1. Comunicado ante la guerra contra Iraq
Los obispos reciben con profunda pena la noticia de la guerra iniciada contra la nación iraquí, que domina
hoy los medios de comunicación.
Esta noticia nos revela el fracaso de todas las gestiones diplomáticas emprendidas en estos meses para
evitar este estallido, y el desencadenar de un periodo de terrible violencia, con consecuencias
imprevisibles.
Siguiendo la valiente y clara posición tomada por Su Santidad el papa Juan Pablo II, nos dolemos de que
una poderosa coalición de países haya considerado válidas las razones de una guerra preventiva – que
rechazamos categóricamente – y que tanto de una parte como de otra se haya dejado de lado el sistema
de la paz mundial y sus reglas internacionales que encarna la Organización de las Naciones Unidas.
Los sufrimientos atroces de una guerra, con los medios tecnológicos de que hoy se disponen, no se
justifican en modo alguno para defender posiciones políticas o ideológicas que siempre pueden y
deben resolverse por medio del diálogo y de iniciativas humanitarias y culturales, por largo y difícil que
sea el camino del entendimiento y de la disuasión.
Esperamos de corazón, junto con el Santo Padre, de que la diplomacia retome rápidamente su mediación
en este conflicto, y apoye, al mismo tiempo, por todos los medios, la paz en Tierra Santa como
garantía de la paz y la estabilidad en todo el Medio Oriente.
Pedimos a nuestro pueblo cristiano que rece perseverantemente por esa paz, y para que ella se realice
en la justicia y en el respeto activo de los derechos humanos por parte de todos.
Asunción, 20 de marzo de 2003
Mons. Ricardo Valenzuela
Obispo Auxiliar de Asunción
Secretario General de la CEP