La corrupción en el sector público genera varios problemas: falta de fiscalización adecuada de los actos de los gobernantes, poca participación ciudadana en la fiscalización, sueldos bajos que generan descontento entre el personal público y falta de valores éticos entre algunos servidores. Esto conduce a la pérdida de credibilidad de los gobiernos, consolidación de redes de corrupción y nombramiento de funcionarios incompetentes, lo que puede perjudicar gravemente el funcionamiento de las instituciones públicas.