La CEP y la FERELPAR celebraron su séptima reunión conjunta para compartir experiencias y dialogar sobre las inquietudes, dificultades y esperanzas de los religiosos. Los obispos agradecieron a los religiosos por compartir sinceramente y comprometieron su apoyo a los religiosos en sus esfuerzos por servir a la Iglesia y defender la dignidad humana en los desafíos del momento. También valoraron el trabajo misionero de los religiosos extranjeros y locales y los alentaron a promover los valores del Reino de D

1. Mensaje conjunto CEP-FERELPAR
Los Obispos del Paraguay y los Superiores de los religiosos y religiosas
nos hemos congregado para celebrar la séptima reunión conjunta de la
CEP y la FERELPAR. El espíritu de apertura, la sinceridad y el diálogo
nos permitieron compartir mutuas experiencias enriquecedoras.
Al finalizar esta reunión fraterna los Obispos queremos expresar
algunos sentimientos surgidos durante estos días de encuentro.
Agradecemos vivamente a los religiosos y religiosas el haber
compartido con nosotros sus inquietudes, dificultades; sus problemas,
esfuerzos y esperanzas. Todo eso lo reconocemos como un signo de
sincera confianza en quienes fuimos constituidos pastores del pueblo
al que queremos servir con amor y fidelidad.
En este momento histórico de tantos desafíos ante la unidad que
queremos mantener, la verdad que debemos proclamar y la dignidad
de los hijos de Dios que debemos defender, hacemos llegar nuestra
palabra de aliento a todos los religiosos y religiosas que trabajan en
medio del pueblo de Dios que busca su salvación.
Valoramos la presencia de tantos religiosos y religiosas que en toda la
extensión de nuestro suelo y en todas las Iglesias particulares despliegan
su labor pastoral movidos por la fuerza del Evangelio y bajo el dinamismo
del Espíritu Santo. Con ello, también reconocemos que su testimonio de
vida entre los más necesitados, el sentido de vida comunitaria que estimula
la fraternidad y la oración que alimenta el impulso misionero, son valores
que enriquecen la vida de nuestras Iglesias.
Muy particularmente agradecemos el testimonio de entrega misionera
de tantos sacerdotes, hermanos y hermanas religiosos que han venido
de diversas partes del mundo para vivir la universalidad de sus
carismas en la Iglesia de nuestro país. Reconocemos el sacrificio y la
responsabilidad con que asumen la misión confiada en los tantos
campos de trabajo pastoral.
Al terminar esta reunión tan fecunda para la vida de la Iglesia, les
pedimos que continúe manteniendo los valores esenciales de la vida
religiosa y que promuevan con valentía y estusiasmo los valores del
Reino de Dios entre los que vivimos en el Paraguay, recordando que
los más pobres son los destinatarios más cercanos a su carisma y misión.
Así como son llamados a abrir caminos para la edificación de la Iglesia
particular asumiendo lugares de vanguardia, así también les pedimos
que trabajen por el fomento de las vocaciones autóctonas tanto para
la vida religiosa como para el clero secular, para que de esa manera
se establezcan las bases sólidas de la misma Iglesia.

2. Nuestro llamado sincero y fraterno a participar activamente en los
emprendimientos que nos lleven a encontrar las formas de una Nueva
Evangelización es el signo más elocuente de nuestra confianza de Pastores hacia
ustedes.
Finalmente, el momento nos pide que vivamos unidos en la fidelidad
a Dios y a la Iglesia, procurando evitar todo aquello que sea motivo
de sorpresa o aún de escándalo para el pueblo de Dios; así podemos
construir el Nuevo Paraguay que tanto anhelamos.
Que María Santísima, nuestra Madre y Modelo, nos ayude a ser fieles
a su Hijo Jesús.
Ypacaraí, 14 de marzo de 1990