1. Movimiento artístico
Un movimiento artístico es una tendencia referente al arte, con una filosofía o estilo
común, seguida por un grupo de artistas durante un período de tiempo.
Si está limitado a un grupo de artistas en un lugar y momento concreto, se habla entonces
de una escuela artística; por ejemplo, la escuela sevillana de pintura.
Con la palabra estilo también se alude a las características que unifican o distinguen a un
autor de otro (el estilo personal o la voluntad de estilo,1
que se hace más marcada en
los genios del arte y en la personalidad de los artistas burgueses, sometidos al mercado de
arte,2
sobre todo a partir del romanticismo); o, menos usualmente, a
la kunstwollen (voluntad de arte o voluntad artística, en expresión de Alois Riegl).
Cada movimiento o estilo artístico refleja el arte con ciertos rasgos similares durante una
etapa de tiempo, siendo un fenómeno de expresión artística que manifiesta las
características propias de la época en el que surge. Los movimientos o estilos artísticos se
clasifican por los historiadores del arte o de la literatura atendiendo a distintos criterios
de periodización (por ejemplo, la generación) y se proyectan en las diferentes áreas de
la literatura y el arte o bellas artes: música, artes
visuales (pintura, escultura y arquitectura).
Por ejemplo, para las creaciones culturales de la civilización occidental del siglo XVII a
principios del Siglo XVIII, se ha acuñado el término barroco aunque los productos artísticos
de las distintas artes no tengan una conexión evidente entre sí, se designan
como arquitectura barroca, pintura barroca, música barroca o literatura barroca.
Simbolismo
2. La muerte del sepulturero de Carlos Schwabe forma un compendio visual de los principales temas
del simbolismo. Muerte, ángeles, nieve y las dramáticas poses de los personajes.
El simbolismo fue uno de los movimientos literarios más importantes de finales del siglo
XIX, originado en Francia y en Bélgica. En un manifiesto literario publicado en 1886, Jean
Moréas definió este nuevo estilo como «enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa
sensibilidad y la descripción objetiva"». Para los simbolistas, el mundo es un misterio por
descifrar, y el poeta debe para ello trazar las correspondencias ocultas que unen los
objetos sensibles (por ejemplo, Rimbaud establece una correspondencia entre las vocales
y los colores en su sonetoVocales). Para ello es esencial el uso de la sinestesia.
El movimiento tiene sus orígenes en Las flores del mal, libro emblema de Charles
Baudelaire. El escritor Edgar Allan Poe, a quien Baudelaire apreciaba en gran medida,
influyó también decisivamente en el movimiento, proporcionándole la mayoría de imágenes
y figuras literarias que utilizaría. La estética del simbolismo fue desarrollada por Stéphane
Mallarmé y Paul Verlaine en la década de 1870. Para 1880, el movimiento había atraído
toda una generación de jóvenes escritores cansados de los movimientos realistas.
Expresionismo
3. Fränzi ante una silla tallada (1910), de Ernst Ludwig Kirchner, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX,
que se plasmó en un gran número de campos: artes
plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc. Su primera manifestación
fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición
del fauvismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros
exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con características
propias comunes fue un movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el
arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y
nivel intelectual. Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el
carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas
defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista
—la «expresión»— frente a la plasmación de la realidad —la «impresión»—.
El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de
forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de
los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma,
el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico. Así, a menudo
se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores como Matthias
4. Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya. Algunos historiadores,
para distinguirlo, escriben “expresionismo” –en minúsculas– como término genérico y
“Expresionismo” –en mayúsculas– para el movimiento alemán.1
El cubismo fue un movimiento artístico desarrollado entre 1907 y 1914, nacido
en Francia y encabezado por Pablo Picasso, Georges Braque, Jean Metzinger, Albert
Gleizes, Robert Delaunay, Juan Gris y Guillaume Apollinaire.1
Es una tendencia esencial,
pues da pie al resto de las vanguardias europeas del siglo XX. No se trata de un ismo más,
sino de la ruptura definitiva con la pintura tradicional.
El término cubismo fue acuñado por el crítico francés Louis Vauxcelles, el mismo que
había bautizado a los fauvistas motejándolos de fauves (fieras); en el caso de Braque y
sus pinturas de L'Estaque, Vauxcelles dijo, despectivamente, que era una pintura
compuesta por «pequeños cubos». Se originó así el concepto de «cubismo». El cubismo
literario es otra rama que se expresa con poesías cuya estructura forma figuras o
imágenes que ejemplifican el tema, la rima es opcional y no tienen una métrica específica
ni se organizan en versos.
El cubismo es considerado la primera vanguardia, ya que rompe con el último
estatuto renacentista vigente a principios del siglo XX, la perspectiva. En los cuadros
cubistas, desaparece la perspectiva tradicional. Trata las formas de la naturaleza por
medio de figuras geométricas, fragmentando líneas y superficies. Se adopta así la llamada
«perspectiva múltiple»: se representan todas las partes de un objeto en un mismo plano.
La representación del mundo en donde pasaba a no tener ningún compromiso con la
apariencia de las cosas desde un punto de vista determinado, sino con lo que se sabe de
ellas. Por eso aparecían al mismo tiempo y en el mismo plano vistas diversas del objeto:
por ejemplo, se representa de frente y de perfil; en un rostro humano, la nariz está de perfil
y el ojo de frente; una botella aparece en su corte vertical y su corte horizontal. Ya no
existe un punto de vista único. No hay sensación de profundidad. Los detalles se
suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo aspecto, como ocurre con
los violines, insinuados solo por la presencia de la cola del mismo.
5. La Gioconda
Para la ópera de Amilcare Ponchielli, véase La Gioconda (ópera).
«Mona Lisa» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Mona Lisa (desambiguación).
El Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo,1
más conocido como La
Gioconda (La Joconde en francés), también conocida como La Mona Lisa, es una obra
pictórica del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Fue adquirida por el
rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI y desde entonces es propiedad
del Estado Francés. Se exhibe en el Museo del Louvre de París.
Su nombre, La Gioconda (la alegre, en castellano), deriva de la tesis más aceptada acerca
de la identidad de la modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, que
realmente se llamaba Lisa Gherardini, de donde viene su otro nombre: Mona (señora, del
italiano antiguo) Lisa.
Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 × 53 cm, pintado entre 1503 y 1519,2
y retocado
varias veces por el autor. Se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy
característica de Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible
por el oscurecimiento de los barnices. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de
seguridad y ambientado a temperatura estable para su preservación óptima.3
Es revisado
constantemente para verificar y prevenir su deterioro.
Por medio de estudios históricos se ha determinado que la modelo podría ser una vecina
de Leonardo, que podrían conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber
estado embarazada. Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios
interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo cual genera
más curiosidad entre los admiradores del cuadro.
La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza,
sino también en los misterios que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911, las
reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y
6. las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del
mundo, visitado por millones de personas anualmente.4
Inmaculada Concepción (Tiepolo)
Para otros usos de este término, véase Inmaculada Concepción (desambiguación).
Esta representación de la Inmaculada Concepción fue realizada por el pintor
rococó italiano Giovanni Battista Tiepolo. Data de los años 1767-1769 y está pintada al
óleo sobre lienzo, midiendo 281 cm de alto por 127 cm de ancho. Se expone en el Museo
del Prado de Madrid, España.
Entre 1767 y 1769 pintó Tiepolo siete lienzos para la iglesia real del convento de San
Pascual en Aranjuez, hoy divididos entre el Museo del Prado de Madrid (además de este
hay un San Pascual Baylón y un San Antonio de Padua) y el Palacio Real de Madrid.
Se representa a la Virgen tal como se narra su aparición en el Apocalipsis, capítulo 12,
versículos 1-17:
7. Aparecen en esta escena toda una serie de símbolos relacionados tradicionalmente con la
Virgen: en primer lugar, la corona de doce estrellas y sobre ella, una paloma que
representa el Espíritu Santo. Se alza, envuelto en el típico manto azul celeste, sobre la
esfera terrestre y una media Luna, pisando a la serpiente o dragón que es el Diablo que
lleva en la boca la manzana que hizo caer en la tentación a Adán y Eva, de manera que la
Virgen aparece como redentora del Pecado Original. Uno de los ángeles porta la vara
de azucenas, sobre el suelo se ve una palmera, una rosa y, entre las nubes, un espejo.
De esta manera se representaba el dogma de la Inmaculada Concepción de María para
la Iglesia Católica, como el único ser humano concebido sin pecado original. Tiepolo usa
colores claros, iluminando la escena con una intensa luz dorada.
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/