1. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
DELEGACIÓN PROVINCIAL
EQUIPO DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA
TRIANA – LOS REMEDIOS
SEVILLA
c/ San José de Calasanz nº 1 (41010) - SEVILLA Tfno. 955.624.605 nº Corp.: 399.605 - Fax: 955.624.606
A TENER EN CUENTA A LA HORA DE ESTUDIAR CON UN HIJO CON TDA-H
Inicialmente tenemos que tener en cuenta una serie de factores muy importantes,
tomando como referencia las características del trastorno:
El apoyo en el estudio no será una tarea sencilla al principio, pero con el paso del
tiempo se notarán las mejoras: como todo en esta vida, el proceso de estudio lleva su
tiempo, y a mayor edad, es más complicado ir ajustándolo, sobre todo lo que corresponde
a la rutina de estudio. Si decidimos sentarnos a ayudar a estudiar a nuestros hijos
debemos ser constantes, sentarnos con él durante un tiempo fijo y cumplirlo siempre,
teniendo en cuenta que poco a poco debe ser él solo quien se encargue de manera
autónoma de su estudio.
Es necesario ser constante en el trabajo que vamos a realizar con nuestros hijos:
Otro problema que surge es la constancia, los padres no toleran los fracasos, al primero
que surge o incluso ante alguna dificultad (falta de concentración, distracción constante,
etc.) el primer gesto es levantarse y marcharse. Si un padre está decidido a enseñar a
estudiar a su hijo, debe hacer el esfuerzo de enfrentarse a toda situación posible y
muchas serán situaciones negativas y frustrantes.
Tiene que haber una toma de decisión conjunta entre los padres: Los padres deben
pensar, sobre todo cuando el niño es pequeño (5-10 años) que el estudio no es algo que
les motive, y menos una actividad donde hay que estar sentados y cuyo trastorno les
influye en dicho sentido. Por ello los menores aprovechan cualquier fallo de los padres,
sobre todo en las decisiones, para poder "escaquearse" del estudio. En este sentido, debe
haber congruencia entre ambos, incluso aunque sea equivocado, pero eso lo discutirán
ambos cuando estén solos, nunca delante del menor.
Hay que reforzar el esfuerzo, no sólo los objetivos: Reforzar es muy importante, sobre
todo en niños y adolescentes con TDA-H, haciendo hincapié en los comportamientos
relacionados con la tranquilidad ante el estudio, o la constancia en el estudio, esto
ayudará a que vuelvan a repetir la conducta. Como es obvio, también los resultados, pero
deben recordar que muchas veces la recompensa desplazada en el tiempo puede perder
valor en estos menores, que son impulsivos, y es preferible pequeñas recompensas más
inmediatas, así nos centraremos más en los esfuerzos que en los logros.
No desacreditar la opinión de los profesionales, sobre todo delante de los menores:
No podemos desacreditar a un profesor o a un profesional, en ocasiones ocurre esto
porque no nos gusta la respuesta o la solución que nos dan. Sin duda no significa que el
profesional siempre tiene razón, en absoluto, somos humanos y erramos; pero el papel
del padre es pedir información y aclaración, y sobre todo reflexionar sobre las opiniones y
consejos de los profesionales. La idea es llegar todos juntos a que los menores tengan
éxito en sus estudios, no es una cuestión de quien tiene más o menos razón. Hay que
recordar que al desacreditar a un profesional ante un menor, ese profesional está
perdiendo su figura de autoridad y en ocasiones el trabajo conseguido.
2. Tener en cuenta que para que exista un apoyo al estudio tiene que haber también
un compromiso por parte de los padres: El compromiso va muy relacionado con la
constancia, debemos ser conscientes de que los niños pasan la mayor parte del tiempo
con los padres, sobre todo en la parte donde estudian solos. Por eso es importante que
los padres hagan caso a las pautas indicadas por el profesor, principalmente en los
hábitos de estudio, para que el menor pueda mejorar. Este es el compromiso que puede
ayudar al profesional a avanzar su trabajo.
Ser estructurados, objetivos y constantes, y fomentar el trabajo conjunto con un
profesional/profesor: Se deben seguir unos pasos estructurados a la hora de estudiar,
ser claro con los menores sobre qué objetivos conseguir a corto y a largo plazo.
No siempre es importante el nivel de conocimiento de los padres: Aunque los padres
no conozcan la asignatura en cuestión a la que sus hijos deben enfrentarse, no tiene por
qué ser un motivo para rendirse. Con los niños pequeños (5-12 años) las materias siguen
una evolución y están muy bien explicadas en los libros, por lo que el trabajo del padre no
es tanto de explicar o aclarar las dudas, sino de apoyar la interiorización de conceptos.
Con chavales mayores (13-16 años) hay conceptos o materias más complejas que tal vez
un padre no pueda explicar y tenga que recurrir a un profesor pero puede hacer un apoyo
y sobre todo enseñar al estudio.
Técnicas de Estudio: Los estudiantes, además de conceptos y valores, deben adquirir
las estrategias necesarias para hacer frente a los distintos tipos de conocimiento. El
fracaso en el estudio, en gran parte, es debido a que la persona no sabe estudiar o no le
han enseñado. La formación de la persona sólo se consigue si los contenidos, la
información y, en general, el aprendizaje se asimilan y se hacen propios. Ello será posible
si el estudio se convierte en una tarea personal y se emplean unas técnicas adecuadas.
Al igual que otro tipo de trabajos, la tarea de estudiar, cuanto mejor organizada esté,
menos esfuerzo exige y mayor rendimiento se obtiene. Estudiar requiere, por tanto, unas
técnicas y unos hábitos que hay que aprender y que debemos enseñarles. Para ello:
- Analizaremos los hábitos y ambiente de estudio en casa (lugar, tiempo y modo de
estudio). Analizando las rutinas de estudio y estableciendo un lugar que, a ser posible,
sea siempre el mismo y el más tranquilo de la casa.
- Tendremos en cuenta la organización y la planificación personal, partiendo de las
necesidades de cada uno, manteniendo un equilibrio entre las horas de estudio y
descanso.
- Les motivaremos en el estudio, valorando, animando y reforzando cada pequeño paso.
- Les orientaremos para el manejo de las técnicas de estudio, reflexionando sobre las
ventajas de utilizar un método útil y eficaz que les ayude a rentabilizar el tiempo y a
ahorrar energía.
- Les dotaremos de una metodología para la comprensión lectora: EPLER (Examina,
Pregunta, Lee, Esquematiza, Resume, Repasa).
- Les apoyaremos y ayudaremos a la hora de la preparación ante los exámenes.
3. LA NECESIDAD DE HÁBITOS Y RUTINAS EN NIÑOS HIPERACTIVOS
La finalidad de una rutina o estructura es garantizar un buen equilibrio entre actividad y
descanso, entre estimulación física y mental, y entre actividades que permiten al niño
desarrollarse como individuo y las que le enseñan aptitudes sociales y de convivencia con
sus semejantes.
Cuando hablamos de hábitos y rutinas hablamos de automatización de conductas; los
niños con TDAH tienen muchísima dificultad para automatizar conductas y esto tiene que
ver con el retraso en el desarrollo del lenguaje interno.
El lenguaje interno es la guía interna que regula la conducta humana y que nos permite,
entre otras cosas, poder realizar tareas complejas que requieren varios pasos. La
automatización de conductas nos permite realizar dichas tareas con un alto grado de
eficacia y un mínimo "desgaste". Cuando llevamos un tiempo realizando un mismo hábito
o actividad cotidiana, llegamos a automatizarla por la repetición ordenada de esa cadena
de conductas y ya no ocupa espacio en nuestra mente, de tal manera que mientras
realizamos una actividad somos capaces de realizar otra de manera simultánea. Pero,
¿qué ocurriría si nos fallara la guía interna y cada vez que debiéramos hacer una
actividad no nos acordáramos de lo que tenemos que hacer o el orden en el que hay que
hacerlo?. En el caso de los niños hiperactivos el déficit en el funcionamiento ejecutivo del
cerebro hace que las situaciones cotidianas que se les plantean todas las mañanas antes
de ir al colegio o el participar de las tareas de la casa en familia, se conviertan en una
situación altamente compleja. Es por ello que para facilitar rutinas, hábitos, organización,
planificación, memoria y gestión del tiempo es importante "externalizar información", por
medio de: carteles, tablón de anuncios, reloj, calendario, agenda, alarma, notas, etc.
El hábito en casa
La forma en que estructuramos el tiempo y el espacio es mucho más importante de lo que
creemos. El hogar es el entorno más inmediato del niño y a través de las actividades que
realiza en él, de los objetos que maneja y de las personas con las que convive el niño
estructura su mente, empieza a tener nociones sobre el tiempo y sobre las cosas,
ayudándole a tener un entorno estructurado y predecible.
El horario es imprescindible a la hora de educar. Cuando las actividades se repiten día
tras día, el niño entiende que hay una secuencia lógica y aprende a anticipar qué
actividad viene después y a prepararse para llevarla a cabo. Lo normal es que un niño
que sabe lo que viene después no tenga demasiados problemas en cambiar de actividad.
Sabe que después de cenar se irá a la cama y lo vive con naturalidad porque así ha sido
desde que ha nacido. Por eso, cuando no existe un horario fijo y cada día se actúa de una
manera diferente, los niños no poseen ese referente que les permite anticipar lo que viene
después. En esos casos es normal que surja el conflicto, pues los niños dependen de la
voluntad cambiante del adulto y no de una estructura clara a la que habituarse. No haber
tenido un horario hasta el momento puede deberse a múltiples causas, pero eso no
significa que no estemos a tiempo de intentarlo en la actualidad. Los niños, sobre todo si
son pequeños, se adaptan fácilmente a los cambios, sobre todo si contribuyen a que se
sientan mejor. Algo parecido sucede con el orden. Al niño, por ejemplo, le resulta mucho
más fácil irse a dormir si lo hace siempre en el mismo sitio y con unas condiciones
ambientales similares. Tener su cama, su mesa de estudio, etc., le ayudan a sentirse
seguro. Si las rutinas son algo habitual en su vida, surgen menos dificultades. Pero si todo
está tirado, si nunca encuentras nada, si pierdes cantidad de tiempo buscando las
4. cosas..., te sentirás fatal y el niño se encontrará totalmente desconcertado. Con estos
referentes es como si estuviéramos amueblando su mente, poniendo las estructuras
básicas a partir de las cuales se puede sentir seguro e ir afrontando nuevas situaciones
con confianza.
La importancia de las rutinas
Un buen comienzo para conseguir que nuestro hijo asuma responsabilidades y no
proteste por todo es organizar el tiempo, es decir, hacer un horario que recoja cómo está
organizada nuestra vida familiar. Este horario no puede ser común para todas las familias
pues las circunstancias son muy diferentes como también lo son las preferencias. A lo
largo del día deben quedar recogidos los tiempos para comer, para dormir, para estudiar y
para asearse como hábitos básicos en el desarrollo del niño. Pero también son
importantes otros tiempos dedicados al juego, a las relaciones con los demás, al deporte,
etcétera. El tiempo se aprovecha más y mejor cuando uno está organizado. En ese
horario también puede quedar recogido, siempre que sea posible, un reparto de
responsabilidades. Mientras uno de los padres prepara la cena, el otro puede bañar al
niño. Cuando tenemos varios hijos, podemos alternarnos con nuestra pareja para que
cada uno se ocupe de un niño en los momentos de aseo o de ir a la cama. En estos casos
es importante que se respeten las mismas rutinas y consignas. Si tu pareja permite que
vuestro hijo mayor se enjabone la cabeza él solo, hazlo tú también de esta manera. El
niño sabe que está con vosotros, pero que las cosas se hacen independientemente de si
está con su padre o con su madre, y eso favorecerá enormemente la autonomía y la
consolidación de cualquier norma.
Esta organización, costosa cuando nunca la hemos puesto en práctica, nos permite sentir
que controlamos el tiempo, aunque estemos continuamente ocupados. Lo más probable
es que ellos protesten menos con una buena organización y eso relaja a cualquiera.
Algunas consideraciones sobre los horarios:
Cuida especialmente los momentos de alimentación y descanso. Cuando un niño
ha comido y dormido bien, está mucho más tranquilo y feliz.
El horario debe cubrir principalmente las necesidades de los niños y no supeditarse
a las del adulto. Si tu hijo necesita dormir diez horas, debes asegurarte de que se
acuesta a la hora que le permite descansar ese tiempo.
El horario debe respetarse. Es cierto que debemos ser flexibles con el tiempo y no
agobiarnos cuando se modifica, pero no podemos dejar que el horario dependa,
por ejemplo, de nuestro estado de ánimo. Si solemos acompañar a los niños a la
cama en torno a las nueve y hoy estamos muy cansados porque hemos tenido un
día duro, no podemos cogerles sin más y meterles en la cama una hora antes; ni
permitirles que se queden hasta las diez porque hoy nos apetece jugar con ellos. Si
les «enseñas» que el horario se puede cambiar porque sí, entonces ellos también
«exigirán» esos cambios cuando les apetezca.
Es importante que el horario esté consensuado y sea respetado por todos. Los
niños deben aprender que determinadas cosas se hacen independientemente del
adulto que esté con ellos.
Anticipa a los niños el cambio de actividad. El horario es una ayuda siempre que no
funcione a toque de corneta. Es necesario que el niño conozca con un mínimo de
antelación lo que va a suceder después. Ten en cuenta que tu hijo pequeño no
5. entiende ni de horas ni de relojes y que eres tú quien va poniendo ese
conocimiento con las rutinas.
Intenta que el horario incluya un tiempo para ti y para tu pareja. Seguramente te
parece imposible; a veces no se cuenta con suficiente ayuda y las demandas de
los niños son muchas. Pero si hay un tiempo organizado en el que tu pareja juega
con tu hijo, a lo mejor puedes ponerte a leer un rato o hacer algo que te apetezca.
Y si podéis tener un rato después de acostar a los niños para charlar y estar juntos,
pues mucho mejor.
QUÉ HACER PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA
Para mejorar su autoestima la actitud de la familia y del contexto en estas situaciones
debe ser comprensiva, amable y dialogante. La comunicación es imprescindible en estos
momentos. Deberemos intentar ponernos en el lugar del niño y comprender su situación.
En primer lugar nunca deberemos amenazar con la retirada del amor. Es importante
que el niño se sienta querido SIEMPRE, a pesar de los actos o conductas que cometa.
Deberemos hacerle entender que lo que no nos gusta de lo que ha hecho es su conducta
y no él en sí mismo. Esto es importante, porque la conducta es un acto que puede ser
modificado, pero la persona no puede modificarse, por lo que es necesario que entienda
que su comportamiento es el incorrecto y debe ser modificado. Nunca deberemos decirle
que no le queremos o le vamos a dejar de querer por lo que ha hecho. (Es necesario
distinguir entre "eres un tonto" y "has hecho una tontería").
Es necesario mostrarle nuestro apoyo incondicional, haga lo haga, diga lo que diga.
Siempre vamos a estar con él, porque el niño es una persona maravillosa, sin embargo
habrá que explicarles qué conductas son correctas y cuáles incorrectas, y así se comporte
de la forma más adecuada.
Hacerles ver con acciones, no sólo con palabras, que les queremos, siendo
consecuentes con nuestras palabras, y actuar demostrando a los niños que son queridos
por todos. Ésta será la mejor manera de conseguir que su autoestima aumente y
compense otros déficits que puede tener como pueden ser los problemas escolares y de
conducta en algunos casos.
Reforzarles las conductas positivas es una de las estrategias que más funcionan con
los niños con TDAH. Se debe procurar reforzar y elogiar con recompensas (verbales,
conductuales o materiales) todos los pequeños progresos que van realizando. No hay que
olvidar que estos niños realizan un esfuerzo mucho mayor que los demás niños para
conseguir resultados iguales o incluso peores. Además debemos ser conscientes también
de que muchos de los errores que cometen son causados de forma accidental debido a
su trastorno.
Mirar al niño demostrándole que nos importa, situarnos a la altura del niño y mirarle a
los ojos siempre y cuando queramos llamar su atención, ya que muchas veces se distraen
con otros estímulos que surjan en ese momento y la atención que había fijado en
nosotros, se perderá. Fijar la mirada permite el aumento de concentración en el niño, a la
vez que le proporcionará seguridad si se le demuestra con una sonrisa o un gesto bonito
que le queremos y nos importa.
6. Para que los niños no asocien la corrección con un fracaso, es importante que las
correcciones se produzcan en privado, de forma que esos fracasos que él se atribuye
no se hagan públicos. Corregirles en público causaría una mayor humillación delante de
los demás, que derivaría en posibles burlas y como consecuencia, una reducción en su
autoestima. Corrigiendo en privado se anima al niño con TDAH a seguir realizando las
tareas aunque le supongan un mayor esfuerzo, ya que pensará que son actuaciones que
se pueden corregir y que no le ridiculizan con respecto a los demás.
Respetar la privacidad del niño: Hablando sobre sus problemas con otras personas,
ridiculizarle delante de los demás por sus fallos, hacer más hincapié en sus limitaciones y
no en sus virtudes, comparar el comportamiento del niño con el de su hermano u otros
compañeros, hacer uso de insultos o vejaciones haciendo referencia a las capacidades
del niño, derivará en una disminución clara de su autoestima. Quizás estos son los
aspectos que más debemos cuidar si queremos garantizar una buena autoestima en los
niños con TDAH. Además muchas de estas conductas citadas se realizan en muchas
ocasiones sin intención, por ello será importante ser conscientes de estos aspectos para
poder evitarlos en la mayor parte de las ocasiones.
Adaptarnos a sus necesidades y enseñarles a adaptarse a las necesidades de los
demás. Es fundamental saber que estos niños tienen unas limitaciones por su trastorno
por lo que debemos adaptarnos a sus capacidades y por tanto, a sus necesidades. Sin
embargo, tampoco debemos olvidar que viven en una sociedad y también ellos deben
aprender a adaptarse al medio social que les rodea. Este hecho merece especial
atención, ya que desde este trastorno siempre se les exige a los demás adaptarse a las
necesidades del niño, sin tener en cuenta que el niño indudablemente se mueve en un
ambiente determinado al que deberá adaptarse si quiere mantener una buena interacción
con el mismo.
Evitar las comparaciones con sus iguales, hermanos, amigos, compañeros. La
comparación con otras personas para señalar alguna conducta errónea del niño con
TDAH, es una clara humillación que le lleva a sentir que siempre es él el que realiza
todas las tareas mal, mientras que los demás siempre las hacen bien. Evitando
comparaciones favoreceremos a que no vea los errores como algo negativo y a no
asimilarlo como un fracaso.
Evitar relacionar la valía personal con la conducta disruptiva: Intentar evitar asociar
las conductas negativas con la propia persona, sino que siempre hay que relacionarlo con
la conducta de la misma. Es muy distinto decir: "Está conducta está mal" que "Eres malo"
ó "Has cometido una tontería" a "Eres tonto". Lo primero se atribuye a la conducta la cual
es modificable, mientras que la segunda se refiere a la persona y no se podría modificar.
Que perciba que se le escucha y que su opinión nos importa: Aquí seguiríamos
haciendo hincapié en demostrarle que le queremos, que sus opiniones son igual de
valiosas que las nuestras y que las de los demás. Es importante en estos niños que se les
preste mucha atención cuando nos quieran contar algo, ya que muchas veces las causas
de una conducta disruptiva provienen de una forma de llamar nuestra atención. Si le
prestamos la suficiente atención que el niño requiere conseguiremos que muchos de sus
actos se vean disminuidos y en algunos casos, erradicados. Si por el contrario, no se le
escucha ni se le tiene en consideración, favoreceremos a que las conductas disruptivas
se sigan produciendo, al igual que afectará a la autoestima.
Juzgar de un modo realista su conducta, es decir, no exigir más de sus
posibilidades. Nos referimos al hecho de reconocer las limitaciones que tienen los niños
7. con TDAH (que son diferentes en cada uno de los niños) y no exigir nunca por encima de
aquello que son capaces de hacer. Para ello, será importante dedicar un tiempo
importante a observar cuáles son esas limitaciones y ver posteriormente como se pueden
ir paliando.
Elogiarle o reforzarle verbalmente tiene efectos muy positivos en los niños con TDAH.
Enseñarle a aceptar los sentimientos negativos y ayudarle a que los exprese: saber
mostrar los sentimientos y aprender a controlarlos mejorará enormemente la calidad de
sus relaciones y como consecuencia autoestima.
Evitar frases que le hagan sentirse culpable, como "Me matas a disgustos" así como
etiquetas de "Malos","Tontos".
Dedicarle tiempo: Todos los niños con TDAH necesitan la atención constante por parte
de los demás, por lo que es fundamental dedicarle un periodo de tiempo específico para
él. Sería aconsejable buscar un momento del día en el cual compartamos un tiempo con
él. Podemos aprovechar la realización de algún hobbie o incluso únicamente buscar un
rato para hablar con él. Debemos evitar que el único tiempo que dediquemos al niño sea
la hora de los deberes, ya que los niños asociarán que únicamente sus padres les
atienden en ese momento del día, así que solicitarán constantemente la atención de los
padres en los demás momentos.
Enseñe a su hijo a descubrir en qué es bueno: Destaquemos siempre sus virtudes, y
dejemos de sacar a la luz solamente sus debilidades. Hay que enseñarles que nadie es
bueno en todo, sino que cada persona tiene unas habilidades que tiene que desarrollar y
potenciar. Aunque siempre habrá que trabajar también las debilidades. Potenciar sus
virtudes creará en el niño una mayor seguridad y confianza que hará que aumente su
autoestima.
Acepte a su hijo e intente que sea consciente de su aceptación. Para ello será
importante que tome conciencia de sus limitaciones, de cómo puede paliarlas, de sus
virtudes y cómo puede potenciarlas.
La autoestima es vital para las personas. Con la consecución de estas pautas
podemos conseguir que nuestro hijo supla sus carencias y limitaciones, y tenga un
autoconcepto y una autoestima saludable.
EL ESTABLECIMIENTO DE NORMAS EN NIÑOS HIPERACTIVOS
Una norma recoge lo que se puede o no se puede hacer en casa. Cada familia pone sus
normas y las va creando en función de las necesidades que van surgiendo. La mayoría de
nosotros tiene muy claro cómo queremos que se funcione en casa. No deseamos gritos,
ni peleas, ni que se tiren las cosas, ni que haya que estar detrás del niño.
Sin normas nuestras vidas serían un caos, son fundamentales e imprescindibles, una
forma de recoger la vida cotidiana. Y a medida que va creciendo, vuestro hijo irá
«reclamando» su participación en la elaboración de las normas, descubriendo así su
utilidad y la posibilidad de ir tomando decisiones.
8. La única manera que tenemos de conseguir que los niños aprendan qué conductas son
adecuadas y cuáles no es habituándoles a una secuencia de actividades que se repiten
día a día y haciéndoles ver que tanto cumplir con ellas como no implica unas
consecuencias. Vuestro hijo debe saber que las normas ayudan porque:
Facilitan la convivencia.
Permiten que nos llevemos bien y que no haya discusiones.
Nos ayudan a crecer y a hacernos mayores.
Nos dejan tiempo para hacer cosas divertidas.
Causas del incumplimiento de normas en los niños con TDA-H
Los niños con TDA-H tienen mayor dificultad en cumplir las normas en
comparación con otros niños. Describimos a continuación causas generales y otras
más específicas:
- Porque no ha habido consecuencias positivas ni negativas: Imaginaos que le decís
al niño que no se puede gritar, el niño lo hace y nadie le dice nada ¿qué hace él con la
norma? Olvidarla y seguir como hasta ese momento.
- Porque los modelos de referencia no las cumplen: Supón que en vuestra casa
establecéis la norma de que hay que ducharse todos los días, pero vosotros no lo hacéis.
Para vuestro hijo dejará de ser una norma porque alguien tan importante como vosotros
no la cumple.
- Porque hay una contradicción entre normas: Si tu pareja dice que en casa no se
grita, pero tú lo haces continuamente, o si tú decides que hay que comerse todo lo del
plato, pero tu pareja se lo retira cuando el niño dice que no quiere más, entonces no
existe una norma clara, por lo que dejará de tener efecto sobre vuestro hijo.
- Porque la norma es inconsistente: es decir, sólo hay que cumplirla en determinados
casos. Como ahora estoy cansada para insistir, permito que mi hijo se levante de la mesa;
pero mañana no le dejo levantarse hasta que no se lo coma todo. Esta inconsistencia
enseña al niño que las normas no son importantes, porque todo depende de cómo se
encuentren papá o mamá en ese momento.
- La falta de atención en los niños con TDA-H: tienen dificultades para escucharlas, ya
que les cuesta prestar atención cuando se les habla. Por lo que debemos ser conscientes
de si las han escuchado y comprendido.
- El déficit de memoria: también tienen problemas en recordarlas, debido al peor
funcionamiento de sus funciones ejecutivas. Los niños con TDA-H cumplen las normas si
recuerdan la norma, una de las dificultades del TDA-H es recuperar información en el
momento y en el lugar en el que la necesitan, si no disponen de ella es imposible que
puedan cumplir lo que no recuerdan en ese instante. Para ello podemos servirnos de
carteles recordatorios donde se puedan leer las normas de casa.
- La manifestación de impulsividad: tienden a incumplirlas debido a su impulsividad y
poca reflexividad. No tienen la capacidad para identificar las normas importantes al no
9. saber identificar bien las consecuencias de cumplir o no esa norma. Por tanto siempre hay
que hacerles reflexionar sobre las consecuencias positivas y negativas.
Cómo deben ser las normas
- Claras y estables: Es mejor que estas se aplique siempre en el mismo momento del
día. Por ejemplo, el niño tiene que saber que tiene que estudiar todos los días de 6 a 7 h,
esto tendrá que cumplirse y si no llevará sus consecuencias, sin estar éstas influidas por
el estado de ánimo de los padres.
- Realistas: Las normas han de ser realistas. Es más importante ponerse pequeñas
metas e irlas cumpliendo poco a poco, que no una muy alta y cumplir sólo la mitad.
Tener presente que las normas deben ser independientes las unas de las otras. Si por
poner la mesa le hemos premiado con jugar con él, pero por el camino rompe un jarrón,
iremos a jugar con él de igual manera, aplicándole otra consecuencia por la rotura del
jarrón.
- Pocas y de una en una: Las normas tienen que ponerse de una en una. De esta forma
ellos se van a enterar mejor y, además, será más sencillo reconocérselo. Por ejemplo, si
le pides que recoja los zapatos y lo hace, puedes reforzarle por ello. Pero si se le pides
que recoja los zapatos, la ropa, que haga la cama y hace todo menos la cama; no podrás
reforzarle con lo que le habías prometido porque no ha hecho todo lo que tenía que
hacer.
- Ser explicadas en lenguaje sencillo para el niño: Hay que intentar darles más
razones sobre porque tienen que hacer las cosas. No solamente hay que decirles que es
por su bien, a ellos esto no les sirve.
- Deben tener consecuencias inmediatas: Se dice que los niños con TDA-H no
aprenden de las consecuencias. Esto no es así exactamente, el problema está en que no
recuperan la información del pasado en el momento en el que la necesitan (para poder
dejar de hacer algo que me ha traído problemas, sólo podré frenarme si mi cerebro me
avisa de lo que puede ocurrir si lo hago, si no volveré a cometer el mismo error otra vez).
Las consecuencias más efectivas son las que son inevitables y ocurren inmediatamente a
la ejecución de la conducta. Por tanto, es mejor prometerles un detalle si aprueban un
examen que no un gran regalo si aprueban todo el curso. Las consecuencias negativas
serán más efectivas, además, si existe una cantidad de refuerzo suficiente, es decir, si se
valora y tiene una autoestima adecuada. Es importante avisar de las consecuencias o
mostrarlas por escrito para compensar la dificultad con la memoria de trabajo, aplicar
siempre las mismas consecuencias ante las mismas conductas y probablemente durante
mucho tiempo para conseguir que esa conducta mejore. Con los adolescentes es
importante negociar y llegar a acuerdos en las normas y consecuencias, hacerlo así pone
en mejor disposición a los chicos para cumplirlas. Tanto el cumplimiento de la norma
como las consecuencias deben estar bajo nuestro control (no se puede poner la norma y
que ninguno de los padres estén en casa). Los padres deben estar presentes en el
momento y lugar donde hay que cumplir la norma.