El principal problema no es el desempleo sino la inactividad
1. 13 de Diciembre de 2015 – Número 630
EL PRINCIPAL PROBLEMA NO ES EL
DESEMPLEO SINO LA INACTIVIDAD
Concluido el mandato del gobierno saliente emergen los pasivos ocultos. Aunque la
manipulación de las estadísticas oficiales genera dudas, en materia laboral la peor
herencia no es el desempleo sino la alta y creciente inactividad laboral. Muchas
mujeres adultas y jóvenes, que podría trabajar, no lo hacen por la falta de
oportunidades y aletargadas por la proliferación del asistencialismo. Para revertir el
fenómeno se requiere capacidad de diálogo, audacia política y profesionalismo.
Una señal auspiciosa es la decisión de normalizar el INDEC. El problema arrancó cuando en
2007 el gobierno apeló a manipular la medición de la inflación con la confesa intención de
pagar menos intereses de deuda pública. Como era previsible, la burda acción demolió el
crédito público y degradó el sistema de estadísticas oficiales. Las maniobras de este tipo se
multiplicaron y cayó en picada la credibilidad. En este marco, los últimos datos de
desempleo difundidos por el gobierno, antes de dejar el poder, señalan que la tasa de
desempleo habría caído a menos del 6% de la población activa en el 3° trimestre del 2015,
el nivel más bajo desde la década del ’80. La sospecha es que se trata de otro acto de
propaganda oficial más que de un indicador fiel.
Reconstruir el sistema estadístico oficial y arreglar las consecuencias de haber querido
cambiar la realidad con la manipulación demandará tiempo e inteligencia. Entretanto, habrá
que extremar los recaudos para diagnosticar correctamente en base a la limitada y poco
confiable información disponible.
En relación al mercado de trabajo, además del desempleo, es muy importante observar la
tasa de participación laboral. Según los datos del INDEC, entre el 2° trimestre de 2004 y el
mismo período de 2015, se observa que:
• En la población con entre 20 años y la edad de jubilarse la proporción que trabaja
o busca trabajo pasó de 78% a 75%.
• Entre las mujeres entre 30 y 59 años, la participación laboral pasó de 67% a 66%.
info@idesa.org - www.idesa.org – Tel. (54) - 11 - 4374 7660 / (54) - 351 - 427 1271
2. • Para los jóvenes de entre 20 y 30 años, la participación laboral pasó de 73% a 65%.
Estos datos señalan que el grueso de los problemas laborales no está constituido por el
desempleo (es decir, personas que buscan trabajo y no lo encuentran) sino en la alta y
creciente inactividad laboral (es decir, personas en edad de trabajar que no lo hacen ni
manifiestan intenciones de hacerlo). Actualmente, 1 de cada 4 personas de entre 20 años
y la edad jubilatoria no participa del mercado laboral. El fenómeno se agrava entre las
mujeres y los jóvenes donde 1 de cada 3 personas elige la inactividad laboral.
Que la inactividad laboral sea tan alta entre las mujeres adultas y los jóvenes refleja
comportamientos propios de sociedades más atrasadas y conservadoras con fuerte
preeminencia masculina. El núcleo central del mercado de trabajo son los varones entre 30
y 64 años de edad con tasas de actividad del 93%, mientras una gran cantidad de mujeres
adultas quedan relegadas a las actividades domésticas y los jóvenes sólo a estudiar, ayudar
en el hogar o no hacer nada. Muchos factores explican este fenómeno, pero uno de
particular importancia es la forma en que se instrumentó la política asistencial de la
última década. Defectos en el diseño y la administración de las pensiones no contributivas,
la Asignación Universal por Hijo y el PROGRESAR, entre las intervenciones más relevantes,
inducen a la inactividad laboral entre las mujeres y jóvenes en edad de trabajar.
La inactividad laboral cercena oportunidades de progreso. Lo hace en el plano
individual, familiar y colectivo. En los hogares donde, además del varón jefe de hogar,
también trabajan la pareja y los jóvenes en edad de hacerlo, el ingreso per cápita es más
alto. Más importante aún es que cuando las mujeres participan del mercado laboral la
maternidad tiende a postergarse, la tasa de fecundidad a reducirse y, con ello, se abren
nuevos horizontes de oportunidades laborales y profesionales para ellas. En el mediano
plazo esto se traduce en mejor educación de los hijos.
Por eso, en materia social, el principal desafío es alentar entre las mujeres adultas y los
jóvenes la cultura del trabajo. Activar laboral y productivamente a estas personas requiere
un entramado muy bien coordinado de políticas públicas. Incluye replantear la política
económica (para generar crecimiento de la producción), la política laboral (procurando
instituciones laborales que estimulen la generación de empleos de calidad y no discriminen a
los jóvenes y las mujeres), la política educativa (promoviendo la educación para el trabajo) y
la política asistencial (cambiando la cultura de la dádiva por la de la acción para el progreso
personal). Para ello se requiere diálogo, audacia política y profesionalidad.
Tasa de participación laboral
Personas con entre 20 años y la edad de jubilarse
info@idesa.org - www.idesa.org – Tel. (54) - 11 - 4374 7660 / (54) - 351 - 427 1271
Las fuentes y los
datos en formato
Excel utilizados en
este informe pueden
ser solicitados a
info@idesa.org