Este relato trata sobre Luis, que junto a su abuelo, y su amiga Andrea, viven una vida inundada de la peste que la humanidad ayudó a crecer hace cuatro décadas (año 2060). Sus vidas
corren riesgo, esta peste de contaminación desea acabar con toda forma de vida en el planeta tierra.
Atlas del socioecosistema Río Grande de Monitán.pdf
Chicos de plástico-Steven Artiga, David Serpas
1. José David Serpas Pineda
Ismael Steven Artiga Pérez
COLEGIO ESPAÑOL PADRE ARRUPE El Salvador (Centroamérica)
Chicos de
plástico
2. Extendemos un agradecimiento a todas las personas que se
responsabilizan por resolver los problemas de la humanidad sin
recibir nada a cambio; para todos ellos, le demostramos nuestro
agradecimiento con este libro.
3. Prólogo
Luis, el personaje principal, asume el papel de ser un niño huérfano. Se quedó al
cuidado de su abuelo después de que su padre falleciera por haber inhalado un gas
de dióxido de azufre por largo rato en una fabrica donde trabajaba. Fue un
accidente, dijeron los defensores. Unos años más tarde su madre falleció al haber
ingerido unos camarones intoxicados. La historia de los padres de Luis no es muy
particular, sino más bien, iba formando parte de la larga lista de personas fallecidas
por estar expuestas a fuentes contaminadas.
Su abuelo, don Pedro, con el gran dolor de un padre que ha perdido a su hija,
decidió llevarse a su nieto a un sitio muy remoto de la ciudad. Creía que de esta
manera podían haberse librado de la peste que devoraba vidas de las personas de
aquella ciudad despavorida. Ahora el problema sería cómo sobrevivir sin que
aquella cosa llegara a ellos.
Al llegar a un pueblo muy incógnito que había pasado años a la deriva aprendió
junto a su nieto técnicas de supervivencia, y logró asentarse en ese lugar por un
buen periodo de tiempo.
Los lugareños no vivían en casas bonitas, ni tampoco tenían una infraestructura
que se le pareciera a una. Solamente habían construido lo que ellos llamaron
refugios para cada familia. Todos los que habitaban en ese pueblo lo hacían por
escapar de aquella peste que invadió sus antiguos hogares hace mucho o muy poco
tiempo, y habían llegado hasta ese lugar para buscar un modo de seguir viviendo.
Por el miedo de algunos de que la peste llegara hasta ellos, algunos no se
quedaban por mucho tiempo, y seguían andando por los caminos de la vida con
toda la familia a lado. Luis solo tenía a su abuelo, y este solo a su nieto. Por tanto,
creyeron que, si en algún momento la peste llegara hasta ellos, no les costaría
escapar de nuevo de ella, ya que no llevaban mucho bulto consigo.
Los años pasaron, y las familias poco a poco se fueron yendo. Solo se quedaron Luis
y su abuelo junto con otra pareja de madre e hija. La niña se llamaba Andrea, y solo
pudo convivir con Luis, el único niño que era casi de su misma edad.
Los chicos construyeron una sólida amistad, y muchas veces se preguntaban cómo
había sido el pasado antes que la peste les ganara la batalla. Don Pedro se reunía
muy seguido con ellos para contarles historias de cómo había sido la vida antes que
4. todo eso sucediera. Ante esto los chicos se llenaban de euforia por descubrir una
manera de destruir al demonio, y poder reconstruir el mundo.
Buscaban muchas respuestas en el pasado para entender su presente, y se dieron
cuenta que fue culpa de los mismos errores que los humanos cometieron. Esto hizo
que esto se propagara. Ahora ellos querían ser la solución, se emocionaban mucho
al creer que podían ellos concluir el esfuerzo y el trabajo de muchos seres humanos
que trataron por varios años de evitar esta catástrofe; pero al final, ya era tarde.
5. Cada minuto se vende un millón de botellas de plástico en
el mundo. Cada botella de plástico tarda unos 450 años
en descomponerse.
6. Año 2060
Busco en el ayer las respuestas de mi presente.
Vivir ahora es no vivir. El mundo fue habitado por una especie de enemigo
que nos destruyó lentamente. Que también nosotros ayudamos a
expandirse.
-Veo y escucho aseveraciones del ayer, en donde a pocos le importó nuestra
existencia- dijo Andrea.
-Escuché a mi abuelo contar que en el pasado los mares estaban llenos de
vida. Dice que existían animales sorprendentes, gordos y gigantescos.
También mencionó otros muy raros que no recuerdo. Cuenta que la peste los
invadió por culpa de nosotros, los humanos, y ellos iban siendo expulsados
de su hábitat hasta tal punto que se extinguieron por completo- concluyó
Luis.
-Fuimos sepultando hasta nuestra propia existencia por culpa de nuestra vida
desordenada del consumismo. Ahora es demasiado tarde para remendar la
situación- dijo don Pedro, el abuelo de Luis, acercándose a ellos de forma
encorvada como si los años le pasasen factura. Usaba su cubrebocas y en eso
recordó- ¡Niños! Pónganse sus tapabocas. No ven que respirar este aire es
dañino. Los podría matar.
-Vivir en este tiempo es como si ya estuviéramos muerto, abuelo- se atrevió a
decir Luis de manera desganada cuando se dirigía a la par de su amiga en
dirección cada uno a su refugio.
7. El plástico se inventó hasta finales del siglo XIX, pero,
hasta mediados del siglo XX
no empezó a producirse a gran escala.
8. La peste
Algunos de aquellos libros que todavía sobreviven cuentan que hace 42 años
atrás, dos mil dieciocho, el mundo produjo alrededor de trescientos ochenta
millones de toneladas de plástico en solo ese año.
Don Pedro aún guardaba fotografías de su hija, recordando que hace ya
muchos años murió después de haber ingerido mariscos en un mal estado.
Los mariscos fueron de las primeras especies expuestas a ingerir plástico, lo
cual se pegaba a sus intestinos y contaminaban al marino.
Contemplando el recuerdo de su esposa se dirigió a su nieto Luis. -Hace unos
años vivimos “La Guerra del Plástico”. Todo empezó con el número excesivo
e inútil, cerca del noventa por ciento del plástico que se producía era hecho
de combustibles fósiles. Y sabes que, cerca de la mitad de ese plástico era
destinado a empaquetado de alimentos y productos manufactureros. Eso
quiere decir que la mayoría de las veces solo se utilizaba una tan sola vez por
muy pocas horas o minutos. Luego ya no hubo lugar para echar todo ese
plástico, y al final, fue consumido por la mayoría de las especies del mar,
quienes, al verse en la necesidad de trasladarse en largos recorridos,
decidieron muchas veces tragarse estas desdichas del hombre- hizo una
pausa.
Su nieto se mantenía intrigado, por lo que no lo interrumpió. Don Pedro al
notar la expresión de interés en la cara de su nieto prosiguió. -Tal vez sepas
que antes las personas ingeríamos carnes, leche, huevo, mariscos; todas
procedentes de los animales. Ahora ya no podemos hacer eso. Si
consumimos estos alimentos probablemente estén contaminados. La peste
invadió todos los territorios, sin hacer tregua con nadie. Incluso las plantas
dejaron de crecer en abundancia. La peste había apoderado a su aliado, El
Calentamiento Global, quienes se habían propuesto acabar con cualquier
forma de vida en la tierra. En la desesperación de las personas por
deshacerse del plástico acumulado en sus casas, acudieron al fuego como
herramienta para extinguir nuestro propio pecado. Sin embargo, no se dieron
cuenta de que estaban sepultando nuestra propia tumba. Cuando se
quemaba, lo ayudábamos a expandirse de forma más rápida y dañina por
mar, tierra y cielo.
9. Los científicos han encontrado micro plásticos en ciento catorce especies
acuáticas y más de la mitad de ellas forman parte de nuestra
dieta alimenticia.
10. La Guerra Del Plástico
Don Pedro sentado en la mesa con su nieto, ambos comiendo sus legumbres
de maní y sopa de lentejas. De repente escucharon un golpe en la puerta de
su refugio y acto seguido, la amiga de Luis entró al lugar donde ellos estaban.
-Quiero escuchar más sobre la peste que nos inunda ahora- dijo Andrea.
-Sí- dijo rápidamente Luis dirigiendo una mirada a su abuelo - ¿Por qué será
que los seres humanos permitieron que esto pasara?
-Bueno, no es que todos los seres humanos fuesen culpables. Había personas
que buscaron detener la expansión de la peste por todo el mundo. Pero por
más trabajo que hicieran solo lograban reciclar un cinco por ciento de lo que
se producía al año. Sinceramente era una brecha imposible de contrarrestar,
y al final, no lograron impedirlo.
- ¿Qué hizo falta que hicieran? -dijo Luis.
- ¡Voluntad!, eso fue lo que faltó. Fueron pocos los que aceptaron la
responsabilidad de proteger la vida que se nos había dado. La mayoría decía
“ese no es mi problema, no es mi basura la que está tirada en las calles. Que
lo recoja quien lo tiró”. Y así fue como se iban pasando la responsabilidad
unos a otros.
- ¿Pero no eran conscientes de lo que estaba pasando? -preguntó Andrea.
-Algunos lo eran. Pero incluso no se hacían responsables del crimen.
Pensaban que era responsabilidad del Estado poner reglas para que esto no
siguiera, y así todo se regularía. Si bien esto es cierto, también necesitamos
que esas leyes se cumplan, estén o no estén. Ya que es la vida, y no solo la de
los animales o plantas, sino la nuestra también. Somos nosotros quienes
debemos hacer cumplir la ley, y sobre todo la más importante que se nos ha
dado: proteger nuestro planeta.
11. La madre de Andrea se acercó de manera imprevista, acalorada y con un
terror marcado en su rostro. -Debemos salir de aquí. -logró decirles antes de
salir corriendo otra vez.
Los otros tres le siguieron hasta la puerta, levantaron la vista y en su asombro
por lo que estaban viendo quedaron inmovilizados por un rato.
Regresó corriendo la madre de Andrea hacia ellos. Agarrando del brazo de su
hija se dirigió a los otros dos y les dijo - ¡corran! - Luego volvió a correr con su
mano sujetando el brazo de su hija que corría tras ella.
Una avalancha de basura con un montón de residuos mezclados se dirigía
hacia ellos. Don Pedro recuperó la movilidad, y le dio la orden a su nieto de
que le siguiera con un gesto de su mano.
Todos corrían con gran esfuerzo tratando escapar del peligro que les seguía.
Andrea y su madre corrían a una cierta distancia de ellos, y a unos cien
metros atrás, la avalancha se retorcía formando una gigantesca ola de basura
que se movía de manera atropelladora y rápida hacia ellos.
Las piernas de Don Pedro no cedieron más, y con un tropiezo en una rajadura
que había en el suelo se cayó. Su nieto se detuvo junto él. Su abuelo dio su
último esfuerzo y le gritó - ¡CORRE! -a lo que su nieto cumplió sin contradecir
nada.
La avalancha se acercó a Don Pedro, quien trató de cubrirse la cara, lo cual no
tuvo éxito ya que la ola iba con tal intensidad que se lo pasó llevando y
convirtiéndolo en materia de lo que estaba compuesto.
Los otros tres corrían hasta que las piernas no le dieron. La madre de Andrea
se detuvo exhausta y ya no pudo seguir. Los chicos no se dieron cuenta que
ella se había quedado, siguieron corriendo y luego se detuvieron un
momento para tomar aire. Fue entonces cuando se dieron cuenta que la
madre de Andrea ya no estaba con ellos. Su hija la buscó atemorizadamente.
Luego vieron la avalancha más cerca de ellos. Entonces Luis le dijo- ¡corre
antes que nos convirtamos en chicos de plástico!
FIN.
12. Querido ser humano:
Sé que probablemente te parezca una locura lo que pienso contarte. Pero
estoy seguro de que tú mismo me terminarás dando la razón cuando te des
cuenta de lo grave de este problema más adelante.
Sin tanta vuelta te lo diré: el mundo está en problemas, y tú puedes salvarlo
junto como querrás salvar tu vida cuando te enteres. Con toda la sinceridad,
de verdad espero que no vaya a ser demasiado tarde cuando lo descubras;
sin embargo, tienes en este momento la oportunidad de poner a salvo tu
apreciada vida y la de tu familia.
Es ahora cuando te des cuenta de lo necesario que es que cambies tus
hábitos de consumo y la forma en que desechas lo que usas. Quizá
probablemente muchos te dirán que estás desperdiciando tu tiempo en
tonterías, pero te invito a recordar que las personas que hicieron la
diferencia transformaron de un modo u otro el mundo.
La responsabilidad está en tus manos. Sé un héroe y un protector de la vida y
verás como esta te regresa el favor demostrándote lo maravilloso que es la
vida.
Me despido esperando que no tardes en decidirte, ya que no es posible saber
cuándo ya será tarde y no podamos contrarrestar a la bestia.
Atentamente,
Los chicos de plástico.
13. Redacción - José David Serpas Pineda.
Diseño e ilustración – Ismael Steven Artiga Pérez.
14. Palabras de los autores
“No estamos simplemente en el universo, además somos parte de él. Se podría
decir que somos la facultad que tiene el universo de conocerse a sí mismo”, esta es
una frase del astrofísico Neil deGrasse Tyson. Las personas del mundo en general
somos responsables o tenemos cierta importancia en los sucesos que luego nos
llegan a afectar. Sin duda, el mundo cambió su forma de avanzar, haciéndolo ahora
de manera acelerada. Siendo esto una causa que no se puede contrarrestar por sí
solo, depende mucho de nosotros, los seres humanos, buscar los métodos
correctos para hacerle frente a estas dificultades que como humanidad vivimos y
viviremos en el futuro.
Es por esto por lo que nos llevó a escribir este libro, con la intención de llevarle a
los lectores una idea de lo que puede ser nuestro destino si no controlamos la
forma desordenada que llevamos nuestra acciones y hábitos que afectan a nuestro
medio ambiente.
Si bien los personajes que aquí se cuentan son ficticios, no estamos tan separados
de la realidad de estos. El dos mil veintiuno se volvió un año para cambiar muchas
cosas, esto gracias a una pandemia reciente que nos permitió contemplar lo
fascinante que es nuestro entorno. También cómo nuestra rutina que
conservábamos afectaba enormemente a nuestro planeta. ¿Precisábamos de una
pandemia para poder ver los problemas ambientales que nos afectan a todos para
poder hacer consciencia de nuestro abusivo acto de destrucción, malos usos de los
recursos naturales, contaminantes, entre otros, para poder notarlos? Y lo más
importante, ¿nos seguiremos quedando de brazos cruzados después de lo que
hemos aprendido? ¿O será en vano?
Es verdaderamente necesario que asumamos responsabilidad sobre nuestras
acciones, no debemos dejar que otros se encarguen. Pues, todos vivimos en este
planeta, hacemos uso de él, debemos regresarle el favor que nos proporciona al
permitirnos conservar la vida. Somos dueños de nuestro propio destino, aunque a
veces no queremos asumirlo.
15. Referencia bibliográfica.
David Miranda, 20 de marzo de 2020, Veinte datos sobre el problema del
plástico en el mundo, España, National Geographic.
Laura Quiñones, 5 de junio de 2018, O nos divorciamos del plástico, o nos
olvidamos del planeta, ONU, Noticias ONU.
Organización Mundial de la Salud, 15 de marzo de 2016, Cada año mueren
12,6 millones de personas a causa de la insalubridad del medio ambiente,
Ginebra.
RTVE.es, 11 de septiembre de 2018, El plástico ya está detrás de la muerte
de al menos el 3% de los cetáceos, España.