Mi tía Begoña nació en Madrid en 1972 y pasó una infancia feliz con sus padres y hermanos. Estudió diseño gráfico y decidió mudarse a Estados Unidos para perfeccionar su inglés, donde conoció al padre de su hija. Ahora vive en Alicante y trabaja mientras encuentra tiempo para practicar atletismo, remo y ciclismo a un nivel competitivo. Ha completado varias carreras y competiciones con éxito a pesar de criar sola a su hija.

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Nació en Madrid el 22 de junio de 1972. Es la segunda de
cuatro hermanos. Mi madre es su hermana mayor, junto con mi
otra tía, que es melliza de mi madre. Su padre es periodista y
muy deportista y siempre la inculcó hacer deporte como algo
normal, como una rutina diaria.
Pasó su infancia muy feliz, junto a sus padres y hermanos,
vivieron en la Ciudad de los Periodistas, al norte de Madrid, por
entonces a las afueras, y luego descubrieron en una excursión
en bici cuando tenía 11 años, con su padre y hermanos, la zona
de “Soto de Viñuelas”, les encantó, y al final sus padres se
decidieron y compraron una parcela y construyeron un chalet.
Por lo tanto, su adolescencia la pasó en Tres Cantos, una ciudad
nueva y en construcción. De hecho, sólo había un colegio y eran
solo siete alumnos en su clase.
Estudió en el Instituto de esta localidad. Todos sus veranos de
la época del Instituto los pasó en Londres. Mi abuela alquilaba
dos meses y medio un apartamento e iban a clase toda las
mañanas mi tía y sus hermanas. Las tres juntas.
Después del Instituto decidió estudiar diseño gráfico, ya que es
muy creativa y siempre se le ha dado bien todo lo relacionado
con la imagen y publicidad.

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Un cambio importante en su vida, tras pasar un verano
haciendo prácticas en una empresa americana en Orlando , fue
que decidió quedarse a perfeccionar su inglés y vivir la
aventura americana. Estuvo trabajando como comercial de una
empresa, vendiendo tarjetas de fidelización. En España por
entonces ese tipo de tarjetas por puntos y descuentos ni
existían.
Conoció al que sería el padre de su única hija, un mejicano
afincado en EEUU, y decidieron irse a vivir a Cancún, donde
estuvo trabajando en una empresa de diseño.
La ilusión de mi tía era que su hija naciera en España y vino a
dar a luz a Havanna . Volvió unos años a Cancún, pero al final
decidieron establecerse en España, más concretamente en
Alicante. Mi tía adora el mar, le aporta calma y le gusta vivir en
una ciudad con mar. Ella dice que es calidad de vida
Tras unos años de convivencia, decidió separarse por
incompatibilidad de caracteres, haciéndose cargo ella de todo y
teniendo que sacar adelante a su hija.
Una vez que se ha ido estabilizando con su sueldo en una
empresa, se ha dedicado a hacer lo que le gustaba: hacer todo
tipo de deportes, muy presionada por mi abuelo.
A pesar de que tiene que trabajar duro muchas horas en el
trabajo, saca tiempo para hacer atletismo, remo y bicicleta.
En la hora de descanso en el trabajo, de 2 a 4 de la tarde,
emplea una hora para correr y otra para comer. Una compañera
suya dice que tiene un “gen” cambiado toda la familia, ya que
su padre viene en bicicleta desde Madrid hasta Alicante, pero
que es una buena compañera.

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Empezó corriendo la San Silvestre Vallecana con toda la
familia, con mis abuelos y con mi tío y mis padres. Le
empezó a picar el gusanillo y desde entonces no ha parado.
Se ha quedado en posiciones muy altas en carreras como
medias maratones de diferentes provincias, carreras de 10
kilómetros, de hasta 100 kilómetros en la de Madrid-
Segovia, triatlones, con una bicicleta muy antigua de su
padre que llamaba la atención. Entró en esa carrera muy por
delante de muchos hombres. También ha nadado tres y
cinco kilómetros en el mar. Se apuntó a remo con un grupo
que quedaron las terceras de España. Consiguió
individualmente quedarse campeona de España de Remo
Indoor. Yo la he visto en carreras de remo con más chicas y
desviaba la canoa de su lado por la fuerza que ponía. Ha
corrido en el pico Veleta, con 50 kilómetros de subida y un
desnivel impresionante y 45 grados de temperatura en
agosto, donde muchos hombres terminaban devolviendo y
casi arrastrándose. Es un auténtico portento. Siempre se
está riendo, sobre todo ahora que está divorciada. Tiene
muchas amigas y muchos pretendientes, pero de momento
está un poco mosqueada y se lo está pensando, a pesar de
que hay algún buen partido por medio.
Es mi tía favorita. Yo la quiero mucho. Cuando vamos a
veranear siempre la vemos y nos deja jugar en su casa sin
regañarnos. Tiene un gato precioso que nos conoce a mi
hermano y a mí, a pesar de que sólo vamos en el verano.
Este último domingo me llamó por teléfono para decirme
que había corrido la maratón de Valencia y que estaba con la
moral muy alta.

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Mi tía siempre esta contenta, y aunque ha tenido muchas
dificultades para criar sola a su hija, y con problemas
económicos, siempre se la ve feliz. Eso es lo realmente
IMPORTANTE.
El correr le ha ayudado a ver la vida de otra manera, y dar
la importancia justa a las cosas. El otro día me contaba
que lo que más le había emocionado en la maratón de
Valencia era una grupo de padres con niños con
problemas de parálisis cerebral. Coincidió en plena
carrera con uno de ellos durante cinco kilómetros, y mi tía
le empezó a animar. Le decía: “Campeón, tu puedes…”, y
el niño le cogió la mano. Dice que se puso a llorar. ¡Cómo
nos podemos quejar de nada! Sólo podemos dar gracias a
Dios por tener TODO lo que tenemos.
Ahora entiendo que la gente se enganche a esto de las
maratones: la gente animando, el compañerismo entre
los corredores, la sensación de superación, el esfuerzo al
límite del agotamiento...
¡Es una experiencia brutal!
Terminó los 42,195 kilómetros en 3 horas 50 minutos,
con una sensación de felicidad indescriptible.
Esta es la biografía que he podido escribir de mi tía
Begoña de la Rica, pero si esto lo ha hecho con poco más
de 40 años, ¿qué hará cuando cumpla otros cuarenta
más? Eso sólo Dios lo puede saber.