Este documento discute la historia de la prohibición de las transfusiones de sangre entre los Testigos de Jehová. Explica que ni Carlos Taze Russell ni José Franklin Rutherford, los primeros presidentes de la organización, establecieron esta doctrina. Fue introducida en 1945 por Nathan Knorr, el nuevo presidente, quien publicó un artículo argumentando que las transfusiones violan la ley de Dios. Sin embargo, el documento argumenta que la Biblia no prohíbe explícitamente las transfusiones y que salvar una vida no debe considerarse un pecado

1. Por Lorenzo Luévano Salas
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2. Carlos Taze Russell, fundador de los Estudiantes Internacionales
de la Biblia, conocidos actualmente como La Sociedad Atalaya
(Testigos de Jehová), no fue el autor intelectual de la doctrina falsa
que prohíbe las transfusiones de sangre.
José Franklin Rutherford tampoco tuvo que
ver con dicha doctrina. Durante el gobierno
de estos dos hombres, ningún testigo de
Jehová supo de alguna prohibición con
respecto a la transfusión sanguínea. Las
publicaciones no dicen nada acerca de dicha
abstinencia.

3. La rigurosa prohibición
de las transfusiones de
sangre llegó a existir bajo
el gobierno de NATHAN
H. KNORR quien asumió
la presidencia de la
Sociedad Atalaya el 13 de
enero de 1945.

4. La infernal doctrina que enseña que las transfusiones de
sangre son pecado, apareció por primera vez en un
artículo titulado "La santidad de la sangre", en la revista
"Atalaya" del 1 de julio de 1945.
“salvar una vida humana mediante la sangre de
otra persona es violación a la ley de Jehová”

5. ‘ABSTÉNGANSE DE SANGRE’
La santa Biblia a menudo usa “sangre” para significar “vida.” Esto se debe a
que la vida o alma está en la sangre. (Levítico 17:11) Puesto que Dios es el
Creador de la sangre, él sabe más acerca de ella que cualquiera de nosotros, y
tiene el pleno derecho de decir lo que se puede hacer con ella. Fue
primeramente después del Diluvio global que Dios otorgó a la humanidad
permiso para comer carne de animales. De modo que en aquel tiempo él
también les dio su ley sobre la sangre, diciendo: “Todo animal moviente que
está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la
vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —
su sangre— no deben comer.” (Génesis 9:3, 4) Se podía comer la carne de los
animales, pero no la sangre.
Página 165, edición 1968:
Más tarde, esa ley fue incorporada en los mandamientos dados a la nación de
Israel, y la Palabra de Dios la impone a los cristianos también. Después de una
consideración cuidadosa de los requisitos de Dios para los cristianos, el cuerpo
gobernante de la congregación cristiana primitiva escribió a los creyentes
no judíos lo siguiente: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido
bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que se
abstengan de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y
de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán.
¡Buena salud a ustedes!” (Hechos 15:28, 29) De manera que nosotros,
también, tenemos que ‘abstenernos de sangre.’ Y el que lo hagamos es asunto
serio, pues ha sido puesto en el mismo nivel que evitar la fornicación y la
idolatría.
¿QUÉ TIENE QUE VER
TODO LO QUE DICEN
GÉNESIS, LEVÍTICO Y
HECHOS 5:28, 29 CON LAS
TRANSFUCIONES DE LA
SANGRE?

6. ¿Qué hay acerca del uso que se le da a la sangre humana hoy día? Los
doctores de medicina, dándose cuenta del poder sostenedor de vida que tiene
la sangre, usan transfusiones de sangre liberalmente al tratar a los pacientes.
¿Está esto en armonía con la voluntad de Dios? …
Página 167, edición 1968:
¿Está esto en armonía con la
voluntad de Dios?
¿QUÉ ES UNA TRANSFUCIÓN DE SANGRE?
Es un procedimiento médico mediante el cual se hace pasar sangre de
las venas de un individuo a las de otro. Se indica este tipo de
operación especialmente en pacientes que necesitan reemplazar la
sangre perdida por hemorragia. Abstracta y concretamente, queda
fuera de la razón el confundir la transfusión de sangre con la ingestión
de sangre.

7. Durante la gestación, el cordón umbilical es el medio por el cual
se intercambia la sangre, tiene dos arterias enlazadas en espiral
en torno a una única vena, estos tres componentes están unidos
al ombligo del feto, y el otro extremo unido a la placenta.
Las arterias de la madre proporcionan oxígeno y nutrientes,
éstos son recogidos por medio de las vellosidades de la placenta,
absorbiendo la sangre de las arterias de la madre, de allí pasa a
la circulación del feto utilizando las dos arterias del cordón
umbilical.
¿Se puede afirmar que
“el feto COME sangre
humana?

8. Si Dios no permite esto…Entonces, ¿permite esto?
Si Dios no permite esto…Entonces, ¿permite esto?

9. Algunas personas quizás razonen que el recibir una
transfusión de sangre no es verdaderamente “comer.”
Pero, ¿no es cierto que cuando un paciente no puede
comer por la boca los médicos con frecuencia lo
alimentan por el mismo método que se usa para
administrar una transfusión de sangre? Examine los
textos bíblicos cuidadosamente y note que nos dicen
que nos ‘abstengamos de sangre.’ (Hechos 15:20, 29)
¿Qué quiere decir esto? Si un médico le dijera a usted
que se abstuviera de alcohol, ¿querría decir esto que
usted no debería tomarlo por la boca, pero que podría
transfundirlo directamente a sus venas? ¡Por supuesto
que no! Así, también, el ‘abstenerse de sangre’ significa
no recibirla en nuestro cuerpo de ninguna manera.
Página 167.

10. 1. No es con sangre que se alimenta al paciente cuando
no puede ser alimentado por la boca, sino con
vitaminas, proteínas y minerales, por vía intravenosa; y
por lo general recibe el alimento a través de sondas,
por la boca y nariz.
2. No toman en cuenta que aun el alcohólico en su
embriaguez sabe que el licor se toma por placer, y que
resultaría un daño enorme inyectárselo en las venas.

11. “Por la dudosa probabilidad de mantenerse uno vivo
por unos cuantos años más en este sistema de cosas,
¿sería una acción inteligente el darle la espalda a Dios
por medio de quebrantar su ley?” (Pagina 168).
PERO, ¿cuál LEY?
Dicha afirmación sólo tendría valor si los "testigos"
pudieran citar libro, capítulo y versículo donde
Dios prohibiera hacer transfusiones de sangre.
NO ES LO MISMO “COMER SANGRE”
QUE HACERSE UNA “TRANSFUSIÓN
DE SANGRE”.

12. DIOS NO QUIERE SACRIFICIOS HUMANOS.
A los judíos Dios les dijo: “Y no des hijo tuyo para
ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el
nombre de tu Dios. Yo Jehová. ”.
No obstante, los judíos en varias ocasiones
rindieron culto a este Dios. Salomón construyó un
altar en su honor (1 R. 11:7). Y los de Judá, en días
de Jeremías, fueron denunciados cuando les dijo:
“Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están
en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por
el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les
mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen
esta abominación, para hacer pecar a Judá.” (32:35)

13. 1. No se debe comer carne con su sangre: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no
comeréis” (Génesis 9:4).
2. No hay que derramar sangre o matar a nadie: “Porque ciertamente demandaré la
sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre;
de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre
de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho
el hombre” (Génesis 9:5, 6).
3. No se ha de comer sangre: “Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en
donde habitéis, ni de aves ni de bestias. Cualquiera persona que comiere de alguna
sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo” (Levítico 7:26, 27; 17:10-12,14).

15. 1. En la ingestión de sangre, ésta es llevada a la
boca, aceptada por el paladar, recibida por el
aparato digestivo y, finalmente, evacuada del
organismo.
2. El que come sangre, lo hace por placer.
3. La sangre que se come pertenece a un animal
muerto.
4. Al comer sangre, ésta pasa de un animal
muerto al organismo de un individuo vivo.
5. La sangre que se come pertenece a un
animal, al que por apetito se le ha quitado la
vida.
6. Toda ingestión de sangre indica que se le ha
quitado la vida a un animal.
7. Se puede vivir saludablemente sin comer
sangre.
1. En la transfusión de sangre, ésta se introduce
por las venas. La sangre del donante se
mezcla con la del receptor y sigue viva sin
que la expele el organismo.
2. El que recibe una transfusión de sangre, la
recibe con dolor.
3. La transfusión se hace con sangre que
pertenece a un ser humano vivo.
4. En la transfusión, la sangre de un ser humano
vivo pasa a las venas de otro ser humano
vivo.
5. La transfusión de sangre se hace por
emergencia, y no se le quita la vida a nadie.
6. La transfusión de sangre no quita la vida a
nadie, sino da vida al que la recibe.
7. La transfusión de sangre, en muchos casos, es
indispensable para salvar una vida.
“Comer Sangre” “Transfusión de Sangre”

16. 8. El animal que ha sido muerto para extraerle la
sangre no tiene valor espiritual ante Dios. Al
matarlo no se influye para salvación o
condenación. Simplemente deja de existir.
9. Si no ha muerto el animal, no es posible
comerse su sangre.
10. Para comerse la sangre de un animal,
primeramente hay que matarlo.
8. La vida humana sí es de gran valor ante Dios.
Cuando, desinteresadamente, donamos sangre
para una transfusión, agradamos a Dios mediante
el amor y servicio a nuestro prójimo.
9. La transfusión de sangre se hace de un ser
humano vivo a otro ser humano vivo.
10. En la transfusión de sangre el donador
expresa su voluntad y deseo de ayudar a un ser
humano que sufre.
“Comer Sangre” “Transfusión de Sangre”
La Biblia no da a entender por ningún lado que las transfusiones de sangre sean contrarias a la voluntad de
Dios. Más bien, por ser éstas una operación que contribuye a la conservación de la vida, deben definirse
como una manifestación del bien y como una de todas las bondades que conforman el agrado de Dios.
La prohibición de las transfusiones de sangre, sólo es un elemento más entre muchos falsos dogmas que
constituyen la descabellada doctrina que difunde el clero russellista ("Testigos de Jehová") por mandato
ineludible de la "WATCHTOWER" DE NUEVA YORK.

17. Por Lorenzo Luévano Salas
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