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ÍNDICE
COMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS MATUTINOS ………………………………………………… 5
-Niños/as que tardan en vestirse
Consejos
-Niños/as que rechazan el desayuno
¿Qué hacer?
PROBLEMAS NOCTURNOS……………………………………………………………………………………….6
-El niño/a que no quiere acostarse
¿Qué hacer?
-El niño/a que se levanta durante la noche
Consejos
-El niño/a que quiere dormir con sus padres o hermanos…………………………………………….7
¿Qué hacer?
-Sonámbulos
¿Qué hacer?
-El niño/a con pesadillas
¿Qué hacer?
PROBLEMAS COTIDIANOS………………………………………………………………………………………
-El niño/a que no ayuda en tareas cotidianas……………………………………………..8
¿Qué hacer?
-Niños/as que ven demasiada TV………………………………………………………….……10
¿Qué hacer?
-El niño/a adicto a los videojuegos……………………………………………………………..11
¿Qué hacer?
-El niño/a inquieto……………………………….....……………………………………………………12
¿Qué hacer?
-El niño/a desobediente…………………….....………………………………….…………………14
¿Qué hacer?
-¿Porqué, porqué, porqué? …………………….....……………………………….…….………..15
PROBLEMAS DE ELIMINACIÓN……………………………………………………………………..…...16
-Mojar la cama………………………………………………………………………………………………….……..17
Causas
Soluciones…………………………………………………………………………………………18
-El niño/a que se moja durante el día……………………………………………………………..…………19
¿Qué hacer?
-El niño/a que juega con los excrementos
¿Qué hacer?
-El niño/a que no quiere utilizar otros cuartos de baño………………………………..…………..20
¿Qué hacer?
PATALETAS Y CONDUCTAS NEGATIVAS
-El niño/a que contiene la respiración……………………………………………………………………..21
¿Qué hacer?
-El niño destructivo
¿Qué hacer?
-Apodos, palabrotas e insultos………………………………………………………………………………..22
PÁGINA
3. 3
¿Qué hacer?
-Mentir
¿Qué hacer?
-El niño/a que exige demasiada atención
¿Qué hacer?
-El niño/a que no acepta un “no”
¿Qué hacer?
PROBLEMAS RELATIVOS A LA SALUD…………………………………………………..……………….23
-El niño/a que se resiste a tomar un baño o que no quiere lavarse el pelo
¿Qué hacer?
-El niño/a que se resiste a tomar medicinas………………….....…………………………………….24
¿Qué hacer?
-El niño/a que no quiere llevar gafas…………………………….....……………………………….……25
¿Qué hacer?
-El niño/a remolón en la mesa…………………………….....………………………………….……..…..26
¿Qué hacer?
-El niño/a que se queja de dolor físico infundado…………………………….....………………….27
¿Qué hacer?
-El niño/a con sobrepeso
¿Qué hacer?
-Anorexia/Bulimia……………………………………………………………………………………………………30
-Mala postura………………………………………….....………………………………..………………….….…31
¿Qué hacer?
SALIDAS
-El niño/a que no quiere desprenderse de un objeto
¿Qué hacer?........................................................................................32
-Los niños/as que se alejan de los adultos
¿Qué hacer?
-Se porta mal en público
EL COLEGIO Y PROBLEMAS DE APRENDIZAJE ESCOLAR
-El niño que no quiere ir al colegio…………………………………………………………………………33
-El niño que se porta mal en el colegio
HÁBITOS NERVIOSOS…………………………………………………………………………………………….34
-El niño/a que se chupa el dedo
¿Qué hacer?
-El niño/a que se hurga en la nariz…………………………………………………………………………35
¿Qué hacer?
PROBLEMAS CON COMPAÑEROS Y HERMANOS
-Escupir, pegar y morder
¿Qué hacer?
-Dificultad de hacer y conservar amigos…………………………………………………………….36
¿Qué hacer?
Soluciones…………………………………………………………………………………………..37
-Rivalidades entre hermanos
¿Qué hacer? …………………………………………………………………………………………………38
-El que no sabe ganar/El mal perdedor……………………………………………………………………40
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MIEDOS…………………………….....………………………………………..…………….....…………….…41
-Miedo a los animales
¿Qué hacer?...................................................................................42
-Miedo a los truenos
¿Qué hacer?
-Miedo a la oscuridad
¿Qué hacer?
-Miedo a los ruidos fuertes
¿Qué hacer?
-Miedo a la muerte
¿Qué hacer?
-Miedo a las agujas, al hospital y a la sangre…………………………….....…………………………43
¿Qué hacer?
-Miedo a ir en coche o avión
¿Qué hacer?
-Miedo al agua
CELOS……………………………………………………………………………………………………………….44
Posibles causas
-Ante el nacimiento de un nuevo hermano
¿Qué hacer ante los celos?....…………………………………………………………45
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COMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS MATUTINOS
NIÑOS QUE TARDAN EN VESTIRSE
El vestir a los niños por la mañana es una rutina diaria que puede sacar de quicio a
algunos padres. Para que esta acción se corrija es necesario que se tome como un
momento divertido, mientras que el niño/a se viste es interesante darle un juguete
(peluche…) con el que pueda jugar.
Consejos
Mientras el niño está aprendiendo a vestirse solo, es conveniente que lo haga con
prendas fáciles de poner y quitar.
Además está bien que para la hora de vestirse le animes a cantar estribillos que tengan
relación con las prendas de vestir, aunque sea una canción inventada.
Como a los niños les gusta aprender mirando un ejemplo, si los padres lo hacen con
ellos se estimula la habilidad de ponerse las prendas pero también la de llevar el ritmo
que lleva el adulto.
Cuando el niño está preparado para aprender otras técnicas de vestirse, los padres
deben enseñar cómo hacerlo mediante un muñeco al cual primero desvestirá. Elógiele
por cada logro y dele muchas oportunidades para practicar su habilidad. Déjele que
practique habilidades como el dominio de las cremalleras, botones, cordones.
LOS QUE RECHAZAN EL DESAYUNO
Si los padres se sientan cada mañana a la mesa ante un apetitoso desayuno, el niño
hará sin duda lo mismo.
¿Qué hacer?
Se debe intentar desayunar juntos, en familia, sin prisa y que la ocasión sea agradable.
Si a pesar de haber dado un buen ejemplo el niño no desayuna, no haga de ello motivo
de discusión. Intente algunas soluciones:
Hacer que sea un momento divertido, dejarles que planifiquen su menú de desayuno,
mientras tome alimentos nutritivos da igual que alimentos tome, buscarle un
compañero de desayuno (un peluche, o también la radio, un cuento…)
6. 6
PROBLEMAS NOCTURNOS
La noche no debe ser una constante batalla entre padres e hijos, en un esfuerzo para
conseguir que éstos se acuesten.
EL NIÑO QUE NO QUIERE ACOSTARSE
Los niños se resisten a acostarse por diversos motivos. Quizás tiene miedo de la
oscuridad o de no despertarse, o se sienten inseguros cuando están solos.
Todos los niños deben tener su hora de acostarse. De ahí pues que para muchos
padres, conseguir acostar a sus hijos es una más de las batallas al final de un largo día,
justo en el momento en que ellos necesitan tiempo para sí mismos. Si la hora de
acostarse ya es un problema, será necesario planificar nuevas iniciativas para
conseguir que el niño duerma.
¿Qué hacer?
Se debe decidir y fijar el momento preciso en que el niño debe acostarse y, una vez
decidido llevarlo a cabo con firmeza. Esto no significa que los padres deban ser
absolutamente rígidos e insistir en que el niño debe estar siempre en la cama a las
ocho en punto.
Sin embargo, cuanto más capaces sean los padres de concretar el momento de
acostarse, más fácil será conseguir que el niño se duerma a una hora fija.
A los niños/as les gusta la seguridad de lo habitual y de ahí la afición a ciertos objetos
con los que pueden contar. Tanto los rituales como los detalles que les dan seguridad,
les sirven para separarse de los seres queridos y pasar del estado de despierto al del
sueño, estos objetos pueden ser tanto mantas viejas como peluches… Se ha de limitar
el número de juguetes que el niño se lleva a la cama.
EL NIÑO QUE SE LEVANTA DURANTE LA NOCHE
A veces el insomnio denota un problema médico o emocional, pero en muchos casos
un niño que se despierta noche tras noche ha desarrollado simplemente un
comportamiento que debe modificarse. Si las soluciones no resultan eficaces se debe
consultar con el pediatra, ya que quizás el problema sea lo suficientemente serio como
para necesitar medicación que cambie el patrón de sueño del niño/a.
Consejos
Si los padres se sienten incómodos dejando llorar al niño, es preciso que primero
comprueben que el niño no llora porque se encuentra mal. No hay que hablar con el
niño ni tranquilizarle puesto que no interesa reforzar este comportamiento con una
atención afectuosa. Simplemente se debe comprobar que está bien, y después de dar
las buenas noches y decir al niño que no se va a regresar, abandonar la habitación. A
continuación hay que comenzar con el proceso de ignorar.
7. 7
EL NIÑO QUE QUIERE DORMIR CON SUS PADRES O HERMANOS
Esta costumbre se debe prevenir desde que el niño/a es pequeño.
Dormir con alguien en la misma cama se convierte rápidamente en un hábito que no
debe alentarse. Principalmente porque los niños deben aprender a dormir solos.
¿Qué hacer?
Los padres deben decirle que tiene su propia cama para dormir, si el niño presenta
miedo al a hora de dormir debe hablarse con él e intentar corregirlo.
SONÁMBULOS
Cuando un niño anda dormido mantiene los ojos abiertos, dando la apariencia de no
ver. Los paseos pueden ser peligrosos excepto por el hecho de que los niños que se
pasean dormidos y sin control puedan hacerse daño.
¿Qué hacer?
Los padres deben idear formas de protección para que el niño no se haga daño
mientras camina dormido. Esto no significa que haya que atarle, lo cual sería aún más
peligroso. En su lugar se ha de intentar disponer los objetos para que el niño no se
lesione; instalar alarmas, bloquear las salidas (NUNCA encerrarle en ala habitación)…
LOS NIÑOS CON PESADILLAS
Las pesadillas pueden ser aterradoras para el niño y también para los padres y son, con
frecuencia, el resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o
preocupaciones. Son reacciones de miedos comunes y normales a los sueños
desagradables que se inician normalmente a los tres años de edad, teniendo su punto
máximo a las edades de cuatro y seis años.
¿Qué hacer?
Alguna de las prevenciones, pueden ser:
-Tranquilizarle pero sin hablarle de la pesadilla.
-Todos los niños deben tener un periodo de calma y relajación antes de acostarse, y
por ello es preferible no permitirles que vean programas de televisión violentos o de
terror, ni que realicen actividades violentas.
-Utilice la conversación e intente aliviar sus miedos e inquietudes. Hay que preparar al
niño con antelación para acontecimientos que puedan causarle tensión como la vuelta
a la escuela después de las vacaciones… Los miedos en los niños son a menudo
causados por la falta de información.
-Desarrollar una estrategia nocturna como defensa.
PROBLEMAS COTIDIANOS
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EL NIÑO QUE NO AYUDA EN LAS TAREAS COTIDIANAS
Los padres consideran generalmente que las «tareas» son pequeños cometidos de
rutina relacionados con el hogar. Pero los niños las consideran, a menudo, como
obligaciones difíciles y desagradables que se les imponen cuando ellos preferirían
hacer otras cosas. Aunque las tareas tengan en realidad poca importancia pueden
causar estragos en las familias, especialmente cuando provocan una cantidad de
advertencias y disputas para lograr que se lleven a cabo.
Una de las principales quejas de los padres es que sus hijos son «irresponsables». No
hacen las tareas que se supone que deben hacer o no las hacen bien hechas, con
ganas, sin advertencias o discusiones. Se ofenden o se muestran resentidos o,
simplemente, se «olvidan de acordarse». Otros padres quieren saber cómo inculcar el
sentido de la responsabilidad a sus hijos. Una clave a recordar es que la palabra
responsabilidad significa capacidad de responder. En muchos casos, si un niño es capaz
de hacer algo es razonable pedirle que lo intente. He aquí lo que se sugiere.
¿Qué hacer?
-Trabajos a medida del niño
Las tareas deben ser apropiadas a la edad y capacidad del niño, pero resulta útil ir
cambiando las tareas a medida que el niño crece, especialmente, si hay más de un niño
en la familia.
Cuando las tareas cambian, el niño pensará, con ilusión en las nuevas
responsabilidades.
Un padre puede decir a su hijo: «Aún no eres lo suficientemente mayor para salir a la
calle a buscar el periódico, pero algún día lo serás». El niño le va preguntando si es ya
lo suficiente mayor y, cuando finalmente lo es, hace esta tarea encantado.
-Enseñar al niño cómo hacerlo
No se debe suponer que un niño sabe cómo hacer lo que queremos que haga. Siempre
debe especificarse lo que se desea obtener, mostrándole cómo hacerlo y supervisando
sus progresos al principio. Se le debe indicar exactamente con qué frecuencia ha de
hacerse y cuándo ha de terminarse. Tomar como ejemplo el hacer la cama: nadie nace
sabiendo, hacerla como a los padres les gustaría que se hiciera.
Debe mostrarse al niño cómo hacerla y después alabar y elogiar sus esfuerzos y
progresos.
-Controlar la tarea
Muchos padres cometen la gran equivocación de esperar que una tarea se efectúe
correctamente sin supervisarla o sin prestar ayuda, al menos, al principio. Cuando un
niño está aprendiendo un nuevo cometido no sólo se le deberá explicar cómo hacerlo,
sino también seguirlo, mientras lo está efectuando hasta que haya adquirido práctica.
Hasta que no sea una rutina bien establecida, no se debe esperar del niño que lo haga
cuando usted no está en casa o está en otra parte de la misma.
-Sea un apuntador. Esté presente cuando el niño efectúe sus tareas. Necesitará ayuda,
alabanzas y sugerencias si está colocando sus juguetes o echando la ropa en el cesto.
9. 9
Los de cuatro años pueden haber aprendido a poner la mesa, pero necesitarán que se
les recuerde cómo hacerlo mientras la ponen.
-Dé la señal. Escoja un momento concreto del día o una señal, tal como el final de un
acontecimiento, quizás de una comida, para ayudar al niño a que sepa cuándo es el
momento de hacer su tarea. Si un niño ayuda a limpiar la mesa, el final de la cena es,
un signo natural. Si su tarea consiste en poner la mesa para el desayuno, debe saber
que esto tiene lugar una vez se haya vestido por la mañana. Si su cometido es sacar la
basura, sabe que cuando termina la cena, debe recogerla y sacarla
-Después dar al niño la responsabilidad
A medida que el niño crece y es más capaz, se le debe dar la responsabilidad de llevar a
cabo sus tareas.
-Marque la tarea, pero olvídese de ayudar: haga un gráfico que indique al niño
cuándo debe realizar su tarea. (Puede ser deseable combinar el gráfico con un sistema
de recompensas.) Después, coloque el gráfico donde el niño pueda verlo. Si tiene que
ocuparse de la basura coloque el gráfico en la parte interior de la puerta de a cocina
para que lo vea cuando salga.
-Inspeccione después de asegurarse de que el niño sabe cómo hacer su tarea,
indíquele que no se le dirá nada más acerca de la misma hasta el momento de la
inspección. Por ejemplo, para Joey su cometido nocturno consiste en limpiar el mantel
después de la cena ya continuación sacar los platos del escurreplatos. El pacto con él
es que no se mencionará esta tarea. No obstante, dos horas después de la cena, se
efectuará una inspección para asegurarse de que el quehacer está hecho.
-Combine inspección y recordatorio. Algunos niños prefieren que se les
recuerden las tareas y nuestro consejo para los padres en estos casos es acordar un
cierto número de advertencias a unas horas determinadas. Se sugiere que se pida al
niño que escoja el tipo de recordatorio más útil. Ejemplo: Antes de la cena, mamá avisa
a Mandy sólo una vez que tiene que poner la mesa.
-Completarlo con consecuencias naturales
Las consecuencias positivas pueden utilizarse como reforzadores, una vez que el niño
ha terminado su cometido con éxito.
-Elogie un trabajo bien hecho. La consecuencia más natural de un trabajo bien
hecho es elogiarlo y reconocerlo. Cuando la tarea se ha terminado el niño debe saber
que nos sentimos complacidos y que lo hizo muy bien. O quizás prefiera que le elogie
mientras está trabajando.
- Tiempo para jugar y tiempo para las tareas. Una consecuencia lógica del
trabajo bien hecho es divertirse, por consiguiente debe recompensarse al niño con una
actividad con la que se divierta. Después de limpiar su habitación. Ejemplo: Susana
puede ver la televisión. Siempre se debe actuar de forma lógica, hay que estar seguro
de que las tareas se han terminado antes de dar permiso para la actividad placentera.
-Refuerce con recompensas. Sara, por ejemplo, nunca cuelga su ropa, a menos
que se la regañe duramente. Hay que olvidarse de regañar y explicar a Sara
exactamente lo que se espera de ella y cuándo debe hacerlo. Haga un gráfico e indique
que cuando haya ganado veinticinco puntos, conseguirá el jersey nuevo que desea.
Haga una inspección, a las siete cada tarde. Elogie calurosamente y anótelo en su
gráfico cuando todas las ropas estén colgadas o guardadas. Después proporcione una
pequeña recompensa, como permitirle estar más tiempo levantada para ver un
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programa de televisión. Cuando haya conseguido los puntos necesarios, cómprele el
jersey.
NIÑOS QUE VEN EXCESIVA TELEVISIÓN
Nuestra impresión es que la televisión se ha con vertido en una realidad cotidiana y no
se puede ignorar, aunque muchos padres desearían que así fuera, y no es, en principio
algo positivo ni negativo. No obstante, debe utilizarse discriminadamente. Para ayudar
al niño a usarla de manera positiva creemos que los padres han de controlarla elección
de programas y la cantidad de tiempo que sus hijos pasen frente al televisor.
¿Qué hacer?
-Fijar una norma precozmente
Si se quiere que la televisión juegue sólo un pequeño papel en la vida de los niños se
han de establecer normas mientras el niño es pequeño, antes de que aparezca el
problema. Después, esta norma se ha de mantener firme, a medida que crecen. Para
comenzar de forma correcta con niños pequeños, se sugiere planificarlo
anticipadamente, proporcionándoles alternativas.
-Planificar previamente. Los padres deben intentar planear tanto su propio horario de
ver televisión como el de su hijo. Sólo se ha de conectar el televisor cuando haya un
programa concreto que se desee ver. No es bueno conectar el televisor desde primera
hora de la mañana y mantenerlo funcionando hasta que finaliza la programación.
-Proporcionar al niño alternativas. No utilice el televisor como si fuera el canguro.
Compruebe que el niño practica otras actividades agradables que le mantienen
entretenido y ocupado y conecte el televisor sólo para programas concretos.
-Controlar el horario familiar de televisión
En cuanto el niño crece, manifiesta que le gustaría ver más televisión de la que los
padres creen conveniente. Entonces, hay que preparar un plan de sesiones. Primero se
debe decidir cuánto tiempo se le permitirá estar delante del televisor y después
cuándo.
El plan puede ser tan simple como por ejemplo el hecho de marcar los programas que
el niño puede ver, en el horario de televisión del periódico. Los padres pueden permitir
que el niño ayude a escoger el programa, aunque reservándose la aprobación final.
-Cumplir el plan
Coloque el plan de sesiones cerca del televisor. El niño debe saber que habrá una
penalización si se incumplen los horarios, como puede ser la pérdida de los privilegios
en cuanto a la televisión del día siguiente. Sígalo firmemente si el niño no actúa con
honradez.
-Las normas deben ser claras y justas
Los padres deben ser siempre directos y claros cuando pretenden que el niño deje de
ver la televisión por cualquier motivo.
-Se ha de intentar siempre que coincida el fin de la sesión pactada con el niño
con el final de un programa. Para el niño resulta muy duro que se desconecte el
televisor a mitad de un programa.
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-Adviértale. El niño debe saber cuándo ha llegado el momento de apagar el
televisor.
Para algunos niños es bueno advertirles que les quedan diez minutos, después es
conveniente poner en marcha un minutero y cuando el timbre de éste suena se apaga
el televisor. También puede decirse al niño: «Cuando el programa se acabe, se apaga el
televisor».
-Si un programa interfiere con la cena o con el momento de acostarse o con
otros planes de la familia, es preferible no dar permiso para verlo.
-Controlar el tiempo que el niño permanece frente al televisor cuando los
padres no están en casa
El plan de ver televisión se ha de seguir estrictamente tanto si los padres están en casa
como si no. A veces el horario, o una advertencia escrita sobre el televisor bastarán.
Pero si los padres creen que verdaderamente no pueden confiar en que su hijo seguirá
las pautas establecidas se puede instalar una clavija que sólo permita que funcionen
determinados canales.
-Ver televisión juntos
Siempre que sea posible los padres deberían ver la televisión junto al niño y de este
modo, hablar de lo que están viendo. Así se intensifican los efectos positivos de la
televisión y se disminuyen los negativos
-Hablar de lo que se está viendo. ¿Es una historia real o una fantasía? ¿Es algo
peligroso o es algo bueno? ¿Qué crees tú que piensan estos dos personajes el uno
del otro? ¿Qué piensas de los personajes? ¿Qué sientes viendo este programa? Se
puede hablar con el niño de cómo los personajes resuelven los problemas sin
recurrir a la violencia.
-Discutir las noticias. Algunas de las más violentas y realistas imágenes que se
ven en televisión, forman parte de las noticias. Los padres deben saber lo que el
niño está viendo y hablar de ello. Además el hecho de discutir el contenido de las
noticias ayudará a que el niño entienda con más facilidad lo que ocurre en el
mundo.
-Hablar de la publicidad. Enseñe al niño a contemplar los anuncios con ojo
crítico y que así entienda que el objetivo es vender algo. Se le puede preguntar qué
piensa de la música de la que los asuntos publicitarios van acompañados, lo que
intenta provocar. ¿Por qué hay tantos juguetes en el mercado? ¿Qué consiguen los
vendedores que el público piense del producto? ¿Parece un juguete en la tienda
tan bueno como en la pantalla?
EL NIÑO ADICTO A LOS VIDEOJUEGOS
A los niños les encanta esta interacción con la pantalla, los gráficos, los efectos
sonoros, la puntuación automática, la habilidad que adquieren y la emoción de ganar o
mejorar sus puntuaciones. Los videojuegos también son educativos. Ayudan a agudizar
la coordinación ojos-manos, mejoran la capacidad de procesar la información a través
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de diversos canales sensoriales simultáneamente y disminuyen el tiempo de reacción.
Además, son una forma de iniciarse agradablemente al manejo de un ordenador.
En el otro lado de la balanza, están los niños que pasan a veces más tiempo jugando
con los videojuegos de lo que sus padres querrían. Si los padres consideran que el niño
está demasiado obsesionado con los juegos y con mejorar sus habilidades, deben
tratarlo mediante normas.
¿Qué hacer?
-Unirse al jugador
Se ha de observar que algunos videojuegos ayudarán al niño a aprender algunas
habilidades ya obtener ciertos conocimientos necesarios. Se sugiere acompañar al niño
a unas galerías comerciales para que pueda mostrar sus juegos favoritos. Es
conveniente que los padres los prueben por sí mismos para darse cuenta del sentido
de la competición que mantienen. Si la familia tiene un ordenador, es bueno visitar
una tienda de programas con el niño. Seleccione un juego que tenga un valor
educativo pero que utilice las tácticas de los juegos vistos con anterioridad. Padres e
hijos se divertirán con el juego que ejercita la inteligencia.
-Utilizar videojuegos como recompensa
Son naturales. Utilícelos como incentivos para cumplir ciertos cometidos como los
deberes o quehaceres de la casa. También se puede dejar que el niño gane dinero para
sus videojuegos haciendo quehaceres extra.
-Emplear la saciedad
Si se observa que el niño quiere jugar a los videojuegos, excluyendo otras actividades,
es conveniente hacer un trato con él. Permítale que juegue tantas horas como desee,
tanto tiempo como quiera el viernes por la tarde. O se le puede desafiar para ver quién
permanece más tiempo en pantalla. Debe darse al niño la oportunidad de hartarse de
estos juegos.
-Utilizar consecuencias negativas
Cuando todas estas medidas fallen, desconecte el ordenador o extraiga el programa de
juegos hasta que el niño se haya ganado el tiempo para jugar. Es bueno prevenir al
niño de las consecuencias que se producirán si abusa del privilegio, especificando el
tiempo que no podrá utilizar el ordenador. Es importante asegurarse de que esto se
cumple.
EL NIÑO INQUIETO
Aprender a estar sentado tranquilamente es uno de los logros más duros de conseguir
para un niño pequeño. Para el niño, incluso unos pocos minutos en los que se ve
obligado a esperar, pueden parecerle eternos. Es necesario que el niño comprenda lo
que los padres quieren decir con «estar quieto» y es crucial que los padres sean
realistas respecto a lo que pueden esperar de su hijo. Sin embargo, incluso un niño
muy pequeño puede aprender a estar quieto, durante periodos largos de tiempo, ya
sea en la mesa, en la iglesia o durante un acto social.
Las soluciones que se describen más adelante serán de utilidad para que el niño
aprenda a sentarse tranquilamente sintiéndose a gusto. Los padres seleccionarán las
que se correspondan a la edad, a las aptitudes y personalidad de su hijo.
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¿Qué hacer?
-Contar y dar palmadas
Siente al niño en una silla en casa. Indíquele que se va a comprobar si es capaz de
permanecer sentado mientras se van enumerando cifras. Indique los números con los
dedos, cuente desde uno hasta cinco, mientras el niño está sentado en la silla. Aplauda
al niño, acaríciele y déjele que dé una vuelta durante unos momentos antes de
intentarlo de nuevo. Esta vez siente al niño y comience con: «Listo, preparado, ¡ya!». y
cuente hasta diez o hasta el número para el que el niño está preparado. De nuevo
aplauda su triunfo, acaríciele y déjele correr un poco. Incremente gradualmente el
tiempo que el niño permanece sentado en su silla, creando un sentido del deber, al
mismo tiempo que se va contando con entusiasmo cada vez hasta números más altos.
-Jugar a la estatua
Se hace sentar al niño en una silla frente al padre o la madre y se le pide que ponga las
manos sobre las rodillas. Naturalmente, puede respirar pero debe intentar permanecer
tan quieto como una estatua, no debe mover. Tan siquiera una mano o la nariz. Con la
práctica, el niño puede lograr un minuto de inmovilidad, e incluso algunos niños
pueden llegar a cinco minutos o más. Juegue a este Juego cada dos o tres días para que
el niño se dé cuenta de que puede controlar por sí mismo sus movimientos. Es
importante elogiar sus logros, sean los que sean.
-Ver que el tiempo vuela
Esta es una manera tangible de medir el tiempo cuando el niño se encuentra en una
situación que requiere que se esté quieto. Dígale de antemano cómo se espera que se
comporte. Coja un lápiz y una hoja de papel. Por cada minuto que el niño deba
permanecer sentado, dibujar, por ejemplo, una estrella, un círculo o una cara
sonriente.
Por ejemplo, diez minutos requerirán diez estrellas. Por cada minuto que pase el niño
puede colorear el dibujo o tacharlo. Cuando todos los dibujos están tachados, el
tiempo ha volado y el niño ha ganado el juego.
-Hacer intercambios de tiempo
Para los niños que tienen dificultades en mantenerse quietos, es conveniente
indicarles con mucha claridad lo que se espera de ellos. Dígale que por cada minuto
que estén sentados correctamente, se les dará una alternativa de hacer algo
agradable.
-Por un minuto de estar sentados, los padres dejarán al niño un minuto para que
haga algo que le guste. Anótelo.
-Elogiar al niño calurosamente por su paciencia.
-El niño debe saber que cuando no se esté bien sentado, los padres canjearán
estos minutos por tareas extras o el niño podrá ver menos televisión, etc.
Asegúrese de que estos minutos también se contabilizan.
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EL NIÑO QUE NO OBEDECE
Si el niño no quiere seguir las órdenes que se le dan, se crea una situación frustrante y
enloquecedora. Al finalizar el día, los padres se encuentran exhaustos de repetir,
discutir, consentir o regañar. La primera cosa que debe recordarse es que ha de darse
un número de órdenes racional. La segunda cosa que se ha de recordar es que hay que
ser amable y razonable en el tono y en lo que se solicita.
A menudo los niños caen en la costumbre de ignorar las órdenes porque saben
perfectamente bien que éstas se repetirán varias veces antes de que tengan que
responder. Han aprendido el tiempo exacto que tardan sus padres en enfadarse lo
suficiente como para obligarlos a obedecer. También saben cuándo los padres
probablemente desistirán y harán por sí mismos la tarea que les había sido ordenada.
Ocasionalmente, la falta de respuesta es pura rebeldía ya veces se produce porque se
pide demasiado, demasiado rápido y no se expresa con la suficiente claridad.
¿Qué hacer?
-Ser claro y conciso
Los padres están frecuentemente tan ocupados dando órdenes que no se dan cuenta
de que dan muchas cosas por sentadas. Un niño no puede saber lo que significa
«limpia tu habitación». Su concepto de habitación limpia puede no coincidir con lo que
sus padres esperan. A veces los padres también dan varias órdenes a la vez y el niño es
incapaz de recordarlas todas. Finalmente en muchas ocasiones los padres piden al niño
que haga algo cuando su intención era sólo decírselo.
-Los padres deben definir lo que quieren con palabras sencillas y
comprensibles.
Aclare lo que la orden supone.
-Límite el número de demandas. Muchas veces los padres dan demasiadas
órdenes a la vez. Es conveniente dar al niño sólo el número de órdenes que pueda
recordar.
Cuando haya cumplido éstas, añada más si es necesario.
-Pensar antes de hablar.
No se le puede brindar al niño una elección como: «¿Quieres limpiar la habitación
ahora? o «Vamos al dentista», si no se quiere oír «No» o «No vamos». Es posible ser
firme sin ser dictatorial y se puede utilizar la motivación, como por ejemplo, «Apuesto
a que sales del coche antes de que cuente hasta diez».
-Pensar lo que se dice y decir lo que se piensa
Los padres están siempre ocupados ya veces, cuando piden al niño que haga una tarea,
dan por sentado que éste la hará y por lo tanto se olvidan de ella. Es importante
asegurarse de que cada vez que se dan órdenes, éstas se cumplen y así el niño no
adoptará el comportamiento de ignorar a los padres. Por otra parte, se ha de evitar
pedir cosas innecesarias al niño.
-Convertirlo en un juego
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La mayoría de órdenes no requieren mucho tiempo para ser llevadas a cabo, a veces
menos del que se pierde discutiendo acerca de las mismas. Si se empieza pidiendo al
niño que ayude mientras aún es muy pequeño, éste considerará estos quehaceres
como una cosa normal de su vida cotidiana. Más tarde, se pueden hacer juegos en el
momento apropiado, como decir: «¿Cuánto tiempo crees que tardarás en hacerte la
cama? Preparados, listos, ¡ya! Fantástico, sólo has tardado cuatro minutos. Eres un
ayudante rapidísimo. Ahora puedes irte a jugar». De este modo se enseña a un niño de
manera positiva que ayudar no quita mucho tiempo.
-Supervisar
La mejor manera de asegurarse de que el niño cumple las órdenes correctamente es
controlarlo mientras el niño hace la tarea, pero siempre de forma útil y positiva. Si se
prefiere se pueden efectuar inspecciones cuando el niño ha terminado la tarea. El
objetivo es no encontrar defectos aunque los padres deben asegurarse de que se han
seguido las órdenes sin convertirse nunca en un antipático sargento.
-Elogiar, elogiar, elogiar
Creemos que la clave para alentar al niño a seguir las órdenes de forma eficaz es ser
positivo: se ha de actuar esperando que el niño obedezca y cuando lo haya hecho, dar
una respuesta positiva. «Gracias por darme las gafas. Te lo agradezco mucho.»
Cuando sea posible, es conveniente asociar un quehacer bien hecho a una actividad
que al niño le guste. Alternar el trabajo con la diversión. «Joey, después de haber
guardado tus libros, ¿por qué no sales y vas en bicicleta o juegas a baloncesto?»
¿POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ?
Los niños comienzan a preguntar enseguida. Sus primeras peticiones van dirigidas a los
padres en forma de preguntas, puesto que los adultos controlan su entorno. Las
conversaciones con el niño deben comenzar pronto, antes, incluso, de que el niño
pueda entender realmente, desde el momento en que se coge al niño en brazos y se
convierten en un proceso continuo de interacción con él.
Las preguntas son naturales y normales y resultan una importante herramienta del
desarrollo del niño. Deben contestarse al nivel adecuado de su comprensión, con una
sensibilidad especial para el significado auténtico que hay detrás de ellas. Una de las
cosas más importantes que los padres pueden hacer para estimular el lenguaje y la
curiosidad es contestar todas las preguntas de su hijo. Los niños entre dos y tres años
hacen preguntas sobre todas las cosas, pero si los padres siempre están abiertos a
charlar con ellos, sus preguntas se harán más maduras a medida que crezcan.
¿Qué hacer?
-Utilizar el lenguaje para estimular su curiosidad
Mucho antes de que el niño empiece a hacer preguntas verdaderas, los padres deben
entender que el niño pide información del mundo que le rodea. Hay que utilizar
siempre un lenguaje normal, no infantil, para charlar con el niño de lo que se está
viendo o haciendo, señalando siempre los objetos de los que se esté hablando. Es
bueno mantener conversaciones como si el niño las entendiera.
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-Contestar el contenido de las preguntas
Escuche detenidamente la pregunta e intente contestar lo que realmente pide el niño.
No se ha de murmurar simplemente la primera cosa que pase por la mente para
detener la traca de preguntas. Por otra parte, tampoco hay que pecar dando una
información excesiva.
-No permitir nunca que el «porqué» se convierta en desafío
Los niños más mayores utilizan a menudo el «porqué» como respuesta a las órdenes
que no quieren cumplir.
Para afrontar esto se deben dar órdenes muy claras. Si la respuesta es: « ¿Por qué
tengo que hacerlo?», repita la orden con una explicación corta. Si el niño persiste:
-Utilice la técnica del disco rayado. Repita la respuesta a la pregunta reiterada
siempre con las mismas palabras, tantas veces como sea necesario.
- Utilice la ignorancia sistemática. Ignore la pregunta. Los padres deben decidir de
antemano que lo que cuestiona su autoridad no puede preocuparles.
-Complételo con un tiempo fuera de juego o de sobre corrección. En función de la
petición que se está cuestionando, estas dos técnicas habitualmente funcionarán.
No obstante, si no es así, puede existir un problema de obediencia que exija un
método intenso y paso a paso.
PROBLEMAS DE ELIMINACIÓN
Cambiar pañales, sábanas o lavar pequeños traseros son obligaciones que muchos
padres aceptan con alegría, puesto que «son cosas de la paternidad».
Cuando los niños son aún bebés, no tiene ninguna importancia ayudarles en sus
funciones corporales básicas. Se sabe que en un momento u otro aprenderán a
controlar sus esfínteres.
Los niños siguen distintos horarios en el aprendizaje del control de sus hábitos de
eliminación, aunque los padres, a menudo, se preocupan pensando que su propio hijo
nunca llegará a tener este control. Y algunos padres se preocupan cuando estos
problemas se reproducen en niños ya mayores. Este capítulo pretende ofrecer
respuestas a estas preguntas sobre los problemas más comunes del control de
esfínteres y ayudar al lector a conseguir que este sea un aprendizaje positivo tanto
para él como para su hijo.
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MOJAR LA CAMA
Muchos niños consiguen no mojar la cama por la noche entre los dos y los tres años de
edad. Este es un proceso de maduración natural que indica el grado de desarrollo de la
capacidad vesical del niño y de su motivación para permanecer seco.
Se pueden esperar accidentes ocasionales, incluso en edades superiores que no deben
considerarse un problema. Por mayor que sea el niño, nunca se le debe avergonzar o
ridiculizar por el hecho de mojar la cama. Esto no le ayudará en absoluto y, en cambio,
puede provocar serios problemas emocionales.
Los niños tienen dos veces más posibilidades que las niñas de presentar este
problema. Muchos niños que mojan la cama, sienten una gran vergüenza aunque no lo
admitan fácilmente.
Escondiendo sus auténticos sentimientos tras una actitud de despreocupación se
sienten, a menudo, desasosegados y angustiados por algo que no les parece que
puedan controlar.
La enuresis puede perjudicar su autoimagen y la confianza en sí mismos. Es trágico,
puesto que actualmente se conoce mucho de las causas de la enuresis, así como
tratamientos eficaces para superarla. Antes de escoger alguna de las soluciones
sugeridas en este libro, los padres deben determinar la causa del problema. Después,
se podrá aplicar la solución o las soluciones apropiadas.
Causas de enuresis
Médicas. Algunas veces el niño padece problemas físicos como una vejiga
pequeña o una musculatura del esfínter débil. O si el niño ya había dejado de
mojar la cama y de pronto vuelve a hacerlo, es posible que la causa sea una
infección del tracto urinario. Cuando el pediatra o el médico de cabecera
excluyan un motivo, como una infección, y el problema persiste, es deseable
que los padres consulten con un nefrólogo o urólogo, antes de pensar en
causas que no tengan un origen médico.
Emocionales. Algunos niños a los que se ha proporcionado una educación del
control de esfínteres se orinan ocasionalmente en la cama por causa de estrés
emocional. No obstante, es raro que un niño que siempre ha mojado su cama
lo haga por razones puramente emocionales. Este es el motivo por el cual la
psicoterapia ha dado pocos resultados en el tratamiento de los niños que se
orinan en la cama.
De desarrollo. Aunque un niño parezca no tener razones médicas para mojar la
cama, esto no indica que la causa no sea física. El niño puede no haber
desarrollado la suficiente capacidad vesical para contenerse durante toda la
noche, o el esfínter vesical que retiene la orina en la vejiga puede no haber
madurado lo suficiente.
Patrones de sueño. Muchos niños mojan la cama porque duermen tan
profundamente que no se despiertan con la señal vesical que indica plenitud.
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Algunos niños, presentan asociados un sueño profundo y una capacidad vesical
pequeña. Este patrón de sueño profundo es, hereditario.
Soluciones médicas a la enuresis
Los antibióticos pueden acabar con las infecciones que provocan enuresis
intermitente. Una radiografía de la vejiga puede indicar la necesidad de dilatarla.
Soluciones a la enuresis por problemas emocionales
Si el niño ha permanecido semanas o meses sin mojar la cama y después comienza a
mojarla de nuevo, el problema puede residir en que sea un niño ansioso o un niño
rebelde.
El niño ansioso. Si el niño reprime sus sentimientos, pero se afecta
profundamente por lo que ocurre a su alrededor, las siguientes sugerencias
pueden ser convenientes:
1. Mantenga una agenda o diario de un mes o de más de un mes.
2. Muestre el gráfico al niño e indíquele que se está intentando descifrar lo que
le preocupa para poder ayudarle a superar el problema.
3. Mantenga el gráfico durante otro mes con el niño, utilizándolo como medio para
estimular a éste a hablar de lo que le preocupa.
4. Enseñe al niño los procedimientos para relajarse.
5. Utilice un gráfico de cama seca en el calendario para reforzar sus progresos.
6. Si después de varios meses de este proceder el niño continúa ansioso y continúa
mojando la cama, se puede considerar la petición de ayuda profesional.
Si el niño progresivamente coopera más y más, pero aún moja la cama, los padres
pueden intentar lo siguiente:
1. Ignorar absolutamente sus comentarios negativos sobre el hecho de mojar la
cama.
2. Utilice un gráfico de cama seca para recordar las noches secas y elogie al niño
por ello.
3. Sea tan positivo como sea posible.
4. Si el niño reacciona negativamente, ayúdele a ser consciente de los aspectos
positivos de no mojar la cama, tales como el hecho de poder ir de campamento
felizmente, o de pasar una noche en casa de un amigo.
5. Manténgase firme en el proceso, recompensando y elogiando cualquier
progreso.
Soluciones a la enuresis causada por factores físicos
1. En un recipiente transparente haga marcas de l00 a 600 cm3. Asegúrese de
que los números son grandes y visibles para el niño.
2. Explique al niño que una de las razones de que moje la cama es que su vejiga
no puede retener suficiente orina.
3. Explíquele que el aprendizaje incrementará la capacidad y el control de su
vejiga.
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4. Si los padres u otros miembros de la familia tuvieron problemas parecidos
durante su niñez, deben explicárselo al niño.
5. Coloque el recipiente en el baño del niño y enséñele a usarlo ya recoger la
orina, cada vez que orine durante el día.
6. Ayude al niño a incrementar su capacidad vesical, animándole a que beba
abundantemente cada día.
Soluciones para la enuresis causada por un patrón de sueño profundo
o Existen dispositivos provistos de un timbre que emiten una señal
acústica que alertará al niño si la malla que llevan está mojada. Existen
diversos modelos disponibles.
o Siga las instrucciones.
o Muestre al niño cómo funciona el dispositivo, dejándole verter agua en
las mallas o en la ropa interior.
o Jueguen a «Derrotar al timbre».
EL NIÑO QUE SE MOJA DURANTE EL DÍA
¿Qué hacer?
-Revisar posibles problemas médicos
Es conveniente que el niño sea examinado por el médico de cabecera o por un urólogo
antes de intentar solucionar el problema por otros lados.
-Comprobar la capacidad y el control vesicales
Si el niño sigue mojándose constantemente, se debe observar cuándo a menudo va al
baño y cuánto tiempo es capaz de retener su orina. Si el niño es incapaz de esperar el
tiempo suficiente para ir al baño o va tan a menudo que se cansa de utilizar el váter
tantas veces, el aprendizaje vesical puede ser la solución.
EL NIÑO QUE JUEGA CON LOS EXCREMENTOS
¿Qué hacer?
-El niño aún no educado
Si un pequeño que aún no ha sido educado a controlar sus esfínteres, echa su
deposición fuera del pañal, esto es posiblemente un signo de que está listo para
comenzar el aprendizaje.
Si aún no está listo, la primera vez que esto ocurra, sus padres deben decirle con una
firme y calmada voz:
«¡No! ¡No hagas esto!». Deben pescarle cuando lo está haciendo o tan pronto como lo
haya hecho.
-El niño ya educado
Cuando el niño ya ha hecho su aprendizaje al uso del váter, se requiere un método
distinto.
Trate las primeras intentonas como accidentes.
Practique el aprendizaje adecuado. Consiga que el niño practique, yendo hacia
el orinal y sentándose o permaneciendo frente al mismo.
Elogie la práctica correcta.
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-El niño rebelde
Si el niño se divierte viendo cómo sus padres se molestan con este comportamiento,
puede orinar en sitios inapropiados o jugar con su deposición,
Intente sistemáticamente ignorar y elogie el comportamiento opuesto.
Utilice la sobre corrección.
Cuando el niño lo deja todo perdido, se le ha de obligar a «sobrelimpiar».
Un niño pequeño requerirá ayuda para estos pasos, pero se le ha de dejar hacer todo
lo que pueda por sí mismo. Después haga que el niño practique correctamente con el
orinal diez veces desde varios sitios de la casa
Elogie cálidamente. Sea generoso con los elogios y recompense unos buenos hábitos
durante las siguientes semanas.
EL NIÑO QUE NO QUIERE UTILIZAR OTROS CUARTOS DE BAÑO
¿Qué hacer?
-Identificar los miedos
Hable con el niño y averigüe de qué tiene miedo. Se debe entrar con él en un cuarto de
baño extraño para tener una visión de primera mano de lo que le preocupa.
-Comenzar con cuartos de baño fáciles
Cuando se haya identificado el problema, hay que superarlo escogiendo los cuartos de
baño más fáciles. Haga una lista de los baños con los que el niño tiene problemas y
deje que escoja por dónde se va a comenzar.
-Hacer frente a la suciedad y gérmenes
Muchos niños rechazan el hecho de usar baños extraños porque tienen un miedo
exagerado a la suciedad ya los gérmenes.
Es muy importante que se acompañe al niño al baño que particularmente le asusta
para ver exactamente qué es lo que le preocupa. Si está preocupado por las
condiciones poco higiénicas, se le enseñará cómo superarlas, limpiando el asiento con
papel higiénico.
PATALETAS Y CONDUCTAS NEGATIVAS
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EL NIÑO QUE CONTIENE LA RESPIRACIÓN
La primera vez que su hijo contiene la respiración la experiencia es aterradora y es
difícil de ignorar. Los padres le han reñido, han hecho caso omiso de sus lágrimas y de
pronto el niño empieza a ponerse azulado y se desvanece durante algunos segundos.
Normalmente, el hecho de contener la respiración es un comportamiento aprendido y
es muy raro que sea causa médica. Suele ser una tendencia que se hereda y que una
vez que se hace tiende a repetirse ya que es una manera excelente de llamar la
atención de los adultos. Para enfrentarse a niños que contienen la respiración, se
sugiere poner en práctica lo siguiente:
¿Qué hacer?
-Consultar al médico antes de llevar a cabo algún procedimiento de eliminación, pues
puede ser consecuencia de algún problema respiratorio o circulatorio.
Una vez asegurado que el niño/a no tiene ningún problema y es un comportamiento
aprendido, se debe:
-Buscar un lugar seguro, donde este libre de hacerse daño.
-Ignorar totalmente; una vez encontrado un lugar seguro es conveniente
ignorarle, y vigilarle desde un sitio que el niño/a no te vea, puesto que
normalmente este comportamiento lo hacen para llamar la atención por lo que
estarías estimulándolo.
-Ser paciente. Se tarda tiempo en lograr la desaparición de este
comportamiento. El hecho de ignorarlo no es fácil, pero los padres deben
decirse de forma positiva que están haciendo todo lo posible y es aconsejable
que intenten relajarse, ya que sus esfuerzos se verán recompensados.
-Mantenerse ocupado.
Es muy importante prestar atención al niño cuando no está conteniendo la respiración,
busque algún acontecimiento positivo para celebrarlo. Cuando se compruebe que el
niño podría haber contenido la respiración y no lo ha hecho acérquese a él afectuosa y
atentamente.
EL NIÑO DESTRUCTIVO
A todos los adultos les gusta hacer regalos a los niños, pero les disgusta que los niños
no sepan apreciar las cosas. Los padres queremos que los niños valoren sus posesiones
y juguetes, valgan poco o mucho. Existen varias razones para que un niño sea
destructor, por lo que se debe intentar modificar estas conductas, para ello:
¿Qué hacer?
-Se deben retirar los juguetes que sobran y elegir los adecuados.
-Establecer normas de juego
-Calmar al niño hiperactivo.
-Proporcionar alternativas de juego (juegos de construcción, creativos…)
-Enseñar manera adecuada de expresar las emociones
Es importante que el niño sepa que está bien que se enfade, pero que no está bien que
responda de forma desagradable. Hay que animarle a que hable de cómo se siente y
hay que demostrarle con ejemplos la forma apropiada de expresarse.
-Recompensarle con cosas naturales (más tiempo de juego, una salida con sus
padres…) si ha sido cuidadoso con sus juguetes. Haga un gráfico e indíquele que gana
un punto cada vez que juegue con cuidado.
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-Si el niño sigue teniendo esta actitud, se debe seguir tomando medidas, como por
ejemplo, llevarle al rincón, retirarle el juguete durante un tiempo…
APODOS, PALABROTAS E INSULTOS
Es raro que los niños/as no utilicen motes o palabras inadecuadas en momentos
ocasionales. Algunos niños lo hacen para expresar su independencia, a veces porque
están enfadados y otras veces porque es divertido. En la mayoría de casos, el hecho de
ignorar estos comportamientos (y esto significa no reír) logrará que se vayan
extinguiendo progresivamente. Tacos y palabrotas también salen a veces de la boca de
los adultos, pero éstos han aprendido a controlarse y también deben hacerlo los
niños/as. No se recomienda la vieja práctica de enjabonar la boca del niño ya que el
jabón no «lava» las palabras de la mente del niño.
¿Qué hacer?
Existen maneras de no fomentar el uso de palabras malsonantes:
-Dar buen ejemplo.
-No prestar excesiva atención a las palabrotas.
-Ofrecer alternativas (expresarse antes de insultar…)
-Aplicar las consecuencias negativas (castigarle en el rincón…)
MENTIR
La mentira tiene distintos significados a diferentes edades y la sinceridad debe ser
tratada como un concepto en evolución. No hay que tomarse demasiado en serio el
hecho de que un niño mienta. En lugar de ello, se deben utilizar las soluciones para
enseñarle a ser honesto de acuerdo con su capacidad de entendimiento:
¿Qué hacer?
-Enseñarle el significado de la verdad.
-Ser buen ejemplo.
-No incitar a mentir.
-Reforzar la sinceridad.
-Hacer una separación entre el castigo por mal comportamiento y el castigo por
mentir.
-Explique al niño que si miente le ocasionará el doble de problemas que si dice la
verdad y cúmplalo.
EL NIÑO QUE EXIGE DEMASIADA ATENCIÓN
¿Qué hacer?
Las claves para hacer frente satisfactoriamente a este problema están en cuándo y
cómo se le presta atención.
-Hágale mucho caso cuando el niño no se lo pida.
-Ayudarle a desarrollar la seguridad en sí mismo y la independencia.
EL NIÑO QUE NO ACEPTA UN “NO”
Poco importa que se haya dicho “no” diez veces, ya que el niño sabe que a través de
sus pataletas y sus berrinches los padres van a acabar cediendo y rindiéndose. La única
solución al problema es que tanto padres como hijos aprendan que realmente están
hablando en serio. Si el hecho de rechazar un “no” por respuesta se convierte en un
hábito permanente, es conveniente estudiar las influencias previas y hacer un esfuerzo
por cambiarlo, ya que este comportamiento puede transformase en un problema en la
adolescencia.
¿Qué hacer?
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Para ello tienen que poner de su parte tanto los padres como los hijos, los padres
deben: pensar antes de responder rápidamente “no” a las preguntas de sus hijos, no
hacer dudar al niño respondiéndole con una pregunta como “¿No ves que es tarde y
dentro de poco es la hora de cenar?” responder simplemente “sí” o “no” y sin
justificarlo.
Cuando el niño empiece a aceptar el “no” reforzarle.
PROBLEMAS RELATIVOS A LA SALUD
EL NIÑO A QUE SE RESISTE A TOMAR UN BAÑO O QUE NO QUIERE LA ARSE EL PELO
Para algunos niños/as, el baño es el momento culminante del día. Para otros
y, como resultado para sus padres, es a menudo una tortura. A los niños pequeños es
posible que no les guste bañarse y lavarse el pelo porque enen miedo de que les
entre jabón en los ojos, o de irse por el desag e. Los niños mayores, a veces, piensan
que no necesitan lavarse o no quieren interrumpir otras actividades. Cualesquiera que
sean las razones, se puede ayudar al niño a que vea con agrado el bañarse o, al menos,
se ha de conseguir que lo haga sin protestar.
¿Qué hacer?
-
– elax y diversión.
– Haga que el niño se sienta seguro. Sí los padres enen con anza en sí mismos,
tanto ellos como el bebé se sen rán más seguros en el momento del baño.
Cante con voz sosegada al bebé, hable con él, anímele a chapotear y a jugar…
– Afiance su seguridad y comodidad. Siempre se debe comprobar la temperatura
del agua antes de poner al niño en la bañera. Aseg rese de que en la habitación
hay una temperatura adecuada.
– den que sus preferencias. eje que se lleve a la bañera sus juguetes favoritos
y cuide que no le entre jabón en los ojos.
-Fomentar la independencia
Tan pronto como el niño/a pueda sentarse solo con seguridad en la bañera, es el
momento de comenzar a dirigirlo hacia su independencia. Elogie y refuerce al niño por
sus esfuerzos de bañarse solo.
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– ue sea diver do. Haga del baño un momento de juego y de risa, no sólo
una inexorable meta para eliminar la suciedad.
– Respete su creciente independencia y su autoestima.
– espete la in midad de un niño mayor si es importante para él y haga, por
ejemplo, que el progenitor del mismo sexo le ayude a lavarse la cabeza.
– eje que el niño se responsabilice haciendo el trabajo él solo. Cuando los
padres creen que el niño ene la su ciente autonomía, pueden dejarle unos
minutos pero deben permanecer cerca y vigilar.
-M encia
A los niños/as a menudo les disgusta bañarse cuando esto interrumpe su ac vidad
preferida y, a veces, aprenden que hay modos de evitar la tarea por completo. Si se
hace del baño un hábito incues onable en casa, el niño aprenderá que esta tarea no
puede posponerse aunque presente una autén ca batalla.
– Haga del baño una norma.
– mplante un horario. Planee el momento del baño a una hora adecuada del día
para que no interfiera con otras actividades y forme parte de los horarios
– Utilice un minutero. eje que el niño valore cuánto empo necesita para
bañarse y coloque un minutero.
-Aplicar consecuencias
– Elogie y recompense la cooperación. iga al niño lo que debe hacer en la
bañera. eje que sepa lo limpísimo que está y lo bien que huele.
– Si el hecho de conseguir que el niño se bañe ha sido siempre una batalla, se
debe intentar un nuevo sistema.
– Los reforzadores naturales incluyen la televisión y un momento para jugar
después del baño, pero a veces son necesarios refuerzos más potentes.
– Aplique consecuencias nega vas, si es necesario. Cuide de que nuevas
discusiones y juegos no reemplacen los an guos. Si el niño no toma su baño o
no se lava el pelo en el momento convenido, perderá sus privilegios nocturnos.
”Siento mucho que no te bañes, la televisión estará apagada hasta que lo
hagas.”
EL NIÑO/A QUE SE RESISTE A TOMAR MEDICINAS
Muchos padres se preocupan y asustan mucho cuando su hijo escupe la medicina o
cierra con fuerza la boca o rechaza tomarla de nuevo o la tira al suelo, llorando o
protestando. , ¿por qué no? Siempre ha sido traumá co para todo el que ha pasado
por esta situación.
¿Qué hacer?
-Mostrar una actitud positiva
– Sea rme. Cuando llegue el momento de tomar una medicación precisa, se
habla en serio y no hay elección ni problema.
– No trans era culpas. No se debe amenazar con llamar al médico si el niño
rechaza tomar su medicina. lice un método en equipo, diciendo al niño que
tanto los padres como el médico quieren que se ponga mejor y para ello debe
tomar su medicina.
25. 25
-
Cuando se prescriban medicamentos, es recomendable comentarlo siempre con el
médico del niño. Hay que conocer la mejor forma de administración de aquella
medicación determinada.
– Si el médico o el farmacéu co lo permiten, se debe asociar la medicina a algo
que el niño acepte bien. No intente, sin embargo, hacer creer al niño que la
medicina es un dulce.
– ntente métodos dis ntos. Los padres deben consultar con su médico o con su
farmacéu co sobre la cucharita como dosis que les ayudará a administrar la
medicina al niño, un cuentagotas o una jeringuilla sin aguja desechable verter el
líquido en la boca del niño.
– Planee con an cipación. Las gotas o álmicas y ó cas, entre otras medicaciones,
pueden requerir cierta estrategia.
-E
Explique al niño/a que es necesario que tome la medicina precisándole cuánto empo
deberá tomarla.
– Sea firme. Es conveniente explicar al niño lo que hay que hacer y administrar el
medicamento sin excusas ni excesiva benevolencia.
– Acuerde el momento en que se debe tomar el medicamento. lice un
calendario haciendo una cuenta atrás. Marque el n mero de días que el niño ha
de tomar la medicación y cada vez que el niño la tome, gana una estrella y se
acerca al nal del período de prescripción.
– lice una señal. se un minutero o un reloj despertador con una a larma que
se dispare en el momento de tomar la medicación. De esta manera el minutero
es “el malo”, no los padres.
-R
efuerce al niño por tomar su medicina y también por tomársela sin protestar.
– lice refuerzos naturales. é al niño un regalo complementario o un vaso de
zumo por cooperar.
EL NIÑO/A QUE NO QUIERE LLEVAR GAFAS
Muchos niños/as piensan en llevar gafas como algo verdaderamente especial, pero
otros lo odian o lo encuentran pesado. La tarea de los padres es ayudar al niño a darse
cuenta de que, si necesita gafas, le ayudarán a ver todas las cosas mejor. Puede tener
tendencia a perderlas, a romperlas o puede sacárselas constantemente, pero el fondo
de la cues ón es que no hay elección. Vaya donde vaya, haga lo que haga, las gafas
deben ir en buenas condiciones con el niño. Esto supone una gran responsabilidad para
un niño pequeño, por lo tanto los padres deben explicarle la importancia que ene
llevar las gafas, así como mo varle de forma posi va y, a con nuación, deben reforzar
al niño por hacerlo.
¿Qué hacer?
-P
El primer paso es animar a un niño que ene problemas concretos de visión para que
esta sea una experiencia posi va, ya que tendrá el soporte y el aliento de sus padres.
– Refuerce la experiencia con libros.
– Construya una imagen posi va. Señale al niño gente que conozca y quiera, real
o de la televisión, que también lleve gafas. También es conveniente dejar que el
niño escoja un día especial para estrenar sus gafas
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– Comprometa al niño para que escoja sus propias gafas.
– Valore las opciones. Existen gafas que pueden ser más seguras con cristales de
plás co para cuando el niño hace deporte o juega. También es conveniente
inves gar la posibilidad de que lleve lentes de contacto, ahora o más adelante.
Es importante que los padres consideren las opciones antes de tomar
decisiones.
-E /a a hacer frente al hecho de llevar gafas
– Prepárele para las bromas.
– éle sugerencias para enfrentarse a las inevitables mofas acerca de sus gafas.
Con juegos de roles imagine réplicas.
– Cree un sistema de soporte. Los padres deben hablar con el maestro del niño y
discu r cualquier necesidad que el niño pueda tener. A veces la ayuda del
maestro para enfrentarse con las burlas de los compañeros es muy e caz.
-Utilizar refuerzos
– Elogie al niño. eje que el niño sepa lo fantás co que es que lleve las gafas con
tanta soltura.
– efuerce sus relaciones con el médico. Anime al niño a mandarle notas o
dibujos para fomentar este vínculo.
– dee un grá co para que el niño pueda ganar puntos cada vez que lleve sus
gafas de la manera correcta.
– Si el niño va a la escuela se puede llevar un montón de tarjetas para que el
maestro las mande a casa. Coleccione las tarjetas y cuando el niño tenga un
n mero determinado, habrá ganado una recompensa especial.
– Aplique consecuencias naturales. Si el niño lleva gafas cada día durante toda la
– semana o durante un n mero determinado de días, hay que dejar que obtenga
una salida especial, quizás ir al cine durante el fin de semana.
EL NIÑO O REMOL N EN LA MESA
No es agradable observar a un niño que va jugando con la comida de su plato
después de que se le ha preparado una estupenda comida. Todos los padres
quieren que
sus hijos coman de una forma sana y se preocupan cuando piensan que su
alimentación no es lo adecuada que debería. Las siguientes soluciones son maneras
de minimizar las discusiones que acompañan las horas de las comidas en muchos
hogares.
¿Qué hacer?
-L /a coma entre comidas
Es bueno intentar eliminar o restringir el picar entre comidas. Se debe acabar con la
costumbre de forma gradual, primero sus tuyendo alimentos más pesados y
después dando al niño menos can dad. Hay que enfrentarse a las quejas utilizando
la ignorancia sistemá ca y/o la técnica del disco rayado.
-Hacer el momento de las comidas agradable
Las comidas deben ser un acontecimiento familiar especial.
– nvolucre al niño. Es bueno que el niño remilgado prepare la comida. Deje que
les ayude a comprar, a poner la mesa o a cocinar, y así la comida será más
atrac va para él.
– Sea un buen modelo. Coma alimentos sanos, prepare comidas equilibradas y así
todo el mundo se bene ciará.
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– Limite las elecciones. No se debe preguntar al niño si quiere verdura. En lugar
de esto hay que preguntarle si quiere espinacas o guisantes. Hay que darle
pocas oportunidades de decir que no.
– Añada a las comidas variedad e interés. Tanto niños como adultos pre eren la
comida atractiva y apetitosa.
-No prestar atenc
– Muy a menudo, la resistencia del niño a la comida se mantiene por la presión y
atención que obtiene no comiendo.
– Ofrezca al niño raciones pequeñas y no haga comentarios acerca de lo que
come o no come.
– Si termina de comer, no le pregunte si quiere más. Si pide más, déle más, sin
comentarios.
-M /a que coma bien
Si el hecho de ignorar no funciona en algunos casos y los padres deciden que quieren
que el niño coma más de ciertos alimentos, se puede u lizar estos métodos:
– Aplique la norma de No me gusta, gracias . Haga una norma de que cada
miembro de la mesa deba decir, al menos un No me gusta, gracias ,
sirviéndose de cada plato, incluso si piensa que no le gusta y en especial si
nunca lo ha probado antes.
– No fuerce, pero manténgase rme. n niño que no prueba un plato, no ob ene
su recompensa, si ésta es una segunda ración de otro plato o de postre. Pronto
el postre llegará a ser más y más atrac vo. Si es necesario, se pueden poner
recompensas sorpresa en una misteriosa bolsa y ofrecérselas, en vez del postre.
Aférrese a ello.
EL NIÑO/A QUE SE QUEJA DE DOLOR FISICO INFUNDADO
Todos los niños u lizan la enfermedad como excusa ocasionalmente, pero algunos
parecen pasar por períodos en los que los síntomas aparecen y desaparecen
misteriosamente. Nunca se ha de ignorar el malestar sico. Antes de adoptar una
ac tud el médico debe repe r diversas revisiones si hay moles as poco comunes. Sin
embargo, cuando un niño parece estarse convir endo en un pequeño hipocondríaco
con moles as que enden a manifestarse justo antes de un recital, del primer día de
colegio o en la mañana de un examen, los padres deben intentar cambiar esta
conducta.
¿Qué hacer?
-Imponer criterios claros
– El niño debe saber que existen unas líneas guía para decidir si debe quedarse en
casa, por el hecho de estar enfermo. Explique las normas al niño y después
aplíquelas con rmeza.
– Otra norma debe ser que, si está lo su cientemente enfermo para no ir a la
escuela, también lo está para jugar a f tbol o ir a clase de ballet.
-Modelar un comportamiento saludable
– Si los padres siempre se quejan de neuralgias y de dolores y hablan de médicos
y de píldoras, su hijo con toda probabilidad hará lo mismo.
– Se ha de ser cuidadoso con lo que se dice delante del niño.
-E
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– Si el niño cae y se hace un rasguño no se debe exagerar.
– No hay que ignorar una pequeña lesión pero tampoco hay que reaccionar con
exceso.
– Se ha de ofrecer compasión, besar el chichón con la ac tud de que “no ha
pasado nada”.
-E
Mentalícese de que los síntomas son reales, no imaginarios, incluso aunque no
tengan una causa médica.
-E /a nuevas formas de atraer
Algunos niños u lizan las quejas constantes para atraer la atención de sus padres.
stos deben enseñarle al niño maneras más construc vas.
– Conforte y explique. iga al niño que se comprende cómo se siente y explíquele
lo que usted cree que sucede. Por ejemplo: “Cada vez que doy de comer al
bebé, pareces tener una nueva moles a. Creo que, a veces, es duro tener un
nuevo hermano, debes sen rte celoso. Mira, nosotros tendremos una señal
secreta. Cada vez que alguien diga lo mono que es el bebé y t te sientas
celoso, ¿por qué no me guiñas un ojo y así lo sabré?”. Muestre al niño formas
posi vas de llamar la atención y después act e con él. “Mira, mamá, mira lo
que he hecho”.
– ecompense al niño por u lizar formas posi vas de atraer la atención.
econozca los esfuerzos del niño por atraer su atención cuando le ayuda o
permanece junto a usted.
– este importancia o ignore los modos inapropiados de llamar la atención.
Cuando el niño diga que ene dolor de cabeza, sugiérale una aspirina o que se
acueste un rato. No demuestre una excesiva preocupación a menos que no sea
realmente necesario.
-Reforzar el comportamiento saludable
Para curar a un niño de sus dolores imaginarios es importante elogiarle cuando
demuestra una actitud sana y saludable.
-Enfrentarse al farsante consumado
Si usted está seguro de que su hijo es un farsante, intente exagerar su reacción.
Conviértase en un enfermero asquerosamente sobreprotector.
Actúe de acuerdo con la «enfermedad» poniendo al niño en la cama y haciendo que
permanezca allí. Aliméntele con tostadas y manzanilla, ya que está demasiado enfermo
para comer otra cosa. Apague el televisor puesto que necesita dormir mucho.
E /a con sobrepeso
Las dietas son negativas y producen sen mientos de culpabilidad e impotencia, puesto
que nadie puede seguirlas. El modo de comer de los padres in uye en el niño/a. En
algunas ocasiones es aconsejable conseguir la ayuda del médico y, quizás de un die sta
para superar el problema, antes de que se convierta en una lucha perenne que afecte
la salud del niño/a así como su propia imagen.
-M
Muchos profesionales creen que los patrones de alimentación se establecen antes de
que los niños tengan un año de vida. Por lo tanto, nunca es demasiado temprano para
29. 29
poner en prác ca una alimentación adecuada, y nunca es demasiado tarde para iniciar
un régimen de vida sano.
– Haga una lista de lo que el niño come durante una semana. egistre también
cuándo y dónde se producen las comidas y lo que hace y siente el niño en ese
momento.
– Anote también la ac vidad. egistre todo el ejercicio y ac vidades que el niño
hace durante la semana.
-O
– Determine un rango de peso, más que un peso ideal para el niño.
– Con consejos dignos de con anza determine si el niño debería perder peso. A
veces, es deseable ayudar al niño a mantener su peso mientras crezca a una
proporción corporal adecuada.
-Plani
Se ha de intentar desarrollar un plan de comidas basado en las preferencias del niño,
en la asociación de alimentos sanos, y en el n mero correcto de calorías, para la edad,
tamaño y nivel energé co del niño. Como no es una simple cues ón de suprimir los
az cares o las grasas, en consecuencia es recomendable obtener los consejos expertos
de un médico o un die sta.
-D
Para adquirir unos buenos hábitos de alimentación puede ser necesario modi car
algunos patrones de alimentación ya establecidos.
– Examine el patrón de alimentación del niño. Si el niño es lo su cientemente
mayor, hágalo con él.
-L r
espués de revisar el diario y de hablar con el médico, y después de que se
ha reunido toda la información sobre la nutrición necesaria, es conveniente que los
padres decidan qué hábitos y patrones necesitan un cambio. Enumérelos por orden de
importancia.
-D
ntente desarrollar un plan de alimentación con el que, tanto los padres como el niño
puedan sen rse cómodos.
– Vaya despacio. No espere que todo el exceso de peso se pierda en una semana.
Se debe aspirar a que los cambios se produzcan lenta pero equilibradamente. El
obje vo debería ser mantener un peso o perder fracciones de peso semanales.
– Vaya por etapas en cada momento. lizando el orden que se ha seleccionado,
dedíquese a una conducta en cada momento y oc pese de la misma día a día.
Pida al niño que eval e los progresos de cada día y que plani que lo que va a
hacer al día siguiente.
-Llevar a cabo un plan
Se requiere una gran fuerza de voluntad para obtener éxito. Aunque no se pueda
traspasar esta fuerza de voluntad al niño, se le puede dar apoyo y refuerzo.
– éle apoyo. El más poderoso y afortunado apoyo que puede proporcionarse a
un niño con sobrepeso es el de unir esfuerzos. Si los padres ya enen hábitos
30. 30
de alimentación sanos, esto será fácil. Si no, es el momento de empezar a
hacerlo.
– Marque los progresos en un grá co. Mantenga la trayectoria de los progresos
diarios o semanales en un calendario o en un grá co.
– Recompense los progresos.
ANOREXIA/BULIMIA
Los trastornos de la alimentación no son simples problemas de conducta. No se puede
disuadir al niño. Los cambios se producirán lentamente y el camino de regreso hacia
una buena salud es largo. Por consiguiente, aquí no se intentará dar soluciones, sino
solamente destacar las señales de alarma. Si los padres sospechan que su hijo ene un
trastorno de alimentación requieren ayuda profesional.
¿Qué hacer?
-Mantenerse alerta a los signos de alarma
– Los siguientes aspectos del ambiente del hogar pueden contribuir a desarrollar
trastornos de alimentación: estrés familiar debido a divorcio, enfermedad o
muerte, excesivo énfasis paterno sobre el peso y el aspecto sico, falta de
aceptación por parte de la madre de su imagen corporal o del rol materno,
excesiva proximidad e interdependencia entre padres e hijos o unas
anormalmente altas expecta vas de perfección por parte de los padres.
– Las siguientes son algunas de las caracterís cas de los jóvenes, que pueden
contribuir a que sean susceptibles de padecer estos trastornos: necesidad de
ser el hijo perfecto que no causa problemas, inteligencia, alto rendimiento y
perfeccionismo, el hecho de negar sen mientos y frustraciones, el extremo
deseo de complacer a los demás, la excesiva preocupación por la apariencia
sica, por la imagen corporal y el peso.
– Los siguientes cambios en la conducta y la personalidad pueden indicar otros
problemas del niño: s bitas alteraciones de humor conducta irracional e
ilógica respuestas imprevistas incapacidad para conversar, para reír y para
bromear enfoque perfeccionista de la vida obsesión de privarse de alimentos y
un incremento de la ac vidad sica patrones de alimentación ritualizados
ac tud faná ca en la preparación de la comida; oscilaciones entre la
dependencia y la independencia; una necesidad desmesurada de seguridad.
-Exponer el problema
– Hable con el pediatra o el médico de la familia. Pida consejo para obtener
ayuda adicional.
– iscuta las preocupaciones con el niño. Los padres pueden hacerlo solos o con
el médico. No deben sorprenderse si el niño niega la existencia del problema.
– No se quede tranquilo cuando el niño diga que cambiará, o si se le ve comer
más o se vuelve menos irritable o si de ene la ingesta de laxantes.
-Conseguir ayuda profesional
El problema raramente desaparece por sí solo y no perder empo es esencial.
– Pida referencias de alg n psiquiatra con experiencia.
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– Establezca un ritmo adecuado.
– Con n e dando apoyo al niño. Es importante que los padres comprendan que
su apoyo es a n más esencial en estos momentos, puesto que su sensación de
culpabilidad puede ser abrumadora.
MALA POSTURA
El niño puede estar bien sentado durante un momento o dos, pero después vuelve a
sentarse mal. Algunas veces, la ma la postura es el resultado de un problema sico
como la escoliosis. Pero lo corriente es que la ma la postura sea un simple hábito o
quizás re eja un pobre concepto de sí mismo por parte del niño. Cuando la ma la
postura indica sen mientos internos nega vos reñir al niño no le ayudará y los
comentarios con nuos harán que a n se sienta peor. Cuando la ma la postura del niño,
sin embargo, se ha conver do en un hábito, debe tratarse como un comportamiento
que se ha de cambiar.
¿Qué hacer?
-Verificarlo
– Observe su postura durante algunos días.
– usque signos de la curvatura de la columna. Cuando el niño/a esté en
bañador o lleve leotardos, mírele de frente, lateralmente y por detrás,
mientras está de pie con los brazos levantados o inclinado hacia
adelante con los brazos extendidos, tocándose las manos. Compruebe si
hay alg n desequilibrio de los hombros, unas pale llas prominentes,
caderas desniveladas o desviaciones de la columna. Si se sospecha
alguna anomalía compruébelo con el médico.
– Tome una decisión.
– No hable de ello, en lugar de eso comente alguna vez el buen aspecto
del niño cuando se coloque erguido.
-I
Ayude al niño a ser más consciente de su aspecto. Olvide regañinas y comentarios.
– Ayude al niño a que llegue a ser consciente de cómo se nota una buena
postura.
– Ofrézcale una lista de razones por las que la buena postura es deseable.
– lice la reversión del hábito. Si se ve que el niño se encoge o se desmorona,
hágale hacer prác cas tensando los m sculos que controlan las posturas
correctas.
-Fortalecer la musculatura
Cuanto más fuertes son los m sculos del niño, más fácil es que observe una buena
postura.
– Escoja unos pocos ejercicios que el niño haga cada día.
– Consiga que el niño mantenga un registro de los ejercicios que practica.
– Establezca una norma que consista en que el niño deba hacer, al menos uno de
los ejercicios cada día.
– Para proporcionarle mo vación, recompense sus esfuerzos con elogios y
premios.
SALIDAS
EL NIÑO QUE NO QUIERE DESPRENDERSE DE UN OBJETO
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Es obvio que la mejor solución para evitar la excesiva dependencia de un objeto es no
dejar que el hábito se inicie. La segunda mejor solución es no reforzarlo. Pero si el niño
tiene ya una estrecha relación con un objeto que le da seguridad, se sugieren varias
soluciones para remediar la situación.
¿Qué hacer?
-No fomentar el inicio (ponga reglas, variar los objetos, poner limitaciones)
-Detener el hábito pero nunca de manera brusca, se le apartará gradualmente, dejarle
que lleve cada vez una parte más pequeña hasta que no quede nada y por último darle
la opción de alternar el objeto con otros.
Hay que aplaudir los esfuerzos del niño hacia su independencia con el objeto, elógiele
cuando deje el objeto en casa.
LOS NIÑOS QUE SE ALEJAN DE LOS ADULTOS
Los adultos deben enseñarle que debe permanecer cerca de ellos por las
consecuencias que pueda tener alejarse, deben ponerle reglas y limitaciones.
SE PORTA MAL EN PÚBLICO
El problema radica, por lo general, en que han aprendido que las consecuencias de
portarse mal son distintas cuando se está fuera de casa. O bien los padres no quieren
aplicarlas en presencia de otras personas o bien se aplazan mucho («Ya hablaremos
cuando lleguemos a casa»). El primer paso para cambiar los malos comportamientos
en público es que los padres se pregunten si realmente controlan al niño en casa. Si no,
habrá que establecer este control en casa, primero
¿Qué hacer?
-Mantener expectativas razonables
Diga al niño lo que va a hacer, cuánto tiempo tardará y qué hará luego. Logre que la
siguiente actividad sea de su agrado.
-Usar medidas preventivas
EL COLEGIO Y LOS PROBLEMAS DE APRENDIZAJE ESCOLAR
En nuestra sociedad se da mucho valor a la educación y se considera un objetivo
primordial que los niños obtengan buenos resultados académicos. En ocasiones, el
proceso no se desarrolla como los padres desearían y se plantean problemas a los que
hay que encontrar solución. Estos problemas deben solucionarse, y los diferentes
problemas que puede haber son:
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EL NIÑO QUE NO QUIERE IR AL COLEGIO
Los padres en ocasiones, no saben si realmente el pequeño se siente mal o bien o
simplemente no quiere ir al colegio. En los hogares en los que el hecho de ir a la
escuela se convierte en un problema, las mañanas se llenan frecuentemente de
lágrimas y discusiones.
No se puede lograr que a un niño le entusiasme el colegio, pero se le puede
proporcionar seguridad, ayudarle a que trabaje, mediante sus sentimientos y guiarle
hacia una posible solución. Del mismo modo, se pueden evitar o variar pautas de
comportamiento que contribuyen al problema.
Los padres deben, descubrir las razones:
¿Qué hacer?
– Manteniendo una conversación. Hay que animar al niño a que diga que le
ocurre en la escuela que le produce rechazo. Es posible que los padres no
puedan resolver el problema, pero pueden ayudar al niño a hacer frente a sus
sentimientos y pueden proporcionarle seguridad mediante su cariño y su
comprensión.
– Hablando con sus hermanos y sus amigos
– -Hablando con los maestros.
– Hacer puente entre la escuela y el hogar
– Sacar conversación en el hogar sobre la escuela.
– Utilizar la motivación diciéndole que te enseñe y te cuente.
– Fomentar las relaciones con los compañeros de clase.
– Reforzar los comportamientos positivos de asistencia a clase.
EL NIÑO QUE SE PORTA MAL EN EL COLEGIO
Las soluciones que se ofrecen le ayudarán a identificar el problema ya desarrollar una
estrategia para coordinar sus esfuerzos junto con los del profesor.
¿Qué hacer?
-Reunir información
– Hablar con el niño
– Pida una cita con el profesor
– Observe al niño/a en clase sin que él/ella sepa que estás.
– Pida otras fuentes de información, como por ejemplo, el psicólogo.
-Identificar el problema
– ·Defina el tipo de comportamiento que su hijo/a tiene
– ·Sea objetivo, si el niño se comporta igual en clase y en casa, comenzar a
cambiarle el comportamiento en casa.
– -Junto con el profesor planee el método a utilizar para alcanzar el objetivo. A
veces será necesario un asesoramiento psicológico o escolar.
– -Conectar el colegio con el hogar
– -Utilizar consecuencias negativas, ayude al niño a concienciarse de que siempre
habrá una consecuencia a sus acciones y consiga que las corrija.
– -En caso de que el niño se comporte bien, darle recompensas como actividades
extraescolares o acontecimientos especiales, y en caso de que se comporte mal
privarle de ello.
34. 34
HÁBITOS NERVIOSOS
La mayoría de niños, en algún momento de su joven vida, desarrollan un «hábito
nervioso» que les ayuda a descargar tensión y reducir ansiedad o frustración. Cuando
los hábitos nerviosos se repiten demasiado pueden durar muchas veces hasta la
adolescencia o la edad adulta. La mayoría de niños deja de hacerlo por sí mismos si los
padres tienen paciencia y no prestan demasiada atención a su hábito particular. Por
otra parte, no se deben ignorar hábitos que continúan hasta edades más allá de las
habituales y pueden tener consecuencias físicas. Para que desaparezca o disminuya
este hábito deben seguirse estos pasos:
– Relajación.
– Que el niño que lo realiza sea consciente de que lo hace.
– Identificar cuándo y dónde se utiliza el hábito para que estos momentos
puedan cambiarse.
– Se debe enseñar al niño un comportamiento que compita con el hábito y evite
que ocurra.
– Reforzar en el caso de superar la eliminación poco a poco del hábito.
– Práctica, es decir, cada vez que el niño recaiga en el hábito, los padres deben
conseguir que practique el comportamiento alterno durante un corto periodo
de tiempo.
CHUPARSE EL DEDO
Cuando un niño se chupa el dedo es por que necesita satisfacer las necesidades de
chupar. A pesar de lo mucho que los padres se preocupan porque su hijo se chupe el
dedo, los autores creen que existen sólo dos razones válidas para cambiar el hábito,
una es social y la otra dental. Si los padres deciden cambiar el hábito del niño de
chuparse el dedo, deben:
¿Qué hacer?
– Apaciguar el instinto de chuparse el dedo
– Ignorar la actividad por completo
– Animarle a que deje de hacer ese hábito
Ayudarle a relajarse
Conseguir que él/ella sea consciente
35. 35
Tratar de reducir el tiempo en el cual se chupa el dedo
EL NIÑO QUE SE HURGA LA NARIZ
Es bastante desagradable y además inaceptable socialmente, lo que significa que es un
comportamiento que hay que erradicar. Este hábito, como cualquier otro, puede ser
suprimido eficazmente sin necesidad de continuas regañinas. A continuación se
describen algunos procedimientos con esta finalidad.
¿Qué hacer?
– Fomentar la conciencia del hábito, es decir, que el niño/a se de cuenta de lo
que hace. Para ello, póngale frente al espejo y que se vea el acto que realiza
– Ofrecerle alternativas, formas más aceptables de limpiarse la nariz (sonarse…)
– Identificar los momentos y lugares donde realiza la acción de hurgarse la nariz.
– Utilizar recompensas y elogios en el caso de que el niño/a vaya suprimiendo
este hábito con normalidad y poco a poco.
PROBLEMAS CON COMPAÑEROS ERMANOS
Todos los padres desean que sus hijos tengan amigos y que se sientan aceptados, que
formen fuertes lazos que con n en a través de los años y que se lleven bien con sus
hermanos. Pero esto no suele ocurrir sin la ayuda de los padres, que deben enseñar a
los niños a ser sociables y deben fomentar las cualidades que harán de ellos personas
estimadas.
ESCUPIR, PEGAR Y MORDER
Se trata de comportamientos inmaduros que practican algunos niños de dos, tres y
cuatro años de edad, e incluso en ocasiones, más tarde, como respuesta a las
frustraciones o a la excitación. ebe usted detectar estos comportamientos antes de
que se descontrolen. Si con n a con ellos, el niño no será muy popular o socialmente
aceptado.
¿Qué hacer?
-Controlar las primeras veces
– iscuta y e quete. Si el niño no habla todavía, se deberá e quetar su acción
diciendo: “No se escupe” o “No se pega”. Se deberá decir con una voz severa
para que el niño sepa que lo que hizo es incorrecto, pero sin enfadarse
36. 36
– e na las consecuencias. Hay que asegurarse de que el niño sabe cuáles serán
los resultados si con n a pegando a su hermana. Tal vez puedan ser empo
cas gado en el rincón o la pérdida de un privilegio.
-E
Prepare al niño con comportamientos alterna vos para sus tuir bofetones o
mordiscos.
– den que en qué momento se produce este po de actuación. Se deberán
detectar los momentos y las situaciones en las que el niño recurre a pegar o a
morder a fin de evitarlo o cambiarlo.
– Enseñe alterna vas.
-Utilizar consecuencias negativas
– Limite las oportunidades. A menudo, la mejor tác ca es la de eliminar las
situaciones que son susceptibles de incitar a pegar, morder o escupir. Si el niño
muerde para defenderse de los compe dores del columpio, prohíbale el
columpio hasta que en enda que podrá jugar tan sólo si sabe controlarse.
– lice la sobrecorrección. Haga que el niño remedie lo que ha hecho mal de un
modo que le impresione profundamente.
-R
– Elogie y recompense al niño por no pegar, morder o escupir.
– Haga un grá co de los progresos.
-B erte y con
persistencia
Cuando los esfuerzos concienzudos para controlar los mordiscos no hayan
tenido éxito y el niño cause daño a los demás, es el momento de recurrir a la
ayuda de profesionales.
DIFICULTAD EN HACER Y CONSERVAR AMIGOS
El papel de los padres de apoyo al niño para que tenga amistades es muy importante,
especialmente para los niños que presentan di cultades a este respecto. Existen
muchas situaciones sociales que pueden ser di ciles para un niño que no sepa cómo
actuar o que no encuentra las palabras adecuadas.
¿Qué hacer?
-Preparar el camino para las amistades
– Plani que empo de juegos para los niños que gatean y los de edad
preescolar. Si se vive en un lugar donde no hay muchos niños, invite a otros
niños a jugar en casa. Vigile en las primeras ocasiones y esté dispuesto a
colaborar ya facilitar sus juegos.
– Comprométase en ac vidades familiares.
– Alivie las tensiones. No hay que poner al niño en aprietos delante de los
demás.
– No ponga e quetas al niño. El hecho de e quetarlo de mido, solitario,
re cente o poco amistoso puede conver rse en una profecía que se haga cierta
por propia naturaleza.
-Investigue las razones del problema
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Soluciones
Si el niño parece tener di cultades para encontrar o conservar las amistades, trate
usted de averiguar por qué ocurre esto.
-
– Sea concreto. iscuta con el niño los comportamientos observados y cómo
pueden afectar las relaciones.
– iscuta acerca de la amistad. Si el niño se siente herido por haber perdido una
amistad, háblele de la naturaleza de las amistades y de cómo tendrá muchos
amigos a través de los años, algunos para mucho empo, y otros de breve
duración.
– Haga una lista de las caracterís cas de un buen amigo. Pida al niño que le
nombre aquel compañero de clase que todos los niños aprecian.
-Establecer objetivos de amistad
– ecida junto a su niño cuáles son las ap tudes sociales que el niño debe
desarrollar y qué amistades le gustaría adquirir. La mayoría de los niños pueden
mencionar rápidamente a los que les gustaría que fueran amigos suyos.
-Dar un buen ejemplo
– El niño intentará parecerse a sus padres, por lo que estos no deben olvidar que
están modelando las ap tudes de trato social en el niño cuando éste les ve
saludando a otras personas, hablando por teléfono, comprando, jugando o en
cualquier ac vidad con otras personas. El niño tratará también de imitar la
midez de los padres, si es una de sus caracterís cas, por lo que tal vez éstos
deban trabajar para superarla.
-E
– Enseñe habilidades para la conversación. Prac que con el niño los saludos la
presentación, o haga preguntas abiertas para mantener una conversación, la
forma de responder a las preguntas de los demás, etc.
– Enseñe ap tudes para hacerse agradable a los demás. Las personas agradables
hacen sen r a los demás que se interesan por ellos, consiguen que sus amigos
se sientan especiales.
– Enséñele para que se haga repe r los nombres. Efect e juegos de roles de
presentaciones, indicando al niño que repita el nombre de la otra persona para
que esté seguro de no olvidarlo.
-Intentar una y otra vez
Las amistades duraderas no se hacen de la noche al día, sino que requieren mucha
relación, experiencias compar das e intereses compar dos. Se debe lograr que el niño
frecuente sus amistades con profusión, haciendo todo lo que se pueda para fomentar
los buenos momentos.
LAS RIVALIDADES ENTRE HERMANOS
Los hermanos mayores suelen imaginar lo diver do que ha de ser tener un nuevo
hermano. La mayoría de los padres enen una visión román ca e idealizada de lo bien
que van a pasarlo los niños juntos. Serán muy amigos, se apoyarán mutuamente y se
contarán sus secretos, y siempre se tendrán los unos a los otros. Pero lo cierto es que
38. 38
los hermanos no siempre se llevan bien, al menos durante su niñez y suelen pasar la
mayor parte del empo discu endo y peleándose.
¿Qué hacer?
-P ro
En general, cuanto menos empo se lleven los hermanos más di cil será el cambio. Si
el intervalo entre los hermanos es de tres años o más, el hermano mayor ya es más
autosu ciente y está acostumbrado a ac vidades fuera de casa. Puede jugar con otros
niños y ya ene algunas amistades. Pero cualquiera que sea la edad del niño, su mundo
va a cambiar de una forma dramá ca en cuanto llegue un nuevo bebé al hogar.
– Háblale del nuevo hermano consiguiendo que el niño se vea envuelto en los
prepara vos y compar endo con él la experiencia de la espera del bebé. Se le
puede dejar que escuche el la do del corazón del bebé, que ayude a decorar su
habitación y que saque fotos de la cuna.
– Comprometa a los otros niños en la llegada. Algunos padres hoy en día desean
incluso compartir la experiencia del nacimiento con toda la familia.
– Logre que los hermanos ayuden en el cuidado del bebé.
– Reserve tiempo para los hermanos mayores.
– nvolucre a los niños en ac vidades fuera de casa.
-No hace
Algunas comparaciones se hacen inevitables. Pero no hay que olvidar que aunque es
tentador hacer comparaciones entre los niños para controlar o mo var a los más
pequeños, son peligrosas para sus jóvenes egos. n niño que se sienta inferior a los
demás, no estará mo vado para intentarlo en su lugar, verá la situación sin esperanza
alguna. Las comparaciones intensifican las rivalidades y aumentan las represalias y las
batallas en familia. Se debe tratar de valorar a cada niño individualmente, apreciándolo
a él solo junto a los otros. Ay dele a fomentar sus puntos fuertes ya hacer frente a sus
puntos débiles.
– Elogie en lugar de comparar.
– econozca todos los éxitos. Se deben reconocer los éxitos del niño, sean cuales
sean, consiguiendo que los niños se sientan a gusto y orgullosos los unos de los
otros.
-Evitar la trampa de la justicia
Aunque, desde luego no se trata de favoritos, no es realista pensar que los padres
tratan siempre a todos sus hijos de la misma forma. Es imposible lograrlo, ya que cada
niño es dis nto del otro en edad y personalidad. No caiga usted en la trampa de pensar
que ha de hacer algo por un niño siempre que lo haga por otro.
– Establezca reglas, y otorgue privilegios de acuerdo con la edad, sexo y
resultados. os niños no deben tener exactamente lo mismo.
– Anime los intereses individuales. Sólo porque sea más fácil para usted no insista
en que el hermano menor haga todo lo que hace el hermano mayor. Hay que
dejar que cada cual siga sus propios intereses y horarios.
– No fomente la compe ción.
39. 39
– Ignore los chismes. Suponen un agravante de las peleas, por lo que los padres
no deben inmiscuirse en los mismos.
-Establecer reglas
– Defina las reglas a tener en cuenta con la llegada de un bebé. Se deberá
conseguir que los hermanos mayores sepan exactamente qué es lo aceptable y
qué no lo es, en sus relaciones con el bebé.
– Escriba las reglas para los niños mayores. Puede conseguir que disminuyan los
problemas entre hermanos con un cartel con las reglas que se han definido
conjuntamente.
– Asigne responsabilidades. Se deben asignar con claridad las tareas que debe
hacer cada niño. Se puede establecer un sistema rota vo, basado en la rotación
semanal, edad o cronología, para que el niño no sienta que se le está tratando
injustamente.
– No espere la perfección. Ning n niño puede hacerlo todo bien, al igual que
ocurre con los adultos. Prepárese para admi r y olvide que las reglas son
objetivos hacia los que se trabaja.
-Ref
– Elogie el comportamiento deseado. Cuando todo parezca tranquilo,
compruebe. De vez en cuando, se debe dar alguna recompensa.
– Contabilice los momentos de cooperación. urante un día o una semana se
puede llevar el registro de las ocasiones en que los niños cooperan en lugar de
pelearse, haciendo que batan los récords anteriores o que ganen puntos para
una sorpresa especial. Una actividad divertida en familia supone una
recompensa perfecta porque han aprendido a jugar juntos.
-Utili
– Trate a los niños por igual. No intente ser juez y condenar al culpable. Si los
niños no son capaces de resolver sus con ictos, habrá que tratarles a todos por
igual.
– Separe a los niños o sepáreles de la situación. Aplique a dos hermanos el
empo en el rincón por separado.
– Cuente directamente hasta treinta. En discusiones fuertes, se deberá cas gar al
niño. Los comportamientos inaceptables requieren consecuencias inmediatas.
n puñetazo en el estómago conllevará al cas go, sin duda alguna.
-No quiere compartir
Es bastante normal que los niños pequeños no quieran compar r, y los pequeños
suelen considerar como suyo todo lo que está a su alcance y que no debe ser tocado
por los otros niños. Pero también les gusta complacer a los adultos, y si se les ha
enseñado a hacerlo, compar rán las cosas materiales, ocupaciones y turnos.
-E
40. 40
– Enseñe el concepto de propiedad. Haga saber al niño lo que le pertenece
poniendo una e queta con su nombre a sus pertenencias. Permítale que las
guarde en alg n lugar especí co.
– den que las propiedades de la familia. El niño debe saber que algunos
objetos pertenecen a todos los miembros de la familia, y que todos pueden
jugar con ellos, pero que, a veces, deben compartirse.
-Elogiar y recompensar
Compar r es un gran éxito para un niño pequeño, por lo que hay que hacer notar al
niño que se aprecian sus esfuerzos.
– Elogie al niño por cada ocasión en que comparta algo. Cuando el niño se ofrezca
a compar r un juguete, a hacer turnos o a colaborar como 1 solución a un
problema, se le deberá elogiar
– ecompense los comportamientos que incluyan compar r cosas. Proporcione
algo que sea agradable para el niño cuando éste se haya comportado
correctamente.
EL QUE NO SABE NO GANAR/EL MAL PERDEDOR
El aprendizaje de ser un buen perdedor no se logra de la noche a la mañana. La
mayoría de los niños pasan por la escuela elemental con problemas para saber perder.
Pero si los padres dan un buen ejemplo de ser buenos perdedores y no aceptan otro
po de comportamiento por parte de sus hijos, los pequeños aprenderán a serlo ya ser
un buen ganador también.
¿Qué hacer?
-Demostrar deportividad
Los niños aprenden de lo que ven, especialmente de lo que ven hacer a sus padres.
– Sea un buen ejemplo. Los padres deben saber perder depor vamente y ganar
con buen talante. El niño aprenderá a hacer lo mismo ya copiar los actos de sus
padres cuando se encuentre en una situación di cil.
– eaccione posi vamente cuando el niño pierda o gane. También aquí es
necesario saber actuar con deportividad.
-Practicar los buenos modales
– uegue con el niño. Si juega al parchís, o con monedas, no hay que desperdiciar
la oportunidad de reforzar las conductas deseables o de explicar por qué
algunas respuestas son apropiadas y otras no lo son.
– Efect e representación de papeles respecto a lo que dice el ganador. Antes del
juego, hable sobre lo que puede decir en caso de que gane el juego venza el
contrincante.
– Haga juegos de roles de lo que debe decir un perdedor. Sugiérale comentarios y
reacciones apropiadas como estrechar la mano.
– Vigile a los profesionales. Cuando vea partidos televisados, hable del modo en
que los atletas reaccionan cuando ganan y cuando pierden. Elogie a los que
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act en depor vamente. Cuando se vea a otros adultos ganar o perder,
comente su reacción con el niño.
MIEDOS
Muchos niños crecen con miedo y algunos miedos llegan a ser particularmente
pronunciados a ciertas edades y en ciertas etapas. A medida que el niño adquiere
experiencia de su entorno empieza a perder los miedos, aunque puede reemplazarlos
por otros nuevos.
Utilizando las siguientes normas podrá usted ayudar al niño a minimizar y a superar sus
miedos.
– Determinar si el miedo es lógico con la edad.
– No reaccionar con exceso a los miedos del niño/a.
– Ser un apoyo tranquilo.
– Reforzar el comportamiento de superación del miedo.
– La guía que deben seguir los padres para conseguir que su hijo supere el miedo:
– Concretar el miedo
– Enseñarle a valorar su miedo
– Enseñar maneras de contrarrestar la ansiedad
Los diferentes miedos que pueden tener los niños son:
MIEDO A LOS ANIMALES
El recelo a los animales surge, normalmente, entre los dos y tres años, cuando el niño
es lo suficientemente mayor como para darse cuenta de que algunos animales son
amenazadores. Pero, a menos que el niño sea miedoso o haya tenido una mala
experiencia con algún animal por lo general perderá su miedo a los cinco o seis años.
Muchos animales que habitualmente dan miedo se pueden evitar, como es el caso de
las serpientes, los ratones, los elefantes… Pero por el contrario, con los animales
domésticos no es malo que tengan relación.
El papel de los padres es grande en este tipo de cosas, ya que pueden realizar muchas
cosas para minimizar ese miedo.
42. 42
¿Qué hacer?
– Identificar a que animal tiene miedo
– Mostrarle fotografías de dicho animal.
– Leerle libros sobre animales y ver con él serie/películas en las que el
protagonista sea un niño que se relaciona con animales.
– Realizar juegos de roles para aproximarse al animal
MIEDO A LOS TRUENOS
Si el miedo del niño a las variaciones del tiempo es intenso o persiste durante varios
meses, se sugiere comenzar con el siguiente programa para que el miedo no se
prolongue hasta la edad adulta:
¿Qué hacer?
– -Enseñarle a tranquilizarse.
– -Desensibilizarle el miedo.
– Identificar el miedo
– Corregir los conceptos erróneos que tienen los niños sobre las diferentes
variaciones climatológicas.
– Escoger cosas útiles relacionadas con el tiempo (cuentos…)
MIEDO A LA OSCURIDAD
Casi todos los niños tienen miedo de la oscuridad alguna vez. Un día, el niño puede
preocuparse por monstruos del armario y otra noche le puede preocupar un ladrón.
Para poder superar este miedo se deben seguir las siguientes pautas:
¿Qué hacer?
– -Discutir el miedo, el niño debe reconocerlo, averiguar qué cree que hay en la
oscuridad.
– -Tranquilizarle
– -Recompensarle el esfuerzo con un refuerzo positivo, como por ejemplo, ir al
cine.
MIEDO A LOS RUIDOS FUERTES
Cuando esto ocurre, se debe comenzar a trabajar para ayudar al niño a superar el
problema. En primer lugar se debe examinar al niño médicamente puesto que puede
tener algún problema en el oído que le hipersensibilice a ciertos sonidos.
Se le debe enseñar a relajarse, identificar a que ruidos tiene miedo, grabar ruidos de
los que el niño tiene miedo….
MIEDO A LA MUERTE
Este es un miedo frecuente entre los niños y puede manifestarse como una ansiedad
intensa a la separación, una incapacidad para irse a dormir o bien se manifiesta en que
el niño habla continuamente de la muerte. Alrededor de los cinco o seis años, muchos
niños comienzan a preguntar cosas sobre la muerte, pero tienen sólo un conocimiento
elemental de la vida. No se puede ni se debe proteger a los niños de la realidad,
evitándoles temas desagradables como la muerte. Los niños deben experimentar sus
propias pérdidas, ya sea la de un animal, la de un pariente lejano o la de un vecino. Se
les debe permitir que hablen de esto, que aireen sus miedos, que pregunten lo que
quieran y que obtengan respuestas reales. Las sugerencias que damos servirán para
plantear el tema de forma natural y para tratar con acontecimientos difíciles.
¿Qué hacer?
-Contestar honesta y cariñosamente.