Los primeros cristianos vivían en una sociedad pagana hostil donde su religión era ilegal, por lo que usaban símbolos pintados en las catacumbas para expresar su fe de forma secreta. Los símbolos más importantes incluían al Buen Pastor, el orante, el monograma de Cristo y el pez, así como símbolos eucarísticos relacionados con el pan, las uvas y la vid.