3. La fotografía como historia
La fotografía no es como muchos piensan, la realidad, ni
siquiera una representación de lo real.
Por el contrario, la fotografía constituye una narración que
ocurre en un escenario predeterminado por su creador
en el que se entrecruzan varios relatos o historias en
ocasiones contradictorias e insólitas.
En el caso de la fotografía histórica su interpretación
implica una lectura desde el presente, lo que involucra
una mirada no contemporánea al relato o los relatos que
se narran en ella.
Por lo anterior, la fotografía será siempre un enigma para
el espectador que intenta descifrarla.
4. El primer plano: lo obvio.
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Para intentar esta lectura, en
primer lugar, debemos describir lo
"evidente", es decir, el mensaje
explícito que el fotógrafo intentó
trasmitir.
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Para ello basta describir lo que
aparece a simple vista: Escenario,
paisajes, objetos, personajes y, si
es el caso las acciones que éstos
llevan a cabo.
Por ejemplo: en este caso el
escenario es la calle, podemos
mencionar algunos objetos
relevantes como los binoculares
que porta uno de los personajes y
podemos afirmar que los
personajes miran al cielo.
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5. La historia que se narra
• Un segundo plano responde a la pregunta: ¿Cuál es la
historia que la fotografía intenta narrar?
• Para responder debemos situar a la fotografía en su
contexto histórico: la época, el lugar, la importancia del
testimonio del hecho o hechos que se hacen constar.
• En otras palabras, de lo que se trata es de intentar definir
el mundo posible en donde tiene lugar, así como la
causa y el propósito de registrarlo para que sea conocido
en el futuro.
• En el ejemplo de la diapositiva anterior se trata de una
fotografía tomada en la ciudad de Pachuca a principios
del siglo XX. El fotógrafo intenta contarnos que la gente
se reúne en una esquina para mirar hacía el cielo y logra
que nos preguntemos: ¿estará viendo el paso de un
globo aerostático, un ave, un avión de la época? Con una
sonrisa en los labios.
6. El Studium
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Aquí se trata de comprender la imagen como composición
fotográfica: los actores, el lugar en que se ubican, los objetos y
otros contenidos como la luz y el espacio.
Esto implica reconocer los acuerdos previos entre el creador y los
actores que son retratados así como la existencia de una relativa
espontaneidad, de elementos que escapan al control del fotógrafo.
La luz: viene de atrás de los personajes, les confiere densidad,
sombras, realzando en el efecto de la acción. los personajes: el
hombre que porta un objeto distintivo (los binoculares) ocupa el
centro de la fotografía, justo detrás de él hay parado un joven que
nos observa (mira al objetivo de la cámara), delante suyo hay un
grupo de niños descalzos. a ambos lados del hombre del centro hay
hombres de diversas edades vestidos de acuerdo con los patrones
de la época. Todos, excepto el joven que nos obliga a mirar desde
el centro y ubicar nuestra atención en el hombre de los binoculares,
miran al cielo. el perro callejero, junto a los niños descalzos, y que
mira a los hombres es un elemento que conmueve o busca
conmover al espectador de manera inconsciente.
7. El puntum,
• El puntum constituye el centro dramático de la
fotografía.
• El puntum no puede planearse pues, al contrario de la
fotografía de choque que se propone de antemano
impactar al espectador, el puntum no es racional y nos
enfrenta cara a cara con la muerte, el amor o la locura,
entre otros universos interiores inasibles a la razón e
inevitablemente ligados a nuestras propias experiencias
íntimas y afectivas.
8. Los indicios.
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Una vez organizada la narrativa general de la fotografía debemos
recuperar los indicios: detalles, huellas, pequeños registros o
marcas que indican, en el caso del paisaje: lugar, situación, época.
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En el caso de los personajes: género, clase social, edad, vínculos,
es decir, todo aquello que les da identidad y los relaciona.
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En el caso de los objetos: su lugar en la producción y la tecnología,
su importancia cultural, social, económica o política.
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En el caso de los escenarios: lo que se intenta ocultar a la vista o,
por el contrario, poner de manifiesto.