3. En este canto de liberación,
Israel agradece al Señor que lo
haya salvado de un gravísimo
peligro.
Varias imágenes se suceden
para describir vívidamente la
seriedad de la amenaza: las
aguas torrenciales (v. 4), las
fieras a punto de devorar (v. 6),
la trampa del cazador (v. 7).
Sin embargo, faltan alusiones
concretas a una situación
histórica precisa, y no es fácil
decidir si la liberación es el
retorno del exilio babilónico o
una victoria en tiempos de los
Macabeos.
4. El Salmo 123 es un canto de acción de gracias, que la
comunidad orante eleva a Dios porque nos libera y nos salva. Si
el Señor no hubiera estado de parte de las víctimas, éstas
serían impotentes por sí solas para liberarse de los adversarios
que, como monstruos, las habrían abatido. Con otra imagen, el
orante se siente en tierra firme, salvado milagrosamente de la
furia de un mar impetuoso.
La vida del hombre está rodeada por las asechanzas de los
malvados, que no sólo atentan contra su existencia sino que
intentan destruir también todos los valores humanos. Sin
embargo, el Señor interviene para defender y salvar al justo.
La bendición expresada por el Salmo hace ver que el destino
de los fieles, que era la muerte, se ha cambiado radicalmente
en un destino de salvación: cuando caen todas las esperanzas
humanas, aparece la fuerza de la liberación divina y
comprendemos que nuestro auxilio es el nombre del Señor, que
se pone de parte de los perseguidos.
5. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros.
6. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta
el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas
espumantes.
7. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
8. Nuestro auxilio es elNuestro auxilio es el
nombre del Señor,nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.que hizo el cielo y la tierra.
9. ATRAPADO EN LA TRAMPA [Carlos G. Vallés]
En mis malos ratos, pienso, Señor, que la vida es una trampa. Perdóname por decir esto
ante ti, que has hecho la vida y eres el responsable de su funcionamiento; pero a veces me
siento como atrapado en las redes de una existencia sin valor y sin sentido, como un pájaro
en el lazo del cazador. De nada me sirve agitar las alas o mover frenéticamente las piernas.
Estoy apresado en la tenaza de acero de mi duda mortal. No puedo ir a ningún sitio. Quizá
es que no hay ningún sitio adonde ir.
Estoy atrapado, alma y cuerpo, en una trampa que yo mismo he puesto. Quizá esperaba
demasiado de la vida, de mi mismo, de ti, Señor, si es que puedo hablarte cuando ni
siquiera tu existencia me dice nada (y perdóname por decirte esto, pero es sólo para
marcar el limite de mi desesperación). Tenía esperanzas que no se han cumplido y sueños
que no se han hecho realidad. La vida me ha estafado con toda la cruel indiferencia de un
juego de azar. Estoy sumido en la miseria de un vivir sin sentido.
La única oración que puedo hacer hoy, Señor (y aun ésa la he de tomar prestada palabra
por palabra del salmo, ya que yo no tengo fuerzas para crear hoy mi oración), es pedirte
que me saques pronto de las tinieblas en que estoy, para que pueda hacer mías de verdad
las palabras que tú has inspirado:
«Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió y
escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra».
¡Rompe la trampa pronto, Señor!».
10. Señor Jesús, que anunciaste a tus discípulos que serían odiados
por causa de tu nombre, pero que ni un cabello de su cabeza
perecería, sin la permisión de tu Padre, haz que nosotros, en
medio de las pruebas de esta vida, sintamos la protección de tu
Espíritu Santo y nos veamos alentados por su consuelo, de tal
forma que, salvados de la trampa del cazador, confesemos
siempre que nuestro auxilio es tu nombre, ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.