Científicos descubren que el cerebro tiene un "sexto sentido" para detectar calorías en los alimentos, independientemente de su sabor. Al comer algo con calorías, se activan mecanismos cerebrales compensatorios que podrían estar relacionados con la obesidad. El estudio en ratones sugiere que esta detección ocurre a través de señales metabólicas y gastrointestinales, no solo del gusto.
1. El sexto sentido existe y se encuentra ubicado en la corteza
cingulada anterior del cerebro, en una región entre los dos
hemisferios.
El descubrimiento, que apareció publicado en la revista
norteamericana "Science", fue hecho por científicos de la
Washington University de St. Louis. "En esta zona del cerebro"
—explica Joshua Brown— "se encuentra localizado un sistema
de alarma que advierte cuando alguna cosa no anda bien o
cuando alguna de nuestras acciones puede comprometer nuestra
incolumidad. Se trata de un circuito que da informaciones para
ajustar el rumbo de nuestro comportamientos y hacer que nos
pongamos a resguardo de los peligros".
El hallazgo puede significar una vuelta de página en ámbitos
psiquiátricos ya que podría explicar el origen neurológico de
conductas anómalas comunes en los pacientes esquizofrénicos o
con fuertes disturbios obsesivo compulsivos.
2. La corteza cingulada, en efecto, es una vieja conocida de los neurólogos ya
que en algunas enfermedades como la esquizofrenia y en los disturbios
obsesivo compulsivos puede ser diferente a la de personas sanas.
En el pasado, la corteza cingulada fue identificada como el lugar de la toma
de decisiones dentro del cerebro, o como el circuito que ayuda a realizar
elecciones cruciales, y siempre fue muy ponderada porque esta corteza se
encuentra en el cruce entre regiones.
En este estudio los investigadores demostraron que la corteza cingulada
anterior hace mucho más al advertir a nivel inconsciente que alguna cosa
no va bien, que una acción nuestra puede tener efectos nefastos o que el
ambiente en el que nos encontramos es, de manera
imperceptible, distinto del acostumbrado y puede registrarse una
sorpresa.
3. Descubren que el "sexto
sentido" existe y que está
ubicado en el cerebro
El sexto sentido existe y se encuentra ubicado en la
corteza cingulada anterior del cerebro, en una región
entre los dos hemisferios.
El descubrimiento, que apareció publicado en la revista
norteamericana "Science", fue hecho por científicos de la
Washington University de St. Louis. "En esta zona del
cerebro" —explica Joshua Brown— "se encuentra
localizado un sistema de alarma que advierte cuando
alguna cosa no anda bien o cuando alguna de nuestras
acciones puede comprometer nuestra incolumidad. Se
trata de un circuito que da informaciones para ajustar el
rumbo de nuestro comportamientos y hacer que nos
pongamos a resguardo de los peligros".
4.
5. Científicos descubren que el sexto
sentido existe
Según científicos de la Washington University, de
Saint Louis, el sexto sentido está ubicado en una
región de la corteza cerebral ubicada entre los dos
hemisferios, y funcionaría como un “sistema de
alarma” que indica cuando algo no anda bien.
Conectarse e interpretar las señales que reciben de su
sexto sentido es una de las facultades que los alumnos
del Curso de Desarrollo de Percepciones
Extrasensoriales
El Curso se dictará en el Centro Luxor
6. El sexto sentido “se trata de un circuito que da
informaciones para ajustar el rumbo de nuestro
comportamiento y hacer que nos pongamos a resguardo
del peligro”, explicó Joshua Brown, miembro del
proyecto; cuyo descubrimiento sobre la existencia y
ubicación del sexto sentido –que fue hecho por científicos
de la Washington University, de Saint Louis- apareció en la
revista norteamericana “Science”, en el diario Clarín y el
portal www.lagaceta.com.ar La región ha sido
identificada en el pasado como el lugar de la toma de
decisiones dentro del cerebro, o como el circuito que
ayuda a realizar elecciones cruciales. Saber interpretar
las señales que se reciben a través del sexto sentido es
una de las habilidades que se pueden cultivar en el curso
de Desarrollo de Percepciones Extrasensoriales,
7. El desarrollo de las percepciones extrasensoriales
también se relaciona con la meditación -para serenar la
mente- y con el Reiki Kun-Li, que ayuda a armonizar los
chacras, para que tanto nuestro cuerpo físico como
nuestros cuerpos energéticos estén alineados y
podamos reconocer e interpretar las señales que
recibimos de planos más sutiles.
La percepción de los animales tiene sentidos que
superan ampliamente a la de los humanos.
Los tiburones, por ejemplo, pueden oler sangre a más
de un kilómetro, porque su olfato es mucho más
sensible, y pueden detectar fuentes de energía eléctrica
a distancia porque poseen en su boca electro sensores.
8. Cualquier emisión eléctrica en el agua puede provocar ataque de tiburones
que creen que hay vida cerca, porque todos los seres vivos son fuentes de
energía
Las rayas pueden percibir a otro ejemplar de su especie oculto en la arena en
el fondo del agua y los pájaros tienen una visión que detecta un matiz de color
extra. Cuando los rayos ultravioletas del sol reflejan su luz sobre las flores o
plantas ellos las ven brillar desde lejos
El halcón gris marca el terreno con la orina, la cual se hace visible con la luz
del sol permitiéndoles guiar a otros hacia mejores terrenos de caza.
Los insectos segregan fluidos químicos que lanzan sobre otros integrantes de
la colonia como una advertencia cuando detectan posibles amenazas.
Las vibraciones ocasionadas por máquinas o automotores y los olores
sintéticos pueden provocar ataque de abejas y existen abejas asesinas que son
el resultado de experimentos genéticos.
9. El delfín es el animal que mayor ultrasonido
emite, usándolo como una antorcha para
ver, por medio del eco que produce. Esta
sensibilidad en su percepción les permite
registrar el interior de un cuerpo humano en
el agua, como lo hacen los rayos X, pudiendo
detectar de esa manera a las mujeres
embarazadas sumergidas, protegiéndolas de
los tiburones que hubiere o llevándolas hasta
la superficie en situaciones de peligro.
El hombre, que ha perdido sus instintos y
está perdiendo también sus sentidos
naturales, pretende ser superior a un
animal, pero no sólo es inferior a ellos como
hemos visto, en muchos aspectos, sino que
lamentablemente ni siquiera ha logrado aún
ser humano, y desarrollar plenamente su
sexto sentido o la intuición de lo verdadero
10. EL SEXTO SENTIDO Y LOS NIÑOS
Se sabe que hay chicos que cuentan con untito diferente de
percepción poco conocida.
Los chicos siempre han sido protagonistas de encuentros con
aparecidos. Desde hace tiempo, los cazafantasmas el motivo
por el cual existe esta rara llamativa correlación entre corta
edad y las visitas de los muertos.
Uno de las explicaciones más comunes se relacionan con la
diferente manera que tienen los niños de ver el mundo, como
muestran las imágenes eidéticas.
Ralph Norman Haber, psicólogo de la Universidad de Illinois
(Estados Unidos) dice que ese tipo de percepciones infantiles es
la posibilidad de seguir viendo algo durante unos minutos,
aunque ese objeto ya no esté ahí. Los investigadores no hablan
de alucinaciones, ni de una gran capacidad de recuerdo de
imágenes, nos referimos a untito distinto de percepción
todavía no muy conocido. Como también enuncia Haber que,
los niños que se encuentran con imágenes eidéticas son
capaces de ver un cuadro por 30 segundos y seguir viéndola
durante 5 minutos. Alrededor de un 5 por ciento de las personas
de 6 a 12 años muestran esta facultad, pero solamente unos
pocos adultos tienen capacidad de hacerlo.
11. El cerebro tiene un sexto
sentido para detectar las
calorías el mecanismo que podría
Detectado en ratones
estar en el origen de la obesidad humana
Una investigación desarrollada con ratones ha
descubierto que el cerebro tiene un sexto
sentido para detectar las calorías en los
alimentos y que desencadena mecanismos
compensatorios cuando comemos nutrientes
con calorías, independientemente de que
vengan o no acompañados de azúcares. Este
descubrimiento sugiere que no sólo el sabor
activa la respuesta cerebral, sino que otras
funciones del organismo, como las metabólicas
o la detección de señales gastrointestinales,
también lo hacen. Conocer bien los procesos
cerebrales que nos inclinan a consumir calorías
ayudará a comprender mejor las causas de una
enfermedad que se está volviendo pandémica
en el mundo desarrollado: la obesidad. Por
Yaiza Martínez.
12. Recompensa calórica
El circuito de recompensa cerebral hace referencia al aumento de los niveles de
dopamina en el cerebro cuando se incrementa el consumo calórico.
La dopamina es una hormona y neurotransmisor que se asocia comúnmente al
sistema del placer del cerebro, porque propicia sentimientos de gozo y refuerzo que
motivan a los individuos a realizar ciertas actividades. De hecho, la dopamina es
liberada mediante experiencias naturalmente compensadoras, tales como la
alimentación o el sexo.
La preferencia de los ratones por la sacarosa en lugar de la sucralosa se desarrolló
tras tan sólo diez minutos de iniciada la prueba de una hora. Las neuronas de la
región cerebral de recompensa tardaron en responder a las calorías ese mismo
periodo de tiempo.
Los científicos señalan que, con su investigación, han demostrado que los sistemas
de recompensa del cerebro, previamente asociados con la detección y asignación de
alimentos sabrosos, se activan también en ausencia de la capacidad de saborear, es
decir, en ausencia de los receptores de las señales del gusto.