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S i tengo que pensar en un acontecimiento que realmente haya sido el
impulsor de la incorporación de la biometría al uso civil, probablemente
fuese el atentado del 11 de septiembre del 2001. Recuerdo que a los pocos días
de producirse empezamos a recibir peticiones de muchos medios de
comunicación para que les ayudáramos a plasmar cómo la biometría, por aquel
entonces principalmente dactilar, habría ayudado a mejorar los débiles controles
de acceso que tenían los aeropuertos y en general la mayoría de los edificios.
En aquel momento, la biometría se convirtió, de cara al público, en la panacea
de la seguridad, lo que hizo que su demanda se disparara y que se invirtiera
mucho tiempo y recursos en el desarrollo y mejora de técnicas biométricas,
empezando, cómo no, con la huella, y completándose con multitud de técnicas
como el reconocimiento facial, iris, voz, patrones vasculares, dinámica del
movimiento, firma biométrica digitalizada...
Si le preguntáramos a cualquier usuario qué es lo que espera de la biometría,
en un alto porcentaje de los casos obtendríamos una respuesta doble: seguridad
y usabilidad. Seguridad, para garantizar que nadie puede suplantar mi identidad,
y usabilidad, de forma que la recogida de información biométrica sea lo más
simple y poco intrusiva posible para el usuario. La mala noticia es que estas dos
características deseables son normalmente antagónicas y compatibilizarlas es
responsabilidad de la firma consultora que ofrece la solución biométrica.
Usabilidad y seguridad, difícil armonía
Introduciendo algún concepto muy relacionado con la estadística y el contraste
de hipótesis, diremos que la seguridad de una técnica biométrica depende de su
tasa de falsa aceptación (false acceptance rate o FAR), y que corresponde a la
probabilidad de que alguien que se hace pasar por nosotros realmente lo
consiga. Por otra parte, la usabilidad depende de forma directa de la tasa de
falso rechazo (false rejection rate o FRR), que es la probabilidad de que el
sistema biométrico nos rechace cuando estamos intentando hacer un uso
legítimo del mismo. El problema con el que nos encontramos es que mientras
mejor es nuestra tasa de falsa aceptación, peor es la tasa de falso rechazo, y
viceversa. Es decir, si intentamos que un sistema biométrico sea muy seguro,
normalmente va a molestar de vez en cuando al usuario pidiéndole que se
identifique más de una vez, y si lo que pretendemos es interferir lo menos
Enrique
Ventura
Pérez
Director de
Advance Software
Technologies-Gfi
España
tribuna
Los atentados del 11-S marcaron un antes y un después en el
uso de estas herramientas tecnológicas para mejorar la
seguridad. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros aspectos
Las llaves de la biometría:
seguridad, usabilidad
y multimodalidad
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tribuna
ALAMY
seguridad requerida, nos podemos beneficiar de una característica de la que
disponen hoy en día la mayoría de tablets y teléfonos móviles del mercado: su
cámara. Así, si mientras firmamos estamos mirando el dispositivo, la cámara
frontal de este puede estar de forma paralela efectuando un reconocimiento
facial que complemente la captura y reconocimiento de la firma manuscrita,
aumentando la seguridad y facilitando el uso de la aplicación al usuario. Esto es
multimodalidad biométrica.
La figura del consultor en biometría
No hay sistemas biométricos totalmente seguros, igual que no hay sistemas
informáticos completamente seguros. Aquí es donde se pone de manifiesto el
valor añadido que proporciona la figura de un consultor de seguridad en el caso
de los sistemas informáticos y de un consultor en biometría, que no deja de ser
una forma de seguridad, en el caso de la identificación/verificación de identidad
que proporcionan los sistemas biométricos. El consultor debe poner su
experiencia al servicio del cliente y ayudar a recoger e implementar de forma
eficiente los requisitos por él manifestados.
posible con el usuario, deberemos renunciar a algo de seguridad. Una de las
tareas más importantes que puede hacer una firma consultora en biometría es
ayudar a su cliente a equilibrar estos dos conceptos claves: usabilidad y
seguridad.
¿Es esto siempre así?, ¿está la usabilidad reñida siempre con la seguridad?
La respuesta es, claramente, no. Aparte de algunas soluciones alternativas
eficaces y que no entraremos a valorar en este artículo, llega en nuestra ayuda
lo que denominamos multimodalidad biométrica. El concepto de multimodalidad
es muy simple: es básicamente el uso de más de un tipo de biometría de forma
paralela con el fin de mejorar la seguridad y a la vez mejorar la usabilidad.
Probablemente, el lector lo comprenda mejor si introducimos algún ejemplo de
multimodalidad.
Pensemos en un sistema de firma biométrica digitalizada que, como ya
sabrán, es la posibilidad de firmar directamente un contrato o documento sobre
un dispositivo tipo tablet, y que, a la vez que firmamos, el sistema sea capaz de
identificarnos mediante nuestra firma manuscrita. Aparte de incorporar la
biometría de firma manuscrita dentro del propio documento firmado con la
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