1. UNIVERSIDAD DE MONTEMORELOS
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PSICOLOGÍA CLÍNICA
PSICOLOGÍA INFANTIL
INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA
ANSIEDAD INFANTIL
BRENDA LUCERO RÍOS ESCUDERO 1110254
1ER SEMESTRE
LUIS ARTURO RAMÓN SOTELO
22 DE NOVIEMBRE DEL 2015, MONTEMORELOS N.L. MÉXICO
2. INTRODUCCION
La ansiedad es una experiencia humana que se encuentra presente en el hombre desde que
nace hasta que muere. La ansiedad puede ser descripta como la reacción del organismo
infantil ante algunas situaciones de amenaza que se caracteriza por vivencias desagradables
a través de signos y síntomas somáticos. Pero, ¿acaso la ansiedad se presenta de la misma
manera en niños que en adultos? ¿Realmente es posible que haya ansiedad en un niño?
I. ¿QUE ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad puede definirse como una anticipación de un daño, acompañada de
sentimientos desagradables y de síntomas somáticos de tensión. El objetivo del daño puede
ser interno o externo. Es una señal de alerta que advierte sobre un peligro y permite que la
persona adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza. Solamente cuando
se sobrepasa cierta intensidad o impide que la vida de la persona camine con normalidad, es
cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando malestar significativo con
síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico.
Los trastornos de ansiedad como tal son un grupo de enfermedades caracterizadas por la
presencia de preocupación, miedo o temor excesivo, tensión o activación que provoca un
malestar notable.
La ansiedad puede presentarse con síntomas físicos como lo son la sudoración, sequedad de
boca, mareo, inestabilidad, temblor y tensión en músculos, disnea, náuseas, vómitos,
dispepsia, diarrea, estreñimiento, micción frecuente, problemas de la esfera sexual, entre
otros.
Y también con síntomas psicológicos y conductuales como los son preocupación, aprensión,
sensación de agobio, miedo a perder el control, dificultad de concentración, irritabilidad,
desasosiego, conductas de evitación de determinada situaciones, entre otras.
Diferenciar los límites entre la ansiedad normal y la ansiedad patológica es una tarea un
poco difícil que afrontar. En el adulto es más clara y fácil esta diferencia pero en el infante
los límites están dibujados más tenues. La ansiedad normal es un estado emocional de
tensión que puede tener su origen tanto en un estímulo positivo como negativo, que al ser
superado aporta al niño una mayor seguridad en sí mismo y le permite enseñare a adaptarse
al medio en el que se desarrolla. Es aquella que se presenta con una intensidad baja y con
una duración poco prolongada. Por el otro lado, en una ansiedad patológica, la frecuencia
de episodios de ansiedad son más habituales y por consiguiente más fuertes.
La ansiedad es normal en la infancia y suele desarrollarse en fases a menudo sin
importancia, a no ser que el infante evite sistemáticamente lugares y actividades cotidianas.
3. II. CAUSAS
Las causas principales pueden ser de dos índoles. Causas de origen genético y las de origen
ambiental.
II.I. ORIGEN AMBIENTAL
La causa común a los diferentes trastornos de ansiedad es la vivencia de una experiencia
desagradable, traumática, que por diversas razones, el niño no se ha podido estructurar y
elaborar, quedando anclado ya sea de manera consciente o no en su deambular emocional.
El estilo educativo de los padres, los procesos de socialización del niño también toman un
papel importante. Las vivencias experimentadas como traumáticas, pueden ser vivencias
normales, que no tienen que ser necesariamente traumáticas, las fobias a ciertos animales
domésticos puede ser el producto de una vivencia traumática, si es que no ha sucedido
ningún accidente que permita entender el miedo exagerado.
II.II. ORIGEN GENÉTICO
En el caso del factor genético se ha constatado que la herencia es un factor que incide en el
desarrollo de la ansiedad. Por ejemplo algunos niños manifiestan conducta retraída o
inhibida con tan solo cuatro meses de edad. Lloran en presencia de extraños e incluso sus
corazones laten más rápido. Este tipo de “timidez temperamental” se asocia más adelante
con el desarrollo posterior de trastornos de ansiedad.
Sin duda alguna, los neurotransmisores juegan un papel de suma importancia a la hora de
regular los niveles de ansiedad. La poca o nula segregación influye en gran manera en el
estado de ánimo del infante.
La serotonina influye directamente en la inhibición y el control de ira, en los cambios de
humor, en la regulación del sueño, en la cantidad de apetito, entre otros.
El ácido gamma aminobutírico (GABA) controla los impulsos eléctricos en nuestras
neuronas, por lo que se dice que es un calmante cerebral natural. Encargado de relajar la
mente y el cuerpo, disminuye la presión arterial y se emplea para reducir los niveles de
ansiedad, combatir trastornos como el insomnio o ataques de epilepsia.
La corticotropina tiene una gran importancia en la ansiedad, ya que actúa como una
hormona del estrés. A diferencia de los otros neurotransmisores, el exceso de esta hormona
provoca el estrés.
Las endorfinas, también conocidas como las hormonas de la felicidad, además de inhibir las
fibras nerviosas que transmiten la sensación de dolor a nuestro cerebro, reducen los niveles
de ansiedad y aumentan la sensación de bienestar.
La acetilcolina influye enormemente en los estados de alerta. Si bien, el exceso o la falta de
algún neurotransmisor puede ser el causante de que nuestro infante sufra ansiedad, cosa
que muchas veces se ignora.
4. II. TRATAMIENTOS
Los niños con este trastorno pueden beneficiarse con una variedad de tratamientos.
• El tratamiento cognitivo-conductual consiste en enseñar una serie de estrategias y
técnicas psicológicas científicamente probadas para que el niño pueda afrontar su
problema emocionar, manejarlo y luego eliminarlo.
• Técnicas de relajación
• Biofeedback, el cual es una técnica que se utiliza para aprender a controlar las funciones
del cuerpo, tales como la frecuencia cardiaca. Enseña a cambiar o controlar las reacciones
fisiológicas del cuerpo cambiando pensamientos, emociones o comportamiento.
• Terapia familiar. Tipo de terapia psicológica hecha para ayudar a los miembros de la
familia a mejorar la comunicación y resolver los conflictos. Normalmente son a corto
plazo, y sus sesiones de terapia familiar pueden enseñar habilidades para profundizar
relaciones familiares o pasar momentos de estrés.
• Medicación
III. MEDIDAS DE PREVENCIÓN
Las personas más cercanas al niño tienen un papel de suma importancia a la hora de
prevenir trastornos como lo es la ansiedad. Los padres y/o educadores pueden reducir el
impacto de acontecimientos estresantes para el niño, educándolo para potenciar sus
recursos personales y promover nuevas experiencias y fomentar hábitos de vida saludables.
• Hablar con el niño de todo lo que le preocupa y de cómo se siente. Permitirle que se
desahogue y exponga sus preocupaciones, dudas y sentimientos. No forzar al niño a
hablar de sus sentimientos, estar disponibles cuando él lo necesite.
• Actuar como modelos de conducta y afrontamiento. Los niños suelen aprender a actuar y
a afrontar los problemas imitando y adoptando como propios los modos de actuación de
personas cercanas a ellos. Enseñándole a afrontar los problemas y no evitarlos,
demostrando sus sentimientos y no ocultarlos, etc.
• Comprender lo importante que esa situación es para el niño, no restarle importancia al
acontecimiento. Hablar con el niño de todo aquello que teme. Saber qué es lo que le
inquieta.
• Interesarse por la evolución del problema, estar al pendiente de las necesidades del niño,
animándolo y reforzándolo por los avances.
• Ayudar al niño a encontrar aptitudes, intereses y actividades que lo distraigan, Practicar
algún deporte, llevar clases de algún instrumento, hacer ejercicio, etc. Son actividades
que el niño puede realizar para despejar su mente.
5. No ser excesivamente sobreprotectores. Se ha visto que los niños que estás sobreprotegidos
por sus padres, tienden a tener una autoestima baja. La sensación de podernos valer se
construye día con día y depende de las actividades que hay que hacer y los problemas que
llegamos a afrontar.
No llenar la semana de actividades. Planificar un horario con el niño y destinar un tiempo
suficiente a las tareas escolares, extraescolares y su descanso.
Escuchar siempre al niño. Al momento de planificar las actividades, deben ser al gusto del
niño y no sólo de los padres.
Fomentar su autonomía. Es importante que el niño desde pequeño adquiera
responsabilidades en casa y en la escuela. Ayudar en pequeñas tareas del hogar, como poner
la mesa, lavar los platos, recoger el cuarto, etc. son actividades que harán sentir al niño útil.
CONCLUSIÓN
Este es un trabajo en el que pude aprender más acerca de la ansiedad infantil, y como es
que se manifiesta. Muchas veces no le tomamos importancia a este tipo de
comportamientos en un niño, porque creemos erróneamente que trastornos como este, les
dan solamente a los adultos, pero no es así. Está comprobado que 13 de cada 100 niños
entre 9-7 años, sufren de ansiedad, y que es más común en niñas que en niños.
Al ver algún tipo de comportamiento o actitudes extrañas, deberían de ser motivo de
alarma, ya que la ansiedad se puede llegar a convertir en un trastorno muy destructivo, si no
es tratado a tiempo y de una manera adecuada.
BIBLIOGRAFÍA
• http://www.rae.es
• http://psicologiamotivacional.com
• http://reeduca.com
• http://psicologiainfantil.org
• http://www.cetecova.com
• http://guiapsicologia.com