servidumbre». Cuando me 
disponía a orar por ella, el Espíritu Santo de Dios descendió 
súbitamente sobre mí y me ungió con tanto poder que le 
impuse las manos en la cabeza, increpé al Diablo y reprendí
directamente a aquel demonio de temor. ¡Lo rechacé, lo 
expulsé en el nombre de Jesús y le mandé que se apartara 
de Helen y de aquella casa! Gracias a nuestra fe en la 
Palabra de Dios y al poder con que nos ungió el Espíritu 
Santo cuando oramos, ¡al instante la muchacha se libró de 
aquella opresión! 
¡Aquel día se levantó y caminó por primera vez en años! 
Llevaba tanto tiempo en cama que se le habían deformado 
los pies. Parecían más manos que pies. Luego de soportar 
durante años el peso de las mantas, ya no la sostenían. 
¡Pero gracias a Dios aquel día el Ángel de la Vida, Jesucristo, 
el propio Hijo de Dios, entró en el cuarto, reprendió al Diablo y 
la libró de aquel espantoso espíritu de temor, que la había 
tenido esclavizada aprovechándose del miedo a la muerte 
que ella abrigaba! 
Se curó en el acto. La siguiente vez que la vimos, varias 
semanas más tarde, estaba repuesta. ¡Había engordado 18 
kilos y se la veía muy bonita, muy atractiva! Nos recibió en su 
casa y nos atendió espléndidamente. Se encontraba muy 
bien de salud, se había recuperado del todo y comía con 
buen apetito. ¡Ya tenía novio, había vuelto a la normalidad y 
estaba en excelentes condiciones!
En Hebreos 2:13 dice: «Yo confiaré en Él». ¿En quién? ¡En 
Dios! Eso mismo hay que decirle al Diablo: «¡Largo de aquí, 
Demonio! ¡Vete de mí, Satanás! ¡Yo confío en Dios, en 
Jesús!» Luego el versículo 14 señala que Jesús puede 
destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de 
ésta, o sea, al Diablo. Ahora bien, ¿quién es el ángel de la 
muerte? Aquí mismo dice que es el Demonio. Entonces, si 
uno teme al ángel de la muerte quiere decir que teme al 
Demonio, y eso es horrible. No debemos dejarnos intimidar 
por el Diablo; sino depositar nuestra fe en Dios y temer a 
Dios, no a Satanás. Más adelante, el versículo 15 contiene 
una promesa: «Librar a todos los que por el temor de la 
muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre». 
Así que Dios es poderoso para librar a los que por el temor de 
la muerte estuvimos toda la vida sujetos a esa servidumbre. 
La Palabra de Dios dice: «Resistid al Diablo, y huirá de 
vosotros» (Santiago 4:7). Tenemos poder sobre el Diablo. 
Podemos exigirle que haga lo que le mandemos. Los 
demonios y los espíritus malignos están sujetos a nosotros; 
no tienen libre albedrío. No pueden hacer lo que les plazca. 
(V. S. Lucas 10:17,20.) Tienen que hacer lo que les 
mandamos en el nombre de Jesús, 
¡tienen que largarse!
¡Alabado sea el Señor! 
Si amas a Dios y sabes que Él te ama, puedes estar seguro 
de que te cuidará y de que no te va a pasar nada malo. ¿Por 
qué has de tener miedo entonces? ¡No hay nada que temer! 
Su perfecto amor echa fuera todos esos temores (1 S. Juan 
4:18). 
Jesús puede llevarse tus angustias e inquietudes. Pídele que 
te libre ahora mismo de todos los temores del Diablo, sean 
cuales sean, en el nombre de Jesús. Amén. 
Jesús, te ruego que entres en mi corazón. Te acepto como 
Señor y Salvador. Perdóname todos mis pecados y dame Tu 
regalo, la vida eterna. Lléname de Tu Espíritu Santo. Así 
tendréfuerzas para comunicar Tu Amor a los demás y resistir 
espiritualmente todo miedo que me asalte en la vida. Te 
suplico que me libres de los temores del Diablo. Amén. 
Por el padre David 
I. CÓMO SUPERAR LAS TEMPESTADES QUE SE 
LEVANTAN A NUESTRO ALREDEDOR (Marcos 4.35–41)
El primer milagro comienza en Marcos 4.35: Aquel día, 
cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y 
despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la 
barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó 
una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, 
de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, 
durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: 
Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y 
levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, 
enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les 
dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 
Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: 
¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? 
(versos 35–41). 
II. CÓMO SUPERAR LA MALDAD QUE HAY DENTRO DE 
NOSOTROS Marcos 5:1-3 
El segundo suceso nos enseña aún más acerca de los 
fracasos debidos al temor. Así dicen los versículos Marcos 
5:1 
Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y 
cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, 
de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que
tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun 
con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con 
grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas 
pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía 
dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces 
en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. 
Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante 
él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, 
Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me 
atormentes. 
Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le 
preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me 
llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los 
enviase fuera de aquella región. Estaba allí cerca del monte 
un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los 
demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que 
entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo 
aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los 
cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por 
un despeñadero, y en el mar se ahogaron. 
Perdónate a tí y a las personas que te han herido 
"El perdón, ciertamente, no surge en lapersona de manera 
espontánea y natural. Perdonar sinceramente en ocasiones 
puede resultar heroico. Quienes que se han quedado sin 
nada por haber sido despojados de sus propiedades, los
prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no 
pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la venganza. 
La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de 
dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, 
gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen 
en Dios-Amor. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y 
acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece 
nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable 
amor de Dios." (Juan Pablo II, l-l-97) 
Y el fruto de su Espíritu es amor: 
"El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, 
benignidad, bondad, fidelidad"(Gálatas 5: 22). 
También debes aprender a expresar el amor correctamente: 
Amar no es suficiente, es necesario también expresar ese 
amor hacia los otros en forma adecuada, en libertad: "No 
amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" 
(1 Juan 3:18). Un obstáculo que debes derribar para expresar 
el amor, es el orgullo y los patrones de conducta practicados 
desde niño, que te impiden mostrar el amor hacia los otros. 
Cuando desees expresar el amor a otros, no debes recordar
si te han dado amor sino debes pensar que: "Es más 
bienaventurado dar que recibir" (Hechos 20:35). Porque 
cuando das en forma incondicional siembras la semilla del 
amor que dará su fruto a su tiempo. Si amas as tu prójimo 
debes también amar a tu enemigo, escucha las palabras de 
Jesús que te hablará por medio de su Santo Espíritu... 
Diccionario bíblico: Temor 
“Traducción de varias palabras hebreas y griegas que, 
originalmente, habrían enfatizado las diferentes clases y los 
variados grados de temor. Sin embargo, la mayoría de ellas 
son traducciones del: 1. Heb. yârê', "temer" (con el sustantivo 
derivado yir'âh, "temor"] y el adjetivo derivado [yârê, 
"temeroso"]). 2. Heb. pâjad, "temblar", "tener miedo de" (con 
el sustantivo derivado [pajad, "temblor", "miedo"]). 3. Heb. 
jârad, "asustar [espantar]", ocasionar temblor, 
estremecimiento [de miedo]"). Hacer que algo o alguien se 
asuste y huya, o corra hacia cierto sitio (Dt. 28: 26; Jer. 7: 33; 
Zac. 1: 21).4. Gr. fobéÇ, "temer" (con el sustantivo derivado 
[fóbos, "temor"]). 
El concepto de temor, tal como está expresado en la Biblia, 
cubre un amplio espectro de emociones. La fuerza de su 
gama va desde la preocupación profunda (2 Co. 11: 3; 12: 20; 
1136 Jud. 23) hasta el terror abyecto (Mt. 14:26). 
Ocasionalmente, el temor meramente involucra un sentido de 
respeto por alguien superior a uno (Ro. 13:7; 1 P. 2:18; cf Job
32:6, donde se usa el heb. yârê.), o por sus padres (Lv. 19:3). 
Algunas veces describe un sentimiento de temor reverente 
(ls. 6:5; Lc. 5:26; 7:16). Por lo general, el matiz de 
pensamiento o grado de temor exacto debe determinarse a 
partir del contexto; pero en la mayoría de los casos el "temor" 
bíblico se aproxima razonablemente al uso español del 
término. 
A veces la palabra involucra el temor reverencial que el 
hombre debería sentir por la majestad, el poder y la posición 
exaltada de su divino Hacedor. En este sentido, el término 
incluiría algunos de los diversos grados de respuesta 
emocional comprendidas en las palabras españolas 
"reverencia", "respeto", "temor reverencial" y "temor"; incluso 
ocasionalmente puede significar la reacción más extrema del 
temor reverencial mezclado con el terror que un hombre 
mortal naturalmente sentiría cuando está en la inmediata 
presencia de Dios (He. 12:21; Jue. 6:22, 23) o de los ángeles 
(Lc. 1:12, 13). Esta clase de temor, por supuesto, no debe ser 
incluida en la emoción dañina que está desacreditada en 1 
Jn. 4:18, sino antes bien la recomendada en las Escrituras 
(Ap. 14:7; Job 28:28; Sal. 2:11; 111:10; etc.).

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la biblia como herramienta para vencer los miedos.

  • 1. Como Vencer el Miedo Según la Biblia? ¿Quién no tiene miedo? “No nos cansemos, pues, de hacer bien; Porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” Gálatas 6:9. Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos muerto bajo las patas de un mamut hace miles de años. Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en cama varios días cuando nuestra obligación es ir a trabajar.
  • 2. Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar. Pero, ¿qué es el miedo? El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etc. Los griegos lo explicaban muy bien a través de la mitología: Venus, diosa del amor, mantuvo un romance con Marte, dios de la guerra. De él nacieron cinco hijos: Cupido (dios del amor erótico), Anteros (dios del amor correspondido), Cocordia (diosa del equilibrio y la belleza), Fobos (la fobia) y Deimos (el miedo). Como vemos, el miedo por tanto procede de la unión del amor y la guerra. ¿Esto qué quiere decir? Que en la medida en que nosotros queramos o amemos algo temeremos perderlo. Es muy fácil también apreciarlo en el famoso cuento Juan sin miedo: Juan era un chico que no conocía el miedo. Pasa mil aventuras y peripecias pero no consigue saber qué es sentir miedo. Solamente al final del cuento, cuando se casa con la princesa y todo funciona perfectamente es cuando siente temor por primera vez. Hasta ese momento Juan no tenía nada y por tanto no tenía por qué temer. Sin embargo,
  • 3. cuando nace su amor por la princesa, con él nace también el miedo a perderla. ¿Se ha utilizado el miedo a lo largo de la historia como sistema de gestión de equipos de trabajo? Sí, indudablemente sí. ¡Y realmente funcionaba! Según decía Ford en los años 40 el gran problema que encontraba a la hora de contratar personal para sus fábricas era que "pido dos brazos y me llegan con cerebro". Lo que se buscaba eran autómatas como el conejito de Duracell que se limitasen a realizar las tareas que otros habían ideado. En la actualidad todavía existe más de un 50% de empresas que gestionan basándose en el miedo, pero a diferencia de hace cincuenta años, este sistema no tiene mucho futuro. En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, lo que vale es el talento, la innovación y la creatividad, y ninguna de ellas se puede desarrollar cuando existe el miedo. ¿Por qué? Reacciones físicas ante una situación de miedo. Cuando nos encontramos ante una situación de miedo nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: el corazón palpita
  • 4. con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al cerebro, las pupilas se dilatan, y se producen tres hormonas: la adrenalina, la noradrenalina y los corticoides, también llamados hormonas del miedo. Los corticoides impiden que se produzca la conexión entre nuestras neuronas, la sinapsis, que como sabemos es la base de la creatividad. Por tanto, es biológicamente imposible que una persona sea capaz de desarrollar todo su potencial cuando vive en una situación constante de miedo. Se paraliza. ¿Qué tipos de miedo conocemos dentro del entorno laboral? El miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a la pérdida de poder, miedo a no llegar a fin de mes y miedo al cambio. - El miedo al rechazo se podría decir que es el miedo latino. Vivimos en una sociedad muy afiliativa, por eso necesitamos constantemente la aprobación del grupo. A este tipo de miedo pertenece la "vergüenza ajena", emoción que únicamente sentimos nosotros y que otras sociedades no entienden, y también el temor a hablar en público - El miedo al fracaso es más acentuado en sociedades anglosajonas. Esto es debido probablemente a su religión: mientras el catolicismo intenta crear la armonía del grupo y
  • 5. por tanto fomenta el miedo al rechazo, la máxima del calvinismo es: "lo que hagas en esta vida será lo que alcances en la otra". - El miedo a la pérdida de poder es quizá el menos reconocido. En un estudio que se hizo con 185 directores generales, solamente un 6% reconocía padecer este miedo. Sin embargo todos sabemos cómo nos gusta influir en terceros y mantener nuestra parcela de poder. Cuando hablamos del poder distinguimos varios tipos: el poder que da la jerarquía (soy tu jefe en el escalafón de la empresa), el poder del experto (domino un tema), el poder de tener algo que el otro quiere (yo tengo esta información y te la doy cuando quiera), el poder de la influencia (soy la secretaria del director general y le hago llegar la información como quiero), el poder de la opinión (yo te otorgo poder para influirme con tus opiniones). - El miedo a no llegar a final de mes es el más extendido. Este temor únicamente respeta a los jóvenes que viven en casa de sus padres sin responsabilidades pero...pon una hipoteca en tu vida y conocerás este miedo. - El miedo al cambio es el padre de los demás miedos porque detrás de él se desarrolla cualquiera de los otros cuatro. Una fusión, una reestructuración, etc., suponen que sintamos
  • 6. miedo a no ser acogidos por el grupo, a fracasar en los objetivos marcados, a perder nuestro puesto en la jerarquía o a perder el trabajo. Cualquiera de ellos tiene la capacidad de paralizarnos y únicamente nosotros podemos lograr conquistarlo. ¿Cómo podemos conquistar el miedo? Existen varios pasos para conseguir que el miedo no nos paralice: 1. Aceptar que tenemos miedo. Sabemos que todos lo padecemos y no es un síntoma de debilidad reconocerlo. 2. Identificar cuál es nuestro miedo. A veces no es fácil reconocerlo. En ese caso lo mejor es centrarnos en la otra cara de la moneda: ¿cuál es nuestra motivación?: ¿estar integrados en el grupo? ¿Ganar mucho dinero? ¿Alcanzar unos objetivos? En función lo que nos motive tendremos miedo a perderlo. Por ejemplo, si nos encanta formar parte de un grupo homogéneo de personas, probablemente nuestro mayor miedo será al rechazo. 3. Mirar al miedo a la cara y hacerlo concreto. Nuestro peor enemigo siempre es nuestra propia cabeza. Nosotros somos capaces de imaginar cosas mucho peores que la realidad. Por eso son tan peligrosos los miedos ambiguos. Cuando un jefe te dice: "haz esto o atente a las consecuencias" probablemente pensemos en unas
  • 7. consecuencias mucho más dramáticas que las que luego realmente sucederán. Por tanto, lo mejor es que ante una amenaza pongamos sobre el papel las posibles consecuencias. Por ejemplo, si me quedo sin trabajo, ¿cuántos meses de paro me corresponden? ¿Tengo dinero ahorrado? ¿Tengo contactos? ¿Cuál es mi empleabilidad?, etc. En definitiva, para superar los miedos lo mejor es centrarnos en nuestra motivación trascendente, aquella que nos empuja a seguir adelante a pesar de los riesgos. Víctor Frankl fue un psiquiatra judío que pasó la segunda guerra mundial en varios campos de exterminio, entre ellos Auswitz. Según él, no se salvaron de aquel infierno los más fuertes, ni los más cultos, ni los mejor preparados, sino aquellos que tenían una motivación más allá de su propia vida: "cuando salga escribiré un libro", "cuando salga veré a mis hijos", "cuando salga contaré esto al mundo". Como decía Nelson Mándela: "No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo"
  • 8. Dña. Pilar Jericó • Bilbao, 13 de marzo de 2006 “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:6-8. “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. 2 Pedro 1:19. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1
  • 9. “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. Romanos 12:21 Resolución Como deshacer un miedo: ¿Se quita el miedo? Sí. El miedo es como un "vecino raro" que se instala en la casa. Si es bien recibido seguramente se quedará. Es como un mago. Si le quitas la magia perderá su encanto y dejará de ser un mago. Al miedo, como al "Señor de los Anillos", hay que quitarle el poder. Y el poder siempre esta por algo que desconocemos. La varita mágica es el desconocimiento. Por ello hay que explicar, de una forma lógica, lo que produce miedo al que lo siente. Es primordial para quien quiera disolver el miedo de un niño, quererlo, creerlo, y estar convencido de que puede. Es más: es necesario creer que el miedo no tiene utilidad para el niño dándole una explicación lo más verdadera posible. Existen distintos miedos en la infancia. Pero en todos los casos, es más fácil explicar el miedo como se fuera un mago, un vecino, algo raro, pero colectivo, para que el niño se quede más centrado. Miedo a quedarse solo
  • 10. Miedo a quedarse solo, implica el temor a ser rechazado, a ser excluido, anulado, suprimido, reprimido. Es uno de los miedos fundamentales inmerso dentro de las relaciones de pareja. Miedo que nos dejen, que nos sean infieles, a la sexualidad, a todo aquello que moleste a nuestra pareja. El miedo es el motor de la infelicidad conyugal y a su vez es la amalgama para pertenecer unido. Miedo a equivocarse Miedo a equivocarse, tiene su raíz en el mandato familiar “haz lo que yo te digo y entonces serás bueno y te querré”. Mandato con el que hemos convivido todos los que algunas vez fuimos niños y soportamos el terror de ojos maternales o paternales diciéndonos “te equivocaste, eso no se hace así”. El miedo a equivocarse es el colmo de la prepotencia ya que lleva implícito el concepto de que eres perfecto y en consiguiente no debes tener errores. El miedo a equivocarse lo llevamos los gordos, los bulímicos, los anoréxicos, los obsesivos, en fin, miedo a equivocarse va unido a trastornos mentales, y es mejor que quien tenga ese temor lo asuma. Estas enfermo de perfección. Ahora bien, ¿Cómo eliminamos los miedos? No hay respuesta tipo autoayuda, los miedos no se eliminan, solo son alicientes para superarlos. El miedo a quedarse solo
  • 11. puede ser el aliciente para conseguir el verdadero amor, la mejor amistad, la relación mas satisfactoria. El miedo a la locura es una motivación muy buena para acercarse a la realidad y el miedo a la equivocación es el concepto perfecto para darte que cuenta de que si tienes miedo, pues sencillamente no eres perfecto. Así de simple, así de complicado. Lo que si debemos tener claro es que tener miedo es propio de nuestra naturaleza, pero también tenemos que saber que a cada miedo le sobreviene la capacidad de superarlo, y solo aquellos que superan sus miedos día a día, saben que se eso siente como si fueran exitosos cada día de su vida. Liberarse de los miedos es un placer y todos sabemos que el hombre se rige por el principio del placer, así que los invito a revisar sus miedos, desvanecer sus incertidumbres y a lanzarse al precipicio, total tienes dos posibles salidas: o te estrellas o sobrevives. Total, es lo que hacemos los humanos cada día que vivimos. Atrévete. Supera tus miedos. Psic. Alberto Barradas “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5:4.
  • 12. Conoce el Temor "En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor" (I Juan 4:18) El temor es una emoción propia del ser humano. Es necesaria para su supervivencia porque le indica cuando el peligro esta cerca. Puede nacer de estímulos externos o internos que habitan en su mundo interior como los malos recuerdos, traumas, carencias etc. Hay diferentes tipos de temores. Entre los más comunes están: El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades... Todos estos temores son manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre la situación.
  • 13. La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo algunos temores no desaparecen a pesar de la fé. Esto se debe a tus recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado. El temor más destructivo es del que no conoces su procedencia, porque actúa en el fondo de tu corazón. Puede nacer también de imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos ocultos. Los temores a situaciones específicas como a la oscuridad, a los insectos, a las alturas, al permanecer encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son llamados fobias. El temor, entonces puede nacer de situaciones pasadas que están reprimidas, de situaciones presentes y también de pensamientos destructivos acerca del futuro y que solo están en tu imaginación y te traen afán, ansiedad y te hacen perder seguridad en tu comportamiento ante los demás provocando complejos, tartamudez y muchas enfermedades sin causa física porque el temor altera tus reacciones físicas, tu metabolismo y tus períodos de sueño. Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios. La única forma de que un temor desaparezca es enfrentándosele, haciéndolo un enemigo sin poder en cuanto a la imagen que se a creado sobre el mismo. Sin embargo
  • 14. esto se hace a veces difícil porque otra persona puede llegar a desconocer la raíz que lo produce. El temor hace a la persona incapaz para enfrentar la vida. Le pone grandes obstáculos para superarse y le produce ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una persona con temor no se enfrentará a riesgos para crecer ni cambiar porque lo desconocido le produce inseguridad. Tener un temor específico constante puede desencadenar que se haga realidad porque la mente tratará de construir lo que se tiene presente en los pensamientos. Ejemplo de ello es temer a una enfermedad específica y que esta se desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta situación en la experiencia de Job: "Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía"(Job 3:25). Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir, evadirlo o paralizarte.
  • 15. En el siguiente versículo vemos como el salmista trata de huir ante el temor que lo invade internamente. Sin embargo debes saber que la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el túnel de una crisis y atravesarlo para luego ver la luz, pero esto solo es posible en compañía del poder, de la fuerza que te dé la seguridad y la victoria. Esto solo es posible con Dios porque El habita dentro de tu mente y corazón donde se anida el temor. En el siguiente versículo vemos cómo el salmista se siente agobiado por el temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la situación. Si la situación es externa esto puede ser una solución, pero si la situación está dentro de tu mente, no importa cuan lejos huyas siempre te acompañará, por eso deberás enfrentarlo. "Angustiado está mi corazón dentro de mí y sobre mí han caído los terrores de la muerte. Terror y temblor me invaden, y horror me ha cubierto. Y dije: Quién me diera alas como la paloma, volaría y hallaría el reposo" (Salmo 55:4-6). Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad.
  • 16. ¡Cuantas promesas de Dios para que puedas vencer el temor!... Hay momentos de lucha espiritual donde se establece una verdadera batalla en la que tu voluntad, la calidad de tu corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra de Dios, son indispensables para liberarte de las cadenas del temor. El temor puede ser usado por el enemigo cuando trates de dejar una atadura, un mal hábito o pecado poniendo dudas en tu corazón. Este temor es a lo desconocido. Cuando trates de restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y necesidades. Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que afectan tus emociones y sentimientos. Recuerda que Dios tiene una respuesta para vencer cualquier clase de temor por eso debes escudriñar siempre la Biblia. El Espíritu Santo te dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes interiorizar en tu corazón. Sentir temor en situaciones peligrosas reales es normal, pero estar atado al temor te impide libertad interior. Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente:
  • 17. "El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha" (Salmo. 121:5). Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. Debes recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas con la presencia de Dios cuando duermes y cuando estás despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que Dios trabaje en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es necesario que confíes .Él tiene el control de todas las cosas en tu mundo interior y el mundo que te rodea. Para ser libre del temor debes enfrentarlo y declararle la Palabra de Dios específica que tiene poder para vencer. También debes buscar apoyo en la oración y en el compañerismo con hermanos espirituales con una sana doctrina. Tienes la palabra de poder que vence el temor y te transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de Dios y puedes confiar en El .Esto es lo que te dice el Señor y debes asumir su palabra para actuar y en temores específicos y momentos de crisis. Para enfrentar el temor:
  • 18. "Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: "Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión" (Isaías 52:2). Para vencer el temor al hombre: "Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al Señor, tu hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la furia del opresor?"(Isaías 51:12,13)... Para vencer el temor a lo desconocido: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas" (Josué 1:9).
  • 19. Para vencer el temor al fracaso: "Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice:No temas. Yo te ayudo"(Isaías 41:13). Para vencer el temor a la crítica: "No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad" (Hechos 18: 9,10). Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte: "Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tu estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento" (Salmo. 23:4).
  • 20. PARA REFLEXIONAR: Cuando intentas hacer algo importante, te detienes porque te sientes inseguro de poder terminarlo? No sabes a que se debe el temor que te asalta sin previo aviso? Esta afectando tu salud física, sueño y relaciones con los demás algún temor específico? Sientes que los fracasos del pasado te perseguirán en el presente, por eso no realizas proyectos que te gustaría hacer? PARA RECORDAR: "Jehová es mi luz y mi salvación, de quien temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, de quien he de atemorizarme?" (Salmo 27:1). "He aquí Dios es salvación mía, me aseguraré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido mi salvación para mí" (Isaías 12:2). "Dios fortaleza mía, roca,
  • 21. valuarte, libertador, refugio, escudo, cuerno de mi salvación, altura inexpugnable "(Salmo 18:1,2). "Él está en medio de mí y es guerrero victorioso" (Sofonías 3:17). "Porque ha oído la voz de mis suplicas, el Señor es mi fuerza y mi escudo. En el confía mi corazón, y soy socorrido, por tanto, mi corazón se regocija y le daré gracias con mi cántico"(Salmo 28:6,7). "Abba Padre porqué no me has dado espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor sino de adopción por lo que clamo Abba Padre" (Romanos 8:15). "No me has dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7).
  • 22. "Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tu has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias y no me entregaste en mano del enemigo, hiciste que mis pies se posasen en lugar espacioso"(Salmo 31: 7,8). ESCRIBE UNA ENSEÑANZA PARA APLICACIÓN EN TU VIDA: PARA MEDITAR: "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿De quién tendré temor? Cuando para devorar mis carnes, vinieron sobre mí lo malhechores, mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mi, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello estaré confiado. Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré; que
  • 23. habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo, porque en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto. Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al Señor. Ten piedad de mí y respóndeme. Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro Señor buscaré no escondas tu rostro de mi; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi ayuda, no me abandones ni me desampares, oh Dios de mi salvación. Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me recogerá. Señor enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia. Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que habría de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor" (Salmo 27). El secreto para vencer el temor: Comentario del padre Raniero Cantalamessa
  • 24. Mateo (10, 26-33) En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No tengáis miedo de los hombres, pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición del alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre». ¡No tengáis miedo! ¡Este domingo el tema dominante del Evangelio es que Cristo nos libera del miedo! Como las enfermedades, los miedos pueden ser agudos o crónicos. Los miedos agudos son determinados por una situación de peligro extraordinario. Si estoy a punto de ser atropellado por un coche, o empiezo a notar que la tierra se mueve bajo mis pies por un terremoto, se trata de temores agudos. Como surgen de improviso y sin preaviso, así desaparecen con el cese del peligro, dejando si acaso sólo un mal recuerdo. No dependen de nosotros y son naturales. Más peligrosos son los miedos crónicos, los que viven con nosotros, que llevamos desde el nacimiento o de la
  • 25. infancia, que se convierten en parte de nuestro ser y a los cuales acabamos a veces hasta encariñándonos. El miedo no es un mal en sí mismo. Frecuentemente es la ocasión para revelar un valor y una fuerza insospechados. Sólo quien conoce el temor sabe qué es el valor. Se transforma verdaderamente en un mal que consume y no deja vivir cuando, en vez de estímulo para reaccionar y resorte para la acción, pasa a ser excusa para la inacción, algo que paraliza. Cuando se transforma en ansia: Jesús dio un nombre a las ansias más comunes del hombre: «¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?» (Mt 6, 31). El ansia se ha convertido en la enfermedad del siglo y es una de las causas principales de la multiplicación de los infartos. Vivimos en el ansia, ¡y así es como no vivimos! La ansiedad es el miedo irracional de un objeto desconocido. Temer siempre, de todo, esperarse sistemáticamente lo peor y vivir siempre en una palpitación. Si el peligro no existe, el ansia lo inventa; si existe lo agiganta. La persona ansiosa sufre siempre los males dos veces: primero en la previsión y después en la realidad.
  • 26. Lo que Jesús en el Evangelio condena no es tanto el simple temor o la justa solicitud por el mañana, sino precisamente este ansia y esta inquietud. «No os preocupéis», dice, «del mañana. Cada día tiene bastante con su propio mal». Pero dejemos de describir nuestros miedos de distinto tipo e intentemos en cambio ver cuál es el remedio que el Evangelio nos ofrece para vencer nuestros temores. El remedio se resume en una palabra: confianza en Dios, creer en la providencia y en el amor del Padre celeste. La verdadera raíz de todos los temores es encontrarse solo. Ese continuo miedo del niño a ser abandonado. Y Jesús nos asegura justamente esto: que no seremos abandonados. «Si mi madre y mi padre me abandonan, el Señor me acogerá», dice un Salmo (27, 10). Aunque todos nos abandonaran, él no. Su amor es más fuerte que todo. No podemos sin embargo dejar el tema del miedo en este punto. Resultaría poco próximo a la realidad. Jesús quiere liberarnos de los temores y nos libera siempre. Pero Él no tiene un solo modo para hacerlo; tiene dos: o nos quita el
  • 27. miedo del corazón o nos ayuda a vivirlo de manera nueva, más libremente, haciendo de ello una ocasión de gracia para nosotros y para los demás. Él mismo quiso hacer esa experiencia. En el Huerto de los Olivos está escrito que «comenzó a experimentar tristeza y angustia». El texto original sugiere hasta la idea de un terror solitario, como de quien se siente aislado del consorcio humano, en una soledad inmensa. Y la quiso experimentar precisamente para redimir también este aspecto de la condición humana. Desde aquel día, vivido en unión con Él, el miedo, especialmente el de la muerte, tienen el poder de levantarnos en vez de deprimirnos, de hacernos más atentos a los demás, más comprensivos; en una palabra, más humanos. –predicador de la Casa Pontificia– a las lecturas del domingo (Jr 20, 10-13; Sal 68, 8-35; Rm 5, 12-15; Mt 10, 26-33). ROMA, viernes, 17 junio 2005 (ZENIT.org).. Oraciones que Te Ayudan Que nos dice la Biblia sobre la Oración. porqué es importante mantener una constante comunicación con nuestro creador?
  • 28. Filipenses 4:6 nos dice: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Dios nos instruye a comunicarnos con el siempre, bajo cualquier circunstancia, el mismo Jesús fue un ejemplo de oración todo el tiempo, es por eso que tenemos que ser hombres de continua oración, mediante esta alimentamos el Espíritu santo que mora en nuestra vida. 1Testalonicences 5:17-18 el apóstol Pablo nos enseña lo siguiente: Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esa es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. La oración es de vital importancia en la relación con nuestro creador, todos los grandes hombres de Fe fueron hombres de continua oración y comunicación con Dios, en todo momento ellos dependieron del Señor, en todo momento ellos mantuvieron esa "comunicación" para llenarse de ánimos y fuerza , para vencer el miedo ante una circunstancia
  • 29. determinada, y así poder tener una completa confianza en la voluntad de Dios, veamos algunos ejemplos: en 2 crónicas 6.19–42 Cuando Salomón guió a su pueblo en oración, pidió a Dios que escuchara las oraciones de su pueblo. Estas se referían a diversas situaciones: (1) crimen (6.22, 23), (2) ataques enemigos (6.24, 25), (3) sequía (6.26, 27), (4) hambruna (6.28–31), (5) la afluencia de extranjeros (6.32, 33), (6) guerra (6.34, 35), (7) pecado (6.36–39). Dios se interesa por cualquier cosa que nos toque enfrentar, aun las circunstancias difíciles que nosotros mismos provocamos. Quiere que nos volvamos a Él en oración. Al orar, recuerde que Dios lo escucha. No permita que lo extremo de su situación le haga dudar acerca del interés de Dios por usted. A veces nos parece dificil cumplir lo que Dios quiere de nosotros, la palabra nos habla también sobre eso en: Deuteronomio 30.11–14 Dios nos ha llamado para que obedezcamos sus mandamientos, mientras nos recuerda que sus leyes no están escondidas para nosotros ni fuera de nuestro alcance. ¿Ha dicho usted alguna vez que obedecería a Dios si sólo supiera lo que Él quiere? ¿Se ha quejado alguna vez de que la obediencia es demasiado difícil para un simple humano? Estas son excusas inaceptables.
  • 30. Las leyes de Dios están escritas en la Biblia y son claramente evidentes en el mundo que nos rodea. Es razonable, sensato y benéfico obedecerlas. La parte más difícil cuando obedecemos las leyes de Dios es simplemente decidir empezar ahora. Pablo se refiere a este pasaje en Romanos 10.5–8. Padre...Liberame!!! Padre! Liberame del Temor, de la incerteza, de la inquietud que produce éste Mundanal Ruido!, Haz que mi mente se active en Tú pensamiento a diario, que pueda sanar mi ánimo, enrumbando mi ser a Tu frecuencia, y dejando fluir Tu Amor; pueda unirme al bienestar y alegría que otorga Tú pensamiento. Sólo así podré orientarme hacia la Luz y vencer el miedo!. La ineficacia del dolor no podrá obstruir el Templo; edificado en mí para recibirte en alabanzas!!! Sólo Dios puede dar la Fe Sólo Dios puede dar la Fe, pero tú puedes dar tu testimonio.
  • 31. Sólo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes dar confianza a tus hermanos. Sólo Dios puede dar amor, pero tú puedes enseñar a amar a los demás. Sólo Dios puede dar la paz, pero tú puedes suscitar la concordia. Sólo Dios puede dar la fuerza, pero tú puedes sostener al desfallecido. Solo Dios es el camino, pero tú puedes mostrarlo a los demás. Sólo Dios es la luz, pero tú puedes hacerla brillar a los ojos de todos. Sólo Dios es la vida, pero tú puedes devolver a otros el deseo de vivir. Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible, pero tú puedes hacer lo que es posible. Sólo Dios se basta a sí mismo, pero prefiere contar contigo. El Padre Nuestro Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
  • 32. hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Leer letras bonitas ¡La batalla con mi pasado ha empezado! Ahora es tiempo de limpiar todos esos daños que lastiman mi presente; es tiempo de luchar por la Paz que deseo para mi alma, para poder brindar lo mejor de mí a las personas que me rodean, pues mis sueños son grandes, tanto como la vida que deseo tener, libre de dolores y fracasos... Luchar es la única forma de salir adelante, y lo conseguiré ¡A pesar de mis temores!
  • 33. La vida es dura, pero estoy seguro que lo puedo hacer mejor... porque yo creo en mí, en mis virtudes y nada ni nadie puede detenerme, lucharé por hacer realidad todos mis sueños y no descansaré hasta conseguirlos... Tengo la firme esperanza de cumplir exitosamente todas mis metas, y la fe que llevo conmigo es mi mejor arma para lograrlo. Estoy consciente que la lucha no será fácil, que quizá tenga que llorar lágrimas de dolor para borrar los daños de mi pasado y restaurar mi presente, pero se que esas lágrimas sanarán al fin mi alma. Ahora es tiempo de ponerme de pie y gritarle a este mundo que yo el ÉXITO!... LO QUE SOY DESPUÉS DE TODO ¿Qué soy, después de todo, más que un niño complacido con el sonido de mi propio nombre? Lo repito una y otra vez,
  • 34. Me aparto para oírlo -y jamás me canso de escucharlo. También para ti tu nombre: ¿Pensaste que en tu nombre no había otra cosa que más de dos o tres inflexiones? WALT WHITMAN EL TEMOR Una disyuntiva entre supervivencia y patología César, montado en su caballo, sentía que ya no era aquel perspicaz y gallardo guerrero, pues no sólo le pesaba y lamentaba la falta de su padre, sino también sentía como si las fuerzas lo abandonaran, al igual que a Sansón cuando le cortaron el pelo. Sin embargo, su caso era diferente, pues la espiroqueta Treponema Pallidum (mejor conocida como sífilis) se había alojado en su cuerpo y ahora corría por sus venas. A pesar de esto, recordó que antes de todo era un Borgia, y aunque no estuviera su padre Alejandro VI, el Papa, para darle su apoyo, sabía que tenía que cumplir su palabra al jurar servicio y lealtad a su yerno, el rey Jorge III de Navarra.
  • 35. De esta forma, volteó a ver a su pequeño ejército, que sitiaba el pueblo de Viana, al Norte de España, para atacar. Sin embargo, éste no respondió, y él supo que había sido traicionado. Empuñó su espada y gritando a sus huestes: “traidores… cobardes”, arremetió solo contra sus enemigos. Su armadura, y la máscara negra que cubría su rostro, para que impidieran ver las deformaciones provocadas por la sífilis, lo hacían verse como un jinete del Apocalipsis, que cabalgaba entre los mortales. Y es cierto: una de las palabras que no existía en la mente de César Borgia era el “miedo”. Murió en 1507, a los 31 años, después de haber sitiado esta ciudad. VALENTÍA Y DISIMULO DEL MIEDO En la línea de tiempo de la historia hemos escuchado un sinnúmero de relatos, novelados, similares al anterior. Personajes como Aquiles, Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid”, Alejandro Magno, Cayo Julio César, entre otros, parecen mantener una característica única, que es su valentía y disimulo del miedo, o incluso darse el lujo de no experimentar este último. Esta bravura e intrepidez ha logrado grabar su momento en la historia de la humanidad, y ha trascendido de generación en generación.
  • 36. Sin embargo, la línea del tiempo evolutiva tiene algo que comentar al respecto, ya que, para diversos investigadores, el miedo es una de las respuestas más antiguas en las especies, y es sinónimo de supervi-vencia darviniana, remembrando a Darwin. Esta emoción, cuando se le mantiene bajo control y sin dejarla que se convierta en una fobia -que sería la intensificación desproporcionada del miedo-, resulta un mecanismo muy útil para cualquier organismo, a fin de detectar un riesgo potencial y optar, usando la inteligencia, por la estrategia de caminos alternos ante la situación que se presenta, con el fin de salir airosos. EL MIEDO, UN DISPARO NEURONAL Como es naturalmente conocido por nosotros, y tomando lo descrito en la web de How Stuff Works, el miedo se representa como un disparo neuronal, dado ante una situación o estímulo específico. Nuestro corazón comienza a latir más fuerte; los músculos se tensan, la respiración se agita y los pulmones permiten la entrada de más aire de lo normal; las pupilas se dilatan, agudizando nuestra vista. Ante todo esto, tenemos la conocida frase en inglés de fight or flight; es decir, “pelea o vuela”, haciendo referencia a
  • 37. enfrentar la situación o huir de la misma con el firme objetivo de preservar nuestra vida. Para el neurocientífico e investigador pionero en el tema del miedo, Joseph E. LeDoux, existen dos tipos de ciclos en éste; en donde a la amígdala puede llamársele “la polea” de acción dentro de esta emoción. Existen dos caminos para crear el miedo: el primero es llamado “el camino corto” y el segundo “el camino largo”. El camino corto, según el profesor en Medicina, Marc Siegel, de la Universi-dad de Nueva York, y tomando la descripción de LeDoux, implica el “no tomar riesgos”, y tiene una respuesta de 12 milisegundos desde que se recibe la primera información en el tálamo, se procesa en la corteza cerebral, y se envía la señal a la amígdala para tener una reacción determinada, así como se recuerda gracias al hipocampo del cerebro. Por otra parte, el camino largo, según LeDoux, toma alrededor de 30 a 40 milisegundos en el proceso de lo que está sucediendo, y puede ser considerado, de acuerdo al profesor Siegel, como el cerebro pensante. Aquí, antes de tener una reacción totalmente impulsiva, como reflejo incondicionado, nuestra mente razona lo que está sucediendo, para proceder a elegir el camino de acción adecuado.
  • 38. EL CEREBRO ALERTA LOS SENTIDOS Es interesante observar que los seres humanos somos tan peculiares, que, a diferencia de otras especies, podemos ponernos ansiosos, aprensivos, y sentir turbación ante situaciones que solamente hayamos leído o escuchado; es decir, sin ni siquiera haber experimentado un evento en particular, el cerebro dispara y despierta nuestros sentidos hacia el miedo, según Siegel, en su artículo - Can We Cure Fear? de Scientific American Mind. Así como la reacción ante el miedo puede tener consecuencias positivas, el profesor Siegel nos recuerda que la recurrencia o incidencia de esta emoción tiene una relación directa en el aumento de enfermedades nerviosas, como la depresión, el infarto y problemas generales del corazón. En una encuesta de 2005, realizada por Gallup, para comprender los miedos de los jóvenes de los Estados Unidos, así como para entender cómo estos miedos se siguen trasladando en la edad adulta, la lista de los primeros 10 se muestra a continuación: 1. Ataques terroristas 2. Arañas
  • 39. 3. Muerte 4. Fracaso 5. Guerra 6. Alturas 7. Crimen / Violencia 8. Sentirse solo 9. El futuro 10. Guerra nuclear Analizando estos miedos comunes y buscando evitar que una emoción común se convierta en una fobia, se ha experimentado con moléculas que son bloqueadores de las catecolaminas, mismas que están relacionadas con el estrés, y que inhiben el disparo neuronal del miedo. CONEXIONES CEREBRALES Otros estudios, mencionados por el profesor Siegel, que se han publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences USA, por el neurólogo Jonathan Kipnis, encontraron que cierta combinación de cocteles, como por ejemplo el conocido Cop-1 (copolímero 1), mismo que estimula la producción de las células T, y busca la supresión de la
  • 40. agitación o “enojo” de las células nerviosas, ayuda directamente a suprimir el temor en las personas, o a limitar el disparo neuronal de éste, para que no se fijen las conexiones cerebrales en este sentido, durmiendo a la amígdala. Existen otros estudios, que describe Siegel, donde Larry Cahill, de la Universidad de California, encontró que la administración de propanalol también bloquea las catecolaminas, y es ya conocido cómo este tipo de droga se receta para combatir la ansiedad o el estrés desmesurado. Sin embargo, el trabajar exclusivamente con medicamentos y la prescripción de diversas drogas tiene resultados demostrados en la supresión de ciertas emociones o en mantener aturdida la amígdala, pero al igual que se trabaja en la no fijación de disparos neuronales del miedo o incluso en aquellos que derivan en fobias, creo que debemos cuidar que la receta de estos medicamentos no cause adicción, pues muchas veces al tratar de curar una ansiedad, depresión, frustración, miedo o incluso una fobia, convertimos al paciente que no controla sus emociones en una persona que requiere un “maná” psicotrópico para “encajar” en sociedad, con una simbiosis directa al consumo de estas “medicinas”. CADA QUIEN CREA SU PROPIO INFIERNO MENTAL
  • 41. La diferencia entre una mente creativa y una mente con carencia de “momentos Eureka” radica en que la primera ha logrado eliminar sus demonios y ha visto que cada quien se crea su propio infierno mental, que muchas veces es más cruel que el ilustrado por Dante Alighieri en la Divina Comedia, o que puede remembrarnos la película clásica de Psycho, de Alfred Hitchcock, y también la The Shining, de Stanley Kubrick. El miedo, visto a través de la evolución de las especies, principalmente la humana, recorre una línea muy delgada entre sinónimo de supervivencia humana, en la búsqueda de soluciones alternas inteligentes ante una posible situación de peligro, o por otro lado una patología que impide el desarrollo social, creativo y personal de cualquier ser humano, cuando esta emoción deriva en una fobia. Además, su supresión mediante dosis quími-cas de productos farmacéuticos, recordando a Paracelso, puede ser un veneno más que una solución al problema. Ríos de la montaña: Liberación del temor Así como «el temor de Dios es el principio de la sabiduría» (Proverbios 9:10), ¡el temor de Satanás es sin duda el principio de la muerte! Temer a Dios equivale a adorarlo. Tener miedo de Dios y temerle es sin duda alguna rendirle la veneración que merece. Podría compararse con el respeto que la mayoría demostramos a nuestros padres. (V. Hebreos 12:9.) De ahí que temer a Satanás, temer al Diablo, es darle
  • 42. ni más ni menos la adoración que él desea. ¡En esencia significa rendirle culto! El propio Diablo es el ministro de la muerte. El siguiente versículo lo da a entender claramente: «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él (Jesús) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al Diablo». Sin embargo, Jesús es perfectamente capaz de «librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Hebreos 2:14,15). Por eso hay que reprender o rechazar ese temor de la misma manera que Cristo increpó al Diablo cuando éste intentó convencerlo para que lo adorara en el monte de la tentación. Jesús dijo: «Vete de Mí, Satanás, porque esrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás.» (S. Lucas 4:8) El significado implícito de la versión original es: «Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo temerás». Es decir que al único a quien se debe temer ¡es a Dios! «Esto --dijo Salomón-- es el todo del hombre: temer a Dios --sólo a Dios-- y guardar Sus mandamientos.» (V. Eclesiastés 12:13.) Cuando pecamos o hacemos algo malo debemos temer a Dios. En cambio, ¡al Diablo jamás hay que tenerle miedo! «Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo temerás.» (V. S. Mateo 4:10.) Refiriéndose a temores de otra índole, la Palabra de Dios afirma que «el temor lleva en sí castigo» (1 S. Juan 4:18).
  • 43. Así pues, se nos aconseja: «No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer; ¡temed más bien a Aquel (Dios) que puede echar el alma y el cuerpo en el Infierno!» (V. S. Lucas 12:4,5; S. Mateo 10:28.) No hemos de temer a Satanás, que únicamente tiene poder para hacer morir el cuerpo; hemos de temer a Aquel, Dios, que tiene poder para hacer morir el alma. De modo que el temor del Diablo no procede de Dios. «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, ¡sino de poder, de amor y de dominio propio!» (2Timoteo 1:7) La Escritura dice también: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera» (Isaías 26:3) . El miedo es todo lo contrario de la fe. El miedo al Diablo, el miedo a la muerte, el miedo al ángel de la muerte, todo ello es diametralmente opuesto a la fe. Cuando uno alberga esos temores y vive siempre con miedo, termina destrozado. Es perjudicial y desastroso. Esa angustia lo agota a uno, lo consume, le provoca depresión nerviosa, le hace perder el juicio y hasta acaba por matarlo si uno se deja atormentar por ella.
  • 44. Aunque parezca mentira, ese tipo de temor, ese espíritu de temor, es sumamente contagioso, ¡igual que una enfermedad! La gente que vive con uno, las personas con las que uno se relaciona, se exponen a verse aquejadas por ese mismo temor tan horrible. Es tan fácil contraer un mal espiritual como una enfermedad física. De hecho, aún más. Cuando uno no está vacunado con el Espíritu de Dios, el peligro y la probabilidad son todavía mayores, pues uno carece de defensas. Ahora bien, en el caso de las dolencias físicas uno puede volverse inmune a algunas de ellas, o bien porque ya las ha tenido, o porque le han inoculado una pequeña dosis del virus y el cuerpo ha creado defensas para no contagiarse otra vez del mismo mal. Ese mismo principio se aplica en el plano espiritual: todos somos pecadores. Alguna vez todos hemos tenido un amago de esa enfermedad espiritual que es el temor, temor a Satanás, temor a la muerte, nada más y nada menos que un miedo cerval al mismo Diablo, al ángel de la muerte. Todos hemos sentido en algún momento miedo del Diablo. Pero a los temores hay que hacerles frente. De nada sirve seguir andándose con rodeos; de nada sirve negar que existen. ¡El único remedio es recurrir a Jesús, invocar el Espíritu de Dios! ¡Clama al Señor y pídele que te libre! Que te vacune con una buena dosis del Espíritu de Dios para reforzar tus defensas espirituales contra el temor del que venimos hablando y evitar que lo contraigas otra vez. «Busqué al
  • 45. Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores» (Salmo 34:4). El temor afligía tremendamente a una chica por la que oré en cierta ocasión. Se llamaba Helen Jones. El Señor la libró de manera extraordinaria. Llevaba ocho años en cama y se había enflaquecido tanto que tenía la piel pegada a los huesos. Estaba esquelética. Ya no podía comer, y estaba tan grave que casi ni podía beber agua. Dios nos hizo ver que lo que la tenía en ese estado era el temor. Los médicos no habían acertado a hacer un diagnóstico de su enfermedad. La examinaron, probaron de todo, le hicieron cantidad de análisis, y por último dijeron: «No hemos detectado ninguna anomalía fisiológica. ¡No sabemos qué le pasa!» Pues bien, Dios es el mejor especialista. Es el gran Médico, capaz de sanar todas nuestras dolencias y de perdonar todos nuestros pecados. (V. Salmo 103:3.) Justo antes de ir a orar por ella, el Señor nos recordó un versículo muy oportuno del segundo capítulo de la Epístola a los Hebreos: «Los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre». Cuando me disponía a orar por ella, el Espíritu Santo de Dios descendió súbitamente sobre mí y me ungió con tanto poder que le impuse las manos en la cabeza, increpé al Diablo y reprendí
  • 46. directamente a aquel demonio de temor. ¡Lo rechacé, lo expulsé en el nombre de Jesús y le mandé que se apartara de Helen y de aquella casa! Gracias a nuestra fe en la Palabra de Dios y al poder con que nos ungió el Espíritu Santo cuando oramos, ¡al instante la muchacha se libró de aquella opresión! ¡Aquel día se levantó y caminó por primera vez en años! Llevaba tanto tiempo en cama que se le habían deformado los pies. Parecían más manos que pies. Luego de soportar durante años el peso de las mantas, ya no la sostenían. ¡Pero gracias a Dios aquel día el Ángel de la Vida, Jesucristo, el propio Hijo de Dios, entró en el cuarto, reprendió al Diablo y la libró de aquel espantoso espíritu de temor, que la había tenido esclavizada aprovechándose del miedo a la muerte que ella abrigaba! Se curó en el acto. La siguiente vez que la vimos, varias semanas más tarde, estaba repuesta. ¡Había engordado 18 kilos y se la veía muy bonita, muy atractiva! Nos recibió en su casa y nos atendió espléndidamente. Se encontraba muy bien de salud, se había recuperado del todo y comía con buen apetito. ¡Ya tenía novio, había vuelto a la normalidad y estaba en excelentes condiciones!
  • 47. En Hebreos 2:13 dice: «Yo confiaré en Él». ¿En quién? ¡En Dios! Eso mismo hay que decirle al Diablo: «¡Largo de aquí, Demonio! ¡Vete de mí, Satanás! ¡Yo confío en Dios, en Jesús!» Luego el versículo 14 señala que Jesús puede destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de ésta, o sea, al Diablo. Ahora bien, ¿quién es el ángel de la muerte? Aquí mismo dice que es el Demonio. Entonces, si uno teme al ángel de la muerte quiere decir que teme al Demonio, y eso es horrible. No debemos dejarnos intimidar por el Diablo; sino depositar nuestra fe en Dios y temer a Dios, no a Satanás. Más adelante, el versículo 15 contiene una promesa: «Librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre». Así que Dios es poderoso para librar a los que por el temor de la muerte estuvimos toda la vida sujetos a esa servidumbre. La Palabra de Dios dice: «Resistid al Diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7). Tenemos poder sobre el Diablo. Podemos exigirle que haga lo que le mandemos. Los demonios y los espíritus malignos están sujetos a nosotros; no tienen libre albedrío. No pueden hacer lo que les plazca. (V. S. Lucas 10:17,20.) Tienen que hacer lo que les mandamos en el nombre de Jesús, ¡tienen que largarse!
  • 48. ¡Alabado sea el Señor! Si amas a Dios y sabes que Él te ama, puedes estar seguro de que te cuidará y de que no te va a pasar nada malo. ¿Por qué has de tener miedo entonces? ¡No hay nada que temer! Su perfecto amor echa fuera todos esos temores (1 S. Juan 4:18). Jesús puede llevarse tus angustias e inquietudes. Pídele que te libre ahora mismo de todos los temores del Diablo, sean cuales sean, en el nombre de Jesús. Amén. Jesús, te ruego que entres en mi corazón. Te acepto como Señor y Salvador. Perdóname todos mis pecados y dame Tu regalo, la vida eterna. Lléname de Tu Espíritu Santo. Así tendréfuerzas para comunicar Tu Amor a los demás y resistir espiritualmente todo miedo que me asalte en la vida. Te suplico que me libres de los temores del Diablo. Amén. Por el padre David I. CÓMO SUPERAR LAS TEMPESTADES QUE SE LEVANTAN A NUESTRO ALREDEDOR (Marcos 4.35–41)
  • 49. El primer milagro comienza en Marcos 4.35: Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? (versos 35–41). II. CÓMO SUPERAR LA MALDAD QUE HAY DENTRO DE NOSOTROS Marcos 5:1-3 El segundo suceso nos enseña aún más acerca de los fracasos debidos al temor. Así dicen los versículos Marcos 5:1 Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que
  • 50. tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron. Perdónate a tí y a las personas que te han herido "El perdón, ciertamente, no surge en lapersona de manera espontánea y natural. Perdonar sinceramente en ocasiones puede resultar heroico. Quienes que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus propiedades, los
  • 51. prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la venganza. La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios." (Juan Pablo II, l-l-97) Y el fruto de su Espíritu es amor: "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad"(Gálatas 5: 22). También debes aprender a expresar el amor correctamente: Amar no es suficiente, es necesario también expresar ese amor hacia los otros en forma adecuada, en libertad: "No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Juan 3:18). Un obstáculo que debes derribar para expresar el amor, es el orgullo y los patrones de conducta practicados desde niño, que te impiden mostrar el amor hacia los otros. Cuando desees expresar el amor a otros, no debes recordar
  • 52. si te han dado amor sino debes pensar que: "Es más bienaventurado dar que recibir" (Hechos 20:35). Porque cuando das en forma incondicional siembras la semilla del amor que dará su fruto a su tiempo. Si amas as tu prójimo debes también amar a tu enemigo, escucha las palabras de Jesús que te hablará por medio de su Santo Espíritu... Diccionario bíblico: Temor “Traducción de varias palabras hebreas y griegas que, originalmente, habrían enfatizado las diferentes clases y los variados grados de temor. Sin embargo, la mayoría de ellas son traducciones del: 1. Heb. yârê', "temer" (con el sustantivo derivado yir'âh, "temor"] y el adjetivo derivado [yârê, "temeroso"]). 2. Heb. pâjad, "temblar", "tener miedo de" (con el sustantivo derivado [pajad, "temblor", "miedo"]). 3. Heb. jârad, "asustar [espantar]", ocasionar temblor, estremecimiento [de miedo]"). Hacer que algo o alguien se asuste y huya, o corra hacia cierto sitio (Dt. 28: 26; Jer. 7: 33; Zac. 1: 21).4. Gr. fobéÇ, "temer" (con el sustantivo derivado [fóbos, "temor"]). El concepto de temor, tal como está expresado en la Biblia, cubre un amplio espectro de emociones. La fuerza de su gama va desde la preocupación profunda (2 Co. 11: 3; 12: 20; 1136 Jud. 23) hasta el terror abyecto (Mt. 14:26). Ocasionalmente, el temor meramente involucra un sentido de respeto por alguien superior a uno (Ro. 13:7; 1 P. 2:18; cf Job
  • 53. 32:6, donde se usa el heb. yârê.), o por sus padres (Lv. 19:3). Algunas veces describe un sentimiento de temor reverente (ls. 6:5; Lc. 5:26; 7:16). Por lo general, el matiz de pensamiento o grado de temor exacto debe determinarse a partir del contexto; pero en la mayoría de los casos el "temor" bíblico se aproxima razonablemente al uso español del término. A veces la palabra involucra el temor reverencial que el hombre debería sentir por la majestad, el poder y la posición exaltada de su divino Hacedor. En este sentido, el término incluiría algunos de los diversos grados de respuesta emocional comprendidas en las palabras españolas "reverencia", "respeto", "temor reverencial" y "temor"; incluso ocasionalmente puede significar la reacción más extrema del temor reverencial mezclado con el terror que un hombre mortal naturalmente sentiría cuando está en la inmediata presencia de Dios (He. 12:21; Jue. 6:22, 23) o de los ángeles (Lc. 1:12, 13). Esta clase de temor, por supuesto, no debe ser incluida en la emoción dañina que está desacreditada en 1 Jn. 4:18, sino antes bien la recomendada en las Escrituras (Ap. 14:7; Job 28:28; Sal. 2:11; 111:10; etc.).