El Palacio Episcopal de Astorga es un edificio proyectado por el arquitecto Antoni Gaudí, máximo exponente del modernismo catalán cuya construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915. La piedra en la que está construido, granito gris del Bierzo, es respetuosa con el entorno, en especial con la catedral que se encuentra en la inmediata vecindad, así como también con la naturaleza, que en la Astorga de finales del siglo XIX estaba más presente que en la actualidad. No obstante, el edificio también incorpora algunos de los elementos que caracterizarían a Gaudí en sus futuras obras, como los arcos de la entrada principal y el volumen situado encima de ella o las grandes chimeneas que de forma ostensible se integran en las fachadas laterales. Durante la Guerra Civil sirvió de cuartel de la Falange. En 1956, el obispo Julià Castelltort inició la restauración para convertir el edificio en residencia del obispo, función inicial que nunca llegó a consumarse ya que fallecido al poco tiempo. El nuevo obispo, Marcelo González Martín, renunció finalmente a la función episcopal y promovió la conversión a lo que es actualmente el palacio, el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago.