La aparición del arte conceptual a finales de los años 60 dotó a la fotografía de un nuevo sentido que trascendía su capacidad de inmortalizar momentos e identidades. Los artistas conceptuales utilizan la creatividad para representar ideas abstractas como el amor o la soledad con el objetivo de provocar una reacción en el espectador, meditando y preparando con detalle las escenas antes de capturarlas para acentuar su mensaje.