Movimientos Precursores de La Independencia en Venezuela
Resumen la leyenda de atlantida
1. Al comenzar el libro se trata la muerte del último emperador de sexo
masculino de Atlántida, el gran Lazar como le llamaba su pueblo, y se denomina a
la mayor de sus dos hijas como heredera al trono, la hermosa Salustra, quien
además de belleza poseía inteligencia y liderazgo, por lo cual su padre no dudo en
entregarle su imperio. Sin embargo esa fortaleza la hacía presa de los
pensamientos mas paranoicos sobre el intento de ser conquistados por sus
vecinos del norte, los Altrustianos, liderados por el emperador Signar.
Los emperadores de Atlántida tenían el poder de ofrecer a sus mejores
colaboradores el quitarles unos años de encima, ya que ellos contaban con la
cámara de rejuvenecimiento y era el premio para aquellos que se lo ganaran
demostrando que habían colaborado con avances tecnológicos o de cualquier
índole. Sin embargo, los que ya lo habían experimentado, no tenían el mas
mínimo deseo de experimentar nuevamente el tratamiento, contaba el viejo
consejero personal del emperador, llamado Mahius que el cuerpo rejuvenecía pero
que los recuerdos se quedaban aún dando remordimientos o malos ratos a los
viejos rejuvenecidos.
Salustra, la emperatriz, comenzó su gobierno con problemas debido a su
dependencia de la energía solar y al desabasto de esta causado por una densa
niebla que se decía fue causada por las pruebas de armas nucleares de sus
vecinos altrustios, para recuperar la normalidad de la vida de los ciudadanos de
Lamora, capital de Atlántida, Salustra pedía respuestas y acciones, que
colaboraran a mejorar la obtención de energía, a sus ministros, pero las únicas
respuestas que obtenía, eran que no podían hacer mas que esperar a que la
niebla desapareciera, lo cual no tenía una certeza en tiempo, y mientras tanto, el
pueblo sufría de calores insoportables, de escases de agua potable, de alimentos,
de iluminación. Al no encontrar respuestas en los ministros decidió realizar visitas
a la generadora de energía, a la potabilizadora de agua marina, y estando con los
encargados de las mismas pudo ver que sus ministros no dominaban la rama de la
cual eran encargados, pero pertenecían a la nobleza de Atlántida, por eso estaban
ahí. Solo quedaba esperar.
Se acercaba el cumpleaños de Tyria, la hermana de Salustra e hija menor
de Lazar, se brindaría una gran fiesta y Salustra no mostraba el menor de los
entusiasmos, pero esto no afecto a Tyria, a quien su juventud solo le permitía
preocuparse por los arreglos para la fiesta, por sus invitados y por los obsequios
que recibiría, en especial por el obsequio que le haría su hermana, a quien le
contó sobre un collar muy bonito que había visto días atrás en la joyería, Salustra
no dudo en mandar a algún sirviente a comprarlo para su hermana, durante la
fiesta Salustra se mostró un tanto aburrida, pero después de la fiesta juvenil
llegaron los senadores y nobles, quienes eran atendidos por doncellas y sirvientas
2. que no tenían reparo en aceptar las caricias maliciosas de los viejos poderosos de
Atlántida. A Salustra le gusto un poeta de nombre Erato que según las palabras de
la emperatriz, era un hombre muy atractivo y a quien después de la fiesta lo invitó
a compartir en sus aposentos, a la mañana siguiente, la emperatriz recibió la visita
de Jupia, la Suma Sacedotisa, quien le comentó un sueño donde veía a Lazar
pidiéndole que le diera un recado a su hija, tal recado decía que en caso de una
invasión debía huir al este o al oeste, mas no al sur, Salustra tomo este mensaje
en tono de burla, pero ella había sentido la presencia de su padre como si quisiera
darle el mensaje personalmente.
Signar el emperador de Altrusti, había mandado un regalo a Salustra con un
par de embajadores y con el presente también envió un mensaje, “quería a
Salustra, como esposa, como emperatriz y madre de sus hijos”. La emperatriz
envió a los embajadores de regreso con una negativa, pero como ofrenda de
buena voluntad ofreció la mano de su hermana Tyria en matrimonio a Signar. Los
embajadores insistieron en que su emperador solo la deseaba a ella, no le
importaba reinar sobre Atlántida, pero su orgullo le decía que lo que Signar
buscaba era conquistar pacíficamente Atlántida y la otorgaría pero no mientras ella
viviera, la heredarían sus sobrinos.
Salustra le pidió a Britulia, una mujer casta dedicada al estudio e hija de un
filosofo de nombre Zati, ya fallecido, que acompañara a su hermana Tyria, durante
el tiempo en que aguardaban la llegada de Signar a Lamora, diciéndole de sus
intenciones de casar a Tyria con Signar. Salustra le ofreció un día para tomar su
decisión y la libertad de negarse, sin embargo, sabía que aceptaría.
Llegó el día de comunicar a Tyria la decisión de la emperatriz, y pidiendo la
comprensión de Salustra, lloró al decirle que estaba enamorada de un hombre y al
revelar el nombre de Erato, Salustra se molestó y le dijo que si la había tocado lo
haría degollar, Mahius solo se prestó a guardar su compostura durante la escena
de las hermanas. A Tyria no le quedo más remedio que acatar las decisiones de la
emperatriz.
Se llegó el día de la llegada de Signar a Lamora y fue recibido por la familia
real, los nobles, los concejales y los senadores, además del pueblo que sentía
curiosidad por ver a los vecinos del norte. Signar al conocer personalmente a
Salustra no tenia más que palabras que adulaban a la emperatriz y Salustra al
conocerlo comenzó a sentir una rara atracción por él. Salustra preguntó al viejo
Mahius que le parecía el altrustiano, a lo que Mahius no respondió pues aún no
sabía que pensar de él. Se llegó la hora de la cena para festejar la llegada de
Signar, en la mesa principal estaban sentados Salustra, Signar, Tyria, Erato,
Mahius y algunos senadores, Signar no perdía oportunidad para tomar la mano de
3. Salustra, Erato se consumía por los celos y Tyria ni siquiera parecía estar en la
mesa. Por fin, sucedió la escena de celos de Erato que derramo el vino sobre
Signar como queriendo retarlo, pero el poeta, por su juventud, tenía un porte falto
de masculinidad, en cambio Signar, poseía la fiereza de un guerrero en la mirada
y en sus músculos, que lo favorecieron para hacer desistir a Erato de su intento de
retarlo.
Se le pidió a Erato que se retirará de la mesa y los senadores comenzaron
a criticar a Signar, decían que ya parecía que había conquistado Atlántida, y
murmuraban que Salustra se veía impresionada por el emperador. De pronto
aparecieron los bailarines, que animarían la velada, al término de su número, se
apago las luces luego de un estruendo, momento que Signar aprovecho para
besar a Salustra que aunque luchó por retirarse, nada pudo hacer contra la fuerza
del emperador, al encender las luces Salustra vió que un general altrustio quería,
también, besar a la fuerza a la virgen Britulia y pidió a Signar con indirectas que
ordenará dejar a la mujer en paz, Signar dio la orden a su general para que se
retirara. Después de esto Salustra se pusó de píe y dijo a los invitados que el
festejo había terminado.
Al siguiente día, durante una ceremonia Salustra le dijo a Signar que no
podía aceptar su oferta de matrimonio pero que a cambio le ofrecía la mano de su
hermana Tyria, Signar después de pensarlo y escuchar la dote que recibiría tomo
la decisión de aceptar a Tyria, sin embargo después de retirarse los invitados y
quedar solo Salustra y Mahius, está le dijo a su concejal con cara de resignación
que había perdido, Mahius le replicó pero esto es lo que deseabas, pero Salustra
sabía que no tenia esperanza de ganar.
Al tercer día de anunciarse el compromiso de Signar con Tyria, Salustra
daba indicaciones a Mahius de preparar al ejército en la frontera norte y a las
flotas marinas para una posible batalla, y cada altrustio alojado en Lamora era
vigilado día y noche por dos guardias atlantes. Pero esto ya había sido previsto
por Signar, quien no dudo en mandar a sus generales indicaciones de ofrecer
mejoras de salario y otras prestaciones a los guerreros atlantes con tal de
ganarlos para su propósito, de igual manera los navíos altrustios tenían
indicaciones de rodear a los barcos atlantes. Esto lo discutía con sus generales y
consejeros Sitón y Ganto.
Creto el prefecto de la guardia real, fiel a su emperatriz se dijo dispuesto a
matar al extranjero si así lo ordenaba Salustra. Para signar fue muy fácil
corromper a los senadores atlantes para que se pusieran en contra de su
emperatriz, todos tenían un precio que los generales de Signar encontraron
fácilmente, incluso el senado decidió que Salustra debía morir por el simple hecho
4. de movilizar las tropas sin consultar la decisión con el senado y dejó en manos de
Signar la orden para su ejecución, Signar lejos de sentir simpatía, sentía repudio
por aquellos traidores de Atlántida, y con voz firme dijo “yo no seré responsable
por la muerte de Salustra”, dejando en claro que si el senado la quería ejecutar no
sería él quien lo ordenará o lo evitará. Salustra apareció en la recámara que le
había sido asignada al emperador, quien discutía con sus generales sobre la
situación de las tropas, y quedándose a solas le invitó a conocer los lugares
interesantes de la ciudad, Signar aceptó y beso su mano, para después besarla en
los labios, algo que a Salustra no le incomodo, pero seguía pensando si su rival
debía morir, pensamiento que era recíproco.
Salustra llega a la recamara de Tyria para invitarla al paseo que dará con
Signar pero esta se rehúsa a acompañarlos y después de un berrinche Salustra le
dice que no hay problema en que no vaya con ellos, Tyria sale al jardín y a lo lejos
ve a Erato, ordena a sus sirvientas que la dejen a solas, incluso a Britulia le
ordena que se retire y se acerca a Erato para platicar con él, en un arrebato le
confiesa su amor y le pregunta qué es lo que él siente por ella, a lo que Erato
responde que también la ama, y Tyria se ilusiona, la charla se interrumpe por la
aparición de Britulia. Mientras en el templo de Satí, diosa de los Atlantes,
comienzan su recorrido Salustra y Signar visitando las cámaras de los diferentes
filósofos y exponiéndole las filosofías de cada uno de ellos descubren que sus
pensamientos son muy parecidos. Pero Signar también reconoce que los filósofos
que ahí educan a sus discípulos tienen teorías que van en contra del imperio,
ideas revolucionarias que bien podrían poner en riesgo el gobierno de Atlántida y
su religión. Pasaron a otro edificio donde se dedicaban a la investigación, en
medicina, en las teorías de la evolución del ser humano.
Pasaron nuevamente a otro lugar, la casa de la Suma Sacerdotisa, Jupia, a
quien le pidieron que les leyera el futuro a ambos y apoyada en una bola de cristal,
le mostró primero a Signar que sería envenenado, después le mostró a Salustra
que sería asesinada con una espada, estas dos visiones daban una idea de quien
sería el ejecutor de cada uno ya que la mano que habían visto con el vino
envenenado, portaba el anillo real de Atlántida y la empuñadura de la espada tenia
el escudo de Altrusti.
Llegó la hora de visitar la cámara de rejuvenecimiento, Signar preguntaba
todo cuanto podía, el origen de los rayos, el tiempo necesario, a quien se le
otorgaba el privilegio, etcétera. Al terminar esta visita y teniendo a Signar muy
complacido, regresaron al palacio y cada quien se dispuso en sus aposentos.
Tyria fue a visitar a Erato, a escondidas de su hermana y de Britulia, fue a
verlo para proponerle que la ayudará a liberarse del matrimonio al cual había sido
5. condenada, y le contó que el senador Divona estaba planeando matar Salustra,
Erato pronto le regaño y le dijo que dejará de pensar en hacerle daño a su
hermana, pero también le prometió no decir palabra sobre la traición.
Se brindó una fiesta en el barco de Signar en honor a su próximo
matrimonio, Tyria se dijo indispuesta para asistir, pero Salustra si asistió con la
contradicción de amar a su enemigo, no quería matarle porque su corazón se lo
impedía pero su razón la obligaba a hacerlo. Durante la fiesta Salustra se mostró
un tanto distraída, pero al momento de la presentación de los bailarines prefirió
escapar a cubierta y Signar detrás de ella, la beso y al parecer el mar se enfureció
por esta acción ya que se agitó de manera inexplicable, dejando el interior del
barco con muebles por todos lados y los presentes corriendo a cubierta, pero así
como comenzó el maremoto, así desapareció y todo quedo apacible nuevamente
como si nada hubiera pasado.
Salustra acudió donde Jupia solicitando un veneno tan poderoso que no
hiciera sufrir a su presa, que lo matará de una manera casi instantánea y natural, a
la Suma Sacerdotisa no le quedo más que entregar el veneno, y le comunicó a su
aliado, traidor al trono, el senador Divona, sobre las intenciones de la emperatriz,
Divona no tardó en llevar la información a Tyria para que previniese al emperador
sobre las intenciones de su hermana, y así sucedió, pero Signar no se mostró
inquieto y prometió que se cuidaría.
Se llegó la hora de la cena y Salustra dio un nervioso recibimiento a Signar,
contemplaron las calles de la ciudad desde la recámara, contemplaron también los
jardines y el cielo, después de una charla poco interesante se dispusieron a cenar,
Salustra comenzó a servir pero Signar pensando en el veneno, no comía gran
cosa, llegó la hora del vino y Salustra confundida, evitó tres veces que Signar lo
bebiera, no podía matarlo, y el emperador le mostró detrás de las cortinas la
traición de su guardia real, a excepción del prefecto todos se habían vuelto a las
ordenes de Signar, triste Salustra comenzó a cuestionar el honor de los soldados,
pero no le quedo mas que aceptar su derrota.
Signar le dijo que conocía sus intenciones desde antes y que Tyria fue
quien le previno, Salustra triste y derrotada le pidió a Signar que le concediera las
últimas 24 horas de poder para arreglar ciertos pendientes, le fueron concedidas.
Y envió a Creto, su prefecto de la guardia real, con el resto del veneno para visitar
a Jupia, una vez consumada la muerte de la suma sacerdotisa, Signar le reprocho
la actitud pero la cubrió diciendo que fue Creto quien por propia decisión había
llevado a cabo tal acción. Salustra mandó a traer a Tyria y a Erato al jardín del
palacio, con la intención de unirlos en matrimonio, pero al llegar Erato antes que
Tyria se arrodilló a los pies de Salustra y le pidió que huyeran a su tierra, él la
6. amaba y la quería para él solo, Signar había escuchado toda la plática e irrumpió
para enfrentarlos, Erato desenvainó su espada y Signar repelió la agresión, pero
en la frenta ambos resultaron heridos, desafortunadamente para Tyria, recién
llegada al jardín, Erato resultó herido de muerte. El senado al enterarse de las
acciones mas recientes, no pudo sino condenar a la emperatriz como la culpable,
y emitió una orden de aprehensión, para juzgarla y después sacrificarla para los
dioses que al parecer habían desatado su furia contra el pueblo de Atlántida, por
las blasfemias de su emperatriz al mandar asesinar a Jupia.
Durante la aprehensión de Salustra se desato una fuerte tormenta, la
guardia real al servicio de Signar, quien permanecía tumbado en la cama a
consecuencia de las heridas recibidas durante la pelea con Erato, pero que ya
había sido llevado a su navío, fue al senado para rescatar a Salustra y llevarla al
barco insignia de Signar, Salustra llegó visiblemente descompuesta y estuvo en
cama durante cuarenta días con sus respectivas noches, mismos días que duró la
lluvia incesante, y que inundó todo cuanto había existido en la tierra. Al termino de
la tormenta también se levantó Salustra y al buscar respuestas, Sitón le plático
como la habían rescatado de la muchedumbre y que su emperador ya estaba
mejor de salud, después se reunió con Signar quien le explicó que los extranjeros
que hablaban de un solo Dios, en Lamora, les habían advertido del diluvio y se
habían preparado para salvarse, por fin ambos aceptaron su amor y cuando
llegaron a tierra firme se prestaron para comenzar una nueva vida, no un nuevo
imperio.