Carlomagno era un hombre de gran tamaño y fuerza física, midiendo 8 pies de altura y con brazos y piernas gruesas. Tenía una mirada feroz que aterrorizaba a quien la enfrentara. Era conocido por su gran apetito y fuerza, pudiendo partir a un caballero armado con su espada de un solo tajo o levantar a un hombre de pie con una sola mano. Además, Carlomagno era conocido por su generosidad, rectitud en los juicios y elocuencia al hablar.
DOCENTE 7 - Elaboración de informe y presentación multimedia
De la persona y fortaleza de carlomagno (s. xii)
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RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
DE LA PERSONA Y FORTALEZA DE CARLOMAGNO (s. XII)
Y era el rey Carlomagno de pelo castaño, faz bermeja, cuerpo proporcionado y hermoso, pero de terrible
mirada. Su estatura medía ocho pies, pero suyos, que eran muy largos. Era anchísimo de hombros,
proporcionado de cintura y vientre, de brazos y piernas gruesos, de miembros muy fuertes todos ellos,
soldado arrojadísimo y muy diestro en el combate. Su cara tenía palmo y medio de longitud, uno su
barba y casi medio su nariz. Y su frente medía un pie y sus ojos, semejantes a los del león, brillaban
como ascuas. Sus cejas medían medio palmo. Cualquier hombre a quien él en un rapto de ira mirase con
sus abiertos ojos, quedaba instantáneamente aterrorizado. Nadie podía estar tranquilo ante su tribunal, si
él le miraba con sus penetrantes ojos. El cinturón con que se ceñía tenía extendido ocho palmos, sin
contar lo que colgaba. Tomaba poco pan en la comida, pero se comía la cuarta parte de un carnero o dos
gallinas o un ganso, o bien un lomo de cerdo o un pavo o una grulla o una liebre entera. Bebía poco
vino, sino, sobriamente, agua. Tenía tal fuerza que con su espada partía de un solo tajo a un caballero
armado, enemigo suyo se entiende, montado a caballo, desde la cabeza hasta la silla juntamente con su
cabalgadura. Enderezaba sin esfuerzo con sus manos cuatro herraduras al mismo tiempo. Levantaba
rápidamente desde el suelo hasta su cabeza con una sola mano a un caballero armado y colocado de pie
sobre la palma. Y era muy espléndido en sus mercedes, muy recto en sus juicios, elocuente en sus
palabras.
Crónica de Turpín o Historia Karoli Magni et Rotholandi, en: Liber Sancti Jacobi. Codex Callistinus,
IV, XX, Trad. de A. Moralejo, C. Torres y J. Feo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos, 1951, Santiago de Compostela, pp. 459 y s.