2. Qué es Patriarcado:
Se denomina como patriarcado al predominio de la autoridad que
ejerce un varón sobre un grupo de personas o sociedad,
específicamente sobre las mujeres y los niños.
Por otro lado, también se entiende como patriarcado al obispo de
ciertas iglesias ortodoxas o a los fundadores de una orden
religiosa.
La palabra patriarcado deriva del latín tardío patriarchālis, que
significa ʽgobierno de los padresʼ.
El patriarcado es un tipo de organización social cuya autoridad y
poder recae en el varón con mayor autoridad de la familia o grupo
social, llamado patriarca. De allí que el patriarcado establezca el
dominio masculino sobre la figura femenina y los demás miembros
de un grupo familiar y social.
En este sentido, el patriarcado impone una distribución desigual del
poder y de los derechos entre hombres y mujeres. Dicha
desigualdad ha impulsado diversos movimientos y luchas
feministas a favor del respeto e igualdad de trato y derechos
femeninos en relación con los hombres.
Estos movimientos han logrado que las mujeres puedan ocupar
importantes roles sociales y políticos, el acceso a la educación, el
derecho al sufragio, mayores oportunidades laborales, el respeto a
la sexualidad femenina, la defensa ante la violencia de género,
entre otros.
3. Origen del patriarcado
Diversos estudios antropológicos, sociológicos y políticos han determinado que el patriarcado,
como estructura familiar y social, data cerca del año 3000 a.C., incluso, se considera que el
patriarcado también inició en las familias hebreas en las cuales se daba este tipo de
organización.
Los principales indicios del patriarcado derivan de que el hombre impuso su voluntad, poder y
superioridad ante la figura femenina al asignarle diferentes tareas y obligaciones como la
recolección de alimentos, los cuidados del hogar, la reproducción, entre otros.
Por su parte, el hombre se dedicaba a la caza, a los enfrentamientos de guerra, se otorgaba el
derecho a tener más de una pareja, por lo que, además, dominaba la sexualidad femenina y, se
dedicaba a inculcar los valores familiares y sociales.
De allí que, los especialistas han señalado que la estructura del patriarcado se fundamenta,
principalmente, en tres aspectos que son: las relaciones de parentesco y, en específico con la
mujer, la heterosexualidad obligatoria y el contrato sexual.
En consecuencia, los diversos movimientos feministas han luchado a lo largo de los siglos XIX y
XX por la igual social, política, familiar y cultural entre hombres y mujeres. Muchos han sido los
logros alcanzados, sin embargo, aún existen grandes evidencias de que el patriarcado continúa
imponiéndose de diversas maneras en la actualidad.
4. Ejemplos de patriarcado
Dependencia económica. Esto sucede cuando la mujer tiene acceso
a trabajos más precarios o peor remunerados que a los que tiene
acceso el hombre. También se da cuando el salario de una mujer es
más bajo que el de un hombre que ocupa igual puesto o, incluso,
cuando a la mujer se le asigna el rol de ama de casa, encargada del
cuidado de los niños y, por lo tanto, no puede dedicarse a trabajar
y tener su propio salario o ingreso. Todo esto hace que las mujeres
no se encuentren en igual condiciones que los hombres y que
dependan de ellos para su subsistencia.
Víctima de violencia. Es muy común ver cómo en algunas
sociedades las mujeres son víctimas de ciertos tipos de violencia
específica, como puede ser el acoso sexual. La violencia doméstica
y las violaciones forman parte de este tipo de agresiones que
muchas veces son naturalizadas, legitimizadas o invisibilizadas. En
muchos casos ni siquiera existen figuras legales para efectuar una
denuncia.
5. Crecimiento profesional. Se utiliza el concepto “techo de cristal” para hablar de la limitante o
“techo” que encuentran las mujeres dentro de su carrera profesional. Son pocas las mujeres
que verdaderamente acceden a los cargos de decisión dentro de las compañías, ya sea por
una cuestión cultural de la empresa (que le da mayor protagonismo al hombre), porque la
propia mujer se autocensura (por temor a no cumplir con las habilidades y conocimientos
necesarios) o incluso porque opta por su vida familiar. En general, los cargos más
importantes y altos dentro de la jerarquía de cualquier empresa se encuentran en manos de
hombres. A esto se le suma que las mujeres suelen verse limitadas a acceder a ciertos tipos
de industrias, como la de los servicios o la textil o a ciertos cargos como el de maestra,
secretaria o enfermera, que, por lo general, son mal pagos.
Derechos sexuales sin garantizar. Muchas veces las mujeres no tienen el mismo derecho que
los hombres en relación al control de su sexualidad. Esto implica tanto el cuidado de la salud
sexual y reproductiva como el derecho a decidir libre y responsablemente sobre su propio
cuerpo y sobre si quiere o no tener hijos y, en caso de querer tenerlos, poder decidir cuántos
(control de natalidad).
Expectativas laborales. Por lo general, se tiene la idea o creencia de que los hombres son más
dedicados al trabajo que a la familia y que las mujeres, a la inversa, priorizan la familia. Por
eso es muy común que, a la hora de contratar a alguien, el empleador se vuelque por un
hombre.
6. Características del patriarcado
El patriarcado está constituido por costumbres, tradiciones, actitudes, normas
familiares y hábitos suya enseñanza y aprendizaje aseguran su transmisión de
generación en generación.
Da una definición de los roles y los estereotipos sexuales por medio de su ideología y
los hace parecer como naturales y generales.
Se ha presentado a lo largo del tiempo en diferentes lugares y épocas.
Las mujeres, tanto adultas como niñas, están en todo momento expuestas a diferentes
tipos de opresión patriarcal.
El patriarcado fue la primera estructura que ejerció dominación sobre una mujer en la
historia y actualmente continúa siendo el más poderoso cuando se habla de
desigualdad.
En el interior de la sociedad patriarcal, nacen las religiones monoteístas masculinas tales
como el judaísmo e islamismo, las cuales sostienen estructuras discriminatorias en
contra de la mujer.
7. El patriarcado da soporte ideológico al hombre
machista y a sus costumbres discriminatorias.
Es jerárquicamente discriminatoria con la
mujer.
Es el soporte ideas para los pensamientos
envueltos en sociedades machistas.
Para los patriarcas, la mujer no tiene
personalidad jurídica ni alma. Debe ser una
mujer sometida para ser considerada una
buena mujer. Debe de obedecer a su esposo o
padre quien es el que toma las decisiones por
ella y vive bajo su tutela.
Cuando la mujer no cumple todos estos
requisitos, pasa a ser considerada como
insumisa o pecadora y es sometida entonces a
la exclusión y la humillación, en algunos lugares
del mundo, incluso al asesinato.
8. Lucha del feminismo por quebrar los
preceptos del patriarcado
Este movimiento se revela contra el patriarcado, dando cuenta de la fortaleza física, intelectual, emocional,
de las mujeres; de la igualdad que merecen ante la ley, en el campo laboral, en las tareas del hogar y
cuidado de los niños, si los hubiese.
Una de las misiones que el feminismo ha conquistado en casi todo el mundo es el derecho a votar (en el
Vaticano aún les es negado), otra es la posibilidad de divorciarse legalmente. Aún está en proceso desligar,
del imaginario social, el género femenino de la maternidad, ya que no todas las mujeres desean ser madres,
así como no todos los hombres desean ser padres.
Las mujeres en la actualidad tienen más posibilidades de acceso a cargos políticos, empresariales, de
liderazgo.
El patriarcado ha dado lugar a todo tipo de desigualdades, violencia e injusticias, no siempre de manera
explícita. El silencio, ocultamiento, falta de problematización, han legitimado la violencia física, abusos,
maltrato emocional, exclusión de la vida política, dificultad en el acceso a la educación, etcétera. Ante ello
se revelan quienes se identifican como feministas.
Rita Segato, antropóloga feminista, nacida en 1951 en Buenos Aires, Argentina, explica que intentar invertir
los lugares de hombres y mujeres no sería una solución real, pues las mujeres gozarían de los mismos
privilegios, que ahora experimentan los hombres y la injusticia sería la inversa, en otros cuerpos. La lucha
no es contra los hombres, sino contra el patriarcado y el concepto de “macho” que contiene, con toda su
implicancia simbólica en torno a la violencia misógina.
9. La autora expresa que se requiere un cambio
profundo, para engendrar un mundo nuevo, donde
hombres y mujeres tengan las mismas posibilidades,
derechos, obligaciones y libertades; con apertura a las
diferentes formas de vivenciar el género, a la
diversidad de orientaciones y de identidades.
En este contexto, se destaca la sororidad, que se
manifiesta entre mujeres como una fórmula de
compañerismo, confianza y apoyo mutuo; es parte de
la lucha contra la competencia tradicional entre
mujeres y permite una mayor fortaleza, que proviene
de la unión, para defender de los derechos que les han
sido arrebatados o negados. Desde que son pequeñas,
a las niñas se les enseña a enemistarse con otras, en
lugar de protegerse, unirse. La sororidad o solidaridad
entre mujeres es un arma frente al machismo, como
conjunto de ideas que sitúan a las mismas en relación
de inferioridad, con respecto a los “machos”.