1. PRÓLOGO DEL LIBRO LETRISTAS FLAMENCOS DE LEBRIJA DE
RICARDO RODRÍGUEZ COSANO
POR ANA MARÍA R. NOVOA
Hoy, estrenado el otoño, a mí se me antoja verano. Siento el aire fresco y el aroma de
mar, de mar de atardeceres, de mar de puestas de sol. Recojo mis anotaciones y las
vivencias de los días estivales en relación a este libro y recojo también las ilusiones
compartidas en la costa gaditana junto a su autor.
Me lo traigo todo a estas páginas y mi mente inquieta comienza a transitar por mis
recuerdos, aunque pronto se serena al compás de las letras de las soleares, las cuartetas,
las quintillas, las seguidillas y las seguiriyas, estrofas populares que han acompañado
mi infancia y me han visto crecer y que Ricardo recopila en estas páginas.
Como hijo adoptivo de Lebrija, recoge sus propias letras en este compendio de textos de
letristas lebrijanos que a través de sus estrofas impregnaron e impregnan de sentimiento
y emoción el aire de esta ciudad.
A lo largo de mis ratos de intensa lectura las palabras me invitan a conocer las raíces de
nuestra tierra y también me permiten tomar conciencia de nuestra esencia, de las
costumbres de nuestros ancestros y me llevan de forma irremediable al entendimiento
de que fue necesaria la aceptación de su realidad para poder cambiarla y evolucionar
desde lo que somos.
Comienzo a entremezclar la poesía con mi intuición y me sumerjo en las aguas de lo
profundo a través de las metáforas y el simbolismo y contacto con el dolor, la alegría, la
amargura e incluso el miedo y un sinfín de emociones que seguro brotaron en el
silencio y la soledad de sus autores en el momento de la inspiración. Mi compasión se
une a ellos, al pueblo que en la escuela que es la propia vida aprende a gestionar las
emociones a través del flamenco y que a través del arte de la palabra saca de su corazón
los anhelos, las necesidades y los sentimientos enraizados en el alma, para así poder
romper las cadenas emocionales, aligerar la carga del día a día y traer la calma a su
vida.
Divago de nuevo entre mis recuerdos imaginando a Ricardo en su Casariche natal
siendo niño, observando su mundo con sus ojos inquietos y traviesos, soñando con su
camino de vida y fraguando las sendas que lo han llevado a escribir infinidad de letras
como esta soleá que recoge en estas páginas:
Me da miedo el caminar
Porque el camino es “mu” largo
y no sé a dónde va.
2. En aquel momento no sabía que su camino lo traería a nuestra ciudad, a Lebrija, a
volcar su pasión y entusiasmo en la educación, la cultura y el arte en una polifacética
trayectoria de propósito y vida.
Como Maestro vocacional, integró en su aula el amor a la docencia y su pasión por el
flamenco, creando el Aula de Arte Flamenco en el colegio Elio Antonio. En dicha aula
ponía a su alumnado en contacto con la música flamenca, los iniciaba en la guitarra,
transmitía las estructuras de las letras y los invitaba a disfrutar de audiciones de piano y
guitarra.
Un paseo por los "palos" fundamentales del flamenco que ahora recoge en estas
páginas.
Ricardo que se atrevió con la saeta antigua con diez años sabe que es importante iniciar
a nuestros pequeños y pequeñas desde bien temprano en nuestras tradiciones y en el
amor a lo popular.
Como reconocido flamencólogo sigue colaborando en diversas revistas de flamenco
como son El Candil, El Olivo, Sevilla Flamenca, La Flamenca y Flamencología de la
Cátedra de Jerez entre otras y continúa escribiendo letras para cantaores flamencos.
Otras de sus creaciones y aportaciones a este mundo de arte son una Semblanza
flamenca, mezcla de poesía y cante, a la figura del bandolero "El Tempranillo" y un
nuevo "palo" flamenco, La Rociera, que en el árbol del cante flamenco se coloca en las
ramas de la seguirillas. Todo esto aderezado con las notas de su voz como aficionado
cantaor.
En éste, su décimo sexto libro, crea un texto cercano en el que organiza nuestra riqueza
cultural para conseguir un seguimiento fácil de las peculiaridades de cada estrofa y su
interpretación como “palo” flamenco. La lectura estructurada de estas composiciones
sirve, no sólo, de disfrute para los lectores y lectoras de sus páginas sino también de
ejemplo y modelo para nuevas composiciones de escritores noveles.
Pero si hay algo que destaco, desde mi sentir como docente, es que este libro consigue
gracias a la sabiduría de su autor, que vuelve a unir sus dos pasiones, flamenco y
educación, que el flamenco llegue de nuevo a las aulas. En el análisis de estas páginas
no sólo se regala a nuestro alumnado el contacto con la cultura andaluza sino que se le
ofrece la posibilidad de un aprendizaje escondido en sus palabras, con el que pueden
regular a través del lenguaje, sus pensamientos y sus emociones y encontrar la
motivación para ser capaces de construir conocimiento a partir de la interpretación de
su mensaje.
En las manos de cualquier Maestro o Maestra puede convertirse, también, en un
popular tratado de Inteligencia Emocional que servirá de guía en la infancia y en la
adolescencia para la comprensión de las emociones propias y de las emociones de los
demás, a partir de los sentimientos profundos recogidos en las letras de la gente de su
tierra.
3. Sin embargo, es mucho más lo que debo a la lectura de estas páginas, pues ha sido la
sincronizada oportunidad para, en su lectura solitaria, entregarme a la grata tarea de
comprender, una vez más, la grandeza de su autor como persona, pues Ricardo es mi
padre.
¡Qué puedo decir de quién desde mis primeros momentos en la vida, me cuidó y acunó
con tanta ternura!
Niño creativo e inquieto, dominaba el balón y lideraba a su grupo de amigos en la
búsqueda de la travesura. Su zalamería infantil hipnotizaba a sus familiares que han
escuchado el desparpajo de sus charlas y el gracejo de su sentido del humor con
entusiasmo. Como primogénito apoyó a sus padres en una época no fácil de transitar
ayudando a dar clases a su maestro y pintando los carteles de las películas que se
visionaban en el cine de su pueblo. De ellos, mis abuelos, recibía todo el cariño, todo
el respaldo y toda la ilusión para conseguir una buena formación a través de los
estudios. Mi abuela con un tesón increíble perseveraba con esta intención para sus
cuatro hijos acompañada de mi abuelo, hombre culto, gran lector y enamorado de la
música, que recorrió las calles de nuestro pueblo pegado a las bandas musicales en
bastantes ocasiones, deleitándose con las piezas que interpretaban.
Es en el amor de esta familia donde se gesta la fuerza y la gallardía que pasea por las
calles de nuestro pueblo, donde el destino conspira para que pudiese encontrarse con
Emilia, mi madre, mujer de gran fortaleza y ternura que lo acompaña y lo apoya en
todos sus proyectos.
Como padre, el más leal compañero de mis sueños de infancia, el mejor cómplice en mi
adolescencia y el más preciado consejero en mi vida adulta. Con su gran capacidad de
escucha y su desbordante empatía siempre nos transmite lo importante que somos en su
vida mi hermana y yo.
Como hombre, sensible y de eterna sonrisa. Ahora entiendo que ha encontrado en la
escritura la mejor de las maneras para canalizar su emotividad y ha aprovechado el
“quejio” del cante “jondo” para sacar esos dolores que todos como seres humanos
llevamos anclados a nuestra alma y así poder obtener el consuelo que, a veces, sólo
podemos darnos a nosotros mismos.
Como persona, un Ser de luz que motiva y potencia que todo aquel que pasa por su vida
se mire de frente y sea capaz de encontrarse con su propia luz.
Es el reflejo de su luz, la que me invita ahora a viajar de nuevo al recuerdo de los tonos
púrpuras y anaranjados de los cielos marinos gaditanos en los que inicié este gratificante
recorrido, no sin antes agradecer a estos letristas lebrijanos, ser juglares de la esencia de
nuestro pueblo andaluz y a ti, Ricardo, juglar de juglares, por ofrecerme escribir este
prólogo y por esta recopilación de letras que quedan recogidas para deleite de nuestro
pueblo y como auténtico regalo para las generaciones venideras.
4. Si tal como declamaba un filósofo: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi
mundo”, con la lectura de las páginas de este libro podemos ampliar nuestro mundo a
través de la riqueza del lenguaje del pueblo andaluz.
Ana María Rodríguez Novoa
Lebrija 28 de Septiembre de 2012