La última versión de mi ensayo sobre la idiosincrasia del mexicano en el mundo moderno

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“LA DOBLE MORAL EXISTENCIAL”
EXISTENCIALISMO Y
ALETARGAMIENTO EN EL CARÁCTER
DEL MEXICANO
Cuestiones históricas y filosóficas
sobre la idiosincrasia del mexicano
en el contexto del mundo moderno
del siglo XXI.
Autor: Bruno Armando de la Cruz
Chuzeville

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La Curiosidad.
La curiosidad es un nuevo vicio que ha
sido estigmatizada en turno, tanto por el
Cristianismo, como por la Filosofía, e
incluso por ciertas concepciones
científicas. Sin embargo para mí,
curiosidad, futilidad, estas palabras
sugieren algo diferente en conjunto.
Evocan “preocupación”, evocan el cuidar
lo que una persona toma como existente
o que podría existir; la voluntad de
apreciar lo que nos rodea como extraño y
particular, una voluntad implacable de
romper con lo usual y observar del mismo
modo lo que ya conocemos. Es un fervor
a tomar lo que ocurre o está ocurriendo.
Es observar las tradicionales jerarquías
de lo importante y esencial como algo
casual.
Sueño con una nueva era llena de
curiosidad. Tenemos las herramientas
para ello. El deseo está ahí. Lo que
espera por ser descubierto es infinito. Ya
hay personas dedicándose a esto. ¿Por
qué sufrimos? Por muy poco, por ideas
muy cerradas, cuadradas, o muy pobres,
cuasi monopolizadoras e insuficientes. No
hay razón en adoptar una postura
defensiva para prevenir que “la mala
información” invada aquello que es “lo
bueno”. Por el contrario, debemos
multiplicar los caminos a seguir y las
posibilidades en el ir y venir.
Michel Foucault “El Filósofo
Enmascarado”
Curiosity
Curiosity is a new vice that has been
stigmatized in turn by Christianity, by
philosophy, and even by a certain
conception of science. Curiosity, futility.
The word, however, pleases me. To me it
suggests something altogether different: it
evokes "concern"; it evokes the care one
takes for what exists and could exist; a
readiness to find strange and singular
what surrounds us; a certain
relentlessness to break up our familiarities
and to regard otherwise the same things;
a fervor to grasp what is happening and
what passes; a casualness in regard to the
traditional hierarchies of the important and
the essential.
I dream of a new age of curiosity. We have
the technical means for it; the desire is
there; the things to be known are infinite;
the people who can employ themselves at
this task exist. Why do we suffer? From
too little: from channels that are too
narrow, skimpy, quasi-monopolistic,
insufficient. There is no point in adopting a
protectionist attitude, to prevent "bad"
information from invading and suffocating
the "good." Rather, we must multiply the
paths and the possibilities of comings and
goings.
Michel Foucault, "The Masked
Philosopher"
Traducción hecha por el autor de este ensayo

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A mi madre, que el aprender no siempre está en la escuela, sino en uno mismo.
Dedicado a Irma Nolasco, gran amiga desde 1997, y parte importante de este ensayo.

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“El hombre es la medida de todas las cosas”
Protágoras.

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DOBLE MORAL
¿Qué es la doble moral y cómo se
llega a padecerla cuándo se
vuelve una enfermedad
sociocultural? Éste es un mal
pocas veces abordado en estudios
sociológicos donde bien tendría
cabida. Octavio Paz aludía a la
doble moral de los mexicanos de
manera sutil en el Laberinto de la Soledad, pero siempre llegaba a una conclusión
en donde era aceptada y matizada; para quedarse en un recóndito lugar de la
idiosincrasia mexicana.
“Los mexicanos mienten por fantasía, por desesperación o para superar
su vida sórdida; ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera,
que es siempre desagradable, por una verdad social” (Paz, 2004)
Las causas de este padecimiento tan arraigado y que se diluye en los mexicanos
como el alcohol en la sangre, casi imposible de eliminar como el cáncer, tiene su
origen en los conflictos que se han dado a lo largo de nuestra historia como país
independiente. El resultado de los vaivenes históricos en México es la creación de
una y otras ideologías, a veces deformes, de cómo se debe conducir una persona,
o un grupo de personas (familia, gremio, sindicato, centro de estudios, o una
nación). A partir de desarrollar un modelo social y político que rija los destinos de
un país, se tiene que contemplar muchas situaciones que acontecen en nuestra
existencia, las cuales derivan en una serie de reglas y costumbres a seguir sin
cuestionamiento; a veces con estoicismo y mucho sufrimiento también. Estas reglas
pueden ayudar a mantener el orden social, pero a la vez sustentar las redes de
poder que ejercen unos cuantos, para quienes casi siempre, la vida humana es
prescindible con tal de alcanzar el fin individual deseado y preservar dicho orden.
Estos lineamientos llevan a cualquier persona a momentos de decepción y
ansiedad, debido a que el momento histórico inmediato presenta situaciones
difíciles y amargas, que dejan de tener relación con las reglas establecidas. Es decir,
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nuestras leyes están desapegadas de nuestras vidas, nuestras necesidades y
aspiraciones. Entonces como ciudadanos cuestionamos la utilidad y credibilidad de
esas normas y nos preguntamos si es necesario seguir obedeciéndolas; o si
realmente hay un beneficio en ellas.
Después de poner en una balanza nuestras acciones realizadas a lo largo de
nuestra existencia, nos damos cuenta que existe una disyuntiva que nos llevará, ya
sea, a seguir sosteniendo nuestras vidas y sobrellevarlas para no caer en la
desgracia o bien, dejar que la situación nos arrastre a la ruina existencial, moral y
física. Esa dirección que tomamos casi siempre consiste en ser partícipe de aquello
que es desagradable y nos agobia; que nos vuelve inseguros de nuestro lugar en
el país que habitamos. Toma lugar una monotonía que deja poco espacio a la
apreciación de todo lo bueno que podríamos ser,
pero que asegura nuestro lugar en la sociedad y el
sustento de la misma. Por consiguiente, llegamos a
formar parte de un entramado engranaje que
mantiene un círculo social errático, perfectamente
delimitado, en donde se siguen lineamientos
destinados a subyugar la voluntad y a beneficiar a
quien ejerce el poder de controlar el mismo; con el
fin egoísta de exaltar la vanidad y compensar todas
las carencias emocionales, amasando riquezas, pero matizando y llenando de
eufemismos esta enfermiza ideología de vida, para legitimarla. No hay lugar para el
libre albedrio, sólo seguir normas sin cuestionarlas. Es la “La Ley de Herodes”* y a
partir de ahí, todo deseo inocente de realizarnos se esfuma progresivamente.
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*“La Ley de Herodes” es un dicho mexicano expresado para sustentar el sometimiento a prácticas no deseadas voluntariamente: “O te chingas
o te jodes”

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Los pecados del padre.
Según Carl Gustav Jung, los humanos no nos desarrollamos de forma aislada del
resto de nuestra especie, sino que el contexto cultural influye en lo más íntimo de
nuestra existencia; transmitiendo de una generación a otra esquemas de
pensamiento de la realidad. Esto quiere decir que somos lo que el resto de nuestros
congéneres fueron y son, de forma inevitable, siempre influenciados por la cultura,
o la ideología que predomine en un grupo social y las relaciones de producción del
mismo.
La conducta que en la sociedad mexicana practicamos a diario es una mezcla de
muchas costumbres derivadas de acontecimientos del pasado. Los mexicanos
según Alfonso Reyes somos anfibios del mestizaje. Lo que conlleva que
soportemos todos los pecados de la modernidad.
Fuimos conquistados hace quinientos años, y
sometidos a una nueva forma de ver la vida por medio
de la imposición de nuevos modelos sociales y desde
luego, con la religión católica mediando nuestras vidas.
El Catolicismo ha sido parte imprescindible de nuestro
actuar. Es mediador de muchos de nuestros actos, y a
la vez ayuda a menguar las culpas y justificar errores;
lo cual lo vuelve una herramienta imprescindible si se
quiere dar una imagen de aparente bienestar emocional. En la nueva España se
impone la religión católica luego de la conquista en 1521, ya que en su forma, el ser
abnegado ante un poder superior, hace que el sometimiento sea más fácil y evite
conflictos mayores, o disidencia. La religión Católica sin duda es una de las causas
de todos los errores que han existido en las relaciones sociales en México.
El Catolicismo se enfoca en venerar a un dios omnisciente y omnipotente, quien
devela ante nosotros los mexicanos una imagen de superioridad incuestionable. Lo
que da lugar a que nuestra existencia sea concebida como insignificante y sin valor
en comparación con dicha deidad. Esto se nota claramente en la carta del Consejo
de Huexotzinco al rey Felipe II de España escrita en 1560.
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“… delante de Nuestro Señor Dios, que nos puso en tus manos para que
nos guardaras y fuéramos tus vasallos y tus servidores. Por razón de Él,
el Señor Nuestro Dios, y por tu muy admirable y muy grande majestad,
acuérdate de nosotros, ten compasión de nosotros, porque es muy grande
nuestra pobreza, nuestra aflicción, las que se han producido aquí en la
Nueva España, entre nosotros sus habitantes” (León Portilla, 2012)
Este sentimiento de inferioridad ante una deidad, nos vuelve sumisos, resignados,
y deja enraizado en la conciencia colectiva un sentimiento de autocompasión, que
hace ver el sufrimiento y las penurias provocadas por nosotros mismos como algo
normal y necesario; para alcanzar una supuesta auto-realización que nos lleve a la
felicidad.
La religión católica va de la mano con la idea de la manipulación del hombre sobre
otros, mediante principios enfermizos de conducta, que inducen al creyente a
doblegarse ante todo aquello que sea una efigie con cualidades supernaturales o
ante alguna persona, quien de una imagen de magnificencia por poseer riquezas
materiales. Esto sirve de alguna manera de consuelo al creer que podemos llegar a
lo mismo, mas no es solución a los problemas personales. A final de cuentas, es
un placebo que sólo aletarga el sentimiento de culpa por nuestros errores y daños
hechos a otras personas, pero da una efímera sensación de alivio.
La idea del sufrimiento necesario es concebida como un paso obligatorio para tener
derecho a entrar en el paraíso al morir. Debemos sentir miedo de pecar, para no
hacerlo, para ganarnos el derecho al descanso eterno. Ese miedo no está por
encima de nuestras manías oscuras que desatamos en momentos de ansiedad y
furor. Sin embargo esta explosión de nuestro lado perverso provoca más miedo,
porque ya no somos puros y buscamos el perdón a toda costa, pero sin pasar por
la humillación de admitirlo ante nuestros semejantes. Compadecernos ante a una
deidad representada en piedra, que en nuestra programación mental nos otorga un
sentimiento de redención, es una mejor opción que ofrecer disculpas en público.
De acuerdo a Bertrand Russell, la religión se basa primordialmente en el miedo, y
en hacer sentir a otros, miedo a lo desconocido. O bien, es la idea de que hemos
sido castigados por así merecerlo o porque estaba ya predispuesto. Por ejemplo,
en la cosmovisión Azteca se creía que al regresar Quetzalcóatl, el mundo como lo

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conocíamos, con todas sus riquezas y virtudes, terminaría abruptamente y con
dolor. Ésto motivó al emperador Moctezuma Xocoyotzin a tratar de hacer la
transición de forma menos dolorosa, pero siempre con la idea de que el fin se
acercaba.
En el “Pecado Original” Adán y Eva son expulsados del Edén y por ende sus
descendientes tienen que sufrir las consecuencias del error de la pareja por toda la
eternidad; debido a que desobedecieron a una autoridad ultraterrena. Esta culpa
heredada se planta en el imaginario colectivo dejando un sentimiento de inferioridad,
el cual permea toda idea de trascendencia; porque creemos no merecer ese paraíso
debido al error de otros seres primigenios. Esta idea se acopla a nuestras vidas
cuando criticamos a la persona exitosa, decente, limpia, tachándolo de anormal,
porque hace lo correcto y eso no corresponde con lo que la mayoría ha decidido
como canon. Como se dice en las misas “Señor no soy digno de que entres en mi
casa” Ese ideal de no buscar ser mejores personas, la perfección o estancarse en
la flagelación y siempre cometer errores que a su vez desencadenen toda mala
acción, influye en la conducta de la sociedad; y da pie a crisis socioculturales e
incluso económicas, las cuales estancan históricamente a cualquier país.
Practicamos el síndrome de Procusto*.
La única forma de superar esas crisis es desapegarse de esos convencionalismos,
pero están tan arraigados y aceptados que tenemos miedo de hacerlo, y preferimos
quedarnos donde estábamos. Es preferible sobrellevar nuestras vidas cual bestia
de carga con los errores y la sucia moral que desarrollamos, perdiendo la alegría de
vivir, la búsqueda de la auto-rrealización y el respeto por la vida e ideas de otros,
que solucionar lo que está constantemente molestando nuestras conciencias.
Queremos trascender, pero cuando estamos a un paso de hacerlo, topamos contra
nosotros mismos. La vergüenza de encontrarnos con esa parte mala que tanto
trabajamos para ocultarla, pero que al buscar erradicarla supone una apertura y
fragilidad de nuestro ser, un mostrar toda esa mugre que tanto nos ha hecho mal y
ha dañado a otros, no es siquiera concebido como algo factible. La muerte, el
suicidio, la hipocresía y desde luego la Doble Moral, es preferible.
*El Síndrome de Procusto es una cualidad de la conducta que consiste en despreciar a la persona honesta y exitosa y buscar que lo
que dice otro se ajuste a lo que uno mismo piensa y hace. Procusto es un personaje de la mitología griega quien era un rey, al cual lo
caracterizaba la tiranía y su forma cruel de asesinar personas.

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Eres y no eres
Esquematizar el problema de la Doble Moral no
es tan complejo si vemos la conducta humana
como una simple búsqueda incesante de
satisfacer las necesidades primarias que no van
más allá de comer, vivir, relacionarse con otras
personas, tener sexo y esperar con cautela el
momento de la muerte en la vejez. A partir de
esto es que podemos tener una idea del porqué de la Doble Moral, la cual es una
mascarada que oculta el ansia de perpetuarse uno mismo por medio de la vanidad
y la exaltación del ego; mas no es posible mostrar esta conducta abiertamente por
miedo al escarnio social, ya que de antemano sabemos
que es incorrecta. Nuestra existencia siempre tiene esa
dualidad del ser: lo que somos para otros y lo que somos
para nosotros mismos, una puerta abierta y otra cerrada de
acuerdo a nuestras necesidades de aceptación, tanto
individuales como grupales. Como un arquetipo de Jano
donde está la parte aceptable y la parte opuesta: lúgubre y
frágil que teme salir a la luz por el miedo a resquebrajarse y no tener la fuerza para
recomponerse.
Todo lo mencionado anteriormente provoca un estancamiento social, histórico y
emocionalmente errático que busca ser compensado por medio de la búsqueda de
poseer todo tipo de bienes materiales. Desafortunadamente, es sólo un placer
efímero; siempre terminamos volviendo a ese círculo vicioso por no ser lo que
sabemos que tenemos que ser “Ni nadas como el bagre, ni corres como el gamo”
(Bartra, 2014)
El dios Romano Jano y sus dos caras
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Consecuencias voluntarias.
Desde que el hombre primitivo
comienza a tener conciencia de sí
mismo surge la necesidad de
supervivencia por cualquier medio. La
cacería era un hábito sencillo pero la
naturaleza se encargaba de
dificultarlo debido a las variables que
le imponía al hombre mismo, en cuanto a clima, terreno, etc. Entonces el ser
humano cae en la cuenta que debe de realizar una búsqueda constante de su
sustento o está condenado a morir.
Migrando de un lugar a otro se encuentra que hay más como él, con las mismas
necesidades, quienes luchan a diario para satisfacerlas; y tanto trabajo les ha
costado que no pueden soportar la idea de que se les quite una parte o todo aquello
que han conseguido con tanto esfuerzo.
En primer lugar, el hambre tiene que ser saciada y si es necesario matar, así se
hará. Por lo tanto las primeras luchas de los seres humanos se dan por conseguir
su subsistencia para ellos mismos y de su progenie. Los instintos mamíferos no se
pueden hacer de lado por más que se le quiera dar un carácter importante a la
evolución del cerebro humano, lo que nos hace distintos del resto del mundo animal.
Sin embargo, Charles Darwin parecería un Charles Dickens en algunas ocasiones.
Una vez asegurado el sustento para la vida, en
segundo lugar surge la vanidad y la soberbia, las
cuales hacen que una persona, al sentir
satisfacción por haber superado toda adversidad,
le nazca el deseo de presumirle a otras, la idea de
que otros no tienen sus mismas cualidades de
superación y lucha; por lo tanto siguen siendo
pobres tanto mental y materialmente. Esa vanidad
va de la mano con la afirmación del poder ejercido
sobre otros mediante el sometimiento forzado para servirse de los débiles; y para
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ello es necesario desarrollar los medios para lograrlo y validarlo. Nace una
búsqueda en dos vertientes: una es buscar riquezas materiales y a la vez satisfacer
las necesidades básicas, y por otro lado perpetuarse en artilugios, objetos y efigies
para que todos vean cuan grandes y magnánimos somos, así lo hayamos
conseguido por medios poco honrosos; y para lograr este fin si es necesario ejercer
el despojo y asesinar, así se hará. En la búsqueda de estas metas, se trata
simplemente de satisfacer nuestros instintos más básicos, donde entran en juego el
aspecto emocional ligado a la forma en cómo nos ven otras personas; ya que la
afección y la aceptación del nicho social son necesidades tan grandes como el
comer.
En el lapso de cuarenta y cinco mil años desde que el primer homo sapiens caminó
erguido sobre la tierra, han nacido conductas e ideologías que tienen su raíz en
simples instintos. Pero durante ese tiempo, éstos han dado pie a conductas más
complejas, y la humanidad ha olvidado ese momento ordinario en los tiempos
primitivos, donde la vida diaria consistía en sólo comer y relacionarse con una
pareja, sin importar si tenía un peinado adecuado, maquillaje, unos zapatos y
calzones que cubrieran la idea del pudor evolucionado, que más tarde se superpuso
en las culturas occidentales. O bien tener hijos que aseguraran la perpetuidad de la
especie, el clan o gremio.
Ya para cuando el hombre evoluciona al grado de establecer sociedades
desarrolladas más complejas, donde haya relaciones de producción económica,
que cuenten con lineamientos políticos, sabe que debe preservarlas. Para ello debe
tener los instrumentos para plasmar materialmente esos lineamientos. De ahí la
necesidad de desarrollar un idioma y un sistema de escritura perfectamente
estructurado en cuanto a la realidad con la que interactuamos. Es muy importante
preservar este sistema, ya que nuestros descendientes más jóvenes tomarán
nuestro lugar y nosotros seremos polvo; y no hay lugar para errores cuando esto
pase. Por eso se debe delimitar perfectamente toda norma social y darle un carácter
de validez a dichas normas.
La vanidad es parte de esta sucesión de reglas. Dante Alighieri decía que la vanidad
es un aspecto que cautiva al diablo. Y además, posee la cualidad de satisfacer

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emocional e instantáneamente, en cualquier momento de ansiedad o de fragilidad,
al ser humano.
Entonces después de que han pasado varias generaciones no puede haber una
regresión a lo primitivo, porque nuestra educación se basa en preservar los ideales
de nuestros antepasados, quienes establecieron lineamientos específicos acerca
de cómo se debe conducir una sociedad, correspondientes al momento histórico
que vivieron y que deben prevalecer en los tiempos subsecuentes. Ya se ha
construido un elaborado conjunto de reglas para una nación, donde cada miembro
tiene un rol específico. Sin embargo, estas normas con frecuencia causan
descontento porque habrá alguien que no posee lo que el otro tiene. Esta inequidad
se convierte en un incipiente deseo de explotar en coraje, y desgarrar toda la furia
contenida, contra la persona que envidiamos. En una sociedad adoctrinada al
consumismo, una persona adinerada provoca ira y frustración en aquella que sufre
carencias. Esta desigualdad provoca revoluciones y contrarrevoluciones civiles, las
cuales terminan en la misma rapiña de ver quién ejerce el poder de ahora en
adelante para saciarse a sí mismo por vanidad. Contradice los principios de Marco
Tulio Cicerón que establece que quien gobierna debe servir al estado y no servirse
de éste. Y más aún se contradice al filósofo Aristóteles quien afirmó que el ser
humano es un “Animal Político” por naturaleza porque necesita del grupo social para
sobrevivir. Estas cuestiones milenarias implican tener una relación de armonía y de
producción económica que sea justa para todos los miembros de una sociedad,
pero la vanidad y la codicia impiden un flujo social armónico.
Las conquistas a lo largo de la historia tenían como fin el sometimiento de los
pueblos más débiles e inferiores en cuanto a cultura y educación; para implantarles
una nueva forma de conducta y de ver la vida; aunque no se lograra de la noche a
la mañana.

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¿Cómo podremos alcanzar un
cambio significativo sin dañarnos?
cuando hemos reproducido malas
acciones de nuestros ancestros, con
una supuesta gloria; para
enorgullecernos de una existencia
que languidece a cada día. Es muy
difícil lograrlo porque la costumbre
impone, se vuelve un convencionalismo y luego una ley. Y si esa ley está viciada de
Doble Moral, la felicidad será sólo una ilusión. Las malas costumbres pasan de una
generación a otra, se recrean y al final, pocos analizan si realmente después de una
historia plagada de guerras y ultrajes, vale la pena reproducir los mismos modelos
de conducta que sólo han generado sufrimiento y desigualdades de todo tipo.
Luego de vivir mucho tiempo bajo malos principios, por consiguiente me hago la
siguiente pregunta, ¿cómo se pretende cambiar de un día para otro a una nueva
concepción de la realidad? Una respuesta sería en ejecutar el cambio de la misma
forma en que aprendimos malos hábitos en principio: por costumbre. La voluntad de
cambio al convertirse en hábito, transformará nuestra cosmovisión y alcanzaremos
esa trascendencia anhelada y por ende la felicidad.
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Autor de la imagen: Eduardo del Río (Rius)

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Entelequias.
En el camino que recorre la
historia de México vemos
como después de
consumarse la independencia surgieron conflictos de intereses entre los grupos que
se autonombraban los nuevos regidores del país, sólo por haber hecho el trabajo
de librarse del yugo español. El resto de la población: indígenas, mestizos,
pertenecientes a clases bajas, no participaría de la gestión pública, ya que según
los nuevos grupos que gobernaron, “no tenían el conocimiento para hacerlo”. Se
cumple el dicho “La historia la escriben los vencedores”.
Por desgracia las ambiciones personales de riqueza se desataron y se deformaron
los ideales de libertad, igualdad y de desarrollo social, por los cuales lucharon los
insurgentes. Ideales que debe de haber en un país que aspire a ser auto sustentable
económicamente. Se impidió que las clases pobres prosperaran porque estaban en
un atraso educativo y cultural muy profundo, el cual se creyó que ya no tenía
remedio, pero por otro lado se aprobó el enriquecimiento de otros, de forma sutil y
disfrazada, porque así convenía a los poderosos con hambre de hacerse ricos de la
noche a la mañana: sacerdotes, caciques, hacendados, políticos, muchos de ellos
viles agiotistas, quienes sólo buscaban exprimir al débil para gozar de buena comida
y techo. La esclavitud se abolió en papel, pero se siguieron permitiendo las
encomiendas y un tipo de feudalismo regido por caciques criollos. Esta fue una
abolición meramente simbólica y desde luego sustentada con eufemismos, muy
gustados en la filosofía de vida de nuestro país. El México independiente se redujo
a una pugna entre conservadores y liberales (grupos definidos por un interés
meramente económico con poco de liberalismo social).
Al final, todo quedó en constantes guerras y derramamiento de sangre sin ninguna
trascendencia. Ya no importaba quien empezó, sino quien terminara, para imponer
su ideal de gobernar con mano dura una vez en el poder. Fue un periodo largo que
concluyó con la Revolución Mexicana de 1910, la cual sienta las bases para lo que
se conocería como “Neoliberalismo” a finales del siglo XX; con los mismos despojos
“Cuando aparecí entre los hombres los encontré obcecados
en cierta presunción: resulta que todos creían saber, desde
hacía mucho tiempo, que es lo bueno y lo malo para el
hombre, por lo que toda discusión en torno a la virtud les
parecía anticuado y aburrido. . . ” (Nietzsche)

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y sometimientos de los más pobres, pero ahora matizados en doctrinas
modernistas.
La pena por creer.
Volviendo al tema de la religión, ésta puede ser utilizada para
sustentar las redes de poder político de líderes opresores
llenos de nepotismo y avaricia, cuando quieren imponer su
propia visión sobre cómo debe regirse un país. Dicha visión
afirma que los gobernantes en turno son los únicos que
pueden regir los destinos de otros por ser personas
“instruidas e iluminadas”. Por lo tanto, subyugar es
mandatorio ya que el “ignorante” o “salvaje” lo demanda; lo que con el tiempo
sustenta ese ideal de sufrimiento necesario y flagelación, ya que ante un “ser
superior” no debemos de cuestionarle nada ni mostrar desacuerdo, disidencia o
rebeldía.
A pesar de que la historia nos ha presentado tantas fallas en nuestras creencias,
usos y costumbres o bien en los modelos políticos de gobierno, seguimos creyendo
que para ser felices hay que derramar sangre, la propia o de otros.
Decía John Lennon en su canción *God que Dios es un concepto por el cual
medimos nuestras penas. Y no se equivoca ya que la fe religiosa se enfoca en la
autocompasión y en el llorar enclaustrado, sin que nadie nos mire; para evitar la
vergüenza de vernos como sujetos llenos de errores y desviaciones mentales. Y de
nuevo ponemos de manifiesto ciertas parábolas morales para validar nuestra
filosofía de vida, las cuales en teoría manifiestan grandes verdades e instrumentos
para alcanzar la dicha, pero en la práctica se hacen a un lado por ambiciones
personales y por llenar esos vacíos oscuros llenos de perversión; ocultos en nuestro
ser, que nos llenan de ansiedad y que desde luego nos vuelven doble moralistas.
La religión en si puede tener cabida en la vida de los seres humanos si en verdad
tuviera un sentido práctico palpable; y no fuera un balbuceo constante de frases
hechas. Es contradictorio aceptar un credo religioso que no tiene utilidad en nuestro
contexto inmediato ya que los principios, metáforas y parábolas que surgen de la fe
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*“God” fue grabada por el ex Beatle John Lennon en 1970 para el disco “Plastic Ono Band” publicado por discos EMI

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religiosa, nunca se traducen en hechos; de ahí que haya divisionismo y surja la
discordia como un medio de sustento del poder que ejercen los tiranos.
En momentos decisivos de nuestra existencia no podemos actuar de la mejor forma
y terminamos por traicionar una serie de valores importantes que nos fueron
inculcados desde niños a través de la religión o por nuestros padres y maestros. Por
lo tanto somos unos traidores con nosotros mismos y con el resto del mundo; nos
corroe la pena por siempre. Podríamos compararnos con la historia del apóstol
Pedro, quien negó a Jesús tres veces según lo relata la Biblia. Mucho deseamos
actuar positivamente, pero somos constreñidos por unos convencionalismos que
llevamos insertados en nuestra conciencia, que nos llevan a ejecutar todo lo
contrario de lo que nos fue enseñado, trayendo remordimientos muy pesados,
momentos llenos de infelicidad, y que disfrazamos con una supuesta abundancia
material; no siempre obtenida con honestidad y esfuerzo.
Cosas como el ego, el orgullo, la
aceptación social, el conseguir un
estatus y un beneficio material,
siempre son razones por las que
nuestros actos se contraponen a la
ética que se supone debe guiar
nuestras vidas. Es un desequilibrio que
desencadena reacciones violentas y
duras afrentas guardadas en el
subconsciente, las cuales aparecen en momentos de mayor exaltación emocional y
sufrimiento. Se termina por generar una postura defensiva que proteja contra
posibles ataques a nuestra fragilidad interna, y que puedan desequilibrar nuestra
forma de vivir. Una coraza que de acuerdo a Roger Bartra se convierte en un
Exocerebro, capaz de resistir y sortear todo malestar social. Por el resto de nuestra
existencia vivimos protegiéndonos de esos ataques a la fragilidad del ser, sin dar el
máximo de nuestras virtudes; por el temor de pasar al lado de los rechazados, o los
chingados que no acariciarán nunca las delicias y riquezas que poseen quienes
fueron educados para ejercer el poder y mandar sobre otros.
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¿Cómo salir de ello? Primero debemos saber si estamos insertos dentro de este
círculo vicioso y enfermizo. Hemos sido educados bajo normas que sólo son
aplicables en nuestro contexto pero con cierto fin. Tendemos a condenar y temer a
lo desconocido, o aquello que es abrumador para nuestra mente. Por eso es que el
aceptar otra visión del mundo y otra conducta, de entrada es un temor muy grande,
que puede ocasionar el rechazo familiar y social si accedemos a ello. Salir de una
forma de vida defectuosa no es una tarea fácil cuando se ha establecido malas
normas de convivir en sociedad, que han tenido una aplicación efectiva
generacional para mal por parte de la mayoría de la población, y que dentro de esta
sociedad enfermiza, dichas normas mantienen un rol operacional lleno de
represiones y desencanto existencial. Es una metamorfosis lenta y arriesgada el
darle la vuelta a esas malas prácticas, pero si es bien encauzado el cambio, puede
generar un beneficio personal enorme que aliviará todas nuestras ansiedades. En
esto debemos trabajar desde que estamos conscientes del mundo en que vivimos.
Debe ser una catarsis trascendental en nuestras vidas.
Tantas ideas malas han sido fuertemente mantenidas por quienes ejercen el poder
para beneficio personal, de tal forma que distorsiona la realidad, provocando
confusión existencial y por lo tanto una existencia engañosa. Estas ideas se han
arraigado demasiado en nuestras vidas que si se intenta cuestionarlas enfrentamos
un fuerte castigo. Existe una violencia simbólica perpetua. Podemos leer pasajes en
la historia donde se exalta y se afirma la victoria de algún pueblo sobre otro, donde
la gloria vencedora resalta más que el motivo de la lucha; que al final no es sino
vanagloria. Este simbolismo se ha extendido en el tiempo a través de distintos textos
históricos, religiosos y escolares, los cuales fueron desarrollados cautelosamente
por encargo de algún grupo en el poder; para evitar conductas subversivas que
atenten contra la supremacía del sistema de gobierno imperante.

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Nos emociona conocer el esfuerzo glorioso y a veces fantástico de los héroes que
lucharon por la liberación de cualquier país, aunque en realidad, el resultado de esa
historia no sea la más
satisfactoria y agradable. Pero
entre tantas batallas podremos
apreciar algunos detalles
importantes que debieron
haber trascendido como
cuando Napoleón Bonaparte
abolió la inquisición en
España, en donde muchos
musulmanes y judíos incluso
por no aceptar como el mesías a Jesucristo, murieron en la hoguera o torturados
por los españoles, antes de la llegada de los franceses a la península ibérica en el
siglo XIX. El valor que se le da a este tipo de acontecimientos peculiares es de
menor importancia en la educación formal, porque contradice a una ideología que
puede llevar mucho tiempo implantada y sirve para mantener el juego de la
simulación del orden y el progreso. No puede un simple caudillo revulsivo echarla
abajo y tiene que ser difamado, y su valor en la historia cae muy hondo hasta el
grado de ser llamado anticristo.
Entonces lo que debemos hacer en nuestra educación es siempre buscar la validez
de esa ideología impuesta que rige nuestras vidas y que nos dicen que es la
“correcta”, mediante su cuestionamiento o contraste, y desecharla sino tiene
ninguna utilidad práctica en nuestro desarrollo social, como lo propuso el filósofo
Karl Popper para llegar a una ciencia o teoría útil. Por supuesto para este fin, es
necesario tener las bases de una educación libre de supresión mental, encauzada
en el libre pensamiento y participación colectiva en las decisiones políticas de un
país. De lo contrario, ni quejarse vale la pena, ya que es una forma hipócrita de
aceptar que sólo vivimos egoístamente para quitarle a otro algo de forma
inapropiada; ósea sólo para disfrazar un aletargamiento existencial.
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A donde vamos a ir.
¿Qué es lo que vemos después de
analizar históricamente la conducta de los mexicanos? La respuesta es: una serie
de formas tergiversadas de encarar la existencia, basadas en un materialismo
evolucionado; es decir, del cambio de luchar por hambre a tener que luchar por el
poder y riqueza. Estas ideas concebidas de ver a la vida como una acumulación de
cosas inertes, hacen que practiquemos una conducta disfuncional y consumista, la
cual al final no deja ninguna satisfacción emocional, y nos puede hacer perder la
razón o la vida misma en esa búsqueda incesante de poseer. El mantener esa
ideología fractura el deseo de realización de las personas, pero preserva su status
quo en la sociedad.
A la par de los avances tecnológicos se da la apertura de conocimiento de otras
realidades, a veces interesantes y estéticamente agradables y otras veces poco
comprendidas. Un ejemplo es el caso de la homosexualidad, la cual ofende al
mexicano occidentalizado promedio, por considerarla anti-natural, pero cuando
camina por la calle a diario para ir al trabajo o a la escuela no le causa indignación
ver a un indígena mendigando, a quien no se le dio el beneficio prometido desde
que los criollos consumaron la independencia en 1821. Sin embargo también
criticamos a países donde la homosexualidad está penada por sus leyes como en
Nigeria. Por un lado nos ofende algo que se da en nuestro propio país, pero si se
da en otro otros abogamos por el respeto y la tolerancia. Con qué valor moral
podemos juzgar a los nigerianos cuando ellos fueron un país explotado y
esclavizado. En Nigeria, sus colonizadores nunca dejaron la idea de que la
homosexualidad no era un error de
la naturaleza, mucho menos un
pecado. Lo único que se buscó es
sacar toda la riqueza material
posible del país africano, pero la
tolerancia no era algo relevante que
enseñar. Aquí es donde todas esas
costumbres e ideas mezcladas a
través de los siglos por medio de las conquistas, usurpación, pillaje y proclamación
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“Es la preocupación por la posesión, más que cualquier otra
cosa lo que impide que los hombres vivan libre y noblemente”.
Bertrand Russell.
Be

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de una raza sobre otra menos afortunada, terminan por darle forma a la práctica de
la Doble Moral. Este tipo de conducta es aceptada y es visible siempre, pero no se
habla de ella, porque en nuestra filosofía de vida guarda un hermetismo
inquebrantable. La Doble Moral es la que puede sin ningún reparo validar la
desfachatez y la falta de humanidad en muchos actos atroces desde robos,
violaciones, fraudes, problemas económicos y hasta grandes masacres. La Doble
Moral ha nacido como consecuencia de la creación de una forma de gobernar que
mantenga la superioridad de una sola clase social o persona a cualquier costo sobre
otra desfavorecida. Es una simbiosis en los seres humanos no admitida, pero está
adherida ahí, cual virus terminal en cada proclamación de ideas para gobernar y
actuar. Es inherente, es un mal congénito, alivia, desgasta y condena a la vez.
La Doble Moral es el resultado de una historia llena de satisfacción frívola de los
seres humanos y golpea las conciencias con mucha fuerza, pero inconscientemente
da el valor necesario para poder mantenerse en esa red viciada, llena de injusticia
que día a día conlleva a la desgracia social. No podemos escapar de ella, a menos
que se tenga una fuerte determinación y estar dispuestos a recibir todo tipo de
descalificaciones, injurias y rechazo
de la misma sociedad que nos ha
enseñado a practicarla.
Si se nos ha educado con principios
que tienen una carga doble
moralista, es muy difícil sacarlos de
nuestras vidas al llegar a la adultez.
A veces cuando ya nos dimos cuenta
del gran problema, mantenemos
dependencia del mismo, al ver que
la misma sociedad nos constriñe a
seguir sus corruptos patrones de conducta. Y de no seguirlos, estamos condenados
a un aislamiento social, el cual nos negará la obtención de los medios para
sobrevivir.
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La práctica de la Doble Moral no es simplemente una trivialidad existente como se
concibe en estos tiempos de “modernidad” y “globalización”. Si se tiene ese
concepto es porque se nos ha programado para darle poca valoración a la misma.
La formación en el seno familiar es una causa fundamental de la conducta doble
moralista, cuando se enseña un ideal erróneo; que puede estar por encima de
cualquier buen precepto enseñado en una escuela o en una iglesia. La razón
obedece a cosas realmente simples y no necesita un tratado psicopedagógico
amplio para definirlo. En la familia desde que nacemos, debemos obedecer a
nuestros padres sin ningún cuestionamiento. Esta fidelidad, como la de un soldado
a su superior, es inherente en nuestra naturaleza humana. Los padres nos
enseñarán una serie de hábitos aprobados por ellos y nosotros no estamos en
posición de contradecir, juzgar o cambiarlos. Al ir creciendo simplemente
reproducimos esos hábitos y damos por hecho que tienen un valor positivo en
nuestro desarrollo, porque nuestros padres, vecinos, compañeros de clase, de
trabajo nos han dicho hasta el cansancio que así es y porque ellos los practican por
igual. Esto puede ocasionar peligros y daños potenciales a la sociedad, cuando esas
enseñanzas no fueron las correctas, pero como no conocimos nunca el lado opuesto
de las mismas, no las podemos aceptar en nuestra idiosincrasia y por ende, no las
vamos a practicar como hábitos jamás Por ejemplo: la honestidad.
La realidad es que cada familia es como el mundo. Existe una diversidad tan grande
de formas de ver la vida, lo cual hace imposible definir el tipo de conducta más
adecuada para el bienestar social. Lo que nos queda es usar el sentido común o
bien aplicar la regla dorada: No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti.
Es decir tenemos que ir más allá del ideal de enriquecernos a costa de perder
amistades, e incluso tener un rol estable en la sociedad si queremos tener paz en
nuestra conciencia, poder sentirnos a gusto con nosotros mismos y dejar de
aparentar una falsa fachada de bienestar emocional.
“El hombre es un ser espiritual, que necesita algo más que salud y
bienestar, que tiene necesidades espirituales y aspiraciones que no
pueden ser satisfechas ni aún por las condiciones materiales más
vastamente superadas”. Unesco (1947).

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Los peligros de una mala formación humana son latentes en cualquier lugar del
planeta; por eso hay que poner énfasis en dar la mejor educación posible. De lo
contrario sólo vamos a crear parásitos y lastres sociales una y otra vez.
Ejemplificaré las consecuencias de una mala educación de la siguiente manera: si
conforme vamos creciendo vemos que nuestro padre es un empresario que evade
impuestos, explota laboralmente a sus subordinados, es infiel a su esposa, es
misógino, no practica lo que nos enseña como “honestidad y respeto”, veremos que
si eso que él hace, lo hace feliz, nosotros podemos hacerlo también. Aunado a eso,
notamos que su forma de ser lo ha llenado de riqueza y por consiguiente nosotros
también podemos seguir por ese camino; porque no hemos conocido otra forma de
alcanzar la felicidad mas que acumulando posesiones materiales. A la larga se
vuelve una costumbre y luego una norma. Esta realidad distorsionada dañará a
otros, cuando no hay recato o vergüenza para alcanzar la riqueza, la cual es un
ideal de vida implantado desde el seno familiar. Esta idea esconde sus orígenes y
los vuelve confusos para seguir vigente, ya que el dinero lo es todo.
Le ha tomado tanto tiempo a la doble moral mimetizarse y adherirse a nosotros que
es casi imposible saber que está ahí; es ubicua y escurridiza al mismo tiempo. Me
recuerda una cita de la película Los sospechosos comunes: “El mejor truco del
diablo es hacerle creer a los demás que no existe”, ya que cuando es confrontado
por aquellos quienes lo negaban, el diablo los abrazará diciéndoles: “¿ya ven que
sí?”.
En esto consiste esta forma engañosa de vivir: aceptar malas costumbres como
cánones, dejando de lado el daño en potencia que puede hacer a otros miembros
de una sociedad esas prácticas erráticas. La Doble Moral es negada pero al final
existe una resignación que la acepta y la valida. Porque tiene un fin establecido:
mantener un sistema social que no provoque anarquía o divisionismos, y sobre todo,
que garantice riqueza material para unos cuantos.
Vislumbrar nuestro futuro en México sin la práctica de la Doble Moral está muy lejos
de ser algo posible. Como país hemos caído súbitamente en un modelo de sociedad
fallida que ha importado ideologías que no puede sustentar de acuerdo a su
contexto. Esto se debe a la división dentro de la misma sociedad, la cual ha caído

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en el hábito de rapiñar todo lo que pueda, al sentir ansiedad y una codicia que no
conoce mesura ni paciencia, y más aún porque la supervivencia no está
garantizada.
En el final.
En México, la hegemonía actual que
nos gobierna, ha decidido dejar atrás
los modelos sistemáticos de
desarrollo de cualquier sociedad
enfocados al bien común, para
cambiarlos por una conducta
primitiva de saciar ambiciones e instintos rápidamente y a cualquier costo; aun
cuando eso conlleve perder la misma humanidad y se caiga en una esquizofrenia
incontrolable por temor a ser desposeído de lo que tanto trabajo costó conseguir,
aunque haya sido con deshonestidad.
Y de nuevo la Doble Moral surge de su escondite para sustentar las ideas que
definieron esa conducta enfocada en la avaricia, le da valor al ser humano para
enfrentar de nuevo la realidad inmediata que vive y sortea; ya que ahora en la
sociedad “global” la Doble Moral es un mal necesario para validar las costumbres
que satisfagan nuestros intereses materiales. Porque al final sin ella no podríamos
sopesar las dificultades que nosotros mismos hemos desencadenado; con un fin
que no es la realización personal, sino obtener un bien inerte que nunca nos hablará
ni acariciará como lo hicieron o harían las personas a las que tuvimos que degradar,
lastimar e incluso matar para conseguir todos esos objetos mal idealizados de
felicidad.
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Comentarios finales
Desde que bosquejé este trabajo hasta su finalización fue un periodo de casi tres
años, donde no pude seguir haciendo ajustes, agregados, o correcciones. Las
razones se debieron a que yo mismo me he encontrado en encrucijadas que
contraponen todas mis ansias de sobresalir a la inmundicia en la que uno se ve
envuelto; y que a veces por subsistir tiene uno mismo que aceptar. Es decir, yo
mismo me encontré en ser parte de lo que trataba de repudiar. Ha sido un periodo
donde mostré los primeros borradores a unos cuantos amigos y a una ex profesora
mía y doctora en sociología; la maestra Alejandra Saucedo, quienes me hicieron
buenos comentarios; y me dejaron con ganas de terminar de pulirlo. Este trabajo
es simplemente una expresión de algunas cosas que siempre había querido decir.
Todo ello de acuerdo a mis experiencias personales, problemas, y el ver como una
y otra vez tropezamos con la misma piedra: uno mismo.
Desde hace mucho he querido enfatizar en lo que carcome nuestra vida como
mexicanos. Situaciones difíciles llenas de sangre y lágrimas, por la aceptación de
patrones enfermizos de conducta que nos conducen a la insensibilidad y a la
indiferencia ante los crímenes sociales, la corrupción, la degradación humana y su
consecuente decadencia. Sin duda la vida nos lleva en direcciones que siempre
afrontaremos con mucha cautela y debemos, desde luego, anticiparnos a cualquier
incidencia para no cargar penosas consecuencias. Algo que está todavía lejos de
ser una realidad generalizada y generacional.

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REFERENCIAS:
Bartra Roger (2014). “La Jaula de la Melancolía: Identidad y Metamorfosis del Mexicano”.
Tercera Edición. México. Editorial: Debolsillo.
León Portilla, Miguel (2012) “La Visión de los Vencidos, Relaciones Indígenas de la Conquista
de México”. Quinta reimpresión de la vigésima novena edición. Editorial: Biblioteca del
Estudiante Universitario. U.N.A.M.
Nietzsche, Friedrich. “Así habló Zarathustra”. Libro de dominio público.
Paz, Octavio (2004) “El Laberinto de la Soledad, Postdata y Vuelta al Laberinto de la Soledad”.
Cuarta edición de la novena reimpresión. México. Editorial: Fondo de Cultura
Económica.
Torres, Arturo (sin año). Los Arquetipos según Carl Gustav Jung. Psicología y Mente
encontrado en: https://psicologiaymente.net/psicologia/arquetipos-carl-gustav-jung
UNESCO, Comité de México (1947) Estudio Acerca de la Educación Fundamental en México.
Secretaría de Educación Pública.
Fuente de las Imágenes tomadas en el orden como se muestran, excepto
donde se menciona el autor:
Imagen 1: Autor: Fito Vázquez en: http://www.fitovazquez.es/2016/03/doble-moral-europea.html
Imagen 2: No se conoce el autor.
Imagen 3: Tomada de: http://tolteca-guillermomarin.blogspot.mx/2012/04/otra-vision-de-la-conquista-de-
mexico.html
Imagen 4: No se conoce el autor.
Imagen 5: Encontrada en: https://psicologiaymente.net/psicologia/arquetipos-carl-gustav-jung#!
Imagen 6 y 7: Wikipedia en: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Algerien_Desert.jpg y
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tassili_ladies.jpg
Imagen 8: Tomada de: https://www.apuntesdehistoria.net/britania-conquista-romana/
Imagen 9: Tomada de: http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=enc_flagelacion
Imagen 10: Tomada de: https://partenon55.wordpress.com/cuentame-de-ti/
Imagen 11: Tomada de: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/portugueses-en-el-
congo-de-la-alianza-a-la-opresion_9157
Imagen 12: No se conoce el autor.
Imagen 13: Tomada de: https://mirdig.wordpress.com/2013/10/16/algo-de-humor-y-de-amor/codicia-cerdos/
Imagen 14: Tomada de: https://panycircco.wordpress.com/2015/08/10/la-doble-moral-de-algunos-defensores-
de-animales-de-casa/