2. Introducción
• Entre finales del siglo XIX y principios del XX, los
países industrializados del mundo vivieron una etapa
de prosperidad económica (la “Belle Epoque”).
• Las grandes potencias se expandieron y
constituyeron enormes imperios coloniales.
• En la primera década del siglo XX, las rivalidades
económicas, coloniales y nacionales entre los países
europeos afloraron.
• Se inició una escalada de tensiones y de armamento
que desembocó en la Primera Guerra Mundial (1914-
1918).
3. 1.1. La Europa dominante
1.2. Las causas del colonialismo
1. EL IMPERIALISMO Y SUS CAUSAS
4. 1.1. La Europa dominante
• En el último tercio del siglo XIX, la Segunda
Revolución Industrial transformó la economía de las
principales potencias europeas.
– Las innovaciones técnicas, las nuevas formas de
organización del trabajo y el crecimiento de la banca
Aumento de la producción y del comercio y una mejora de
los transportes.
• Europa se lanzó al dominio del mundo, aprovechando
su superioridad técnica y militar.
• Los países más avanzados ocuparon territorios en
África y Asia, principalmente, y crearon imperios
coloniales que explotaron económicamente y
dominaron políticamente.
9. d) Causas ideológicas:
Frente aaesto surgirán voces discordantes, pocas, que denunciarán la
Frente esto surgirán voces discordantes, pocas, que denunciarán la
barbarie yyla explotación yydefienden el derecho de los pueblos aa
barbarie la explotación defienden el derecho de los pueblos
decidir su destino (socialistas)
decidir su destino (socialistas)
10. 2.1. Exploración y conquista
2.2. Organización colonial
2. CONQUISTA, ORGANIZACIÓN Y
EXPLOTACIÓN DE LAS COLONIAS
11. 2.1. Exploración y conquista
• A mediados del siglo XIX, se desconoce toda
África y Asia. Pronto surgen exploraciones
geográficas (sobre todo en Francia y Gran
Bretaña) con figuras como Livingstone y
Stanley.
• La conquista fue rápida por:
– Superioridad militar y técnica europea.
– Escasa oposición indígena.
17. Es el reparto de África, Asia, Oceanía y territorios americanos entre las
grandes potencias
3. EL REPARTO DEL MUNDO
18. 3.1. El «reparto de África»
• A partir de 1870 se inició la colonización de
África. Fue la más rápida y brutal y significó el
dominio total del continente.
• Británicos y franceses tuvieron ventaja porque
poseían bases en África desde el siglo XVIII.
• Ambos países soñaron con crear imperios
continuos: de norte a sur, los británicos; de oeste
a este, los franceses. Otras potencias llegaron
tarde y se tuvieron que conformar con partes
más pequeñas.
19. Conferencia de Berlín
• El choque de intereses entre potencias rivales
impulsó la convocatoria de la Conferencia de
Berlín (1885):
27. ESPAÑA
1
1. Marruecos 2
español 3
2. Ifni
3. Sahara 4
español
4. Guinea
Ecuatorial
28.
29. 3.2. Asia
• Aquí no sólo participan los europeos, sino que también ocuparán
el espacio Rusia, EE.UU. y Japón.
• Aún así los principales imperios serán:
– Británicos: India (la más importante – “La Joya
de la Corona”), Birmania, Afganistán (problemas
con Rusia) y Malasia.
– Franceses: Península de Indochina (Vietnam –
Annam-, Laos, Camboya, Tonkin y Conchinchina)
– Alemania controlará parte de Indonesia, Java y
Sumatra, aunque Indonesia estará controlada
por Holanda, principalmente.
30.
31.
32. CHINA
China fue objeto del deseo
de todos pero siguió
independiente a pesar de
diversos enfrentamientos
(sobre todo las guerras del
opio)
33. 3.3. Estados Unidos y Japón
• EE.UU. Se expande hacia el Pacífico y el
Caribe:
– Guerra con España: Filipinas, Cuba y Puerto Rico
(1898).
– Panamá (construcción del canal).
• JAPÓN Manchuria, Islas Kuriles, Corea y
Formosa (Taiwan)
34.
35. 4.1. Avances europeos en las colonias
4.2. Transformaciones económicas
4.3. Los cambios sociales y culturales
4. CONSECUENCIAS DE LA
COLONIZACIÓN
39. ¡Razas superiores! ¡Razas inferiores! Es fácil decirlo. Por mi parte, yo me
aparto de tal opinión, especialmente después de haber visto a sabios
alemanes demostrar científicamente que la francesa es una raza inferior a la
alemana. No, no existe el derecho de las llamadas naciones superiores sobre
las llamadas naciones inferiores [...]
La conquista que preconiza Ud. [Jules Ferry] es la del abuso, liso y llano, la de
la fuerza que da la civilización científica sobre las civilizaciones primitivas para
apoderarse del hombre, torturarlo y exprimirle la fuerza que tiene en beneficio
de un pretendido civilizador.
GEORGE CLEMENCEAU, Discurso ante la Cámara
de Diputados, julio de 1885
40. “Asumid la carga del hombre blanco, enviad a los
mejores de entre vosotros; forzad a vuestros hijos al exilio para
servid a las necesidades de vuestros cautivos, y para servir, con
equipo de conbate, a unas tribus hostiles y salvajes; a esos
pueblos ariscos, apenas conquistados, mitad demonios y mitad
niños.
Soportad esta carga del hombre blanco, con paciencia para sufrir
y ocultad los apremios del terror y aseguraos de mostrar orgullo
(…)
Rudyard Kipling, 1899
41. En nombre de Dios Todopoderoso.
S. M. el Emperador de Alemania, Rey de Prusia; S. M. el Emperador de Austria, Rey de Hungría; S. M. El Rey de los Belgas;
S. M. el Rey de Dinamarca; S. M. el Rey de España; el Presidente de los Estados Unidos de América; el Presidente de la
República Francesa; S. M. la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, Emperatriz de las Indias; S. M. el Rey de
Italia; S. M. el Rey de los Países Bajos; S. M. el Rey de Portugal; S. M. el Emperador de todas las Rusias; S. M. el Rey de
Suecia y de Noruega; S. M. el Emperador de los Otomanos:
Deseando establecer en un espíritu de entendimiento mutuo las condiciones más favorables al desarrollo del comercio y
de la civilización en determinadas regiones de África, y asegurar a todos los pueblos las ventajas de la libre navegación
por los dos principales ríos africanos que desembocan en el océano Atlántico; deseosos, por otra parte, de prevenir los
malentendidos y las disputas que pudieran suscitar en lo futuro las nuevas tomas de posesión efectuadas en las costas de
África, y preocupados al mismo tiempo por los medios de aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones
indígenas, han resuelto, previa invitación que les ha sido cursada por el Gobierno imperial de Alemania, de acuerdo con el
Gobierno de la República Francesa, reunir a tal objeto una Conferencia en Berlín, y han nombrado sus plenipotenciarios
(…). Los cuales, provistos de plenos poderes (…) han discutido y adoptado sucesivamente:
1º Una declaración relativa a la libertad de comercio en la cuenca del Congo, sus desembocaduras y países circunvecinos,
con ciertas disposiciones convenientes a ella
2º Una declaración referente a la trata de esclavos y a las operaciones que por tierra o por mar proporcionan esclavos para
la trata.
3º Una declaración relativa a la neutralidad de los territorios comprendidos en la cuenca convencional del Congo.
4º Un Acta de Navegación del Congo (…)
5º Un Acta de Navegación del Níger (…)
6º Una Declaración estableciendo en las relaciones internacionales reglas uniformes respecto a las ocupaciones que en
adelante puedan verificarse en las costas del continente africano.
Acta general de la Conferencia de Berlín. 26 de febrero de 1885
43. Recepción a los embajadores siameses del emperador Napoleón
III en el palacio de Fontainebleau. Jean-Leon Gérôme, 1864
44.
45. El 19 de septiembre de 1898 el general Kitchener, comandante de las tropas
inglesas, llega a Fachoda, de la que el capitán Marchand, procedente del
Congo, ha tomado posesión en nombre de Francia. Kitchener, que en el curso
de una espinosa entrevista ha dado pruebas de un gran tacto y de diplomacia,
y que desde luego dirige a nuestro jefe todas sus felicitaciones por la
empresa que hemos realizado, insiste una vez más (…).
Quiere persuadirnos de que volvamos a Egipto sobre sus cañoreros: “Europa
se estremecerá de admiración cuando conozca lo que habéis hecho.
Verdaderamente, lamento que no seáis ingleses. La noticia de nuestro
encuentro aquí tendrá repecusión en el mundo entero. (…). ¿Vd. Sabe que es
la guerra entre nuestros dos países lo que puede resultar de vuestra negativa
a abandonar Fachoda??”, dice el general (…). “Pero en este caso, y si el
gobierno de Londres desea ocuparse de este asunto, ¿no es natural que
conferencie para ello con el de París? Nosotros somo s soldados y no
diplomáticos.
Jules Emily, Diario de viaje de la Misión Marchand, 1896-1898
46.
47. Desde el punto de vista económico, ¿por qué las colonias? [...] Las colonias son,
para los países más ricos, una inversión de capitales de las más ventajosas [...].
Os digo que Francia, que siempre ha disfrutado de grandes capitales y ha
exportado cantidades considerables de estos al extranjero [...], tiene interés en
considerar este aspecto de la cuestión colonial. Pero, señores, hay otro aspecto
más importante de esta cuestión que supera con mucho el que acabo de tratar.
[...] En los tiempos que nos encontramos y en la crisis que atraviesan todas las
industrias europeas, la fundación de una colonia es la creación de un mercado.
Se ha señalado, en efecto, y los ejemplos abundan en la historia económica de
los pueblos modernos, que es suficiente que el lazo colonial subsista entre la
madrepatria que produce y las colonias que ella ha fundado, para que el
predominio económico acompañe y soporte, de alguna manera, el predominio
político.
JULES FERRY, Discurso ante la Cámara
de los Diputados, julio de 1885
53. Por todas partes el comercio se resiente, no se cobran rentas, porque la
moneda [de plata] está cara y la moneda de cobre depreciada. Esta carestía
de plata se produce porque sale del país en masa, drenada por el comercio
del opio. Este comercio lo hacen los ingleses. Este pueblo, no teniendo de qué
vivir en su tierra, procura esclavizar a los otros países, de los cuales primero
procura debilitar a los habitantes [por el uso del opio] [...] Ahora ha legado a
China el consumo que hará secar nuestros huesos, que roerá nuestro
corazón, arruinará a nuestras familias y nuestras personas. Desde que el
imperio existe, nunca corrió un peligro tan grande. Es peor que un peligro
universal, que una invasión de animales feroces. Pido que el contrabando de
opio se inscriba en el Código entre los crímenes castigados con la pena de
muerte.
Memorial dirigido al emperador de China,
1838