"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
Viernes Santo_Déjate mover por el dolor
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DÉJATE MOVER POR EL DOLOR
GESTO: Este es un día de duelo, hoy Jesús ha muerto. Déjate mover por el dolor. El amor
transformado en entrega, en sufrimiento y dolor. A veces, el amor duele; pero es la señal de
que amamos desde el corazón. No nos importa lo que cueste.
Nuestra condición humana lleva implícita la capacidad de sufrimiento, nacemos en el
sufrimiento y durante toda la vida lo vamos experimentando por una causa u otra. Es
nuestro sufrimiento una de las mayores semejanzas con Jesús, pues no estamos solos en el
sufrimiento.
Viernes Santo, día de la muerte de Jesús. Hoy el dolor toma
una nueva forma, Jesús entrega su vida para redimir nuestros
pecados, este acto produce una gran pérdida en nosotros,
hemos perdido a un amigo, un hermano, un padre, un hijo. Lo
hemos perdido todo junto a él, somos conscientes del gran
vacío que su ausencia nos provoca en lo más hondo de nuestro
ser.
Nosotros como cristianos somos participes de ese dolor, nos
vemos afectados en uno de los días más dolorosos.
Hoy debemos dejarnos mover por el dolor, sentirlo, ser conscientes de él y su cruda realidad.
Todos y cada uno de nosotros conocemos el dolor, por una
razón u otra hemos padecido dolor. Seguramente sea uno de
las primeras emociones que recordamos, pues desde nuestra
más tierna infancia conocemos este sentimiento. También
Jesús experimento el dolor en su vida, de muchas formas,
hasta el punto de transformar su dolor en lágrimas.
Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía
estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces
los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se levantó
de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando María llegó a
donde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría muerto. Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que
vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció
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y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron*: Señor, ven y ve. Jesús lloró.Por eso los judíos decían:
Mirad, cómo lo amaba. Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos del
ciego, haber evitado también que Lázaro muriera?
Hay muchas formas de dolor, todas y cada una son únicas, es el dolor una de las emociones
más personales y variadas, pues cada uno de nosotros sentimos el dolor y lo padecemos de
una forma u otra.
Todos hemos padecido terribles enfermedades, dolencias, accidentes, pero no todos los
sufrimientos son de la carne, también hemos sufrido decepciones, engaños, traiciones,
hemos sufrido por otros y la ausencia de un ser querido que se ha ido dejando en nosotros
un pozo de soledad, desesperación y en definitiva sufrimiento. Y es que cuando estamos
padeciendo es inevitable formularse preguntas, “¿Por qué? ¿Qué he hecho yo para merecer
esto? ¿Qué más puedo hacer? “y tantos otros interrogantes que surgen en nuestro interior.
Pues en momentos de dolor, la duda, la culpa, la responsabilidad, todo se apodera de
nosotros, incapacitándonos para ver más allá.
El dolor a fin de cuentas es otro de los dones del Señor, y hay que hacerle frente. Es
imposible vencer el dolor cuando aun no lo hemos aceptado, es muy difícil luchar contra algo
que aun no entendemos.
El dolor tienes que enfrentarlo, luchar contra el hasta superarlo, pero para ello tienes que
padecerlo y sufrirlo, para ello tienes que aceptar el dolor como un don de Dios, permitirte
llorar, desahogarte, soltar todo el dolor que se albergue en tu interior, tienes que vaciarte,
desahogar el sufrimiento, las dudas, las lagrimas, todo hasta que no quede nada de ese dolor
en tu interior si no, corres el peligro de quedarte con algo de ese dolor dentro, algo que por
pequeño que parezca ira creciendo, comiéndote cada vez más por dentro, apoderándose de
ti y tus emociones, sembrando la duda en cada paso que des, por eso debemos enfrentarnos
al dolor y sufrirlo para ello.
El dolor no es malo, a menos que nos conquiste. “Charles Kingsley”
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Preguntas:
¿Recuerdas un momento especialmente doloroso? ¿Cómo reaccionas ante el dolor?
¿Cómo reaccionas ante el dolor ajeno?
Sin irte por las ramas, ¿por qué crees que Jesús murió en la Cruz? ¿Qué sentido le das?
¿Qué cruces encuentras hoy en tu vida? ¿Qué esfuerzo concreto puedes realizar en tu
vida para colaborar con Jesús para vencer la cruz?
Comenta la frase: “El dolor es parte del amor”. ¿Lo ves así?
El amor también nos hace compasivos. ¿Estás atento al dolor de los que te rodean? ¿De
qué forma te comprometes con el dolor ajeno? ¿Tienes algún compromiso con las
personas que sufren? ¿Conoces a personas de tu entorno que trabajen con el dolor:
residencias de ancianos, Proyecto Hombre, Cruz Blanca, Hermanitas de los Pobres…?