El documento expresa preocupación por la inminente posibilidad de un conflicto bélico en el Golfo Pérsico y las consecuencias desastrosas que traería una guerra para la humanidad. Insta a todas las partes involucradas a agotar todos los esfuerzos diplomáticos y de negociación para lograr una solución pacífica al conflicto a través del diálogo y las propuestas generosas de paz. Exhorta a los fieles católicos a continuar orando y ayunando para pedirle a Dios que reg
1. Comunicado sobre la situaciónen el Golfo Pérsico
1- Con mucha preocupación, acompañamos los sentimientos de toda
la humanidad ante la inminencia de un desenlace bélico de la
situación en el Golfo Pérsico, geográficamente lejano pero hoy
muy cercano en el corazón y en la conciencia de todos los paraguayos.
2- Hasta el presente, como muchos otros, hemos seguido con
expectativas las gestiones de paz emprendidas desde diversos
sectores de la diplomacia mundial. En todo este tiempo no hemos
dejado de orar al Señor pidiendo que ilumine los corazones de
sus hijos para que en espíritu fraterno arbitren los mecanismos
de una solución pacífica del conflicto.
3- Pero hasta el presente parece ser que todo conduce a un
enfrentamiento bélico, con la previsión de desastrosas
consecuencias para la humanidad, no solamente en lo que se
refiere a la inútil pérdida de vidas humanas, sino también a la
posibilidad de deterioro del medio ambiente en vastas regiones del planeta.
4- Es inconcebible que en el grado de avance que ha experimentado
la humanidad, y después de soportar en este siglo, dos guerras
mundiales, y otras regionales no menos cruentas, todavía se siga
utilizando la fuerza y la violencia como forma de solución de
conflictos. La historia ha demostrado, que una guerra significa
"la decadencia de toda la humanidad", como la manifestara
recientemente su Santidad Juan Pablo II.
5- Exhortamos por ello, desde nuestra humilde condición de pastores
de la Iglesia católica del Paraguay, a todos aquellos que tienen en
sus manos la búsqueda de una salida pacífica al conflicto, a no
decaer en esos intentos, a agotar todas las instancias de dialogo y de
negociación al alcance hasta el último momento. Estos exigirán
siempre "propuestas generosas de paz" y renuncias mutuas de las
partes enfrentadas, en la seguridad y la confianza de que "el camino
de la paz es la única vía hoy válida para hacer triunfar la justicia,
único camino digno de la civilización" (cf. Juan Pablo II).
6- Exhortamos también a todos los fieles católicos, a no perder las
esperanzas, a confiar en el poder y la misericordia de Dios y a
continuar invocado al Señor, sin desmayos, en actitud de oración,
penitencia y de ayuno, para que el Señor nos regale el gran don de la paz.
7- En ese espíritu, rogamos a los párrocos, rectores de Iglesia,
religiosos y religiosas, movimientos apostólicos y fieles en
general, a promover celebraciones especiales, para pedir por la
2. paz, y librar a la humanidad de la tragedia de la guerra.
Asunción, 15 de enero de 1991
Mons. Celso Yegros Estigarribia
Obispo de Carapeguá y
Secretario Gral. de la CEP
Mons. Oscar Páez Garcete
Obispo de San Pedro Apóstol y
Vice-Presidente de la CEP
(en ejercicio de la Presidencia)