Una almendra que agoniza. Artículo de Deborah Piña Zitrone para Manjaria
Turismo gastronómico, desarrollo rural y dudas, muchas dudas. Artículo de Deborah Piña Zitrone para "Manjaria"
1. 7manjaria nº29. mayo 2012
Un paisaje en la cocina
Texto y fotografías: Deborah Piña Zitrone
L
a gastronomía de un lugar
es una manifestación de
su cultura y como tal, está
vinculada a su historia, a
sus tradiciones y a su identidad. Por
eso, el turista gastronómico es ante
todo un turista cultural y le apetece
conectar con nuestras costumbres.
Es un error pensar que solo quieren
ir de restaurantes. Pasear por un
mercado y comprar productos loca-
les, descubrir el olivar de la Sierra y
nuestra producción de aceite, catar
vinos autóctonos en una bodega fa-
miliar o degustar un buen “pa amb
sobrassada”, son placeres sencillos
que remiten directamente a nuestro
patrimonio cultural y gastronómico.
Estos viajeros tienen algo de explora-
dores y buscan formas genuinas de
disfrute gastronómico. Porque el tu-
rismo gastronómico es precisamente
eso, un turismo de experiencias.
El turista gastronómico quiere des-
cubrir y probar nuestros alimentos
únicos, las elaboraciones tradicio-
nales y artesanales, le interesa lo
nuestro, lo autóctono, en una pala-
bra: el producto local, en su sentido
de gasto en destino. Huyen del todo
incluido. Estamos claramente ante
un nicho de mercado de calidad. Eso
si, son más exigentes que los turistas
de sol y playa, por lo que hemos de ser
capaces de ofrecerles productos y ser-
vicios adaptados a sus inquietudes.
En Mallorca, tenemos la llave para
potenciar otro tipo de turismo, que
favorezca el desarrollo rural, la con-
servación del paisaje y de nuestro
patrimonio, que estimule la produc-
ción y el comercio local. El valor y el
reconocimiento internacional de la
declaración de la Sierra de Tramun-
tana como Patrimonio Cultural de
la Humanidad por la UNESCO es
el trampolín desde el cual iniciar la
diversificación del sector turístico,
y sobretodo reducir su impacto am-
biental y aumentar su calidad. Sin
embargo, avalando proyectos como
el macro hotel de 1200 plazas que
ocupará 20 ha al inicio de la playa
de la Rapita, se está perpetuando un
modelo de desarrollo turístico com-
pletamente obsoleto, sin conciencia
ecológica y que siempre beneficia a
los mismos.¿Hasta cuando?
más amplio. Y si se pone sibarita, no
viene a Mallorca a comer caviar, no.
Pero, si, por ejemplo “pepino de mar
con zanahoria morada e hinojo”.
Promover la gastronomía como re-
clamo turístico, además de ser una
excelente forma de desestacionalizar
el turismo podría impulsar el desa-
rrollo rural, estimulando la produc-
ción de productos locales de calidad.
Además, y muy especialmente en Ma-
llorca, el fuerte vínculo entre paisaje
y alimento, debería ser la base para el
desarrollo de un turismo rural soste-
nible en sintonía con nuestras tradi-
ciones y nuestra cultura.
En materia turística y a nivel interna-
cional, los apellidos “rural, cultural o
gastronómico”, son tendencias que se
están consolidando. Sus turistas y via-
jeros tienen mayor conciencia ecológi-
ca y social y también mayor capacidad
Nuestra isla tiene un gran potencial para conso-
lidarse como destino de turismo cultural, rural y
gastronómico. ¿Cuando seremos capaces de su-
perar el sol y playa?
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