2. Tippi nació en 1990, en
Namibia, donde sus padres
franceses, Alain Degré y
Sylvie Robert trabajaban
como fotógrafos.
3. Su nombre completo es Tippi
Benjamine Okanti Degré. Su tercer
nombre se lo dieron porque OKANTI
en Namibia, en la lengua ovambo,
significa suricato, la
pequeña mangosta que llevó al
desierto del Kalahari a los padres de
Tippi para hacer un documental
4. A lo largo de los 10 años que pasó
en Namibia se adaptó al medio que la
rodeaba. Vistió durante ese tiempo
básicamente con un taparrabos y solía
caminar descalza por las enormes
fincas. JB, el leopardo con el que
estableció una empatía poco frecuente,
era un animal huérfano criado en
libertad por los propietarios de una
enorme hacienda y alimentado con
biberones pero que nunca había sido
domesticado. JB se mostraba dócil y
mimoso sólo cuando se hallaba en la
presencia de la pequeña Tippi. Sus
padres narran la anécdota en la que en
una ocasión el leopardo mordió a un
niño y nadie era capaz de forzar al
animal a que lo soltase, hasta que
llegó Tippi y tras propinarle un golpe en
la nariz, se alejó soltando al infortunado
niño.
5. La foto de Tippi al lado
de un joven cachorro de
león al que puso el
nombre de Mufasa es
maravillosa, pero lo más
impresionante fue
cuando después de un
año volvimos y Mufasa,
que se había convertido
en un enorme animal, se
acercó a Tippi y le
ronroneó frotándose
contra ella como hacen
los gatos. Casi caigo al
suelo del susto que
tenía y estaba deseando
que se alejara.” Sylvie
Robert
9. Además de haberse hecho
amiga y de haber jugado con
todo tipo de animales incluso
de cocodrilos, y habiendo
recibido más de un doloroso
mordisco y arañazos,
estableció unos poderosísimos
lazos con los bosquimanos,
quienes llegaron a
considerarla uno más de ellos.
10.
11. Fueron ellos, los Bosquimanos e Himbas ,
tribus del Kalahari, quienes la instruyeron en
su lengua y en los secretos para poder
sobrevivir en el desierto.
12. Tuvo una infancia
extraordinaria en África,
era un lugar mágico que
para ella representaba la
felicidad perfecta. Pero
cuando tuvo que
trasladarse a París para
estudiar, todo cambió. Creo
que sintió como si África le
hubiera sido arrebatada
injustamente, y eso le
causó mucho dolor y una
profunda tristeza. Nunca se
quejó ni habló de ello. Fue
sólo como si algo en su
interior se hubiera
derrumbado
13. Cuando me fui a vivir a
Francia, traté de hablar con
los gorriones, los perros,
las palomas, los gatos, las
vacas y los caballos. Pero
no pude. No sé por qué.
Creo que es porque mi
verdadero país es África, y
no Francia.
14. Como explica su madre, Sylvie: “Fue mágico vivir en
libertad la naturaleza junto a Tippi. Ella nació y se crió
hasta los diez años en plena naturaleza con la
compañía de todo tipo de animales, la mayor parte de
su tiempo. Mi hija posee un vínculo de especial armonía
y sabe conectar con la mentalidad de estos animales.
Consideraba que éstos eran sus amigos y nunca les
tuvo miedo, simplemente los miraba a los ojos y hablaba
con ellos. Siempre pensé que ofrecer todo esto a mi hija
era lo mejor que podía hacer, darle una experiencia
inolvidable en comparación a la infancia que viven la
mayoría de los niños en las ciudades. Mi decisión de
criarla en el desierto africano fue una de las mejores
decisiones que he tomado y no me arrepiento de ello.”
15. Regresé a Africa a
hacer 6 documentales
para Discovery
Channel… ¡Cómo no!...