1. INVASIÓN DE LOS FRANCESES ADIÓS, MAMÁ CARLOTA EL ZARCO (1869)
(1885) (1866)
La acción se desarrolla en Yautepec, Morelos en el Valle de Yautepec, donde se ubicaban
“Mejicanos, tomad el acero, De la remota playa las haciendas de: Cocoyoc, Atlhuayán y San Carlos: todas ellas dedicadas al cultivo de la
ya rimbomba en la playa el cañón: Te mira con tristeza caña de azúcar. La banda de El Zarco, tenía su cuartel en Xochimancas, hacienda antigua
odio eterno al francés altanero, La estúpida nobleza
y arruinada, no lejos de Yautepec. El vivir en Yautepec, significaba hablar siempre de
Del mocho y del traidor.
¡vengarse o morir con honor”. robos y asesinatos, bandas y tropas. Doña Antonia vivía desesperada, pues temía que su
En lo hondo de su pecho
Ya sienten su derrota. hija Manuela fuese raptada por la banda de El Zarco, debido a su belleza, por lo que su
Lodo vil de ignominia horrorosa Adiós, mamá Carlota; deseo era que Manuela se casara con Nicolás a quien ella no amaba, o bien irse a la
se arrojó de la patria a la frente: Adiós, mi tierno amor. Ciudad de México con su hermano, quien por todo los problemas que había en la zona, no
¿dónde está, dónde está el insolente? iba por ellas. Nicolás les prepara su salida a la capital con las tropas del gobierno, sin
mejicanos, su sangre bebed, Acábanse en Palacio sospechar que con esto, perdería a su amada. El Zarco, vio por primera vez a Manuela en
y romped del francés las entrañas, Tertulias, juegos, bailes, Cuernavaca, él era uno de los jefes más renombrados de las bandas de bandoleros por
do la infamia cobarde se abriga: Agítanse los frailes sus infames proezas y horribles venganzas en las haciendas en que había servido, por su
destrozad su bandera enemiga, En fuerza de dolor.
crueldad y valor temerario. Ella se deslumbro por su gallardía, riqueza en su vestir y la
La chusma de las cruces
y asentad en sus armas el pie. fama que le precedía. Al descubrir Dona Antonia la fuga de su hija, busca la ayuda de las
Gritando se alborota.
Adiós, mamá Carlota; autoridades del pueblo, pero debido al miedo, nadie salió en su búsqueda, sin embargo el
Si intentaren pisar nuestro suelo, Adiós, mi tierno amor. pobre de Nicolás fue puesto preso, acusado del rapto de Manuela, gracias al amor que
en la mar sepultemos sus vidas, Pilar sentía por él, hizo que lo liberaran y así logra que Nicolás se fije y enamore de ella. El
y en las olas, de sangre teñidas, Murmuran sordamente Zarco, tras secuestrar a un extranjero, para con la recompensa comprarle joyas y vestidos
luzca opaco el reflejo del sol. Los tristes chambelanes, a Manuela, tiene una discusión con ella y comprende que fue un error llevársela y le dice
Nunca paz, mejicanos; juremos Lloran los capellanes que a partir de ese momento deberá ser parte del grupo y complacer a todos sus amigos;
en los viles cebar nuestra rabia. Y las damas de honor.
Manuela desesperada, llena de remordimientos y miedo, decide huir. Martín Sánchez, tras
¡Infeliz del que a Méjico agravia! El triste Chuchu Hermosa
Canta con lira rota:
perder a sus hijos y padre a manos de El Zarco, y ver como enloquecía su esposa, deja
gima al ver nuestro justo rencor. Adiós, mamá Carlota; todo en busca de la venganza y junto con su pequeño ejército. Nicolás se une con su
Adiós, mi tierno amor. grupo al de Martín y finalmente en un combate se enfrenta a El Zarco, hiriéndolo y
capturándolo para entregarlo a las autoridades junto con Manuela. Sin embargo, debido a
Guillermo Prieto Y en tanto los chinacos la desorganización que había en todo el país, los amigos en el poder que tenían los
Que ya cantan victoria, plateados, el soborno etc. Al ser trasladados, hay una emboscada y son liberados,
Guardando tu memoria iniciando así una nueva ola de crímenes en la comarca. Sánchez se presenta con el
Sin miedo ni rencor, Presidente Juárez quien acababa de triunfar con las Leyes de Reforma, pero que luchaba
Dicen mientras el viento
aun contra miles de adversarios y peligros. Por todo esto, Juárez autoriza el que cualquier
Tu embarcación azota;
Adiós, mi tierno amor. bandido que sea atrapado por Sánchez, sea colgado en el acto.
Vicente Riva Palacio Ignacio Manuel Altamirano