5. 5
El Centenario,
buena ocasión para
el diálogo constructivo
A
comienzos del siglo pasado, una dirigencia política inno-
vadora y dinámica fijó las bases para la creación del sis-
tema previsional para empleados públicos provinciales.
Luego de un intenso debate, que incluyó consideraciones
legales, políticas y económicas, finalmente se sanciona, el 26 de
noviembre del año 1913, la ley 2301. De esta manera, se crea un ins-
trumento de protección social que permitió dar respuesta a los
reclamos de los nuevos sectores que emergían dentro del proceso
de desarrollo de la provincia.
En esa época era gobernador Ramón J. Cárcano, “el Hacedor”,
quien fue precedido por otro destacado administrador, Félix
Garzón. Una frase de Cárcano resume las ideas prevalecientes en
esa época y explicita los factores que motivaron este tipo de legisla-
ción. “En un país de trabajo y sin capital acumulado, atraer al capi-
tal es la primera necesidad… pero atraer al capital y cuidar del tra-
bajador son dos términos inseparables”. Consistente con esta
visión es destacable el hecho de que los primeros directivos y fun-
cionarios de la Caja sobresalían por su solvencia, rigurosidad téc-
nica y compromiso con una visión de bienestar general. Como lo
demuestran las primeras memorias de la Caja, la flamante institu-
ción fue un reservorio provincial de cuadros técnicos en las prime-
ras décadas del siglo XX.
Desde sus inicios se trató de un proyecto ambicioso cuya instru-
mentación estuvo condicionada por muchas dificultades. Sobran
las evidencias de una dinámica compleja y zigzagueante. En el
devenir histórico se destacan meritorios aciertos pero también
errores; algunos por acción, otros por omisión. En algunas
Osvaldo Giordano
Secretario de Previsión Social, a
cargo de la Caja de Jubilaciones,
Pensiones y Retiros de Córdoba
6. instancias prevalecieron la creatividad, rigurosidad técnica
y sensibilidad social de la dirigencia política. En otras, las
normas y la gestión previsional desnudan mediocridad,
improvisación y mezquindades.
Probablemente, una de las conclusiones más importantes a las
que llega la recopilación de documentos, testimonios e información
de este libro, es que la historia de la Caja giró en torno a las tensio-
nes entre la aspiración por perfeccionar y potenciar su rol social y
las crecientes dificultades para alcanzar razonables niveles de sus-
tentabilidad financiera. Es decir que, por un lado, opera el interés
legítimo de ampliar derechos mediante una mejor cobertura de los
riesgos sociales. Por el otro, los condicionantes que impone la esca-
sez de recursos. No menos importante es que las contradicciones y
dificultades se vieron potenciadas por un contexto demográfico
crecientemente adverso y un contexto político que fue permeable a
las presiones sectoriales que permanentemente bregaron por tra-
tos especiales en desmedro del interés general.
En el largo recorrido de 100 años se sumaron, generalmente con
debates intensos y muchas veces acalorados, avances muy relevan-
tes en la legislación previsional. Por ejemplo, cuando en 1933 se
incorpora el beneficio de pensión ya que hasta ese momento sólo se
contemplaban jubilaciones; en 1949 cuando se regula la movilidad
para proteger los haberes de la erosión que produce la creciente
inflación; en 1959 con la consolidación de la proporcionalidad del
monto del haber respecto al salario en actividad a través de regular
el 82 por ciento móvil o en los ’70 cuando el gobierno justicialista
incorpora el derecho a pensión de las concubinas y, más reciente-
mente, el derecho a pensión de los varones.
Pero es claro que no se trató de un proceso simple, lineal y trans-
parente. Muchas veces la toma de decisiones estuvo guiada por la
improvisación, la demagogia y las presiones de intereses sectoria-
les. Por eso, en los 100 años de historia de la Caja se reportan erro-
res y muchos intentos, algunos consumados, de leyes que introduje-
ron tratamientos de privilegio para ciertos colectivos. Estas desvia-
ciones aprovecharon la elevada legitimidad de que goza una nor-
mativa de alto contenido social. De esta manera, lograron filtrar
onerosas disposiciones que beneficiaron a sectores políticamente
poderosos en contra del principio de equidad y solidaridad que ins-
pira el sistema.
Llama la atención que, a lo largo de los 100 años de vida de la ins-
titución, las resistencias para sostener un sistema sustentable y
equitativo hayan sido una constante. Resulta sorprendente que
algunos tipos de problemas, como por ejemplo las controversias
respecto al otorgamiento de jubilaciones por invalidez, estén pre-
sentes desde los primeros años de vida de la institución hasta la
6
7. actualidad. Salvo por matices, esta situación ha sido motivo de
preocupación, no sólo entre los beneficiarios del sistema sino en la
sociedad cordobesa: el que la Caja no llegue a cubrir con ingresos
genuinos la totalidad de las erogaciones que demanda el pago de
jubilaciones y pensiones.
Aunque la manifestación del problema se exterioriza como un
fenómeno financiero, la recopilación de hechos, opiniones y análi-
sis que contiene el libro demuestra que desde sus orígenes los prin-
cipales problemas son de naturaleza esencialmente política. Más
que un déficit económico, la historia de la entidad denota un déficit
de recursos y de capital político. Prueba de ello es que el sistema
previsional nació hace 100 años e hizo avances significativos a lo
largo del tiempo gracias a una estructura política capaz de articu-
lar consensos en torno a buenas ideas. En sentido contrario, las
crisis y la degradación encuentran su origen en fracasos políticos
que llevaron a decisiones y actitudes alejadas de las necesidades
que imponían las circunstancias.
No es fácil consensuar políticas de Estado, es decir, estrategias
que trasciendan la alternancia en el ejercicio del poder que impo-
nen las reglas democráticas. Y es más difícil aún en materia previ-
sional, ya que de lo que se trata es de acordar y sostener políticas
que garanticen sustentabilidad y equidad bajo una proyección tem-
poral que abarque varias generaciones. Se requieren estudios y
análisis desprejuiciados; mucha vocación de diálogo y ahuyen-
tar las tentaciones -siempre latentes- de caer en el oportunis-
mo, la improvisación y la demagogia. Las buenas políticas de
Estado no surgen espontáneamente sino que dependen de la
difícil combinación de rigurosidad técnica, visión estratégica y
espíritu democrático.
El primer siglo de vida termina con algunos indicios alentadores,
más allá de que los problemas siguen siendo muy complejos y de-
safiantes. La Caja acumula en los últimos años avances importan-
tes en términos de modernización, ordenamiento, agilidad y trans-
parencia. Un dato notable que surge del trabajo de documentación
para la elaboración del libro, es que desde su primer año de vida,
los responsables de administrar la Caja elaboraban anualmente
una Memoria en la que reportaba detalladamente la situación
financiera, administrativa y legal del organismo. Esta buena prác-
tica de gestión se extendió hasta la década de los ’60, pero luego fue
descuidada contribuyendo al oscurantismo, la debilitación de con-
troles y la degradación de la calidad del diálogo sobre prácticas y
políticas previsionales. Que la producción sistemática de estadísti-
cas, informes y memorias anuales nuevamente haya sido incorpo-
rada como regla de la institución, no sólo ayuda al control social,
sino que contribuye a un mejor entendimiento de los problemas del
7
8. sistema y a un diálogo político más serio y racional.
También resulta muy relevante el hecho de que el sistema mues-
tra en el último quinquenio mejoras significativas en su sustenta-
bilidad. Tras haber llegado a muy elevados niveles de desequilibrio
en las últimas dos décadas, la celebración del centenario se da en
un contexto en que la ratio de déficit respecto a las erogaciones
totales se ubica en los valores más bajo de la última década.
Estas situaciones generan un contexto propicio para promover
diálogos sobre estrategias que apunten a resolver los problemas
presentes y futuros. Así como hace 100 años la clase política superó
las barreras que dificultaban la creación del sistema, entendemos
que están dadas las condiciones para que en el presente se perge-
ñen las estrategias que permitan darle a la Caja sustentabilidad en
las próximas décadas.
Por todos estos motivos, es recomendable asumir la celebración
del centenario como una instancia propicia para reivindicar
logros, identificar errores y evaluar el futuro con amplitud de cri-
terio y rigurosidad técnica. Estamos convencidos de que enfrenta-
mos problemas cuyas soluciones no son simples ni de generación
espontánea y que sólo con la perseverancia en el diálogo serio se
podrá abordar con éxito el futuro.
En este marco, decidimos encomendar a un equipo interdiscipli-
nario la recopilación y análisis de la información histórica sobre la
Caja. La consigna fue abordar las principales instancias en la vida
de la entidad evitar preconceptos y, como única limitante, abordar
con la mayor objetividad posible cada uno de los temas.
Me consta que fue un trabajo muy arduo. No sólo por lo ambicio-
so del proyecto sino porque se enfrentó con el hecho de que, lamen-
tablemente, el organismo no siempre se caracterizó por poner el
celo en la registración de la información y la preservación de la
documentación histórica. Estos datos de contexto aumentan el
mérito de cada uno de los profesionales que participaron en la ela-
boración del libro. Más allá de las diferencias que, seguramente,
tendremos los que disfrutemos de la lectura del libro sobre algunos
contenidos y opiniones, me permito resalta la calidad y profesiona-
lidad con la que abordaron la tarea.
Impulsamos la iniciativa de encomendar a un equipo la responsa-
bilidad de escribir un libro sobre la historia de la Caja convencidos
de que era una manera de contribuir a la construcción de un mejor
futuro para el sistema previsional provincial. Ver plasmado con
éxito el proyecto no sólo me genera la satisfacción de haber cumpli-
do con la meta propuesta. Considero, además, que la coincidencia
de la celebración del Centenario de la Caja con los 30 años del
retorno de la democracia inspira a seguir trabajando en favor de
alimentar y promover diálogos políticos con espíritu constructivo.
8
9. 9
LOS QUE GOBERNARON CÓRDOBA
Y LOS QUE DIRIGIERON LA CAJA
1913 - 2013
Estos listados, por los cambios bruscos y la brevedad de algunos
mandatos, son fiel reflejo de los vaivenes que sufrió la vida institu-
cional de la Provincia.
En el caso de los presidentes de la Caja, hasta 1950, la nómina pudo
elaborarse con las Memorias de la institución. La década del '50 se
reconstruyó gracias a los testimonios de familiares de ex presiden-
tes. Para los '60 se consultaron los diarios de la época en los cuales,
a menudo, se publicaban los nombramientos. Desde 1969 a 1983, la
lista no es tan precisa. La situación política y económica del país
implicó que ya casi no se publicaran noticias sobre la entidad.
Además se perdieron resoluciones de Directorio a partir de las cua-
les, se podría reconstruir la lista en función de las firmas que las
certificaban. Desde 1983 hasta 2013 se utilizaron resoluciones de
Directorio y testimonios de empleados de la institución.
13. ÍNDICE Página
Prólogo 17
1. La prehistoria de la Caja de Jubilaciones 19
Las ideas dominantes a comienzos del siglo XX 21
Cien años de jubilaciones y pensiones de Córdoba 28
El cambio de siglo 32
Ramón José Cárcano, el Hacedor 40
2. El principio de la Historia 43
Creación y primeros años de la Caja 45
Un dirigente destacado 59
Historias de la Caja 64
De la previsión social al peligro social 69
3. Llegan las pensiones 77
La marca imborrable de la Década Infame 79
El primer jubilado y la primera pensionada, unidos por cinco bisnietos 88
Nueva ley y nuevos beneficios: las pensiones 90
Préstamos hipotecarios 95
El "Tanito" que transformó Córdoba 104
El papel de la Caja en la estabilidad del empleado público 107
Colón y Rivera Indarte, un punto de referencia para los cordobeses 113
4. La política se saca la camisa 119
La irrupción del peronismo 121
13
14. Llegan la movilidad y el 82 por ciento 126
Volaba alto y miraba lejos 128
Entre el reparto y la capitalización 138
Atención médica para jubilados 141
La resistencia: 18 años de lucha por el retorno de Perón 143
Epec y municipales entran a la Caja en tiempos difíciles 149
Las leyes de “Los Años de Plomo” 154
5. Nuevos vientos y viejas tempestades 163
La democracia que supimos conseguir 165
La 8024, una ley para la polémica 170
Un decreto para corregir una ley 179
Las provincias financian a la Nación 183
Los docentes nacionales se hacen provinciales 184
Después de la jubilación 189
“Nadie se jubila de la vida, sino del empleo” 192
6. La historia del presente 197
Armonización, eje de la controversia Provincia-Nación 199
Las consecuencias de la caída del decreto 1777 212
Un fraude sin nombre 218
Hacia una gestión ágil y transparente 221
Primera pensión para pareja del mismo sexo 226
7. Revisar y aprender 229
Una lección de supervivencia 231
14
15. CAJA DE JUBILACIONES, PENSIONES Y RETIROS DE CÓRDOBA
HISTORIA DE LA CAJA (La Caja - 100 años)
EQUIPO DEL CENTENARIO
Investigación y Textos
María José Bonino, Lucía Gregorczuk, Soledad Toledo
Edición y Redacción
Guillermo Mugica, Ángel Stival, Mario Mercuri
Diseño:
Juan Pérez Gaudio
Corrección
Mónica Hernández
Proyecto y Coordinación:
Mario Mercuri
Supervisión:
María Sol Rodríguez Maiztegui
15
16.
17. Prólogo
Ésta es una aproximación a la historia de la Caja de Jubilaciones, un
organismo cuya influencia en la vida de los cordobeses trascendió el
simple pago a sus beneficiarios.
El trabajo está estructurado en torno a las principales leyes que prime-
ro crearon y luego dieron forma a la institución. Sin embargo, se buscó
que el texto no fuera un simple compendio jurídico sino que las refor-
mas legales hicieran las veces de hilo conductor a través de los cambios
que la entidad protagonizó, impulsó y padeció a lo largo de un siglo.
A partir de estas normas que sirvieron para segmentar el relato, se
intentó un acercamiento a la Córdoba y la Argentina que la Caja tuvo
como marco para su actividad. Si las leyes buscan regular instituciones
y conductas adecuándose a las necesidades de los tiempos, no se las
puede considerar sin el contexto social en que fueron dictadas. Es por
eso que los capítulos constan de diversos textos que van desde una breve
reseña histórica, hasta análisis centrados en las dificultades coyuntura-
les con las que lidió la institución, pasando por notas curiosas y sem-
blanzas de protagonistas.
Como respaldo, se tomaron fragmentos de diversas obras históricas y
además se reprodujeron algunas páginas de la vasta documentación ofi-
cial que se consultó para que el lector del siglo XXI se asomara de
manera directa a las ideas y al estilo de escritura que tenían los hom-
bres de principios del siglo XX. Además, como un guiño a aquél que
disfruta más de hojear un libro que de leerlo con detenimiento, hay
pequeños textos en los márgenes que nos colocan ante los principales
sucesos que en las diferentes épocas de este siglo se dieron en Córdoba,
Argentina y el mundo.
17
18.
19. La prehistoria
de la Caja de
Jubilaciones
Toda historia tiene su prehistoria. Y al hablar de
prehistoria no nos referimos a dinosaurios o a
homínidos entibiándose junto al fuego en alguna
caverna. No. Toda narración comienza a partir de
un punto y ese punto tiene un antes. En este caso,
la Caja fue creada por ley a fines de noviembre de
1913, pero ese momento no surgió de manera
antojadiza como resultado de alguna alineación
astral. Fue resultado de acciones, debates e ideas
que comenzaron a plantearse mucho antes de que
surgiera la institución.
Ese antes de la Caja, es su prehistoria. Un perío-
do clave para entender su origen y hasta com-
prender si al nacer vino al mundo con alguna
suerte de “pecado original”.
Dos visiones, la de un periodista y profesor de
Historia por un lado y la de un historiador por el
otro, nos acercan a la época, las personas y las
ideas que enmarcaron su gestación.
19
20.
21. 21
POR ÁNGEL STIVAL. PERIODISTA
H
ace mucho que los aficionados a la historia
saben que ésta se escribe desde el presente,
condicionada por sus tensiones e intereses,
pero también enriquecida y profundizada
por la ampliación de una mirada que, a
medida que pasa el tiempo, descubre e ilumina, junto a los
hechos ya conocidos, otras facetas que habían permaneci-
do en las sombras, sin voz que las interrogue.
Desde esta óptica, el pasado no es una mole inconmovi-
ble, fijada para siempre. Se convierte en algo vivo, palpi-
tante de novedades esperando ser descubiertas.
Así pues, resulta hoy anacrónica la mirada unidimen-
sional que sólo ve prosperidad, progreso y liberalismo en
los primeros años del siglo pasado. La ilusión del granero
del mundo no duró mucho. Eso entraña no el fracaso de
los sucesores de aquella generación dinámica y cargada de
proyectos, heredera del modernismo y del positivismo que
constituyeron la Nación, sino cierta incomprensión de los
propios orientadores del proceso sobre las necesidades,
vivencias y sueños de los sectores populares, pese a que
éstos hacían oír su voz a través de sus publicaciones, pro-
testas sociales, rebeliones y huelgas.
La crisis del sistema político potenciada por el surgimiento
Las ideas
dominantes a
comienzos del
siglo XX
22. del radicalismo a fines del siglo XIX y su batalla por alcanzar
el sufragio universal, son síntomas de esa incomprensión y
del inicio de un proceso histórico que se ilumina cada vez
mejor con las tormentas políticas y sociales que se sucedie-
ron y que van resignificando aquella etapa.
Puede decirse que toda la historia va cambiando al
ritmo del presente, que los hechos que se suceden le dan
esa provisoriedad contra la que tanto luchan los historia-
dores tradicionales, pero que la vuelve tan apasionante.
Ya no hay casi interesados en la historia que acumula
hechos políticos y datos económicos como si fueran far-
dos. Los procesos, el mundo simbólico, la búsqueda de
voces acalladas por el discurso de los triunfadores, el
modo de vivir y pensar de la gente común dominan las
preocupaciones actuales del historiador.
En el magma de esas batallas que hoy conocemos mejor,
nació en 1913 la Caja de Jubilaciones para Empleados de la
Provincia de Córdoba.
Siguiendo al profesor Oscar Terán (1938-2008) y desde la
perspectiva de la historia social, intentaremos pintar el
mundo de las ideas de ese tiempo, remitiéndonos a sus orí-
genes y señalando sus mutaciones y permanencias.
Ello ayudará a la comprensión de las condiciones en las
que nació la Caja y de sus dificultades, ya expresadas en
las primeras memorias y balances que se conservan y que
no son muy distintas de las que afronta en la actualidad.
La problemática nacional
En su libro Historia de las ideas en la Argentina,
Terán se pregunta cuáles eran las preocupaciones domi-
nantes de la sociedad argentina entre 1890 y 1910. Y se res-
ponde: “Para organizar una respuesta, comencemos por
decir que emerge entonces un conjunto de problemas, se
instala una determinada problemática. Ésta agrupa varias
cuestiones: social, nacional, política e inmigratoria.
Social, por los desafíos que planteaba el mundo del trabajo
urbano. Nacional, ante el proceso de construcción de una
identidad colectiva. Política, frente a la pregunta acerca de qué
lugar asignarles a las masas en el interior de la ‘República
posible’, esto es, la cuestión de la democracia. E inmigratoria
porque todos estos problemas se encontraron refractados y
crispados en escala ampliada en torno de la excepcional incor-
poración de extranjeros a la sociedad argentina”.
La modernidad, a la que el país ingresaba después de
haber unificado su mercado interno liberándose sin
22
El 13 de abril nace
en Buenos Aires la
Unión Cívica, basada
en la Unión Cívica de
la Juventud. En
Córdoba, la necesi-
dad de organizarse,
vio la oportunidad de
implementar una
agrupación similar. El
15 de mayo aparece
la Unión Cívica local.
1890
argentina/córdoba
23. contemplaciones del lastre de los pueblos originarios,
llegaba con fuerza de la mano del capitalismo desarro-
llado a escala planetaria, de la inmigración y del surgi-
miento de nuevas clases sociales con reclamos de parti-
cipación en la vida política, para poner en crisis el pen-
samiento dominante.
Recordemos, como muestra de esa crisis, el horror de
Miguel Cané (1851-1905), autor de la célebre Juvenilia, al
ver que los inmigrantes no eran civilizados y cultos como
lo había previsto Juan Bautista Alberdi, sino “una masa
adventicia salida en su inmensa mayoría de aldeas incul-
tas o de serranías salvajes”.
Esa incomprensión inicial, ese rechazo a la irrupción de
las masas, en este caso extranjeras, en el escenario nacio-
nal, se repetiría de diferentes formas durante todo el pe-
ríodo que nos ocupa, en la boca y en la pluma de figuras
señeras del positivismo laico como José María Ramos
Mejía (1849-1914) y José Ingenieros ((1877-1925).
Ramos Mejía sostiene que los sectores obreros y popula-
res están compuestos por elementos anónimos, sin perso-
nalidad, de inteligencia vaga, sistema nervioso rudimenta-
rio, poco educados y que piensan con el corazón y, a veces,
con el estómago.
Según Terán, es probable que esta idea estuviera
ampliamente difundida entre la minoría política y cultu-
ral dirigente hacia 1900.
Sin embargo, en su libro Las multitudes argentinas,
Ramos Mejía reivindica el papel de las masas en la histo-
ria de la emancipación nacional. Durante las Invasiones
Inglesas, dice, mientras “hervía en el seno de las muche-
dumbres el más vivo entusiasmo por la venganza, las cla-
ses superiores y los burgueses ricos y meticulosos habían
resuelto aceptar los hechos consumados”. Y al referirse a
Mayo de 1810, escribe: “La revolución argentina es la obra
más popular de la historia y la menos personal de toda
América latina”.
Ramos Mejía opone estas gestas al mundo urbano de
su tiempo en el que encuentra una inmigración con com-
portamientos egoístas y afanes de enriquecimiento rápi-
do que conspiraban contra los valores republicanos.
Como contrapartida, el mundo rural gaucho y el caudi-
llismo del pasado adquieren valoraciones positivas. Y,
frente a la clase dirigente que a fines del siglo XIX ha
perdido el rumbo, Ramos Mejía rescatará la figura de
Juan Manuel de Rosas, a quien en 1907 le dedicará un
23
El 26 de julio se pro-
duce la Revolución
del Parque, contra el
presidente Miguel
Juárez Celman. El
movimiento estuvo a
cargo de Leandro N.
Alem en lo político y
Manuel Campos en lo
militar, pero fue
sofocado por el
gobierno luego de
tres días de enfren-
tamientos.
1890
argentina
24. 24
El radicalismo
aparece en la
vida nacional
(1890-1912)
historia
“L os sectores sociales que llegaron
al poder con el triunfo del radica-
lismo acusaron una fisonomía muy distinta
de la que caracterizaba a la Generación
del ’80. Salvo excepciones, los componían
hombres modestos, de tronco criollo algu-
nos y de origen inmigrante otros. El radi-
calismo, que en sus comienzos expresaba
las aspiraciones de los sectores populares
criollos apartados de la vida pública por la
oligarquía, había luego acogido también a
los hijos de inmigrantes que aspiraban a
integrarse en la sociedad, abandonando la
posición marginal de sus padres…”
Romero, José Luis: Breve Historia de la
Argentina. Buenos Aires, 2004 [1965].
Pág. 127.
25. voluminoso estudio titulado Rosas y su tiempo.
Nuestro autor mira a su alrededor y no encuentra
quién encarne ese papel. Él mismo se declara impotente
para comprender los mensajes de la multitud que se tor-
nan angustiantes y amenazantes. Son los síntomas que
revelan las prevenciones de la elite ante los efectos no
queridos de la modernidad que ellos mismos habían
aceptado e impulsado.
Nacido en Palermo, Italia, José Ingenieros fue el más
reconocido discípulo de Ramos Mejía. No poseía linaje, ni
riqueza, ni posición política, pero se forjó un lugar a par-
tir de su rigor intelectual basado en la fe en el positivismo,
en el progreso y en las perspectivas de Argentina.
Ingenieros imagina una sociedad argentina jerarquiza-
da en tres estratos: las minorías, poseedoras de ideales y
conocimiento; las multitudes honestas, productoras y
mediocres, auténticos baluartes del orden, y, por separado,
la marginalidad en la que habitan los sujetos de la locura
y el delito.
El pensamiento del interior
El modernismo cultural, que desprecia los valores utilita-
rios, pragmáticos y materialistas venerados por la rigidez
cientificista del positivismo, intentará superarlo, a princi-
pios del siglo XX, a través de las originales propuestas de
tres pensadores del interior del país: Manuel Gálvez,
Leopoldo Lugones y Joaquín V
. González.
El diario de Gabriel Quiroga, de Manuel Gálvez
(poeta, dramaturgo, ensayista y sociólogo nacido en
Paraná -1882-1962- en el seno de una ilustre familia de la
ciudad de Santa Fe) es uno de los libros que aparecen en el
marco del Centenario. Quiroga es un alter ego de Gálvez y
expresa las ideas básicas que luego serían adoptadas por
la derecha nacionalista.
Aparece el tópico Buenos Aires, ciudad cosmopolita,
mercantil, fenicia, europeizante, versus Interior donde
reside el país virtuoso y puro. Muy ligada a esta antino-
mia es la que se plantea entre los unitarios artificiosos y
europeizados y los federales con sus caudillos, considera-
dos como los hombres más representativos de la raza y
que encarnaron una democracia bárbara.
Gálvez también enlaza el destino del país con el catoli-
cismo, con un rechazo radical no sólo del laicismo positi-
vista sino también de otros cultos religiosos.
El poeta cordobés Leopoldo Lugones (1874-1938) parece
25
La división de la
Unión Cívica da ori-
gen a la Unión Cívica
Radical, encabezada
por Leandro N. Alem
(foto) y a la Unión
Cívica Nacional.
1891
argentina
26. encarnar mejor aún que Gálvez a su personaje: Gabriel
Quiroga es aficionado a las letras desde muy joven y “amó
todas las ideas de su tiempo y apenas una doctrina le con-
vencía cuando ya la abandonaba por otra... en menos de
cuatro años fue sucesivamente tolstoniano, socialista,
anarquista, nietzschista, neomístico y católico”.
Lugones tiene un sitial grande en la literatura nacional,
reconocido por el maestro Rubén Darío como un auténtico
poeta inscripto en el modernismo literario. En esos mis-
mos años, militó en el Partido Socialista junto con José
Ingenieros y escribió artículos de agresivo tono antibur-
gués y antisistema en el periódico La Montaña. Luego
apoyó al presidente conservador Manuel Quintana y en la
década de 1920 adoptó un nacionalismo antidemocrático,
autoritario y militarista. Pero también hay una continui-
dad que atraviesa ese diletantismo que desembocará en su
suicidio en 1938: el elitismo. Es decir, su convicción de que
siempre es función de una minoría (del talento, de la belle-
za, de la virtud o de la fuerza, según los casos) dirigir a las
masas que deben ser conducidas o tuteladas.
El poeta cordobés da también su propia respuesta al pro-
blema del ser nacional que atraviesa la época, a partir de
una revalorización del Martín Fierro. Aquí, Oscar Terán
plantea la cuestión del lugar desde el que habla Lugones.
“Observamos de inmediato que lo hace desde un espacio
de carácter institucional y de poder”, dice. Lugones pro-
nuncia sus conferencias en un teatro al que son asiduos
concurrentes el presidente Roque Sáenz Peña y algunos de
sus ministros.
La Argentina ya tiene su pieza épica, que no es otra que
el Martín Fierro, gaucho fundacional que Lugones,
mediante una pirueta que sólo él podía ensayar, hace des-
cender del pasado clásico grecolatino. De todos los posi-
bles se queda con el gaucho cantor y redondea su parábo-
la: consagración del gaucho como modelo de argentinidad
y consagración del poeta (modernista) como modelo de
intelectual.
En un célebre suplemento que el diario La Nación
publicó para el Centenario, apareció un trabajo de
Joaquín Víctor González (1863-1923): El juicio del siglo.
En él, el político, historiador, escritor y jurista riojano
intenta establecer una genealogía argentina, anterior
incluso a la existencia de la Nación misma que hunde sus
raíces en el origen y destino de Occidente. Según esta ópti-
ca, las guerras de la independencia contra los españoles
26
Las artes encuentran
un nuevo lugar de
expresión. El 8 de
julio se inaugura ofi-
cialmente el Teatro
Nuevo Rivera
Indarte. Actualmente
lo conocemos con el
nombre de Teatro
del Libertador
General San Martín.
Según registró el
diario La Libertad, el
20 de julio de 1891,
el gobernador
Eleázar Garzón asis-
tió a la función inau-
gural y, para escán-
dalo de muchos,
“tomaba mate con la
mayor naturalidad
del mundo, en el
magnífico palco del
gobierno”.
1891
córdoba
27. serían una continuidad de la conquista en su tarea civili-
zadora: “No hay error -escribe González- y sí mucho he-
roísmo en el paralelo que resulta entre los primeros con-
quistadores que surcan las tierras vírgenes e ignotas fun-
dando pueblos, abriendo rutas y domando barbaries, y sus
descendientes de tres siglos que las recorren de nuevo
sobre sus huellas tras del nuevo ideal libertador”.
Pero esa tarea se ve obstaculizada por lo que el riojano
llama “ley histórica de la discordia intestina”, madre de
todos los males argentinos. La anarquía de 1920 es el caldo
de cultivo del caudillo, representante de las masas inorgá-
nicas y cuyo discurso les llega con naturalidad mientras
“la alta clase, la culta y sedimentaria de los dos siglos y
medio de influencia universitaria y plutocrática” es lite-
ralmente exiliada, dentro y fuera del país.
“Volvemos a penetrar -interpreta Terán- en uno de los
grandes temas y problemas del liberalismo no sólo en la
Argentina: cómo articular liberalismo con democracia”.
No es fácil, piensa González, pues la “mala democracia”
instaura la “dictadura de la mayoría”, pero por fortuna se
puede construir ciudadanía a través del lema sarmientino
de “educar al soberano”.
Otro problema es el desfase notorio entre Buenos Aires
y el interior por la vigencia de un unitarismo disfrazado
de federal. Recuperar “una clase superior de capacidades
directivas, en una larga tradición universitaria o cole-
gial” y confiar en la mezcla racial con el europeo -sin ras-
tros de indios o negros- es la esperanza de revertir las
distorsiones populistas.
El triunfo de Hipólito Yrigoyen en las elecciones de 1916
golpeó duro los afanes reformistas de Joaquín V
. González
y explica sus textos desilusionados en la etapa posterior.
“Esta desilusión -escribe Terán- coincidiría además con
las variantes fundamentales introducidas en todo el
mundo por la Gran Guerra, como se llamó a la confronta-
ción bélica de 1914-1918 que más tarde conoceríamos como
la Primera Guerra Mundial”.
Pero ésa ya es otra historia.
27
28. “En un país de trabajo y sin capital acumulado, atraer al
capital es la primera
necesidad… pero atraer al capital y cuidar del trabaja-
dor son dos términos inseparables”.
Ramón J. Cárcano
POR ALFREDO TERZAGA MOREYRA. HISTORIADOR
H
acia finales del siglo XIX, la provincia de
Córdoba fue escenario de acelerados cambios
en todos los órdenes, una vez clausurados los
viejos conflictos entre unitarios y federales
mediante guerras o golpes de Estado.
Desde la federalización de Buenos Aires en 1880, se
observó el gran cambio económico que significó comenzar
a distribuir las inmensas rentas aduaneras entre las pro-
vincias. Ello trajo como resultado un mayor progreso
material para el Interior, mas no sólo para los sectores
agroexportadores, sino para todo el mercado y el comercio
nacional. Si bien las burguesías provincianas y oligar-
quías fueron sus beneficiarias, también lo fueron los esta-
dos nacionales y provinciales que, por aumentar notoria-
mente sus ingresos, comenzaron a promover una gigantes-
ca obra pública, que impulsó el desarrollo de regiones y
28
Cien años
de Jubilaciones
y Pensiones
en Córdoba
29. ciudades, estancadas durante décadas. Esto fue brindando
a la población mejores posibilidades laborales y calidad de
vida, sin desconocer la situación de miseria de los margi-
nados y obreros, los explotados de siempre.
Así fue como la clase media urbana y una nueva peque-
ña burguesía rural irrumpieron de modo masivo en la
vida social, económica y política.
Aquella Córdoba de progreso e inclusión social
Ya desde 1880 y en la misma alborada del siglo XX,
Córdoba despertaba de un letargo económico casi medie-
val con el inicio de una nueva modernidad: obras monu-
mentales para la época, en cuanto a producción energéti-
ca, servicios públicos, expansión de nuevas urbanizacio-
nes, gran tecnificación y diversificación de la producción
agroganadera, poblamiento acelerado de barrios en la
Capital, nuevos caminos y redes ferroviarias, grandes
canales de irrigación, innumerables colonias y ciudades
nacientes en el Interior -antes semivacío-, desarrollo nota-
ble de la banca pública y del comercio exterior, enormes
edificios para la cultura y la educación (escuelas artísti-
cas, museos y teatros) así como para la administración
pública; fuerte impulso de las ciencias, uso masivo de la
energía eléctrica, alumbrado público y empedrado de las
calles de la capital y gran expansión de las industrias
manufactureras. En el campo de la salud se destaca la
construcción de grandes hospitales y centros sanitarios,
hoy aún en uso, cuya factura monumental denotaba la
voluntad de construir una sociedad y un Estado sólidos y
de futuro.
“Podremos decir que en materia de obras públicas…
Córdoba aventaja en mucho a la mayoría de las provin-
cias... y la actividad administrativa en esta materia, guar-
da relación con la que observan los poderes nacionales. La
obra de irrigación de los Altos (trabajos para controlar las
aguas del Río Primero, hoy Suquía, y destinarlas a riego y
consumo humano. N. del E.), una de las más colosales que
en el transcurso de algunos lustros presenciará la
Argentina; la prolongación de la red telegráfica y telefóni-
ca a través de las campañas; la construcción de diques y
canales; el Catastro de la Provincia; los caminos, los ferro-
carriles y la Penitenciaría proyectados; el gran teatro, los
edificios escolares, y otras... indican el progreso de la pro-
vincia...”, señala Ángel Ávalos en un artículo publicado
en 1887.
29
El 8 de septiembre
de 1891, el goberna-
dor Eleázar Garzón
inaugura el dique
San Roque.
1891
córdoba
30. Si bien esas políticas estaban dirigidas por elites de
similar ideología que se sucedían en el poder con estabili-
dad -y elecciones restringidas-; en cuanto constructores
del Estado pusieron en la provincia los cimientos del de-
sarrollo material. Además, con estos emprendimientos se
facilitó la inserción laboral de sus habitantes, tanto para
la población criolla tradicional como la inmigrante.
“De ahí que los que prosperan y hacen la vida propia del
país, sean los de abajo, tenidos en menos por menos ins-
truidos o porque no llevan apellidos secularmente conoci-
dos, que con espíritu más práctico trabajan en vez de teo-
rizar, luchan en vez de permanecer en la tranquilidad ató-
nica... Este estado de cosas es característico de una socie-
dad que evoluciona hacia una transformación total en su
manera de ser económica y que afloja los resortes mismos
en sus rigideces tradicionales, para que se infiltren ele-
mentos nuevos. En Córdoba se levanta una juventud libe-
ral a toda prueba, pujante del deseo de subir; los que tra-
bajan se apoderan con su labor, de las riquezas; mulatos o
gringos, el dinero cubre el color y suaviza la corteza; la
juventud femenina se apodera de la enseñanza primaria y
artística, y en ellas se codean los de arriba y los de abajo.
El espíritu moderno invade la Universidad, se infiltra por
las escuelas, y ya está vivo en el taller, es en vano querer
contenerlo o suprimirlo”, advertía Juan Bialet Massé en
su libro Estado de las clases obreras en Argentina.
La instrucción militar obligatoria, el ingreso de hijos de
inmigrantes rurales a la enseñanza pública y universita-
ria, así como el acceso a la propiedad de la tierra para los
colonos, facilitaron la inclusión social, la ocupación labo-
ral y un mayor protagonismo en la vida política, social y
cultural de los nuevos sectores sociales.
Alfredo Terzaga refería en 1963: “El panorama tradicio-
nalista de Córdoba experimentó una modificación profun-
da después del 1900, cuando la población inmigrante,
abandonando poco a poco el aislamiento rural, mezcló sus
hijos con el medio criollo y asumió funciones preponde-
rantes en la política y en el comercio de las ciudades…
Nuevas actividades como la industria, la formación técni-
ca, la enseñanza universitaria para grandes sectores, las
profesiones liberales y la especialización de las funciones
burocráticas en un Estado más complejo han promovido
una nueva relación entre las diversas clases sociales, que
tiene entre sus signos más característicos en la intensidad
de la concentración urbana, fenómeno dominante en la
30
El 13 de febrero, los
hermanos Lumière
patentan el cinema-
tógrafo y comienzan
las primeras expe-
riencias que darán a
luz el cine.
El 28 de diciembre
de 1895 demostra-
rán su funcionamien-
to con la proyección
“Salida de los obre-
ros de la fábrica
Lumière en Lyon
Monplaisir”.
1895
el mundo
31. geografía humana de la provincia”.
Como ejemplo, basta señalar que la población de la pro-
vincia de Córdoba pasó de 351.223 habitantes en 1895, a
735.472 en 1914. Es decir que en sólo 20 años se duplicó. En
la capital, la población saltó de 54.736 habitantes a 134.935
en el mismo período, según datos históricos recopilados
por el Indec.
El aumento en la demanda laboral no sólo se dio en el
ámbito privado, sino también en el público ya que el
Estado se encontraba en franco crecimiento y diversifica-
ción de sus funciones. Esto va dando forma a una sólida
clase media urbana, favorecida por una larga estabilidad
política y económica, y a la que se le facilitó mayor perma-
nencia en los empleos, y mejora en calidad de vida, princi-
palmente en el ámbito público.
Pero a la vez, las fuertes demandas de los trabajadores
rurales y de oficios por mejoras en las condiciones labora-
les y de vida en general (manifestadas por las crecientes
movilizaciones anarquistas), pusieron en evidencia cues-
tiones sociales generales como la pobreza, los insuficien-
tes salarios, el estado de desprotección de la vejez, de los
huérfanos y de los desocupados. A esto se suma -para
nuestro caso-, la preocupación por la situación del trabaja-
dor público y las dificultades para la subsistencia de su
familia ante su muerte, retiro o incapacidad. Todo esto
agravado por la escasa inserción laboral de la mujer.
Ante ello, los gobiernos intentaron respuestas diversas,
ambiguas y parciales que se fueron concretando muy gra-
dualmente por administraciones sucesivas.
El tema de las jubilaciones en Córdoba antes de 1900
Durante la gobernación en Córdoba de Roque Ferreyra
(1855-58) y en el marco de la instauración de la joven
Constitución de 1853 en el país, se reforma la Constitución
Provincial, entre cuyos puntos (art. 28 inc. 26) figuraba la
potestad del Poder Legislativo de “legislar sobre jubilacio-
nes, montepíos y recompensas de carácter provincial”. La
supresión de dicho artículo en la posterior Convención
Reformadora Constitucional de 1870 (gobernación De la
Peña) revela las diferencias de criterios existentes entre
dos tipos de ideologías, dentro del mismo liberalismo, y
que reflejaban los enfrentamientos políticos que se daban
también a nivel nacional, que, como dijimos, fueron clau-
surados en 1880.
Entre los fundamentos para promover la mencionada
31
Es el año en que la
belleza de las sierras
comienza a imponer-
se como destino
turístico. Se inicia la
construcción del
Hotel Edén, en La
Falda. Los veranean-
tes se acercan a la
casa de doña
Anastasia Merlo, en
Mina Clavero, y nos
visitan ilustres per-
sonajes como el
poeta nicaragüense
Rubén Darío.
1895
córdoba
32. 32
El cambio de siglo
Es medianoche. Las familias se abrazan, las abuelas besan a los nietos, la gente fes-
teja, ríe y llora.
No es un año nuevo más, es un cambio de siglo: cien años sin estrenar, totalmente
nuevitos, para que la humanidad avance, cree y mejore.
El cambio de siglo encuentra a una Córdoba floreciente, con nuevos proyectos e ins-
tituciones nacientes o en expansión, avances sociales y culturales y una población en
crecimiento.
Los campos son ricos y dan en abundancia animales, granos, frutas y verduras. Para
ayudar a la naturaleza, se designan profesores ambulantes que enseñan un mejor
aprovechamiento de la tierra. Así, es a través del trabajo rural que se van integrando
al país los inmigrantes venidos del otro lado del mar.
Bajo el impulso del campo a la economía, nace la Sociedad Rural de Córdoba. Su pri-
mer presidente es Ramón J. Cárcano, un personaje clave para la historia de la provin-
cia y, muy especialmente, para la Caja de Jubilaciones, ya que se lo puede considerar
su creador.
Otras industrias que ya existían, pero encontraron su momento de crecimiento y
expansión, fueron los molinos y las fábricas de productos alimenticios y vestimenta.
Córdoba y su avenida Colón alrededor de 1900. Comenzaba el siglo de los autos,
pero mientras tanto, los carruajes tirados por caballos eran el medio de transporte.
33. 33
Esto genera la organización de los sectores empresariales que se plasma en la inau-
guración del Centro Unión Industrial, el 5 de septiembre de 1901.
Los inmigrantes que se unen a la sociedad cordobesa no sólo encuentran lugar en el
ámbito rural. También se instalan en las ciudades donde comparten saberes cultura-
les, artísticos y deportivos. Así comienzan a mezclarse nuevos sabores en la cocina, a
generarse colectividades que organizan sus propias instituciones, y a practicarse
deportes extraños y novedosos como el fútbol.
Mientras tanto, la política es un partido que se juega con mucho de golpes y algo de
estrategia: suman nuevos adeptos los radicales, socialistas y anarquistas, pero se
mantienen los autonomistas y conservadores. La lucha por el cambio o por la perma-
nencia sacude cimientos políticos. Estos enfrentamientos decidirán el rumbo de la
provincia y del país, tanto en lo social como en lo económico: varias crisis vienen en
camino.
Sin embargo, ya se puede observar que en este siglo esperado la ilusión de riqueza es
sólo eso: una ilusión. Una minoría, bien emparentada o “dueña de”, sigue acaparando
gran parte del suelo, de la producción, las ganancias y la buena vida. Por su lado,
tanto inmigrantes como criollos que no tienen parientes poderosos y son dueños sólo
de sus manos, se las apañan con el trabajo duro y, si hace falta, sacrifican ciertos gus-
tos y placeres.
Los cambios económicos y sociales impulsan otros aires también en lo político, más
precisamente en materia electoral donde se reclaman nuevos procedimientos de
elección que permitan la plena participación ciudadana, sin miedo a represalias de
patrones o funcionarios.
La provincia tiene su doble faz y de esto nos hablarán los primeros presidentes de La
Caja, quienes resaltan la inestabilidad laboral, la pobreza en la que muchos viven (no
sólo la gran mayoría de los empleados públicos) y las penurias que pasan sus fami-
lias.
Hubo muchos cambios y vendrán más.Córdoba es un diamante en bruto que comien-
za a pulirse entre todos: entre los de tonada bien cordobesa y aquellos que vienen
desde el otro lado del Atlántico. Entre los que tienen y los que sólo desean. Entre los
que siempre mandaron y los que se están cansando de obedecer siempre.
Sin embargo, su crecimiento se verá sacudido por guerras distantes, crisis cercanas,
cambios y caídas de gobiernos que fueron forjando la historia de la provincia y sus ins-
tituciones.
34. supresión, el convencional Zuviría sostenía los siguientes
conceptos: “El empleo no es una carga, sino una ventaja”;
“no hay una razón para que una vez inhabilitado (el traba-
jador), la Patria siguiera protegiéndolo”; “son retribuidos
por el sueldo y cuando dejan de servir nada tienen que
reclamar, pues nada se les debe”; y “los sueldos de los
empleados han de ser tales que les permitan hacer econo-
mías”. Inhumanas razones para los casos de los incapaci-
tados y de los ancianos, que luego de trabajar largos años,
con sueldos ajustados, quedaban de este modo librados a
la caridad familiar, a la pobreza disimulada y al cruel
abandono social.
Desde 1881 se vuelve a plantear la posibilidad de tratar
leyes jubilatorias, instaurar cajas de ahorro, montepíos,
seguros de vida para trabajadores o pensiones especiales
para la asistencia de viudas, huérfanos o empleados reti-
rados, pero su concreción se posterga y dilata en el tiem-
po. Habría que esperar 33 años más para su sanción.
No se encontraba respuesta institucional y los proyec-
tos seguían apareciendo como esbozos muy precarios y
sectoriales. Ni qué decir de las pensiones excepcionales,
que además de insuficientes se prestaban para privile-
gios irritantes de personas que lo obtenían como favor de
algún funcionario. Lo que hoy llamamos pensiones gra-
ciables, antes era lo usual, otorgadas por ley y a veces
demasiado generosas.
Éste era el argumento con que los opositores a la crea-
ción de una ley jubilatoria fundamentaban su rechazo.
“Daría lugar a numerosos abusos, acordando el partido…
que se apoderara de la administración, a sus miembros,
recompensas a cada rato”. Ése fue el caso en 1893 cuando,
sin una ley, se incurrió en la irritante excepción de una
pensión especial para un juez.
En 1908 (gobernación Ortiz y Herrera) se hizo un intento
fallido de crear un fondo de ahorro con fin jubilatorio
exclusivo para docentes, con apoyo de fondos estatales en
el marco de una reforma a la Ley de Educación provincial.
Al debatirse el proyecto, el entonces diputado Ángel Áva-
los ya advertía: “Si constitucionalmente pudieran estable-
cerse estas cajas de ahorro o montepíos, ellas deberían
tener un carácter general para todos los empleados de la
provincia, y no sólo para los maestros”. Dicho proyecto
fue rechazado por la Legislatura, pero con ello recrudeció
la necesidad de una ley general, aún más con el anteceden-
te de la sanción de la ley nacional de 1904, que había teni-
34
Julio Argentino Roca
asume el 12 de octu-
bre por segunda vez
la presidencia del
país, tras vencer en
las elecciones a
Bartolomé Mitre.
1898
argentina
35. do la notable influencia de Joaquín V
. González -ministro
polifuncional de Roca-, que en 1897 sostenía: “Las pensio-
nes, jubilaciones o retiros y montepíos, son diversas for-
mas de un beneficio pecuniario que el Estado concede a
los que han prestado servicios a la Nación, gratuitamente,
por acciones patrióticas, o en los empleos durante largo
tiempo, o que han perdido la salud en el desempeño de los
cargos públicos (...) En cuanto a los ancianos e inválidos,
el beneficio no debe ser considerado como una gracia o
favor, sino como un deber hacia los que sirven con abnega-
ción; y él reemplaza al ahorro que no pudieron realizar
por la exigüidad de las remuneraciones (...) En igual caso
se encuentran las viudas e hijos de los que adquirieron el
derecho. Todas las naciones han reconocido este deber y lo
han incorporado a su legislación constitucional o admi-
nistrativa (...) para asegurar la subsistencia, el premio, el
descanso o la ancianidad a los servidores de la República
en las armas, en la enseñanza o en la administración”.
Liberalismo federalista y constitucional de Cárcano
Si el calificativo de estadista corresponde a aquellos gesto-
res de progreso, Ramón J. Cárcano, como creador de la
Caja de Jubilaciones de Córdoba, es el más representativo
de esta generación en la provincia. Uno de los pioneros de
la Generación del ‘80, a los 19 años comienza su vida polí-
tica como secretario de Gobierno de Antonio del Viso
(1877) y simultáneamente secretario nacional del Partido
Autonomista que presidía Julio A. Roca. Funcionario de
sucesivos gobiernos provinciales, y también de gestiones
nacionales como la del presidente Juárez Celman en 1887,
aquilata experiencia nacional en la política, trascendiendo
el mero provincialismo. Dos veces gobernador provincial,
también fue asesor del presidente Figueroa Alcorta, de
Roque Sáenz Peña, y de 1932 hasta 1938, asesor en la políti-
ca exterior con Brasil, cargo que le llevó a frecuentar a
Getulio Vargas. En 1943, en el gobierno militar nacionalis-
ta de Ramírez, fue presidente de la Caja Nacional de
Jubilaciones donde conoció a Juan Perón.
Su liberalismo, común a los provincianos en el poder
nacional desde 1880, es el pensamiento político dominante y
popular de esta época. Además, estaba impregnado de los
principios afines al viejo federalismo del interior con una
genuina vocación constitucionalista y nacional, a diferen-
cia del otro liberalismo unitario, antiprovinciano, anticons-
titucional y extranjerizante del mitrismo. Precisamente
35
Se sienta un prece-
dente en materia
legal al sancionarse
la primera ley laboral
de Argentina, pione-
ra del derecho de los
trabajadores. Con el
impulso del diputado
socialista Alfredo
Palacios, dicha
norma, la 4661,
implementa el des-
canso dominical.
1905
argentina
36. uno de los antagonismos más notorios se dio en la mencio-
nada federalización de la ciudad Capital.
Otro de sus principios era la búsqueda del fortaleci-
miento del Estado. Esto, aunque suponía la consolida-
ción de la clase que lo conducía, también propendía a
cohesionar al Estado nacional y los provinciales; y no,
como se entiende hoy al término “liberalismo”, como
una política de sector que se beneficia a costa de un
Estado débil y ausente.
No sería justo desconocer que estas mismas dirigencias,
en cuanto representantes de clase (ruralistas), asumieran
actitudes muy distintas hacia los trabajadores rurales y
movimientos anarquistas, que las que tomaban como diri-
gentes del Estado. Cárcano es el fundador de la Sociedad
Rural de Córdoba y uno de los precursores de la agremia-
ción de los Empleados Públicos de la Nación. Convertido
en gran productor y propietario rural, promueve, sin
embargo, como gobernador, el acceso a la propiedad de la
tierra de colonos inmigrantes mediante créditos oficiales
accesibles. Por ello es que parece muy desacertado el jui-
cio de estigmatizar esta etapa como “conservadora”,
teniendo en cuenta que la verdadera oposición conserva-
dora del momento estaba abroquelada en otros ámbitos, y
el resto de las otras fuerzas políticas carecía de fuerza
popular, de masividad y arraigo, hasta la irrupción del
radicalismo en 1916.
Origen de la Caja de Jubilaciones de Córdoba
En 1904 el presidente Roca, preocupado por la situación
laboral, encarga un relevamiento del estado de los trabaja-
dores en el país a Juan Bialet Massé, a fin de dictar leyes
de avanzada para la época. Lamentablemente no fueron
aprobadas por el Parlamento nacional, entre otras causas,
por rechazo de los auténticos conservadores y del mismísi-
mo Partido Socialista.
Roca también insta a la creación de la Caja Nacional de
Jubilaciones y Pensiones, desde 1901, cuando su proyecto
toma estado parlamentario, pero recién es fundada en 1904
por la ley 4349.
Con la influencia que había significado la instauración
de dicha Caja previsional, el gobernador cordobés Félix T.
Garzón (1910-1913), en 1912 promueve la creación de un
ente previsional similar, en el marco de una convocatoria
a reforma constitucional. Incluido el tema a propuesta de
Ramón Cárcano, se declara necesaria la reforma de la
36
Se adopta en
Córdoba al 11 de
septiembre como
fecha para la festivi-
dad del Día del
Maestro, en honor y
conmemoración del
fallecimiento de
Domingo Faustino
Sarmiento.
La iniciativa fue
impulsada por el
legislador Miguel
Rodríguez de la
Torre. En 1915 la
celebración se hace
nacional y en 1943,
la Conferencia
Interamericana de
Educación recomien-
da esa fecha para
celebrar el Día
Panamericano del
Maestro.
1911
córdoba
37. Constitución de la Provincia para ampliar las facultades
del Poder Legislativo de dictar bases para una ley general
de jubilaciones. Luego veremos la importancia de que allí
no se mencione el término pensiones.
Otro artículo sancionado en la oportunidad fue nada
más y nada menos que la reforma del sistema electoral,
para adecuarlo a la nueva ley de sufragio secreto y obli-
gatorio. La Caja de Jubilaciones y Pensiones de la
Provincia, nace así juntamente con la aplicación de la
Ley Sáenz Peña, en el auténtico origen de la democra-
cia cordobesa. Un siglo de jubilaciones y un siglo de
democracia en Córdoba.
En 1913, ya como gobernador, Cárcano crea un Registro
de Empleados Públicos, que será referencia para aplicar
las futuras jubilaciones.
La Ley Previsional N° 2301 fue sancionada el 26 de
noviembre de 1913 y reglamentada el 8 de enero de 1914.
La Caja de Jubilaciones inicia sus actividades el 8 de mayo
de 1914, y ese mismo año ya suma 63 beneficiarios, quie-
nes perciben sus haberes gracias a los aportes que comien-
zan a hacer los activos, a lo que se suma una contribución
menor del Estado.
Ángel Ávalos y su defensa de la ley
Cabe una mención especial para Ángel Ávalos, correli-
gionario permanente de Cárcano, quien defendió con fir-
meza y hondas argumentaciones jurídicas la sanción de
esta ley, tanto desde las cámaras legislativas y páginas
periodísticas, como en la producción intelectual. Docente
de profesión, periodista, político, ministro en 1922 y buen
escritor, publica en 1916 con apoyo de la Universidad de
Córdoba su libro Jubilaciones y Pensiones. Era una
compilación de textos que desde 1912 venía publicando en
diarios y revistas de Ciencias Políticas, además de
incluir fragmentos de los debates en las sesiones de las
Cámaras, donde participó como activísimo orador duran-
te los preliminares de la sanción de la ley y, posterior-
mente, al ser sancionada, en profundos estudios críticos
sobre sus limitaciones.
Ya en 1908 había expuesto sus fundamentaciones por la
sanción de una ley, pero en esta brillante obra hace una
revisión de las legislaciones internacionales, sus posterga-
ciones en la historia nacional y, con gran agudeza, rebate
críticamente las posiciones contrarias a las jubilaciones y
a la creación de pensiones.
37
El 10 de febrero, el
Congreso de la
Nación Argentina
sanciona la Ley
Sáenz Peña, que
establece el voto
secreto y obligatorio.
Sin embargo, es
exclusivo para nati-
vos argentinos y
naturalizados, mas-
culinos y mayores de
18 años. Las mujeres
deberán esperar
para sufragar.
1912
argentina
38. Se puede afirmar que Ávalos fue uno de los principales
promotores para que esta ley se concretara, después de
tantos intentos fallidos y deformados. Su vasta producción
intelectual sobre temas de historia, política internacional
y crónicas de aquella vieja Córdoba, ameritan un recono-
cimiento mayor que el que tiene al presente, como mero
fundador de la Biblioteca Córdoba en 1911.
En el detalle del debate parlamentario, el libro refiere la
importancia de las discusiones y los arduos trabajos de
comisiones que se dieron para tratar este decisivo asunto
legal-previsional. Cuenta cómo en Diputados se aprobó
por unanimidad la sanción de jubilaciones y pensiones, y
al pasar a Senadores fue eliminado el asunto de pensiones
y así quedó fuera de discusión. Vale citar las argumenta-
ciones del senador Juan Yofre: “Los deberes del Estado
hacia el empleador subsisten mientras vive el empleado,
cuando muere no queda sujeto de derecho. Entonces no
quedan deberes que cumplir. No hay caso de herederos de
los empleados, porque no se trata de nada propio de ellos”.
A este razonamiento contraponemos el del propio dipu-
tado Julio Roca (h), que ya desde 1912 proponía el dictado
de pensiones como corolario lógico de las jubilaciones, y
que “corresponden constitucionalmente a ciertas perso-
nas de la familia de los jubilados”.
El mismo Poder Ejecutivo vetó este punto al promulgar
la ley y convalidó esa exclusión, principalmente por las
razones de rigorismo constitucional, ya que se afirmaba
que en la Reforma de 1912 no se mencionaba el término
pensiones, y que “el vacío que pudiera resultar de la
exclusión de las pensiones será llenado oportunamente
por un proyecto de ley sobre seguro obligatorio de vida
para la familia del empleado…”. Pero su intención de sal-
var dicha exclusión, costeada por el mismo empleado, fue
rechazada por las Cámaras en esta ocasión, aunque reto-
mada en su segunda gobernación en 1925.
Para mitigar el esfuerzo de los empleados de bajos suel-
dos, propuso que el Estado se hiciera cargo de sus aportes,
a fin de no menoscabar más sus ingresos. Tampoco fue
aprobado por las Cámaras.
Ávalos criticó duramente esta definición de Cárcano
(sin romper políticamente con él) diciendo que si bien la
ley significaba un paso avanzado, importaba un beneficio
relativo. Sin embargo, habría que tener en cuenta que el
poder político del gobernador se hallaba acotado. Por un
lado, pesaba lo exiguo de su triunfo electoral al frente de
38
En medio del océano
Atlántico, el 15 de
abril desaparece bajo
el agua el buque
RMS Titanic, “el
barco imposible de
hundir”, a las 2:20
de la madrugada. Se
pierden 1.517 vidas.
1912
el mundo
39. Concertación Popular, el ex Partido Autonomista, ya que
sólo 176 votos le dieron la victoria frente a los radicales, lo
que se reflejaba en la Legislatura. Por el otro, influían la
exigencias de la nueva Ley Electoral Nacional que exigía a
los gobernantes de la época adecuarse a un riguroso cum-
plimiento de la Constitución, dejando atrás años de mani-
pulaciones y fraudes electorales.
Ávalos afirmaba que “la mácula que desdora como pen-
samiento jurídico y político, no ha de ser eterna… En 10
años más, no quedarán sino vestigios ruinosos de esta pre-
caria obra legislativa”.
La incorporación de las pensiones como consecuencia
de los derechos previsionales de los herederos del emplea-
do o jubilado fallecido, se dio recién en 1933.
Por su parte, el diario El Comercio de la época, publicó:
“...nuestra ley no será completa, porque carecerá de la
pensión, no de la graciable que es cosa distinta, sino de la
legal... que es como una extensión de la jubilación
misma... beneficiando a los herederos de los jubilados
cuando éste no ha podido gozarla plenamente… Nadie
podrá desconocer que esta ley responde a múltiples y posi-
tivas necesidades, y que su institución debe ser recibida
con la más viva simpatía. La jubilación, aparte de que
establece para el empleado... un descanso y una retribu-
ción, vela también por la buena marcha de la adminis-
tración, porque va desalojando paulatinamente a aque-
llos empleados que por su edad y debilitamiento de sus
fuerzas, se inhabilitan para prestar un servicio activo y
eficiente.…
”
El remate de esta nota periodística, difícilmente hubiera
podido ser más elocuente a la hora de pronunciarse a
favor de la creación de la Caja: “Responde pues a razones
de humanidad, porque sanciona el reposo que es ley de la
vida, tan enérgica e imperiosa como la del trabajo.…
”
39
40. 40
RamónJoséCárcano,elHacedor
El 17 de mayo de 1913 asume la gobernación de Córdoba
Ramón José Cárcano (1860-1946). ¿Quién era este personaje
que dejaría su huella indeleble en la historia cordobesa a lo
largo de una extensa actuación?
Miembro del Partido Autonomista Nacional (PAN) de Julio
A. Roca y luego del Partido Demócrata, hizo sus primeras
armas políticas en el nivel nacional como ministro de
Juárez Celman. La presidencia del país le rondó muy cerca,
pero el proyecto se frustró por el desastre económico que
hundió al juarismo.
En su libro titulado con fina ironía Mis primeros 80 años,
Cárcano sostiene la idea de que nada existe por generación
espontánea. De esta manera, abre paso al análisis de su pro-
pio árbol genealógico recordando sus ancestros lombardos.
Estudió en el Colegio Nacional de Monserrat y se graduó
como abogado en la Universidad Nacional de Córdoba en
1879. Desde su juventud militó en las filas del liberalismo
cordobés, provocando tempranamente un sonado escándalo
con su tesis doctoral sobre hijos adulterinos incestuosos y
sacrílegos, en la que postulaba la igualdad de los hijos natu-
rales y legítimos, contrariando la posición de la Iglesia.
Cárcano también se destacó como uno de los más importan-
tes representantes del enfoque liberal de la historia argenti-
na y fue miembro de número de la Academia Nacional de
Historia.
Al prestar juramento como gobernador, resume los nuevos
tiempos políticos con aguda visión, adecuada a las circuns-
tancias que le tocan vivir: las clases acomodadas están atra-
sadas y las viejas agrupaciones están en un error. Desde ese
enfoque, promueve la liquidación del PAN y la fusión de las
distintas fuerzas conservadoras en un partido moderno: el
Demócrata de Córdoba.
Era un hacedor y su gestión abarca todas las áreas: la crea-
ción del Boletín Oficial de Córdoba, la formación de la
Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, el trazado del
Camino de las Altas Cumbres entre Córdoba y Villa Dolores,
la creación de la Caja de Jubilaciones y la promulgación de
la primera Ley de Casinos, entre otras medidas. Cárcano
tuvo una larga actuación en la política tanto de Córdoba, en
la que ejerció un segundo mandato como gobernador (1925-
1931) como a nivel nacional, cuyo último acto fue su adhe-
sión al naciente peronismo.
43. 43
El principio
de la Historia
La Caja de Jubilaciones nace a fines de 1913, con
la ley 2301, pero comienza a dar sus primeros
pasos a mediados de 1914, tras completar requisi-
tos legales y administrativos y designar a sus pri-
meros funcionarios y empleados.
El primer presidente de la entidad, Pablo
Argañaraz, se convierte en el principal crítico de
la norma fundacional, cuando aún estaba fresca
la tinta con que había sido redactada. La Caja,
según Argañaraz, no era viable tal como fue crea-
da: necesitaba reformas profundas y urgentes.
Sin embargo, una suerte de candado constitucio-
nal impedía tratar una nueva ley antes de que
transcurrieran 10 años. Por esto, sucesivos presi-
dentes de la institución se limitarán a señalar
una y otra vez las deficiencias de la 2301 y a ela-
borar propuestas superadoras.
El texto “Creación y primeros años de la Caja”
nos pone frente a la realidad que vivieron estos
primeros responsables de la entidad mientras que
la reseña del Congreso Internacional de
Economía Social, nos revela el grado de compro-
miso social y nacional de los primeros ideólogos
de la Caja de Jubilaciones de Córdoba.
44.
45. E
l Conservatorio Santa Cecilia, “dirigido por
señoras y señoritas”, anunciaba sus clases de
piano, canto, violín, mandolín, arpa, pintura,
solfeo y teoría. Bastaban 30 centavos para con-
vertirse en “gente chic” fumando habanos
Reina Victoria. Los diarios seguían con atención los vaive-
nes de la Revolución Mexicana familiarizando a los cordo-
beses con nombres como el de Pancho Villa y los buenos
vecinos seguían con asombro la noticia de que, a la altura
de Villa María, grupos de desocupados tomaban por asalto
los trenes para viajar sin pagar. Así, entre avisos, noticias
distantes y otras alarmistas, los legisladores cordobeses
alumbraron a la Caja de Jubilaciones de la Provincia de
Córdoba al aprobar la ley 2301. Una norma en torno a la
cual se discutió más sobre lo que la entidad no podría
hacer que el cómo garantizar lo que sí debía hacer.
De hecho, el eje del debate parlamentario de la Ley
General de Jubilaciones giró en torno a la discusión de si
incluir o no un sistema de pensiones. Tanto absorbió la
atención de los legisladores este punto, importante por
cierto, que otras cuestiones centrales como el financia-
miento de la futura Caja, no fueron analizadas con la pro-
fundidad que requerían.
Pero para comenzar a hablar de la ley que creó el siste-
ma jubilatorio, antes hay que referirse a la reforma consti-
tucional que abrió paso a esa novedosa legislación.
La Constitución cordobesa no facultaba a los legislado-
res o al gobernador ni a conceder pensiones y retiros ni
a legislar sobre el tema. La razón era simple: fue un
intento por terminar con el reparto discrecional de ese
tipo de beneficios, práctica que en décadas anteriores
45
Creación
y primeros años
de la Caja
Se inaugura el
Hospital Nacional de
Clínicas (HNC) el 24
de mayo. Fue el
decano Luis Rossi de
la Facultad de
Ciencias Médicas
quien inició las ges-
tiones para construir
un nosocomio donde
los estudiantes
pudieran realizar
prácticas, atendien-
do a pacientes.
1913
córdoba
46. había llegado a extremos abusivos. Sin embargo, nuevos
vientos políticos comenzaron a darle impulso a la crea-
ción de un sistema de jubilaciones y a la necesidad de
una reforma constitucional que lo admitiera.
Por un lado, la Nación crea las jubilaciones y pensiones
para los empleados y funcionarios civiles del Estado
Nacional tras sancionar en 1904, la ley 4349 que sería el
modelo a seguir por los legisladores cordobeses. Por el
otro, la llamada Ley Sáenz Peña que consagraba el voto
secreto y obligatorio, requería adecuaciones de las consti-
tuciones provinciales para poder llevarse efectivamente a
la práctica. Fue así como en 1912, cuando se reformó la
Constitución cordobesa para introducir el nuevo sistema
electoral, se incluyó un artículo que abría paso a una futu-
ra legislación sobre jubilaciones. De esa manera, el texto
de la reforma aprobada en febrero de 1912 en su artículo 83
ampliaba “las facultades del Poder Legislativo con la de
dictar bases para una ley general de jubilaciones”.
La nueva Constitución Provincial hablaba entonces
de “jubilaciones”, pero no de pensiones y la polémica
sobre si incluir o no esta segunda figura centró el deba-
te parlamentario.
El por entonces gobernador, Ramón Cárcano, al enviar
su proyecto de ley a la Legislatura, el 1 de agosto de 1913,
se define de manera explícita por dejar fuera la discusión
en torno a las pensiones. “Dentro de lo establecido en el
inciso 3° artículo 83° de la Constitución -reformada en
1912- cuya disposición trata de elevar a la práctica el pre-
sente proyecto de ley, no cabe legislar sobre pensiones.
Cualquiera que sean los argumentos que en teoría pueden
aducirse a su favor, es evidente que han sido deliberada-
mente excluidas, desde que se habla sólo de una ley gene-
ral de jubilaciones”.
Con su propio proyecto, Cárcano modificaba la iniciati-
va que los legisladores ya habían comenzado a analizar y
que había sido elaborada por su predecesor, el gobernador
Félix Garzón, quien había enviado un proyecto de jubila-
ciones y pensiones.
Para Cárcano, “el vacío que pudiera resultar de la exclu-
sión de las pensiones será llenado oportunamente por un
proyecto de ley sobre seguro obligatorio de vida para la
familia del empleado”.
En su mensaje a la Legislatura, Cárcano aceptaba
que, salvo por el tema de pensiones y otras adecuacio-
nes a las necesidades provinciales, la ley cordobesa
46
Ramón Cárcano
asume en mayo la
gobernación, en
medio de violentos
incidentes que hasta
tiñeron de sangre la
Plaza San Martín.
¿La causa? Las acu-
saciones de fraude
de la oposición radi-
cal que rechazaba su
ajustadísima derrota.
Y en verdad fue ajus-
tada. Cárcano obtuvo
36.603 contra
36.427
del radicalismo.
1913
córdoba
47. estaba claramente inspirada en un antecedente federal.
Se trata de “una adaptación de la ley nacional, cuyos
términos se han tratado de mantener en lo posible, y no
por una economía de labor, sino que conviene tender a
la unidad de legislación, y no había razón plausible
para variaciones innecesarias, tratándose de una ley
que con ocho años de vigencia, tiene ya su interpreta-
ción y sobre la cual existe una jurisprudencia. La ana-
logía permitirá pues aprovechar esa jurisprudencia,
alejando vacilaciones y posibles conflictos”.
Tras debates, marchas y contramarchas en torno al
tema pensiones, el proyecto fue aprobado el 26 de noviem-
bre de 1913. Nacía así el sistema previsional cordobés,
nacía la Caja de Jubilaciones de Córdoba.
Los primeros años
“La institución se aproxima con rapidez al momento de
suspensión de pagos”. Con esta advertencia, breve y lapi-
daria, la propia Caja de Jubilaciones cierra un minucioso
análisis de su sustentabilidad allá por el año 1920, es decir
cuando la entidad apenas completaba su séptimo año de
vida. Sin embargo, ése no es el primero ni mucho menos el
último de los vaticinios agoreros que jalonaron la historia
de la entidad.
El empleado de Córdoba “corre el riesgo de encontrar
una Caja vacía de dinero, aunque llena de hermosas e
irrealizables promesas”. La frase, no exenta de un toque
de ironía amarga, no es extractada de algún editorial crí-
tico. Tampoco pertenece a un político opositor. No. Para
nada. Lleva la firma de Pablo Argañaraz, el primer pre-
sidente de la institución y aparece en una comparación
entre los sistemas jubilatorios de Córdoba y el alemán.
¿Dónde y cuándo? En la Memoria de 1914, el primer año
de funcionamiento efectivo de la Caja fundada en
noviembre de 1913. Es decir que al máximo responsable
del flamante organismo le bastaron unos pocos meses
para reconocer que la institución no era viable tal como
se la había concebido.
Para entender esta suerte de “pecado original” de la
Caja de Jubilaciones, no basta con analizar el articulado
de la 2301. Hay que detenerse no sólo en lo que la ley decía
sino también en las consecuencias prácticas de sus dispo-
siciones y muy especialmente en la forma en que se las
ejecutó. Así se puede ver que ese pecado se resume en una
compleja mezcla en la que priman la distancia entre lo
47
Carlos Nicandro Paz
funda el 16 de julio la
localidad de Villa
Carlos Paz.
Actualmente es reco-
nocida como una de
las ciudades turísti-
cas más visitadas de
Argentina y por ser
una importate plaza
artística, además de
ser sede de eventos y
convenciones.
1913
córdoba
48. 48
Un vistazo a
los primeros
gobiernos
radicales
(1916-1930)
Hipólito Yrigoyen.
Presidente
argentino desde
1916 a 1922 y de 1928 a
1930, fue el primer man-
datario en llegar al
poder por el voto popu-
lar y también el primero
en ser derrocado por un
golpe militar.
historia
“T ras 14 años de gobierno radical,
laxo y favorable a la espontánea
expresión de las diversas fuerzas que coe-
xistían en la sociedad argentina, había
quedado al descubierto un hecho decisivo:
el país criollo se desvanecía poco a poco y
por sobre él se constituía una nueva
Argentina, cuya fisonomía esbozaba la
cambiante composición de la sociedad.
Poco a poco se había constituido una vigo-
rosa clase media de empleados, de peque-
ños propietarios y comerciantes, de profe-
sionales que, concentrada en las ciudades,
imponía cada vez más al país su propio
carácter, ignorando a las nostálgicas mino-
rías tradicionales. Esa clase media era la
que había ascendido al poder con el radi-
calismo y, tímidamente, proponía una
nueva orientación para la vida argentina.
Precisamente, contra ella se dirigió la polí-
tica de los sectores conservadores de
viejo y nuevo cuño, que se apoderaron del
gobierno en 1930, en pleno desarrollo de
la crisis mundial que había estallado el año
anterior…”.
Romero, José Luis: Breve Historia de la
Argentina. Buenos Aires, 2004 [1965].
Pág. 141.
49. deseado y lo posible; la incapacidad para evitar que posi-
ciones personales y sectoriales se impusieran sobre los
beneficios generales y la ambigüedad de algunas de sus
disposiciones que finalmente terminaron interpretándose
de la manera menos favorable a la sustentabilidad de la
entidad. A esa historia la cuenta la Caja misma que, a tra-
vés de un análisis de sus Memorias, habla, en este 2013,
con una voz que recorrió cien años.
Si se trata de repasar las condiciones desfavorables bajo
las cuales nació la Caja, el listado será largo. Se destacan
el que tres de cada cuatro empleados estuvieran bajo un
régimen especial, es decir con menos años y antigüedad
que la jubilación ordinaria; la insuficiencia de los aportes
y la liberalidad con que se concedieron jubilaciones
extraordinarias, que en nuestros días llamaríamos por
invalidez. A estos factores se sumaron la obligación de
pagar no sólo jubilaciones concedidas antes de la ley sino
también la de jubilar bajo la 2301 a personas que nunca
aportaron y hasta la existencia de situaciones de excep-
ción, como la de los magistrados. Dicho en pocas palabras,
la ley 2301 dio demasiado a muchos a cambio de muy poco.
Todas estas situaciones fueron enumeradas, descriptas y
analizadas por las distintas conducciones de la Caja de
Jubilaciones con el objetivo de alertar a las autoridades y
promover cambios legislativos que le dieran a la entidad
la solidez y sustentabilidad de que carecía. Por norma
constitucional, la Ley de Jubilaciones no podía ser altera-
da en lo más mínimo hasta que pasaran al menos 10 años.
De acuerdo con los testimonios documentales que se con-
servan, tal parece que la Caja decidió machacar año tras
año con las mismas advertencias para que al cabo de esa
década tales cambios legislativos ya no sólo fueran necesa-
rios y posibles, sino también inevitables.
La excepción se hace norma
En un principio, la Caja de Jubilaciones incluía sólo a los
empleados permanentes de la Provincia y se establecían
dos tipos de beneficio: ordinario y extraordinario.
El jubilado ordinario era el que reunía como mínimo 50
años de edad y 30 de servicio. Para la jubilación extraordi-
naria se requería un mínimo de 15 años de servicio y ser
declarado imposibilitado por razones de enfermedad para
seguir trabajando. En caso de que el empleado quedara
incapacitado en un acto de servicio, por ejemplo un poli-
cía herido en acción o un médico que se enfermara aten-
49
Es un año destacado
para el fútbol, el
deporte preferido de
estudiantes y obre-
ros y practicado en
potreros. El 29 de
julio nace la Liga
Cordobesa de Fútbol
y el 12 de octubre
un grupo de emplea-
dos del Ferrocarril
funda el Club
Atlético Talleres,
cuyo primer presi-
dente fue Tomás
Lawson (foto).
1913
córdoba
50. diendo a sus pacientes, podía jubilarse cualquiera fuera su
antigüedad. Sin embargo, se agregaba una tercera catego-
ría de jubilado al que la Caja, en su primera Memoria de
1914, llamaba “de privilegio”, ya que podía acceder al
beneficio con sólo 45 años de edad y 25 de antigüedad.
Esta categoría se había pensado originalmente para
beneficiar a maestros y vigilantes (policías de calle). “Hay
evidentemente ocupaciones que minan el organismo con
más rapidez que otras y todas las leyes de jubilaciones y
pensiones han tenido en cuenta esas circunstancias para
que los beneficios de las mismas no sean más o menos ilu-
sorios cuando se trata de empleados que difícilmente lle-
gan a cumplir los requisitos comunes, y si llegan, es con
perjuicio para los servicios públicos”, explica la Memoria
de 1914.
El texto cita, como ejemplos, los casos de docentes y poli-
cías: “El maestro de escuela que durante 5 ó 6 horas dia-
rias debe permanecer en la tensión nerviosa propia del
aula… no llega fácilmente a los 30 años de servicio con la
flexibilidad intelectual y el carácter jovial que exigen las
tareas educacionales… Así también pasa con el agente de
policía que debe soportar las inclemencias del tiempo,
desde el calor abrasador de los días caniculares hasta el
viento helado de las noches de invierno. Un hombre, que
durante 30 años, rodeado de constantes peligros, ha tenido
que hacer del día noche y de la noche día, difícilmente
será un alerto guardián del orden y de la seguridad públi-
ca durante la última parte de la mencionada época”.
De todo esto, concluye que “es lógico reducir las exigen-
cias para que estos dos fieles servidores de la sociedad
puedan retirarse a la pasividad cuando ya han dado lo que
es posible dar...”.
Sin embargo, policías y docentes están lejos de ser los
únicos beneficiados. “Pero el legislador ha querido ser
mucho más generoso y, a fuerza de serlo, ha formulado
una ley impracticable. Esto deriva del hecho de que se
puso en la misma situación a: magistrados del Poder
Judicial; fiscales; asesores; secretarios de las cámaras
legislativas, del Tribunal Superior, de las cámaras de
Apelación, del archivo de Tribunales, de los juzgados de 1ª
Instancia; ingenieros; directores de escuela; catedráticos;
empleados que presten servicio de Policía; jefes, oficiales y
tropa de escuadrón; jefes, oficiales y tropa de bomberos;
jefes, oficiales y tropa de guardiacárceles y empleados de
la Penitenciaría”, agrega el análisis de la institución.
50
Fallece José Gabriel
Brochero, conocido
como el Cura
Gaucho, quien fue
declarado “venera-
ble” por Juan Pablo
II en 2004 y beatifi-
cado en septiembre
de 2013 por el Papa
Francisco. Dicen que
sus últimas palabras
fueron: “Ahora tengo
ya los aparejos listos
pa'l viaje".
1914
córdoba
51. Ante semejante aluvión de excepciones, el pronóstico
que se hace allá por 1914, es decir con apenas un año de
vida, más que oscuro es negro... negrísimo. “Si hubiese
para la Caja la más remota posibilidad de hacer frente a
sus obligaciones por concepto de jubilaciones ordinarias,
y si además pudiera contarse con un abultado superávit,
nada habría que observar a la larga lista de privilegiados,
que comprende a las tres cuartas partes de los funciona-
rios y empleados públicos... Pero hay que preguntarse los
motivos que ha tenido el legislador para declarar privile-
giados servicios que siempre se han considerado como de
los más cómodos dentro de la administración”.
Quejas recurrentes
Los reclamos y quejas en torno a la concesión de privile-
gios, fueron recurrentes.
En 1915, Argañaraz vuelve a la carga: “Semejante reduc-
ción en las exigencias se comprende cuando se trata de
servicios y sueldos de los vigilantes y de los maestros;
pero la ley al hacer extensivo el mencionado privilegio a
casi las tres cuartas partes de los empleados y funciona-
rios públicos ha hecho de la excepción una regla y de la
regla una excepción sin motivo racional alguno y con per-
juicios evidentes para la estabilidad de la Caja”.
A la hora de ponerle ejemplos concretos a esta situación,
se ve que estaban dentro de este régimen, pensado para
oficios particularmente desgastantes como el de los poli-
cías de calle y maestros de grado, desde los empleados de
la Dirección de Parques y Paseos hasta los trabajadores
del Registro Civil, pasando por los docentes del Taller de
Tapices y del Conservatorio de Música.
En cuanto a las fuentes de financiamiento, las principa-
les eran: un descuento del 5 por ciento sobre los sueldos; el
descuento de 5 por ciento a los haberes de aquellos que se
jubilaran sin contar con los aportes completos, lo que en
esta primera etapa incluye a todos los nuevos jubilados; el
descuento del 50 por ciento del primer sueldo, salvo que ya
lo hubiera aportado. Es decir que quien salía y regresaba
a la administración pública no volvía a sufrir ese descuen-
to. A ésos se agregan un mes de diferencia de sueldo en
caso de ascenso y un aporte de cinco mil pesos mensuales
de las arcas provinciales.
Estas fuentes de recursos, si bien son variadas, ya
desde un principio demostraron ser insuficientes y para
comprender lo exiguo de los ingresos basta considerar lo
51
Muere Roque Sáenz
Peña, el presidente
que se ganó su lugar
en la historia con la
ley de voto universal,
secreto y obligatorio.
1914
argentina
52. abultado de los egresos. Quienes se retiraban con una
jubilación ordinaria, podían aspirar a recibir un haber
equivalente al 95 por ciento de su último sueldo. Los jubi-
lados extraordinarios podrán cobrar como máximo un
75% de su último salario. Ante esto, Argañaraz advertía,
también en la primera Memoria de 1914, que se ha queri-
do que el empleado “goce durante la pasividad de casi
todo el sueldo que ganaba durante los últimos días de
actividad”. A raíz de esta situación, el escrito previene
que, al retirarse, el trabajador “corre el riesgo de encon-
trar una Caja vacía de dinero aunque llena de hermosas
e irrealizables promesas”.
Y también en 1914 se mencionaba una cuestión que, 100
años después, sigue siendo motivo de controversia no sólo
en Córdoba sino en todo el país: el porcentaje del salario
que debe cubrir la jubilación y la forma de calcularlo. En
efecto, Argañaraz señala hace un siglo que el presidente
de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, Hilarión
Larguía, “propone, entre otras medidas, la rebaja del
máximo de jubilación al 81% y calculado no sobre el últi-
mo sueldo sino sobre el promedio que el interesado gana-
ba durante su actividad”.
La afirmación del directorio de que los ingresos son
insuficientes, se basa en las irrefutables matemáticas.
Para ello considera a un empleado que al comienzo de su
carrera administrativa gana 100 pesos, a lo que se le agre-
gan eventuales aumentos e intereses y que estadística-
mente tendrá 18 años de vida como jubilado. El resultado
es desolador. concluye que este jubilado, que estaba en el
escalón salarial más bajo de la administración, “ocasiona-
rá hasta su fallecimiento un déficit en la Caja de 50 mil
pesos más o menos”.
“El cálculo anterior, que demuestra hasta la evidencia
que la Ley de Jubilaciones bajo su forma actual es irreali-
zable, ha sido hecha colocándose en las condiciones más
favorables para la institución”, se advierte en la Memoria.
Ése es el déficit considerando un sueldo de 100 pesos,
uno de los más bajos de la escala en esos tiempos. Es obvio
que el rojo será mayor en la medida que se consideren
sueldos más elevados que, en algunos casos, llegaban a los
mil pesos.
El reclamo de la Caja por una modificación en el monto
de los aportes fue una constante que se repitió año tras
año durante esta primera etapa. En 1919, ya con cálculos
más completos y elaborados, la entidad estima que sus
52
Comienza la Primera
Guerra Mundial que
enfrenta a Alemania
y los imperios aus-
trohúngaro y otoma-
no por un lado, con-
tra Rusia, el Reino
Unido, Francia e
Italia por el otro. La
Gran Guerra, como
se la conoció en ese
momento, muestra al
mundo lo que es la
matanza tecnificada
de la era industrial.
Ametralladoras,
aviones, tanques,
gases venenosos y
submarinos aparecen
por primera vez a
gran escala en los
campos de
batalla.
1914
el mundo
53. ingresos por diferentes conceptos (aportes, descuentos,
multas, contribuciones provinciales, etcétera) equivalen al
ocho por ciento de la masa salarial, pero que para alcan-
zar equilibrio y sustentabilidad, el ingreso mínimo debe-
ría alcanzar el 15 por ciento. Y eso tratándose de las jubila-
ciones ordinarias, es decir las que se obtienen a los 50
años de edad y tras 30 años de servicio, que pese a su nom-
bre de “ordinarias” son las menos. De hecho, se encontra-
ba bajo régimen especial el 76 por ciento de los empleados
públicos de la época, es decir el 76 por ciento de los futuros
jubilados. Para que estas jubilaciones, concedidas a los 45
años de edad y con 25 de servicio no llevaran a la ruina a
la Caja, sus aportaciones por todo concepto debían elevar-
se del 8 al 21 por ciento.
Semejante diferencia entre los ingresos reales y los
necesarios no le explotó en las manos a las autoridades
de la época por una mezcla de factores como cambios
políticos que provocaron un gran recambio de emplea-
dos, quienes iban aportando la mitad de su primer suel-
do, y el hecho de que los jubilados eran aún pocos. Sin
embargo, esos factores no evitarían el deterioro de la
Caja. “Hemos deducido que desde 1929 comenzará a con-
sumirse el capital acumulado durante los años anterio-
res”, se advertía en 1919.
Falta de controles
Otro factor de desequilibrio estaba dado por la falta de
controles eficaces al conceder jubilaciones extraordina-
rias, el equivalente a las actuales jubilaciones por invali-
dez. Hay que aclarar que en ese tiempo los exámenes
médicos estaban a cargo de profesionales ajenos a la Caja
Ya en su primera Memoria, en 1914, trataba de estable-
cer parámetros mínimos para la concesión de este tipo de
beneficios: “...sólo tratándose de absoluta y permanente
imposibilidad para el desempeño de sus funciones puede
concederse al empleado el mencionado retiro extraordina-
rio... (ya que) difícilmente habrá una persona que a los 40
años de edad no sufre de alguna dolencia más o menos
grave”. Además, señala que “la experiencia también ha
demostrado que cuando se ha concedido el buscado des-
canso y reposo, el mismo interesado ha creído más conve-
niente dedicarse con actividad a tareas particulares
mucho más pesadas que las anteriormente desempeñadas
como funcionario público”.
En cuanto a las causales de la imposibilidad para trabajar,
53
Córdoba comenzaba
a soñar con las alas,
trazando lo que
luego sería su desti-
no aeronáutico: el 27
de mayo, el teniente
Aníbal Brihuega
(foto) realiza el pri-
mer trayecto Buenos
Aires-Córdoba en
una máquina aérea,
proeza que será
repetida el 1 de junio
por el teniente Raúl
Goubart.
1914
córdoba
54. hace 100 años, la Caja trataba de establecer diferencias bási-
cas a partir de consideraciones morales. “Conviene además
distinguir entre la imposibilidad que como una desgracia
ha caído sobre un modesto empleado y la otra imposibilidad
contraída por el mismo interesado mediante una vida desor-
denada y viciosa. Los diagnósticos que motivaron las jubila-
ciones extraordinarias concedidas hasta la fecha, arrojan
un alto porcentaje de enfermedades cuyo origen es el alco-
holismo. No puede ser conveniente para los intereses socia-
les ni puede considerarse moral, instituir un premio para el
vicio ni ofrecer ventajas al vicioso, de que no podrá gozar el
que ha sabido conservar su buena salud en una vida ordena-
da y metódica”.
Estas palabras de las autoridades de la Caja fueron
ignoradas lo que la llevó seis años después, en 1920, a
insistir en su reclamo. “La experiencia nos ha demostra-
do que nada es más fácil que hacerse declarar imposibili-
tado para el trabajo de la administración pública y que la
mayor parte de los ex empleados así declarados incapaces
para realizar la más liviana tarea en el puesto público
pueden, una vez obtenida la jubilación, sin inconveniente
de ninguna clase, desplegar grandes energías en otros
puestos nacionales o municipales o en actividades de
carácter particular”.
La Caja, en su reclamo, se cuida mucho de emplear cual-
quier expresión que suene a denuncia de fraude o abusos,
pero no por ello se priva de alguna ironía: “Si la ciencia
médica estuviera en condiciones de hacer esta declaración
con cierta probabilidad de exactitud, es evidente que las
jubilaciones extraordinarias (concedidas a enfermos cró-
nicos imposibilitados para los más limitados trabajos) gra-
vitarían sobre los fondos de la Caja durante períodos rela-
tivamente cortos, puesto que la renta vitalicia se pagaría
en cada caso durante un número de años muy inferior a lo
establecido en las tablas de vida probable… Pero cuando
la ciencia aparentemente es impotente para dictaminar en
este asunto, la jubilación extraordinaria se concede con
igual facilidad a los relativamente sanos como a los relati-
vamente enfermos y la probabilidad de vida de este grupo
de jubilados es por lo menos no inferior a la de las perso-
nas en general que componen la sociedad”.
Sin embargo, lo que la institución se cuida de decir con
sus propias palabras, lo termina afirmando por boca
ajena. En este caso, cita ampliamente el discurso del dipu-
tado nacional Miguel Bermúdez, al presentar su proyecto
54
El 1 de agosto se
inaugura en Buenos
Aires la Estación de
Retiro que hoy sigue
funcionando con la
misma fisonomía,
una obra monumen-
tal de estilo francés.
1915
argentina
55. para una nueva Caja Nacional de Jubilaciones.
“No se puede negar (dice el legislador a partir de la
experiencia a nivel nacional) que en este grupo de jubila-
dos hay un abuso evidente. Basta fijarse en la cantidad de
los que se han retirado al amparo de esta prescripción de
la ley, para convencerse de ello. Lo que ha debido consti-
tuir una excepción, casos aislados y relativamente reduci-
dos, se ha convertido casi en una regla general. La propor-
ción de jubilados extraordinarios en relación a los comu-
nes es alarmante”.
¿Sirvieron de algo los reclamos y planteos de la Caja de
Jubilaciones? Evidentemente no. Fueron ignorados si se
considera una resolución de agosto de 1928. En ella, el por
entonces titular de la Caja, Tomás Argañaraz, se dirige al
presidente del Consejo de Higiene, Vázquez Amenábar,
para denunciar que los análisis practicados a un empleado
no se hicieron con material extraído en el laboratorio sino
a partir de muestras que envió desde su casa. En este caso,
se trataba de muestras de saliva que no era suya, sino de
una hija, lo que es valerse “de un engaño para obtener un
beneficio que no les corresponde.” Vázquez Amenábar,
ofendido, rechazó el reclamo calificándolo de “injustifica-
do”, “inaceptable”, “extemporáneo” e “innecesario”.
Jubilaciones sin aportes
Tras su creación, la Caja de Jubilaciones no sólo se hizo
cargo de beneficios que el Gobierno provincial había con-
cedido anteriormente de manera discrecional, sino que
además tuvo que comenzar a pagarles sus haberes a nue-
vos jubilados que nunca habían hecho aportes.
“La ley, al crear la Caja de Jubilaciones, ha pretendido
que, sin fondo inicial, sin capital de ninguna clase, debe
iniciar las operaciones inmediatamente, reconociendo
todas las pensiones y retiros concedidos por leyes anterio-
res y, lo que es más grave, todos los servicios prestados en
la administración pública durante la presente generación
sin que los interesados, con anterioridad al 30 de noviem-
bre de 1913, hayan contribuido en nada absolutamente a la
formación del fondo que debe costear las jubilaciones
correspondientes”, se queja la institución.
Para cubrir los beneficios anteriores, el gobierno conce-
dió a la Caja un aporte de cinco mil pesos mensuales, pero
no había recursos genuinos para pagarles a los nuevos
jubilados que, si bien fueron pocos al principio, se incre-
mentaban año a año. La ley sólo contemplaba para estos
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El 25 de diciembre
abre sus puertas el
Jardín Zoológico
basado en un pro-
yecto de José
Scherer, quien lo
pone en marcha en la
llamada por entonces
“Barranca de los
Loros”. De esa
manera comenzaba a
adquirir su actual
identidad de paseo
esa zona de la ciudad
de Córdoba. El diario
La Nación del día 26
de diciembre, se hizo
eco de este aconteci-
miento: “La inaugu-
ración del Parque
Zoológico, realizada
hoy, alcanzó contor-
nos brillantes, no
superado por ningu-
no de los actos públi-
cos realizado en
Córdoba en los últi-
mos años...”.
1915
córdoba
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La sustentabilidad fue siempre el gran desafío . Ya en sus Memorias de 1914, la Caja de
Jubilaciones advertía del peligro de que sus beneficiarios se encontraran con “una Caja
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vacía de dinero”. La ley de jubilaciones contaba con unos pocos meses de vida y se hacía
evidente la necesidad de que se la reformara. para asegurar el futuro de la institución.