La visita de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad al hospital trae consuelo y esperanza a los enfermos. Jesús, a pesar de su propio sufrimiento, siempre está dispuesto a ayudar a los demás como lo hizo al sanar al paralítico. La gente busca a Jesús porque tiene una necesidad inherente de Dios, y Dios siempre es quien toma la iniciativa de acercarse a las personas. La visita al hospital tiene como objetivo llevar la presencia consoladora de Dios y de la Virgen a los enfermos
Visita a los enfermos del Hospital Civil 2014: Acto de imposición de medallas de la hermandad
1. VISITA DE NUESTROS SAGRADOS TITULARES AL HOSPITAL CIVIL, EL
SÁBADO DE PASIÓN 12 DE ABRIL DE 2.014
ACTO DE IMPOSICIÓN DE LAS MEDALLAS
Por el RVDO. DON MANUEL ARTEAGA SERRANO-Director
espiritual de la Cofradía.
- Al comienzo del acto, uno de los sacerdotes leerá un texto evangélico:
Mc 2, 1-12:
“Y entrando de nuevo en Cafarnaúm, después de algunos días, se corrió la
voz de que estaba en casa. Y se juntaron tantos, que no cabían ni delante
de la puerta y Jesús les decía la Palabra. Y llegaron entonces trayendo un
paralítico entre cuatro. Pero, como no podían llegar hasta él a causa del
gentío, levantaron la techumbre por encima de donde él estaba, abrieron
un boquete y descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. Y, viendo la
fe de ellos, Jesús dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Había allí algunos escribas sentados, y comenzaron a deliberar en sus
corazones: ¿Cómo habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar los
pecados sino Uno, que es Dios? Jesús, percatándose en seguida de lo que
estaban deliberando, les dijo: ¿Por qué pensáis eso en vuestro interior?
¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados; o
decirle: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues, para que veáis que el
Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados (se
volvió al paralítico y le dijo): A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete
a tu casa. El paralítico se puso en pie, tomo en seguida la camilla y salió a
la vista de todos, de modo que todos quedaron fuera de sí y daban gloria a
Dios diciendo: Nunca hemos visto cosa igual.”
COMENTARIOS:
1.- Hoy, el Cautivo y su madre Santísima de la Trinidad, vienen al Hospital
a traer el consuelo, la paz y la esperanza a los enfermos. Así es Jesús. Está
a punto de ser ejecutado en la Cruz y olvidándose de sí, viene a traer la
esperanza a los que la han perdido. Él ha sufrido la traición de Judas, uno
de sus doce más íntimos. Ha sufrido las negaciones de Pedro, otro de los
doce. Ha sido azotado, injuriado, despreciado, coronado de espinas… Sin
embargo, como a las mujeres que le salieron al encuentro por las calles de
Jerusalén aquel primer Viernes Santo, nos dice hoy a todos nosotros: “No
lloréis por mí…” y nos muestra su mirada santa, para que aprendamos a
mirar a los demás cuando nos insulten o desprecien; su semblante lleno de
2. Paz, para que seamos pacificadores en medio de este mundo a veces tan
violento; su aceptación de la pasión y muerte en cruz para la remisión de
los pecados, para que nosotros aprendamos a aceptar nuestras cruces y las
unamos a la suya para darles un valor de purificación. Él, nos dice hoy a
todos nosotros: “Ánimo, yo he vencido a la muerte”. Por eso, con su visita
al hospital, trae el consuelo, la paz y la esperanza a todos los que sufren.
TEXTOS BÍBLICOS:
2.- Podemos leer en el capítulo 4 del Evangelio de San Lucas, (Lc. 4, 42):
"Cuando se hizo de día, salió hacia un lugar solitario y la multitud le
buscaba".
Han pasado 2.000 años, y la persona de Jesús sigue teniendo el mismo
poder de atracción hacia la gente. Cuando acudimos a Él, nunca defrauda.
Las personas le buscamos, porque tenemos, a veces sin saberlo, necesidad
de Dios. Y esa necesidad se ve satisfecha si contemplamos su rostro
doliente, sereno y afable; su mirada de perdón; su boca entreabierta, como
iniciando una conversación con un amigo; su porte majestuoso pero no
altanero; su caminar lento saliendo al encuentro de quien le necesita...
3.-Esta necesidad de Dios, es inherente al ser humano. Hay un salmo
precioso que refleja la respuesta de Dios a la persona que le busca y que es
un reflejo de lo que hoy estamos viviendo en esta mañana de Sábado de
Pasión en Málaga. No podemos olvidar, que cuando la persona se
encuentra con Él, siempre es por iniciativa de nuestro Padre Dios:
Hijo mío, deja de agitarte de ese modo.
¿Cuándo vas a comprender
que no eres tú quien me busca,
sino Yo quien te llamo desde siempre;
que no eres tú quien me reza,
sino Yo quien intenta sin descanso hacerme oír por ti;
que no eres tú quien me desea,
sino Yo quien aspira a ti infatigablemente;
que no eres tú quien me llama,
sino Yo quien, día y noche, llama a tu puerta?
Tus oraciones y tus súplicas
no son sino respuesta a las que yo te dirijo.
Y es que el hambre que tienes tú de Mí
jamás podrá compararse
al hambre que Yo tengo de ti.
La sed que tienes tú de Mi agua
no se aplacará jamás
3. si no aprendes, en el silencio
a venir a beber de Mi fuente
sin desear ninguna otra.
4.- Cada persona que hoy sale a la calle para acompañar a estas sagradas
imágenes, tiene un motivo profundo para hacerlo. No estamos aquí porque
sí, más bien todos respondemos a una necesidad, a una gratitud, o a ambas
cosas a la vez. Este acto en el Hospital, tiene como fin llevar a los
enfermos que lo han pedido, el consuelo de Dios que les visita y la
mirada amorosa de una Madre que quiere acompañarlos en su
enfermedad.
5.- Oración a Jesús Cautivo:
Tú, Señor
Sales a mi encuentro, para levantarme de nuevo
y que recupere las ganas de vivir y de creer en Ti.
Sales a mi paso, y mirándome a los ojos,
quieres que descubra que merece la pena seguirte.
Caminas hacia el Calvario, para hacerme entender
que la vida es grande cuando,
al igual que la tuya, se ofrece por los demás,
¡Ayúdame, Señor, en mi enfermedad!
Que tu Palabra no falte en mi equipaje, para conocerte.
Que mi ayuno, sea hambre de tu presencia.
Que mi caridad, estalle sin demasiado ruido.
Que mi oración, brote espontáneamente.
Que tu consuelo y el de tu Madre,
me animen a seguir adelante.
4. ¡Ayúdame Señor!
A comprender el porqué Tú me invitas
a retornar de los malos modos y de los ásperos caminos.
A reencontrarme contigo, de quien me olvido con tanta facilidad.
Y si en algún momento me separo de ti, Señor,
que no olvide jamás tantos momentos de tus dolores y sufrimientos,
ofrecidos para mi salvación y la de toda la humanidad.
Amén.