1. Mensaje por el Día de la Tierra
Desde hace unos 20 años, el 22 de abril se celebra el DÍA DE LA TIERRA.
Es indudable que en estos años ha crecido la conciencia ecológica
en la humanidad, quizás por la alarmante e irracional explotación de
los recursos naturales del planeta. Esta situación, no es extraña a nuestra
realidad.
En efecto, los desequilibrios ecológicos han dejado de ser sólo una
preocupación de algunas naciones. Hoy es motivo de alarma para
todos los hombres. También entre nosotros es frecuente encontrar en
los medios de comunicación, denuncias sobre depredación y uso
irracional de bosques, especies animales en extinción, contaminación
de arroyos y lagos, etc. Todo ello implica, según decía Juan Pablo II,
"falta de debido respeto a la naturaleza, explotación desordenada
de sus recursos y progresivo deterioro de la calidad de vida"
(Mensaje Jornada Mundial de la Paz 1990).
La Conferencia Episcopal Paraguaya considera que ésta es ocasión
propicia para llamar la atención, una vez más, sobre tan importante
cuestión. Ya en la Carta Pastoral "El Campesino Paraguayo y la
Tierra" en 1983, decíamos los Obispos: "el trabajo humano y la
explotación técnica de la naturaleza para el logro de la propia y
digna subsistencia han de hacerse de manera racional y moral.
Así quedan a salvo la conservación y el mejoramiento de la
naturaleza así como la dignidad del hombre y su apertura a los
valores supremos de la existencia". Es necesaria la valorización de
la naturaleza y de los recursos provenientes de ella, como espacio
vital dotado por el Creador para el desarrollo del ser humano. Por
ello tampoco es válido hablar de ecología y olvidar al hombre, a cuyo
servicio está la obra de la creación.
Es preocupante constatar en nuestro país, que detrás de la problemática
emergente del desordenado régimen de tenencia de la tierra, está un
desconocimiento del designio divino. En el Mensaje ya citado, el
Papa dice: "la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos
frutos deben ser para beneficio de todos.
Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de
todo el género humano. Es injusto que pocos privilegiados sigan
acumulando bienes supérfluos, despilfarrando los recursos
disponibles cuando una gran multitud de personas vive en
condiciones de miseria, en el más bajo nivel de supervivencia".
Es indudable que la profunda crisis moral de la humanidad se refleja,
2. también en el Paraguay, en estos problemas de tierra y de deterioro ambiental.
Entendemos necesario subrayar que no se logrará el justo equilibrio
ecológico si no se afrontan directamente las formas estructurales de
pobreza existente en el mundo. La sociedad actual tampoco hallará
una solución a estos problemas si no revisa seriamente su estilo de
vida. Hace falta urgentemente educar en la responsabilidad ecológica:
responsabilidad con nosotros mismo y con los demás hombres que
comparten nuestras vidas, responsabilidad con el ambiente en que
nacimos y en el que vivimos.
Los Obispos del Paraguay exhortamos a celebrar el DÍA DE LA
TIERRA A LA LUZ de estos principios. Lo hacemos evocando la
imagen de San Francisco de Asís, que a lo largo de su vida mostró un
admirable amor a la naturaleza. Si como él alabamos a Dios por las
maravillas de la creación, fácil será hacer crecer el respeto y el cuidado
por ese mismo don del Creador.
Asunción, 19 de abril de 1990
Mons. Felipe Santiago Benítez
Arzobispo de Asunción y
Presidente de la CEP
Mons. Jorge Livieres Banks
Obispo-Prelado de Encarnación y
Secretario General de la CEP