2. Un transgénico es cualquier ser vivo manipulado de
manera artificial, genéticamente, para que posea
una determinada característica.
Ratones transgénicos, a los
cuales les han agregado el gen
que codifica para una proteína
para la luminiscencia verde, la
GPF [green fluorescent protein]
que permite que transmitan
fosforescencia frente al ojo
desnudo.
3.
4. Insertar caracteres mediante ingeniería genética en especies dedicadas a la
producción de alimentos para intentar producir lo máximo posible. Debido al
desarrollo de la manipulación genética en especies vegetales, todos los alimentos
transgénicos corresponden a derivados de plantas.
• La introducción de
genes que hacen que
los transgénicos
resistan mejor a
insectos, es lo más
utilizado en los
transgénicos. Al tener
mayor resistencia a los
insectos no hace falta
tanto insecticida, y
por lo tanto no afecta
tanto al medio
ambiente ni a la salud
del agricultor
5. Los transgénicos suponen
un grave riesgo para la
biodiversidad y tienen
efectos irreversibles e
imprevisibles sobre los
ecosistemas. Algunos de los
peligros de estos cultivos
para el medio ambiente y la
agricultura son: incremento
del uso de tóxicos en la
agricultura, contaminación
genética, contaminación del
suelo, pérdida de
biodiversidad, desarrollo de
resistencias en insectos y
"malas hierbas" y efectos no
deseados en otros
organismos.
6. Muchas personas están en
contra de los
transgénicos, suelen ser
ecologistas, porque les
preocupa, impactos
ambientales, cambios
culturales y dependencias
económicas.
La práctica de modificar
genéticamente las especies
para uso del
hombre, acompaña a la
humanidad desde sus
orígenes, por lo que los
sectores a favor de
la biotecnología quieren
pruebas científicas sobre
porque son tan malos los
transgénicos comparado
con las ventajas que tienen.
7. «No se podrá dar de comer a todo el planeta sin biotecnología»
Este asesor del Gobierno de Obama, y experto en Fisiología Vegetal con 42 años de experiencia, cree que los criterios políticos no deben
anteponerse a los científicos en la lucha contra el hambre
—¿Cómo contribuye la biotecnología a lograr una agricultura sostenible?
—En primer lugar porque aumenta los rendimientos y no es necesario roturar nuevas tierras. Y esto es bueno porque queda más tierra
disponible para la fauna y la flora salvaje. En un experimento realizado en 2010 en el Estado de Indiana, en cultivos de maíz, se logró un
aumento espectacular en la producción, llegando a las 19 toneladas por hectárea, muy por encima de los máximos rendimientos obtenidos
a finales de los 90, en torno a 9,5 toneladas. Además, los cultivos biotecnológicos requieren un uso menor de pesticidas, hasta en un 80%.
—¿Un cultivo atacado por una plaga es más propenso a contraer hongos?
—Así es. Un cultivo de maíz atacado por el taladro es más propenso a contraer hongos, que pueden producir toxinas cancerígenas.
—¿Hay menos herbicidas en los organismo modificados genéticamente?
—Muchos de los antiguos herbicidas eran más tóxicos, poco selectivos y permanecían más tiempo en el terreno. Actualmente se utilizan
cultivos resistentes al glifosato, un herbicida que inhibe una reacción en las plantas que no afecta a insectos, animales personas. Este
herbicida es más seguro, ya que se degrada rápidamente en la tierra sin dejar residuos. El uso de estos cultivos optimiza la aplicación de
herbicidas, reduciendo su uso hasta en un 20%.
—¿Qué otras ventajas medioambientales aportan?
—Se está trabajando en variedades tolerantes a la sequía, muy útiles en zonas áridas como África y que pueden permitir un uso más
eficiente del agua.
—Si prescindimos de la biotecnología, ¿es posible alimentar a toda la población con la agricultura actual?
— De ninguna manera se puede hacer con agricultura ecológica. La agricultura convencional puede ser suficiente para dar de comer a
Europa, pero no a todo el planeta. En estos mismos términos se ha expresado recientemente Peter Brabeck-Letmathe, el presidente de
Nestlé. Habrá que producir un 70% más de alimentos, en especial en los países en desarrollo.
—¿Qué diferencias hay entre los alimentos ecológicos o convencionales y los transgénicos?
—No hay diferencias de sabor; donde sí puede haber diferencias es en el nivel de residuos de pesticidas. La biotecnología permite obtener
alimentos con características nutricionales mejoradas, como el arroz dorado con vitamina A, muy útil para prevenir la ceguera en países
con deficiencias nutritivas.
—¿Por qué son tan costosos estos proyectos biotecnológicos?
—Una investigación puede costar 135 millones de euros por la exigencia de numerosos test, la presión de grupos ecologistas y los
rigurosos procesos regulatorios. Es muy difícil que las universidades puedan acometerlos, y hay que recurrir a las multinacionales.
—¿Europa va muy por detrás?
—Un ejemplo. En EE.UU. ya existe un maíz con ocho genes: tres para protegerles de los insectos aéreos, tres para combatir los insectos
de tierra, y dos para hacer la planta resistente a dos herbicidas distintos. El maíz que se utiliza en la UE tiene quince años de antigüedad.
8. La superficie mundial de cultivos transgénicos creció en 12 millones de hectáreas en 2011. Hay 160 millones de hectáreas sembradas
por 16,7 millones de agricultores en 29 países, según un informe que presentará el Servicio Internacional para la Adquisición de
Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés) en Manila el jueves. La cifra representa un incremento del 8%
respecto a 2010.
James Clive, autor del Informe Anual de Cultivos Biotecnológicos, ha destacado que se trata de unas tasas de adopción «sin
precedente», fruto de la «confianza abrumadora» en los cultivos transgénicos.
Diecinueve de los 29 países que cultivan semillas modificadas genéticamente son países en vías de desarrollo y, principalmente, por
parte de pequeños agricultores. A nivel europeo, los estados de la Unión Europea alcanzaron 114.624 hectáreas, de las que 97.326 ha
de maíz Bt se cultivan en España, que se mantiene como el país con mayor superficie de cultivos biotecnológicos.
Se comercializan desde 1996
El informe señala que, desde que los cultivos transgénicos fueron aprobados de manera comercial en 1996, su implantación ha crecido
«vertiginosamente» cada año: el «mayor crecimiento en la historia de la agricultura moderna». Y en 2011 han batido el récord de
adopción.
Los diez países con más de 1 millón de hectáreas cultivadas fueron Estados Unidos (69 millones de ha); Brasil (30,3
millones); Argentina (23,7 millones); India (10,6 millones); Canadá (10,4 millones); China (3,9 millones); Paraguay (2,8 millones);
Pakistán (2,6 millones); Sudáfrica (2,3 millones) y Uruguay (1,3 millones).
Por tipo de cultivo, la soja transgénica (75,4 millones de ha) continuó como el principal cultivo biotecnológico, ya que representa el
47% de la superficie total sembrada con semillas transgénicas. Le sigue el maíz transgénico (51 millones ); el algodón transgénico
(24,7 millones) y la colza (8,2 millones).
Europa crece con España a la cabeza
Europa sigue «en el vagón de cola» a pesar de que experimentó un crecimiento del 25%, pero se consolida en el cultivo de semillas
modificadas genéticamente, al reunir ocho países donde se sembraron 114.624 hectáreas en 2011, 23.186 más que en 2010. Los
cultivos estrella en la UE son el maíz transgénico, el maíz Bt -que crece- y la patata Amflora -que se reduce-.
España, República Checa, Portugal, Eslovaquia, Rumanía y Polonia siguieron cultivando maíz transgénico (114.607 hectáreas), casi
23.500 hectáreas más que el ejercicio anterior. Por su parte, Alemania y Suecia mantuvieron el cultivo de la patata transgénica
Amflora, con un total 17 hectáreas, 228 menos que el año anterior.
Según informa Fundación Antama, de acuerdo a los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, España
«continúa, un año más, a la vanguardia europea, al contar con 97.326 hectáreas de cultivo de maíz transgénico; lo que representa el
26,5% del total sembrado en el país».
Por comunidades autónomas, Aragón es la que mayor superficie destina a la siembra de maíz Bt, con 41.368 hectáreas; 12.716 más
que en 2010. A continuación se sitúan Cataluña y Extremadura, con 29.632 y 10.567 hectáreas respectivamente e incrementos de
1.374 y 2.797 hectáreas en cada una de ellas.