1. LA VIRGEN DEL PILAR Y EL MILAGRO DE CALANDA
Por Antonio Casao
«Yo soy ateo, pero a la Virgen del Pilar y al Milagro de Calanda no me los toquéis. Eso
sí me lo creo» (Luis Buñuel).
Antigüedad de la tradición y del templo del Pilar
La venida de la Virgen en carne mortal a Zaragoza para consolar a Santiago que estaba
predicando allí es una antigua y respetable tradición. No se trata de un dogma de fe que
haya que acatar sin reservas: “Ninguna aparición o visita de la Virgen es de fe. Todas
se pueden admitir, todas se pueden negar sin menoscabo alguno de la fe, de la
moralidad y de las buenas costumbres. Pero siempre con honradez histórica, con
sinceridad moral, con lógica intachable” (F.Gutiérrez Lasanta, en “Historia de la
Virgen del Pilar”).
Aunque la primera vez que aparece la palabra “Pilar”, referida a la basílica mariana de
Zaragoza, es en la copia de los “Moralia in Job” de San Gregorio Magno a finales del
siglo XIII, la narración de la tradición seguramente se compuso con anterioridad.
Ignoramos cuándo pudo comenzar la tradición oral, pero, evidentemente, es muy
antigua. No es razonable pensar que la tradición se cree entonces, pues en absoluto
hubiera admitido el cabildo de La Seo, enfrentado ya con el del Pilar por cuestiones de
preeminencia, que se introdujera esta singular historia de la venida de la Virgen y del
origen jacobeo de la iglesia de Santa María. En estas disputas, que duraron hasta la
unión de los dos Cabildos en 1676, jamás puso en duda el cabildo de La Seo la
tradición de la Virgen del Pilar.
Años después, en una salvaguarda de los Jurados de Zaragoza fechada el 27 de mayo de
1299, se exime de prendas a los peregrinos que van a “Santa María del Pilar, en la
iglesia de Santa María la Mayor” de Zaragoza, donde hace el Señor “muchos e
innumerables milagros”. De todo esto se da fe en 1299 como de un hecho normal
comúnmente aceptado. Hay que destacar que se trata de un documento que procede de
la autoridad civil (el Concejo de Zaragoza). El texto citado permite suponer que, en la
gran iglesia de Santa María la Mayor, existía una capilla dedicada al culto de la Virgen
del Pilar. Esto explicaría que en documentos posteriores aparezcan indistintamente
ambos nombres.
Además, en 1118, pocos días antes de la conquista de la ciudad, una bula del Papa
Gelasio II concedía indulgencias a quienes ayudasen al ejército de Alfonso I en el
asedio a Zaragoza y a la restauración del templo de Santa María, del que se considera
obligado a resaltar “su especial dignidad y santidad”. Si añadimos que el obispo Pedro
de Librana, tras la reconquista de la ciudad, en una carta circular a “toda la
cristiandad”, enviaba la bula diciendo que “las manos cristianas han conquistado la
ciudad de Zaragoza y liberado la iglesia de la gloriosa Virgen María (...), que, como es
notorio, goza de un bienaventurado y antiguo nombre de santidad y dignidad”, se
corrobora la antigüedad de la devoción.
Quienes, modernamente, critican la tradición pilarista se basan en la “Historia
Eclesiástica de España”, de Z.García Villada, publicada en 1929. Según este autor, los
2. testimonios más antiguos serían los del monje francés Aimonio del año 855 que escribió
del templo de Santa María la Mayor que era la “madre de todas las iglesias de la
ciudad” y de un tal Moción, de 987, que añade al citado el de las Santas Masas,
extramuros de Zaragoza; en cualquier caso, la tradición de Santa María sería ya
muy conocida antes de los documentos del siglo IX y la advocación del Pilar
anterior a 1299, sin que sepamos en cuanto tiempo.
No se ha encontrado ningún templo ibérico donde se levanta la actual basílica del
Pilar y, por supuesto, en dicho lugar tampoco se ha hallado ninguna diosa ibérica
sobre un pilar. Lo que sí salieron fueron restos romanos debajo del Pilar, aunque no
fueron bien registrados en su momento. Esto enlaza con la cuestión de si, tras la
aparición de la Virgen a Santiago, en el terreno en que hoy se levanta el templo del Pilar
existió un lugar de culto cristiano o éste fue posterior. C.Aguarod y A.Mostalac, en “La
Arqueología de Zaragoza en la Antigüedad tardía”, lo ven así: “La realidad
arqueológica habla a favor de la presencia de restos arquitectónicos de época imperial
romana en el subsuelo próximo a la Santa Capilla. Las obras de consolidación del
monumento llevadas a cabo por Teodoro Ríos a partir de 1929 pusieron al descubierto
dichos restos y fue exhumado un buen número de antigüedades entre las que destaca un
retrato femenino en mármol, de época claudia, que está en estudio en la actualidad. La
posible existencia de un lugar de culto, aprovechando estructuras arquitectónicas
existentes no contradice la descripción que Galiay hace de un edificio que
correspondería a la parte inferior de la Santa Capilla del Pilar, de 16 pies de largo por
8 de ancho. De ser correcta dicha suposición estaríamos ante la reutilización de un
espacio ya existente en época de Tiberio”. Por su parte, A.Beltrán señala: “¿Y si los
restos romanos identificados bajo el Pilar fueron una casa que la piedad de Santiago y
de sus convertidos transformó en la iglesia que cumplía el mandato de la Virgen que
registra la tradición? Nunca lo sabremos por las vías de la Arqueología o la Historia”.
Los cristianos zaragozanos bajo el Islam
Aunque debieron ser muchos los zaragozanos que se convirtieron al Islam tras la
ocupación musulmana (quizás más del 50% al comenzar el siglo X), no se abandonó
la práctica cristiana. Las comunidades mozárabes (cristianos que conservaron su fe y
su organización interna) de Zaragoza eran muy importantes. La principal se centraba
alrededor del templo de Santa María la Mayor (el Pilar); existían otras, como la que
acudía a la iglesia de las Santas Masas (Santa Engracia), extramuros, y la de Santiago.
Críticas a la tradición. El caso Ferreras y la Inquisición
Como dice la Gran Enciclopedia Aragonesa (GEA),“La crítica de los hechos
prodigiosos fue provocada por la propia Santa Sede a mitad del siglo XVIII o
desarrollada por eruditos como el Padre Feijoo, entre nosotros”. Según el P.Feijoo,
“Son dignos de severo castigo todos los que publican milagros falsos, reliquias falsas y
cualesquiera narraciones eclesiásticas fabulosas”. Pues bien, historiadores críticos
como los padres Feijoo, Flórez, Masdeu (que negó hasta la existencia del Cid), etc.
creyeron y defendieron sin vacilaciones ni ambages la tradición de la Virgen del
Pilar.
La disputa entre Juan de Ferreras y Juan Francisco Escuder sobre la tradición de la
Venida de la Virgen del Pilar forma parte de una controversia más amplia entre
3. historiadores. Ferreras publicó una “Historia de España” y Escuder replicó con “Breve
desengaño crítico”, donde señalaba los errores históricos, geográficos, literarios, etc. de
Ferreras en temas aragoneses. Ferreras (uno de los fundadores de la Real Academia de
la Lengua, bibliotecario real y elegido dos veces como obispo, aunque renunció) era una
figura mucho más destacada que Escuder (también académico de la Lengua). A pesar de
ello, el rechazo a Ferreras de los historiadores ilustrados (como Feijoo) y
posteriores fue casi total. En honor de Ferreras hay que señalar que “como hombre
razonable y piadoso, convencido por los argumentos de sus adversarios, o deseoso de
dar alguna satisfacción al pueblo, levantó un altar en la parroquia de San Andrés de
Madrid a la Virgen del Pilar de Zaragoza”. Ferreras era el párroco de San Andrés.
El tribunal de la Inquisición se implantó en Zaragoza en 1484 y estuvo vigente hasta
que fue abolida, en 1834. En 1720 la Inquisición prohibió el papel “Examen de la
tradición del Pilar”, atribuido por algunos al mismo Ferreras, “cuyo asunto es negar la
tradición de la venida de la Santísima Virgen María nuestra Señora a Zaragoza” . Ese
mismo año, Felipe V había ordenado arrancar tres hojas del tomo VI de la “Historia de
España”, de Ferreras, “en las cuales, entre otras cosas, se intenta (...) entibiar la
devoción con que España y todas las provincias cristianas veneran aquel santuario”.
Asimismo, para evitar disensiones, el monarca refrendó el decreto inquisitorial que
prohibía la publicación de críticas sobre la tradición del Pilar.
La talla de la Virgen sigue la moda de Borgoña, como otras obras de Juan de la
Huerta y de sus maestros
La Dra.MªCarmen Lacarra, catedrática de Historia del Arte Antiguo y Medieval de la
Universidad de Zaragoza, señala que la talla de la Virgen, en madera dorada, “obedece
a un modelo de influencia septentrional europea, relacionado con talleres borgoñones
de la primera mitad del siglo XV, como ya señalara Torralba”. (Éste apuntó que
“habría que encajarla en el siglo XV, en el cual, además, el estilo de Borgoña impuso
la moda de formas macizas y aún achaparradas, que se dan evidentemente en esta
escultura”).
Según la Dra.Lacarra, “La efigie de madera (de la Virgen del Pilar) representa a María
como Reina y Madre, coronada, con regio vestido gótico de gran recato (...) que no
desdice, sino al contrario, de una moda de la época”. La Virgen porta al Niño Jesús,
desnudo y jugando con un pajarito, acción inspirada en el apócrifo “Evangelio del
Pseudo Mateo”.
Según esta experta, cuya tesis ha sido refrendada por investigadores franceses, la talla
de la Virgen del Pilar es obra del escultor darocense Juan de La Huerta: “Se demuestra
que las obras atribuidas a Juan de la Huerta en tierras de Borgoña tienen un gran
parecido con la imagen zaragozana. La Virgen en alabastro, de la iglesia de Pesmes,
presenta muchas similitudes y a ella “el movimiento de los labios da un aire de
gravedad que se repite en la Virgen del Pilar de Zaragoza, al igual que sucede con el
tratamiento del cabello y de su ropaje (...) en otra conocida imagen de Juan de la
Huerta, la Virgen con el Niño de Autun (1449), en la que el Niño de cabellos rizados y
mejillas abultadas, recostado sobre el brazo derecho de su Madre, resulta ser una
réplica de aquel que se venera en la imagen de la Virgen del Pilar de Zaragoza”.”Los
pliegues del ropaje, tan característicos (en forma de V) se reconocen igualmente en
otra célebre estatua suya, el San Juan Evangelista encargado por otro de sus mecenas,
4. el cardenal Juan Rolin, canciller del Duque de Borgoña, para el monasterio de Bar-le-
Regulier”. Juan de la Huerta sucedió a Klaus de Werve al frente de los grandes talleres
ducales de Borgoña.
Curiosidades sobre la talla y la columna
Dada la excelente calidad y su estado más que aceptable de conservación, los expertos
se inclinan a pensar que la madera de la talla de la Virgen proviene de un frutal
sanísimo, tal vez de un peral o un manzano.
La columna de jaspe sobre la que asienta la imagen de la Virgen fue recubierta de
bronce en el siglo XVII para evitar que los fieles dañasen su integridad. Posteriormente,
este metal fue protegido por una funda semicilíndrica de plata.
Las fiestas religiosas y civiles del Pilar
Como informa la “web” del Cabildo, los días 2, 12 y 20 de cada mes la imagen aparece
sobre la columna, sin manto, dejando ver la guarnición semicilíndrica de plata labrada.
En estos días se conmemoran: la fiesta de la Venida de la Virgen (2 de enero), la
fiesta del Pilar (12 de octubre) y la fiesta de la coronación canónica (20 de mayo).
El 10 de octubre de 1613, el Concejo de Zaragoza acordó “guardar anualmente el día
doce de aquel mes en memoria de la Fiesta de la Aparición de María Santísima al
Apóstol Santiago, que en él se celebraba”. Es decir, desde 1613, la fiesta religiosa del
12 de octubre pasa a ser también festividad civil.
Cada catedral católica celebra la fiesta de su dedicación o consagración. El 12 de
octubre se celebraba la dedicación de la primitiva iglesia del Pilar. “En esa fiesta se
hacía memoria de la edificación del edículo por Santiago y sus discípulos. De manera
que la fiesta de la Virgen del Pilar es una evolución de la fiesta de la dedicación, no
una fiesta nueva, impuesta ni inventada” (Gutiérrez Lasanta). En pleno siglo XVIII
(1778), todavía se sigue llamando a la Solemnidad de la Virgen del Pilar, en la fecha del
12 de octubre, Dedicación de la santa iglesia de Nuestra Señora del Pilar.
Las fiestas del Pilar fueron declaradas de Interés Turístico Nacional en 1965. En los
años finales del siglo XX, fuentes municipales calculaban que dos millones de
personas iban a participar en los actos. La devoción pilarista tiene su máxima
expresión en la ofrenda de flores que se realiza cada 12 de octubre en la plaza del Pilar
(en la de 2003 más de 400.000 oferentes depositaron 7 millones de flores a los pies de la
Virgen) y se manifiesta públicamente al día siguiente en el Rosario de Cristal.
Acontecimientos modernos y visitantes ilustres del Pilar
El milagro de Calanda (1640) dio un gran impulso a la devoción pilarista en todo el
mundo. La gesta de los Sitios de Zaragoza (1808-1809), durante la Guerra de la
Independencia, dio también gran notoriedad a la devoción de la Virgen del Pilar.
El templo es Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1904 y Basílica Menor
desde 1948. En 1896, fue escenario de la primera película de cine rodada en España,
“Salida de misa de doce del Pilar”.
5. En 1954 se celebró en Zaragoza, en torno al Pilar, el Congreso Mariano Nacional, y en
1979 el VIII Congreso Mariológico y el XV Mariano internacionales. El pasado 20 de
mayo de 2005 se cumplió el centenario de la Coronación de la Virgen del Pilar, para lo
que se desplazaron a Zaragoza unos 50.000 fieles.
Tras ser proclamado rey, el primer viaje de don Juan Carlos y doña Sofía fue a
Zaragoza, el 14 de diciembre de 1975, exclusivamente para rezar ante la Virgen. El
Papa Juan Pablo II visitó el Pilar en 1982 y 1984. Otros muchos personajes famosos,
entre ellos Albert Einstein (1923) y Luis Buñuel (1940), también lo visitaron. Según
cálculos exigentes, más de cinco millones de personas visitan anualmente la basílica.
El milagro del cojo de Calanda
El llamado milagro de Calanda es un suceso extraordinario que tuvo difusión universal
y que cuenta con abundante documentación contemporánea: un acta pública del notario
de Mazaleón, que refleja el hecho sucedido el 29 de marzo de 1640, del día 2 de abril;
un manuscrito de la Seo según la instrucción hecha por el arzobispo Apaolaza y otro del
Ayuntamiento de Calanda. Hay que señalar que el proceso canónico fue iniciado a
instancias del Ayuntamiento de Zaragoza. En dicho proceso depusieron 24 testigos
oculares que abarcan todas las fases del milagro: el cirujano que le amputó la pierna, el
practicante que la enterró, el mesonero que albergó al joven o varias personas que
conocieron al muchacho. Ninguno de los 9 miembros del tribunal formaba parte del
Cabildo del Pilar, a la intercesión de cuya Virgen se atribuía el hecho cuya autenticidad
se estaba discutiendo, lo que es otra garantía más de la objetividad del proceso.
A favor de la verdad histórica del milagro de Calanda está el hecho de que ocurrió en
una época en que la Inquisición estaba muy atenta a los milagros y visiones falsos. En
Aragón, particularmente, su influencia era muy fuerte. Si hubiera habido la menor
sospecha de fraude, la Inquisición habría zanjado el asunto inmediatamente.
Como tal milagro obrado por Dios nuestro Señor, y a intercesión de la Virgen del
Pilar fue proclamado el 27 de abril de 1641 por el arzobispo Pedro Apaolaza, con la
participación de tres jueces civiles y asesorado por nueve teólogos y canonistas, tras el
interrogatorio de veinticinco testigos, el hecho de la súbita restitución, la noche del 29
de marzo de 1640, en su casa de Calanda, al joven Miguel Joan Pellicer Blasco, de la
misma pierna derecha que en octubre de 1637 le había sido amputada cuatro
dedos más abajo de la rodilla en el Hospital de Gracia de Zaragoza por el cirujano
Juan de Estanga, habiendo sido enterrada por manos del mancebo practicante Joan
Lorenzo García.
A raíz de la declaración episcopal del hecho como milagroso, ese mismo año 1641, el
rey Felipe IV mandó ir a palacio a Miguel Pellicer y arrodillándose ante él le besó la
pierna. Algunos embajadores extranjeros, allí presentes, informaron a sus monarcas,
como nos consta del inglés Lord A.Hopton a su rey Carlos I.
La noticia se difunde por toda España y J.Pellicer de Ossau en su “Aviso” del 4 de junio
informa del “milagroso portento”. A la difusión europea del prodigio contribuirán
sobre todo dos “Relaciones del milagro”: la de Fr. Jerónimo de San José, editada en
6. 1641, y la “Relación” en latín del médico alemán Dr.Petrus Neurath, editada en Madrid
en 1642, que será traducida al francés y al alemán.
No faltaron las críticas al milagro de Calanda desde el siglo XVIII, sobre todo fuera de
España y dentro del análisis general de los milagros. David Hume lo negó porque
rechaza los milagros al no haberlos experimentado, pues los considera una ruptura de la
naturaleza. (El filósofo ateo A.Flew admite que las objeciones de Hume a los milagros
tienen "serios defectos"). Otros autores, la mayoría ingleses, recurrieron a argumentos
tan peregrinos como que se abusó de la credulidad de aquellos españoles fanáticos e
ignorantes, al proporcionar a un cojo una prótesis ortopédica muy bien elaborada.
De todos modos, como señala F.Ansón : “La Iglesia enseña la posibilidad del milagro
y su valor de prueba, pero deja a los fieles libertad para juzgar el valor de cada uno en
particular. La persona, ante el milagro, continúa libre de admitirlo, rechazarlo o,
incluso, interpretarlo torcidamente”.
Los médicos ante el milagro de Calanda
El Dr. Henry Roger, que fue decano de la Facultad de Medicina de Paris, escribió en
1934 un libro que tituló “Les miracles”, en el que concluye: “La reconstitución de un
miembro representa evidentemente el milagro más extraordinario que pueda darse, el
milagro que los racionalistas serían absolutamente incapaces de explicar. Formulamos
nuestros votos para que un tal milagro pueda reproducirse en nuestro tiempo”.
En el libro de Messori, “El gran milagro”, se incluye la declaración del Dr. Landino
Cugola, traumatólogo y microcirujano en la Universidad de Verona: «Lo que
vieron y describieron aquellos españoles del siglo XVII no es otra cosa que el
reimplante de un miembro en toda regla. Todos los detalles se corresponden con
nuestra experiencia profesional». El Dr.Cugola, especialista en reimplantes de brazos y
piernas, era escéptico cuando empezó a documentarse sobre el milagro y se ha hecho
creyente.
A modo de conclusión
La devoción pilarista pervive con fuerza y vitalidad porque nace del pueblo y no está
impuesta por la clase dominante (GEA). El respeto aún de los agnósticos y los ateos, lo
conserva incólume la Virgen del Pilar porque participa del mismo gran respeto que
inspira cualquier voluntad de emanación popular. (Santiago Lorén).
Espero haber contribuido en algo al conocimiento de la tradición, el templo y la imagen
de la Virgen del Pilar, así como de sus fiestas. Agradezco la inapreciable ayuda recibida
de expertos del CRETA, el Cabildo, el Museo, el Ayuntamiento y la Universidad de
Zaragoza, en especial de la Dra.Lacarra, que ha autorizado la reproducción de las
fotografías adjuntas. Los errores que pueda haber son sólo míos.