1. Drogas ilícitas Versus Derechos Humanos
Álvaro Botero C.
1
Locura es repetir los mismos actos
Pero, esperar resultados diferentes.
Albert Einstein
El 6 de Diciembre de 2012, varios diarios del mundo titulaban con la declaración firmada
por los presidentes de Colombia y Guatemala, en la inauguración del Foro del Día
1
Filósofo Universidad Nacional de Colombia. Investigador y Editor, Fundación Walter Benjamin para la
Investigación Social.
2. 2
Mundial Anticorrupción: El actual enfoque de la “Lucha contra las drogas” ha entrado en
crisis (“prácticamente fracasó”). Hoy en día es imposible apartar la vista de un asunto
que cada vez más copa la atención de medios de comunicación, saliendo de los
consultorios psiquiátricos, clínicas médicas (por sobredosis o dolencias asociadas al
consumo continuado y crónico) y los llamados Centros de Reeducación (Comunidades
Terapéuticas) hasta llegar a la palestra pública exigiendo un tratamiento más de acuerdo
3. 3
a nuestra naturaleza política. Es por eso que, este ensayo intenta contextualizar el
asunto, aunque de manera preliminar, para, así sea modestamente, contribuir con un par
de alternativas que representen la posición del autor frente al problema mismo y su
futuro dentro de la agenda política e institucional.
4. 4
De la Precisión en los términos
Ante todo, un par de claridades. En la Historia General de las Drogas, Antonio Escohotado
llama nuestra atención acerca de la polisemia implícita en la palabra pharmakòn, que
significa ‘veneno’ y ‘remedio’ a la vez. Es decir, en ningún caso se trata de significados
opuestos, ni siquiera alternativos, sino que, en función de la dosis ingerida y las
características individuales, la misma sustancia puede tener un efecto u otro. La Aspirina
5. 5
(Bayer), en sus inicios incluía dosis mínimas de opio (Heroína), inocuas, pero efectivas.
Incluso la Coca Cola, en sus inicios, provenía efectivamente de un jarabe de Coca. Yo
añadiría, que las circunstancias de su uso, su ‘éthos’, también son determinantes
cualitativas.
Si bien es cierto que la ingesta de todo tipo de sustancias vegetales, o químicos
crudos, que alteran los estados de conciencia (llamados Enteógenos
2
), o incluso fármacos
2
Este término, acuñado por A. Hoffmann y G. Wasson, padres del LSD, en un libro de 1978, distingue entre el
uso recreativo (Psicodélico) y el ritual-religioso (Enteogénico).
6. 6
naturales con fines terapéuticos, ha acompañado la historia del Ser humano desde que se
tiene memoria escrita, y probablemente desde antes, estas no se pueden catalogar como
drogas (SPA), en el sentido estricto y moderno del término, en lo que a su ‘consumo’ se
refiere; por un lado, porque las sustancias actuales son producto de elaborados procesos
químicos, y por el otro, porque su uso compulsivo y mórbido, nunca ha sido un
comportamiento habitual, ni socialmente sancionado como aceptado ni aceptable. Es
7. 7
más, la ‘adicción’ es una enfermedad producto de la sociedad industrializada, cuya
detección es relativamente moderna: por lo que a nosotros respecta, es un síntoma que
encubre una condición más amplia, descrita ya por el marxismo temprano: La Alienación.
8. 8
Alienación y fetichismo
Y lo mismo puede decirse de la sustancia misma, que hoy en día es mera mercancía. Este
aspecto define la sociedad en que vivimos, esto es, la sociedad mercantil, la interacción y
el influjo mutuo de los fabricantes privados e independientes de mercancías se
formalizan a través de las cosas, a través de la mediación de los productos del trabajo
9. 9
entre sí. El atributo ‘atomista-privado’ de las compañías y la ausencia de un estatuto
social directo y consciente origina necesariamente que los vínculos entre sus partes se
efectúen a través del mercado mediante la circulación de las mercancías, las cosas, los
precios, que no son sino manifestaciones objetivadas (procesos que se mudan en cosas)
de los productos del trabajo, pero que crean una realidad ilusoria, fomentada desde las
estructuras de poder, con fines a su mantenimiento y perpetuación. El fetichismo
3
de la
3
(Del portugués «feitiço»: artificial, fabricado). Veneración de objetos y fenómenos de la naturaleza; es una de
las formas tempranas de la religión de la sociedad primitiva. (Cfr. Fetichismo de la mercancía). Diccionario
soviético de Filosofía. Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965. http://www.filosofia.org/enc/ros/fet.htm
10. 10
mercancía nos recuerda la formidable potestad que tiene el capitalismo para hacernos
desconocer que detrás del mundo artificioso de las mercancías, del dinero y las rentas no
hay nada más nuestro propio y vulgar trabajo; que este queda suprimido para la
sociedad sin dejar rastro; que nuestra energía no nos pertenece; que nuestro trabajo no
es expresión de nuestras facultades sino de nuestra alienación. Que el capital convierte
nuestro tiempo de vida en tiempo de trabajo en su hambre canina de plusvalía. Que la
11. 11
potencia social de la que se pavonea el capital se mueve sólo por el nervio de nuestro
trabajo.
4
Esta relación estrecha entre la Alienación y el Fetichismo de la mercancía en
nuestra sociedad postindustrial de los años 60, ha sido tematizado por E. Fromm de la
siguiente manera: “(los hombres de este siglo [XX]) Son consumidores angustiados,
vacíos y aislados, aburridos de la vida y compensando su depresión crónica con el
4
Cuadernos Teoría y Praxis: Fetichismo y Alienación [Extracto de Nuestro Marx].
http://www.correntroig.org/spip.php?article2464&lang=ca
12. 12
consumo compulsivo. Cada vez más apegados a las cosas y a los utensilios, en vez de
estarlo a la vida y al crecimiento, son hombres cuyo objetivo es tener mucho y usar
mucho, no ser mucho.” (Fromm, 1967, pp-196-197, citado por De Zubiría C., 1996, p.30)
Al igual que lo sucedido con la prohibición del alcohol durante los años 20 del siglo
pasado, la prohibición de la producción, tráfico y consumo de drogas o SPA, se debe en
mucho, a la actitud represora de los Estados que, con una pretendida ‘buena intención’,
13. 13
establecen una barrera casi infranqueable a los potenciales oferentes. “Esto da lugar a un
oligopolio dominado por la mafias de narcos que son quienes establecen las condiciones
y normas del mercado.” (Bugarín, I. [coord.], 2012, p. 4.) Además, la política
prohibicionista tiene como efecto que no permite distinguir entre drogas blandas y
duras, y oscurece la diferencia entre usuarios y adictos, puesto que tanto los usuarios
14. 14
ocasionales, como los usuarios frecuentes y los adictos son todos considerados
abusadores, cuyo abuso debe ser eliminado.
Como lo demuestra la tozuda realidad, la crisis por la que atravesamos no se va a
resolver por la vía militar; más bien, esta ruta beneficia al lavado de activos y al tráfico de
armas. La estrategia diseñada con los Planes Colombia y Patriota para acabar con este
círculo criminal perverso, en el que tras la muerte o captura de un capo nacen dos o tres,
15. 15
más inmanejables aun, no va a llevarnos hacia la desaparición de la producción tráfico y
consumo de drogas ilícitas. En cambio, lo fortalece, como demuestran las cifras. Mientras
el asunto de la implementación de un nuevo paradigma no se aborde como fruto de la
evidencia, y alimentado desde un concienzudo debate nacional organizado, el país no
saldrá de perverso círculo bélico en el que se encuentra, y sus gobernantes seguirán
instrumentando políticas inútiles, improvisadas e ineficientes.