La Justicia Federal no le hizo lugar a medida del Intendente de La Rioja cont...
Mensaje de pascua – 3 de abril de 1988
1. Mensaje de Pascua – 3 de Abril de 1988
Los Obispos del Paraguay nos dirigimos a todos los fieles de nuestras iglesias locales y a todos los
hombres de buena voluntad para hacerles llegar nuestros saludos y augurios pascuales. La alegría de
la Resurrección del Señor, hecho fundamental de la historia de la humanidad, sea cristiano júbilo en todos
los hogares de la Patria.
El tiempo de Cuaresma- de reflexión, oración, y penitencia- nos preparó a los solemnes celebraciones de
la Semana Santa. La tradicional fe y devoción del pueblo, una vez más puestas de manifiesto,
conmemoró la Muerte y Resurrección de nuestro Salvador.
Vivimos ya la alegría de la Pascua. Justo es que demos gracias a Dios y que nos dispongamos a mostrar
en nuestra vida diaria nuestra condición de cristianos.
En esta ocasión queremos compartir con todos algunas reflexiones sugeridas por este momento que vive
nuestro pueblo y nuestra Iglesia, en este Año Eucarístico Nacional y el Año Internacional Mariano.Y que
ambas celebraciones ofrecen el marco para dos grandes acontecimientos que pronto vivirá el pueblo
paraguayo: la anhelada y grata visita del papa Juan Pablo II y la esperanza de la canonización de Beato
Roque González de Santa Cruz y Compañeros Mártires.
1. Nos encontramos ya en la última etapa de preparación de la visita del Papa. Reiteradamente se ha
señalado de carácter y la finalidad de este acontecimiento. Hoy queremos exhortar nuevamente a la
unidad y concordia entre todos, para crear el ambiente indispensable, a fin de recibir como corresponde al
Mensajero del Amor. Debemos incrementar la oración personal, familiar y comunitaria. Todas
las iniciativas sugeridas y puestas en práctica – encuentros familiares, jornadas -así como los actos
litúrgicos previstos, todo debe facilitar obtener las gracias que necesitamos.
Tradicionales sentimientos de hospitalidad caracterizan a nuestro pueblo. A esos sentimientos debemos
unir nuestras convicciones cristianas para valorar debidamente el acontecimiento. Para lograrlo hemos
juzgado necesario convocar al pueblo a una Jornada Nacional de Oración, en torno al Domingo 17 de
Abril. En toda la comunidad creyente, en cada una de las jurisdicciones, la que se reunirá para implorar la
ayuda de Dios que permita alcanzar los frutos pastorales que tanto necesitamos. Las modalidades
concretas de esta Jornada serán determinadas en cada jurisdicción.
Igualmente hemos creído conveniente realizar el Domingo 1 de Mayo próximo una Colecta Nacional para
la Visita Papal. Todos, pudientes o no, somos responsables de la Iglesia y destinatarios de la presencia y
palabra del Santo Padre.
Juzgamos imprescindible, por eso, ofrecer la posibilidad de participar a todos. De acuerdo a
nuestras posibilidades y a nuestras generosidad, todos estamos invitados a colaborar para afrontar la
tarea de recibir dignamente al Mensajero del Amor.
2. Crece nuestra esperanza de ver pronto en los altares al Beato Roque González de Santacruz y
Compañeros Mártires. Todo parece indicar que es factible que sea en Asunción, su ciudad natal, donde el
Sumo Pontífice canonice a nuestro ilustre compatriota, cumplidas las normas canónicas y litúrgicas
vigentes.
Nuestra alegría es grande y mayor aún nuestra gratitud. Pero no olvidamos la responsabilidad que implica
este gran acontecimiento.
2. No solo por tratarse de un hombre nacido en nuestra tierra que alcanza la dignidad de Santo. Es también
por tener los paraguayos un preclaro modelo de vida cristiana, que a todos nos compromete.
Confiamos en la respuesta de nuestro pueblo a este gesto del Papa. Y no dejaremos de trabajar para que
hoy más que nunca, sea Roque González de Santacruz nuestro ejemplo y nuestro protector.
3. Desde el primer anuncio de la Visita Papal, los Obispos hemos hablado de la necesidad de una
preparación adecuada.
No solamente para el normal y exitoso desarrollo del programa establecido, sino también para que la
visita tenga la proyección pastoral y evangelizadora que haga permanentes sus frutos. En vísperas ya
de vivir este acontecimiento, queremos ratificar la voluntad que tenemos de lograrlo.
Convocamos a todos a vivir este acontecimiento excepcional de la presencia de Juan Pablo II entre
nosotros. Convocamos a todos a la tarea responsable de llevar a la vida diaria las enseñanzas
y orientaciones de nuestro ilustre y querido visitante.
Los Obispos comprometemos desde ya todas nuestras fuerzas para que así sea.
Reiteramos nuestros augurios pascuales e invocamos la intercesión de Roque González de Santa Cruz y
Compañeros Mártires, y de la Santísima Vírgen, mientras a todos bendecimos afectuosamente.
Asunción, 3 de abril de 1988
Por la Presidencia de la CEP.
Mons. Jorge Livieres Banks
Obispo-Prelado de Encarnación y Secretario General de la CEP