Giovanni Pico della Mirandola fue un humanista y filósofo italiano del Renacimiento conocido por publicar 900 tesis que intentaban demostrar la naturaleza del cristianismo y su concordancia con otras tradiciones filosóficas. Trece de sus tesis fueron condenadas por herejía y fue perseguido, aunque luego encontró protección en Florencia.
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA
1. GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA
(Mirandola, actual Italia, 1463 - Florencia, 1494) Humanista y filósofo italiano. Estudió
derecho en la Universidad de Bolonia y en los más importantes centros de Italia y Francia.
En pleno auge del Renacimiento, publicó en Roma sus célebres novecientas tesis,
tituladas Conclusiones philosophicae, cabalisticae et theologicae (1486). En ellas
manifestó la intención de demostrar la verdadera naturaleza del cristianismo,
considerándolo como el punto de confluencia de todas las tradiciones filosóficas
anteriores, incluidas la filosofía griega, la astrología, la cábala y la magia. Sus teorías
fueron combatidas duramente por la curia romana y trece de sus tesis fueron condenadas
por los teólogos de la época, motivo por el cual fue perseguido por hereje y pasó tres
meses encerrado en la torre de Vincennes. Tras ese período, se encomendó a la
protección de Lorenzo el Magnífico, en Florencia. En 1489 publicó Heptaplus, comentario
cabalístico sobre el libro del Génesis, y en 1492 De ente et uno, una crítica al platonismo
de Ficino. Falleció tras ser envenenado por su secretario.
Por sus tesis sobre la superioridad y el protagonismo del hombre en el universo y sobre la
libertad de la conciencia y la voluntad humana, el escritor y filósofo italiano Pico della
Mirandola es considerado una de las figuras centrales del humanismo. En su juventud
estudió derecho canónico en Bolonia, letras en Ferrara y filosofía en Padua, ciudad en la
que entró en contacto con el averroísmo. En 1484 se trasladó a Florencia, donde se hizo
íntimo amigo de Lorenzo de Médicis y se convirtió en uno de los colaboradores más
activos de la Academia platónica.
Dotado de una inteligencia precoz y de prodigiosa memoria, pudo formarse rápidamente
una cultura muy amplia, que incluía el conocimiento de las lenguas hebrea, árabe, griega
y caldea. Tras una breve estancia en París, en 1486 se instaló en Roma y publicó sus
famosas novecientas tesis bajo el título de Conclusiones philosophicae, cabalisticae et
theologicae. Pretendía con ellas promover un debate público, en el que deberían haber
participado los hombres más eruditos de su tiempo, sobre los principales problemas
filosóficos y teológicos.
En la Conclusiones, clara muestra de su enorme erudición, plasmó los dos motivos
capitales de su filosofía: la íntima concordancia de las principales expresiones filosóficas y
religiosas del pensamiento, y la concepción del universo compuesto por tres órdenes de
realidad: el mundo intelectual, de Dios y de los ángeles, el mundo de las esferas celestes
2. y el mundo sublunar. El hombre, como centro del universo, es un microcosmos que
participa de las tres órdenes y que gracias a su total libertad puede crearse su propia
condición. "De la dignidad del hombre", texto escrito como introducción a las
Conclusiones, ha sido definido como el manifiesto del pensamiento renacentista.
La comisión papal censuró trece de sus tesis, pero él contestó publicando una Apología
(1487) en la que acusaba a sus jueces de mala voluntad, con el resultado de que el papa
Inocencio VIII decidió condenar todas las Conclusiones. Para salvarse de las
persecuciones huyó a Francia, pero no consiguió evitar que le detuvieran. Gracias a la
intervención de varios señores italianos fue liberado a las pocas semanas y regresó a
Florencia, invitado por Lorenzo el Magnífico.
En su estancia florentina escribió Heptaplus (1489), una interpretación de los significados
del Génesis, y De ente et uno (Del ser y de la unidad, 1492), dirigido a encontrar las
concordancias entre Platón y Aristóteles. En la ciudad conoció a Girolamo Savonarola,
cuya influencia despertó en él un fervor religioso que le llevó a abandonar todos sus
bienes e ingresar en la orden de los dominicos, pero poco después de haber terminado su
última y monumental obra, Disputaciones contra la astrología (1493), murió envenenado,
al parecer, por su propio secretario.
3. LORENZO VALLA
(Laurentius Valla en su nombre latino; Roma, 1406/1407 - ibídem, 1 de agosto de 1457),
humanista, orador, educador y filósofo italiano, considerado el pionero de la crítica
histórica y filosófica, fue conocido en su tiempo por su demostración de que la Donación
de Constantino, documento mediante el que el papado se arrogaba el dominio de
extensos territorios de Occidente, era una falsificación.
En el terreno de la filología bíblica su aportación máxima fueron los comentarios al Nuevo
Testamento, que serían la base de la crítica textual de humanistas posteriores como
Erasmo de Róterdam.
Otro aspecto por el que fue relevante es su redacción de una nueva gramática latina, las
Elegancias de la lengua latina (De elegantia linguae latinae), que superaba las gramáticas
medievales y enseñaba un latín clásico de gran corrección y elegancia. Asimismo,
destaca su tratado de lógica aristotélica Disputaciones dialécticas (Dialecticae
disputationes), que simplificaba y racionalizaba la decadente escolástica cristiana.
Su obra más famosa es su tratado De elegantia linguae latinae, un estudio de la
gramática del latín sobre bases científicas.
Los humanistas que le precedieron habían formado su latín de forma empírica y copiando
construcciones del latín popular, sin imitar el latín clásico. Para ellos Valla trataba el latín
como una lengua muerta, fundando todos sus juicios gramaticales en autoridades clásicas
y gran número de humanistas, sobre todo Poggio Bracciolini, le atacaron, incluso
aludiendo a sus vicios privados, aunque Valla se defendió vigorosamente contra éste en
especial en sus Invectivarum libri sex.
Valla intentó entrar en la curia romana escribiendo una apología a Eugenio IV donde
prometía enmendarse, pero sólo Nicolás V le posibilitó volver a Roma como relator en
1448 para más tarde ser nombrado secretario apostólico. Calixto III le dio un puesto en
San Juan de Letrán; por orden de Nicolás V tuvo que traducir a varios autores griegos.
En su Disputazioni dialettiche, el escritor se opone a Aristóteles y a la escolástica. Se le
considera el fundador de la filología como disciplina científica por su estudio de los poetas
latinos y su proposición de una nueva gramática.
4. Quizá su logro más conocido fue su descubrimiento, basado en pruebas filológicas, de la
falsedad del documento medieval Donación de Constantino, supuestamente redactado
por este emperador y por el que se otorgaban los territorios de la Italia central, desde ese
momento llamados Estados pontificios, al gobierno del papa u obispo de Roma.
Valla exhorta a los romanos a rebelarse y a quitarle al Papa su poder temporal, el cual,
declara el autor, es la causa de todos los males que afligen a Italia. En Anotazionni sul
testo latino del Nuovo Testamento el autor revisa las versiones en latín. En su De
professione religiosorum niega que el estado religioso sea el más perfecto y señala que
los monjes que actúan con arrogancia llamándose a sí mismos religiosos no hacen bien al
excluir a otros cristianos.
5. POGGIO BRACCIOLINI
Gian Francesco Poggio Bracciolini (Terranuova, cerca de Arezzo, 1380 – Florencia, 10 de
octubre 1459) fue un humanista italiano.
Estudió en Florencia y vino a Roma alrededor del año 1402. El papa Bonifacio IX hizo de
él uno de sus secretarios apostólicos. Ocupó el cargo de canciller de Florencia en junio de
1453 gracias a la protección de los Médici y fue un latinista convencido de que el latín era
una lengua viva, por lo que fue con frecuencia criticado por ciceronianos como Leonardo
Bruni o Lorenzo Valla (este último escribió un Antidotus in Poggium).
Fue un incansable perseguidor de manuscritos por toda Italia, Inglaterra, Alemania,
Francia y Suiza, de suerte que rescató, compró, copió o robó él solo gran parte de la
literatura clásica latina antigua que reverdeció en el Renacimiento desde el seno de los
monasterios a que acudió en su busca.
Usaba, a imitación de Coluccio Salutati, la nueva letra gótica más rápida en vez de la
minúscula carolina. Así rescató numerosos discursos de Cicerón que encontró en el
monasterio de Cluny en 1415, así como, en el monasterio suizo de Saint Gall, el primer
texto completo de la Institutio Oratoria de Quintiliano, un fragmento de Valerio Flaco,
comentarios de Cicerón, otros de Asconio y Prisciano a Virgilio y un manuscrito de
Vitrubio.
En Alemania encontró un códice de Vegecio. También encontró el De rerum natura de
Lucrecio1 y obras de Manilio, Silio Itálico, Amiano Marcelino y obras de los gramáticos
Caper, Eutiques y Probo. También halló las Silvae de Estacio, y esto es sólo una parte
muy pequeña de sus descubrimientos.
Estudió además la historia de Florencia, que escribió desde los años 1350 a 1455, y
compuso numerosas epístolas, algunas de ellas contra sus enemigos, y diálogos en latín;
fue muy conocida y popular una colección suya de cuentecillos cómicos que tituló Liber
facetiarum.
Un aspecto bastante desconocido es su papel en el desarrollo de la caligrafía Bracciolini
es considerado2 el principal creador de la letra caligráfica lettera antica formata o
humanista, que difundió desde su trabajo como notario y a través de la secretaría del
Papa. Esta letra dio lugar a fines del siglo XV a la letra humanista de imprenta.
6. TOMÁS MORO
(Thomas More) Político y humanista inglés (Londres, 1478 -1535). Procedente de la
pequeña nobleza, estudió en la Universidad de Oxford y accedió a la corte inglesa en
calidad de jurista. Su experiencia como abogado y juez le hizo reflexionar sobre la
injusticia del mundo, a la luz de su relación intelectual con los humanistas del continente
(como Erasmo de Rotterdam). Desde 1504 fue miembro del Parlamento, donde se hizo
notar por sus posturas audaces en contra de la tiranía.
Su obra más relevante como pensador político fue Utopía (París, 1516). En ella criticó el
orden político, social y religioso establecido, bajo la fórmula de imaginar como antítesis
una comunidad perfecta; su modelo estaba caracterizado por la igualdad social, la fe
religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la democracia en las unidades
de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno.
A pesar de haber mantenido en el plano teórico estas aspiraciones premonitorias del
pensamiento socialista, Moro fue prudente y moderado en cuanto a la posibilidad de
llevarlas a la práctica, por lo que no combatió directamente al poder establecido ni adoptó
posturas ideológicas intransigentes.
Enrique VIII, atraído por su valía intelectual, le promovió a cargos de importancia
creciente: embajador en los Países Bajos (1515), miembro del Consejo Privado (1517),
portavoz de la Cámara de los Comunes (1523) y canciller desde 1529 (fue el primer laico
que ocupó este puesto político en Inglaterra). Ayudó al rey a conservar la unidad de la
Iglesia de Inglaterra, rechazando las doctrinas de Lutero; e intentó, mientras pudo,
mantener la paz exterior.
Sin embargo, acabó rompiendo con Enrique VIII por razones de conciencia, pues era un
católico ferviente que incluso había pensado en hacerse monje. Moro declaró su
oposición a Enrique y dimitió como canciller cuando el rey quiso anular su matrimonio con
Catalina de Aragón, rompió las relaciones con el Papado, se apropió de los bienes de los
monasterios y exigió al clero inglés un sometimiento total a su autoridad (1532).
Su negativa a reconocer como legítimo el subsiguiente matrimonio de Enrique VIII con
Ana Bolena, prestando juramento a la Ley de Sucesión, hizo que el rey le encerrara en la
Torre de Londres (1534) y le hiciera decapitar al año siguiente. La Iglesia católica le
canonizó en 1935.