2. Apocalipsis 6:1-4
Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y
oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como
con voz de trueno: Ven y mira.
2 Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo
montaba tenía un arco; y le fue dada una
corona, y salió venciendo, y para vencer.
3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo
ser viviente, que decía: Ven y mira.
4 Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo
montaba le fue dado poder de quitar de la tierra
la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio
una gran espada.
3. Apocalipsis 6
Llegamos al momento en que el
Cordero empieza a abrir los siete
sellos los primeros sellos se
describen brevemente, los
últimos van prolongándose, al
punto que el séptimo sello no es
roto sino mucho después.
4. Apocalipsis 6
los dos primeros sellos cuentan la
historia política de lo que entonces
era la provincia romana de Asia.
Hasta poco antes del advenimiento
del cristianismo, la región había
sufrido repetidas invasiones por
parte de los persas. Pero entonces el
poderío de Roma se había
impuesto, y ahora toda la zona era
parte del Imperio Romano.
6. Apocalipsis 6
El primer jinete va montado sobre un
caballo blanco, símbolo de victoria, y
armado de un arco. Tal era el
armamento tradicional de los persas, y
por tanto los primeros lectores del
Apocalipsis entenderían bien que se
trataba de una referencia a las
invasiones persas.
7. Apocalipsis 6
El segundo jinete va montado sobre un
caballo bermejo, color de sangre y de
violencia, y en la mano lleva la gran
espada a que nos hemos referido antes,
que era símbolo de la autoridad
romana.
8. Apocalipsis 6
las iglesias de Asia vivían en una situación
política difícil. Todas estaban bajo el
gobierno de Roma, que decía haber traído la
paz a la región. Uno de los modos en que
Roma se mantenía en el poder en esa región
era recordándoles a sus súbditos las
atrocidades que los persas habían cometido
en el pasado, y el peligro de una nueva
invasión persa, y quienes criticaban el
gobierno romano se les acusaba de ser
simpatizantes, de los persas.
9. Apocalipsis
La visión de Juan, empero, señala que
ambos imperios producen muerte y
destrucción. Uno lleva una corona, en
señal de que su política es la
conquista abierta. El otro tiene el
poder de quitar la paz, lo cual era una
contradicción franca a la propaganda
romana, que decía que el Imperio
había traído la paz a la región.
10. Apocalipsis 6:5-6
5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer
ser viviente, que decía: Ven y mira. Y
miré, y he aquí un caballo negro; y el que
lo montaba tenía una balanza en la mano.
6 Y oí una voz de en medio de los cuatro
seres vivientes, que decía: Dos libras de
trigo por un denario, y seis libras de
cebada por un denario; pero no dañes el
aceite ni el vino.
11. Apocalipsis 6:7-8
7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del
cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
8 Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el
que lo montaba tenía por nombre Muerte, y
el Hades le seguía; y le fue dada potestad
sobre la cuarta parte de la tierra, para matar
con espada, con hambre, con mortandad, y
con las fieras de la tierra.
12. Apocalipsis 6
Pasamos ahora a los sellos tercero y
cuarto. Al abrirse el tercer sello, surge un
jinete montado sobre un caballo negro,
símbolo de la muerte, y con una balanza
en la mano, símbolo del comercio. Se
oye una voz que se queja del precio del
trigo y la cebada, mientras que el vino y
el aceite tienen una protección especial.
13. Apocalipsis 6
Esto se refiere al modo en que el comercio
estaba afectando la agricultura de la región.
la tierra estaba cada vez más en manos de
grandes terratenientes que rara vez vivían en
ellas. Para tales terratenientes, los cultivos
más productivos eran el olivo y la vid, para
producir aceite y vino que luego se vendían a
alto precio en Roma y otras grandes
ciudades.
14. Apocalipsis 6
Pero para la economía local el resultado
era que los granos escaseaban, y el precio
del pan se volvía carísimo. una voz se queja
de que un denario, es decir, el sueldo de un
día, no alcanza sino para comprar dos
libras de trigo. Puesto que se trata de trigo
en su cáscara, esto apenas da para hacer un
buen pedazo de pan. ¿Cómo entonces
podrá́ un obrero alimentar a su familia,
además de vestirla, pagar impuestos, y así́
sucesivamente?
15. Apocalipsis 6
Domiciano se había percatado del problema, y
proclamó un edicto en el cual limitaba el uso de
tierras para vides y olivos. Pero la protesta de
los terratenientes fue tal, que el edicto tuvo que
ser revocado. En fin de cuentas, eran los pobres
quienes sufrían por las políticas y las ganancias
de los poderosos. Es a eso que se refiere la voz
que se oye al salir el tercer jinete: «Dos libras de
trigo por un denario, y seis libras de cebada por
un denario; pero no dañes el aceite ni el vino».
16. Apocalipsis 6
El cuarto caballo es de color amartillo o
pálido. Éste es el color del misterio. La
muerte no siempre se puede explicar por
razones políticas (como los dos primeros
jinetes) o económicas (como el tercero).
Hay también este cuarto jinete,
misterioso y poderoso, que tiene
igualmente poder para hacer daño.
17. Apocalipsis 6
El libro del Apocalipsis no simplifica los
problemas. Si los dos primeros jinetes
hablan de realidades políticas, el tercero
trata de realidades económicas. Y el cuarto
nos recuerda que, aun aparte de las malas
políticas y las malas economías, hay
muerte y destrucción. No es cuestión de
imaginarnos que todo puede explicarse en
base a circunstancias políticas ni en base al
análisis económico.
18. Apocalipsis 6:9-10
9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el
altar las almas de los que habían sido
muertos por causa de la palabra de Dios y
por el testimonio que tenían.
10Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta
cuándo, Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre en los que
moran en la tierra?
19. Apocalipsis 6:11
11 Y se les dieron vestiduras blancas, y
se les dijo que descansasen todavía un
poco de tiempo, hasta que se
completara el número de sus
consiervos y sus hermanos, que
también habían de ser muertos como
ellos.
20. Apocalipsis 6
Mientras al abrirse los primeros
cuatro sellos, salen los famosos
cuatro jinetes del Apocalipsis, al
abrirse el quinto lo que sucede es
muy distinto. Juan ve bajo el altar
las almas de todos los mártires los
que habían sido muertos por causa
de la palabra del Señor, y del
testimonio que tenían.
21. Apocalipsis 6
Puesto que para Juan hay continuidad
entre el mensaje de Dios a Israel y el
cumplimiento de ese mensaje en la
proclamación de la iglesia, es de suponer
que esos mártires son tanto las antiguos
judíos como los cristianos. Todas esas
almas claman a Dios, pidiendo que llegue
el día de la victoria final, cuando se les
hará́ justicia, y los que persiguieron la
verdad serán destruidos.
22. Apocalipsis 6
La respuesta es sorprendente: el
fin tiene que aguardar hasta que se
cumplan los sufrimientos de
nuevas generaciones. Hay otras
personas que han de unirse a este
número de mártires, y hay que
esperar por ellas.
23. Apocalipsis 6
Recuerde que este libio fue originalmente
escrito como un mensaje del Señor a las
iglesias de Asia, amenazadas de
persecución y muerte, algunas personas
ya habían muerto por su fe. Luego, la
pregunta que hacen las almas de los
mártires bajo el altar es la misma
pregunta que estaban haciéndose los
fieles en lugares como Esmirna, Pérgamo
y Filadelfia.
24. Apocalipsis 6
La respuesta no es una fecha
determinada. Al contrario, la respuesta es
sencillamente que todavía falta que se
cumpla el sufrimiento de los que están en
la tierra. Luego, todo lo que se les dice a
los creyentes en Esmirna, Pérgamo,
Filadelfia y las demás iglesias es que el
Señor está consciente de sus
sufrimientos, y que al final serán
reivindicados.
25. Apocalipsis 6
Lo que tales creyentes han de
hacer es continuar siendo fieles,
aunque por lo pronto parezca que
quienes se les oponen son más
poderosos que ellos. La palabra
final la tendrá́ el Señor.
26. Apocalipsis 5
La mayoría de nosotros hoy no sufrimos
persecución como la sufrieron aquellas
iglesias de Asia. Pero sí sufrimos la
tentación constante de pensar que los
poderes presentes son más poderosos
que Dios. Ha actuado usted desde
entonces con la convicción de que
efectivamente Dios es más grande que
todas esas cosas?
27. Apocalipsis 6:12-13
12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he
aquí hubo un gran terremoto; y el sol se
puso negro como tela de cilicio, y la luna
se volvió toda como sangre;
13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la
tierra, como la higuera deja caer sus
higos cuando es sacudida por un fuerte
viento.
28. Apocalipsis 6:14-15
14 Y el cielo se desvaneció como un
pergamino que se enrolla; y todo monte
y toda isla se removió de su lugar.
15Y los reyes de la tierra, y los grandes,
los ricos, los capitanes, los poderosos, y
todo siervo y todo libre, se escondieron
en las cuevas y entre las peñas de los
montes;
29. Apocalipsis 6:16-17
16 y decían a los montes y a las
peñas: Caed sobre nosotros, y
escondednos del rostro de aquel que
está sentado sobre el trono, y de la
ira del Cordero;
17 porque el gran día de su ira ha
llegado; ¿y quién podrá sostenerse
en pie?
30. Apocalipsis 6
Los primeros cinco sellos
transcurrieron rápidamente, cada
uno en cuestión de unos pocos
versículos. Pero ahora el sexto va a
tomar el resto del capítulo 6 , y todo
el 7. Es al abrirse este sello que
empiezan a desatarse las escenas de
terror que se han hecho tan famosas
en el Apocalipsis.
31. Apocalipsis 6
Las metáforas son contundentes: el
sol se pone negro como esa tela de
cilicio que había hecho famosas
ciertas lanas de la región; la luna se
vuelve como sangre; las estrellas caen
como frutos de una higuera sacudida;
el cielo se enrolla como un
pergamino; y los montes y las islas
desaparecen.
32. Apocalipsis 6
Ante tales catástrofes, todos huyen a
esconderse en cuevas. Note que la
visión subraya el pánico de los
poderosos: «los reyes de la tierra, y
los grandes, los ricos, los capitanes,
los poderosos, y todo siervo y todo
libre». Nadie escapa a la gran
catástrofe.
33. Apocalipsis 6
El hecho de que todas estas gentes se
esconden en las cuevas y entre las peñas
de los montes da a entender que se está
hablando en lenguaje metafórico, pues
poco antes se nos dijo que los montes
habían sido removidos. En todo caso,
todas estas gentes prefieren la muerte
antes que tener que enfrentar la ira del
Cordero.
34. Apocalipsis 6
Lo que todo esto indica es que ha llegado
el momento de la reivindicación que las
almas de los mártires pedían cuando se
abrió́ el quinto sello. Es por eso que se
subraya el pánico de los poderosos,
quienes son precisamente los que han
perseguido y oprimido a los fieles. Pero
tampoco están exentos quienes no son
poderosos: «todo siervo y todo libre».
35. Apocalipsis 6
Este libro fue escrito como una palabra de
consuelo y de afirmación para los
cristianos de la provincia de Asia, que
sufrían persecución y toda clase de
presión económica y social. Sin embargo,
cuando hoy lo leemos, la mayoría de
nosotros lo vemos como un libro de
espanto.
36. Apocalipsis 6
¿Por qué será́ que un libro que para sus
primeros lectores fue palabra de consuelo, a
nosotros tiende a causarnos terror? ¿No será́
que nuestra posición en el mundo es muy
diferente a la de aquellos cristianos del siglo
I? Aquellas iglesias de Asia veían los
cataclismos anunciados en el Apocalipsis
como una gran reivindicación. A nosotros
hoy se nos hace difícil verlos así́. ¿No será́ que
nuestra perspectiva se acerca más a la de «los
reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los
capitanes, los poderosos»?
37. Apocalipsis 6
En cada una de esas situaciones, ¿a qué
grupo pertenece usted? ¿A qué grupo
pertenece su iglesia? Hágase el propósito
de tomar siempre el partido de quienes
sufren, y no de quienes causan
sufrimientos, pues sólo así́ podrá́ usted
sostenerse en pie cuando llegue el día de
la gran ira del Cordero.
Oremos