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ARTE ASIRIO (1365-612 a. C.)
En arquitectura, se siguen construyendo palacios y templos.
Aquéllos se parecen a los babilónicos, aunque suelen tener más de
un patio; se pueden citar el de Kalah y el de Jorsabad. Son más
importantes sus templos, con ejemplos como los de Anu-Adad, Sin-
Shamash, Assur y Nabu. No obstante, si por algo es conocido el arte
asirio, es fundamentalmente por su escultura, sobre todo por su
relieve. En ambos casos, las figuras humanas resultan bastante
inexpresivas, mientras que la animalística es mucho más dinámica.

La escultura en bulto redondo se modeló en materiales duros como el basalto o la
diorita. Tres fueron sus temas principales: dioses protectores; los “lamassu”, o
esculturas de grandes proporciones en forma de leones y toros androcéfalos que
protegían los templos y los palacios; y los reyes, como la estatua de Assur-Nasirpal II.



Los relieves se elaboraban generalmente en material blando;
resaltaban las partes más importantes de las edificaciones y
aparecían también en la zona inferior de los muros (en ortostatos, de
influencia hitita, aunque los asirios suelen tener más de una escena y
ocupan varias losas), parece que para protegerlos. Los primeros
relieves reseñables, sin embargo, se hicieron en obeliscos, grandes
bloques prismáticos que acogen inscripciones en cada una de las
caras y rematan en la parte superior en una especie de esquema
escalonado; destacan por su estado de conservación el Obelisco
negro de Salmanasar III, del que podemos ver también un detalle, y
el Obelisco blanco. En todos los relieves el rey, protagonista de las
escenas, no aparece de mayor tamaño, pero sí con desahogo espacial.
Se repiten con frecuencia los guerreros y las escenas de guerra, pero
también las de caza, que son las que alcanzan un máximo grado de
belleza; las más acertadas son las de la leona herida, la del león
moribundo cazado por Assurbanipal, o, aunque ya en el ámbito de la
orfebrería, la de la leona y el africano.

La pintura asiria contiene una temática y unas características
parecidas a las del relieve; utilizaba una técnica similar al temple; las
pinturas del salón del trono del palacio de Tirbasi son un buen
ejemplo de ello.



                               "Leona herida".
                           Museo Británico. S. VII a.c.
La producción escultórica a lo largo del largo periplo histórico de los distintos
pueblos mesopotámicos tiene dos formas básicas de expresión: la escultura exenta
o de bulto y el relieve. Ambos presentan coincidencias formales y temáticas que
otorgan una cierta unidad a todo el amplio repertorio escultórico que se prolonga a
lo largo del tiempo y del espacio en el territorio mesopotámico.
De las dos formas de expresión, la más utilizada fue el relieve. La escultura exenta
o de bulto queda reducida preferentemente a la producción de imágenes del poder:
bien reproducciones de los administradores sumerios; de los patesi, príncipes-
sacerdotes de época neosumeria, o retratos reales, como ocurre con numerosos
gobernantes de periodos posteriores.
Plásticamente las soluciones van variando con el tiempo, pero son constantes
algunos tratamientos generales, como la disposición frontal, la rigidez, la
concepción de bloque de las figuras o la ausencia de movimiento. En cuanto a los
materiales utilizados son variados, pero dada la ausencia de piedra en el entorno,
son extrañas las grandes obras monumentales que pueden verse en el arte egipcio.
Se utilizan en cambio otros materiales duros como la diorita, el alabastro, el
basalto, etc, pero siempre en proporciones pequeñas, dándole a la figura cánones
menores. Sólo los lamasus (toros alados protectores de las entradas a los palacios
persas y asirios), tienen un mayor canon monumental. Por todo lo dicho se explica
que fuera frecuente la utilización de metales fundidos, como el bronce, en la
producción artística
Por su parte el relieve, mucho más utilizado como forma de expresión plástica en
todos los periodos de la historia mesopotámica, desarrolla una mayor variedad de
temas y de soluciones técnicas. La mayoría tienen un carácter narrativo, haciendo
así relato de múltiples actividades, desde las más trascendentes como la guerra o
las hazañas de sus reyes, hasta las más cotidianas, como trabajos domésticos o
labores de campaña militar. En todos se aprecia la utilización de numerosos
convencionalismos, tanto para la solución plástica de sus formas de expresión como
para desarrollar su narrativa, y que son más numerosos entre los más antiguos.
Cabría citar entre otros, la perspectiva torcida, al modo egipcio, sobre todo en las
figuras, representadas con la cabeza y piernas de perfil y el cuerpo de frente; la
utilización de registros para ordenar la sucesión narrativa; o la ausencia de
perspectiva. Pero no es menos cierto que en determinados momentos de la historia
artística de los pueblos mesopotámicos el relieve alcanza un nivel técnico y plástico
extraordinario, convirtiéndose como en el caso del arte asirio, en una verdadera
seña de identidad cultural.
En efecto, los relieves asirios podemos considerarlos una de las aportaciones
artísticas más importantes del Próximo Oriente. En primer lugar constituyen un
registro narrativo de un enorme interés histórico, porque relatan visualmente y de
forma fidedigna todo tipo de acontecimientos, lo mismo hechos de armas y
campañas militares, que escenas de carácter cotidiano. Pero también tienen un
gran interés desde el punto de vista puramente artístico: no faltan recursos
plásticos de representación variados y a veces complejos: la movilidad de las
escenas; el sentido del movimiento que adquieren las figuras; la representación
figurativa de los cuerpos, tanto de animales como de personas, que resulta muy
naturalista en muchas ocasiones; y sobre todo su extraordinaria capacidad
expresiva, si no tan evidente en las figuras humanas, sí en las de los animales. Aún
así no faltan convencionalismos tradicionales: como la ausencia de perspectiva, la
proyección de la profundidad a través de la repetición de perfiles o miembros, o la
narración en registros, que también se utiliza en ocasiones.
En cualquier caso, se pueden apreciar diferencias según las distintas etapas
históricas en las que se realizan. Así, los primeros relieves de importancia realizados
hacia el S. IX a.c. en tiempos de Assurnasirpal II, frecuentan temas religiosos,
como la figura simbólica de los genios alados, sin que se advierta aún un excesivo
protagonismo de los reyes. Son figuras estáticas, pero el naturalismo de las
anatomías es ya de gran mérito. En época de Salmanasar III, aún en el S. IX, son
famosas las puertas de su palacio, forradas con relieves en bronce (las famosas
Puertas de Balawat) en los que se reproducen acciones militares y hazañas del
propio rey, destacando especialmente por el cruento realismo que alcanzan las
imágenes de las torturas y castigos que infringían a sus enemigos. Son muy
impresionantes, pero formalmente de menor calidad.
Durante las etapas siguientes, el relieve asirio mantendrá su importancia narrativa,
en ocasiones con textos cuneiformes sobre el relieve de la imagen, y acentuará el
carácter propagandístico de sus reyes, hasta alcanzar su punto culminante en
tiempos de Asurbanipal, ya en el S. VII a.c., en el que proliferan escenas de caza e
imágenes de animales. Formalmente mantienen un estilo muy tradicional: en las
composiciones, muy simétricas; la figuración, un tanto estática; y la utilización de
los convencionalismos habituales, pero no es menos cierto que su realismo
escénico, el modelado muy naturalista de las imágenes y la expresividad de las
fieras, hacen de estos relieves tal vez los más famosos de todo el arte asirio.
El relieve de la “leona herida” es uno de los más famosos y conocidos de todo el
amplio repertorio de los relieves asirios. Se inscribe entre los relieves de tipo
cinegético o de escenas de caza, que se desarrollan en tiempos de Asurbanipal, por
tanto ya en el S. VII a.c. Sabemos que este tipo de escenas son habituales en las
representaciones de la época, y no sólo como una simple demostración de las
habilidades del rey en una acción deportiva, por el contrario, la caza de leones y
animales salvajes encuentra en la cultura asiria una valoración ritual y simbólica, y
además permite al rey aparecer ante su pueblo como un protector de la sociedad,
puesto que acaba con los animales que se consideraban destructores del orden y la
civilización.
Por ello son muy abundantes las escenas de caza con el rey como protagonista,
pero también hay relieves que toman como único protagonista al animal
aisladamente, aunque siempre heridos y vencidos ya por las flechas. Así, los
relieves del león moribundo, animal que agoniza mientras expulsa sangre por sus
fauces, y sobre todo, esta leona herida, asaeteada por todo el cuerpo, pero con una
flecha clavada en su columna vertebral, que la obliga a arrastrar sus patas traseras
rugiendo de impotencia. En uno y en otro, pero sobre todo en este último, se
demuestra el nivel artístico alcanzado por los artífices de estas piezas, porque tanto
su extraordinario realismo, patente en un minucioso estudio de la anatomía y del
movimiento realmente excepcionales, pero sobre todo su expresionismo dramático,
alcanzan aquí cotas inimitables.


            Leona herida de los bajorrelieves de Assurbanipal(668 – 626 a. C.)

La obra que comentamos es el bajorrelieve del arte asirio, conocido como" La leona
herida" y que está realizado en Alabastro yesoso. Es un fragmento que pertenece al
bajorrelieve llamado "Assurbanipal a la caza del león" y que decora el palacio de
Assurbanipal en la ciudad de Nínive. El imperio asirio aparece en Mesopotamia el 2150
a. C., después de la hegemonía neosumeria, y termina su dominio el 612 a.C.. Por tanto
es ésta una obra perteneciente a la época de decadencia asiria pero al mismo tiempo
de máximo esplendor artístico. Es el momento en que la escultura mesopotámica
consigue su máxima expresión y plenitud.
La escena general, como puedes ver en "Otras vistas" representa al rey Assurbanipal,
acompañado de sus ayudantes de campo, subido a un carro tirado por caballos al
galope tendido, en el momento en que está cazando. Una caza previamente preparada
dado que los animales primero eran cogidos y luego soltados de forma que el monarca
pudiera cazarlos fácilmente. El bajorrelieve representa exactamente el momento en que
él tira una lanza contra leones y leonas mientras sus acompañantes uno lanza flechas
con un arte y el otro conduce el carro. Se completa la escena con una serie de leones y
leonas heridos en diferentes posiciones que representan momentos diferentes de la
muerte. En todo el relieve ha desaparecido la referencia al espacio. Ese vacío del fondo
sirve para resaltar todos los cuerpos y figuras que al mismo tiempo gozan de una gran
expresividad dramática. No podemos apreciar el color, porque ha desaparecido con el
tiempo, pero hay que tener en cuenta que la expresividad aumentaba con él. A pesar de
su falta ese elemento artístico todavía prevalece, lo cual nos habla de la calidad artística
del bajorrelieve que comentamos.
Dentro de esas coordenadas estéticas en la parte superior derecha se incluye la leona
que comentamos, que ha sido herida por varias flechas que la atraviesan incluso
totalmente su cuerpo. Representa el momento en que la leona, herida de muerte, ya no
se puede sostener sobre sus cuartos traseros que se arrastran sin vida y sin fuerza y al
mismo tiempo levanta su hocico buscando la vida y rugiendo al ver que casi no se
puede levantar. Al mismo tiempo sus patas delanteras todavía se mantiene inhiestas y
con vida y gracias a ello aún puede mantener elevada la parte delantera de su cuerpo.
Sin embargo todo su cuerpo representa una muerte que avanza inexorable a la cual,
aunque se opone con todas sus fuerzas, llegará definitivamente. Es la expresión del
dramatismo de la muerte.
Si comparas la leona herida con el león herido observarás tanto la falta de realismo
como la inexistencia del dramatismo expresivo que la leona herida tan perfectamente
refleja..

   •     Ideas básicas para comentario:
            o Destaca la fuerza expresiva. Sus hombres, dioses y animales son
                fuertes, grandes, musculosos y fuertes. Por ello representan toda la
                musculatura en su máxima expresividad o los gruesos tendones unidos a
                poderosos músculos en tensión perfectamente esculpida.
            o Son sus artistas unos perfectos animalistas porque copian
                minuciosamente todos los detalles. Cuando representan a los hombres lo
                hacen esculpiendo detalladamente todos los rizos de sus cabelleras o de
                sus largas barbas.
            o Continúa con la producción de estatuas pero el artista asirio prefiere el
                relieve donde cuenta con estilo narrativo y con precisión representativa y
                gran expresividad dramática, escenas de la vida de su reyes en actitud
                de exaltación de su fuerza y poder.
            o En lo que ser refiere a su temática, hay que destacar su gran aportación
                como es el toro antropomorfo alado, así como genios alados o
                sacerdotes. Sin olvidar la representación de la vida de los reyes o las
                escenas donde aparecen los animales.

            o   Como se puede ver, el escultor asirio interpreta perfectamente el
                dramatismo del momento de la muerte de la fiera, con suprema
                elegancia, frescura, verosimilitud en el gesto, finura en el trazo de la
                silueta, y siempre en bellas y elegantes actitudes.

Datos Técnicos
Nombre:                 Leona herida
Autor:                  Desconocido
Fecha:                  668 - 626 a. C.
Características:        Relieves en alabastro yesoso. Museo Británico. Londres.

         Análisis formal.
         Las características formales de la escultura en relieve asiria fueron muy estables a lo
largo del tiempo.
         Los relieves se disponen en frisos corridos en los pasillos principales del palacio, a
partir de las puertas monumentales protegidas por los toros androcéfalos lamassu, con la
intención de que los visitantes del rey queden impresionados ante su valor y fuerza.
Son bajorrelieves muy planos, con figuras que apenas presentan un ligero bulto, lo que
permite resaltar las líneas de la anatomía.
        El rey y sus ayudantes posan en actitud hierática, ausente de movimiento, con rostros
inexpresivos de ojos almendrados, expresando una solemnidad ritual, propia del poder real, que
se quiere transmitir es tan estable y perdurable como el de los dioses. En agudo contraste, los
animales están animados por un dramático movimiento que indica la proximidad de la muerte,
como esa leona herida que aún agonizante intenta arrastrar las patas traseras.
        Los cabellos están estilizados, tanto los humanos como los de los animales, pero estos
muestran en cambio una sorprendente fidelidad anatómica, con una precisa reproducción de los
músculos en tensión, sobre todo en las posturas de salto.
        No hay profundidad, colocándose todas las figuras en el mismo plano sobre un fondo
liso.
        La composición es muy estudiada, buscando crear efectos de continuidad y
discontinuidad muy marcados. Por ejemplo, en Asurbanipal y el león la acción se centra
espacialmente en la muerte final que el rey inflige al león, sosteniéndole con la mano izquierda
el cuello al tiempo que le atraviesa con la espada que sostiene rígidamente en su mano derecha,
a la vez que el león intenta agredir en vano al rey. Esta confusa agitación de brazos y patas en el
centro concentra la atención del espectador. Pero también se sugiere el acto anterior, en el que el
rey ha herido con flechas al león (hay una clavada en su cabeza), teniendo detrás suyo a un
tranquilo acompañante de su séquito que le porta el arco y las flechas sueltas sin carcaj.


        Significado.
        Asiria fue un reino muy importante en Oriente Medio en varias épocas durante 1340-
612 aC. La época más gloriosa y la más rica en arte transcurrió en los siglos VIII y VII aC, con
varios reyes importantes, entre los que destacó Asurbanipal III, el famoso Sardanápalo para los
griegos, rey entre 669/668 y 630/627 aC, por su cultura artística y literaria (su biblioteca era
inmensa, lo que se correspondía con su formación inicial como sacerdote, hasta que la muerte de
sus hermanos mayores le llevó al trono), espíritu guerrero y grandes victorias sobre Elam,
Babilonia y el norte de Arabia que llevaron al imperio a su máximo extensión, aunque el
inmenso costo bélico y el creciente número de enemigos dejó su imperio en una situación muy
débil y poco después de su muerte estallaron guerras civiles y en 612 el imperio fue aniquilado
para siempre (el pueblo asirio subsiste solo como una pequeña minoría en el actual Irak) por los
medos y babilonios, como venganza por las masivas tropelías asirias: ejecuciones, torturas,
saqueos, deportaciones, trabajos forzados..., de todo lo cual nos informan los relieves asirios,
cuya temática fundamental es política y religiosa, pero los más bellos, los de Asurbanipal, se
centran en los temas bélicos y de cacería.
        La guerra era la principal fuente de legitimidad del poder de los reyes asirios, que
debían regularmente combatir y aplastar a sus enemigos, con una violencia cruel y despiadada,
famosa en su época. Los reyes se presentaban usualmente dirigiendo a sus ejércitos, recibiendo
la rendición y tributo de los enemigos o desfilando con sus tropas victoriosas, como sucede en
Asurbanipal en carro, donde su alta figura se magnifica mediante una tiara y el cobijo de un
parasol que le sirve de cúspide simbólica. En él aparece Asurbanipal supervisando la
deportación de los vencidos elamitas tras el saqueo de su capital Susa en 646 aC.
         La caza simboliza el poder del rey con una lectura religiosa y política a la vez. El
aspecto religioso lo ilustra un relato de las hazañas del rey Tiglatpileser I (s. VIII aC): ‹‹… Por
mandato de Ninurta, mi protector, maté ciento veinte leones de corazón valiente en heroico
combate a pie, y otros ochocientos leones, desde mi carro de combate…›› Matar leones lanzaba
además un poderoso mensaje político: el rey vencía sobre los animales que encarnan la
naturaleza indómita que amenazaba a sus súbditos, asimilándose así a los héroes legendarios,
como el sumerio Dumuzi, que castigaba a los animales que alteraban el orden y la civilización,
en paralelo a lo que aparecen en otras culturas o civilizaciones, como Sansón entre los judíos y
Hércules entre los griegos, y que tendrá continuidad por ejemplo en las representaciones de los
reyes como cazadores que vemos en mosaicos de Alejandro Magno o en retratos que Velázquez
hizo de Felipe IV. No extraña pues que la caza del león fuera un tema artístico antiguo entre los
asirios, que ya aparecía en los relieves del palacio de su homónimo Asurbanipal II (883-859 aC)
en Kalakh, pero su mejor representación es la de obras para Asurbanipal III como La leona
herida y Asurbanipal y el león. Los asirios cazaban solos o acompañados por un séquito de
hombres, a pie, a caballo o en carro, armados con arco y flechas, lanzas, jabalinas o espadas.
         Fuentes.
         *<Asiria. Arte e imperio>. Alicante. Museo de Arqueología (2 abril-30 septiembre 2007). 235 obras y
17 documentos. Reseña de Pecci, Hipólito. Asiria. Arte e imperio. “Revista de Arqueología”, v. 38, nº 318
(2007) 14-23.
         AA.VV. Wikipedia.
         AA.VV. Historias de Arte para Bachillerato de Algaida, Anaya, Edebé, ECYR, Santillana, SM,
Teide,Vicens Vives...
         AA.VV. Vídeo Relieves asirios (2 minutos 32 segundos) en el British Museum y el Louvre:
[http://www.youtube.com/watch?v=KM6DLRoIiIk&feature=fvsr]
         Klíma, Josef. Sociedad y Cultura en la Antigua Mesopotamia. Akal. Madrid. 1980 (1961 checo). 318
pp.
         Roux, Georges. Mesopotamia. Historia política, económica y cultural. Akal. Madrid. 1987. 495 pp.
         Starr, Chester G. Historia del Mundo Antiguo. Akal. Madrid. 1974 (1965 inglés). 838 pp.
En el Imperio Asirio, la caza mayor constituía un deporte de prestigio
especialmente reservado a los monarcas. Afortunadamente, se conservan obras
en las que se representan escenas cinegéticas de la época, entre las cuales
ocupan un puesto primordial en la Historia del Arte los famosos relieves del
Palacio de Asurbanipal en Nínive, en la Alta Mesopotamia. Estamos hablando de
un conjunto de relieves ejecutados en el siglo VII antes de Cristo. Aunque los
temas relacionados con la caza no sean los únicos, sí que son, muy
probablemente, los más interesantes. En ellos podemos ver al propio rey cazando
leones y un amplio repertorio de animales en las más variadas posturas y
actitudes. Sorprende, además de la notable calidad alcanzada, los altos niveles de
realismo, poco comunes hasta esa época.

Un ejemplo de ese realismo lo podemos ver en la escena más conocida de estos
relieves, la leona herida del Museo Británico. Las flechas han acertado a dar en la
parte trasera del animal, atravesando su columna vertebral. Ello le impide
articular sus extremidades posteriores, que arrastra cansinamente. Sin embargo,
resiste valientemente ante el dolor, como muestran las patas delanteras,
enérgicas y tensas. Igualmente, la cabeza es tratada con admirable realismo. La
leona sigue rugiendo amenazadoramente, lo que nos ayuda a entender la fiereza
de un animal que resiste aún en sus últimos momentos. Un ejemplo sensacional
de la calidad artística alcanzada en algunas de las culturas antiguas del Próximo
Oriente, que no nos debe hacer olvidar, ni mucho menos, otros restos
escultóricos del mismo conjunto, como es el león herido, procedente del mismo
palacio.



                           El arte plástico asirio

La comunicación directa entre dioses y hombres desaparece absolutamente
en el arte asirio. Ahora el arte asirio tendrá como finalidad que esos dioses
pasen a ser símbolos o estatuas alzadas sobre un pedestal.
El arte asirio se diferencia del resto del arte mesopotámico debido a la
influencia de las poblaciones que se asentaron en sus territorios entre ellas
hurritas, hititas, árameos y fenicios. Esta variedad de pueblos debió influir
en la concepción artística asiría creando un arte de personalidad ecléctica,
pero       al       mismo        tiempo     personal      e     inconfundible.
Por primera vez en el arte asirio, como en el resto de la cultura
mesopotámica, existe una clara distinción entre la estatua y el propio Dios.
En las puertas de entrada de algunas ciudades o palacios se confiaba el
poder a toros androcéfalos y genios protectores guardianes de impedir la
entrada                    a                espíritus                malignos.
Además de los de Jorsabad y Nínive (Qujundjiq), hay todavía en Kalakh
toros cuyas espantosas cabezas sobresalen del terraplén, en medio del
desierto. Layard explica su emoción cuando, la noche de la víspera de
arrancarlos del palacio real de Qujundjiq, para trasladarlos al British
Museum, fue a verlos por última vez, a la luz de la luna, en su
emplazamiento,       donde      habían  estado     más   de   treinta   siglos.
"Piezas de cedro, ciprés, pino y maderas de Sindai, con gruesas barras de
bronce               -dice             Senaquerib            en              su
crónica real-, coloqué en las puertas, y en las cámaras de habitación dejé
aberturas como ventanas altas. Grandes colosos de alabastro, llevando la
tiara y los varios pares de cuernos, puse a cada lado de las puertas." Estas
deben de ser las figuras que decoraban las puertas interiores; a los grandes
toros alados de las entradas del palacio, Senaquerib les dedica un capítulo
especial. "Grandes toros con alas, de piedra blanca, labré en la ciudad de
Tastiate, al otro lado del Tigris, para las grandes puertas, y corté grandes
árboles de los vecinos bosques para hacer los carros o armadías que debían
conducirlos... Era en el mes de Ishtar, en la primavera, y la inundación
hacía difícil el transporte; las gentes de la escuadra que conducía los toros
alados desesperaban ya de llegar a buen término. Con esfuerzo y no pocas
dificultades,     fueron     llevados    a   las    puertas    del    palacio."
Pero es evidente que el toro alado asirio es la última evolución del toro
mesopotámico. En Sumer, el toro era el animal asociado a Sin, el dios lunar,
porque allí, como en todos los pueblos primitivos, se creía que los rayos del
astro nocturno, atravesando las capas del terreno, producían la germinación
de        las        semillas       plantadas         en        el       campo.
Una vez salido el tallo del suelo, los rayos del Sol, el astro diurno, lo
cuidaban como la nodriza al infante, pero la fuerza germinadora estaba en
los rayos lunares. Así el toro de Sin, el animal más fuerte, el más masculino
de todos los animales salvajes del delta, fue considerado como símbolo del
principio germinador por los primitivos sumerios. Se le agregó fisonomía
humana barbuda para asociarle inteligencia; se le añadieron alas porque, en
los primeros días del delta, el único fruto, o casi el único, era el dátil de la
palmera. Los cereales no empezaron a cultivarse hasta el año 2000 a.C.
El dátil sirve todavía a los beduinos para hacer pan y fabricar bebidas
fermentadas. Siendo las palmeras de diferente sexo, al principio el polen de
la palmera macho se llevaba a la palmera hembra principalmente por los
pájaros, buitres, águilas y halcones, que, al posarse sobre las palmeras en
flor, se cubrían de polen el plumaje y después, despolvoreándose,
salpicaban las flores hembras. Debió de observarse, hacia el IV milenio a.C,
que años de abundancia de buitres o águilas correspondían a fuertes
cosechas de dátiles, y se consideraron las águilas como agentes del
principio procreador. Por este motivo a los toros antropocéfalos se les
agregaron alas... Más tarde se añadió el cuarto elemento para formar el
tetramorfos, o sea las garras de león. La diosa de la guerra y del amor, en
Sumer lo mismo que en Asiria, era Ishtar, y esta divinidad tenía por animal
favorito                                 el                                león.
Por consiguiente, la diosa Ishtar era otra manifestación del principio
procreador, por fin sintetizado en aquel animal hombre-águila-toro-león. En
Kalakh, en Nínive y en Jorsabad estos guardianes monstruosos recuerdan la
visión célebre de los cuatro animales simbólicos por el profeta Ezequiel, la
visión que la iconografía cristiana ilustró con la composición sagrada del
tetramorfos, simbolizando los cuatro evangelistas en el toro, el león, el
águila                      y                    el                     hombre.
La decoración esculpida de los palacios asirios se componía casi
exclusivamente de relieves. En las cámaras principales, departamentos de
recepción y habitación de los palacios asirios, se encuentra generalmente,
aplicada todavía a la pared, una hilera de placas de piedra con relieves de
tanto valor artístico como histórico; son la ilustración gráfica de las erónicas
de los excelsos monarcas asirios, con sus triunfos gloriosos, sus crueles y
despiadadas venganzas una vez conseguida la victoria tras los cruentos y
reñidos combates, sus devociones y diversiones, sus cacerías, sus fiestas,
banquetes y recepciones. Estos relieves decorativos aparecen sustituidos,
en las cámaras de segundo orden, por una faja de estuco pintado, de color
uniforme en toda su extensión o bien con características decoraciones
policromas.
Y se han encontrado sólo excepcionalmente estatuas exentas. De 116 reyes
asirios, sólo Salmanasar III y Assurnazirpal II hicieron esculpir grandes
estatuas suyas, que conservan los museos de Estambul y el British Museum.

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Arte asirio

  • 1. ARTE ASIRIO (1365-612 a. C.) En arquitectura, se siguen construyendo palacios y templos. Aquéllos se parecen a los babilónicos, aunque suelen tener más de un patio; se pueden citar el de Kalah y el de Jorsabad. Son más importantes sus templos, con ejemplos como los de Anu-Adad, Sin- Shamash, Assur y Nabu. No obstante, si por algo es conocido el arte asirio, es fundamentalmente por su escultura, sobre todo por su relieve. En ambos casos, las figuras humanas resultan bastante inexpresivas, mientras que la animalística es mucho más dinámica. La escultura en bulto redondo se modeló en materiales duros como el basalto o la diorita. Tres fueron sus temas principales: dioses protectores; los “lamassu”, o esculturas de grandes proporciones en forma de leones y toros androcéfalos que protegían los templos y los palacios; y los reyes, como la estatua de Assur-Nasirpal II. Los relieves se elaboraban generalmente en material blando; resaltaban las partes más importantes de las edificaciones y aparecían también en la zona inferior de los muros (en ortostatos, de influencia hitita, aunque los asirios suelen tener más de una escena y ocupan varias losas), parece que para protegerlos. Los primeros relieves reseñables, sin embargo, se hicieron en obeliscos, grandes bloques prismáticos que acogen inscripciones en cada una de las caras y rematan en la parte superior en una especie de esquema escalonado; destacan por su estado de conservación el Obelisco negro de Salmanasar III, del que podemos ver también un detalle, y el Obelisco blanco. En todos los relieves el rey, protagonista de las escenas, no aparece de mayor tamaño, pero sí con desahogo espacial. Se repiten con frecuencia los guerreros y las escenas de guerra, pero también las de caza, que son las que alcanzan un máximo grado de belleza; las más acertadas son las de la leona herida, la del león moribundo cazado por Assurbanipal, o, aunque ya en el ámbito de la orfebrería, la de la leona y el africano. La pintura asiria contiene una temática y unas características parecidas a las del relieve; utilizaba una técnica similar al temple; las pinturas del salón del trono del palacio de Tirbasi son un buen ejemplo de ello. "Leona herida". Museo Británico. S. VII a.c.
  • 2. La producción escultórica a lo largo del largo periplo histórico de los distintos pueblos mesopotámicos tiene dos formas básicas de expresión: la escultura exenta o de bulto y el relieve. Ambos presentan coincidencias formales y temáticas que otorgan una cierta unidad a todo el amplio repertorio escultórico que se prolonga a lo largo del tiempo y del espacio en el territorio mesopotámico. De las dos formas de expresión, la más utilizada fue el relieve. La escultura exenta o de bulto queda reducida preferentemente a la producción de imágenes del poder: bien reproducciones de los administradores sumerios; de los patesi, príncipes- sacerdotes de época neosumeria, o retratos reales, como ocurre con numerosos gobernantes de periodos posteriores. Plásticamente las soluciones van variando con el tiempo, pero son constantes algunos tratamientos generales, como la disposición frontal, la rigidez, la concepción de bloque de las figuras o la ausencia de movimiento. En cuanto a los materiales utilizados son variados, pero dada la ausencia de piedra en el entorno, son extrañas las grandes obras monumentales que pueden verse en el arte egipcio. Se utilizan en cambio otros materiales duros como la diorita, el alabastro, el basalto, etc, pero siempre en proporciones pequeñas, dándole a la figura cánones menores. Sólo los lamasus (toros alados protectores de las entradas a los palacios persas y asirios), tienen un mayor canon monumental. Por todo lo dicho se explica que fuera frecuente la utilización de metales fundidos, como el bronce, en la producción artística Por su parte el relieve, mucho más utilizado como forma de expresión plástica en todos los periodos de la historia mesopotámica, desarrolla una mayor variedad de temas y de soluciones técnicas. La mayoría tienen un carácter narrativo, haciendo así relato de múltiples actividades, desde las más trascendentes como la guerra o las hazañas de sus reyes, hasta las más cotidianas, como trabajos domésticos o labores de campaña militar. En todos se aprecia la utilización de numerosos convencionalismos, tanto para la solución plástica de sus formas de expresión como para desarrollar su narrativa, y que son más numerosos entre los más antiguos. Cabría citar entre otros, la perspectiva torcida, al modo egipcio, sobre todo en las figuras, representadas con la cabeza y piernas de perfil y el cuerpo de frente; la utilización de registros para ordenar la sucesión narrativa; o la ausencia de perspectiva. Pero no es menos cierto que en determinados momentos de la historia artística de los pueblos mesopotámicos el relieve alcanza un nivel técnico y plástico extraordinario, convirtiéndose como en el caso del arte asirio, en una verdadera seña de identidad cultural. En efecto, los relieves asirios podemos considerarlos una de las aportaciones artísticas más importantes del Próximo Oriente. En primer lugar constituyen un registro narrativo de un enorme interés histórico, porque relatan visualmente y de forma fidedigna todo tipo de acontecimientos, lo mismo hechos de armas y campañas militares, que escenas de carácter cotidiano. Pero también tienen un gran interés desde el punto de vista puramente artístico: no faltan recursos plásticos de representación variados y a veces complejos: la movilidad de las escenas; el sentido del movimiento que adquieren las figuras; la representación figurativa de los cuerpos, tanto de animales como de personas, que resulta muy naturalista en muchas ocasiones; y sobre todo su extraordinaria capacidad expresiva, si no tan evidente en las figuras humanas, sí en las de los animales. Aún así no faltan convencionalismos tradicionales: como la ausencia de perspectiva, la proyección de la profundidad a través de la repetición de perfiles o miembros, o la narración en registros, que también se utiliza en ocasiones. En cualquier caso, se pueden apreciar diferencias según las distintas etapas históricas en las que se realizan. Así, los primeros relieves de importancia realizados hacia el S. IX a.c. en tiempos de Assurnasirpal II, frecuentan temas religiosos, como la figura simbólica de los genios alados, sin que se advierta aún un excesivo protagonismo de los reyes. Son figuras estáticas, pero el naturalismo de las anatomías es ya de gran mérito. En época de Salmanasar III, aún en el S. IX, son famosas las puertas de su palacio, forradas con relieves en bronce (las famosas Puertas de Balawat) en los que se reproducen acciones militares y hazañas del propio rey, destacando especialmente por el cruento realismo que alcanzan las
  • 3. imágenes de las torturas y castigos que infringían a sus enemigos. Son muy impresionantes, pero formalmente de menor calidad. Durante las etapas siguientes, el relieve asirio mantendrá su importancia narrativa, en ocasiones con textos cuneiformes sobre el relieve de la imagen, y acentuará el carácter propagandístico de sus reyes, hasta alcanzar su punto culminante en tiempos de Asurbanipal, ya en el S. VII a.c., en el que proliferan escenas de caza e imágenes de animales. Formalmente mantienen un estilo muy tradicional: en las composiciones, muy simétricas; la figuración, un tanto estática; y la utilización de los convencionalismos habituales, pero no es menos cierto que su realismo escénico, el modelado muy naturalista de las imágenes y la expresividad de las fieras, hacen de estos relieves tal vez los más famosos de todo el arte asirio. El relieve de la “leona herida” es uno de los más famosos y conocidos de todo el amplio repertorio de los relieves asirios. Se inscribe entre los relieves de tipo cinegético o de escenas de caza, que se desarrollan en tiempos de Asurbanipal, por tanto ya en el S. VII a.c. Sabemos que este tipo de escenas son habituales en las representaciones de la época, y no sólo como una simple demostración de las habilidades del rey en una acción deportiva, por el contrario, la caza de leones y animales salvajes encuentra en la cultura asiria una valoración ritual y simbólica, y además permite al rey aparecer ante su pueblo como un protector de la sociedad, puesto que acaba con los animales que se consideraban destructores del orden y la civilización. Por ello son muy abundantes las escenas de caza con el rey como protagonista, pero también hay relieves que toman como único protagonista al animal aisladamente, aunque siempre heridos y vencidos ya por las flechas. Así, los relieves del león moribundo, animal que agoniza mientras expulsa sangre por sus fauces, y sobre todo, esta leona herida, asaeteada por todo el cuerpo, pero con una flecha clavada en su columna vertebral, que la obliga a arrastrar sus patas traseras rugiendo de impotencia. En uno y en otro, pero sobre todo en este último, se demuestra el nivel artístico alcanzado por los artífices de estas piezas, porque tanto su extraordinario realismo, patente en un minucioso estudio de la anatomía y del movimiento realmente excepcionales, pero sobre todo su expresionismo dramático, alcanzan aquí cotas inimitables. Leona herida de los bajorrelieves de Assurbanipal(668 – 626 a. C.) La obra que comentamos es el bajorrelieve del arte asirio, conocido como" La leona herida" y que está realizado en Alabastro yesoso. Es un fragmento que pertenece al bajorrelieve llamado "Assurbanipal a la caza del león" y que decora el palacio de Assurbanipal en la ciudad de Nínive. El imperio asirio aparece en Mesopotamia el 2150 a. C., después de la hegemonía neosumeria, y termina su dominio el 612 a.C.. Por tanto es ésta una obra perteneciente a la época de decadencia asiria pero al mismo tiempo de máximo esplendor artístico. Es el momento en que la escultura mesopotámica consigue su máxima expresión y plenitud. La escena general, como puedes ver en "Otras vistas" representa al rey Assurbanipal, acompañado de sus ayudantes de campo, subido a un carro tirado por caballos al galope tendido, en el momento en que está cazando. Una caza previamente preparada dado que los animales primero eran cogidos y luego soltados de forma que el monarca pudiera cazarlos fácilmente. El bajorrelieve representa exactamente el momento en que él tira una lanza contra leones y leonas mientras sus acompañantes uno lanza flechas con un arte y el otro conduce el carro. Se completa la escena con una serie de leones y leonas heridos en diferentes posiciones que representan momentos diferentes de la muerte. En todo el relieve ha desaparecido la referencia al espacio. Ese vacío del fondo sirve para resaltar todos los cuerpos y figuras que al mismo tiempo gozan de una gran expresividad dramática. No podemos apreciar el color, porque ha desaparecido con el tiempo, pero hay que tener en cuenta que la expresividad aumentaba con él. A pesar de su falta ese elemento artístico todavía prevalece, lo cual nos habla de la calidad artística del bajorrelieve que comentamos.
  • 4. Dentro de esas coordenadas estéticas en la parte superior derecha se incluye la leona que comentamos, que ha sido herida por varias flechas que la atraviesan incluso totalmente su cuerpo. Representa el momento en que la leona, herida de muerte, ya no se puede sostener sobre sus cuartos traseros que se arrastran sin vida y sin fuerza y al mismo tiempo levanta su hocico buscando la vida y rugiendo al ver que casi no se puede levantar. Al mismo tiempo sus patas delanteras todavía se mantiene inhiestas y con vida y gracias a ello aún puede mantener elevada la parte delantera de su cuerpo. Sin embargo todo su cuerpo representa una muerte que avanza inexorable a la cual, aunque se opone con todas sus fuerzas, llegará definitivamente. Es la expresión del dramatismo de la muerte. Si comparas la leona herida con el león herido observarás tanto la falta de realismo como la inexistencia del dramatismo expresivo que la leona herida tan perfectamente refleja.. • Ideas básicas para comentario: o Destaca la fuerza expresiva. Sus hombres, dioses y animales son fuertes, grandes, musculosos y fuertes. Por ello representan toda la musculatura en su máxima expresividad o los gruesos tendones unidos a poderosos músculos en tensión perfectamente esculpida. o Son sus artistas unos perfectos animalistas porque copian minuciosamente todos los detalles. Cuando representan a los hombres lo hacen esculpiendo detalladamente todos los rizos de sus cabelleras o de sus largas barbas. o Continúa con la producción de estatuas pero el artista asirio prefiere el relieve donde cuenta con estilo narrativo y con precisión representativa y gran expresividad dramática, escenas de la vida de su reyes en actitud de exaltación de su fuerza y poder. o En lo que ser refiere a su temática, hay que destacar su gran aportación como es el toro antropomorfo alado, así como genios alados o sacerdotes. Sin olvidar la representación de la vida de los reyes o las escenas donde aparecen los animales. o Como se puede ver, el escultor asirio interpreta perfectamente el dramatismo del momento de la muerte de la fiera, con suprema elegancia, frescura, verosimilitud en el gesto, finura en el trazo de la silueta, y siempre en bellas y elegantes actitudes. Datos Técnicos Nombre: Leona herida Autor: Desconocido Fecha: 668 - 626 a. C. Características: Relieves en alabastro yesoso. Museo Británico. Londres. Análisis formal. Las características formales de la escultura en relieve asiria fueron muy estables a lo largo del tiempo. Los relieves se disponen en frisos corridos en los pasillos principales del palacio, a partir de las puertas monumentales protegidas por los toros androcéfalos lamassu, con la intención de que los visitantes del rey queden impresionados ante su valor y fuerza.
  • 5. Son bajorrelieves muy planos, con figuras que apenas presentan un ligero bulto, lo que permite resaltar las líneas de la anatomía. El rey y sus ayudantes posan en actitud hierática, ausente de movimiento, con rostros inexpresivos de ojos almendrados, expresando una solemnidad ritual, propia del poder real, que se quiere transmitir es tan estable y perdurable como el de los dioses. En agudo contraste, los animales están animados por un dramático movimiento que indica la proximidad de la muerte, como esa leona herida que aún agonizante intenta arrastrar las patas traseras. Los cabellos están estilizados, tanto los humanos como los de los animales, pero estos muestran en cambio una sorprendente fidelidad anatómica, con una precisa reproducción de los músculos en tensión, sobre todo en las posturas de salto. No hay profundidad, colocándose todas las figuras en el mismo plano sobre un fondo liso. La composición es muy estudiada, buscando crear efectos de continuidad y discontinuidad muy marcados. Por ejemplo, en Asurbanipal y el león la acción se centra espacialmente en la muerte final que el rey inflige al león, sosteniéndole con la mano izquierda el cuello al tiempo que le atraviesa con la espada que sostiene rígidamente en su mano derecha, a la vez que el león intenta agredir en vano al rey. Esta confusa agitación de brazos y patas en el centro concentra la atención del espectador. Pero también se sugiere el acto anterior, en el que el rey ha herido con flechas al león (hay una clavada en su cabeza), teniendo detrás suyo a un tranquilo acompañante de su séquito que le porta el arco y las flechas sueltas sin carcaj. Significado. Asiria fue un reino muy importante en Oriente Medio en varias épocas durante 1340- 612 aC. La época más gloriosa y la más rica en arte transcurrió en los siglos VIII y VII aC, con varios reyes importantes, entre los que destacó Asurbanipal III, el famoso Sardanápalo para los griegos, rey entre 669/668 y 630/627 aC, por su cultura artística y literaria (su biblioteca era inmensa, lo que se correspondía con su formación inicial como sacerdote, hasta que la muerte de sus hermanos mayores le llevó al trono), espíritu guerrero y grandes victorias sobre Elam, Babilonia y el norte de Arabia que llevaron al imperio a su máximo extensión, aunque el inmenso costo bélico y el creciente número de enemigos dejó su imperio en una situación muy débil y poco después de su muerte estallaron guerras civiles y en 612 el imperio fue aniquilado para siempre (el pueblo asirio subsiste solo como una pequeña minoría en el actual Irak) por los medos y babilonios, como venganza por las masivas tropelías asirias: ejecuciones, torturas, saqueos, deportaciones, trabajos forzados..., de todo lo cual nos informan los relieves asirios, cuya temática fundamental es política y religiosa, pero los más bellos, los de Asurbanipal, se centran en los temas bélicos y de cacería. La guerra era la principal fuente de legitimidad del poder de los reyes asirios, que debían regularmente combatir y aplastar a sus enemigos, con una violencia cruel y despiadada,
  • 6. famosa en su época. Los reyes se presentaban usualmente dirigiendo a sus ejércitos, recibiendo la rendición y tributo de los enemigos o desfilando con sus tropas victoriosas, como sucede en Asurbanipal en carro, donde su alta figura se magnifica mediante una tiara y el cobijo de un parasol que le sirve de cúspide simbólica. En él aparece Asurbanipal supervisando la deportación de los vencidos elamitas tras el saqueo de su capital Susa en 646 aC. La caza simboliza el poder del rey con una lectura religiosa y política a la vez. El aspecto religioso lo ilustra un relato de las hazañas del rey Tiglatpileser I (s. VIII aC): ‹‹… Por mandato de Ninurta, mi protector, maté ciento veinte leones de corazón valiente en heroico combate a pie, y otros ochocientos leones, desde mi carro de combate…›› Matar leones lanzaba además un poderoso mensaje político: el rey vencía sobre los animales que encarnan la naturaleza indómita que amenazaba a sus súbditos, asimilándose así a los héroes legendarios, como el sumerio Dumuzi, que castigaba a los animales que alteraban el orden y la civilización, en paralelo a lo que aparecen en otras culturas o civilizaciones, como Sansón entre los judíos y Hércules entre los griegos, y que tendrá continuidad por ejemplo en las representaciones de los reyes como cazadores que vemos en mosaicos de Alejandro Magno o en retratos que Velázquez hizo de Felipe IV. No extraña pues que la caza del león fuera un tema artístico antiguo entre los asirios, que ya aparecía en los relieves del palacio de su homónimo Asurbanipal II (883-859 aC) en Kalakh, pero su mejor representación es la de obras para Asurbanipal III como La leona herida y Asurbanipal y el león. Los asirios cazaban solos o acompañados por un séquito de hombres, a pie, a caballo o en carro, armados con arco y flechas, lanzas, jabalinas o espadas. Fuentes. *<Asiria. Arte e imperio>. Alicante. Museo de Arqueología (2 abril-30 septiembre 2007). 235 obras y 17 documentos. Reseña de Pecci, Hipólito. Asiria. Arte e imperio. “Revista de Arqueología”, v. 38, nº 318 (2007) 14-23. AA.VV. Wikipedia. AA.VV. Historias de Arte para Bachillerato de Algaida, Anaya, Edebé, ECYR, Santillana, SM, Teide,Vicens Vives... AA.VV. Vídeo Relieves asirios (2 minutos 32 segundos) en el British Museum y el Louvre: [http://www.youtube.com/watch?v=KM6DLRoIiIk&feature=fvsr] Klíma, Josef. Sociedad y Cultura en la Antigua Mesopotamia. Akal. Madrid. 1980 (1961 checo). 318 pp. Roux, Georges. Mesopotamia. Historia política, económica y cultural. Akal. Madrid. 1987. 495 pp. Starr, Chester G. Historia del Mundo Antiguo. Akal. Madrid. 1974 (1965 inglés). 838 pp. En el Imperio Asirio, la caza mayor constituía un deporte de prestigio especialmente reservado a los monarcas. Afortunadamente, se conservan obras en las que se representan escenas cinegéticas de la época, entre las cuales ocupan un puesto primordial en la Historia del Arte los famosos relieves del Palacio de Asurbanipal en Nínive, en la Alta Mesopotamia. Estamos hablando de un conjunto de relieves ejecutados en el siglo VII antes de Cristo. Aunque los temas relacionados con la caza no sean los únicos, sí que son, muy probablemente, los más interesantes. En ellos podemos ver al propio rey cazando leones y un amplio repertorio de animales en las más variadas posturas y
  • 7. actitudes. Sorprende, además de la notable calidad alcanzada, los altos niveles de realismo, poco comunes hasta esa época. Un ejemplo de ese realismo lo podemos ver en la escena más conocida de estos relieves, la leona herida del Museo Británico. Las flechas han acertado a dar en la parte trasera del animal, atravesando su columna vertebral. Ello le impide articular sus extremidades posteriores, que arrastra cansinamente. Sin embargo, resiste valientemente ante el dolor, como muestran las patas delanteras, enérgicas y tensas. Igualmente, la cabeza es tratada con admirable realismo. La leona sigue rugiendo amenazadoramente, lo que nos ayuda a entender la fiereza de un animal que resiste aún en sus últimos momentos. Un ejemplo sensacional de la calidad artística alcanzada en algunas de las culturas antiguas del Próximo Oriente, que no nos debe hacer olvidar, ni mucho menos, otros restos escultóricos del mismo conjunto, como es el león herido, procedente del mismo palacio. El arte plástico asirio La comunicación directa entre dioses y hombres desaparece absolutamente en el arte asirio. Ahora el arte asirio tendrá como finalidad que esos dioses pasen a ser símbolos o estatuas alzadas sobre un pedestal. El arte asirio se diferencia del resto del arte mesopotámico debido a la influencia de las poblaciones que se asentaron en sus territorios entre ellas hurritas, hititas, árameos y fenicios. Esta variedad de pueblos debió influir en la concepción artística asiría creando un arte de personalidad ecléctica, pero al mismo tiempo personal e inconfundible. Por primera vez en el arte asirio, como en el resto de la cultura mesopotámica, existe una clara distinción entre la estatua y el propio Dios. En las puertas de entrada de algunas ciudades o palacios se confiaba el poder a toros androcéfalos y genios protectores guardianes de impedir la entrada a espíritus malignos. Además de los de Jorsabad y Nínive (Qujundjiq), hay todavía en Kalakh toros cuyas espantosas cabezas sobresalen del terraplén, en medio del desierto. Layard explica su emoción cuando, la noche de la víspera de arrancarlos del palacio real de Qujundjiq, para trasladarlos al British Museum, fue a verlos por última vez, a la luz de la luna, en su emplazamiento, donde habían estado más de treinta siglos. "Piezas de cedro, ciprés, pino y maderas de Sindai, con gruesas barras de bronce -dice Senaquerib en su crónica real-, coloqué en las puertas, y en las cámaras de habitación dejé aberturas como ventanas altas. Grandes colosos de alabastro, llevando la tiara y los varios pares de cuernos, puse a cada lado de las puertas." Estas deben de ser las figuras que decoraban las puertas interiores; a los grandes toros alados de las entradas del palacio, Senaquerib les dedica un capítulo especial. "Grandes toros con alas, de piedra blanca, labré en la ciudad de Tastiate, al otro lado del Tigris, para las grandes puertas, y corté grandes árboles de los vecinos bosques para hacer los carros o armadías que debían conducirlos... Era en el mes de Ishtar, en la primavera, y la inundación hacía difícil el transporte; las gentes de la escuadra que conducía los toros alados desesperaban ya de llegar a buen término. Con esfuerzo y no pocas dificultades, fueron llevados a las puertas del palacio." Pero es evidente que el toro alado asirio es la última evolución del toro mesopotámico. En Sumer, el toro era el animal asociado a Sin, el dios lunar,
  • 8. porque allí, como en todos los pueblos primitivos, se creía que los rayos del astro nocturno, atravesando las capas del terreno, producían la germinación de las semillas plantadas en el campo. Una vez salido el tallo del suelo, los rayos del Sol, el astro diurno, lo cuidaban como la nodriza al infante, pero la fuerza germinadora estaba en los rayos lunares. Así el toro de Sin, el animal más fuerte, el más masculino de todos los animales salvajes del delta, fue considerado como símbolo del principio germinador por los primitivos sumerios. Se le agregó fisonomía humana barbuda para asociarle inteligencia; se le añadieron alas porque, en los primeros días del delta, el único fruto, o casi el único, era el dátil de la palmera. Los cereales no empezaron a cultivarse hasta el año 2000 a.C. El dátil sirve todavía a los beduinos para hacer pan y fabricar bebidas fermentadas. Siendo las palmeras de diferente sexo, al principio el polen de la palmera macho se llevaba a la palmera hembra principalmente por los pájaros, buitres, águilas y halcones, que, al posarse sobre las palmeras en flor, se cubrían de polen el plumaje y después, despolvoreándose, salpicaban las flores hembras. Debió de observarse, hacia el IV milenio a.C, que años de abundancia de buitres o águilas correspondían a fuertes cosechas de dátiles, y se consideraron las águilas como agentes del principio procreador. Por este motivo a los toros antropocéfalos se les agregaron alas... Más tarde se añadió el cuarto elemento para formar el tetramorfos, o sea las garras de león. La diosa de la guerra y del amor, en Sumer lo mismo que en Asiria, era Ishtar, y esta divinidad tenía por animal favorito el león. Por consiguiente, la diosa Ishtar era otra manifestación del principio procreador, por fin sintetizado en aquel animal hombre-águila-toro-león. En Kalakh, en Nínive y en Jorsabad estos guardianes monstruosos recuerdan la visión célebre de los cuatro animales simbólicos por el profeta Ezequiel, la visión que la iconografía cristiana ilustró con la composición sagrada del tetramorfos, simbolizando los cuatro evangelistas en el toro, el león, el águila y el hombre. La decoración esculpida de los palacios asirios se componía casi exclusivamente de relieves. En las cámaras principales, departamentos de recepción y habitación de los palacios asirios, se encuentra generalmente, aplicada todavía a la pared, una hilera de placas de piedra con relieves de tanto valor artístico como histórico; son la ilustración gráfica de las erónicas de los excelsos monarcas asirios, con sus triunfos gloriosos, sus crueles y despiadadas venganzas una vez conseguida la victoria tras los cruentos y reñidos combates, sus devociones y diversiones, sus cacerías, sus fiestas, banquetes y recepciones. Estos relieves decorativos aparecen sustituidos, en las cámaras de segundo orden, por una faja de estuco pintado, de color uniforme en toda su extensión o bien con características decoraciones policromas. Y se han encontrado sólo excepcionalmente estatuas exentas. De 116 reyes asirios, sólo Salmanasar III y Assurnazirpal II hicieron esculpir grandes estatuas suyas, que conservan los museos de Estambul y el British Museum.