Santa Cristina nació en Bolsena, Italia a principios del siglo IV. Su padre era un general pagano que descubrió la fe cristiana de su hija y, lleno de ira, la trató peor que a otros cristianos. En la Basílica de Santa Cristina de Bolsena se guardan reliquias de la sangre de Cristo que han alimentado la fe de generaciones de fieles.